VACACIONES EN AUTOCARAVANA (Día 1)

Victor y Gisela querían escapar del estress y la rutina durante unos días, Nico e Iris se apuntaron y todo cambió entre ellos.

VACACIONES EN AUTOCARAVANA

Teníamos un fin de semana largo, el jueves era festivo y nos cogimos fiesta el viernes, queríamos relajarnos y hablamos con los abuelos para que se quedaran con los niños durante esos días.

No teníamos claro que hacer, solo que necesitábamos alejarnos del estrés de las últimas semanas, buscar intimidad y relax...   Buscamos destinos, ¿montaña, playa, casas rurales,  románticas, campings…?  La fecha se acercaba y como era habitual seguiamos sin decidirnos es algo que como pareja Gisela y yo no hemos mejorado en todos los años que llevamos juntos.

Quince días antes de salir, en una cena con varios amigos, charlando con Iris y Nico nos preguntaron si teníamos planes para esos días, les comentamos que todavía no, que la última idea era coger la autocaravana y buscar un sitio en la naturaleza apartado y tranquilo, para poder caminar ir en bici, leer, descansar en definitiva,  a Iris se le pusieron unos ojos como platos…”¿!nos podemos apuntar?! nosotros tambien tenemos fiesta el viernes y no sabemos donde ir, nos lo pasaremos bien y nos relajaremos, palabra”.

Iris es un rubia alegre y divertida, Nico la miraba sorprendido “oye, ¿no te estan diciendo que quieren relajarse y buscar intimidad, un fin de semana sin niños y nos van a llevar a nosotros? si vamos nosotros no tendrán ni una cosa ni otra”

Miré a Gisela  inquisitivamente… Ni se te ocurra decir que sí, le intentaba decir con la mirada. Siempre que habíamos salido con la autocaravana habíamos ido con nuestros hijos, nunca habíamos estado con nadie más en ese espacio tan reducido.

Iris continuó hablando sin percatarse de lo que sucedía a su alrededor, “porque no vamos hacía el norte? no tenemos muchos días pero tenemos naturaleza, montaña e incluso podemos ir a la playa y además con la autocaravana podemos ir y parar donde nos apetezca” nos puso ojitos de cría que no ha roto nunca un plato y cogió a Gisela por el brazo haciéndole pucheros. “yo compro el vino” prosiguió “compraré muchas botellas para tomar mientras vemos el anochecer apalancados en cualquier rincón rodeados de árboles y montañas” o… “viendo el mar y oyendo como rompen las olas cerca del sitio donde vayamos a dormir” o… “vale, vale la corto Gisela, me has convencido, parece que Víctor y yo necesitamos alguien que nos ayude a tomar decisiones y que tire de nosotros, la verdad que todo lo que has dicho me parece bien, tiene pinta que nos lo pasaremos muy bien…” Nico, la actual pareja de Iris, nos miraba sonriendo, era un poco mayor que nosotros, muy delgado y serio aunque siempre tenía algún comentario que nos hacía partirnos de risa.

“ala, ya está, ya tenemos planes para esos cuatro días, tenemos que preparar la ruta y comprar lo que necesitemos” apuntilló Nico.

En mi cabeza nada me decía que eso era lo que quería y no se parecía en nada a lo que había estado mirando y planeando para esos cuatro días, mi relación con Iris era buena pero con su pareja tampoco tenía mucha confianza ni aficiones comunes que pudiera hacerme pensar que esos días encerrados en una mini casa con ruedas serían las vacaciones que finalmente acabaron siendo.

Los siguientes días estuvimos enviandonos, mensajes organizando ruta y compras hasta que por fín llegó el día, al mediodía salimos del trabajo, dejamos a los niños, recogimos la autocaravana y pusimos rumbo a recoger a Iris y Nico, traían el resto de la compra y vino como para llenar el garaje de la autocaravana suerte que  tal y como quedamos solo llevaban un pequeña maleta para los dos el espacio en la auto es reducido y hay que optimizar todo el espacio disponible para cuatro personas.

Nos esperaban cinco horas de viaje hasta una pequeña área de Navarra que nos serviría para descansar de camino al norte, a partir de allí teníamos varias opciones y estábamos abiertos a lo que nos apeteciera hacer en cada momento.

Llegamos al área de noche, serían las casi las diez, había oscurecido y aunque nos turnabamos con Gisela para conducir,  los últimos kilómetros se estaban haciendo pesados.

Teníamos el área para nosotros solos, situada a las afueras de un pequeño pueblo y rodeada de bosque y caminos rurales, nos pareció encantadora y eso que solo veíamos lo que nos iluminaban cuatro farolas, hasta la mañana siguiente no nos dimos cuenta de todo el encanto que tenía ese lugar, aparcamos y empezamos a organizarlo todo, armarios, nevera, camas… solo eramos 4 pero la autocaravana parecía el camarote de los hermanos marx, teníamos ganas de descansar y eso nos hacía ir acelerados de una sitio para otro con los correspondientes roces en un espacio de 6 x 2 metros.

Al fín sacamos la mesa y las sillas para cenar un poco en el exterior, el merecido descanso estaba cerca,  aunque estábamos en junio, y durante el día hizo mucho calor, empezaba a refrescar, una buena cena y una mejor sobremesa nos hizo desconectar y relajarnos de golpe, el vino de Iris y Nico creo que también nos ayudó.

