Vacaciones en benidorm
Divorciado se va de vacaciones con sus hijos y acaba conociendo a una persona muy especial.
Principios de Agosto. Preparando las maletas. Por primera vez en este siglo, me voy de vacaciones sin mi mujer. Bueno, sin mi exmujer. Tengo 35 años, recién divorciado y con dos niños… por supuesto, los niños se vienen conmigo.
En esas divisiones que se suelen hacer, me ha tocado a mí estar con ellos en Agosto. Tampoco me importa, no tengo la cabeza para nada ahora con la separación tan reciente. He preparado unas vacaciones tranquilitas, me explicaron en la Agencia que aunque Benidorm es algo más que el paraíso de los jubilados (pensaba que allí estaba exclusivamente la “ creme de la creme ” de los jubilados) y que en verano sus hoteles son familiares para disfrute especialmente de los más pequeños. Me pareció buena idea enfocar las vacaciones a mis hijos y disfrutar de ellos que ya tendría tiempo de enderezar mi rumbo.
Así que tras un viaje largo y pesado en coche, llegamos al hotel. No era precisamente de lujo ni destaca en ser especialmente llamativo con el entorno que lo rodeaba, pero bueno, no quería sacar juicios erróneos del lugar antes de ver todo lo que se supone que me ofrecían en el folletito de la Agencia de Viajes.
Había una fila en Recepción y esperamos con calma y estirándonos después de la paliza de viaje. Delante de nosotros se encontraban varias familias con 2 o 3 hijos. Madres apetecibles (junto a sus maridos que le recriminaban que ya fuesen tan escotadas… por dios, es verano, no querrán que vayan con cuello alto), madres no tan apetecibles y por supuesto, alguna que otra parejita de jubilados.
Cuando nos iba a tocar me fije en la chica de Recepción. Era preciosa. Tendría unos 10 o 12 años menos que yo (por lo tanto inalcanzable para mí, pero eso no quitaba que fuese una chica guapísima). Estuve varios segundos absorto contemplándola y fue mi hija mayor la que me sacó de mis pensamientos.
- Papá, nos toca .
- Perdona, es verdad – bastante ruborizado “por la pillada”
- Buenos días – me dijo con un gracioso acento andaluz – estaba claro que se había dado cuenta, ahora pensará que soy el típico divorciado salido.
- Buenos días, teníamos una reserva . – saqué los cheques e intenté comportarme de la forma más educada posible, había que intentar lavar la imagen que yo solito me había ganado. Al fin y al cabo iban a ser 10 días allí y era preferible no llamar la atención por algo que no llevaba idea de hacer.
Tras los pertinentes intercambios de firmas y explicaciones, que yo escuché con mucha atención (cada vez me parecía más bonita), me despedí de ella y me pareció notar que me miraba de arriba abajo con una mirada especial. Subiendo por el ascensor me quité la idea de la cabeza, no tenía ninguna posibilidad con ella y menos con los niños por en medio.
Colocamos toda la ropa en la habitación (que la verdad no estaba mal) y bajamos a comer. Pasando por Recepción, me giré a mirarla y me guiñó el ojo con una sonrisa. Se lo debe a hacer a todos los clientes , pensé yo, que chica más simpática .
Tras salir del comedor, leímos las actividades de la tarde y nos encaminamos hacía la habitación. Decidimos echar una siesta reparadora del viaje y bajar a mitad de tarde a ver un mago que enseñaba a los niños a hacer trucos de magia y después pasearíamos por el paseo de la playa para buscar en que sitio nos colocaríamos al día siguiente.
Tras la siesta y mientras me tomaba algo en el bar junto donde los niños hacían las actividades pude observar de todo: separadas tímidas, cuarentonas en busca de víctimas, madres que se dedicaban por completo a sus hijos, otras que parecían que buscaban con quien ser infiel a sus maridos, padres calzonazos, otros que parecía que querían beberse todo lo que el bar tenía, … lo típico de cualquier hotel.
