Vacaciones de película (3)

A partir de esa noche y comenzando la cuenta regresiva de la llegada del Hidroavión a recogernos, todos los días a la hora del desayuno del almuerzo y de la cena, en busca de su postre, ambas tragonas practicaron con mi OSKAR, el curso de aprendizaje más rápido de la historia para convertir en experta mamadora a su dedicada…. alumna.

VACACIONES DE PELÍCULA TRES

A partir de esa noche y comenzando la cuenta regresiva de la llegada del Hidroavión a recogernos, todos los días a la hora del desayuno del almuerzo y de la cena, en busca de su postre, ambas tragonas practicaron con mi OSKAR, el curso de aprendizaje más rápido de la historia para convertir en experta mamadora a su dedicada…. alumna.

Todas las noches, salíamos de ronda a perfeccionar con nuestras prácticas, bajo los baños de luna, las enseñanzas de nuestra consagrada y espectacular maestra. Comenzamos a dormir los tres en la habitación principal agotados de nuestras intensas horas de amaestramiento, efectuando sesenta y nueves perfectos y practicando sexo oral entre hermanos con nuestra chaperona en medio, hasta que llegara el momento de dar vía libre y rienda suelta, a la razón y causa, de nuestro rápido entrenamiento.

Solo faltaba entonces el día en que mi hermana y yo, haciendo uso de lo aprendido, obtuviéramos nuestro título de grado, culminando, lo que ambos más deseábamos en la vida:

Perder nuestras respectivas virginidades… Juntos.

Y el día llegó…. por supuesto.

Las dos hembras se encargaron de disponerlo todo y ultimar hasta el más mínimo detalle para crear el ambiente más cercano a lo indescriptiblemente… ¡Perfecto!

Ya todo estaba preparado para pasar al siguiente nivel: El de graduación de ambos alumnos, el examen final con derecho a repetición y a curso remedial, pues Brigitte escogió el día y el momento oportuno, cuatro días antes de que nos recogiera el hidroplano.

Aquella mañana me sacaron de la cama temprano y me ordenaron que diera una vuelta por la isla, lejos de ellas y de sus preparativos, para que todo fuera una sorpresa y a la vez un rito solemne y sagrado. Me dijeron que regresara a las tres de la tarde en punto y que entonces me dirían el lugar especial que ellas tendrían arreglado, dándome un mapa cual pirata en busca de su tesoro más preciado.

Sus deseos fueron órdenes, ya sabía que sus juegos eran encantadores, así que tomé mi Wind Surf y no me bajé de él, sino llegada la hora acordada.

Al entrar a la cabaña, Brigitte me llevó a darme un baño de esponja y espuma en el jacussi que tenía funcionando caliente a una temperatura agradable y relajante. Tomando la esponja humeda y jabonosa, invadió todo mi cuerpo, frotándola con suavidad y dulzura; me dijo que el momento era único; exclusivo e irrepetible y que íbamos a recibir el mejor regalo de toda nuestra existencia.

Que Vivianita ya antes había tomado su baño de espuma y que ya me esperaba en el lugar acordado con verdaderas… ansias.

Me dijo que esa era la razón por la cual todo esto permitía, pues prefería sin lugar a dudas, que este momento tan importante en la vida sexual de su hija, lo viviera con un hombre de su entera confianza, en vez de con cualquier otro guache, aprovechado, que abusara de su primera vez, en medio de una borrachera incontrolable. Además, como todo quedaría en familia, de paso aseguraba la reputación de Vivianita, pues el secreto bien guardado de nuestra inicial experiencia, era la base sobre la cual ganaríamos el derecho a continuar o no con nuestro aprendizaje y respaldo.

Brigitte me bañó, secó y perfumó con el mismo cariño y dedicación que una madre envía a un hijo para la guerra, sin saber qué futuro le deparaba, si volvería herido, o triunfante.

Dándome su último consejo, me dijo:

"Trátala como la princesa que es; con cariño y con respeto; pero sobre todo; no olvides que ella para mal o para bien, más que tu, siempre recordará este día; así que no pienses en tu satisfacción primero, sin que primero a ella la tengas plenamente satisfecha".

"Tómate todo tu tiempo; sin afán ninguno, que ya hoy nadie osará interrumpirlos."

Sus palabras taladraron mi cerebro, comprendiendo plenamente su mensaje y la importancia del momento, así que le contesté:

"Tú sabes que la amo y complacerla es mi mayor deseo."

La suerte estaba echada, la decisión tomada, sin que hubiera el más mínimo asomo de duda por parte de ninguno; nos hallábamos todos absolutamente mentalizados, deseosos y dispuestos a culminar lo que nos habíamos propuesto. Y lo más importante, contábamos con el aval de nuestra maestra, y profesora, Brigitte; quien además, había prometido solemnemente, que esta vez, nos dejaría solos y no intervendría de manera alguna para que este fuera el día más feliz de nuestras vidas.

Me dirigí entonces, siendo las cuatro y treinta de la tarde al lugar escogido; el mapa dibujado espectacularmente a la usanza de los antiguos piratas, era tan claro que no ofrecía lugar a dudas sobre el lugar en el cual se hallaba el tesoro enterrado, o debo decir más bien, el lugar en el cual debía yo enterrarlo. Se trataba de la parte más alta de la isla, desde donde se divisaban kilómetros enteros de océano y pequeñas islas.

