Vacaciones de goce

De como libres una amiga y yo disfrutamos nuestras primeras vaciones solas.

No creáis, no obstante, que el hecho de haber caído en la rutina y el tedio del que salí en el encuentro con Luisa y su marido, es por causa de haber tenido una vida sin experiencias. Al contrario, esa misma rutina es la que te hace olvidar aquellas arrastrándote al aburrimiento. Y, ahora, ese redescubrimiento en casa de mi amiga, estimula mi memoria recordando las primeras vacaciones sin familia en compañía de Ana -a quien al llamarse como yo distinguíamos añadiendo su segundo nombre: Maria. Ana María y que aquí dejaré para ahorrar pulsaciones en Ana M.- Quien por cierto estaba dotada de un tipazo en esa época a los 22, que ya quisiera la mayoría, con unos senos redondos y hermosos que hasta a mí me gustaban a juzgar por la envidia que les tenia. No es que mi cuerpo estuviese mal, pues mis formas eran mas que atractivas, ni demasiado llenas ni demasiados delgadas, de piernas redondeadas y caderas marcadas con senos bien formados, podía llevar cualquier ropa que toda me sentaba bien; pero los pechos de Ana M, eran algo especial, podía ir sin sujetador que parecía que uno invisible los mantenía en su posición a pesar de su volumen algo mas grande que el de los míos. Era increíble, ver como un escote en pico sin nada que los levantase marcaba un canalillo que era objeto de la mirada de todo el que pase cerca de ella. Rubia, con una melena larga que le caía por la espalda, ni demasiado delgada ni demasiado llenita, parecía que tenia las carne justa para despertar el deseo. Sus caderas se sostenía en dos piernas torneadas y hermosas, dibujando una cintura delgada que estructuraba la silueta de la mujer ideal. Mi problema era que en cada ocasión que ligábamos todos los chicos miraban hacía ella, de modo que yo solo podía elegir al el sobrante, a menos que con el tiempo, mi personalidad diluyese un poco su belleza, teniendo en cuenta que ella ni era tonta, ni carecía de la suya.

Ya nos habíamos planteado una vacaciones alocadas, queríamos conocer, tener experiencias, aun siendo conscientes de que no queríamos riesgos innecesarios estando dispuestas a disfrutar pero siempre que hubiese garantía de que aquello no nos costase un disgusto. Nos entreteníamos en conversaciones particularmente sensuales y en juguetear con situaciones relativamente perversas: ser un poco exhibicionistas, o parecer que deseábamos lo que luego rechazábamos.

AM- ¿Te has fijado como nos mira aquel del jersey verde?.

A- Si, ya me he dado cuenta. Desde que pasamos cerca no ha dejado de dirigir miradas a tu escote. Se le van a salir los ojos, por mucho que lo disimule. Cuando cree que nos distraemos nos enfoca. Bueno, digo tu escote, tu escote y todo lo demás, creo que en este momento esta desnuda frente a sus ojos.

AM- No solo a mi. Que antes, he visto que sus ojos no se apartaban de tus piernas. Si lo llego a saber, dejo el pantalón por otra mini como la tuya.

A- Jo, deja algo para mí. Hazme esa concesión. Por que si no, siempre soy plato de segunda mesa.

AM- Pues ya sabes lo que tienes que hacer, darle aire a esos encantos que yo no tengo y que bien sabes emplear cuando te interesa, ante lo que mas de una vez queda inútil toda esa apariencia de la que dices que gozo. Y no sabes la rabia que me da. Por cierto ese tipo, al que va haber que despegarle los ojos de tus muslos con una palanca, aunque es algo mayor no esta nada mal. Yo le dejaría que me diese un masajito, de aceites. Seguro que le gustaba.

A- Bueno, bueno. Le podía dar un infarto. A estas alturas seguro que tiene sofocos solo de pensarlo. Por que lo esta pensando. ¿Sabes?. Esa mirada obscena, a mi no deja de gustarme, casi me resulta agradable. Me gusta ser observada así.

