Vacaciones de verano. Vacaciones de Navidad

Nono, hijo de Joan, mi marido, vino a pasar unos días de vacaciones. Ahí lo conocí. Exactamente igual que si padre. En todo...

Abrí la puerta y me quedé helada. Era un autentico clon. Nono, el hijo de mi marido era exactamente igual a él. La única diferencia era los diecinueve años que los separaban. Joan tenía treinta y ocho y Nono diecinueve.

Estábamos pasando quince días de vacaciones en la Manga del Mar Menor (Murcia) y Nono aprovechó las vacaciones de la universidad para venir a visitar a su padre y conocerme a mí, que ya llevaba año y medio casada con su padre.

Lo hice pasar después de que me diera dos besos de ‘encantado de conocerte’. En el salón del apartamento y los dos juntos, me parecían dos gotas de agua. Igual de guapos. Morenos, altos, flacos, con sus rizos tan característicos y esas sonrisas acompañadas de sus miradas brillantes.

Un auténtico sueño. Dos iguales

No podía quitarle la mirada de encima. Creo que incluso llegué a mojar las bragas.

Fueron pasando los días y cada vez mi cabeza y mi coño me pedían guerra con mayor insistencia. Desde que llegó Nono, a pesar de que Joan me follaba todos los días, me pasaba el día con los dedos dentro de mi raja. Es como si con la llegada de Nono, mis dieciocho años volvieran a florecer con la intensidad de la primavera más loca. Una de las noches que Joan me folló, cerré los ojos, pensando que el que realmente empujaba con toda su fuerza mi coño era Nono

Una mañana al cambiar las sábanas de la cama de Nono, me percaté de que estaban llenas de manchas de semen. El chico también se masturbaba. Aproveché que ninguno estaba en el piso y antes de meterlas en la lavadora, comencé a olerlas y chuparlas como perra en celo. Encontré un sitio donde más grande se mostraba el resto de su corrida y lo dirigí a mi coño, masajeándolo hasta darme cuenta que me encontraba totalmente abierta de piernas encima de la mesa de la cocina, pajeándome con la sábana llena de leche seca del hijo de mi marido. La corrida fue monumental. ¿Se haría las pajas pensando en mí?

Sonó el móvil. Me dijeron que no hiciera de comer. Comeríamos fuera. Nono dijo que conocía una playa en Vera (pueblecito de Almería, donde él estudia) donde había una playa nudista y que se estaba muy bien. Menos ajetreo que en La Manga.

A su padre le pareció bien. Sólo le comentó que no se pensaría que me iba a ver desnuda. A la playa iríamos Joan y yo. Él podría ir a la no naturista, que están una al lado de la otra.

Una vez en Vera y después de muchas cervezas, decidimos por fin poner rumbo a la playa. Como los tres ya íbamos ‘chispados’ no le dimos mayor importancia y al final acabamos yendo los tres.

Joder, Papá si puede ser mi madre!. Además estaría feo que te pusiera los cuernos con tu propio hijo

Como habían bebido bastante, las pichas las tenían morcillonas. Recuerdo que se pusieron a jugar a las palas y tras terminar y dejarlas junto a las toallas, pude admirar dos cuerpos casi idénticos, dirigirse hacia mí. Justo en ese momento, me incorporaba, por lo que quedé sentada con las tetas al aire y las piernas abiertas para mostrarle a Nono la plenitud de mi coño. Si el chaval se pajeaba pensando en mí, ahora tendría mayor motivo.

Al llegar a mi altura se quedaron mirando como dos tontos. ¿De que os asombráis? ¿No es una playa nudista? Pues eso. Tenía las dos pollas a la altura de mi cara. Seguían flácidas. La de Joan era un poco más larga. Ellos se miraron la polla el uno al otro y después me miraron a mí.

Nos vamos a bañar, ¿vienes? Me dijo Nono.

Anda, picha corta, no la molestes que no tiene intención de que un ‘pulpo’ le meta manos mientras se baña

Y se fueron los dos corriendo a bañarse, no sin antes verle a Nono, la vergüenza reflejada en la cara. Como un tomate. Me tumbé boca arriba para que el Sol, rozara mis pechos e imaginé jugando en la orilla con mis ‘dos hombres’. Mientras mi marido me estuviera metiendo mano sin ningún tapujo, su hijo intentaría hacerlo disimuladamente. Tuve un orgasmo sin tocarme.

Llegamos al apartamento y Nono se fue de marcha. Joan y yo nos quedamos en casa. Le recriminé que avergonzara a Nono. A Joan no le gustó y empezó a ponerse violento. ¿Qué pasa, acaso te gusta? ¿Crees que folla mejor que yo? ¿Quieres probarlo?. Le dio un ataque de celos. Tanto, que estuvo toda la noche sin hablarme.

