Vacaciones en el pueblo (4): mi primo el macho

Los huevos de mi primo cada vez están más cargados, y yo tengo un plan para llevar al límite a ese macho. Una noche de alcohol y mi culito de zorra hará que no pueda resistirse a clavarme con su pollón.

Ya era mediodía y hacía muchísimo calor, por lo que mi primo decidió desvestirse por completo y dormir un rato la siesta. Espatarrado como estaba sobre la cama, y con su pollón y huevazos al aire, no puede evitar comenzar a tocarme la polla mientras lo observaba.

Yo estaba acostumbrado a pajearme todos los días, incluso más de una vez, así que el calentón que tenía acumulado ya casi no me dejaba pensar con claridad. Necesitaba saciar mi sed de macho, y decidí que esa noche tenía que emborracharlo y calentarlo hasta que no pudiese aguantar más.

Ya que yo no estaba muy acostumbrado a beber (en mi país la mayoría de edad es a los 18 años y yo los había cumplido tan solo hace unos meses), diseñé un plan para no perder el control de la situación. Cogí un par de litronas de cerveza y tras vaciarlas, las llené de agua. Mientras que mis "cervezas" solo aumentarían mis ganas de mear, las suyas aumentarían sus ganas de follar, que ya debían ser bastante altas a juzgar por las veces que se empalmaba.

Dormido como estaba, pude ver cómo su rabo crecía y se ponía duro, un pollón bastante gordo que a la vista alcanzaba al menos los 19cm, venoso y con una cabeza brillante en la que debía saborearse una mezcla de sudor y precum. Sin poder aguantar más, y nublado por lo zorrita que me estaba poniendo, me acerqué a la cama y puse de rodillas para tener ese rabo más cerca de mí. Me saqué la polla fuera del slip y empecé a pajearme sin parar, loco de placer por el olor a macho que me llegaba de su polla y sus huevazos. Por su respiración podía notar que aún estaba profundamente dormido, así que sin pensarlo más, me agaché y metí la cabeza de su rabo en mi boquita.

Tuve que abrir la mandíbula al máximo del grosor de su polla, y me quedé un rato inmóvil disfrutando del momento que tanto había soñado. Salivando sin parar, y recorriendo su glande con mi lengua, pude saborear finalmente el pollón de ese macho. Mis sentidos del gusto y del olfato estaban totalmente colapsados por los restos de fluidos y feromonas de mi primo, y movido por esa hiperexitación, comencé a tragarme cuanta polla era capaz.

Haciendo un esfuerzo para metérmela aún más, y respirando a duras penas, mi nariz llegó a chocar con su vello púbico; momento en el que aunque yo no me estaba pajeando ni tocando la polla, comencé a correrme sin poder hacer nada por aguantarlo. Mi cuerpo comenzó a temblar y sacudirse del increíble orgasmo que estaba teniendo, momento en el que no pude evitar presionar aún más la polla de mi primo y exprimir el precum que ya estaba brotando de ese macho.

A los pocos minutos de limpiar la corrida, mi primo se despertó y cogimos unas toallas para ir a darnos un baño al río. Para mi sorpresa, él ni siquiera se molestó en coger un bañador, y desnudo como estaba, nos pusimos en marcha.

  • ¿No te molesta caminar con el rabo al aire y tenerlo danzando de lado a lado? - le pregunté en tono burlón.

  • La verdad es que no, incluso me pone cachondo.

  • ¿Ah sí? ¿y eso por qué? - Yo ya sabía que a esas alturas, sin haberse pajeado ni follado con nadie, y habiéndole llevado por dos ocasiones a expulsar precum sin hacer que se corriese, mi primo debía pasarse el día salido y pensando en descargar.

  • Porque me pone muy cerdo pensar que me follo a alguien contra un árbol, como un animal. Me gusta imaginar que somos como una manada de lobos, donde el más macho se folla a quien quiere y cuando quiere. - En ese mismo instante su rabo volvió a ponerse duro.

  • Joder primo... no sabía que eras tan vicioso. ¿Y alguna vez lo has hecho?

  • Claro, muchas. Simpre que vengo aquí a pasar unos días, me traigo a alguna zorrita a la que follarme sin descanso.

  • ¿Y te las follas también al aire libre?

  • Uff no veas jajaja. Me las follo en la pradera delante de la cabaña, en el bosque, en el río... las preño en todos lados jajaja.

  • Joder primo, seguro que nunca se las folló otro macho tan semental como tú.

  • Eso seguro nene, siempre se terminan enganchando.

Durante la conversación no paraba de tocarse la polla, estaba llegando al límite y no podría controlarse mucho más. Habiendo llegado al río, y continuando con la charla de sexo y vicio que estábamos teniendo, me quité mis slips para bañarme desnudo.

  • Vaya peque, qué raro para tí quedarte desnudo.

  • ¿Te molesta? Seguro que nunca has visto un culito tan bueno como el mío jajaja.

  • Jajaja! ¿Te crees que nunca he abierto culitos o qué?

