Vacaciones con mi amo (7)

- Cambio de planes, esclava. Ven con el vestido que me gusta y trae todos tus juguetes. Te quiero en el sitio de siempre una hora antes ¿podrás? - Sí, amo, por supuesto... (incluye fotos)

Domingo, 28 de agosto

Hoy vuelvo a ver a mi amo. Sus instrucciones como siempre son claras: debo llevar un tanga, pantalones ajustados y una camisa con escote que se abra por delante. También deberé coger un pañuelo grande que se anude a la cintura. Su idea es pasearme con el collar, la correa y con los dos vibras metidos: uno en mi coñito y el otro en mi culito. El pañuelo es para disimular no solo la parte que se queda fuera, sino también mis humedades. Sabe que terminaré chorreando. Debo ponerme un enema para limpiar bien mi culito. Es posible que lo use de nuevo y le gusta bien limpio. Ya no me da miedo: cuando mi amo me puso el enema no fue tan molesto como esperaba y sentir su polla dentro de mi ano no me causó ningún dolor, me gustó tenerla dentro y que fuera alternándolo con mi sexo.

14’50 Horas

Cambio de planes, esclava. Ven con el vestido que me gusta y trae todos tus juguetes. Te quiero en el sitio de siempre una hora antes ¿podrás?

Sí, amo, por supuesto

He notado a mi amo especialmente contento pero no me he atrevido a preguntar. ¿Será que tiene una mujer para que me disfrute en su presencia?. Prefiero no pensarlo y ponerme nerviosa antes de tiempo.

Sobre las 5 empiezo a prepararme. Lo primero, llenar el irrigador con dos litros de agua templada. Cuelgo la bolsa de una percha que hay en la pared y con un poco de lubricante unto mi ano para que la cánula entre con suavidad. No quiero lastimarme y que mi amo no pueda usar mi culo si es su deseo.

Uffffffffffff, no me gusta nada lo que estoy haciendo. Cuando me lo hizo mi amo no me resultó tan molesto. Pero claro, él estaba a mi lado, me calmaba con sus palabras y me excitaba a la vez. Siento que el agua se me va a salir por la boca y cuando empiezo a vaciarme me parece que no voy a acabar nunca. Cuando termine, sé que estaré satisfecha y contenta de haberlo hecho. Sé lo molesto que me resulta meter algo en mi culito cuando no está bien limpio. Lo valoro como un mal menor y la promesa de un mayor placer.

Una vez limpio mi culo, le presto atención a mi sexo. Aunque lo depilé ayer creo que es mejor repasarlo, posiblemente sea el último día que nos veamos antes de su partida y quiero estar bien suave para él.

Luego me meto en la ducha. Siento un enorme placer con el agua resbalando por mi cuerpo. El cuerpo que dentro muy poco estará a disposición de mi amo. Mis manos me acarician lentamente. Es curioso, no toco mis zonas más sensibles pero estoy tremendamente caliente. Me siento lánguida, sensual, sexy y tremendamente provocadora. Hoy complaceré de nuevo a mi amo y me dará su leche de premio.

19’50 Horas

Como siempre, los dos llegamos puntuales incluso adelantándonos a la hora acordada. Desde la terraza donde hemos quedado lo veo aparcar y dirigirse hacia mí. Me atrae hacia él agarrándome del culo y me da uno de esos besos que tanto me gustan. Nos sentamos, pedimos las bebidas y aguardo en silencio a que hable.

Va a venir una chica. Quiero que estés tranquila. Tomaremos algo, charlaremos, daremos un paseo por la playa y si surge la ocasión haremos unos juegos.

Lo imaginaba, amo, te noté muy feliz por teléfono.

Jajajajajajajajajaajajaja, sí perrita, sí, estoy contento, veremos a ver como sale, para ella también es su primera vez con una mujer.

Mientras esperábamos a que llegase la chica, nosotros hablábamos de mi cita del lunes para comer con un amo.

Desde que mi amo me autorizó a admitir a las personas que me agregaban al mesenger, son muchos los amos con los que he hablado. Aparte de poder usar mi intuición, siempre he tenido unas órdenes muy concretas:

No poner la cam, excepto en casos puntuales y previo conocimiento de mi amo

No mandar fotos

No aceptar órdenes de otros amos

No permitir que otros amos me llamen como lo hace él. Soy SU PERRA, SU PUTA y demás sinónimos y sólo mi amo puede llamarme así o como quiera.

Básicamente, esas son las normas. Quien no las sigue debo eliminarlo del mesenger. Pueden llamarme ESCLAVA puesto que lo soy. María, ya que es mi nombre y arcilla puesto que es bajo el pseudónimo con el que escribo... pero nada más.

