Vacaciones con mis tios

Una semana de vacaciones en casa de mis tios me llevarían a descubrir mi sexualidad

VACACIONES CON MIS TIOS

Cuando me compré la moto a mis 19 años, con los ahorros de muchas horas de trabajo, una de las cosas que más me gustaba era hacer excursiones y ver sitios nuevos. No me importaba estar 3 o 4 horas en carretera para ir a ver sitios diferentes. Por eso, cuando discutí con mis padres al principio de vacaciones de verano decidí irme con mi moto ha hacer una visita a mis tíos, Chimo y Carla.

Hacia años que no los veía, y eso que tía Carla es mi madrina. Ahora viven en el norte en una urbanización cerca del mar y me apetecía desaparecer unos días fuera de casa. La llamé y estaba encantada que fuera un par de días a su casa, nunca había estado y aprovecharía para acercarme a ver Santander y la costa cantábrica.

Empaqueté bultos, dije adiós a mis padres, saqué algo de mis ahorros y me largué pronto a hacer carretera.

Llegué a casa de mis tíos por la tarde, después de 6 horas de viaje. Vivían en una urbanización muy chula, una casa grande rodeada de césped y árboles. Se debía vivir bien en un sitio así.

Cuando llamé a la puerta me abrió tía Carla.

-   Hola mi niño, ¡pero qué alto estas!, si estás hecho un hombretón. No te veía desde hace 8 años y entonces eras un crío. Pasa, pasa.

Recordaba muy gratamente a tía carla, mi madrina. Era guapa y lo seguía siendo. Era la hermana más joven de mi madre y ahora tendría 42 años. No había tenido hijos y por su aspecto deduje que gastaba tiempo y dinero en cuidarse. Toda muy arregladita, pelo moreno largo recogido con coleta, con algunas pecas y cutis cuidado. A través del ligero vestido veraniego se adivinaba muy buen tipo, llevaba un buen escote, el cual mostraba un generoso canal entre sus tetas que debían ser duras porque no me pareció que llevara ropa interior y se aguantaban bien tiesas. Nada de barriga y un culito respingón.

-   Te apetece un vaso de leche, pero que digo, si ya eres un hombre, ¿quieres una cerveza fría?

-   Por supuesto.

Dejé mis trastos en el cuarto de invitados y me enseñó la casa.

La casa era muy chula, me impresionó un televisor de no menos de 50 pulgadas, con no se cuantos altavoces me explicó y una biblioteca impresionante.  Cuando salimos al jardín era todavía mejor, con una piscina con tumbonas y una mesa y sillas de madera bajo un toldo, donde solían cenar al aire libre al fresco.

-   Tía la verdad es que esto es un “paradise”, aquí estáis pero que muy bien. ¿El tío Chimo está en el trabajo?

El tío Chimo era un tío muy majo, un poco mayor que mi tía. Poco le falta para llegar a los 50. Cuando era niño y venia a casa jugaba mucho conmigo. Siempre le recordaba como un tío muy majo y cariñoso, que le gustaban los niños.

-   Todavía está en el trabajo.

-   Te apetece pegarte un chapuzón. Yo suelo darme uno por la tarde para refrescarme.

-   Pues muy buena idea

Me puse el bañador y me fui al jardín. Mi tía estaba haciendo un poco de piscinas. Nadaba bien. Me pareció que no llevaba sujetador. Dejó de nadar cuando me acerqué.

Yo me acerqué al borde de la piscina y me quede mirando embobado. Tenía muy buen cuerpo. Las tetas estaban bien morenas, con los pezones oscuros y eran majestuosas. Se acercó al borde de la piscina.

-   ¿Que pasa, no entras?, al principio está fría pero luego tonifica mucho. Estamos a principio de verano y todavía el agua se nota fresca.

Se acercó a mí y me salpicó con agua. Yo no podía dejar de mirar embobado sus magnificas tetas como se mantenían duras, me tenían hipnotizado.

-   ¿Qué pasa nunca has ido a la playa? ¿Venga gallina entra ya?

Me agarró el pie y empezó a tirar para que cayera a la piscina, yo le seguí el juego y me dejé tirar sin oponer casi resistencia. Ella se puso detrás de mí y me agarró con la intención de mojarme la cabeza y sumergirla en agua.

-   Adentro ya.

Al pegarse detrás noté sus tetas contra mi espalda. Dos globos iban fregando mi espalda mientras intentaba sumergirme. Empecé a tener una erección. Me daba corte pero no podía evitarlo. Como mi bañador era tipo slip, me presionaba el nabo que estaba creciendo por momentos. Notaba como si el bañador se estuviera encogiendo.

En broma mi tía forcejeó conmigo y ahora era yo el que iba a sumergirla en la piscina, para darle un remojón. Conseguí sujetarla fuerte, aunque sin lastimarla claro, y la hundí para continuar la broma.

-   Toma aire. ¡Inmersión!.

Y la cabeza dentro del agua. Ella se agarró a mi cuerpo para evitar la inmersión, pero al hundirla sus manos bajaron hasta mi bañador slip, me lo cogió y me lo bajó hasta los tobillos y mi polla se disparó como un resorte. Casi le golpeo en la cara con la polla bien tiesa. Yo la solté y me agarre el bañador para volvérmelo a poner en su sitio. ¡Qué corte!

