Vacaciones en Cap D´´Agde.
Pudimos comprobar que la lujuria y el placer en este paraíso no tienen edad, fui agasajada con tal variedad de rabos que podría decir que cate de todos los tamaños posibles .
Hacia tiempo teníamos gana Paco y yo de escaparnos a este paraíso francés de Ca d´Agde donde el intercambio de parejas es un arte, y para ello tomamos dos semanas de vacaciones, que viendo el resultado se nos hicieron cortas.
Fuimos aconsejados por unos amigos a un Hotel donde un recepcionista que allí trabajaba casado con una española, nos pondría al día y nos orientaría para integrarnos en las fiestas que allí discurrían.
Fue coser y cantar como dice el dicho, pues al llegar André que era este contacto, nos puso rápidamente al día tras hablar con nosotros y ver la decisión que llevábamos y nos invito a una fiesta que esa noche él iba, informándonos que el ambiente era muy sano y de gente toda madura sobre los 50 años o mas como el y como calculaba éramos nosotros, era en un chalet de un dueño de un hotel que hacia fiestas con los amigos mas allegados que tenia.
Algo nerviosa por la ansiedad de el momento, le preguntamos que teníamos que llevar, riendo André que mirándome me dijo, poca ropa y sexi y muchas ganas de sexo y por supuesto sin tapujos. Yo me relamí pensando en esa primera noche y también para ser sincera viendo el paquete que disponía nuestro amigo André, pues a través de su fino pantalón del uniforme del hotel, se le notaba a este maduro entrado ya en los 55 o más, un bulto digno de catar.
Llego la noche en la puerta el Hotel nos recogió André con su mujer, una española muy guapa de unos 50 años a la que rápidamente nos presento, como Maite, llevándonos al chalet donde discurría esa bonita fiesta.
Nada mas entrar, comprobamos que la ropa sobraba rápidamente, pues solo los que iban llegando llevaban algo puesto, que inmediatamente se depositaba en un guardarropas que dos bonitas chicas gestionaban en una pequeña carpa que había en el jardín.
Como había que integrarse rápido, la nuestra fue al mismo sitio, y mi vista rápidamente se perdió entre tanto rabo que andaba allí suelto colgando y dispuestos a ser probados, pues lo que alcanzaba a ver era de escandalo, cuerpos maduros pero bien conservados con unos culos de algunos que tentaban a darles un azote.
Mire a André que también me había mirado y vi que mis sospechas eran ciertas, disponía aquel francés de un rabo afeitado por completo, colgando con unas dimensiones que doblaban al de Paco en ese momento, reímos los dos al cruzar las miradas perversas y pospusimos esa cata a ciegas para mas entrada la noche, primero nos presentaba a los dueños y algunas parejas que ellos conocían, pues rondaban unas treinta o mas en aquella fiesta.
Tras el primer recorrido, Paco fue a por unas copas y yo pude comprobar que allí había fuego ya, pues ya varias parejas en sofás y sobre unas colchonetas decorados con unas finas mantas, ya habían comenzado el juego del sexo.
Pase al aseo y en el pasillo había una mujer comiéndose dos rabos de dos apuestos maduros entrados ya en los 60, seguro uno era el esposo pues invitaba con la mano en su cabeza a comer la dura tranca del otro ayudante, mientras con la suya golpeaba los lados de la cara de aquella hambrienta mujer.
Al salir fui abordada dulcemente por los brazos de aquel maduro, que sonriendo me toco los pechos, quede quieta y su mano bajo a mi sexo, introduciendo un dedo en aquel mojado agujero, que rápidamente saco y se llevo a la boca chupándolo, a la vez gimió diciendo mmmmm.
MI mano no resistió la tentación y acaricio dos hermosas bolas que colgaban de aquel duro mástil que separo un segundo de aquella boca que succionaba las dos trancas.
