Vacaciones con mi amiga (IV: Los tres muchachos)

Nuestra amiga sigue de vacaciones y éstas son cada vez más calientes. Se va a la cama con un hombre que conoce en un centro comercial y goza por sus dos agujeros. Pero la fiesta continúa con el hijo de sus anfitriones y sus dos fogosos amigos que disfrutan totalmente de ella.

Al día siguiente de aquel gran intercambio Carmen me pidió que se lo contara todo, como la había pasado, si lo había disfrutado, etc. Le conté todo con lujo de detalles y la dejé tan caliente que enseguida habló con Manuel y con una pareja amiga para realizar un intercambio con ellos a la noche siguiente.

Realmente había quedado agotada y satisfecha con los sucesos del día anterior así que decidí descansar un poco y el día pasó sin mucho que contar y por la noche me fui a dormir temprano. Al despertarme me duché, bajé a desayunar y como mi amiga estaba ocupada ese día me fui sola de compras. Hacía bastante calor así que llevaba un vestido bastante ligero, sin sostén y solo una tanga pequeña. Recorrí el shopping, compré algunas cosas y seguí mirando vidrieras, obviamente mi persona no pasaba desapercibida para los hombres, que me decían cosas al pasar, no le di mayor importancia hasta que noté que uno me seguía, disimuladamente lo miré y pude ver que no estaba nada mal, era un hombre alto, de ojos verdes, bastante atractivo. Me siguió por algunos minutos, hasta que decidí tomar algo fresco y ver qué hacía, realmente la situación del juego de seducción me estaba gustando y calentándome. Al sentarme en la confitería y pedir algo vi que él estaba cerca, esperó a que me trajeron la bebida y finalmente se decidió y se acercó a mi mesa. Me saludó y me dijo si podía acompañarme a tomar algo, acepté y nos pusimos a charlar un rato, su nombre era Esteban y era muy simpático, su conversación era muy agradable, en otro momento de mi vida nunca hubiera hecho una cosa así, pero después de todo lo vivido en estos días, decidí experimentar una nueva experiencia. La conversación fue subiendo un poco de tono y entrando en el terreno sexual, esto derivó en que decidiéramos ir a su casa. Fuimos en su auto, ya en el camino deslizó una mano sobre mis piernas y la fue subiendo hasta llegar a mi concha, deslizó un par de dedos por debajo de mi tanga y comenzó a acariciar mis labios y mi clítoris, esto hizo que comenzara a mojarme mientras uno de sus dedos se deslizaba dentro de mi concha hasta hacerme alcanzar un sabroso orgasmo. Noté su erección y me agaché entre sus piernas, bajé su cremallera y saqué su miembro que estaba bien duro, era un miembro normal de unos 18 cm y no muy grueso, le empecé a pasar mi lengua por su glande y por todo su tronco, lo que lo hacía gozar de placer, entonces me la metí entera en la boca y la empecé a chupar intensamente dándole chupadas fuertes y profundas, esto lo llevó al éxtasis por lo que no pudo contenerse demasiado así que acabó en mi boca lanzando toda su esperma que llenó mi garganta, me la tragué por completo no desperdiciando ni una gota de aquel liquido que realmente había empezado a apreciar como un manjar.