Entablé conversación con alguna madre separada, pero sin darle mucha cuerda. Aunque el pensamiento de que no iba a pasar nada esas vacaciones iba cambiando en mi cabeza. Cada vez me sentía más animado y no era por lo que bebía… no me gusta tomar alcohol cuando estoy con los niños.
Por la noche fuimos a la actuación que ofrecía el hotel. Nada del otro mundo, pero los pequeños se lo pasaban muy bien porque había varios animadores. Me fijé que las madres con las que hablé por la tarde ya estaban “entrando a matar” con algún separado e incluso alguna intentaba llevarse a su terreno a algún yogurín. Mis expectativas de hacer algo esas vacaciones se diluían rápidamente y que el pequeño le entrase sueño fue una buena excusa para dar por terminado el primer día e irnos a dormir.
Nos levantamos y los niños estaban emocionados. Preparando todo para irnos a la playa tras el desayuno. Al menos yo me alegraría la vista. Bajamos cargados (especialmente yo) y la chica de Recepción nos saludo y se agachó dirigiéndose a los niños.
- ¿Vais a la playa?
- Siiii – gritaron los dos al unísono.
- Veo que estáis preparados para cualquier circunstancia – me observo divertida
- Ya te digo – enseñándole lo que llevaba – podemos hacer castillos, buscar conchas y cazar peces con cubos – le comenté mientras me reía.
- Vamos a llenar de arena a Papá – reían ambos con la ocurrencia.
- Aún tendré que ir a salvar a vuestro papá
- Si vienes acabarás llena de arena, no tienen compasión por nadie – le dije sonriendo, aunque en el fondo me encantaría poder ver ese cuerpo en bikini, pensé, pero sin atreverme a decírselo .
Todos nos reímos y nos marchamos a pasar la mañana junto a las olas. Para los niños que en su ciudad no tienen mar, es el mayor acontecimiento de sus vacaciones. Conforme crecemos, acabar lleno de arena y todo lo que llevas también… acaba siendo un fastidio. Pero observar los modelitos que se lucen por allí compensa mucha arena que acabe en el bañador.
Al volver al hotel nos duchamos y bajamos a la piscina interior climatizada, junto a ella había un jacuzzi en el que nos metimos los tres. Si llego a estar solo, creo que me podría haber dormido. Nos secamos y fuimos a comer.
Al salir del comedor nos asalto un animador. Estaban preparando un teatro todos los niños para esta noche y les preguntó si querían participar. La pregunta ofende, por supuesto, que querían participar, cuando nos íbamos a ir hacía donde nos había indicado, el animador me cogió del brazo sonriente.
- Es una sorpresa para todos los papás. Dinos, por si acaso dónde vas a estar y nosotros te los cuidamos. No te preocupes.
Me giré para ver la reacción de los niños y ambos me indicaban como que me fuese.
- De acuerdo, estaré en el bar – pensé un momento – bueno no, estaré en el jacuzzi y después en la habitación – aprovecharía para relajarme lo máximo posible.
Me despedí de ellos con un “ portaros bien y si necesitáis algo decidlo y que me llamen ” y se fueron felices a ensayar, mientras yo subía a cambiarme para ir al jacuzzi.
Bajé con mi toalla dirección al jacuzzi y me giré en recepción pero la andaluza que me hacía suspirar no estaba. Su turno habría acabado. Bueno, ahora sólo deseaba que el jacuzzi estuviese tranquilo.
Cuando llegué no había nadie. Los niños debían estar con la obra y los padres aprovechando en las habitaciones esos momentos de intimidad. Tenía el jacuzzi y la piscina climatizada para mi solo.
Me metí y me relajé cerrando los ojos. Cuando estaba en esa línea entre dormido y relajado oí una voz que me susurraba.
- Hola, ¿puedo meterme? ¿molesto?