Desde allí, el cielo azulado, sin nubes a la vista y el horizonte en redondo, parecían insinuar la curvatura de la tierra.

Al llegar a la pequeña meseta, pude comprobar que entre ambas habían llevado con la ayuda de un Buey y una carreta, la cama doble gigante de la habitación principal y parte de la sala; mesas de noche y dos sillas.

El colchón se encontraba encima de una alfombra que cubría la mayor parte de la zona, tendido con sabanas de satín negro recién desempacadas; arriba de él, mis anfitrionas tendieron una tolda que cubría además de la cama, suficiente espacio alrededor como para darle sombra a la botella Moet Chandón helada y al Compact disk de Viviana en el cual se escuchaban canciones de Enigma.

Mi hermanita estaba completamente desnuda y absolutamente divina recostada boca abajo y de espaldas al camino de llegada; observaba el paisaje que tenía enfrente y como era su costumbre… fumaba.

El espectáculo que ofrecía su magnifico cuerpo blanco, duro y torneado de uno setenta y cinco de largo, en contraste con el negro de las sabanas, era inigualable; mis ojos instintivamente se clavaron en ese culo blanco de perfectas nalgas redondas y paradas, mas abajo de las cuales, se hallaba su perfecta raja, que aún, a pesar de encontrarse con sus muslos totalmente separados, continuaba inmaculadamente… cerrada.

Su espalda erguida, estaba dividida por el camino que forma la espina dorsal como si se tratara de un canal ascendente que se perdía detrás de su abundante y lisa cabellera. Y en la parte más cercana a sus nalgas entre los dos hoyuelos que se formaban en sus caderas, mi madre le había delineado una cruz y una flecha que indicaba perfectamente el lugar exacto en donde debía enterrar el tan anhelado tesoro por ellas esperado.

Apoyando sus codos en la cama y manteniendo esta posición erguida, tomaba con su mano izquierda una copa de champaña helada.

Intenté no hacer ruido para grabar en mi mente lo que estaba viendo y la vida me estaba regalando, mientras que mi polla temblorosa comenzó de nuevo a repletarse de sangre hasta quedar enhiesta con la simple visión que el espectacular e inmaculado cuerpo de mi hermana Viviana me presentaba.

Caminando despacio, apretando mis dientes con fuerza como queriéndome morder mis labios, sin que mis ojos pudieran quitarse de la curvatura de sus nalgas, deslumbrantes por la acción del sol y de su raja sombreada por el par de montañas blancas, llegué sonriente hasta la cabecera de la cama y de pie me detuve a su lado, observando el paisaje sin decirle… nada

Sonriendo se levantó entusiasmada, abrazándome por el cuello y apretando los huesos de su cadera contra mi cuerpo dándome un largo beso de bienvenida que me erizó… por completo.

Soltándome por un momento, se dirigió a la botella de champán y me sirvió una copa, rellenándose la suya, y ofreciéndomela coqueta y entusiasmada, me dijo:

"Hermanito querido, te estaba esperando con más ganas que nunca; hoy te estoy deseando y queriendo más, que a ninguna persona en este mundo…Nos llegó el momento de entregarte todito lo que me habías pedido." Puntualizó.

Agarrando la copa y tomando de ella, la abrace, pasándole el liquido frió que conservaba en mi boca, haciendo que lo tragara…. suavemente.

Algo desesperada, me quitó la camisa blanca y desajusto mi pantalón rápidamente hasta que este cayó al piso dejándome completamente… desnudo.

Mi cuerpo atlético y tallado por las seis horas de ejercicio continuo de aquella mañana y quemado por el sol y los efectos del aceite de coco, contrastó de inmediato con su blancura que semejaba la nieve de las altas montañas.

Por su respiración agitada y la manera apasionada como mordisqueó mis labios, apretándolos con extremada fuerza y a la vez pasándome chorros ardientes de saliva que me supieron a gloria, mientras que emitía agitados suspiros y pequeños grititos como queriéndosele acabar el aire, supe que se encontraba además de excitada, demasiado ansiosa y supremamente….nerviosa.

Agarrándome suavemente los huevos, se arrodilló en la alfombra y restregó su rostro, cerrando sus ojos, en contra de mi Oskar; pasándolo una y otra vez por toda su cara, besándolo desesperadamente, como buscando afanosamente tragarse mi polla hasta desaparecerla por completo adentro de su calida boca.

Al sentirla ansiosa y demasiado acelerada, la contuve; y retirándola con suave maestría, para tranquilizarla un poco, le dije:

"No hermanita, no nos apresuremos amor de mi vida; permíteme esta vez atenderte primero como bien te lo mereces, que lo que más deseo, en este momento, es complacerte plenamente".

Me arrodille de inmediato frente a ella para igualar posiciones. Para que ella supiera que los dos estábamos en idénticas condiciones. La abracé juntando nuestros cuerpos, sintiendo sus tetas pequeñas de pezones erectos que a la vez eran suaves y duras, en contra de mi pecho.