-   Ja, ja a que no te esperabas un ataque así.

Salimos de la piscina y se puso a tomar el sol en una tumbona. Yo me tuve que esperar a salir del agua a que se me bajara la erección.

Tío Chimo llegó al poco. Seguía tan simpático como siempre. Abrazos, besos y achuchones.

-   Qué os parece si cenamos los tres en el jardín. Luego hacen verbena en el pueblo, son las fiestas y habrá ambientillo.

-   Buena idea, podemos salir a bailar un poco.

Cenamos muy bien al fresco, y luego nos fuimos a la verbena. Tía Carla estaba muy guapa con un vestido blanco de algodón muy veraniego que resaltaba su estupenda figura. Contrastaba con su moreno y, como antes, un buen escote dejaba entrever sus impresionantes tetas.

En la verbena ponían mojitos y sidra fresca con típica música de baile veraniega. El ambiente era muy divertido y festivo.

-   Anda Chimo baila conmigo.

-   No por favor, hoy estoy reventado. Anda saca a tu madrina a bailar.

Como llevaba tres mojitos, tía Carla no tuvo que insistirme mucho. Fuimos a marcarnos unos bailes de todo tipo, rock, salsa, típicas canciones de verbenas de pueblo en verano.

-   Caray, baila muy bien.

-   Tu también tía.

-   Llámame Carla, que me hace sentir más joven.

Llego un baile lento y Carla me abrazó para bailar. Estaba sudadita y se le pegaba el fino vestido a su cuerpo, como en la canción del chachacha. Podía notar con mis manos todas las curvas de su cintura. Carla se arrimaba a mí, mientras yo marcaba los ritmos, aprovechando para pegarme a ella a cada movimiento que daba.

-   Uff que calor, vamos a ver a Chimo.

El tío Chimo estaba medio dormido, en un cómodo sillón con varios vasos de mojito vacíos.

-   Anda vamos a casa, ayúdame con él.

Lo cargamos en el coche y volvimos a casa. Llegamos a casa.

-   Me voy a dormir, dijo tío Chimo. Estoy agotado.

Yo estaba muy sudado y un poco excitado, así que después de cambiarme me quedé viendo la tele con el short del pijama. Tía Carla vino al cabo de un rato. Vestida con una bata fina.

-   Menudo calor hace esta noche, se nota que ha entrado fuerte el verano.

Su piel estaba brillante por el moreno y el sudor de la fiesta. Yo iba haciendo zapping alternando ventas de fregona, alargadores de pene, concursos idiotas, series infames y partidos de ligas regionales, pero en un canal apareció un striptease y lo dejé un minuto. La bailarina de la tele se había sacado el sujetador, menudas peras, casi como las de mi tía.

-   Menudas tetas tiene esta. Tía carla rompió el silencio.

-   Seguro que son operadas.

-   Como sabéis los tíos que una mujer tiene la tetas operadas.

-   Se nota, no ves como las tiene.

-   A ver listo, dime si las mías son operadas.

Se abrió la bata y pude volver a mirar sus bien duras tetas. Morenas, brillantes. Una generosidad de la naturaleza.

-   Se, se,… a mi no me salía palabra.

-   ¿Qué como puede saberse?

-   Las operadas no deben tener el mismo tacto, son más duras.

-   Tócalas. A ver si lo adivinas.

No me lo podía creer, empecé a acariciar las tetas, masajeándolas, durante uno o dos minutos. Eran suaves y deliciosas, turgentes, llenas, se me estaba poniendo la polla a mil.

-   Pues nos sé. Yo diría que son naturales.

-   Pues son operadas listo, me las operé hace dos años y ya ves ni lo has adivinado.

Volvió a cerrarse la bata y yo me quede con un palmo de narices, y con un palmo de más en otra parte del cuerpo.

-   Dame el mando.

Mi tía siguió cambiando de canal y apareció un canal de pago con una porno. Había un tío con nabo enorme metiéndole caña a una rubia tetona, sacudiendo furiosamente su polla mientras entraba y salía bien brillante.

-   Esto si que está mejor.

-   Te gusta el porno, tía

Pues claro, no te gusta a ti. ¿Porque los tíos nunca la tienen así de grande? Estas pollas sólo salen en las pelis porno. ¿Tú la tienes de esta talla?

-   Hombre, pues no se. En erección creo que tampoco está mal. No se si tan grande pero vamos que…

-   Ponte de pie.

No me dejó ni acabar. Tía Carla me bajó los shorts y el rabo salió disparado como un resorte.

-   A ver veamos. Caray chico, no está tan mal. La tienes bien depilada.

Mientras iba examinando con detalle empezó a acariciarla.

-   ¿Puede crecer más?

-   Supongo que si.

-   Veamos.

No pude creer lo que iba a pasar, se metió la polla en la boca y empezó a chuparla para sacarle más tamaño, acariciando los hinchados huevos  y luego masajeando la base mientas iba chupando la punta, mi polla iba adquiriendo cada más longitud y grosor. Hacia tiempo que no estaba tan hinchada.