No parabamos de hablar y no se nos acaban los temas de conversación, decidimos que no nos levantaríamos pronto y que aprovecharíamos para ir a caminar y visitar los alrededores del área, teníamos claro que con lo que habíamos bebido no seríamos capaces de hacerle caso al despertador, era tarde y tocaba ir a la cama, y aquí empezaron las bromas y los comentarios subidos de tono, les advertí a Iris y Nico “nada de juegos por la noche que vosotros dormís en las literas del fondo y que cualquier movimiento allí hacía temblar a toda la autocaravana.”  se reían y se miraban con complicidad, nos cambiamos por turnos en el diminuto baño de la autocaravana, Iris se puso una camiseta larga que le tapaba justo medio culo, y dejaba ver sus pezones marcados, no podía dejar de mirarla, tenía unos grandes pechos que parecía que querían salir por el pronunciado escote de la camiseta, intenté disimular, era muy evidente que se me salían los ojos y no quería que Nico pensará lo que no era.

Gisela y yo nos metimos en nuestra cama, encima de la cabina mientras Nico y Iris acaban de prepararse, apagaron las luces, podíamos oír risas y susurros, unos besos… y el silencio, por fín, tranquilidad pensé, a dormir, unos segundos después unos suaves movimientos, y unos susurros más, intenté agudizar mi vista para ver qué estaba pasando al otro lado del habitáculo, mis ojos se iban acostumbrando a la oscuridad y con la poca luz que entraba del exterior pude ver a Nico subido en su litera y eso… eso era su polla!!!!!!! la tenía dura, erecta larga y delgada, Iris la cogió con fuerza y se la metió en la boca, ella cogida en la escalera de la litera, se la metía entera en la boca, se la sacaba, le mordisqueaba el escroto… se la veía una experta y a Nico no le veía la cara, pero no hacía falta para saber que estaba muriéndose de placer, tenía los ojos grandes como platos, le estaba haciendo la cucharita a Gisela y mirando por encima de su hombro,  no sabía si ella estaba viendo lo mismo que yo, lo que seguro que estaba notando era la reacción que estaba causando en mi cuerpo.

Iris seguía a lo suyo, le estaba haciendo la mamada de su vida a Nico,  el ruido de la polla de Nico deslizándose entre los labios de Iris podía oírse perfectamente. Iris se giró y nos miró mientras se sacaba la polla de Nico de la boca, la lamia desde los huevos a la punta y seguía con su mirada puesta en nosotros, no sé si podía ver que no me estaba perdiendo nada de su actuación. Gisela pegó su culo a mí, lo empezó a mover suavemente y restregandolo por mi polla que estaba dura como nunca, el ritmo de Gisela se aceleró, sin mover su cuerpo desplazó su mano izquierda hacía tras, liberó mi verga del fino pijama y empezó a masturbarme suavemente, para que nadie se diera cuenta.

Mientras Tanto nuestros vecinos ya no estaban en la escalera. Iris estaba tumbada en la litera de abajo y Nico estaba arrodillado delante suyo, la parte de abajo estaba más oscura y no podía ver exactamente qué estaba ocurriendo oía a Iris gemir y me estaba poniendo muy muy cachondo, Gisela continuaba masturbandome cada vez más rápido, su respiración se aceleraba, también se estaba calentado, se apartó el tango y con gran facilidad condujo mi pene erecto dentro de su coño, entro con mucha facilidad, estaba muy mojada… pase mi lengua por su cuello y me acerqué al oído para preguntarle si le estaba gustando el espectáculo, como respuesta solo obtuve un gemido que se escapó entre sus labios, empecé a embestir con más fuerza sin importarme que todo se moviera y se hiciera evidente lo que estábamos haciendo.

Al otro lado, los gemidos de Iris subían de volumen, de repente se oyó un golpe, y a Nico quejándose…  aproveché para soltar “abrele la luz de la mesilla, que el pobre se va a comer la sabana…”  los cuatro nos reímos, e Iris abrió la lucecita de su mesilla, entonces pude verla tumbada en su cama, una mano cogiendose uno de sus grandes pechos y con la otra cogiendo la cabeza de Nico que seguía metido entre sus piernas abiertas de par en par, desde nuestra posición teníamos unas vistas privilegiadas de la escena, también del culo de Nico y de su polla todavía erecta. Eso pareció excitar a Gisela tanto como a mí, se apretó más contra mí y me cogió la mano para ponerla en su pecho y estrujarlo con ella, ver los pechos de Iris moviéndose y siendo estrujados por ella misma estaba haciéndome llegar al límite, iba a correrme en breve, Gisela se estimulaba el clítoris mientras yo la penetraba como un martillo percutor. No tarde mucho más hasta soltar todo mi esperma en el interior de Gisela, que tampoco aguanto mucho más, mientras intentaba silenciar mi grito postorgasmo, su cuerpo tenia pequeños espasmos  entre mis brazos y se corría silenciosamente… se giró y me sonrió cuando el orgasmo de Iris, nada silencioso hizo girarnos hacia ellos para acabar de ver el espectáculo que tan calientes nos puso.

Iris gritaba sin disimulo, se mordía los labios y cerraba sus piernas con la cabeza de Nico entre ellas....

El silencio y la calma volvió a los pocos minutos y la luz se apagó, unos susurros y besos se oyeron de nuevo a ambos lados de la autocaravana precediendo la calma total.

-continuará-