Entonces nos dimos un abrazo fuerte y tierno, mediante el cual entrelazamos nuestras almas, regulamos nuestra respiración y los latidos de ambos corazones traspasándonos en aquel instante todo nuestro amor y nuestras mutuas ganas, mediante…. choques eléctricos.

A pesar de lo que habíamos aprendido durante esos días en que nuestra hermosa profesora nos había enseñado todos sus secretos sexuales, al punto de convertirnos en casi expertos en el arte de los placeres compartidos; y de estar preparados física y mentalmente para entregarnos por en cuerpo y alma sin ningún tipo de limitación, ni prejuicio, a mi me latía el corazón, no solo de excitación y ganas, sino al comprobar que mi hermosísima Viviana seguía siendo virgen física y mentalmente; tierna e inocente; y lo más importante: Súper delicada y femenina, en verdad toda una… ¡Mamacita Divina!

Esto definitivamente me incitaba a amarla con todas mis fuerzas.

Abrazándola cariñosamente, acariciando sus cabellos y su rostro, la miré dibujándola toda en mi mente como para jamás olvidarla, diciéndole:

"Hermanita: Juro que en mi vida, no había visto nunca una señorita más preciosa y divina." Y buscando sus pezones que temblaban a punto de reventarse, comencé a succionarlos suavemente.

No quiero que me mal interpreten, sus tetas eran pequeñas en relación con las de silicona a las que nos tienen acostumbrados las películas de sexo y las divas de la T.V., pero en realidad parecían un par de naranjas grandes, redondas y perfectas en su forma, coronadas por dos pezones medianos iguales y equidistantes que como flechas señalaban al cielo.

Comencé a chuparlos, suave, y a la vez, fuertemente; como queriendo succionarle el alma. A pesar de que en ocasiones le dolían mis intensas chupadas, entre expertas e inexpertas, los ponía a mi disposición intercalándolos una y otra vez, observando con atención, la calentura y pasión que me producía chuparlos, como sintiéndose madre y a la vez deseada.

No me detuve durante media hora; gozando de su textura y recorriendo con mi lengua húmeda todas sus formas; mordisquee, lamí y mamé, aquellas hermosas "pochecas" con devoción y alegría; y cuando menos lo esperaba, pasó algo que me sorprendió en ese entonces y no se me olvidará nunca: Mi hermanita adorada, comenzó a sentir un sonoro orgasmo tan sólo al verme y sentirme, mamando concentrado y entretenido, gozándome a más no poder, sus agradecidas, inquietas y recién estrenadas…Tetas.

Cerrando sus ojos y abrazándome fuertemente; apretándome contra sí, sentí sus movimientos orgásmicos y la manera como su abdomen se contraía y relajaba, temblando indistintamente, mientras que de su coñito comenzaba a emanar una especie de líquido viscoso y blancuzco semejante a mi propio semen.

¿Quién lo hubiera imaginado?, sino fuera porque yo era el único macho en aquella isla solitaria, hubiera pensado que se trataba de un polvo que otro hombre le había echado hacia tan solo unos instantes. Pero no; se trataba, y luego lo supe, de todos sus jugos vaginales concentrados y acumulados de arrechera… pura.

Inmediatamente terminó de correrse, sin perder tiempo, la invite a ponerse en cuatro sobre la cama y a que se agarrara de las almohadas, ofreciéndome el bello espectáculo de sus nalgas redondas y aquella monumental raja que me había anonadado a mi llegada.

Sabiendo que me traía loco… apoyada en sus hombros; intentando mirarme, con esos ojos deseosos y penetrantes, con ambas manos abrió lo más que pudo sus nalgas y labios vaginales, para ofrecerme de regalo, el paquete completo.

Casi me muero de lujuria al comprobar que ahora, más que nunca, sus labios internos se encontraban inundados y desde muy adentro manaba leche espesa junto a un líquido transparente que comenzaba a recorrer muslos y dedos expeliendo una fragancia de hembra fresca que me atraía como si fuera un poderoso imán.

Alrededor de su orificio estrechito y rosadito en medio de sus redondas nalgas, comenzaban a aparecer góticas de sudor debido a la calentura del sol que le daba de frente, mientras desaparecía en el horizonte, iluminando sus líquidos como si fueran brillantes.

"¿Te gusta hermanito"?, Me preguntó orgullosa y deseosa de saber mi respuesta, mientras que suave y delicadamente se masajeaba la conchita que de inmediato le empapo las manos, haciendo el recorrido con la yema de dos dedos, de abajo arriba y de arriba abajo, hasta rozar en movimientos circulares, el angostito agujero de su ano; llevando líquidos vaginales de extremo a extremo; inundándolo todo a su paso y haciendo encharcar la zona cero…. por completo.

Y sacándome de esa visión que me tenía perplejo y ensimismado añadió coqueta:

  • "¿Lo que te vas a comer…?" –

Sus palabras me hicieron morder los labios por segunda vez y su erótica invitación, producida por su dulce voz, me hacía sentir corrientazos en la raíz de mis huevos, erizándome y poniendo a mi "Oskar" de inmediato, diez grados… más tieso.-

Sin musitar palabra, pues mi nariz estaba inundada de la más hermosa de todas las fragancias que ningún perfume podrá igualar y sin perder un minuto, comencé a tragarme su vulva encharcada, como si se tratará de agua para un sediento, haciéndola tener otro inmenso orgasmo con el contacto de mi boca tragona que aprisionaba su clítoris expandido, recibiendo sus jugos acumulados, sin permitir que se perdiera ni una sola gota.

