Vacaciones en el Caribe
Sol, playa, el caribe y el mejor sexo del mundo...
Las vacaciones
Habíamos salido un grupo de 7 amigos a vacacional en uno de los resorts mejores cotizados en el caribe. Estábamos todos ansiosos por llegar pues las historias que habíamos escuchado acerca de lo que ocurría en esos sitios nos traía con la cabeza llena
Al llegar al lugar pudimos confirmar que los que nos habían dicho acerca de estos lugares se quedaba corto versus la realidad actual. El lugar era una maravilla Ya estaba todo listo a nuestra llegada. No recibieron con cócteles de bienvenida y una amplia sonrisa en los labios. Las mujeres caribeñas poseen un don especial para hacerte sentir bien. Solo se necesita una sonrisa de ellas y echarle un vistazo al espectacular cuerpo que la mezcla de rezas les brindó para hacer que uno se sienta en el paraíso.
Obtuvimos nuestras habitaciones y nos dividimos dos en cada una. Javier y yo nos quedamos en la misma habitación. Ya de antemano Javier me había indicado que sus intenciones era buscarse una caribeña de nalgas redondas, buenas tetas y que estuviera tan caliente que lo quemara. Por mi parte, yo iba en busca de una europea fantaseaba con la blanca piel de la mujer europea contrastando con la mía quemada por el sol. Yo era el mas trigueño del grupo, al contrario de Javier que era el mas blanco. La ecuación me parecía interesante. El más blanco en busca de una negra y el más trigueño en busca de una blanca. Cosas increíbles nos aguardaban esa noche .
Ya había pasado varias veces por la piscina donde las chicas sin inhibiciones se asoleaban sin la parte superior del bikini. Allí había algo para cada gusto. Tetas grandes y voluptuosas, blancas con pezones rosados, morenas con aureolas oscuras y pezones erectos, tetas caídas por la edad, pechos firmes por la poca edad, todas bellas todas mujeres!
Me sentía como niño en juguetería quería tocarlas todas, mamarlas todas . Mi verga ya estaba parándose por la excitación y decidí sentarme en la barra de la piscina para disimular mi erección. Acababa de pedir un "Banana mama" con mucho ron cundo a mi lado se sentó una chica tan blanca como la leche. Su rostro rosado por el sol, ojos azul profundo, cabello largo rubio y un cuerpazo que derretiría un témpano. La miré y me sonreí sin esperar una respuesta de su parte, pero me sorprendió al escucharla decir "hola moreno ¿que tal el trago? ¡Hablaba español! Mi mente se desbocó y comencé a planear la forma de atraparla. Le ofrecí de lo que yo bebía a lo que ella aceptó gustosa, punto a mi favor luego de escucharla un rato hablar de su país, era española por cierto, de lo mucho que le gustaba el caribe, de las hermosas playas de América y de ordenarle varios tragos, me decidí invitarla a caminar por el complejo turístico. Mis intenciones eran llevarla a conocer las habitaciones por supuesto.
Al levantarse la chica pude corroborar lo buena que estaba. Sus nalgas redondas y firmes cubiertas solo por un pedazo pequeño de tela me hacían dar vueltas la cabeza. Imaginarme tocando esas nalgas blancas, suaves y apetecibles; pasar mi lengua por su rajita hasta llegar a su coño; aspirar el aroma de mujer y saborear sus jugos en fin tuve que usar la toalla para tapar el bulto en mis pantalones.
Durante el camino, iba llenadole el oído acerca de cuanto debe aprovechar las vacaciones quien tiene la oportunidad de hacerlas y de que "lo que pasa en el caribe se queda en el caribe" Mientras, iba acercándome mas, rozándola, agarrando su cintura, tomándola de la mano ya era mía. Me indicó que se sentía cansada y le ofrecí la comodidad de mi habitación a lo que aceptó gustosa. Ya no tenía que disimular más. La agarre por la cintura mientras caminábamos y me pegué a ella rozando mi miembro erecto con sus nalgas a lo que reaccionó con un pequeño gemido. Besé su cuello mientras la abrazaba por detrás. Mis brazos arropaban su vientre mientras que mi pene quería estallar. Durante la caricia, ella puso sus delicadas manos sobre las mías y me susurró "llévame al cuarto"
Al abrir la puerta de la habitación me encontré que Javier había tenido la misma idea que yo. Le encontré desnudo haciéndole el amor a una voluptuosa morena. Rápidamente salí de la habitación sin perturbar el acto y le dije a mi chica que tendríamos que irnos porque mi amigo estaba ocupado en lo mismo que íbamos nosotros. Mi chica me sorprendió al decirme "si a el no le molesta la compañía podemos hacer algo interesante los cuatro" Realmente no había contemplado la posibilidad Nunca creí que me fuera a pasar algo así y no podía dejar pasar la oportunidad. Justo en el momento que estoy pensando en las oportunidades, sale del cuarto mi amigo Javier sudado, con una toalla en la cintura y fatigado por la faena "la morena te vio entrar" me dijo "quiere saber si deseas compañía, aunque ya veo que vienes muy bien acompañado" esto se ponía interesante antes de que yo pudiera responder, mi chica tomó la palabra y le dijo "dile que si, que nos interesa" mientras dibujaba en su rostro una sonrisa de satisfacción.
Entramos al cuarto y sobre la cama boca arriba estaba una mujer morena de piel tostada como la mía. Sus senos eran redondos rematados con unos pezones que invitaban a chuparlos. Tenía sus brazos debajo de la almohada y sus piernas estaban flexionadas hacia arriba dejando ver un coño afeitado y muy terso.