Ya estábamos llegando a su casa así que apenas entramos nos desnudamos y fuimos al dormitorio, me acosté en la cama y nos besamos apasionadamente, entrecruzando nuestras lenguas. Él bajó hasta mis enormes pechos, chupándolos y besando mis pezones que se encontraban totalmente erectos, recorrió con su lengua mi cuerpo hasta llegar a mi pubis y yo abrí bien mis piernas ofreciéndole mi concha en plenitud, me dio con la lengua un buen rato y luego pequeñas chupadas sobre mi clítoris que me hicieron estallar en un nuevo orgasmo. Le pedí que me penetrara, necesitaba sentir su pija dentro de mí, él acercó su miembro, que ya estaba otra vez duro como roca, y me penetró de un golpe, grité de placer, y nos acoplamos en un movimiento de bamboleo intenso que derivó que ambos alcanzáramos otro orgasmo que me hizo estremecer al tiempo que él descargaba su torrente de semen en mi interior. Nos recostamos exhaustos uno al lado del otro y nos unimos en un beso que me llevó a jugar con mi lengua por su cuerpo, hasta llegar a su pija que estaba flácida después del polvo anterior y la limpié y la chupé hasta lograr ponerla otra vez en erección, entonces lo miré y le pedí que me cogiera por el culo, Esteban no podía creer lo que oía, no sólo se había levantado y echado un polvazo con una hembra como yo, sino que ahora esta le pedía que le diera por el culo. Obviamente no se hizo rogar, así que me puse en cuatro patas y él detrás de mí, primero me chupó el agujero de mi ano, lubricándolo con su saliva y poniéndome a mil, hasta que apuntó su verga y empezó a penetrarme, mi ano lo recibió sin mucho esfuerzo, parecía que lo iba tragando y pedía más, hasta que sentí como sus huevos chocaban contra mis nalgas, empezó a moverse rápido, yo gemía de placer y le pedía que me cogiera fuerte, le pedí cambiar de posición, entonces le dije que se acostara boca arriba y yo me puse de espaldas a él y me senté sobre su pija, enterrándomela entera en el culo, lo cabalgué como loca, ambos gemíamos de placer y gozo, hasta que un orgasmo me hizo acabar lanzando los jugos de mi concha sobre aquella pija que tenía enterrada por el ano y él explotaba en mis entrañas regando mis intestinos con toda su leche caliente.

Debía volver a casa, así que nos duchamos y él se ofreció llevarme, acepté y al llegar nos despedimos y quedamos en hablarnos para un nuevo encuentro.

Al entrar a casa, Carmen ya se estaba preparando para salir, la ayudé a terminar de prepararse y al rato se fueron junto con Manuel, me avisó que Aldo le había hablado y que volvería dentro de media hora. Pensando que podríamos pasar la noche solos, me fui a mi habitación a cambiarme de ropa, sólo me puse una tanga y un camisón corto transparente que no dejaba nada librado a la imaginación. Me quedé leyendo un rato hasta que sentí la puerta de calle, bajé para sorprenderlo y la que se llevó la sorpresa fui yo, ya que Aldo no venía solo, sino que estaba acompañado por dos amigos. Ahí estaba yo frente a aquellos tres muchachos prácticamente desnuda y sin saber qué hacer, decidí tomar las cosas naturalmente y me acerqué a ellos y los saludé, los amigos de Aldo no salían de su asombro y no podían dejar de ver mis tetas a través del fino camisón. Aldo me los presentó, eran José y Pablo, compañeros de él en el equipo de fútbol, y que habían venido a tomar algo y pasar el rato. Les di un beso a cada uno y le dije que fueran al living, que yo iba a ponerme algo más apropiado y luego les iba a servir algo de comida. Al subir la escalera sentía como ellos clavaban su mirada en mi culo, que sólo estaba cubierto por la tanga que se metía dentro de mis nalgas y que el camisón dejaba ver por su transparencia. Me cambié y me puse sólo un vestido muy corto y bastante escotado, es que realmente disfrutaba excitar a esos muchachos y me hacía sentir muy bien. Al bajar para ir a la cocina pude escuchar la conversación de Aldo y sus amigos, ellos le decían lo buena que yo estaba y que les encantaría cogerme, que de solo verme habían tenido una erección, etc. Aquello me agradó mucho y también me puso un poco caliente, fui a preparar unos bocadillos y algo fresco y esperé a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. Les llevé la comida y al verme con el vestido que llevaba se quedaron otra vez mudos. Me invitaron a pasar un rato con ellos, charlamos y empezamos a tomar algunas cervezas. El alcohol me puso a punto para hacer lo que pensaba desde que había visto a los tres chicos.

Los empecé a provocar y a hablar de temas sexuales, noté como los tres tenían una tremenda erección, entonces me acerqué a Aldo y lo empecé a besar y llevé mi mano hasta su entrepierna y le acaricié el bulto, esto animó a los otros dos que se me vinieron encima y me empezaron a meter mano por todos lados, hasta que me sacaron el vestido y la tanga, dejándome totalmente desnuda, entonces me senté en el sillón y les dije que se desnudaran y se pusieran frente a mí. Lo hicieron rápido, así que enseguida tuve frente a mí tres vergas erectas apuntando a mi cara que me dieron otra sorpresa. Ya conocía la de Aldo y Pablo tenía un miembro de unos 15 cm, pero José portaba una verga grande y gruesa, debería medir unos 26 cm, que me hizo recordar a la del negro Wilson.