  • No, no. Te digo que nunca has abierto un culito que sea tan bueno como el mío. - Aunque mi intención era seguir provocando, la verdad es que estaba muy orgulloso del culo que tenía. Bien respingón con las nalgas redonditas, sin vello y estrechito, estaba seguro que un macho como él se volvería loco al sentir su polla apretada dentro de mí.

  • Pues mira por dónde enano, hacemos un buen tándem. Yo soy el mejor semental y tú tienes el mejor culito.

De un saltó se metió en el pozo y así dió por terminada la conversación. El agua estaba helada, y yo no aguanté más que unos minutos en ella. En seguida salí y me envolví en una toalla, tiritando y con los labios morados del frío que tenía.

  • Estás helado peque, ven anda, no te vayas a poner malo y fastidiemos las vacaciones. - Se acercó a mí abriendo los brazos, cogió mi toalla y nos envolvió nuestros cuerpos en ella.

Desnudos y abrazados, sentí el deseo no de arodillarme a comerle la polla, sino de besarle y decirle lo mucho que le quería. Yo ya había dejado de tiritar, pero no quería moverme hasta que él lo hiciera. Quería seguir disfrutando del calor de su cuerpo, de sus fuertes brazos rodeándome y de su polla pegada contra mí. Estuvimos así un buen rato, por lo que supongo que a él tampoco le disgustaba tenerme así.

  • ¿Ya estás mejor? - me preguntó mientras abría la toalla y se apartaba de mí.

  • Sí primo, muchas gracias.

De vuelta a la cabaña estuvimos hablando de cosas sin importancia, tampoco yo quería estirar demasiado la cuerda y que mi objetivo fuese demasiado evidente. Calentar a un macho así para que te folle y lograrlo en cuestión de minutos es algo que solo pasa en las películas, pero mucho más difícil de lograr en la realidad.

De cara a la noche, y empezando a hacer ya un poco de frío, encendimos la chimenea de leña y nos refugiamos en la cabaña. El interior seguía siendo muy cálido, y ninguno de nosotros contemplaba ya la idea de vestir algo más que calzoncillos o pantalones cortos sin nada de bajo (como de hecho era su caso). Esa noche decidimos también celebrar el inicio de las vacaciones, una excusa para beber y divertirnos un rato.

Cada uno con su litrona, las intercalábamos con algunos tragos de chupito. Y como en cualqueir juerga, enseguida la conversación derivó en hablar de sexo. Yo me notaba algo más contento de lo normal, pero ya que solo introducía el alcohol de los chupitos, estaba mucho más sereno que mi primo. Él estaba rojo por los efectos de la bebida y del fuego, reía a carcajadas y se le notaba completamente agusto y deshinibido.

  • La ultima vez que vine con una zorrita, me la follé tres veces en la primera noche. Para desayunar y para comer la sentaba encima mío, a veces dejándola clavadita sobre mi polla, y cada vez que nos íbamos a dar una vuelta por el bosque, me la follaba como un animal haciéndola gemir y gritar en medio del monte.

  • Uff que morbo primo... ya no te queda nada por cumplir ¿verdad?

  • Jajaja! Sí que me queda sí. Una vez quise enseñar a Lucía a montar a caballo, así que la senté delante mío mientras yo llevaba las riendas. Entre el traqueteo de ir a trote con mi polla resfregándose en su cadera, y mis manos rozando sus muslos, empecé a ponerme muy cachondo. Me quité la camiseta y mientras con una mano sujetaba las riendas, con la otra empecé a meterla por dentro de la suya. Acariciaba sus tetas y ella se dejaba, sin decirme ni una palabra. Luego fui bajando hasta los muslos y aunque estaba en pantalones vaqueros, empecé a presionar contra su coñito, como si fuese a follármelo con mis dedos. La zorra estaba empezando a gemir pero no sé porqué, de repente me dijo que parase, que nos iba a ver alguien. Yo no le hice caso y me saqué la polla del pantalón, pero ella se enfadó y se tiró del caballo.

  • Vaya calentón que te dejó. ¿Qué hiciste?

  • Pues iba a apearme y darle la follada de su vida, pero decidí mandarle a la mierda y buscarme a otra zorra que no fuese tan estrecha.

  • A mí me gustaría eso mismo, primo, y hacerlo también en la moto.

  • Joder enano, me fliparía follarme un culito ahí. Clavarlo en mi polla, con alguna camiseta amplia que lo tapase, y follarlo durante todo el camino.

  • Uff primo, voy a quitarme los slips porque están apretando demasiado. Qué calentito acabas de poenerme jejeje.

Yo me quedé completamente desnudo y empalmado por primera vez delante suyo (al menos que él lo viera). Él se sacó su pollón por un lado de los pantalones y empezó a pajearlo lentamente, no con la intención de correrse, sino de disfurtar de ese rato de charla masajeando el rabo y lubricándolo con el líquido que brotaba de él. Cada vez más borracho, ya no tenía ninguna vergüenza en contarme todas sus experiencias con todo lujo de detalles.