Quise quitarle hierro al asunto, pero cada vez que lo intentaba, peor se ponía la cosa. Me hizo examen de conciencia y le dije que sí, que realmente su hijo me gustaba y me atraía, pero no le dije que me pajeaba pensando en él. Le dije que era exactamente igual a él y por tanto me tenía que gustar sin más remedio. Además a Nono se le veía más fuerte.

La cosa se fue tranquilizando. Luego en la cama, Joan me empezó a chupar los pechos, luego el cuello, los codos, los brazos, los muslos, las rodillas, la espalda, los glúteos, las orejas. Todo menos el culo y el coño. Me estaba poniendo a mil. Y lo sabía. Cuando me tuvo totalmente mojada, se puso encima mía y de un sólo golpe metió su polla. Se quedó encima, sin moverse. Acercó su boca al oído y empezó a hablarme como si él fuera Nono:

¿Te gusta que te folle, puta?

Seguro que sí

¿Notas lo grande que la tengo? Pues es sólo para ti. Seguro que mi padre no te folla también como yo

Voy a hacer que te corras como nunca, cerda. ¿O prefieres que te llame mamita?

Siguió y siguió con todo un repertorio hasta que se corrió como un salvaje, quedándose dormido a los dos minutos.

Después de la ducha, me encontré con Nono en el sofá. No me di cuenta de que había llegado. Preguntó por su padre y le dije que dormía. Le pregunté que sería comer algo a lo que respondió que sí. Al regresar de la cocina con dos sándwiches que había hecho, cambió muy rápido con el mando de la TV.

¿Qué veías?

Nada, nada.

¿Y porqué tan nervioso?

Nada no veía nada. Toma anda pon lo que tú quieras.

Al darme el mando, me di cuenta que estaba empalmado, por lo que supuse que estaba viendo la porno del plus.

Pues a mi no me parece ‘picha corta’

Se quedó mirándome muy fijamente y sonrió nervioso.

Bueno, tú estarás harta de verlas en la consulta.

Sí, Nono, pero al urólogo generalmente vienen abuelos. Y con problemas. ¿Por cierto cuando te has hecho la última revisión?

Nunca, yo no

¿Vergüenza o desconocimiento?

No sabía

Vosotros debéis ir una vez al menos al año. Igual que nosotras vamos al ginecólogo.

¿Pero te miran?

Pues eso, el estado, la forma, si tienes problemas de orina o dificultar al eyacular. Ya sabes

La mía está perfecta. Seguro.

Machito, yo creo que eso debe decirlo el médico

¡Pues que lo diga la doctora!

Se quitó las bermudas y los calzoncillos y apareció una enorme polla delante de mi cara. Ahora si era más grande que la de su padre. Se la toqué, le rocé los testículos, cual exploración habitual, mientras le preguntaba si tenía molestias. Solo conseguía murmurar. Le tiré del glande hacia atrás y volví a preguntarle. Luego lo repetí seguidamente. Mojé mi dedo índice y se lo metí en el culo.

Ahhh, eso duele!

Corazón la exploración ha de ser completa. Pero tu doctora te va a recompensar el daño que te hace.

Abrí mis labios y metí su glande en mi boca. Empecé a soplar y a comérmela con adoración, sin sacarle el dedo del culo, hasta que su leche pidió salir, para inundar toda mi cara.

La mañana siguiente pasó tan normal, aunque cuando cruzaba miradas con Nono, el chocho me palpitaba. Joan se metió en la ducha y Nono se vino hacía mí como si fuera un lobo.

Quiero follarte, quiero follarte

Lo repetía una y otra vez. Mi cuerpo lo pedía aunque mi cabeza lo negaba. Me agarró por la cintura y apoyó su polla contra mi vientre. La tenía durísima. Me levantó el camisón y se puso de rodillas. Empezó a lamerme el coño en medio del salón. Yo sólo habría las piernas. Su lengua jugó por todos mis rincones. Estaba a punto de irme. Se incorporó y sacó la polla, la restregó en mis labios. Me hacía perder el control.

Me fui a la ducha sin dejarlo terminar. Ni siquiera empezar. Su cara de malhumor, de niño chico consentido era la misma que la de su padre cuando se enfada. Me metí con Joan.

Cariño, ¿quieres que te enjabone?

Sí claro. Luego yo a ti.

Después de lavarnos el uno al otro. Joan me hizo la prueba del ‘algodón’. Para comprobar que me había lavado bien, me folla desde atrás dentro de la bañera. No tardé en correrme más que dos minutos. Entre la comida de coño de Nono y lo gorda que estaba la polla de Joan

Nos fuimos a la piscina del apartamento. Joan empezó a ponerme crema y Nono lo miraba con rabia. Con celos. Su padre me acariciaba y él sólo podía mirar.

De pronto Joan se quedó atontado por una rubia de grandes tetas que estaban a diez metros. Miró a Nono. Las miradas entre hombres. Nono le dijo muy serio, que si era tonto, que porqué miraba a nadie, teniéndome a mí. Y lo que nunca quiso decir: - Ojalá tuviera yo una mujer como la tuya

¿Te gusta? ¿Y que serías capaz tú de hacerle, que no le haga yo?

