Vacaciones diferentes (2)

A la mañana siguiente de haber llegado al lugar de vacaciones, nos disponemos para ir a la playa...

A la mañana siguiente desperté con los rayos del sol dándome en la cara, pues debido al cansancio del día anterior no nos acordamos tan siquiera de bajar las persianas de la habitación.

Comprobé que ya estaba sólo en la habitación, por la hora y el olor que me llegaba, diría que mi mujer estaba en la cocina haciendo tostadas para desayunar. Me senté en el borde de la cama, me estiré de brazos y me puse en pie. Me fui al aseo a lavarme un poco y despejar. Me puse un pantalón corto y una camiseta y me dirigí a la cocina.

Y efectivamente allí estaba mi mujer, con el café prácticamente apunto, tostadas con varias mermeladas encima de la mesa…

-                    Pero mujer – le dije – te dije que estas vacaciones no hicieras nada, que desayunábamos fuera…

-                    Bueno, el desayuno lo puedo hacer yo…Anda vete a despertar a la nena. Carlos ha bajado a por pan para los bocadillos de la playa.

Sin mediar palabra me di media vuelta y alejándome de la cocina me dirigí a la habitación de mi hija y su marido. Di un par de golpes en la puerta…

-                    Cariño, el desayuno está listo…

No obtuve respuesta de ningún tipo, de modo que repetí la acción esperando una respuesta por parte de mi hija.

Tras repetir por segunda vez y no obtener respuesta, cogí con mi mano el picaporte de la puerta, lo giré y abrí levemente. Me arrimé al hueco de la puerta y pude observar que entraban pequeños destellos de sol por las rendijas que habían dejado abiertas.

Abrí un poco mas la puerta y observé a mi hija…La poca luz que entraba al cuarto me dejaba ver que dormía encima de la cama. Vestía un simple tanga y una camiseta gris. Mostraba unas piernas realmente preciosas, largas, delgadas y de muy buen ver. Fui subiendo por ellas con mi mirada, y cuando llegué a los muslos me detuve…contemplé mas ensimismado la situación.

En un momento ella se movió, abrió los ojos…

-                    Buenos días papa – desperezándose - ¿ qué haces ahí?

Diciendo eso y tras estirarse, se levantó y se dirigió a las ventanas, abriendo totalmente las persianas, y se quedó mirando al exterior. El destello del sol dibujaba la silueta espléndida de mi hija. Yo sólo era capaz de mirar y estar quieto.

Tras unos instantes observándola la puerta de la habitación se abrió del todo pues mi mujer se preocupó al tardar en ir a desayunar.

-                    Ale ¿ pero que hacéis? Niña, ponte algo y vente a desayunar.

Durante el desayuno era incapaz de no fijarme en mi hija, recorrerla con la mirada. Su pelo, sus ojos, su boca, sus mejillas…por la apertura de la bata destacaban unas preciosas piernas, morenas de lámpara.

-                    ¿ No tienes hambre? – me preguntó mi mujer

Volví en mi y comencé a desayunar, aunque no con mucha gana…se me estaba quitando el hambre…pues me estaba entrando apetito…de mi hija.

Ya acabando el desayuno apareció mi yerno con el pan para los bocadillos y así comer en la playa.

Nos levantamos y nos fuimos a cambiar cada uno en su cuarto. Yo me dirigí al mío. Saqué de la maleta un bañador azulado, las chanclas, un par de paletas para jugar y la toalla.

-                    Cariño – me dijo mi mujer – vete a la despensa y coge un par de latas y la neverita para los refrescos.

Una vez dicho eso mi mujer se quedó en el cuarto sola, cambiándose. Realmente estaba escogiendo bikini. Salí del cuarto cerrando la puerta. Pasé al lado de la cocina y al pasar al lado puerta que da a la habitación de mi hija y su marido oí unos leves gemidos.

En ese momento se enfrentaron en mi mente dos sentimientos…seguir adelante e ir a por las latas y la neverita…o mirar que sucedía… Y me pudo lo segundo.

Me arrimé  a la puerta, que, con mucha suerte estaba semicerrada, apenas un pequeño hueco entre la puerta y el marco. Poco a poco me fui arrimando, y a cada movimiento de acercamiento ya me excitaba sin saber que iba a ver en esa habitación. Mi mente caliente ya era dueño de todo mi ser.