Me hablo en ingles para invitarme a degustarla, pero antes me lanzo un beso con lengua que me hizo pegarme a la pared, sin apenas tiempo a reaccionar bajo a mis pechos comiéndolos mientras su experta mano ya tocaba mi sexo mojado que estaba a punto explotar por aquella situación.
La otra pareja se giro y se acercaron a mí también, ella me dio un beso lésbico impresionante mientras los dos ahora acariñaban mis pezones y mi conejito.
Me hizo ella agacharme y comenzar a chupar aquellos dos duros misiles, uno semi afeitado y otro poblado con un bello espeso que lo hacia muy atractivo.
Mientras los degustaba, paso André que con sonrisa picarona me dijo, te veo ocupado, luego pasare a cobrar mi factura, llevando en la mano a una chica que no era su esposa y que no quitaba la suya de su rabo.
Me pasaron al aseo aquellos dos sementales junto a la mujer que estaba con ellos, y en segundos estuve ensartada por el primero que me agacho sobre el rabo de su amigo, al que comía en unión de aquella mujer.
Sentir aquel misil como me taladraba sin apenas a darme tiempo a conocer mas gente me había encendido y estaba gimiendo como una posesa, el con golpes armoniosos pero profundos me estaba follando de lujo.
Seria el morbo del sitio pero no tarde nada en correrme, celebrándolo aquel jinete con golpes en mis glúteos, a la vez que sacaba aquel mástil para dejar a su socio.
Este la tenia algo mas gruesa y mi conejo se lo agradeció pronto con mi segundo orgasmos, pues aquel macho se movía como un jilguero sobre la flor, se sentó ahora sobre el aseo dejándome caer sobre el clavada como estaba, a la vez su ayudante apoyo un pie sobre mi muslo y me introdujo su largo rabo hasta la garganta, fallándome la boca muy despacio.
Entro un abuelo que escucho los gemidos ,hablando en francés, y con la tranca en la mano pidiendo atención, la socia que tenia yo se giro soltando las pelotas del que yo tragaba y se fue a comer aquel rabo viejo pero duro y gordo que aquel abuelito tenia, mientras recreaba su vista en ver como me follaban aquellos dos.
Se corrió el que la tenia en mi boca, y casi me ahora de los chorros que lanzaba a presión a mi garganta, mientras sus manos sujetaban mi cabeza para que no la sacara yo, cuando pude respirar, fue para soltar un gemido inmenso por el orgasmo tan tremendo que estaba sufriendo ahora con la cabalgata del otro.
Tomo el que retiro el rabo de mi boca aun con alguna gota sobre la cabeza y se dirigió a la que el abuelo ahora montaba a cuatro patas y apoyada en el lavabo, para dársela en la boca y que la limpiara, entendí que era su esposa pues le dijo que así quería se la chupara siempre, mientras el abuelo acelero para hacerla correrse.
Esto encendió a mi jinete que ahora me tomo fuerte de la cintura para subirme y bájame mientras se corría dentro de mi, desbordando tal cantidad de leche mi sufrido conejo, que la desaguaba por todo su rabo hacia abajo, reposando parte sobre sus preciosas pelotas.
Se desengancho de aquel mástil y me pidió lo lamiera .
Me gire para apoyarme mis manos sobres sus muslos y comérsela mientras bajaba de grosor aquel misil.
Sentí entonces unos dedos sobre mi conejo que lo acariciaban, me gire y vi que el abuelo se había desenganchado de mi ayudante aquella, y llegaba dispuesto a taladrar mi trasero, fui a decir algo pero el embiste fue total y me ensarto como un pincho de cocina con aquella tranca vieja, pero bien lubrificada por el conejo que acababa de dejar, y lo cierto que el abuelo era bueno, pues sus movimientos me pusieron loca en segundos.
Animado por todos siguió follándome como un maestro mientras mordía mi nuca y jadeaba en francés palabras dulces y cariñosas, sentía sus pelotas como balanceaban y golpeaban los labios de mi conejito que supuraba agua y ardor a raudales, recogiendo en minutos otra oleada de ráfagas de leche de aquel viejo semental que me había hecho gozar mucho.