Pues como poco darle respeto y no mirar a ninguna otra.

Vaya, vaya, que al nene le guste la mujer de su papi…, pues tú a ella también le gustas.

Eso no es verdad

Basta ya. No quiero más comentarios de machistas. ¿Acaso soy un trozo de carne que esté en venta? Sois los dos unos degenerados

Me levanté y me fui sin decirles nada. No aparecí hasta las ocho de la noche. Cuando llegué estaban los dos muy serios. Se les veía dolidos. Me pidieron perdón de todas las maneras posibles y no hacían nada más que repetir que harían lo que fueran para que les perdonara.

Muy bien. Quiero que tú Nono, hagas un porro. Y tú Joan que hagas papelillos (es un juego que tenemos mi marido y yo. Cuando estamos solos, apuntamos las cosas sexuales que queremos el uno del otro y luego las metemos en un bote, sacándolas una a una. Por ejemplo: él escribe quiero ver como te corres con mis dedos en tu coño, o córrete en mi cara toda llena de leche condensada como si se hubieran corrido otros tios antes que tú –este es el que más le gusta a Joan).

Después jugaremos al parchís. Yo llevo los papelillos y según vayáis comiendo fichas os daré uno a cada uno.

Así paso media hora, tiempo justo para el efecto del porro. Joan tenía cuatro papelillos y Nono tres. Si no lo recuerdo mal del todo, el juego final fue más o menos así:

1º papelillo (Joan): TE CHUPO LOS HUEVOS. Comencé a pasar mi lengua por los testículos de Joan (solo los testículos) y sus movimientos se hacían cada vez más impulsivos. De vez en cuando paraba de mamar para mirarle a la cara. Todo un espectáculo.

2º papelillo (Nono): COMEME EL CULO. Me puse a cuatro patas, dándole todo mi culo. Se levantó del sofá y miró a su padre como pidiendo aprobación. El calor de sus manos sobre mis nalgas, seguida de su lengua sobre mi agujerito me puso más cachonda que todas las perras del Mundo. Metía y sacaba a una velocidad de vértigo. Me follaba con su lengua.

3º papelillo (Joan): TE PEGO TRASTRÁS EN EL CULETE MIENTRAS COMES POLLA. Dicho y hecho. Me tumbé encima de Joan, dándole mi culo para recibir azotes como una colegiala mala. Nono acercó su polla a mi boca que se movía al ritmo del trastrás que recibía mi culete. Me corrí.

4º papelillo (Nono): FÓLLAME AGARRANDOME EL CULO. Se puso de pie con su polla apuntándome como si fuera un mástil. Me fui para él. Me agarró de las caderas y de pronto estaba flotando en el aire, quedando mi cuerpo sujeto en su polla. Me agarró el culo para que el vaivén fuese más salvaje. Me corrí tanto que parecía que me había meado.

5º papelillo (Joan): CHÚPAME LO QUE QUIERAS. Me abrió las piernas y empezó a comerse mi corrida, pero al tenerlo tan sensible y notar que mis movimientos eran más de dolor que de placer, desistió hasta ir subiendo a mis pechos, mi cuello y mis orejas. De pronto un susurro… ¡que bien te ves haciendo de guarra, cariño!

6º papelillo (Nono): ELIJES. CON LOS DOS DENTRO, DELANTE O DETRÁS. Quiero ver tu cara con mi polla en tu coño y la de mi padre en el culo. Quiero ver como te corres. Quiero verlo. Dijo. Me senté encima suya y empecé a cabalgarlo. Al instante noté la vaselina y la entrada de Joan. ¡Joder! ¡Increíble! Lo había visto muchas veces en las películas porno, pero no podía llegar a imaginar el placer de sentirse ‘llena’. Me faltó un tris para correrme, pero llevaba dos seguidas y para mi eso ya era todo un record.

7º papelillo (Joan): HAZTE UNA PAJA DELANTE DE MI CARA DESPUÉS DE QUE SE HAYA CORRIDO EL OTRO. Le tocó a Joan, por lo que cogí la polla de Nono y la masturbe con fuerza y la besaba, mientras Joan se tocaba delante mía. A tiempos se las comía a los dos. A la vez y simultáneamente. Las sacaba y les miraba a los ojos. Cuatro ojos preciosos destilando vicio, aprobando la habilidad de mi lengua en su pollas. Nono, gritó mientras se la agarraba, dándose las últimas sacudidas para sacarse toda su leche para su mamita. Joan no duró diez segundos. Se escucharían sus gemidos a kilómetros. Apuntó alto. Toda su lefa en mi frente, cayendo despacio hasta que se fue a juntar con la de Nono que habia descargado en mis mejillas.

He querido escribiros esto que nos pasó en Agosto de 2003, porque Joan me acaba de decir que para estas Navidades viene Nono a pasar unos días. Hoy es 13/12/2003. Sólo faltan siete días