Vacaciones con mucho jugo
Mi vecina de hotel, durante las vacaciones, no pudo soportar que perdiera el tiempo masturbándome "teniendo un coño para destrozártela". Empezó así una relación que cumplió con todos los caprichos de ambos ...
La segunda quincena del mes de julio estuve de veraneo en un hotel-residencia, cerca de un pueblo de la provincia de Alicante. Tenía una habitación en el quinto piso. Desde un balcón se veía el mar y además un hermoso pinar. Creo que vendría bien decir que tengo 25 años, no estoy nada mal, pero tampoco soy un modelo, soy alto, moreno y mi aparato es normal, unos 20 cm. Una tarde, estando sentado en el balcón mirando con los prismáticos (son de tipo militar, de gran potencia), los dirigí hacia el pinar, donde descubrí una pareja paseando por allí. Los dos iban en bañador, ella con uno de una pieza y con dos toallas bajo el brazo. Decidí observarlos un rato; llegaron a un claro entre los pinos, donde les podía ver perfectamente, como si los tuviera delante de los ojos. Se debían de sentir muy seguros, pues extendieron las toallas en el suelo y de pie como estaban, se abrazaron juntando sus bocas.
Despues de un prolongado morreo, ella se dejó caer de rodillas frente a él, y con una sonrisa, le empezó a bajar el bañador dejando su pene erecto al aire. Se lo sacó por los pies dejandole completamente desnudo. Tomó con sus manos su miembro y empezó a acariciarlo de arriba a abajo; pude ver claramente cómo le lamía los cojones y la cabeza de la poya; terminó metiéndosela en la boca. Debía estar mamándosela de mil maravillas, pues al tío no tardaron en doblársele las piernas y caer al suelo, saliéndosele la tiesa poya de la boca a ella. Esta se separó un poco de él, se puso de pie y empezó a desprenderse del bañador con una sonrisa de placer, mientras el tío tendido en el suelo la miraba. Al dejar los pechos al aire se los acarició obscenamente, como para calentar al tío, cosa que no hacia falta, pues tenía la poya dura como un mástil. Ella se desnudó por completo y abriendo un poco las piernas empezó a masturbarse, él también empezó a meneársela; ella se arrodilló abierta de piernas sobre los hombros de él, y cogiéndole la cabeza con las manos la pegó contra su coño. Con este espectáculo no me pude resistir y sujetando con una mano los prismáticos, con la otra extraje mi poya del bañador y empecé a sobármela. Escuché un ruido extraño y me dí cuenta que en el balcón anterior al mío había alguien. Escondí rapidamente mi picha en el bañador. Me pareció que era una mujer, y supuse que no me había visto, pues el mar daba en la dirección a mi blacón y además los balcones tenían una especie de pared semicircular, que para ver el balcón posterior hacía falta girar mucho la cabeza. Disimulando me quedé un rato más, sentado como si nada; la mujer desapareció y no tardó en salir un hombre, que por poco me pilla meneándomela, por lo que decidí meterme para adentro. Me dí una ducha para apagar el ardor que llevaba. A la mañana siguiente, cuando me disponía a ducharme, llamaron a la puerta, me enrollé en una toalla y salí a abrir. Era la mujer del balcón. Era una mujer normal, morena, de unos 30 años con un hermoso cuerpo. Empujándome un poco entró en mi habitación, cerrando la puerta tras de ella. Se abrazó a mí juntando su boca conmigo. No tardé en reaccionar, respondiendo a su beso y metiendo su lengua en mi boca. Después de un fenomenal morreo se separó de mí y soltándose los tirantes del vestido, lo dejó caer mientras me decía: - No puedo ver como se gasta una picha en pajas, cuando tengo yo este coño para destrozarla. Al caer el vestido pude ver cómo quedaba completamente desnuda. Me dejó a mí tambien en pelotas, tirando de la toalla que me cubría, dejando mi picha completamente levantada al aire. Rodeándome la cintura con un brazo y con la otra mano sobándome los cojones fuimos hasta la cama. En menos de tres cuertos de hora nos dimos la paliza: le sobé los pechos y se los chupé. Hicimos un 69 en el que nos corrimos los dos despues del cual ella no dejó pasar mucho tiempo y comenzó a mamármela hasta ponerme la picha otra vez dura, mientras yo le hacía una paja. Cuando la tuve otra vez levantada se tendió abierta de piernas y ella misma guió con sus manos mi picha hasta su coño .Empecé a follarla con fuerza y ganas. No tardó en tener un orgasmo; entonces fue cuando empezó a hablar entre suspiros y con palabras entrecortadas por el placer: - Jódeme así, cabrón, me muero, sigue matándome así y no como el cornudo de mi marido que no me hace sentir nada... Así hasta que se corrió por tercera vez al sentir mi leche en su coño. Cuando se recuperó se marchó diciéndome su nombre y prometiéndome que vendría conmigo en cuanto