Vacaciones de Semana Santa

Esas vacaciones con mi novia y un amigo fueron de lo más excitante que me ha pasado nunca. Descubrí que mi novia era más viciosa de lo que yo creía.

¡Hola a tod@s!

Es la primera vez que escribo, y espero que os parezcan interesantes mis experiencias. La verdad es que no me puedo quejar de mi vida sexual. Empecé pronto (a los 15) y hasta hoy que ya rozo los 44, he tenido un montón de situaciones que se podrían llamar morbosas (al menos a mí me lo parecen).

Hoy voy a contra una que me pasó cuando tenía 21 o 22 años.

Llevaba saliendo con Helena hacía 2 y todo era genial entre nosotros. Ella era una ricura de chica: 1,65, delgadita pero con curvas, unas tetas talla 95 y riquísimas, un culo bien puesto, una cara Linda…En fin, que me tenía casi siempre excitado.

Nuestro primer polvete llegó a los 3 días de conocernos, pues ella al igual que yo había empezado jovencita y no perdía el tiempo.

Era semana santa y decidimos ir a un camping los dos solitos a la provincia de Alicante, y estábamos deseando que acabasen las clases para escaparnos. Un par de días antes un amigo común, Toni, me comentó que se había quedado colgado, pues iba  a ir de viaje con sus padres y hermanos, pero una enfermedad de una abuela hizo que todo se cancelase. Se lo comenté a Helena y decidimos invitarle con nostros, pues a los dos nos caía muy bien y ya habría más ocasiones para ir solosÉl aceptó encantado y nos fuimos en una tienda que tenía un poco más grande que la nuestra.

Ese año la semana santa fue calurosa y Helena llevaba siempre ropa muy “suelta”. Solía ponerse camisetas de tirantes holgadas, con mucha abertura por todos lados, por lo que su sujetador siempre estaba a la vista. Abajo se ponía o pantalones cortitos o minifaldas. A ella le encantaba enseñar y a mí no me importaba, es más, me daba morbo.

En la primera parada que hicimos con el coche me dijo que mientras dormía (o lo intentaba), había visto a Toni más de una vez mirándola con descaro, pues se había tumbado en el asiento de atrás y llevaba minifalda.  A mí me hizo gracia y le dije que era lo más natural del mundo mirar las delicias de una ricura como ella.

En la tienda dormíamos ella y yo juntos en un saco que se abría con cremallera y se hacía doble, y Toni en uno normal.

La primera noche fuimos por turnos al baño, para no dejar las cosas solas, y la última en ir fue Helena. Cuando entró y se quitó la sudadera y el pantalón de chándal que llevaba (por la noche refrescaba) a Toni casi se le salen los ojos pues debajo llevaba un pijama de dos piezas: un super-mini pantaloncito y una camiseta de tirantes bien ajustadita, y como iba a dormir sin sujetador, se le marcaban las tetas que era una delicia. Por el frío, los pezones los tenía superduros y se le notaba el contorno de la aureola.

Como él también estaba en pijama, se le notó una erección que fue de escándalo, y claro, Helena se dio cuenta. Me miró y sonrió, pero no dijo nada. Yo fui el que rompió el hielo y dije:

  • Como no te metas pronto debajo del saco, Toni va a romper el pantalón del pijama.

Nos reímos los tres y Toni se disculpó:

-Lo siento Javi –dijo mirándome-, pero es que me ha pillado de sorpresa y hay que reconocer que Helena está cañón. Y tú Helena, haz caso a Javi y tápate pronto, que llevo tres meses sin mojar y como tardes voy a tener que ir al baño a “descargar adrenalina”.

Otra vez risas, pero lo que dijo Helena nos dejó callados:

-No seas tonto y mira lo que quieras, total, si no quisiera que me vieras o a Javi no le molase, no iría así. Y no hace falta que te vayas fuera, te metes en el saco y te la meneas, que no me voy a escandalizar, nene.

  • Pues la verdad es que sí –dije yo-, y a lo mejor eso hace que nosotros entremos en calor. Aunque viendo a Helena como está no me hace falta mucho. Jajajajajajajajajaja

  • Y por mí no os cortéis –dijo Toni- vosotros a lo vuestro que yo tampoco me voy a escandalizar a estas alturas, y además ya que he roto la intimidad en vuestras vacaciones no os quiero chafar los polvotes. Jajajajajajajajjajaja. Pero si queréis me salgo fuera y ya me avisáis.

