Vacaciones de Semana Santa (3)

Toni y yo seguimos disfrutando del cuerpo de nuestra chica que no paraba de sorprendernos.

Tal y como intuí, el día se levantó precioso. Lo supimos porque nos lo dijo Toni, que se había despertado antes y estaba asomado de rodillas por la puerta de la tienda.

  • ¡Buena vista para despertar por la mañana! –dijo Helena que le miraba el culo con descaro (y es que Toni seguía desnudo).

  • Anda, tía, que me vas a sacar los colores –le contestó Toni riéndose.

Yo mientras tanto no dejaba pasar la ocasión y le estaba dando un buen magreo a Helena por todo su cuerpo, mientras me arrimaba a ella.

  • Bueno, pareja, yo me voy a duchar, que tenemos que aprovechar que hace buen día para ir a la playa –nos dijo Toni.

Yo seguía a lo mío, y le metí un dedito en su chochito. Me di cuenta de que lo tenía un poco mojado.

  • Esto es porque te toco o porque te pone cachonda ver a Toni en pelotas –le pregunté.

  • Digamos que mitad y mitad. Jajajajajajajajajaja.

  • Yo no sé que has comido, pero estás más salida de lo normal.

  • Jo Javi, es que lo que está pasando es supermorboso y aparte ya sabes “la primavera la sangre altera”.

  • Te puedo asegurar que hubo un momento anoche en que pensé que te follabas a Toni.

  • Y yo también, Javi, por eso dije de parar el juego de cartas.

  • ¿Pero te apetecía?

  • No te enfades…, pero sí. Por eso dije de parar y quise que me follases tú.

Hizo una pausa y continuó:

  • ¿A ti que te hubiera parecido? –me dijo con cara maliciosa.

  • Pues la verdad, creí que iba a pasar, y creo que tal como estaba el ambiente no me hubiera importado. ¡Eso sí!, siempre y cuando yo también hubiese podido meter. Jajajajajajajaja.

  • ¡Vaya, si lo llego a saber!

Entonces nos pusimos a besarnos y a restregarnos el uno contra el otro, y en menos de lo que canta un gallo ya se la había metido y no dejaba de bombearla.

Tal como estaba de excitado dije casi sin pensar:

  • Pues por mi no te cortes, y si surge otra ocasión te das un homenaje.

  • Uffffffff. No me lo digas dos veces…

  • Siempre que siga siendo tu chico preferido –decía yo mientras notaba como la polla se me ponía cada vez más dura.

  • Eso no lo dudes cariño –hablaba y jadeaba sin parar.

Y entonces ella se puso más tensa, apretó las paredes de su coño y nos corrimos a la vez en un orgasmo riquísimo, tras lo cual, nos quedamos abrazados con cara de relax.

Al poco entró Toni en la tienda y mirándonos dijo:

  • Vaya, otra vez que aprovecháis que me voy a las duchas para montar una fiestecita.

  • ¿Y hay mejor manera de comenzar el día? –dije yo.

  • Bueno, me voy a duchar yo ahora –dijo Helena mientras salía de dentro del saco totalmente en pelotas.

Toni que no se perdió detalle le dijo a ella : “y esmérate ahí abajo, que veo que te sale algo” (y puso cara de sátiro)

  • Te acompaño, nena –le dije.

Después de ducharnos fuimos a la tienda y sin perder tiempo nos fuimos a la playa, pues no sabíamos si iba a durar mucho el buen tiempo.

En la playa lo pasamos fenomenal. Helena, como siempre, lucía espectacular, con un bikini que le tapaba lo justito, y que hacía que más de uno se quedase mirando con descaro ese cuerpazo.

Mientras ella tomaba el sol, Toni y yo nos pusimos a jugar a las palas y de vez en cuando nos metíamos en el agua, que aunque estaba un pelín fría sentaba muy bien, pues el ejercicio nos acaloraba bastante.

  • ¿Quieres jugar tú, Helena? –le dijo Toni.

  • No gracias, que luego me duele la espalda –le contestó ella.