Viviana no dudó esta vez en soltar a los cuatro vientos un aullido largo y sostenido que parecía un lamento fantasmagórico y que al tomar aire de nuevo, repitió por tres veces transportándome a otros siglos, como si en verdad fuera ella el más preciado tesoro de un pirata real que la estuviera disfrutando en el mismo lugar en otros tiempos.

Yo por mi parte, me quedé tragando y restregando mi boca y nariz entre su coñito y nalguitas hasta que se me empapó el rostro con sus preciosos jugos.

Antes de seguir mi recorrido hacia la entrada del túnel trasero, la agarre con fuerza y volteando su rostro le di a probar sus propias mieles, chupándolas de mi lengua, barbilla y boca, apasionadamente, con las mismas ganas, que le había puesto al tragarse el coño entero de nuestra divina profesora.

Entonces, sin mas preámbulos, metí mi lengua adentro del apretadísimo orificio, lo que la hizo arquearse como gata y sentir abundantes choques eléctricos. De inmediato los poros de sus nalgas se erizaron por completo, así como los de brazos, cuello y cara se le pusieron como piel de gallina, parándosele de punta, sin excepción alguna, todos los vellos de su cuerpo lo que le hizo apretar con fuerza sus dientes para que no se le escapara otro grito de aquellos, mientras que restregaba su culo en mi boca con fuerza rogándome que le hiciera más fuerte y más rápido.

"Si Fede, así amorcito mío,…. gózatelo todo ricura, …gózate tu culito rico, que es para ti solito; … que me estas… HA..AAAHAH.. AAAAH, AHÍÍ , AHÍÍÍÍÍͅ AHͅ SI SÍ ASÍ , AAAY, UUUUUYYY , OOOOHHHH, SSIIIIII, AAAYYYY… que me estas …AHAAAAA, no puedo más, me estas haciendo…. OOOOHH, ver estrellitas….de todos los colores y oír campanitas por todos los rincones".

Insistiéndome en su deleite, con lo que mi lengua le estaba haciendo Vivianita me exigió:

"Mas, más, mas hermanito, sigue mas… si sigue, así AH OH, si mi amorcito, méteme tu lengüita puntiaguda todita, toda….AHHHHHH".

Sus deseos eran ordenes, y su placer me resultaba tremendamente placentero, así que hice tal cual me lo exigía… aguantando mi respiración, introduciendo el rostro en la raja de su divino e inmaculado culo, como queriendo metérmele adentro, con mi lengua dura y afilada, entrando y saliendo, mi boca encharcada chupando y mordisqueando; y mi garganta tragando y tragando aquel espectacular sabor, que no puede compararse con nada en este universo.

Como mareada y posesa, temblorosa, cayó su cuerpo desmadejado en la cama, con cara de lujuria, sudando a cantaros por todos sus poros. GRITANDO DE NUEVO …..

AHHHH, OOOOHHHHH, amor mío, te amo, TE AMO HERMANITO, si amorcito, TEE AAAAA MMMMOOOOOOHHHHH GRITABA mientras en medio de contorsiones y espasmos, se gozaba su tercer orgasmo frenético en menos de una hora de haber comenzado el juego.

Sabía a miel delicias.

Sin permitir que me moviera de mi lugar y posición, de un solo brinco se volteo para meterse mi nariz en su coñito, pidiéndome, o más bien, exigiéndome a gritos que de una buena vez por todas, que mi OSKAR apareciera en la escena.

"Ya no puedo más Federico, métemela de una buena vez, que quiero sentir tu polla, rompiéndome en mil pedazos… toda." - fue su mandato final, mientras que abría su vulva con ambas manos lo más que pudo, dejándome ver que pliegue tras pliegue, siempre se encontraba uno más cerrado que sellaba el camino al interior salado, rosado y empapado de aquel túnel hirviente y carnoso.

De sólo verla, necesitada y deseosa de que la penetrara toda, mi verga tomó un tamaño tan inusual, sin necesidad de masajearla, que jamás en mi vida creí que pudiera lograr. Ustedes no me lo van a creer pero cada vez superaba el tamaño logrado con anterioridad, rompiendo records mundiales con el pasar de los minutos. Larga y ancha mi OSKAR palpitaba, con vida propia, como recibiendo el mensaje en vivo y en directo, con inaguantables ganas de entrar y reventar lo que en su camino hacia la profundidad se interpusiera.