  • Que no nene –dijo Helena- que lo que vas a oír ya lo has oído antes y el saco es suficientemente grande para darnos intimidad.

Tras decir esto me dio un morreo y mirándome a los ojos me dijo:

-

¿A que no te importa, cielo?

  • Para nada –dije yo, que para entonces ya la tenía algo más que morcillona.

Al poco nos metimos en nuestros respectivos sacos y Helena se quejó de que por culpa del atasco y llegar tarde tuvimos que coger una parcela en la que había una farola, que aunque daba una luz tenue, era suficiente como para que no hubiese oscuridad total.

En voz baja me dijo Helena:

  • Javi, ¿tan escandalosa voy como para que Toni se haya puesto así?

  • Pues mira, cariño, algo influirá que lleve tiempo sin meterla en caliente, pero te puedo asegurar que la vista que ofreces es de lo más sugerente…

Y diciendo esto empecé a arrimarme a ella y a acariciarle las tetas por encima de la camiseta.

  • Ya veo que Toni no es el único que se ha puesto “contento” al verme así

  • Es que estás muy requetebuena, nena, y sabes que con poco ya me levantas el mástil.

  • ¿Ah, si? Déjame que lo compruebe…

Y empezó a tocarme la polla por encima del pantalón. Yo miraba de reojo a Toni y con la luz que entraba me parecía que miraba para nosotros. Se lo comenté a Helena y me dijo:

  • No sé si es buena idea que sigamos, el pobre lo va a pasar mal oyéndonos y teniéndose que tocarse solo.

  • ¿Mala idea? Ojalá que siempre que me he tenido que hacer una paja hubiese tenido una pareja dándose el lote a mi lado.

  • ¿Te puedo confesar algo? –me decía mientras ya había metido la mano por debajo del pantalón y del boxer.

  • Dime, preciosa –yo también tenía mi mano tocándole ya directamente sus tetas.

  • Que me da morbo la situación. Tú y yo magreándonos y a medio metro Toni.

  • Pues ya somos dos. Jajajajjaajjajaja

Le quité la camiseta y me dediqué debajo del saco a comerme ese par de tetas, deleitándome en esos pezones que tanto me gustaban y que tenía durísimos. Ella me acariciaba la cabeza y con los pies me sobaba la polla. Como toda una maestra, se las apañó para quitarme el pantalón y el bóxer. Deje de comerle las tetazas para decirle que que bien se le daba utilizar los pies (que para entonces ya me tenían cogida entre los dos la polla y me daban un masaje delicioso). Entonces ella me dijo:

  • No te lo parecía, cariño, está mirando para nosotros.

  • ¿Y te ha visto mirarle?

  • No solo eso, sino que mientras me comías las tetas nos hemos mirado sin apartar la vista, menos cuando me era difícil controlarme y cerraba los ojos por lo bien que lo haces.

  • ¡Qué demasiado! O sea, ¿que te ha visto poner cara de placer?

  • Pues va a ser que sí, pero es que no he podido evitarlo.

-Si no me importa; todo lo contrario, me pone a mil solo de pensarlo.

Esta  vez miré con descaro a Toni y vi que, efectivamente miraba para nosotros. Me sonrió y me hizo un expresión como diciendo: “menudo show”. Y entonces vi unos movimientos que indicaban sin lugar a duda que se estaba haciendo un pajote. Como Helena no dejaba de pajearme con los pies, y la situación estaba como estaba, veía que así no iba a durar mucho, por lo que bajé de nuevo. Me entretuve otra vez en esas tetas tan ricas, pero esta vez seguí bajando, y cuando le estaba chupando el ombligo le cogí con las dos manos a la vez el pantaloncito y las braguitas y se los quité, dejándola en pelotas, procediendo a comerle esa rajita tan sabrosa.

Pero claro, de lo que no me di cuenta en ese momento, es de que con tanto movimiento, el saco se había bajado, y se le quedaron las tetas al aire. Como no dejaba de tocarla y chuparla, ella no se dio cuenta ( o sí, y no le importó) y no hizo nada por subirlo. Cuando subí un mano para tocarle las tetas, me di cuenta, y entonces subí y se lo dije.

