Vacaciones en el pueblo (5): mi primo el macho

Tanto tiempo deseando ser follado por ese macho, y al fin esa noche mis sueños se harían realidad.

Yo estaba tumbado boca abajo resfregándome contra el colchón, moviendo mi culito y caliente como una zorra al sentir las manazas de mi primo sobre él.

  • Vamos peque, cuéntame lo calientapollas que eres - me dijo apretándome las nalgas y amasándolas.

  • Mmm primo... me gusta ir a las discotecas y calentar a machos como tú. Cuando veo uno que me gusta me pongo a su lado y empiezo a rozar su paquete con mi culito...

  • Te gusta ponerles la polla dura eh cielo.

  • Uff muchísimo, cuando noto que se les pone dura entonces bajo una mano y empiezo a acariciarles el paquete... - podía escuchar a mi primo cómo se estaba pajeando la polla mientras con la otra mano no paraba de meterme mano y sobarme. A juzgar por el sonido que hacía al masturbarse, debía tener el rabo babeando y lleno de precum.

Entre los chasquidos de su rabo y el olor a polla yo estaba casi fuera de control, y cada vez más gemía y me retorcía de placer entregando mi culito a ese macho.

Mi primo me dió un azote a mano abierta y de seguido se colocó sobre mí. Con su peso quedé completamente tumbado sobre la cama, notando cada centímetro de su cuerpo sobre el mío. Sus piernas enroscadas con las mías, su pollón palpitante encajado entre mis nalguitas, su pecho velludo contra mi espalda y su aliento en mi nuca.

  • Dime peque, ¿y ellos se vuelven locos con tu culito no? - me dijo al oído mientras empezaba a moverse sobre mí, masturbándose contra mi culito y mojándomelo con las babas de su polla.

  • Siii... a veces me meten mano y me hacen señas para que los siga al baño mmm.

  • Y tú seguro que les sigues deseando comerte sus rabos eh nene.

  • Sí primo, yo me pongo demasiado calentito uff.

  • Cuando estás así seguro que te dejas follar por cualquier semental eh putito - me dijo agarrándome del pelo y tirando de mi cabeza hacia atrás.

  • Ummm sii, me dejaría montar por cualquier macho primo.

En ese momento me giró la cabeza aún más hacia arriba y hacia él, y empezó a morrearme con mucho vicio y pasión. Metía su lengua completamente dentro de mi boca, llenándome con su calor y su saliva al mismo tiempo que con su cadera empujaba contra mi culito, como si quisiese clavarme contra el colchón.

  • Dime nene, ¿alguna vez probaste un rabo como el mío?

  • Ummm no primo, tan gordo no.

  • Jajaja! Mejor cielo, entonces aún tendrás el culito apretadito para mi.

En ese instante sentí su mano empezar a acariciarme la rajita y cómo llevaba todo el precum que tenía sobre mis nalgas hacia la entrada d emi culo, lubricándome y preparándome para la follada que me iba a dar.

Con uno de sus dedos empezó a presionar y abrirme el culito, luego dos... mientras yo no paraba de gemir y de moverme como si estuviese en celo.

  • Uff primo... ahh... mmmm.

  • ¿Qué pasa cielo? Estás muy calentito eh.

  • Si jo... uff... no sabes las veces que me toqué pensando en ti primo.

  • ¿Ah sí? Te tocas en tu cama pensando en mi polla eh nene.

  • Sí primo, pensando en que me follas como un animal.

Sin mediar palabra colocó su pollón a la entrada de mi culo y empujó hasta meter la cabeza, dejándome sin aliento de lo gorda que la tenía.

  • Vamos peque, aguanta que vas a saber lo que es que te folle un buen macho.

  • Uff... es demasiado gorda primo, menudo pollón joder.

  • Chssst, calla y realaja el culito, que voy a clavártela entera zorrita.

  • Ummm si jo, dame polla primo.

  • Eso es, pídeme polla putita, que lo estás deseando.

  • Uff sí, fóllame porfa, fóllame siii.

Él siguió metiendo su rabo hasta dejarme clavado contra el colchón, lo sentía bien dentro de mí, muy duro y caliente, palpitando y preparado para descargar todo su semen preñándome como si fuese su putita.

Una vez que estaba toda dentro, empezó a mover sus caderas suavemente, abriéndome poco a poco y dejándome disfrutar de tener a un macho así dentro mío. Empezó a susurrarme al oído lo cerdo que le ponía ver mi culito, las pajas que se hacía en la ducha pensando en que me empotraba contra la pared, lo mucho que le gustaba follarse a putitas como yo.

¡Zass!

De un golpe seco metió su polla cuanto podía, hasta sentir sus huevazos de macho contra mis nalgas.

  • Ahhhh

  • Toma nene, toma polla cabrón.

  • Ahhh joder, ufff...

  • Así cielo, gime mientras te folla tu macho.

Tras unos pocos minutos sacó su polla y en lugar de correrse, como yo pensaba, me dio la vuelta y puso sobre mí nuevamente, con su polla otra vez a la entrada de mi culito dispuesto a seguir follándome como un animal.

La imagen que ahora tenía de ese macho era espectacular. Un rabazo enorme colgaba sobre unos buenos huevos cargados de leche, un cuerpo fuerte y moreno sudado por el calor de la chimenea, el alcohol y el sexo, y una cara de vicio que me miraba con lujuria y pasión. Se agachó sobre mí y empezó a morrearme al mismo tiempo que empujaba con su polla.

Mis gemidos quedaban ahogados en su boca, y roto de placer, me agarré a él abrazándolo y rodeando sus caderas con mis piernas. Nuestros cuerpos eran uno, y en medio de toda esa vorágine de sudor, saliva, sexo y pasión, su cuerpo comenzó a convulsionar y a rugir. Chorros de calor empezaron a llenarme, pero él no paraba de meterme su polla, como si quisiese llevar su semen lo más adentro posible de mí.

Sin necesidad de tocarme, de tan caliente que estaba y del roce de su abdomen contra mi polla, también yo empecé a correrme y a gemir en medio del mejor orgasmo de mi vida. Me agarré aún más fuerte a él, gimiendo cegado por el éxtasis, empujando mi culo aún más contra su polla buscando cada gota de leche que quedase en él.

Exhaustos nos quedamos en esa posición sin poder movernos, recuperando el aliento, abrazados con su polla aún dura encajada en mi culito, y en cuestión de poco tiempo nos venció el sueño.

Continuará!!