La jalé entonces sujetándola por ambas manos con inusitada fuerza, pues de un solo tirón la levanté de la cama, acomodándome como pude en una de las sillas y acercando mi verga deseosa a su divina rajita completamente rasurada y peladita, puse la cabeza de mi oscar más colosal e hinchado que nunca, en contra de sus empapados labios. Empujando suave, lenta, pero a la vez con firmeza, ella misma, se la fue introduciendo, poquito a poquito; pero su coñito sellado por el himen carnoso que actuaba de escudo, nos ofrecía mucha resistencia, impidiéndome el paso por algunos segundos a pesar del esfuerzo que hacíamos…hasta que

Algo tuvo que romperse adentro, pues sentí como se rasgaba, al igual que la piel de mi pene produciéndonos a los dos un enorme dolor que nos hizo gritar y que jamás terminó pero que inmediatamente se escondió, en un enorme placer por el simple hecho de sentir ya que por fin pude penetrar a mi hermanita por su angostita y caliente rajita sintiendo el dulce y suavecito túnel por primera vez en mi vida, envolviendo todo a mi alrededor.

Ella, a la vez, sintió por primera vez en su vida, mi enorme y durísimo nabo que para ese momento se lo estaba metiendo ya hasta lo más profundo y recóndito de su ser.

Entonces nos detuvimos por completo. Como para permitirnos sentir por unos minutos, la sensación de llenar todo lo que hasta ese preciso instante, durante 19 años había permanecido completamente vació.

Aprovechamos la quietud de nuestros cuerpos estáticos, para mirarnos en el más absoluto silencio; sus enormes ojos se tornaban de verde a violeta y brillaban como queriendo decirme que se encontraban felices de ver lo que estaban viendo y yo solo pude hablar para preguntarle:

"Te sientes bien hermanita?"

"Estoy divinamente precioso", me contestó sonriendo, sintiéndose deliciosamente invadida por algo tan grande y grueso que parecía que no le cabía en el cuerpo.

Apretando y desapretando su coñito divino, comenzó a moverse rítmicamente, tal como le había enseñado su madre, sin hacer esfuerzo. Tan estrechito estaba aquel túnel jugoso, que abarcaba en redondo toda la masa de mi Oskar, consintiéndolo.

Moviéndose rítmica y apresuradamente, hacia atrás y hacía adelante, sin sacarlo del fondo, apretándome fuertemente contra sus tetas erectas y puntiagudas; como si quisiera que se la metiera aún más profundo me dijo:

"Así es que soñaba sentirte Federico… Méteme esa vergota hermosa, házmela sentir toda, hazme tuya hermanito…. para siempre....

Entonces, como si hubiera dado una orden, me levanté de la silla y comencé a bombear rápidamente a más no poder, caminando por los alrededores mientras ella se aferraba a mi cuerpo apretando sus piernas por encima y alrededor de mis nalgas; y a cada embestida mis bolas chocaban contra las suyas, produciendo un rítmico sonido que parecía tener eco en las montañas circundantes; sus gritos de placer eran ya escuchados por toda la isla, lo que me hizo seguirla, y gritar también a coro gozando a más no poder lo que mi verga sentía dentro de su vagina, toda caliente, húmeda y estrecha, entrando y saliendo con toda la fuerza y rapidez que le pude hacer.

Sin sacársela, la recosté en la cama y sentí que los labios interiores de su estrechita vulva me apretaban toda la verga y le hice sentirla adentro por cada punto en trescientos sesenta grados a la redonda: a izquierda a derecha; al fondo; atrás, adelante, masajeándole con la cabeza su punto G, y ahí fue

Literalmente la levanté de la cama a punta de verga, asiéndola por la cintura y asombrándome del poder de aquella palanca palpitante y carnosa que podía levantar 50 kilogramos de peso como si fueran cinco gramos, lo que ella sin duda agradeció besándome apasionadamente, metiéndome su lengua entre mi boca, abrazándome con inusitada fuerza, como aferrándose por completo todo su cuerpo al mío, intentando fundirse en el; experimentando el más enorme placer que sin duda habíamos conocido en nuestras vidas, mientras que le causaba otro orgasmo jubiloso y sonoro, lo que me permitió clavarla más rápido y más duro, buscando ya con la última estocada, terminar la apoteósica faena.

Tuve mi más sonoro orgasmo de toda mi vida adentro de su pequeña rajita; la cual se inundo copiosamente con mi semen al punto de salirse de su coño chorreando por sus muslos. Sabíamos de antemano, que no había peligro de embarazo; estaba a sólo tres días de su próximo periodo y para más seguridad, desde hacía dos años Brigitte se encargó de que tomara disciplinadamente sus píldoras anticonceptivas.

Cuando Vivianita sintió mi leche hirviendo a chorros, inundándolo todo, me dijo casi gritándome:

"Dámela toda Federico, así… así…. Recuerda que soy tuya y tu eres mío… precioso, lindo,…que rico eres hermanito divino….que rico que me haces….que rico se siente…. Tu leche esta que arde y me quema todita mi cosita por dentro… hasta lo más… profundo

La verdad es que muchas veces nos habían dicho lo dolorosa que podía resultar la primera vez, para ambos, pero no se debido a qué, salvo el dolor inicial de la rasgadura que ambos sentimos, en esos momentos, mi hermanita y yo estábamos disfrutando al máximo todo ese cúmulo de sensaciones nuevas y deliciosas y aquel dolor, aunque estaba presente y latente, se encontraba perdido en las profundidades de nuestros infinitos… placeres.

