Vacaciones con mi amo (6)

- Cuando volvamos, mientras yo duermo la siesta tu permanecerás atada y... no creo que puedas dormir, jajajaja jajajaja jajaja

Mientras bajamos en el ascensor, me doy cuenta que una de mis bolas anales se está saliendo. Rápidamente, mi amo me gira, me levanta el vestido y me la mete dentro con un azote.

Vamos a comer entre risas y bromas. Mi amo aprovecha cada oportunidad que tiene para darme un azote en el culo, pellizcar un pezón, o masajear una de mis tetas.

Así me gusta, esclava, que rías feliz de estar con tu dueño

Cuando volvamos, mientras yo duermo la siesta tu permanecerás atada y........ no creo que puedas dormir, jajajajajajajajajajaja

¿Velaré tu sueño, amo?

Claro, como una buena perrita

Te ríes de mí y te encanta ¿verdad, amo?

Jajajajajajajajajajajaja, por supuesto, esclava ¿se me nota?

Jajajajajajajajajaja, si amo, se te nota mucho, no puedes disimularlo, jajajajajajajajajaja

De regreso al hotel me paro un momento

Amo, se me ha salido una bola del xoxo,- le digo con temor

Jajajajajajajajajaja, me gusta que estés tan excitada perra, ¡METETELA!

¿Aquí, amo? ¿En medio de la calle?

Sí, esclava, si no tienes cuidado y se salen hay que meterlas,- me dice levantándome el vestido

Mirando a todos lados con nerviosismo, obedezco rápidamente. Mi dedo sale mojado y lo chupo mirando a mi amo a los ojos

Jajajajajajaja, eres una perrita muy caliente........ MI PERRITA

Una vez en la habitación del hotel, me desnudo y me tumbo en la cama. Mi amo vuelve a poner las vendas en las muñecas y los tobillos. Ata mis manos juntas a una esquina del cabezal de la cama. Pone una pinza en cada pezón. Me deja con las bolas chinas en mi coñito y las anales en mi culo. Pone una pinza diminuta en uno de los labios de mi sexo. No puedo evitar dar un respingo: esa duele. Luego, ata mis tobillos juntos. Lleva mis pies hasta que casi tocan mi culito y me ata las rodillas con una cinta ancha.

No sé si amordazarte,- parece dudar

No amo, por favor, no lo hagas, seré una perrita buena y no te despertaré

Está bien, por esta vez no lo haré

La primera media hora trascurre bastante bien. Mi amo duerme y yo lo contemplo. Intento dormir un poco, pero las manos atadas y levantadas resultan muy incómodas.

Poco a poco, las pinzas aprisionan mis pezones más y más. Suspiro pensando que la que ha puesto en mi sexo por lo menos no está en el clítoris. Con mucho cuidado, voy cambiando de posición, no es mucho lo que puedo hacer, pero por lo menos el movimiento no me deja pensar.

Los diez últimos minutos de la siesta de mi amo se me hacen eternos.

¿Cómo estás, esclava?

Las pinzas, amo, por favor,- apenas atino a responder

Mientras las quita, cierro los ojos, me muerdo el labio inferior y escondo mi cara entre los brazos. El dolor que se produce en ese momento es intenso y no quiero que vea las lágrimas que se me escapan. Me quita la cinta adhesiva de mis rodillas y suelta mis manos. Yo soy incapaz de moverme.

Sin decir una palabra, mi amo me estrecha entre sus brazos y acaricia mi cara. Yo me refugio en ellos intentando calmarme. Poco a poco me voy serenando. Mi amo lo nota por mi respiración.

Buena esclava, ahora bájate un poco, así, muy bien, CHÚPALA,- me dice metiendo su polla en mi boca.

Durante un buen rato, me dedico a lamer, a saborear, a recorrer con mi lengua su polla. Mi amo, como siempre, dirige mis movimientos sujetándome de la cabeza. Cada vez me la mete más adentro y la aguanta más tiempo metida hasta el fondo. Por alguna extraña razón, un dolor agudo se me pone en mi costado. Es flato. Me remuevo intentando no parar.