AM- ¿Quieres que te diga la verdad?. A mi también. Me da pruebas de lo que soy capaz de despertar. ¿Tu pones un poco de falsedad en aquella queja de la mirad que desnuda?. ¿Qué al final, no es la mirada la que molesta sino el tipo?. ¿Qué si el tipo te gusta, el efecto es al contrario, disfrutas con la mirada, con la sensación de ser desnudada y deseada?.

A- Si, para que mentir. En esos casos me gusta y creo que a la mayoría de las chicas. Para serte sincera, me gusta provocarlo. Cuando lo noto y el chico me gusta, a veces, busco la manera de despertar esa mirada como si no me diese cuenta.

AM- Ja,ja,ja. Si, creo que lo hacemos un poco todas. Yo también. ¿Qué es lo que haces?. ¿Qué ocurrencias te traes?.

A- No se, depende del momento. Busco posturas que parezcan que son causa de distracción en la que se destaque aquello que se que llama la atención. Por ejemplo inclinarme a recoger algo, si tengo escote, o cruzar las piernas con mini. Cosas así.

AM- Mira que eres mala. Bueno, somos malas. También yo juego a eso. Me gusta hacerlo y lo disfruto. No sabes como se pone mi compañero de trabajo, cuando llevo escote. Me gusta inclinarme sobre los codos, frente a su mesa por que se le suben los colores del colocón al rostro. Algunos días creo que cuando llegue a casa no le dará tiempo a su mujer ni para que le ponga la cena de lo caliente que va. ¿Pero que quieres chica?, la guerra es la guerra.

A- Si claro, y eso te gusta. Saber que lo pones así de caliente y que no puede resistir mirar, por mas que lo intenta, a tu escote. Seguro que te imaginas en que estado esta y, también, tu te medio sofocas. No digo tanto, pero si que tiengo una sensación de placer interno que me gusta.

AM- Claro. Creo que compartimos esa sensación por la manera en la que me cuentas las cosas. Se percibe que lo vemos y lo sentimos del mismo modo. Pero tu no me cuentas, nada de lo que haces, eso no vale.

A- Bueno, no se, déjame recordar: vas a decir que soy una pervertidora. Pero no hace mucho, esperando que Verónica se preparase para salir una tarde me di cuenta que su hermano pequeño, que tendrá sobre 17 o 18, andaba por allí sin perderme ojo. Estaba en la mesa del salón estudiando –eso simulaba, claro- y yo al frente a la derecha de su posición leyendo una revista mientras esperaba, sus miradas disimuladas a mis piernas me hicieron gracia, así que las cruce y creo que se me veía casi todo. El chaval estaba que reventaba y creo que maldijo a su hermana cuando arreglada entró para que nos fuésemos. Esa seguro noche soñó conmigo. Soñó y algo más, claro.

Se notaba como la libertad y el relajo de las vacaciones y la situación había creado un clima de sensualidad que nos derivaba hacia la supresión de las habituales barreras que en este estado parecían haberse debilitado. Así, que cuando Ana M me propuso ducharnos juntas, lo acepte con expectación por mucho que me temblasen un poco las piernas al sospechar lo que podía ocurrir. La justificación de enjabonarnos la espalda, aunque fuese una pueril explicación para iniciar el contacto, fue adecuada. Una razón para tocarnos sin que pareciese lo que en realidad parecía. Fui yo la primera en enjabonar a petición suya, y note su piel, suave y cálida en mi dedos que solo se atrevieron a recorrerle zonas permitidas suavemente por el temor de parecer lo que no era. Pero ella con mas desparpajo, no tubo pudor en después de un rato pasar sus manos por mi culo obligándome a soltar una carcajada nerviosa que termino por romper el hielo, dando paso a una frase irónica.

A- A ver si va a terminar por gustarme. Si al final seremos un par de lesbianas.

AM- Para nada tonta. Estos no es mas que un juego entre amigas a falta de chicos. Que mas quisiera yo que cambiarte ahora por un buen mozo, dotado de eso que te falta. Pero a falta de lo uno, nos podemos entretener con lo otro. ¿Nunca lo has probado?.

A- Ciertamente no.

AM- Pero si lo has pensando, no me digas que no.

A- Si, eso si. Si que he tenido una curiosidad malsana, por saber como se sienten los besos de una chica.