  • Pero eso es porque juegas con el bruto de Javi. Verás que yo soy más tranquilo. ¡Venga, solo un peloteo, que te vas a quemar ahí quieta!

  • ¡Vaaaaaaaaaale! Pero no me la tires fuerte.

Y así entre peloteo, baños y paseos pasamos la mañana. Por la tarde estábamos tan cansados, que después de comer nos fuimos al camping a echarnos una siestecita, y si no hubiese sido por los de la tienda de al lado que pusieron la música a tope, nos habríamos quedado durmiendo hasta el día siguiente.

Nos fuimos a cenar a un pueblo de la lado y después tomamos unas copas en un garito que nos dijeron que estaba bien.

Helena no hacía más que quejarse: “ya os dije que no tenía que haber jugado a las putas palas, ahora me está doliendo la espalda un montón”

  • Anda quejica, que solo has jugado 10 minutos –le dijo Toni.

  • Sí, seguro. Me habéis tenido dando a la pelotita casi una hora.

  • Eso es porque no sabes coger la raqueta y le das mal – dijo él.

  • Anda éste. Ahora resulta que es entrenador de tenis –le replicó ella con cara de cachondeo.

  • No te rías, Helena –intervine yo- Que el padre de Toni es fisio del Real Madrid y él ha dado algún cursillo de fisioterapia aplicada al deporte.

  • Si es que soy un pozo de cualidades –bromeó él.

  • ¿Y me puedes ayudar con el dolor de espalda?

  • A ver, preciosa, ¿dónde te duele?

  • Aquí atrás –dijo ella señalándose el omoplato derecho.

Entonces él empezó a palparle la zona y a continuación dijo: “tienes un agarrotamiento que no es normal. Si quieres te puedo dar un masaje que algo te hará”.

  • Tú con tal de meterle mano no sabes que hacer, Toni –dije yo riéndome.

  • Mira Javi –me dijo ella- si me quita el dolor, que toque lo que quiera, no sabes lo que es esto. Además…, estoy muy mal de pasta y de alguna manera le tengo que pagar, ¿no? –dijo con una cara entre inocente y perversa que me encantaba.

  • Pues nada, cuando vayamos al camping te doy ese masajito.

  • Entonces arreando, que es gerundio –dijo ella cogiéndonos de la mano.

Cuando nos metimos en la tienda Helena le preguntó a Toni: “¿cómo me pongo, doctor?”

  • Pues boca-abajo, con los brazos a lo largo del cuerpo primero.

  • Pero con, o sin ropa.

  • Si le preguntas ya sé lo que va  a decir, jajajajajajajajaja –dije yo.

  • Como sigas así te echo de la tienda, plasta –dijo, mientras me empujaba para atrás.

  • De eso nada –le respondí- yo me quedo de carabina.

  • Bueno, la mejor forma es que dejes la espalda al aire, claro –dijo Toni.

  • A estas alturas no vamos a andar con timideces –dijo ella.

A continuación, con toda la naturalidad del mundo se quitó la camiseta, la minifalda y el sujetador, poniéndose luego boca-abajo.

  • Te ha dicho solo la parte de arriba –le dije-. Estás hecha una exhibicionista, nena

  • Ya lo sabes, cariño. Pero de todas formas es que así estoy más cómoda, y quiero disfrutar del masaje.

  • Es una pena no haberlo sabido, porque tengo un aceite que para estos casos va fenomenal –dijo Toni- ¿Helena, tienes body-milk?

  • Sí. Javi mira en mi neceser y dáselo, porfa.

  • ¿Te importa que me ponga encima de ti, a horcajadas? –le preguntó Toni.

  • Mira, nene, no preguntes y hazlo como quieras.

A continuación levantó la cabeza y con cara perversa añadió: “estoy en tus manos”.

  • Estupendo –dijo él- Para estar yo también más cómodo me voy a quedar en gayumbos, así me moveré con más facilidad.

Yo estaba allí como si fuera invisible, y la  verdad es que la escena me estaba empezando a resultar morbosa.