Así que a pesar de la copiosa derramada y sin querer terminar con aquella delicia, no me detuve, sino que por el contrario, seguí bombeando más rápido y más duro, hasta que logré que Vivianita tuviera su cuarto orgasmo; y contrario a lo que me había imaginado, poniéndome el contacto con su conchita, la verga, cada vez más espigada y más dura, seguramente por el efecto de encontrarse patinando más suave y más rápido, por la acción de los fluidos, entre semejante cosita. Allí en ese momento frenético, que nos quitaba el aire, ambos, comenzamos a tener juntos y al mismo tiempo, el último de los orgasmos compartidos que nos hizo conocer el cielo en medio de una tremenda explosión, mientras temblaban nuestros cuerpos descontroladamente de la pura pasión.

Mi corazón y respiración no me alcanzaron para quedarme en ese estado por más rato, así que tuve que detenerme por completo para evitar un infarto.

Dicen que no hay quinto malo, al salirme de ella, la abracé amándola; agradecido por esa dicha que me estaba proporcionando sentirla mía por completo mientras intentaba recuperar el aliento. Mi hermanita querida, virgencita hasta ese momento, se aferro a mí cuerpo riendo a carcajadas y amándome más que nunca; agradecida por lo que habíamos hecho.

Comenzó a darme besos y entonces nos pusimos de acuerdo en que los polvos que nos habíamos echado realmente fueron… apoteósicos.

En esas estábamos celebrando, cuando menos lo esperábamos, en contra de su propio juramento, apareció Brigitte, sonriente,… aplaudiendo y dando gritos de júbilo, como si acabáramos de ganar los dos una larga y dura competencia.

Bravo, Bravo, mis niños Bravísimo, que espectáculo…. Gritaba, reía y aplaudía dando brincos de jubilo, como si hubiera asistido a una corrida de toros en la plaza de las Ventas y nosotros saliéramos por la puerta grande en hombros.

Llegó completamente desnuda, con su cabello empapado recién bañado.

Tomando una de las copas de champán en su mano, se acerco a la cuquita hirviente de Viviana, de la que ahora, además de sus jugos y los míos mezclados, brotaba una hilera bien definida de sangre color vino.

Usando sus uñas como palas y poniendo la copa abajo, dejo que los líquidos mezclados, chorrearan y llenaran la copa por completo.

Entonces haciendo un rito solemne, ofreciendo su contenido a la luna llena que ya salía grande y redonda, invitándonos a arrodillarnos los tres en la cama, bebió de aquel elixir y nos pasó la copa para que hiciéramos gustosos… lo mismo. Así fue como hicimos el pacto de sangre, semen y líquidos vaginales mezclados con champán que guardaría nuestro secreto inviolable

Pero allí no iba a quedar eso, Brigitte que nuevamente, sin que nos diéramos cuenta, lo había presenciado todo, y más que eso había dejado tres cámaras de video estratégicamente ubicadas, filmándolo todo desde el comienzo, afilando su lengua de inmediato comenzó a lamer a Vivianita entre sus piernas taladrando hasta lo más profundo, la rajita desflorada de su hija y se la metió con gusto hasta el final de la recién estrenada caverna, como si se tratara de una esponja especializada…sacando y exprimiendo los jugos que quedaban dentro.

Al finalizar su trabajo, se acostó de espaldas sobre la cama, abriendo de par en par sus inmensos muslos dejándonos ver su espectacular coño carmesí embadurnado de sus propios jugos, masajeándolo rápidamente con sus dedos, seguramente por que uno de sus más grandes placeres, como después nos dijo era vernos y sentirnos sin que nos diéramos cuenta de su presencia, cuando nos estábamos masturbando lo que la ponía más cachonda que nunca.

Tal como les había dicho Brigitte era una modelo de revista de desnudos y su cuerpo color canela, quemado al sol, hacía contraste con el blanco intenso de las partes que no quedaban expuestas demarcándolas y realzándolas ofreciendo de esta manera un espectáculo insuperable que de solo verla nos ponía más cachóndos a nosotros dos..

En tamaño, todo era el doble que Viviana, metro ochenta de estatura, sus caderas anchas, nalgas fuertes, duras y voluminosas, sus tetas parecían un par de montañas cuando se acostada boca arriba y un par de pirámides cónicas y puntiagudas cuando estaba levantada. Su coño era enorme; por la mitad de sus abultados labios vaginales externos, le sobresalía permanentemente un clítoris grueso y largo, color carmesí que empezaba su recorrido en el enmarañado pubis y terminaba perdiéndose entre sus nalgas hasta tocar el redondo y grande agujero negro del culo, por el que se notaba que cualquier cosa le cabría sin hacer esfuerzo.

Su monte de Venus era una maraña de pelos color azabache que bien podían servirles de almohada a cualquiera de sus amantes.

Pidiéndole a mi hermanita que se le montara encima, se dispuso a culminar la faena de aquel día, cobrándonos su parte.

De inmediato Vivianita aceptó gustosa, hicieron un sesenta y nueve perfecto, y Brigitte metió su lengua ansiosa entre el coñito de mi hermana, quien no dudo en hacer lo mismo dentro de la vagina grande y peluda de su madre, al tiempo, que me dejaban a mí, el culito aún virgen de Viviana.