pudiera. Nos encontramos en mi habitación tres veces más, dos de ellas en menos de una hora, pero la última estuvimos cerca de tres horas, pues salió de habitación a eso de las dos de la madrugada y no volvió hasta las cinco. En cuanto llegó a mi habitación (yo la estaba esperando como teníamos acordado), se despojó del camisón y las bragas, y quedándose desnuda se metió en el baño diciéndome: -Espera un momento que me voy a lavar la porquería de leche que me ha metido esta noche el cabrón de mi marido. La esperé sobre la cama completamente desnudo; lo primero que hizo al llegar fue meter mi picha en su boca; la hice colocar en una mejor postura y comenzamos un 69. Tuvo dos orgasmos antes de que le quitara mi pene de la boca y se la metiera hasta los huevos en su hambriento coño. Me rodeó los riñones con sus piernas, lo que hizo que la penetración aún fuera más profunda. Empezamos a movernos como locos; en esta follada salvaje ella tuvo tres orgasmos, en el último tuvo tales contracciones en su vulva que me hizo correr. Cuando deshicimos el abrazo, mipicha aún estaba tiesa; me la limpió con su lengua y después me pidió que sorbiera de su coño mi leche y sus jugos y que los pasara de mi boca a la suya. Lo hice y eso nos puso más cachondo aún a los dos. Entonces le dije que quería metersela por el culo; me dijo que nunca había dejado a nadie hacer eso, que por su culo sólo habían entrado supositorios medicinales y que iba a darme a mí la virginidad de su ano por todo el placer que le estaba dando. Por experiencia sé cuál es la forma de encular a una mujer por priemra vez. Cogí la caja de crema que tenía para el sol y tomándola a ella de la mano me la llevé al cuerto de baño; me senté en la taza e hice que me untara la dura picha con crema, luego se la hice poner dándome la espalda e inclinada hacia delante, con mis manos separé sus hermosas posaderas y lamí su ano hasta que mi lengua entraba en él sin ningún obstaculo (nunca mejor dicho). Entonces cogí crema y empecé a lubrificarle el culo. Primero le metí un dedo por el culo y después dos. Cuando estuvo bien engrasada la hice sentar sobre mis piernas, dejando las suyas una a cada lado de las mias. Le pedí que dirigiera ella mi picha hacia su culo, lo cual hizo metiendo una mano entre sus piernas para coger mi picha; mientras yo le separaba las nalgas, se fue dejando caer. Una vez que tuvo la cabeza de mi picha contra el ano la soltó. Le pedí que hiciera fuerzas, lo que hizo relajarse el ano y entró casi media picha de golpe. El resto fue entrando poco a poco hasta que quedó todo dentro. Empecé a sobarle un pecho y con la otra mano a masturbarla. Ella ya completamente relaajda, empezó a subir y bajar cada vez más deprisa, mientras con una mano se sobaba el pecho libre y con la otra mis cojones. Al notar que iba a correrse, la hice estarse quieta con la picha metida, pero empezó a moverse con más furia que antes hasta que nos corrimos los dos. Cuando nos separamos acerqué mi picha a su boca. No la rechazó, la chupó hasta dejarla limpia y casi tiesa. Cuando terminó me hizo meterme con ella en la bañera, me obligó a ponerme de rodillas y separando las piernas cogió con sus manos mi cabeza y me obligó a juntar mi boca con su coño. Mi picha se puso tan dura que parecía que hacía más de un mes que no follaba; luego me hizo chuparle el coño y el culo hasta que se corrió. Quedé sentado en la bañera. Después se sentó sobre mí clavándose mi picha en el coño; empezó a cabalgar nuevamente. Seguimos follando hasta que no pude más. Entonces, metiéndose mi picha en la boca me dijo: "Córrete". Luego me la mamó hasta el fin. Con esta corrida mi picha quedó para el arrastre, pero ella quería más. Fui por mi raqueta de tenis, en cuanto la vió se tumbó en el suelo, poniendo un pie sobre el bidet y otro sobre la taza, quedando así completamente despatarrada. Se abrió el coño con las manos y me dijo: "Métemela". Unté el mango de la raqueta con crema y se lo fui introdcuiendo poco a poco en el coño hasta la mitad. Ahí empecé un mete y saca lento, ella la cogió con sus manos y se la introdujo cada vez más deprisa. En unos cinco minutos se corrió quedando tendida en el suelo como muerta. Le saqué lentamente la raqueta, todo manchada de sus jugos; le di un poco de agua y se recuperó. Nos duchamos juntos y s efue, quedando en volver dentro de dos noches. Dos dias después se acercó disimuladamente a mi en el bar del hotel y me dijo que tenía que irse ante de lo previsto. Creo que este imprevisto fue lo mejor, así me queda el buen sabor de boca de la última noche que pasamos juntos. Espero que les haya gustado el relato y que me envien sus comentarios, sugerencias, etc a mi e-mail: zimogeno2000@yahoo.es Zimogeno