  • Una vez estando de fiesta, había un niñato que no paraba de zorrear a los machos de la discoteca. El cabrón tenía un culazo y lo sabía, muy parecido al tuyo, y era un calientapollas de manual. Yo estaba bastante borracho y en un momento que se acercó a la barra, sin que nadie me viese, bajé la mano y empecé a pasarla por su rajita. No veas lo putita que se ponía.

  • Normal primo, un macho como tú no puede resistirse a zorritas así. ¿Te lo follarías no? No me defraudes jajaja. - Quería que se sintiese agusto, que su orgullo de macho permaneciese intacto y supiese que yo aprobaba esa conducta.

  • Te juro que me lo hubiese follado ahí mismo, le hubiese bajado los pantalones y lo hubiese ensartado contra la barra. Pero los colegas quisieron irse a otro bar y no lo volví a encontrar.

  • Qué pena primo, seguro que te iba a gustar follar el culo a un niñato.

  • Seguro, las tías son demasiado mojigatas, pero un calientapollas así no tiene límites.

Yo hacía rato que había dejado de pajearme por miedo a correrme, incluso sin tocarme tenía que controlarme para no hacerlo, pero mi primo tenía la polla llena de precum y aún así no paraba de hacerlo. En cada subida y bajada sonaba un chasquido y el olor de ese líquido ya impreganaba toda la pieza.

  • Como no pares un poco vas a correrte primo, jajaja. - Yo no quería que lo hiciese ya, para que no se terminara el momento, pero también porque tenía la ilusión de que llegase a pasar algo más.

  • ¿Y qué problema tienes enano? Tengo los huevazos a reventar de estos días sin correrme, vas a flipar jajaja.

  • Jajaja ninguno primo, ¿pero no te gusta estar así, todo cachondo y casi loco de vicio? A mí me gusta alargarlo hasta que no puedo más, incluso hay veces en las que llego a correrme sin tocarme.

  • Vaya peque, al final vas a estar tan salido como yo ¿eh?

  • Sí primo, en casa siempre tengo que pajearme una o dos veces al día, sino no me concentro el resto del día y no puedo dormir.

  • ¿Y dónde te pajeas enano? Cualquier día van a pillarte jajaja.

  • En cualquier sitio jeje, aunque casi siempre en la cama, a veces me tumbo contra el colchón y me masturbo así.

  • Qué cabroncete, ¿y cuando vienes a pasar las vacaciones también lo haces?

  • Claro jeje. Me suelo masturbar en la ducha, aunque alguna vez lo he hecho también contra el colchón sí. No le digas nada a tus padres porfa jaja.

  • Tranquilo tonto. me gusta la idea. Yo así nunca lo he hecho, ¿me lo enseñas?

  • Claro primo, te va a encantar. Sobre todo a tí, así podrás hacer como que te follas a una zorrita clavándola contra el colchón, o al niñato ese que se te escapó jajaja.

No sabía si mi primo estaba tratando de aprovecharse de mí para ponerse más cachondo aún, o es que simplemente estaba borracho y era algo ingenuo, pero en cualquier caso todo estaba avanzando hacia donde yo deseaba. Me tumbé desnudo y boca abajo contra el cochón, dándole el culito a mi primo, y empecé a resfregarme lentamente y de forma muy sensual.

Movía mi culo hacia arriba y hacia abajo, poniéndolo en pompa y con las piernas un poco abiertas para que pudiese ver mi agujerito sin vello y bien apretadito. Yo cada vez respiraba de forma más entrecortada y empecé a soltar gemiditos de placer, como si fuese una nena, y a mover mi culo en círculos y contra el colchón, cada vez más rápido.

  • Dios nene... ¿qué cerdo te estás poniendo eh? - me dijo mi primo con voz de estar ya demasiado salido.

  • Si primo... - le dije entre gemidos - estoy tan calentito... mmmmm.

  • Ya veo cielo lo calentito que estás.

Mi primo nunca me había llamado cielo, ni nada parecido, así que en ese momento supe con seguridad que por su cabeza se pasaba la idea de follarme y meterme su pollón.

  • Si jo... estoy tan calentito primo... - a cada frase emitía gemidos y me retorcía como una zorrita - ¿tú no?

  • Yo mucho nene, y viendo cómo mueves ese culito... ¿seguro que más de una vez te han metido mano eh peque?

  • Sí primo, algún macho como tú me ha metido mano y acariciado la rajita, como hiciste tú con el calientapollas de la discoteca.

  • Y seguro que te gustó eh cielo. Saber que un macho como yó quiere follarse tu culito ¿te pone eh nenito?

  • Mmmm si jo... me gusta ser un calientapollas y ponérsela dura a tío como tú...

Escuché cómo mi primo se acercaba a la cama y se sentó al lado de mi culo, posando sus manazas en él y sobándolo.

  • Vamos peque, cuéntame cómo le zorreas a los machos.

Continuará! En el próximo capítulo me demuestra cómo folla un buen semental.