Como ya habíamos aprendido el jueguito, ahora se trataba de que dos atendieran a uno, así que sin esperar mandato, restregué mi lengua entre las nalgas de mi hermanita, mientras Brigitte se ocupaba de su coñito, logrando que este volviera o más bien, se mantuviera…encharcado.

De vez en cuando Brigitte y yo enfrascábamos nuestras lenguas en una curiosa batalla, mientras que ella, afanosamente metía el dedo del corazón adentro del culo de Vivianita y con su lengua rápidamente humedecía toda la zona, indistintamente metiendo sus dedos en coño y culo para lubricarlo con sus propios jugos y la saliva de ambos.

Al ver a mi madre, espectacularmente hermosa, con sus gigantescos ojos de gata y su boca perdida chupando hasta quedar sin aire la cuquita de su hijita, quien respondía con inacabables aullidos de placer, no podía yo creer la suerte que a mí me había correspondido estando sólo con estas dos magnificas sirenas en aquella isla, hasta que Brigitte sacándome de mi ensimismamiento, me ordeno levantarme y ponerme de pie detrás de Vivianita para terminar con mi nabo, su virginidad anal, completar la labor y realizar de inmediato, el trabajo completo.

Debido a los jugos, a la arrechera y a las técnicas de Brigitte, que empezaba a hundirle y sacarle al tiempo los dos dedos más gordos de sus manos juntos adentro de su estrechito ano, comenzó este a dilatarse, mientras que mi madre buscaba afanosamente con su boca a mi Oskar para metérselo todo, aguantando la respiración, hasta la garganta; lubricándolo también y empapándolo de saliva, hasta que de nuevo estuvo listo para la nueva tarea, cuando oí gritar a Vivianita con cara de puro placer descompuesta, exigiéndome:

"Ya Federico que no puedo más amorcito. Rómpeme en mil pedazos el culito… métemela toda nene que quiero sentirla ensartándome hasta el fondo.

Sus deseos fueron órdenes y quién iba a pensarlo, gracias a los trabajos de mi madre y a pesar de que ese hoyito era mucho más apretadito que su coñito recién desvirgado, esta vez mi verga se fue de una, ni más ni menos, hasta donde ella necesitaba sentirla, enterrándosela hasta la empuñadura sin ofrecer resistencia, mientras ella apretaba los dientes, fruncía el seño y cerrando sus ojos dejaba escapar un sonoro… Grito.

Su culito divino era tan estrechito, que intente sacarla y no pude, quedando mi verga ensartada hasta lo más profundo, porque sus nalgas vigorosas apretaban a mí Oskar con mucha fuerza atascándolo adentro, mientras que Brigitte se metía completamente mis bolas en su boca, apretándolas con sus dientes, al tiempo que le introducía a Vivianita, muy rápidamente, tres dedos de su mano hasta el fondo de la ya estropeada vagina, haciéndola pegar otro grito de dolor y estremecerse de puro placer, rogándonos a ambos que le diéramos más rápido y más duro.

Con su ruego despertó en nosotros, nuestros instintos mas salvajes y ambos comenzamos a violarla con su consentimiento, por delante y por detrás al mismo tiempo, sin contemplación alguna, cada vez con más fuerzas y más ganas.

Su culito blanco, redondo, parado y para mi dispuesto, ahora en verdad que era mío. Humedecido con el intenso bombeo, me aferre fuertemente a sus caderas; no pare de darle duro, metiéndola y sacándola lo más rápido que pude, haciendo esta vez con el sonar de mis bolas golpeando contra sus nalgas una especie de sinfonía de locura, mientras que Brigitte recibía en su coño las embestidas de su hija, que la chupaba y mordía metiéndole bien adentro todo su rostro, convertida en experta y siguiendo su ejemplo, dos afilados dedos bien adentro de su grandioso culo.

Sintiendo que me venía y sacando rápido mi verga ante la inminencia de aquel derrame que comenzaba a salir con fuerza desesperada de mis entrañas, apunté el chorro a la boca de mi madre quien lo esperaba ansiosa, viniéndonos los tres al mismo tiempo, por unos segundos que parecieron horas, descargando en trío, chorros de pasión que lo embadurnaron todo, cayendo luego, sin más fuerzas, desmadejados los tres, unos sobre otros, estremecidos de placer intentando recuperarnos por casi quince minutos.

Descanso que le pareció suficiente a nuestra ilustre maestra y profesora quien se levantó dichosa a servirnos tres copas de champagne que permanecía helada y brindando entusiasmada por la faena recién culminada.

Mi madre golosa, que había esperado todos esos días a que yo perdiera mi virginidad con mi hermanita, para entonces si disponer de nosotros a su antojo, nos insistió entonces para que ambos la atendiéramos a ella, como bien se merecía.

De inmediato accedimos gustosos a completar el juego pues hasta ese momento ellas se habían encargado de mí y nosotros de Vivianita, faltando la maestra y profesora ser atendida como debía.

