Vacaciones en el complejo

Planeando el debut grupal de mi esposa.

Hola mi nombre es Daniel y les voy a contar de cómo comenzamos con mi esposa en el sexo grupal.

Tengo 30 años y mi esposa Gabriela 29. Por el momento no tenemos hijos.

En el último verano, fuimos de vacaciones a un complejo en las sierras de Córdoba, Argentina.

Una noche me quedé con otros chicos y con el personal del hotel, tomando algunas copas. En un momento determinado se tocó el tema de las historias sexuales de los empleados con algunas pasajeras. Desde hacía algún tiempo, el hecho de compartir algún grupo con mi esposa era mi fantasía, pero Gabriela se oponía, aunque no de manera firme. Esa noche no dormí pensando en que esta era una buena oportunidad. Al día siguiente, toqué el tema nuevamente con Jorge, que era unos de los encargados de la seguridad del complejo y le comenté mi intención. Me dijo que no era la primera vez que le pedían algo similar y que con gusto me ayudaría a satisfacer mis fantasías. Rapidamente me comentó el plan, del cual formarían parte dos o tres personas más, que eran de suma confianza.

A la tarde siguiente invité a Gabriela a ascender hasta un mirador del complejo, que está ubicado entre senderos, al que solo acceden en caminatas organizadas por el complejo o bien en travesías a caballo. Mi esposa accedió enseguida. También le pedí que fuera con ropa suelta por si nos agarraba alguna calentura.

Gabi se puso unos short cortos, con una remera hasta la altura del pupo. Es una morocha con un buen cuerpo, una linda colita y pechos de tamaño normal pero bien duras y redondas.

Al rato de llegar y mientras contemplábamos el paisaje, comencé a lamerle el cuello y a desabrocharle los shores. Justo en el momento en que se los había quitado totalmente, detrás de unos arbustos, apareció Juan con Luis, el primero era otra persona de seguridad, mientras que el otro era el encargado de las cabalgatas

Juan: buenas tardes señores, disculpen la interrupción, pero tengo que avisarles que este es un lugar privado y voy a tener que proceder a su detención.

Gabriela intentó a tomar el short para taparse la hermosa tanguita turquesa que le cubría la concha. Pero Juan se lo arrebató.

Juan: disculpe señorita, pero se va tener que quedar así hasta que llegue mi superior y vea en el estado en que se encontraban.

Yo simulé una discusión, pero luego le comenté a mi esposa que trataramos de llegar a una mejor solución y evitar la discusión.

Juan procedió a llamar por su celular al encargado de seguridad ( jorge ) para que se apersonara en el lugar. Nos dijo que tenía que esposarnos y que debía esperar al encargado para después hacer el sumario correspondiente, más allá de que eramos huéspedes del lugar. Esto puso muy nerviosa a mi esposa. Yo mientras tanto, intentaba mantener la calma.

Luis tomó de una mano a Gabriela , mientras Juan intentaba esposarla junto a unos caños del lugar.

Juan: mejor que coopere señorita, caso contrario es muy probable que hoy duerma en las dependencias de policía.

La hora de mi fantasía estaba cerca.

Juan de unos 40 años y Luis de 25, no apartaban los ojos del cuerpo de Gabriela. A mi, me habían esposado junto a la base de las escaleras del parador.

A los pocos minutos, llegó Jorge de unos 35 años y bien musculoso.

Jorge: bueno, que tenemos acá, me comentaste que se te había escapado una yegua, pero me imaginé que era esto.

Juan: esta pareja estaba en este estado cuando los encontramos y por lo tanto vamos a tener que hacerles el sumario.

Yo: por favor, no estabamos haciendo nada malo, no hay otra forma de solucionarlo.

Jorge: no se preocupen, que no es la primera vez que nos encontramos con algo así, siempre tenemos una solución.

Juan: eso depende las ganas de solucionar que tengan Uds.

Yo: que tenemos que hacer??.

Jorge: mas que tenemos, que tiene que hacer tu mujer. Generalmente cuando una yegua anda haciendo travesuras, Juan se encarga de ponerla en su lugar y nosotros lo ayudamos.

Yo: que quiere decir?

A todo esto, Juan ya estaba detrás de Gabriela.

Juan: situ esposa colabora, en unas horitas podrán estar descansando en el hotel.

Gabriela, entendiendo lo que estaban planeando, intentó negarse. Le pedí por favor que colaborara porque sino ibamos a pasar mucha vergüenza si nos expulsaban del hotel y nos trasladaban a la comisaría de la zona.

Cuando Gabi se había relajado un poco, Juan empezó a acariciar la cintura y a besarle el cuello. Jorge no tardó en apoyar su manos por sobre la tanguita y Luis le levantó la remera y masajeaba los pechos con firmeza..