Ahí estaba ella. No estaba seguro de estar soñando o ser verdad. Si la describo seguro que no le hago justicia… pero estaba preciosa.
- Tú nunca molestas – le contesté con una amplia sonrisa
- No te habré despertado – me dijo cariñosamente
- Casi casi – le reconocí – pero es mejor tu compañía que una cabezadita, la verdad
Noté que se ruborizaba con mis palabras y se metió en el jacuzzi. A pesar de ser amplio, se puso bastante cerca de mí o mi imaginación eso me hizo pensar. Decidido al menos a tener una conversación amena con una chica preciosa, decidí dar el primer paso.
- Pensaba que Benidorm no estaba en Andalucía, pero oyéndote tu acento, me haces dudar
- Jajajajaja! El trabajo está muy mal, ya lo sabes y me surgió la posibilidad de trabajar aquí durante el verano y así poder costearme la carrera durante el curso y no lo dudé ¿y tú? Tan joven y con dos hijos ¿tu mujer en casa trabajando? ¿no ha podido venir?
- Me acabas de alegrar el día con lo de “tan joven”, jajajajajaja! Tengo más de los que aparento a tus ojos y mi exmujer no sé donde estará, sinceramente.
- Vaya, yo a un marido así no lo dejaría escapar – note como bajaba la mirada como diciendo ¿que acabo de decir? e intenté que no se sintiese incomoda y continué hablando sin darle importancia a su frase.
- Pensaba que los trabajadores de un hotel no podían utilizar sus instalaciones, luego os quejareis del jefe, jejejejejeje!
- La verdad es que la directora tiene manga ancha con los que no somos de aquí y nos deja usarlo siempre y cuando no quitemos a un cliente por estar nosotros y a estas horas el jacuzzi está siempre vacío.
- Ya me he dado cuenta, es un sitio perfecto para relajarse.
- Échate un poquito hacia delante, si buscas relajación, doy unos buenos masajes.
Me puse un poco nervioso con la idea pero le hice caso sin rechistar. Se colocó en mi espalda y comenzó a darme un suave masaje en el cuello y los hombros. La verdad es que lo hacía bien, no era una masajista profesional ni parecido, pero sus masajes parecían casi caricias y su cuerpo rozando mi espalda hacía que tuviese la sensación de que era un masaje más sensual que profesional. Con el consiguiente riesgo que tenía de que llevando sólo un bañador, se me empezase a notar la reacción que me producía en mi cuerpo. Estaba excitándome tanto, que en ese momento, hubiese jurado que sus senos rozaban directamente con mi piel sin ninguna tela que los separase… pero eso era fruto más de mi deseo que de ser cierto; aunque ella debía estar muy excitada porque notaba sus pezones duros rozando mi espalda como si estuviesen desnudos.
De repente, se oyeron unos pasos y le oí decir “¡mierda!” y pegar con fuerza su cuerpo al mío. Ahora sí que estaba casi seguro que no llevaba la parte de arriba, pero ¿cuándo? ¿cómo?
- ¿Qué pasa? - le pregunté girando el cuello extrañado
- Pues que no llevo la parte de arriba del bikini – me dijo susurrando y muy muy avergonzada
- ¿En serio? – le pregunte sorprendido
- No me digas que no te habías dado cuenta – y bajó su mano a mi paquete y rozándolo me comentó – pues tu amiguito sí que se había dado cuenta
Reímos con esa ocurrencia mientras pasaba una mujer mayor por al lado del jacuzzi, nos saludó y se metió en la piscina a nadar. Su mano seguía acariciando mi paquete por encima del bañador.
- Se va a dar cuenta – le susurre
- ¿Quieres que pare? – me sonrió pícaramente, mientras su mano se deslizaba por dentro del bañador y rodeaba mi pene con sus dedos. Haciéndome soltar un suspiro de placer.
- Lo que quiero es igualdad de condiciones…estás a mi espalda y yo no puedo hacer nada.