Toni empezó con el masaje, y aunque a veces Helena hacía gestos de dolor, sabía que estaba en buenas manos y que le aliviaría el dolor de espalda.

  • Ahora ponte algo debajo de la cabeza y pon los brazos extendidos hacia arriba – le dijo Toni.

Ella lo hizo y Toni siguió. Pero esta vez el masaje lo dio también por el cuello de una forma muy suave, y cuando pasaba por los costados bajaba algo más la mano, por lo que podía ver con toda claridad como de vez en cuando le rozaba las tetas.

Por si acaso tenía duda me fijé en la entrepierna de Toni y vi que estaba empalmado. Yo, sin poder evitarlo también empecé a ponerme cachondo.

  • Ahora ya casi no me duele –dijo Helena-. ¡Qué buenas manos tienes Toni!

  • Me alegro –respondió él-. Si quieres lo dejo.

  • ¿Ahora que ya no me duele y que es súper relajante lo que haces? No me seas malo y sigue.

  • ¿Quieres que te de un masaje por las piernas también?

  • ¡Sí, sí, sí! –dijo ella sin dudar.

  • No, si ya sabía yo que éste se iba a aprovechar de la situación –dije yo en tono de cachondeo.

  • Que conste que lo haré de forma muy profesional – intervino Toni, también con una sonrisa en la boca.

  • Ya, por eso antes le has tocado las tetas, ¿no? –dije yo.

  • Es que un desliz lo tiene cualquiera –se justificó él con cara maligna.

  • Javi –se dirigió a mi Helena- ya te dije antes que de alguna forma se tiene que cobrar sus servicios. Y como estoy un poco pelada de dinero tendré que pagarle en especie….

Toni le echó crema en las piernas y empezó a masajear. Bueno, a veces más que masaje era un magreo en toda regla, y cuando llegó a sus muslos, Helena separó un poco las piernas, por lo que yo pensé que ya estaba liada otra vez.

Y llegó un momento en que por la cara interna de los muslos le llegaba a rozar las braguitas. Me fijé en Helena y pude ver como empezaba a poner esa cara como cuando empezábamos a besarnos y tocarnos.

También vi que el calzoncillo de Toni mostraba que tenía la polla totalmente tiesa. Pero claro, era normal, porque incluso yo, que solo miraba, tenía una señora erección.

Lo siguiente que dijo Helena dejó claro que la cosa iba a terminar como las veces anteriores: “Toni, ¿los masajes también son buenos para mantener el culito firme?

  • ¡Claro, sin duda! –dijo él, que aunque no fuese verdad es lo que iba a decir de todas formas.

  • Pues ya que estás puesto házmelo, que no quiero tener de mayor el culito caído.

  • Para eso vas a tener que quitarte las braguitas –lanzó él con toda la intención.

Y sin pensárselo dos veces, Helena se apoyó en los codos, levantó el culo y le dijo a Toni: “pues procede, anda, que a ti te pilla mejor”.

En ese momento Toni me miró, pero al ver mi sonrisa y fijarse en la erección que tenía (yo también me había quedado en calzoncillos “para estar más a gusto”), le quitó suavemente las braguitas.

Lo que pasó después me lo pude haber imaginado: Toni le dio un magreo en su culito a dos manos, y aprovechando que Helena estaba con las piernas muy separadas de vez en cuando metía un dedo “más de la cuenta”. La cara de ella era ya claramente de  excitación, mordiéndose el labio inferior y jadeando levemente.

Yo ya no aguanté más y me quité los calzoncillos, procediendo a hacerme una soberana paja.

Teniendo a Helena como estaba, y viéndome a mí lo que hacía, Toni no se cortó y mientras que con una mano seguía sobándole el culo, con la otra empezó a tocarle el coño, con lo que ella se arqueó un poco y lanzó un “ufffffffffff ” que denotó que estaba gozando a tope.

Al poco, Helena abrió los ojos y me vio mientras me pajeaba: “Vaya Javi, veo que el masaje te gusta casi tanto como a mí, jajajajajajajaja”

  • ¿Es que tú crees que me puedo contener viendo el magreo que te está dando? –le dije yo.