AM- De malsana nada. Eso será, quizás; y que yo creo que tampoco; si los chicos no te gustan. Pero como te digo, como sustituto, esta bien y hasta diría que tiene un tono de sensibilidad que le falta a lo "hetero", aunque a mi me gusta más aquello. Deja que te lo descubra – dijo aproximándose sin reticencias a mi y colocando sus labios sobre los míos, en un beso, largo y suave que me hizo sentir la su calidez y su levedad.

Siguieron después otros besos que yo me dejaba dar y que al poco les empecé a devolver obteniendo como respuesta el roce de sus dedos en mis pezones que llamaron a los míos hacia los suyos, iniciando desde ahí una exploración que no dejo sitio por acariciar, mientras nos duchábamos y después en la cama hasta que acabamos en una masturbación mutua que termino por perdernos, dejándonos relajadas en una conversación que se alargó hasta quedarnos dormidas.

AM- ¿Cómo te ha sabido la experiencia?.

A- No eres lo mismo que un chico, peor no ha estado mal. Habría que fabricarlos medio hombres y medio mujeres. Su toque de fuerza, de poder, y un poco de ternura. A eso creo que te referías con aquello de lo que le falta a lo "hetero".

AM- Siiiii!. ¡Lo has captado¡.

Pero creo que eso es un imposible. También lo he imaginado así, pero me he dado cuenta de que ya los hay: los travesti. Y he imaginado que sentiría dándome cuenta que en ese caso prefiero estar con una chica, por que al contrario de lo que parece en lugar de estar con un hombre y una mujer percibo que no estoy ni con un hombre ni con una mujer. Creo que habría que sentir como ellos para percibirlo como ellos. La cosa es mas sencilla, un hombre, que sea un hombre cuando tiene que serlo y que sea sensible cuando tenga que serlo. No es fácil, pero es lo que es.

A- Si que lo tienes claro, si. Me temo no obstante que en esta vacaciones, salvo que nos toque la lotería, tendremos que conformarnos con hombres, hombres, que es de lo que mas hay. Tengo ganas de disfrutarlas por cierto, de desmelenarme un poco fuera del control del circulo de conocidos.

AM- Si, ya hemos hablado de eso, si. ¿En que estas pensando?.

A- En nada en particular. Simplemente no tener que observar tanto las normas, por el que dirán y si un chico te gusta, pues pasarlo bien, nada mas.

AM.- Bueno dicho así, pasarlo bien, puede significar contarse unos chistes o estar en una bacanal. Las dos cosas te lo pueden hacer pasar bien.

A- Jajaja, es verdad. Desde luego contar chistes no, y lo de la bacanal, no creo que me atreviera, así que déjalo en un punto medio. Algo que sea pervertidillo, que le ponga cierto morbo.

AM- Vamos que te monte encabritado como un caballo. ¿No?. Que te haga sentir su poder.

A- Siiiii. Nada mejor expresado. Pero antes tendrá que hacer que el celo se eleve en la yegua hasta que esta desee ser montada, que no sea eso de llegar y besar el santo. Bueno, besar el santo.... o como se llame. Sabes que fantasía me ronda. Jugar, a una especie de coqueteo atrevido que haga que no pueda resistir su propio deseo mientras elevo el mío en la observación del aumento del suyo.

AM- Esa idea es excitante, creo que esta bien. Me gusta y me atrae. Y ¿sabes quien me ronda por la cabeza?. Esos vecinitos de habitación del fondo del pasillo que desayunan todos los días a la misma hora que nosotras en el restaurante del hotel. ¿No has visto con que carita de corderos degollados nos miran?.

A- Jajaja. Si es cierto. Y bien buenos que están, con esos cuerpos macizos que los adornan. Pero creo que son un pelín tímidos. ¿No?.

AM- Tampoco tanto, pero eso esta bien. Es la garantía de que no son unos desalmados. Eso a mi me da cierta seguridad.

A- ¿Pero crees que se acercaran en algún momento?. ¿Qué intentaran ligar?.

AM- Si no lo hacen no será por que no lo estén deseando. Pero tendremos que ayudarles en algo, por que si no puede que se queden en el intento.

