Vacaciones en el pueblo (2): mi primo el macho

Siempre he fantaseado con tener a un macho como él dentro de mí. Un morenazo de algo más de metro ochenta, ojos oscuros y cuerpo marcado por su trabajo en la construcción. Vello azabache en sus axilas, entre sus pectorales, y desde el ombligo hasta perderse en su paquetazo. ¿Se hará realidad?

El último día de trabajo, antes de sus vacaciones, mi primo llegó a casa menos contento de lo que esperaba. Como cada día, se quitó la camiseta y se espatarró en el sofá a tomarse una cerveza

- ¿Qué te pasa Dani? - le pregunté a mi primo.

- Nada, qué me iba a pasar.

- Joder, pues parece que no te hace ilusión quedarte de vacaciones. Tanto quejarte y ahora vas a echarlo de menos... - le dije de broma intentando sacarle algo más de información.

- Tú estás tonto. Es por Lucía, que al final tiene que currar y no se viene conmigo a la cabaña.

- Vamos, que te quedas sin follar - le contesté riéndome con la intención de picarlo un poco.

- Serás cabrón enano! - y otra vez se abalanzó sobre mí a hacerme cosquillas mientras los dos reíamos y forcejeábamos.

Cada una de esas "pequeñas luchas" era para mí un regalo con el que luego pajearme sin parar. Me encantaba estar bajo su cuerpo, impregnándome de su olor a macho, "acariciando" sus músculos. Y después de que él se fuese a darse una ducha, yo me quedé pensando en cómo lograr que me llevase consigo. No me hacía ninguna ilusión real con que algún día llegase a pasar algo entre nosotros, pero sí esperaba que se diese alguna situación morbosa con la que seguir alimentando mis fantasías.

Con la esperanza de volver a verlo en calzoncillos, piqué al cuarto de baño en cuanto dejó de sonar el agua:

- ¡Ocupado!

- Ya ya, soy yo primo. ¿Puedo pasar?

- Entra anda.

No podía creerme lo que estaba viendo. Mi primo no estaba en calzoncillos y afeitándose como hacía el otro día, sino que aún estaba desnudo secándose con una toalla. Joder, era el macho perfecto. Sus piernas fuertes terminaban con un culazo duro y sorprendentemente también moreno, como el resto de su piel, ligeramente cubierto por vello, especialmente entre sus nalgas. Pero lo que más llamaba la atención era su polla grande y gorda, la cual colgaba sobre unos buenos huevazos, todo ello ensartado sobre otra buena mata de pelo.

- ¿Otra vez vas a quedarte ahí como un bobo sin decir nada? - me dijo mientras se ponía unos gayumbos.

- Venía a decirte que si vas a ir solo, podrías llevarme contigo.

- No sé peque, no quiero andar preocupándome de nada-

- Joder, que no soy un crío. No necesito que cuides de mí. Además, puedo ayudarte con las comidas y eso.

  • Jajaja! Me lo pensaré...

- Venga Dani, porfa. ¿Qué más te da?

  • Verás enano, a mi me gusta ir a la cabaña porque estoy en medio del monte sin nadie a kilómetros de distancia. Puedo andar en bolas todo el día si me apetece, puedo emborracharme o puedo hasta hacerme pajas en cualquier sitio... y sin que nadie me moleste.

- ¿Y si todo eso podías hacerlo con Lucía, por qué no conmigo? No sabía que eras tan cortado... pues vaya con el machito - le dije tratando de herir su orgullo.

Él se quedó un rato sin decir nada, pensativo, hasta que suspiró y me lanzó una sonrisa.

  • ¡Voy a preparar mi mochila entonces! - le dije tan contento como un crío cuando le dan un caramelo.

Mientras preparaba la mochila no podía dejar de quitarme la imagen de mi primo en bolas, con su pollón colgando y ese cuerpazo con el que iba a pasar al menos los siguientes cinco días. Entre que más pensaba en lo que me había dicho, más cachondo me ponía. ¿Iba a estar desnudo delante mío? ¿Iba a verle empalmado? Uff... quizás cuando se emborrachase podría calentarlo hasta poder ver cómo se pajea.

Me tumbé en la cama y empecé a tocarme y a acariciar mis pezones, a pellizcarlos poniéndome muy putitta y deseando la polla de mi primo. Me baje un poco los pantalones y empecé a pajearme, chasqueando mi polla con el líquido que no paraba de brotar de lo cachondo que estaba. Me quité la camiseta y terminé por correrme sobre mi abdomen, suspirando como si un macho acabase de preñarme haciéndome su zorrita.

Tras limpiarme y preparar la mochila, bajé al salón y ví que mi primo no estaba y sus cosas tampoco.

- ¡¿Se acaba de ir sin mí!? - le pregunté a mi tío más enfadado que disgustado.

- Eso parece... - me dijo él medio riéndose. Yo sinceramente no le veía la gracia por ningún lado. En ese momento sonó el sonido de una moto y ví que era Dani.

- ¿Pensabas que te iba a dejar aquí enano? Anda sube, que fuí a comprar algunas cosas.

Me subí en la moto y me pegué a él, abrazándome a su cintura y con la sensación de que esas serían las mejores vacaciones de mi vida.

A medio camino se paró al lado de una fuente y nos apeamos a beber y descansar un rato las piernas. Estábamos solos en una pista de tierra y hacía mucho tiempo ya que habíamos dejado el último pueblo atrás. Él estaba vestido con unos simples vaqueros y una camiseta que se quitó por el calor que estaba empezando a hacer. Antes de retomar la marcha se apartó a un lado del camino y se sacó la polla para mear, y aunque lo tenía de lado, podía ver parte del espectáculo. Enseguida me empalmé y comencé a ponerme nervioso porque en la moto pudiese notar mi polla dura contra él. Sin más remedio tuve que montarme así, y si notó algo, no me dijo nada.

Yo estaba como en una nube, abrazado al cuerpo desnudo de mi primo y disfrutando del olor a macho que desprendía y me extasiaba. Tras terminar de subir la montaña ya solo quedaba un camino de un par de kilómetros en llano, así que mi primo se detuvo y me preguntó si estaba listo para dar la primera lección de conducir.

Desde luego que le dije que sí, aunque solo fuese por cambiar de posición y tenerlo tras de mí. Sin exagerar mucho, eché mi culito un poco hacia atrás para pegarme aún más a él, y no sé si era mi imaginación pero diría que podía sentir su pollón aplastado contra mi culo. Me rodeó con uno de sus brazos y ligeramente recostado sobre mi cuerpo, emprendí la marcha hasta llegar a la cabaña.

- Pues ya hemos llegado peque, vete ventilando la cabaña en lo que llevo todas las cosas.

- Perfecto, ¿y pongo unas cervezas a enfríar no?

- Eso es, muy aplicado jaja

Hubiese dado lo que fuera por tener un rato para volver a pajearme y recrearme con el viaje en moto. Fantaseando con bajar un poquito mis pantalones y sentarme sobre su polla, por estar clavadito sobre él, dándome polla durante el camino y parándose de vez en cuando a follarme la boquita. Pero no tuve más remedio que aguantarme el calentón que cada vez se iba acumulando más y más, con la esperanza de encontrar otro momento donde descargar y recobrar la razón.

Continuará! ;)