Ante tan placentera visión tomé la verga de José y me la metí en la boca, mientras con las dos manos masturbaba las otras dos pijas, las fui alternando en mi boca chupando una por vez. Luego Aldo puso su cabeza entre mis piernas y comenzó a chupar mi concha, mientras yo seguía chupando a los otros dos. La lengua recorriendo mi interior me provocó un orgasmo intenso que Aldo degustó en su boca, entonces se incorporó y me penetró hasta el fondo, el placer que me estaba dando hizo que me metiera la pija de Pablo hasta el fondo de mi garganta y lo chupara hasta lograr que me acabara todo dentro de mi boca, tragué todo lo que pude pero la cantidad de leche desbordó de mi boca y corrió por mis labios hasta mis pechos, al mismo tiempo Aldo aceleraba sus movimientos y se derramaba en mi interior. Aldo le dio su lugar a José, que debido a la excitación que llevaba metió de un golpe todo su enorme pija en mi concha, grité mezcla de dolor y placer pero luego pedía más, alcancé mi orgasmo al mismo tiempo que José que tuvo una abundante acabada en mi concha. Al retirar su pija el semen corría entre mis piernas, chupé las tres pijas hasta dejarlas limpias y esto hizo que las tuviera listas otra vez para mí. Ahora la quería sentir por el culo, así que me puse en cuatro patas y uno a uno me fueron cogiendo. Mientras me daban por el culo yo le chupaba la pija al siguiente, y así lo hice hasta que los tres me dejaron sus acabadas en mi culo. Pero todavía necesitaba más, así que los volví a poner a punto y esta vez recosté a José en el piso y lo monté por la concha, entonces le pedí a Aldo que me la diera por el culo, así volví a experimentar una doble penetración con la que pude alcanzar otros dos orgasmos maravillosos. Fuimos cambiando de posición pero siempre tenía dos pijas adentro hasta que mientras Aldo me daba por la concha y José por el culo, en un momento me la sacó de mi ano y la dirigió también a mi concha, no entendía bien que pasaba y pensaba que no podía ser capaz de hacerlo. Pero el muchacho fue buscando posición y lentamente empezó a penetrar en mi concha junto con la pija de Aldo que ya estaba dentro, la sensación de sentir dos pijas dentro de mi concha era increíble, me sentía totalmente llena, las paredes de mi concha estaban dilatadas al máximo pero se envolvía a aquellas vergas dándome un placer excepcional y provocándome varios orgasmos que terminaron con aquellas dos vergas explotando dentro de mí lanzando torrentes de leche en mi interior que inundaron mi concha y desbordó corriendo por fuera de ella. Me levanté y vi a Pablo pajeándose con la escena, mi concha estaba ardiendo pero le ofrecí mi culo para que en un par de embestidas me lo llenara con su semen.

Estaba rendida y satisfecha pero aquellos tres muchachos no me querían dejar por lo que empezaron a manosearme y chuparme, lo que hizo que sus penes reaccionaran, mis agujeros ya no resistían así que les pedí que me bañaran con su leche, Aldo y Pablo se pusieron cada uno a un costado de mi cara y José puso su verga entre mis tetas. Chupé las vergas hasta lograr que estas empezaran a escupir chorros de leche, las de Aldo y Pablo colmaron mi boca y mi cara, mientras José llenó mis tetas y mi cuello. Finalmente se las chupé hasta dejarlas totalmente limpias, me levanté les di las gracias y me fui corriendo a mi habitación, antes que quisieran continuar. Había gozado de una noche inolvidable pero estaba realmente agotada y no podía tener más sexo por esa noche, aquellos tres muchachos me habían hecho gozar más allá del limite y quedé totalmente extenuada, pero a pesar de todo estaba muy feliz por todo lo vivido. Me bañé y caí en mi cama rendida, me dormí complacida y pensando que otras noches me esperarían, las noches llegaron, pero eso se los cuento en la próxima historia.

Continuará...

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