- Comenzó a mover su mano arriba y abajo muy despacito – No te estoy pidiendo que hagas nada y puso su dedo índice en mis labios para que me callase – acelerando poco a poco sus movimientos .
Cada vez que intentaba girarme o buscar su cuerpo para tocarla aceleraba el ritmo de su mano consiguiendo que no pudiese tomarla; al menos de una forma que la señora que estaba nadando no se diese cuenta y montase un escándalo. Estaba bajo su control y notaba que eso le gustaba a ella, pero quería acariciarla para poder disfrutar ambos de ese momento. Porque a ese ritmo yo no iba a durar eternamente.
Vi como la señora salía de la piscina y se marchaba. Cuando pasaba al lado nuestro, note que aceleraba el ritmo de su mano… quería que esa mujer viese mi cara de placer al pasar por al lado. Nos miró extrañada y se marchó mientras seguía con un ritmo cada vez mayor la masturbación. Como pude, me giré y nos vimos cara a cara, ella se sintió en ese momento indefensa y aproveche para besarla mientras mis manos recorrían su cuerpo con deseo. Volvió a acelerar la masturbación, cuando notó como mis labios jugaban con sus pezones y le daba pequeños mordisquitos, arrancando sus primeros suspiros.
Mis manos curiosas bajaban hacia su entrepierna buscando notar sus excitados labios inferiores entre mis dedos, mientras no dejaba de saborear sus deliciosos pechos. Empecé a acariciar sus labios y ella respondió aumentando el ritmo de su masturbación. Mi lengua subía por su cuello y le susurré – esto no puede quedar en una masturbación – mientras mis dedos comenzaban a entrar dentro de ella y a moverse rítmicamente al compás de su respiración. Ahora sentía que era yo el que tenía el control de la situación. Le baje la parte de abajo del bikini y la posicione para que se sentase encima mío.
- Nos van a pillar – me dijo excitadísima, pero sin oponer resistencia.
- ¿Entonces paramos?
- Noooo – me dijo con deseo, mientras ella misma bajaba y se metía mi miembro hasta lo más hondo de su ser notando como mis huevos chocaban con su cuerpo.
Comenzó a moverse en círculos mientras sus gemidos iban en aumento. Ese movimiento me tenía totalmente loco y apretaba con fuerza su culo mientras literalmente devoraba sus pechos. Nos daba igual que ahora entrase alguien, estábamos abandonados al placer y ninguno quería renunciar a eso.
Comenzó a subir y bajar con fuerza mientras gemía más y más – me viene, me viene – gritaba con lujuria, sin dejar de cabalgarme cada vez más rápido. Notaba que yo también estaba cerca , aguantaré a que lo tenga ella y la sacaré , pensé, quería provocarle el máximo placer posible y luego correrme yo fuera.
Sus movimientos eran cada vez mayores – no pares, dame fuerte – me decía con pasión, mientras notaba que yo tampoco iba a poder aguantar mucho y sus frases no me ayudaban a frenar lo que se venía, pero había llegado al punto de “no retorno” y sabía lo que iba a pasar. De repente, sus uñas se clavaron en mi espalda y oí un gemido largo y ahogado… su orgasmo parecía ser muy profundo y sus labios inferiores se cerraron en torno a mi polla, mientras subía y bajaba sin cesar provocando que yo también comenzase a correrme dentro de ella sin poder evitar inundarla de mi esencia y gimiendo junto a ella como dos animales abandonados al placer.
Al ver mi cara, me susurro – no te preocupes, tomo precauciones… y más de las que tomas tu, por lo que veo – me dijo sonriendo y dándome un dulce beso – espero encontrarte más días a estas horas por aquí .
Yo espero que mañana a estas horas subas a mi habitación.
Fueron unas vacaciones inolvidables que espero que hayan disfrutado tanto, como las disfruté yo. Otro día os contaré lo que pasó en mi habitación.