Ella se rió nerviosamente, pero siguió sin hacer nada. Bueno, sí hizo: giró la cabeza y miró a Toni, que entonces dijo:

  • Oye, por mí no paréis.

  • No te jode –dije riéndome yo- Con la vista que tienes para que te la quitemos.

Nos reímos todos.

  • Sed caritativos, que estoy muy necesitado, y viéndoos, la paja que me estoy haciendo será más rica.

  • Ya me parecía a mí que había un ruido sospechoso –dijo Helena que ya tomó como normal tener las tetas al aire y que Toni no se las dejase de mirar con deseo.

  • Vamos a ayudarle entonces –dije yo, y puse a Helena de lado, mirando a él y le empecé a magrear las tetas desde detrás pellizcándole los pezones.

Con el movimiento las tetas de Helena se quedaron a unos 30 cm de Toni, al que casi se le salían los ojos de las órbitas y que aumentó el ritmo de la paja.

De nuevo fue Helena la que dio un paso más allá:

  • Toni, ¿porqué no te sales del saco y así te será más fácil meneártela?

Yo casi no me creía que dijese eso, pero ante la situación como estaba, no era extraño que la cosa pudiese desmadrarse.

  • Ya, lo que tu quieres es verme la polla, ¿verdad? Jajajajajajajajajajajajaja.

  • Hombre, ¿no me estás viendo tú las tetas hace rato? Pero de verdad, que ahí estás muy estrecho, y te será más cómodo.

No hizo falta que se lo repitiese, se salió del saco y se puso sobre él.

  • Vaya, sí que estás contento. Jajajajajajajajajaja. –le dijo ella- Y tú, Javi, porqué no sigues lo que estabas haciendo, que me estaba encantando.

Ya parecía que la veda estaba levantada. Así que me bajé de nuevo a seguir comiéndole su chochito, que estaba ya inundado. Sin contar conmigo, cogió el saco-manta y lo echó para atrás, dejando a la vista a ella completamente desnuda y a mí entre sus piernas. Ella se excusó diciendo: “anda, así mejor, que si no te vas a asfixiar”.

Yo, mientras se lo comía, miraba a ella y a Toni; él parecía que no daba abasto de mirarla toda, y ella no dejaba de mirarle la polla y como se la meneaba. Mientras le chupaba cada rincón de su coño, le había metido ya 2 dedos que la follaban frenéticamente, y con la mano libre pasaba de una teta a otra. Cuando llevaba 5 minutos con el trabajito tuvo un orgasmo espectacular (normalmente tarda más).

Yo pensaba que con Toni al lado se iba a cortar un poco, pero nada de nada, la muy perra gimió casi más que nunca y se arqueó que parecía que se iba a romper.

Claro, el espectáculo fue tal que Toni, con los primeros gemidos de ella también se corrió.

  • Joder tíos. Muchas gracias, ha sido genial –dijo nuestro amigo, mientras no dejaba de tener la polla en la mano.

  • Bueno, cariño –dijo Helena- tú eres el único que falta.

Y diciendo esto me fue dando lengüetazos hasta llegar a mi polla que estaba para reventar, y sin importarle que Toni estuviese delante, me hizo una mamada de infarto, por lo que yo no duré creo que ni dos minutos. Como siempre que hacía cuando estaba muy caliente, no apartó la boca cuando me corrí, tragándose todo, y procediendo después a darme un buen repaso hasta dejarme la polla tan limpia como recién duchado.

Toni  no se perdió detalle, entre otras cosas porque Helena lo hizo de tal  forma que parecía que fuese una película y él tuviese la cámara. Su polla, que parecía que había perdido un poco de “brío” se puso otra vez tiesa a tope.

  • Joder, Javi vaya suerte que tienes. Se ve que Helena, a parte de estar como un queso, no le hace ascos a nada.

  • ¿Qué pasa? –dijo ella- ¿qué las tías con las que has estado han sido unas mojigatas?

  • No, casi todas me la han chupado, pero no logré que ninguna me dejase que me corriese en su boca.

  • Pues a mí me encanta. Jajajajajajajajajajajajajaja.

A todo esto, ella se había puesto sentada sobre mí y poco a poco iba moviendo su culito, por lo que el roce de su chocho todo mojado sobre mi polla, hizo que ésta volviese a ponerse dura como una piedra.

  • Vaya Javi –me dijo con cara de viciosa- veo que aquí nadie pierde fuerza. Jajajajajajajajajjaja. – y siguió meneándose, esta vez con movimientos más insinuantes.