Arrimé mi ojo derecho al hueco de la puerta…y me quedé inmóvil…noté como mi polla se ponía dura, empecé a sudar por la espalda…

Mi yerno estaba sentado encima de la cama, con las piernas abiertas y totalmente desnudo. Tenía su cabeza hacia atrás y de ella escapaban pequeños gemidos…Una de sus manos se asentaba en el cuero cabelludo de mi hija…que agachada en el suelo le estaba cogiendo la polla con una de sus manos…con la otra le agarraba los huevos y todo esto mientras le propinaba una maravillosa mamada.

La polla de mi yerno era grande, larga, gorda y muy venosa. Mi hija se la cogía con fuerza, estaba dura como una roca. De los huevos salían pequeños pelillos, por la pinta diría que se retoca. Mi hija estaba tirada en el suelo a 4 patas, dejando su culo en pompa, pero ella tenía puesto un minúsculo tanga blanco.

Mi hija mamaba con locura, meclando movimientos suaves con locos y bravos movimientos que no hacían mas que excitar a su marido. Su polla ya estaba toda ensalivada. La polla desaparecía en la boca de mi hija, de la cual descubrí la capacidad que tenía para hacer una maravillosa garganta profunda…ayudado por mi yerno el cual con su mano la apretaba mas hacia su polla.

Mi hija movía su culo de un lado al otro mientras ella proseguía en su trabajo. Sin apenas darme cuenta mi mano se había perdido por dentro del bañados y me estaba tocando ligeramente. Sentía las ganas irrefrenables de cascarme una paja allí delante, con la maravillosa vista de mi hija a cuatro patas, con su culo en pompa y haciendo una gloriosa mamada a su marido, el cual disfrutaba sin reparos, con cada vez gemidos mas sonoros.

Yo pasé de acariciarme a cogerme mi polla y a masturbarme muy lento. No podía dejar de mirar, necesitaba seguir mirando. Deseaba estar sentado en esa cama y ser yo quien recibiera ese hermoso regalo de mi propia hija, mirándome a la cara mientras desaparecía mi polla en su boca…

Paula, mi hija, empezó acelerar el ritmo, mi yerno se le notaba mas tenso, signo inequívoco de que estaba cerca de correrse…en ese momento me entró la duda si mi hija sería capaz de tragarse el semen…o se apartaría…

Carlos, mi yerno, se dejó caer hacia atrás, tumbándose del todo. MI hija subió sus manos hasta los pechos de él, el cual empezó a retorcerse, se estaba corriendo y mi hija mantenía el ritmo de mamada, no dejaba de chupar.

Tras unos instantes se sacó la polla de su boca…y comenzó a lamerla…no quería dejar nada…mi hija era realmente una loca del sexo, lo cual me excitó si cabe aún mas.

Tras lamer bien…se fue a poner en pie, momento en el cual yo me alejé de la puerta para no ser descubierto, aunque para mi desgracia mi pequeño autotrabajo no se había finalizado.

Regresé a la habitación por miedo a ser descubierto.

-                    ¿ Y las latas? – exclamó mi mujer.

Realmente no me había dado cuenta de las latas….bastante tenía ya. Pude comprobar que mi mujer no me quitaba ojo…me miré y no me había percatado de la notoriedad de mi erección, de modo que tuve que salir por algún lado.

-                    Te eché de menos…y lo de ayer…

Me bajé el bañador quedando absolutamente desnudo delante de mi mujer, la cual ya vestía un trikini marrón. Mi mujer estaba totalmente atónita. Cerré de pestillo nuestra puerta. Me acerqué a la cama, me recosté encima de ella desprendiendo una sonrisa pícara a mi mujer…

-                    Acércate mujer – le dije convencido.

Ella se acercó temerosa, nunca me había visto en tal estado. Cuando estuvo justo de pie delante de mi, la hice ademán de que parase.

-                    Arródíllate – ella se quedó con cara estupefacta.

Se arrodilló…quedando su cara delante de mis piernas, las cuales abrí ligeramente. Quería plagiar el momento que acababa de visionar. Yo también deseaba disfrutar.