Mi amo es muy posesivo conmigo y cuanto más me adiestra y más satisfecho está con su esclava favorita, lo es más, hasta tal punto que por lo menos de momento, no permitirá que ningún otro amo goce de mi cuerpo que es suyo, de su propiedad, a él le pertenezco y solo a él. Y a mí me gusta y me excita ese sentido de la posesión que tiene.

Al escribir mi primer relato, recibí un correo de un hombre al que llamaré "per" felicitándome. Yo se lo agradecí y así empezamos a intercambiar correos hasta que mi amo me autorizó a usar el mesenger.

A partir de ese momento, fuimos intercambiando opiniones.

"Per" es un hombre que ha estado muchos años dentro de este mundo. Que sabe hablar, comportarse, con el que resulta fácil intercambiar puntos de vista y por supuesto que también me hace reír, lo cual es muy importante para mí. Tiene bastantes cosas en común con mi amo y siempre se ha comportado como un caballero, cosa que por otra parte no está reñida con ser un buen amo. Es más, considero que cualquier amo que se precie debe serlo y respetar a la esclava de otro amo. Si luego el amo la cede o lo autoriza, ya es otra cuestión que irá en función de la persona.

Casi desde el primer día, "per" demostró interés en mí, le gustaba y quería conocerme, así que tras la autorización previa y una vez aceptadas las condiciones que puso mi amo, comeríamos juntos el lunes.

Terminábamos de hablar del tema, cuando la chica en cuestión a la que llamaré R hizo su aparición. Mi amo me mandó a buscarla.

Era una chica rubia, de pelo corto y unos increíbles ojos verdes. Aproximadamente de mi edad, o quizás unos muy pocos años más, lucía espléndida con un vestido corto rojo y unas sandalias de tacón. Estaba tan nerviosa como yo.

Mi amo estuvo hablando del motivo de la reunión, explicando que es lo que le gustaría y que podía poner los límites que quisiera. La decisión quedaba en sus manos, puesto que yo haría lo que él me ordenara.

Un poco más tranquilas por la conversación, en la que se mezclaron risas, bromas y otros temas, mi amo me ordenó ir al coche a por las bolas chinas, los dos vibra, cuatro pinzas y mi collar.

Al regresar, me ordenó entrar en el baño y que me pusiera el collar y las bolas delante de ella, explicándole qué sensaciones me provocaban. A R le sugirió que entrara conmigo.

Dentro del baño, hice pis primero, y después de limpiarme bien me puse el collar. Saqué las bolas y se las mostré, se las dejé en las manos para que sintiera los contrapesos y pudiera sentir lo que esas vibraciones hacían dentro de la vagina. Como estaba algo seca por los nervios, unté una bola con un poco de lubricante, me levanté bien el vestido para que pudiera leer "AMO JAVIER" encima de mi coñito, y después de acariciar un poco con la bola la entrada de mi sexo, metí la primera, la segunda entró ya sin ninguna dificultad. Las empujé bien con uno de mis dedos que salió con mis jugos. Me hubiera gustado limpiarlo con mi lengua, pero no me atreví.

AL salir, mi cara ya reflejaba la satisfacción que las bolas me proporcionan y poco a poco me iba relajando. Mi amo no iba a apresurar las cosas, a R se la veía muy nerviosa y yo ya empezaba a estar en mi salsa: esclava de mi amo.

Fuimos a dar un paseo por la playa, y R y yo le tomábamos de vez en cuando el pelo a mi amo que disfrutaba con nuestras risas y bromas. De vez en cuando, sacaba una teta y me pellizcaba el pezón o me lo masajeaba.

R tenía que marcharse pronto, así que nos despedimos de ella, no sin antes quedar en que al día siguiente, si nada lo impedía, tendríamos nuestra sesión.

Nada más bajarse R del coche, mi amo sacó mis pechos del vestido y metió la mano en mi sexo

Ummmmmmmm, estás muy muy mojada, perrita. Estoy muy satisfecho con tu comportamiento, así que ahora vamos a ir a un sitio tranquilo y tomarás tu ración de leche. Te la has ganado.

Fuimos a un lugar tranquilo y apartado, pero con buena visibilidad. Allí, metía sus dedos en mi boca y humedecía mis pezones hasta ponerlos bien duros, entonces puso una pinza en cada uno.