Jorge: no te preocupes, que tu esposa no va a sufrir, generalmente estas zorras después de estote piden volver.

Juan: que lindo culito que tenés divina.

En pocos minutos, estaba totalmente desnuda, mientras los hombres seguían disfrutando de su cuerpo.

Jorge: hacía rato que no tenía frente a mi cara una concha toda pelada, es hermosa.

Juan: se nota que esta yegua no usa el culo solamente para cagar, porque lo tiene bastante abierto. Cómo estás Luis, no hablás?

Luis: no puedo perder un solo segundo, estos pechos están divinos.

Estuvieron durante diez minutos manosenado y saborenado el cuerpo de Gabi, que a esa altura, estaba totalmente caliente.

Juan: este coño está totalemte mojado, es hora de que mi jefe se coja esta yegua.

Luis alzó a Gabriela desde la espalda con sus manos en la cola, Juan la mantenía a la altura de las tetas y Jorge se puso de frente, la conchita, quedó abierta a ala altura del pija de Jorge, que estaba totalmente erecta y de un solo movimiento se la ensartó hasta el fondo. Mi esposa me miraba como pidiendo perdón por el gozo, mientras mi pija ya estaba totalmente dura.

Jorge bombeaba con fuera, mientras varios dedos de Luis se metían en el ano de Gabi.

Jorge: te gusta putita, tenésla concha re mojada. Putita!!!

Luis: este culito me está matando. Tengo ganas de romperlo ya!!!

Luego de unos minutos, Jorge le dejó el lugar a Juan mientras ayudaba a Luis.

Juan: que linda puta, como la estás pasando??

Ante el silencio de Gabi, Jorge le hundió varios dedos y le dijo:

Jorge: Yo soy un ex Gendarme y estos acostumbrado a hacer que la gente responda a mis preguntas y a las de mis camaradas, contestá.

Gabi: Bien, pero quiero terminar rápido.

Luego le sacaron las esposas y las sentaron en uno de los escalones al lado mio, para que pudiera apreciar mejor la escena.

Juan: Vení putita, chupanos la pija.

Los tres se acomodaron frente a su cara. Cuando Luis se bajó sus pantalones, pude apreciar una pija de algo más de 20cm. pero bastante más gruesa de lo habitual.

Gabriela chupaba con ganas, mientras los hombres jugaban con su concha pelada y colorada de coger.

Jorge: bueno, ahora te vas a dar vuelta y vas a sentir la pija de Luis. Cuánto hace que no te cogés a una nenita así?

Luis: bastante, tengo los huevos bien llenos.

Juan: Qué te parece la botella de mi amigo. Contestame. Si no lo podés meter en la boca, más difícil va a a ser en el culo.

Gabi: por el culo no, es algo gruesa.

Jorge: date vuelta putita,a Luis le gusta culearse a las yeguitas.

Gabi se dio vuelta y Luis procedió a lubricarle el culo con una crema que usa para los caballos. Gabriela empezó a llorar del ardor que le producía la crema.

Jorge: tranquila que Luis te va a parar el dolor.

Parecía una escena real de un caballo con una yegua, la pija de Luis estaba al máximo, de apoco fue penetrando el culito divino de gabriela. Luego de unos segundos se detuvo.

Juan: que te parece putita, esás mejor así o sin la poronga. Contestá.

Gabi: así.

La pija de Luis se introdujo hasta la mitad y luego comenzó a bombear, estaba como loco. En pocos minutos, los casi 20 cm. estaban adentro. Gabriela seguía gimiendo, Juan le chupaba las tetas y Jorge jugaba con la concha.

Luis: te gusta mi poronga puta!!!

Posteriormente Juan tomó el lugar de Luis y este le introdujo la poronga en la boca.

Luis: chupame todo que te quiero llenar de leche, putita divina.

Siguieron varios minutos, a esta altura Luis ya había acabado en la boca.

Jorge: vení putita que te vamos a abrir los dos aujeros a la vez.

Jorge se sentó en la escalera, le insertó la pija en el culo y Juan se acomodó de frente para metérsela en la cachucha.

Juan: es hermoso, decinos como te gusta.

La gata de mi mujer gritaba de placer, mienntras trataba de acomodar la pija de Luis en su boca.

Los dos hombres se acomodaron para volcar toda su leche en el cuerpo de mi esposa, masajeándola entodos sus rincones con sus líquidos.

Para el final, quedó un espectáculos divino.

Luis la cogió por la concha, mientras me dieron la posibilidad de acabarle en el culo.

Jorge: antes de liberarte de toda culpa, nos tenés que deleitar metiéndote los cinco dedos de tu mano y terminar con un orgasmo más.

Gabriela no lo dudó y acabó como nunca.

A los dos días siguientes, Gabriela me pidió visitar la caballeriza del complejo.

Pueden imaginar como terminamos.

En otra oportunidad se los cuento.