No hubo palabras la morena se puso en cuatro sobre la cama dejando ver su trasero espectacular y un toto grande y pulposo. Comenzó a tocarse y masturbarse como quien ofrece su mercancía. Pasaba su dedo del medio de arriba abajo por su vagina. Acariciaba su clítoris mientras me miraba. Mientras, mi chica me desnudaba, acariciaba mis muslos pasando sus manos por mis caderas y piernas sintiendo el poder y la fuerza de un hombre. Yo estaba en la luna Javier se encontraba en un sillón viendo la acción y masturbándose con delicadeza como quien disfruta una buena película pornográfica.
Mi chica terminó de desvestirme. Yo estaba completamente desnudo frente a dos espectaculares mujeres, completamente erecto y a punto de estallar. Mi chica tomó mi pene en fuego y comenzó a mamarlo de una forma impresionante. Ponía sus labios sobre mi cabeza encapullada y poco a poco lo deslizaba hacia su boca descapullandolo, acariciando con su lengua el borde de mi glande, chupándolo como si fuera un chupete. Yo cerraba los ojos para visualizar mejor la escena. Sentía como su lengua rodeaba el cuerpo de mi pene, como acariciaba con la punta de su lengua el frenillo y como se saboreaba aquel manjar de puro chocolate caribeño. Al abrir los ojos me di cuenta que la morena estaba haciendo lo mismo con Javier. Mi amigo tenía su cabeza hacia atrás tirado en el mueble con las piernas abiertas y completamente desparpajado. Era toda una experiencia ver aquella morena engullendo el pedazo de carne de mi amigo. De pronto mi chica paró de mamármelo y se dirigió hacia la morena, separó su cabeza del pene de mi amigo y le plantó un apasionado beso que la morena contestó con una sensual caricia. Ni yo ni mi amigo podíamos dar crédito a lo que veíamos. Las chicas se comenzaron a acariciar y tocar una a la otra. Mientras mi chica pinchaba los pezones de la morena, la otra le acariciaba la vagina haciendo círculos en su clítoris. La situación era así: dos hermosas chicas acariciándose y tocándose y dos amigos de toda la vida disfrutando del espectáculo. Después de un tiempo de caricias, besos y toqueteos, las chicas se acostaron en la cama una al lado de la otra, abrieron sus piernas dejando ver sendos coños afeitados, jugosos, apetecibles y mamables. La morena comenzó a masturbar a mi chica mientras que la otra hacía lo mismo por la morena. Ambas se contorneaban de placer. Gemían de gusto al disfrutar de la masturbación.
Yo no pude aguantar más y me fui encima de mi chica. Me acerqué a su vagina rosada ya húmeda por la excitación de la masturbada. Olí sus jugos aromáticos llenos de lujuria y pasión. Me embriagué de su aroma penetrante y característico Comencé a lamer su vagina suavemente saboreando el jugo de la pasión. Con cada lamida mi chica se estremecía de placer elevaba sus caderas para que yo pudiera introducir mi lengua mas profundo. Al avanzar la mamada, me apretó la cabeza contra su coño mientras me decía "no pares moreno, no pares" en ese momento sentí como los reflejos de el orgasmo femenino recorrían su cuerpo. Se trincó, apretó mi cabeza con sus muslos y gimió larga y profundamente. Había tenido el primer orgasmo.
La morena se encontraba sentada junto a mi amigo, acariciando su pene y disfrutando del espectáculo que mi chica y yo le proporcionábamos. Una amplia sonrisa se dibujaba en el rostro de la morena. "¿lo haces tu o quieres que lo haga yo?" le preguntó la morena a mi chica "no" le contestó la otra "este morenito es mió" Yo no entendí el juego de palabras, sin embargo seguí adelante. Mi chica me acostó boca arriba y se ubicó encima de mi. "cierra los ojos y deja que yo te lleve" al principio no me gustó la idea pues estoy acostumbrado a estar en control de la situación, pero todo aquello era tan extrañamente placentero que me dejé llevar. Mi chica tomó mi pene inflamado con su mano y lo colocó en su vulva. Poco a poco fue introduciéndoselo. Tuvo que hacerlo con cuidado porque aunque mi pene es bastante normal en tamaño, su anchura es realmente fuera de lo común.
Tan pronto lo tuvo adentro comenzó un movimiento de sube y baja lento pero constante. Yo podía notar que su vagína se contraía de una manera que no había experimentado antes. Sentía como si me apretara el pene. Era una sensación totalmente desconocida para mi pero sumamente placentera. El movimiento continuó y los jadéos se intensificaron. Tenía sobre mi una mujer blanca con unos pechos perfectos, una vagina que me estaba produciendo placeres desconocidos y yo a punto de venirme. Los movimientos de mi chica se convirtieron en frenesí. Gritaba de placer diciendo "dámela toda mi negro, dámela ahora papi, dame tu leche papito!!!" Así como lo pidió pasó . Agarré a mi chica por sus caderas y me empujé hacia delante para introducir todo mi pene en ella. Me vine y me vine por lo que me pareció una eternidad. Mientras me venía sentía como la vagina de mi chica succionaba mi pene alargándome el orgasmo.
Allí yacía yo como guerrero derrotado en el campo de batalla. Javier por su parte ya había sucumbido a los encantos masturbatorios de la morena y también estaba como muerto en el sillón. Las chicas recogieron sus pertenencias y se aprestaban a irse. Yo detuve a mi chica pues a todo esto no sabía su nombre. ¿Cómo te llamas? Le pregunté "mi nombre es Magdalena y esta (señalando a la morena) es mi amiga y maestra Coccó" ¡¿amiga y maestra?! Al menos eso explicaba algunas cosas como en la mayoría de las veces, los cazadores terminaron siendo cazados.
Mi consejo amigos, cuando estén en el caribe no se olviden preguntar por la sensual Coccó Mordan . Lo van a pasar muy bien...