A lo que ayudó la oportunidad del siguiente día en el que estando las mesas del restaurante de desayunos ocupadas, se les brindó la oportunidad de invitarnos a su mesa al vernos a las dos con la bandeja de las manos buscando un lugar libre, que aceptamos encantadas. Ya desde el primer momento, nuestros ademanes, -si ellos nos hubiesen conocido de tiempo se habrían dado cuenta- eran afectados. Mas simpáticas de lo normal y un poco coquetas. Ana M que se levanto a buscar un zumo, se entretuvo un segundo a hablar conmigo apoyando las manos sobre la mesa, estando yo sentada y ella de píe, de modo que sus hermosos senos se mostraban exuberantes tras el cuello pico de vestido. Yo sabía que estaba haciendo y como es natural, los ojos de los chicos no pudieron evitar ver las formas que se expresaban tras la tela. Creo la imagen se quedo pegada en la retina de nuestros nuevos amigos de tal modo que no se borro en un buen rato. La conversación después se animó y terminamos paseando tras en el encuentro. Después quedamos para bañarnos el la playa y cuando nos dimos cuenta, estábamos comiendo en un chiringuito y de nuevo a la playa. La conversación entre bromas y serio, los baños, las agudillas y los juegos establecieron una empatía que tubo continuidad en la salida por la noche a una discoteca, tras una ducha y cambio de ropa, una cena rápida en una barra con tapeo y un paseo a la fresca de la tarde.

Ya en la tarde, el ambiente entre nosotros impregnaba densa sensualidad. Las bromas eran constantes, nosotras nos entreteníamos melosas en quitarles pelusas de la pechera de la camisa, en buscar esas posturas, frete a ellos que dejaran ver nuestras formas, asirnos de sus brazos simulando hacerlo sin darnos cuenta, o rozarnos distraídamente tratando de hacerlos sentir, mientras que ellos apoyaban ocasionalmente sus manos en nuestros hombros, nos cedían el paso colocando una en la cintura para ayudarnos,o sosteniéndola allí mientras mirábamos en parejas algo, sin que a todo ello nosotras no ofreciésemos la menor resistencia. En aquellos bailes juntos de música melódica, el acercamiento tomo mas forma, próximos nuestros cuerpos y con la voz baja, la conversación se hizo mas personal, perdí de vista a Ana M, con mis brazos colgados del cuello de Ramón, mientras este me sujetaba de las caderas, o haciéndome sentir el roce de sus dedos en mi espalda, todo estaba en un clima de calidez, que terminó por reafirmarse cuando vimos después de un rato como Luis y Ana M, se besaban mientras bailaban, haciéndonos compartir una sonrisa de complicidad, que certificaba a la aceptación por parte de ambos de aquel estado de cosas.

Cuando llegamos al hotel, yo solo pensaba en como se desenvolverían los acontecimientos. Cuando Ramón se arrancaría a besarme o si me iba a dejar suspendida para otro momento retrasando el instante que ya había disfrutado mi a miga. Si la cosa iría a mas, o si todo quedaría aplazado para otra nueva oportunidad. La invitación de una ultima copa en la habitación de los chicos, nos advirtió que no parecía que se fuese a demorar, por lo que entramos disimulando nuestra agitación y nerviosismo, para al poco tiempo estar sentados en un sofa de dos plazas Luid y Ana M y sobre el borde de la cama nosotros, Ramon y yo, con una copa de la mano que habíamos obtenido del frigorífico del la habitación abriendo cuatro pequeñas botellas.