Toni, entonces se agachó y le dijo con voz sugerente a Helena: “creo que te voy a pedir el pago del que has hablado antes”

  • ¿Acaso te parece poco pago? –dije yo sonriendo- Llevas un buen rato tocándole el culo y el chocho.

  • Shhhhhhhhh, Javi –intervino Helena-, es el profesional, y es el que sabe las tarifas.

Y volviéndose hacia él le dijo: “¿cómo te puedo pagar?”

  • Para empezar –dijo metiéndole la mano en el coño- me apetece darte un masaje por delante.

Ella que gemía sin parar, se dio la vuelta inmediatamente y se tumbó boca arriba, pero al ver los calzoncillos de Toni y su erección le dijo: “espera, así estarás más cómodo”. Y de un tirón se los bajó saltando su polla como un resorte. Hecho esto, se volvió a tumbar, dejando las piernas bien abiertas.

Empezó por sus hombros, moviendo los dedos despacio, y fue bajando por su costado. Cuando estuvo a la altura de las tetas subió ambas manos y se las cogió, dedicándoles un sobeteo alucinante. Entonces se echó sobre ella, pegando su polla en su coño, lo que hizo que ella le  abrazase con ambas piernas.

Mientras le chupaba el cuello le dijo: “¿le está gustando a la señora el masaje?”.

  • Gustar es poco –respondió ella- Estoy en el séptimo cielo.

  • Entonces continuaré, si no le parece mal.

  • Por favor, no pares –dijo ella mirándole a los ojos con una cara de lascivia que me alucinó.

Toni siguió empleando su boca, mientras no dejaba de acariciarle las tetas. Bajó poco a poco hasta que llegó a ellas, y cuando le chupó la primera vez un pezón, Helena empezó a jadear más profundo, y apretó más contra ella a Toni, ayudándose con sus piernas.

Tras un buen rato babeándole sus tetas, continuó bajando, hasta que llegó a su coño, que vi claramente que estaba empapado. Como si en ello le fuese la vida se lo empezó a chupar, a comer, cosa que hizo que Helena empezase arquearse como una posesa y a gemir sin parar.

Entonces, aprovechando que Toni estaba “ocupado” con su chocho, me acerqué a ella y le di un señor morreo, tocándole a la vez las tetas, que comprobé que tenía aún húmedas de la saliva de Toni. Me acerqué a su oído y le dije muy bajito: “¿te acuerdas de lo que hablamos esta mañana?”

  • Síiiiiiiiiiii, -dijo ella también en un susurro.

  • ¿Y te apetece que te la meta?

  • Lo estoy deseando Javi –dijo ella entre jadeos.

Entonces me incorporé un poco y le dije a él: “Toni, ¿está rica mi chica?”

  • Joder –dijo parando un momento de comerle el coño- está riquísima y su chocho sabe delicioso.

  • ¿Te gustaría follártela?

  • Sabes que estoy deseándolo, tío.

Y mirándola le dijo: “ ¿quieres que te la meta, preciosa?”

  • Porfa, deja de hablar y métemela ya, joder –le respondió ella entre jadeos.

  • Espera que coja un condón.

  • ¿Pero qué dices, nene? –susurró Helena- ¿Acaso no te acuerdas de que tomo la píldora? ¿O es que no te apetece metérmela sin más?

  • ¡Esto es la hostia! Por si no lo sabes nunca lo he hecho “a pelo”, y no te puedes hacer una idea de lo que me apetece.

  • Pues ya estás tardando.

Toni, entonces, fue subiendo con su boca y su lengua por el cuerpo de Helena. Se paró un rato en sus tetas, cuyos pezones totalmente erguidos devoró con pasión. Siguió por el cuello, empezando a rozar con su capullo la raja de ella. Empezaron a morrearse salvajemente y él ya le puso la polla a la entrada de su coño.

  • Me gustaría oírte  decir que quieres que te folle –le dijo él.

  • ¡Fóllame! ¡Fóllame ya cabrón! ¡Fóllame con todas tus gana! ¡Méteme esa polla tan dura!