Tras unos besos y aseo de ciertas partes, salimos de aquel baño, los cinco, para ir otras partes del chalet, yo fui a buscar a Paco y me lo encontré en un cuarto con una pareja, ella joven y el mas mayor, “ayudándole” a follarla.. se giro y me dijo que donde me había metido, yo entre risas le dije que no era donde si no lo que me habían metido, por lo que no estaba con el…
Salí y deje a Paco allí disfrutando, a la vez entraba otra pareja y en aquella cama grande se pusieron también a jugar con ellos, me dirigí al jardín y me encontré con André que hablaba con una copa en la mano con el dueño del chalet y su mujer.
Me llamo y me dijo que había visto lo rápido me había integrado, vi que los propietarios hablaban un poco español también, y ella no paraba de acariciar el rabo de André que parecía iba a estallar de gordo que estaba.
Me piropearon los dos diciendo que era muy atractiva y tras hablar un poco y entrar en calor, pues no me corte y les acaricie las dos trancas a ellos, me propusieron ir a un cuarto los cuatro, aceptando yo como loca pues allí había dos armas de escandalo que había que calmar.
Llegamos y pude ver que de las tres camas que había dos ya estaban con alguna pareja que desataban su lujuria con un desenfreno apoteósico.
Nos pusimos en la más grande, y rápidamente fui tumbada por el dueño de aquella casa que no tardo nada en comer mi conejito, mientras André me ofreció su afeitado y aseado duro rabo para degustar.
Mientras mi ayudanta y socia se encaramo al mástil de su pareja para succionarlo como una posesa, escuchando los sorbos que le daba, parecía hambrienta de rabo y crema.
Comía con tanta sabiduría Bernard que pronto mano un orgasmos colosal por aquel dulce agujero, encendiendo mas a este semental que rápidamente se posiciono para penetrarme, pero frenado por André que le dijo, espera esta mujer necesita atención doble, y tras ponerse bajo mi cuerpo, me penetro lentamente por mi trasero con aquella cola, para ofrecerme a su anfitrión con mi conejo como una flor dispuesto a ser taladrado.
Se dejo caer sobre mi y fue perder la conciencia y dejar mi cuerpo al placer de los sentidos que emborrachados por tanto gozo fluían alocadamente, mientras por delante y por detrás era desflorada con una pasión endiablada, que hacia que los gritos y gemidos de todos, llamaran la atención de los otros visitantes.
Duro el envite de aquellas dos trancas, casi seguro no menos diez o quince minutos, donde fui regalando orgasmos sin corte alguno, a la vez fui cambiada de posición varias veces, pero siempre penetrada por ambos, incluso una vez sentí me abrían, pues los dos se posicionaron en mi dilatado conejo, y ahí casi pierdo el sentido y caigo desmayada, si no es por el champagne que derramo sobre mi boca la fiel escudera, que no paraba de acariciar a aquellos dos machos en sus pelotas, mientras ellos daban cuenta de mi, a la vez frotaba algún cubito sobre mis duros pezones que rápidamente pasaban al tersarse,a la boca de alguno de ellos, mientras seguía el acoso de mi cueva por tremendas colas con fuego en la boca,que pronto saciaron su sed, derramando tanta crema dentro de mi que podía haber vendido alguna seguro.
Sentí el aplauso de algunos mirones que habían llegado a presencia aquella cogida, y que jadearon como un triunfo, aquel magnifico polvo al que fui sometida.
Tras recuperarme, André como un caballero me invito a un refrescante baño en la piscina, donde algunos pusieron sus expertos artes natatorios para fabricar algún polvo acuático, pero no quiero aburrirles más y espero contarle en la próxima nuestras siguientes aventuras en este paraíso, siempre que les guste y me lo pidan con sus calientes comentarios.…