Después de un rato, nosotros hablábamos en ese preámbulo busca con el momento adecuado para el encuentro, mientras ellos, que ya nos llevaban terreno adelantado habían reencontrado los besos, a los que estaban entregados dándose la lengua de manera evidente y avanzando en su camino en el que la mano Luis ascendía por los muslos de Ana M. Escena que marco nuestro punto de inflexión haciendo que ramón imitase a su amigo comenzando a besarme y a acariciar mis piernas sin que yo ofreciese la mas mínima resistencia. Sentía su lengua enredarse con la mía y sus dedos rozar mis muslos produciéndome una sensación de placer que me atraía a mas deseo. Me deje tocar y mientras le besaba, estaba pendiente del gusto que me producía el recorrido de sus manos en lo muslos, los pechos, la cintura... empezaba a estar húmeda y notaba como las bragas se estaban mojando. Sin poder evitarlo, empujada por el deseo, alargue la mía hasta su bragueta y comencé a pasársela a lo largo del bulto duro y largo que se apreciaba bajo el pantalón y que me encantaba reconocer, recorriéndolo una y otra vez percibiendo su estado; mientras el disfrutaba del roce ofreciéndome posturas que ayudasen e incluso sujetándome la mano cuando algo le gustaba. Me tumbo, sobre la cama boca arriba y él a mi lado, de costado casi sobre mi, me empezó a manejar mas cómodamente. Sus dedos llegaron a mis bragas, rozando mi chochito a través de la tela produciéndome una sensación que quise apresar abriéndome un poquito, e indicándole el lugar con la voz: -Ahí, ahí, por favor-. Cuando miramos al frente Ana M y Luis ya estaban hechos un ovillo en el que no se sabia que parte era de quien. Nosotros los seguimos, deshaciéndonos a tirones de las prendas que nos estorbaban, mis bragas y sus ropa inferior, y sentí como aquella polla dura y tiesa llena de formas se colocaba entre mis piernas, le facilite al camino, las abrí, sentí su punta rozarme entre los labios buscando la entrada torpemente, alargue la mano y se la coloque orientada a mi vagina de modo que solo tuvo que empujar para hacerme sentir como aquel cuerpo duro me entraba ocupándome mientras me oprimía con su peso. El que a continuación liberó colocándose de lado con las piernas entrecruzadas manteniéndome ensartada en aquel mástil con sus manos manoseándome el culo. Aquel cabrón, me estaba follando a placer, hundido en mí, se movía lenta y fuertemente haciéndome percibir su vigor al apretarme y sus deseos en la presión. Por mucho que solo fuese el encuentro de un día, no podía dejar de sentir, de encontrarme llena de placer y de goce. El gusto inmenso que me estaba llenando, me llevaba a percibir el momento de manera sublime. Me encantaba ser follada de esa manera.

Embelesados en el placer, solo nos dimos cuentas de la cercanía de Ana M y de Luis, cuando vi que ella se tumbaba a la espalda de Ramón abrazándolo por detrás. Mi sorpresa quedo suspendida por otra al notar a Luis tumbarse a la mía apretando su erección contra mis nalgas atrayendo mi atención y diluyendo la duda que me había cortado por un momento. Cerré los ojos me concentre en sentir, penetrada por delante y rozada por detrás entre dos cuerpos masculinos dándome placer. Ramón me abandono con una de sus manos para ir a situarla trás de el, en la entrepierna de Ana M, mientras ella por delante entretenía una de las suya, puenteando a su tocador, en uno de mis pezones. Nunca había estado atendida de semajante manera y me deje llevar. Luis, se tomo el tieso fálo y me busco el ano que previamente había localizado con sus dedos en un intento de penetrarme y yo esperé deseante de tener a los dos hombres dentro, pero en su empuje el dolor me hizo rogar que no lo siguiese por que no lo podía soportar y tras dos intentos abandonó, para entretener mi ocupación con uno de sus dedos que sentí hundirse en mi, mientras Ana M, volvía en un estado de falta absoluta de pudor producida por la ocasión a ocupar su boca con la erección impresionante de Luis. Ramon no lo pudo soportar y noté como se convulsionaba dentro de mí coño en espasmos repetidos de su polla en mi interior, tenso como un palo y apretando de mi culo contra el, una tras otra, las convulsiones se fueron alargando soltando el contenido de sus testículos, y dejándome a merced, ahora, de una impotencia que no tardo en dejarse sentir en la flacidez consecuente. Me volví hacia Luis y comencé a acompañar a Ana M, en la mamada que sostenía con la erección que aun permanecía, mientra Remon entretenía por detrás sus dedos en mi clítoris, en un escorzo de la mano, intentando compensar su fracaso. Y lo consiguió, por que entre el roce en mi boca de la erección de Luis cuyos labios chocaban con los de Ana M, y el masajeo de sus dedos no tarde en sentirme perdida en un goce que me deshacía, recorría mi interior obligándome a morverme y me inundaba hasta explotar en un orgasmo que me hizo gemir. –