Toni no se hizo de rogar y de un empujón la penetró hasta el fondo. Se quedó así un rato y le dijo “ esto es delicioso preciosa. Me encanta sentir tu coño por dentro, sin nada de gomitas por medio”.

  • Y a mí también, mi niño – dijo ella entre jadeos- la noto súper dura y caiente.

A continuación empezaron a follar como locos. Toni bombeando sin parar y Helena ayudándole con ese movimiento de culo que tan bien sabía hacer.

  • Helena –dijo Toni- como sigamos así me voy a correr enseguida, follas delicioso.

  • Pues no pares –le contestó ella- disfruta el momento.

  • ¿Me puedo correr dentro de tu coño?

  • No preguntes y hazlo, que estoy deseando sentir tu leche calentita dentro.

Yo a todo esto, no decía ni “mu”, y me dedicaba a seguir meneándomela contemplando la escena.

  • Ummmmmmm, Toni –dijo Helena- se te está poniendo más dura.

  • ¡Me corro! ¡Me corro! Ufffffffff  Ahhhhhhhhhhhhh

Entonces se tensó y deduje que se estaba corriendo.

  • Ummmmmmm ¡qué rico! –dijo ella- noto tu leche. ¡Me encanta! ¡Pero no pares, cielo, que me falta poco para correrme yo también!

Él, muy obediente, se la siguió follando y al poco, Helena empezó a arquearse, a convulsionarse a gritar… En fin, tuvo que ser un orgasmo fantástico.

  • Ummmmmmmm, Toni, ¡que buen polvo! Me ha sabido delicioso.

  • Me alegro, preciosa. Creo que nunca he disfrutado tanto.

Por fin repararon en mí, y Toni me dijo: “Javi, tienes una novia que es la hostia. Aunque me lo imaginaba, no sabía lo delicioso que es follar con ella, y encima “a pelo”.

  • ¿A que sí? –fue lo único que se me ocurrió, pues estaba concentrado en mi paja.

  • Javi –intervino Helena- ¿no te apetece ocupar su lugar?

  • ¡No sabes como lo deseo!

  • No te importará que  tenga el chocho lleno del semen de tu amigo, ¿verdad? –me dijo con cara de viciosa.

  • Lo estaba pensando antes –le dije- y me excita un montón.

  • Anda Toni, sácala –le dijo ella dándole un beso en la boca-, que le toca a mi chico.

Nada más apartarse Toni, me puse encima de ella y sin ningún preámbulo se la metí de golpe. La sensación de sentir el coño con la corrida de Toni era extraña, pero me gustaba y, claro, mi polla entraba y salía con gran facilidad.

Helena no dejaba de jadear y decir que no parara. Toni por su parte volvía a tener la polla tiesa y se la meneaba tocándose a la vez los huevos.

  • Mira éste –dije yo- parece que se ha vuelto a animar.

Helena miró hacia donde estaba él y le dijo: “quieres que te ayude con mi boquita?”.

  • ¿De verdad que me la chuparías? –dijo alucinando Toni.

  • ¡Estoy deseando!

Toni se acercó y le puso la polla al lado de su boca. Ella se la cogió con una mano y empezó a darle lengüetazos en el capullo. Después, mojándose los labios se los puso despacito, y poco a poco fue bajando por todo el tronco de la polla.

Toni estaba con una cara de estar pasándolo fenomenal, y no era para menos. Yo, que ya estaba súper excitado, al ver la escenita, no pude resistir más y me corrí dentro del coño de Helena. Ella lo notó y se metió de una vez casi toda la polla de Toni en la boca, empezó a moverse como una loca y se corrió escandalosamente (yo creo que se oyó en medio camping).

Se sacó por un momento la polla de su boca y dijo: “me estáis haciendo gozar como nunca, cabrones. Sois la leche”.

Sin soltar con una mano la polla de Toni se puso de rodillas y le indicó que se tumbase. Así lo hizo él, y ella procedió a seguir con la mamada.