Estiré mi mano derecha. Acaricié la mejilla de mi mujer…pasé un par de dedos por su boca, la cual abrió y sacó su lengua. Acaricié su cabello y poco a poco la fui guiando hasta mi polla, la cual yacía dura y plena de venas…

Estando a poco centímetros su boca de mi polla, ella comenzó a abrir su boca mientras yo la miraba fijamente, si bien no era a ella quien me imaginaba…sino pensé que era mi hija la que estando a cuatro patas  se disponía hacerme una mamada.

-                    Mírame a la cara – le dije

Mi mujer me cogió la polla con su mano izquierda y comenzó a masturbarme, sacó su lengua y acercándose del todo comenzó a lamer como se de un helado se tratara, desde el tronco hasta la punta, dándome pequeños besos.

En ningún momento dejó de mirarme fijamente a los ojos, los cuales exponían una lujuria y excitación totales. Eso me ponía cada vez mas.

Subía lentamente por mi polla con su lengua…me empezó a chupar los huevos, lo cual me excitó mas aún…subió su lengua llena de saliva, restregando sus líquidos por mi polla..llegó a la punta…abrió la boca y se la introdujo completamente dentro de ella. En ese momento no pude contener un pequeño gemido y apreté su cuero cabelludo con mi mano…

Ella, notando que estaba totalmente a su merced, comenzó un movimiento lento, pero sin apenas pausa, de arriba abajo con su boca y acompañado por su mano. Tras su boca iba su mano.

La otra mano empezó a acariciarme mi muslo, subiendo poco a poco y llegando por fin a mis huevos, los cuales empezó a masajear. Yo cada vez me sentía mas excitado.

Cerré mis ojos e imaginé que era mi propia hija la que estaba a cuatro patas delante de mi, con su bikini blanco, con su culo en pompa y perdiéndose mi polla entre sus labios y disfrutando de su cara de satisfacción.

Comencé a sentir que mi mujer apuraba y yo empecé a notar que en poco tiempo me correría, mis muslos se pusieron tensos, mi mujer lo notó, pues comenzó a presionar mas fuerte la mano con la cual me masturbaba y con su boca recorriendo mi verga mas rapido.

Ella empezaba a gemir….

-                    Si….me voy a correr cariño…- empecé a jadear….

Ella apartó su boca y comenzó a pajearme mas rápido… No pude en ese momento sino recordar que mi hija no se hubiera apartado, se hubiera tragado cada gota de mi semen y después me hubiera limpiado los restos en mi polla con su lengua juguetona.

Con la mano que acariciaba su pelo empecé a hacer ligera presión para devolverla a mi polla… Ella me miró, pues yo debía saber que a ella eso no era algo que le gustaba, si bien. Jamás lo había hecho conmigo…

-                    Por favor – le imploré…

La mano que me masturbaba lo hizo de modo mas lento, ella me miró a los ojos…y acercando nuevamente su boca a mi polla se la metió dentro y comenzó a chupar muy rápido…Yo me dejé caer hacia atrás…

Noté que un torrente de leche salía de mi polla, en ese momento un arrepentimiento me inundó y le dije que se saliera como pude… A lo que ella respondió mamando con mayor intensidad…comenzó a tragarse mi leche, ella seguía chupando, recorriendo de arriba abajo mi polla…

Conseguí reincorporarme y pude ver como mi polla seguía dentro de la boca de mi mujer…Ella me miró y soltó mi verga, Pringosa, con restos de semen aún.

Se mordió los labios y sacando su lengua comenzó a limpiarme los restos que habían quedado en mi polla… Era el cúlmen, la misma escena que minutos antes había visto como testigo de excepción en la otra habitación.

Tras no dejar ni resto, mi mujer se puso de pie, me dio un beso en la mejilla y dirigió su boca a mi oído…

-                    Espero lo hayas disfrutado… - susurrando – ahora vete a por las latas…

Yo sonreí, me puse el bañados mientras mi mujer desaparecía con dirección a la cocina para hacer los bocadillos.

Tras tener todo preparado nos dirigimos a la playa… Cuando ya teníamos las toallas puestas, mi yerno decidió ir a caminar un poco, a lo cual mi mujer se apuntó. Yo prefería relajarme y tomar el sol a ver si me ponía moreno. Mi hija decidió quedarse también.

Cuando ya estábamos solos…

-                    Papa, ¿ me echas crema?

Suspiré….

( CONTINUARÁ)