-   Ahora te voy a enseñar como puede crecer aún más.

Me hizo estirar en el sofá y volvió a mamar magistralmente la polla. Yo estaba en el séptimo cielo, pero me iban a subir aún más. Mi tía empezó a acariciarme el ojete suavemente, masajeándolo con un dedito.

-   A esto a los tíos os encanta.

Instintivamente abrí las piernas para facilitar las caricias, mi tía pasó a chupar los huevos mientras seguía acariciando el ano, suavemente y delicadamente. Fue bajando con su lengua hasta empezar a pasar la lengua por los bordes el agujerito trasero. Mi polla bombeaba sangre al máximo y nunca la había visto tan hinchada, las venas se resaltaban y el glande estaba casi granate. Subí las piernas para facilitar las caricias anales.

-   Ves como podía subir más. Dijo picaronamente.

Sin dejar de chupar el culito entró un dedito muy despacio, con suavidad. Empezó a rotar en los dos sentidos, primero hacia un lado y luego hacia el otro hundiéndolo cada vez más mientras seguía comiéndose el culo. Intento forzar un segundo dedo, pero costó. Primero tuvo que lubricar bien con saliva. Yo estaba medio delirando de placer. Poco a poco los fue sacando y noté el fresco del aire en mi ano.

-   Fóllame ya, tengo muchas ganas.

-   Ponte encima. Le dije.

-   No así no, déjame a mí.

Se coloco en el sofá y abrió bien las piernas. Invitándome a la penetración.

-   Métemela ahora. La tienes bien gorda.

Se la metí rápido, estaba encharcada de jugos. Tenía el chocho bien abierto y lubricado. Empecé un ritmo frenético, estaba demasiado excitado. Me estaba dando un gustazo follando a aquel monumento, me faltaban bocas para chupar y manos para acariciar. Carla me agarró con sus manos los gluteos y marcaba el ritmo de las folladas, cogió fuerte los cachetes del culo y los separó, exponiendo mi orificio trasero.

-   ¿Te gusta esto? ¿Te gusta así?

-   Siiiii, respondí yo, estas buenísima.

-   ¿Te gusta lo que ves mi amor? ¿Te gusta mi regalito?

-   ¿¿¿¿????

Me giré al oír un ruido y me quedé muy cortado con lo que vi. Mi tío Chimo estaba sentado en el sofá, desnudo mientras se masturbaba con el nabo bien tieso. Subía y bajaba poco a poco la mano recorriendo el tronco de su polla de principio a fin.

-   No te importa verdad, a Chimo lo que le gusta es mirar. Tú sigue dándome caña y deja que él mire.

No espero respuesta, me agarró la cabeza y me la hundió entre sus tetazas, ¿y yo que iba ha hacer?, estaba muy excitado y solo pensaba en sexo. Retomé la follada mientras sobaba sus tetas.

-   Síguemelas chupando que son muy sensibles, fóllame fuerte, no pares ahora mi niño.

Le estaba viniendo un orgasmo. Aumenté los ritmos de la follada procurando hacerla más profunda sin dejar de chupar sus pezones, completamente salidos y tiesos. Le vino un intenso orgasmo, al poco yo anuncie que me venia y mi tía se salio y me agarró la polla.

-   Dámelo en la boca.

Chupo con frenesí para sacarme toda la leche, mi corrida fue muy abundante, pero tía Carla no desperdició nada. Los dos nos quedamos muy relajados, y mi tío seguía dándole que te pego a su zambomba.

-   Falta uno, déjame que te ayude amor.

Tía Carla se arrodilló al lado de Chimo y le reemplazó en la paja. Lo hacía con maestría, subiendo y bajando desde la base al capullo. Yo estaba como hipnotizado por el espectáculo, había participado en todo aquello.

-   Nunca habías visto a un hombre masturbarse.

-   No.

-   Ven mi niño.

Vino hacia mí y me cogió de la mano, me acompañó hasta el sillón y me hizo agarrar el nabo de mi tío, completamente duro.

-   Acaríciala, no te preocupes que no te morderá. Así, poco a poco, sube y baja desde el principio al final. Tú has disfrutado y ahora le toca a él.

Tía carla guiaba mi mano a lo largo de todo el tronco de mi tío. Yo seguía sus instrucciones. Nunca había hecho una paja a nadie. Estaba muy suave y la tenía bien hinchada. Los huevos le colgaban y se balanceaban al compás de mi mano.

-   Lo haces muy bien. Aprendes deprisa. Ahora tú solito.

Tía carla se separo de mi mano y beso a mi tío. Seguí con la paja, notaba como se le estaba poniendo la polla más dura y empezaba a temblar.

-   ¡¡¡Me viene!!!

Un chorretón salio disparado hasta el suelo, luego otro, y un tercero. Yo me aparté para que no me salpicara.

-   ¡Que bueno! Me he quedado muy bien.

Nos fuimos todos a dormir muy relajados y satisfechos. Y así terminó mi primer día de vacaciones en casa de mi madrina.

Continuara …

Saludos