La vista era alucinante: Toni mirando como se la comía, y Helena haciéndole una mamada como ella sabía (y lo hacía genial). Al estar de rodillas y con el culo en pompa vi como le chorreaba el semen de su chocho y pensé que ahí estaban mezcladas las dos corridas: la de Toni y la mía.

  • ¿Quieres que me la meta toda? –le dijo con cara de vicio puro.

-¡ Joder tía!, eres una caja de sorpresas –le contestó él-. Me encantaría, preciosa.

Y poco a poco se fue metiendo la polla en su boca, mientras que la cara de Toni era un poema. Se quedó así un rato y se la sacó. Hizo lo mismo varias veces, para continuar luego con la mamada.

Toni que jadeaba y se movía sin parar le dijo: “Helena, la comes de cine, creo que me voy a correr en breve”

  • Ummmmmmmm, ¡qué bien nene! –dijo ella- ¿No nos dijiste el otro día que nunca te habías corrido dentro de una boca?

  • Ummmmmmmmm, sí, nunca me han dejado, ahhhhhhhhhh.

  • Pues relájate y disfruta, que hoy lo vas a hacer, mi niño.

  • Joder Helena –dije yo- estás hecha toda una guarrilla.

  • Y me encanta serlo –me dijo-. Y que tú lo veas, cielo.

Se volvió a concentrar en la mamada y le fue dando velocidad. La cabeza subía y bajaba sin parar, mientras que una mano le hacía una paja y la otra le sobaba los huevos. Y claro, con todo eso Toni no tardó nada en correrse. Empezó a bufar y a gemir como en la mejor peli porno, mientras le cogía la cabeza a Helena con las dos manos. Ella no se sacó en ningún momento la polla de la boca, disminuyendo la velocidad del “sube-baja” poco a poco. Noté como tragaba, y al poco se la sacó y empezó a pasarle la lengua todo a lo largo.

  • Ummmmm, ¡qué leche tan rica! –dijo ella- . ¿Te ha gustado, Toni?

  • Ufffffffffffffff. ¡Eres la hostia tía! Me suponía que me iba a gustar, pero ha sido mucho mejor de lo que pensaba. Tienes una boca y una lengua deliciosas. La sensación de notar como me salía la leche y te llenaba la boca ha sido acojonante. ¡Y no has dejado ni una gota!

  • Claro –dijo ella-. Yo hago las cosas bien hechas, y ya tienes tu pollita limpia y reluciente, jajajajajajajajajajajaja.

Yo desde hacía rato, viendo la actuación de Helena, me estaba haciendo una paja de campeonato, y al verme, empezó a andar de rodillas y acercarse a mí: “¿pero qué hace mi chico? ¿Sabes, me he quedado con sed, me darías algo para calmarla?”

Y quitándome la mano, se metió la polla en su boquita de una vez, regalándome una señora mamada, y en poco tiempo noté como me iba a correr. Ella lo notó, quitó su mano de mi polla y la llevó a mis huevos, apretándolos un poco. Eso fue el detonante, y me empecé a correr en su boca con un orgasmo aún más intenso que el anterior.

Por supuesto que a mí también me hizo una “limpieza integral” de la polla, y cuando se apartó la tenía como recién sacada de la ducha.

Y ahí nos quedamos los tres, desnudos y con la respiración agitada después de la sesión de sexo tan especial que tuvimos.

Supongo que el resto de las vacaciones hubiese sido un desparrame, pues los tres estábamos salidísimos y desinhibidos, pero a la mañana siguiente, como todos los días Toni llamó a su casa para ver que tal estaba su abuela (si recordáis del primer relato, Toni se vino con nosotros porque su abuela cayó mala y no se fue de viaje con su familia), y las noticias no fueron buenas, pues estaba agonizando.

Le acompañamos a la estación de tren, y al despedirse no dejó de decirnos lo estupendos que habían sido esos días, que había disfrutado como nunca en su vida.

Y la verdad es que así fue para todos, y en su honor, Helena y yo seguimos follando sin parar el resto de las vacaciones, imaginando de vez en cuando lo que podríamos hacer si Toni siguiese allí………..