Entonces me ordenó que me sentara en la silla y a Viviana que se metiera entre mis piernas, para alistar de nuevo a mi Oskar con su boca. Vivianita arrodillada se lo metió de nuevo con ánimo de lubricarlo, empapándolo con su saliva. Mi verga roja por aquel jaleo no demoró en ponerse tiesa como si fuera un poste de concreto, mientras Brigitte se ubicaba detrás de Viviana hundiéndole el rostro dentro del culo lo que le hacía pegar griticos apasionados que le iluminaron los ojos de inmediato.

Luego de esto Brigitte se ubicó estratégicamente entre mi verga y la boca de Vivi, ofreciéndole a Oskar sus grandiosas nalgas y a ella su grandiosa vulva.

De vez en cuando, ella misma restregaba mi verga entre sus nalgas, para que Viviana la soltara y se encargara de lamerle su vagina, lo que sin duda nos proporcionaba a los tres delirantes placeres, que además de sentirse en el ambiente, expresábamos con sonoros gritos y respiraciones entrecortadas.

Vivianita se puso como loca de la delicia que experimentaba y no sabía ya qué disfrutaba más, si la verga enhiesta de su hermano o la fruta jugosa por la que vino al mundo. Lo cierto es, que turno por turno, se aferraba con igual ganas a lo que le estábamos dando de comer ambos.

Al fin cuando, nuestra madre sintió que su vulva y mi verga estaban listas, nos dijo:

"Ahora mis niños, me toca a mí gozarme esta cosota", -buscando con el agujero del culo meterse mi nabo adentro- . Lo hizo pausadamente, muy despacio, y aunque de una, lo enchocoló, se lo fue metiendo poco a poco; primero la cabeza, ordenándole a Viviana que lo enjugara de saliva y me chupara suavemente las bolas.

Como todo lo experta que era, lo entraba y sacaba de su culo hasta el punto justo al que antes lo tenía metido; repitiendo estos enloquecedores movimientos durante varios segundos. Con la enjugada de Viviana, mi verga estaba totalmente empapada, lo que entonces aprovechó mi madre sin dar aviso para sentarse en un sólo movimiento ensartándosela toda adentro, hasta hacer contacto sus piernas con mis muslos, logrando que la cabeza de mi Oskar le llegara al fondo.

Entonces se movió apretándome, adelante y atrás suavemente; ofreciéndole a mi hermana, la vulva que ya traía hinchada y que esta se tragaba con inusitadas ganas, mientras que su agujero negro se encontraba relleno por completo.

Mi palanca tiesa, se movía al ritmo que imponía, hasta que decidió metérselo y sacárselo completamente en movimientos rápidos que se convirtieron en un bombeo maravilloso que la hacia emitir chillidos y aullidos:

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHOHHHHHHHHHHHHHHHHHH, UUUU UUUHHHH UHUHUHUHUHUHUHUHUH

"Que rica y dura la tienes Cabrón,….anda culeate a tu madre y a tu hermana, que nunca vas a encontrar en esta vida putas más serviciales y dedicadas …..

"Ahora ya sabes para que te sirve esa palanca hermosa que tienes… en vez de andar haciéndote la paja con las fotos de tu madre….hijo de la gran puta".

"Papacito, la tienes más grande y dura que ninguna, mejor que todas las que me he comido antes en la vida….."

Entonces, poniéndose de pie y sacándosela toda, mientras que cambiaba de postura, se volteo hacia mí ofreciéndome su vulva y a Viviana sus tremendas nalgas, mientras que le ordenaba a mi hermana que me chupara el poste hasta la raíz, lo que hizo gustosa como si se tratara de un Car Wash improvisado, dejándolo al final limpio y brillante.

Ahora el juego estaba bien definido, mientras me ofrecía sus enormes tetas para que me las comiera, indistintamente se metía tres veces mi verga por su vulva y dos veces por su culo, y mientras que iba de un lugar a otro, le exigía a Viviana que se tragara todos los jugos que mi verga acumulaba y que le chupara el culo. Mi hermanita le metía su lengua adentro mientras que este orificio se desocupaba, llenándolos ambos con verga y lengua al mismo tiempo.

Viviana, algo celosa, no pudo más y exigió el mismo tratamiento; a lo que Brigitte accedió de inmediato, permitiéndole entonces jugar el mismo jueguito, a diferencia que Vivianita se metía tres veces mi verga por el culito y dos por su vagina mientras mi madre chupaba y refrigeraba aquel miembro que ya no aguantaba más, lo que les anuncié vehementemente a lo que ambas rápidamente se arrodillaron en frente para tomarse todo el semen de mi última descarga de aquel día, que fue más copiosa y más sonora que todas las anteriores.

La luna llena reflejaba su sombra en la arena, no ya de una sino de dos hembras, los perfiles más hermosos, entre los que hombre alguno podría imaginarse encontrar.

Al terminar la faena Brigitte nos enseño los videos detallados de todo lo que hicimos y que aún conservo. Y así terminaron estas vacaciones de película por ese día quedando pendiente, un nuevo encuentro solitario con Vivianita en el mar, en la playa en la cual nuestra madre nos había interrumpido, para concluir y empezar de nuevo, lo que hacemos año tras año en la isla, cada vez que nos volamos por unos días a desestresarnos de nuestros trabajos y nuestras respectivas familias.