Jugó con el hilo de las bolas chinas hasta que me las sacó. Me ordenó reclinar el asiento del coche y darme la vuelta. Los azotes en el culo no se hicieron esperar: fuertes, secos, con ritmo, de una nalga a otra... excitantes. Con mis propios jugos, humedecía mi ano y metía dos dedos, me lo dilataba, lo abría y me hacía gozar. Cogió los dos vibra y me los metió muy despacio: el más grande en mi coñito húmedo, el más pequeño con un poco de lubricante en el ano. Apenas había empezado a follarme con ambos cuando ya estaba gimiendo.

NO PUEDES CORRERTE, PERRA

Ay, amo, lo sé, pero... ummmmmmmm

AGUANTA

Ohhhhhhh, sí amo... ohhhhhhhh nooooooooo, amo, no aguantoooooo

¡HE DICHO QUE AGUANTES!

Amo por favor, te lo suplico, hoy no aguanto

NO, AUN NO

Por favorrrrrrrr, amoooooooo, te lo ruegoooooooooo

¡NO!

Amo, no puedo más, por favor, te lo suplico,- rogué una vez más al borde de las lágrimas

¡TÓCATE EL CLÍTORIS!, PERO AUN NO PUEDES CORRERTE

AMOOOOOOOOOOOO, por favor, no puedo más, sácame el vibra del culo, haz algo, pero haz que termineeeeeeeeeeee

Está bien, perrita, puedes correrte ¡AHORAAAAAAAAA!

Síiiiiiiiiii, amo, siiiiiiiiii, ya, ya, yaaaaaaaaaaaa

Grité, me retorcí y me desplomé entre los brazos de mi amo que sonreía satisfecho del orgasmo de su perrita. Mi amo sequía jugando con el vibra en mi xoxo, pero yo una vez consumido el orgasmo, dejé de tocarme el clítoris, lo que me supuso una nueva tanda de azotes. Al finalizar, mi amo se pasó al asiento de atrás:

Sigue tocándote el clítoris, no quiero que el vibra se salga y ¡CHÚPAMELA!

Sacar la cabeza entre los dos asientos del coche, con las pinzas puestas en los pezones, sujetando el vibra con una mano y acariciándome el clítoris con la otra, decididamente, no era la postura más cómoda para alcanzar su polla con la boca. Poco a poco, pude ir encontrando la posición más adecuada, pero eso sí, no podía usar las manos y estaba a merced de los caprichos de mi amo, que tan pronto me la acercaba como me la quitaba, provocando que me tuviera que esforzar más para lamerla, chuparla, succionarla y darle todo el placer que desea de su esclava favorita. Con sus manos, dirigía los movimientos de mi cabeza y la profundidad a la que debía metermela. A punto estaba de correrse cuando me hizo salir del coche.

Aquí, esclava, al aire libre, con el ruido de los coches que pasan de fondo y de rodillas ante tu amo y dueño. PREPÁRATE PARA RECIBIR TU PREMIO... LA LECHE DE TU AMO.

Esta vez, de rodillas en posición sumisa, le chupaba la polla mientras lo pajeaba, al ritmo que me marcaba con sus palabras. De vez en cuando, me la sacaba de la boca y se dedicaba a restregármela por la cara, me hacía sacar la lengua como una perrita y lamerle la punta lo más rápido que podía, para entonces metérmela de nuevo de golpe y continuar. Varias veces, se masturbó delante de mi cara mientras tenía la lengua fuera. Yo pensaba que derramaría su leche en mi cara o en mis pechos, negándome así el placer de tragarme su esperma, pero no fue así. Cuando estuvo a punto, sujetó mi cabeza con su polla hasta el fondo y me la hizo tragar toda, colmándome de placer. Como siempre, se la limpié con mi lengua para retirar todos los restos de leche y no desperdiciar ni una gota.

Al subirnos al coche, me quitó las pinzas. Yo intenté subirme el vestido y cubrir mis pechos, pero no me lo permitió. Al llegar junto a mi coche, me hizo salir así de su coche para montar en el mío. No podía cubrirme hasta aparcar en nuestro siguiente destino. Una furgoneta estaba esperando detrás del coche de mi amo, y puesto que mi amo no arrancó hasta que yo no me metí en el mío, fue inevitable que me vieran.

Salí detrás de mi amo, con el vestido levantado, mis tetas al aire, el rostro ardiendo por la vergüenza y mi sexo mojado por la excitación. Mi amo condujo por dentro de la ciudad a una velocidad inusualmente lenta. Quizás no me miró nadie, pero no es lo que a mí me parecía.

Pasamos un par de horas más juntos. Cena, conversación, paseo y la promesa de vernos al día siguiente, cuando yo terminara mi comida con "per", pero eso... os lo cuento en el siguiente relato, con el que daré por terminada la serie "Vacaciones con mi amo".