Yo la atraje hacia mí y me empecé a comer de nuevo sus tetas. Ella no dejaba de frotar su coño con mi polla, mientras miraba de vez en cuando a Toni con cara de viciosa de peli porno. La tumbé boca arriba y le di un morreo salvaje, mientras ahora era yo el que le restregaba mi polla en su chocho.

Toni, poco a poco se acercó más, mientras volvía a meneársela.

  • Perdonad que me ponga tan cerca, pero es que no me quiero perder detalle.

  • Haces bien Toni –dije- yo tampoco perdería una oportunidad así.

Entonces, Helena dio otro paso más, y me susurró al oído con voz melosa: “¿quieres que le demos una ayudita?”.

Y sin que yo dijese nada vi como llevaba su mano  a la mano de Toni y se la acercó a su teta izquierda. Yo aluciné, pero lejos de ponerme celoso, me excité aún más.

Él me miró como pidiendo permiso, a lo que yo respondí sonriendo y dedicándome a comerle la otra teta.

  • Joder, Helena, como me gustan tus tetas, tía –dijo, mientras se ponía de lado para magrearla mejor, y con su mano izquierda seguía pelándosela.

  • Javi, por favor –me dijo ella- métemela ya, la necesito dentro.

Y no me hice mucho de rogar, y de un solo empujón se la metí hasta el fondo. Os podéis imaginar la escena: yo bombeando a Helena, ella moviéndose como loca, y Toni que parecía que le iba la vida en tocarle su teta. Esta vez fue él el que fue más allá, y acercándose más se la empezó a comer con deleite, mordiéndole el pezón. Ella empezó a gemir como loca y se corrió por segunda vez en la noche.

Cuando se calmó un poco, se volvió hacia Toni y le dijo: “¿me dejas que te eche una mano?”. Toni dejó por un momento de babearle la teta y se quedó otra vez mirándome. Yo no le hice caso y seguí follándome a Helena sin parar. Entonces ella dijo que le sacase la polla un momento y se puso de lado, dándome la espalda y mirando a Toni. Levantó un poco la pierna derecha, me cogió la polla por detrás y la dirigió otra vez a su coño. Yo empecé otra vez un mete-saca salvaje. Ahora ella bajó su mano derecha y le cogió la polla a Toni, mientras que su con su mano izquierda le dirigió la cabeza a sus tetas. Él no se hizo de rogar y comenzó a chuparle las tetas como si fueran las primeras que se comía.

Helena movía su culo como ella sabía, mientras le hacía una paja espectacular a Toni; ahora su mano izquierda se dedicaba a acariciarle los huevos, por lo que la cara de nuestro amigo era todo un poema. Entre susurros le dijo (parecía que yo ya no existiese): “Helena, ¿te puedo pedir un favor?”

  • Claro, nene tu pide, que ya veremos.

  • ¿Me puedo correr en tus tetas?

  • Claro que sí, me encantaría sentir tu leche calentita.

Y fue decirlo y Toni se puso de rodillas puso la punta del capullo rozando una teta y otra y le lanzó varios chorros de semen, embadurnando casi por completo sus dos tetas.

  • Vaya Toni –dijo ella- y eso que te has corrido hace poco. Vaya manera de soltar leche.

Y dicho eso le cogió la cabeza con ambas manos y le dio un señor morreo.

Yo viendo todo lo que pasó estaba a mil, y sin pensarlo, le pasé los brazos por delante y le cogí las dos tetas, sintiendo toda la leche de Toni. Se las masajeé como si tuviera crema hidratante. La sensación fue tan excitante que en ese momento empecé a correrme, llenando de leche el chocho de Helena. Ella al sentir como se ponía mi polla más gorda y notar como la llenaba, también empezó a correrse, gritando como nunca. Estaba claro que todo esto hizo que llegase al séptimo cielo.

Y ahí nos quedamos los tres, Toni boca arriba sin dejar de mirarnos (bueno, más bien sin dejar de mirar a Helena), y Helena y yo de lado, siguiendo enganchados y con un mete-saca ya muy suave, disfrutando del orgasmo tan tremendo que tuvimos.

Esa noche dormimos los tres como benditos.

Y así empezaron unas vacaciones que fueron bien calientes, y que si les apetece, seguiré contando.