¿Qué pasa, esclava?

Perdona, amo, creo que es flato, me duele el costado

Está bien, PARA, recuéstate de lado hasta que se te pase

Cuando el dolor pasa, mi amo retoca mis letras.

Vístete, nos vamos al sex shop, estas letras son para mostrárselas a la dependienta,- me dice mientras se asegura que las bolas están bien colocadas dentro de mi cuerpo y mi collar muestra los adornos.

Es la primera vez que entro en uno. Siento una mezcla de excitación y vergüenza por lo que mi amo haga conmigo allí dentro.

La dependienta y él se saludan. Mi amo me presenta como su sumisa. Me mantiene pegada a él y pellizca mis pezones a la vista de la dependienta.

Empezamos a preguntarle por diversos artículos que a mi amo le interesan para mí: un arnés para sujetar los dos vibradores cuando me manda dormir con ellos, una pinza de joyería para adornar mi clítoris, pinzas con regulación para mis pezones.

La tienda está poco surtida de artículos de dominación. Algo de cuero y poco más.

Para comparar las bolas chinas que tienen y las que yo llevo, mi amo me sube el vestido y me saca una

Son iguales que las tuyas, sólo cambia el color,- me dice volviéndomela a meter

Veamos las anales,- me dice dándome la vuelta y repitiendo la misma operación

Hoy he decorado a mi perrita,- le dice a la dependienta levantando mi vestido para que vea desde mi tripa hasta mi sexo las palabras: PERRA DE AMO JAVIER.

En unos minutos, mi amo ha mostrado mi cuerpo a una desconocida, ha sacado delante de ella mis bolas y vuelto a meter, me ha azotado el culo, el clítoris, sacado una teta de mi vestido para pellizcar un pezón y masajearlo. Mi vergüenza es mayor de la que creo poder soportar y pidiendo permiso me alejo para mirar todos los artículos de la tienda. Por un lado necesito tranquilizarme un poco y por otro deseo encontrar algo que sea del agrado de mi amo y que aún no tengamos. Mi amo dice que debo acostumbrarme a esas cosas, no tener vergüenza puesto que estoy con él. Pero mi vergüenza es también mi excitación. Detrás de un expositor le escucho hablar con la dependienta:

¿Qué te parece mi esclava?

Es muy guapa

Y muy sumisa, hace todo lo que le ordeno

Jajajajajajajaja, como debe ser ¿no?

¿Quieres usarla?, te la dejo

Yo me siento palidecer. Sé que una de las cosas que más desea mi amo es verme con otra mujer, pero a mí la idea me pone muy nerviosa. Para mí es una de las mayores pruebas de sumisión que puede pedirme, casi más que entregarme a otro hombre. Al escuchar la respuesta, contengo un suspiro de alivio: la dependienta no ha aceptado.

Puedo sentir la decepción de mi amo. Sé que es una prueba que debo pasar y una parte de mí desea hacerlo. No sabré si me gusta o no hasta que no lo haga y además, me gusta complacer a mi amo.

Me acerco a mi amo mimosa. Sé que ha notado mi alivio, pero también sé que nota en mis ojos y en mi sonrisa la seguridad de que le complaceré también en eso.

Después de varias vueltas más por la tienda sin encontrar nada que no tengamos o que nos complazca y aprovechando la entrada de más clientes, nos despedimos de la chica y nos vamos.

Al salir, mi amo me acompaña al Hotel. Debemos separarnos durante un rato pues él tiene que hacer unas cosas. Me autoriza a quitarme las bolas chinas y anales y que descanse mientras vuelve. Luego proseguirá mi adiestramiento.

Lamentablemente, un imprevisto hizo que tuviéramos que despedirnos, no sin que antes mi amo me dijera lo satisfecho que estaba conmigo y que me preparara para el próximo encuentro. Será el domingo.

Fin de la jornada del miércoles