Vacaciones agitadas. Parte 2.
Mis vacaciones estaban siendo las más calientes de todo mi vida. Beto había viajado solo para tenerme una y otra vez. Su lujuria me estaba llevando a perderme.
Beto había viajado hasta la costa solamente para estar conmigo y pasar un par de días “encamados” como le gustaba decir a él. Estaba celoso al descubrir la existencia de mi nuevo amigo – Javier – y lanzó la amenaza de contar todo a la familia si no accedía a tener sexo con él como lo habíamos hecho la madrugada de año nuevo en mi casa.
Esa tarde, después de penetrarme había acabado derramando su abundante leche en mi boca, lo que me había hecho que casi me ahogase, chorreando los restos de semen por mi cuello y mis pechos.
Fui a darme una ducha tibia, con una sensación de enojo y morbo por el abuso de poder del tío sobre mí. La puerta del baño había quedado entre abierta y Beto tendido aún desnudo sobre la cama, atendía la llamada de su esposa mientras se masturbaba mirando como secaba mi cuerpo.
Cortó el teléfono y fue a mi encuentro. Terminó de secarme con su lengua, desde mi cuello hasta llegar a mi entrepierna. Se paró, ya tenía nuevamente su verga completamente erguida e hinchada, me puso de espaldas pegada a su cuerpo y comenzó a besar mi cuello, a tocar suave mis pechos mientras con 2 dedos masajeaba lenta y majestuosamente mi clítoris.
- Estoy loco por vos Chechu – me susurró al oído – no me importa que seas la hija de mi hermano, no me importa nada…
- Por favor tío… tenés que irte, no sigas.
Pero era tan rico sentir sus dedos en mi clítoris y sus besos en el cuello que comencé a sentir una repentina lubricación que surgía tibiamente. Notó que estaba entregada a sus caricias, me tomó de la mano y nos metimos dentro del gabinete.
Sin parar de besarnos hasta quitarnos la respiración iniciamos un juego de caricias mutuas… mis manos masturbaban su pene y las suyas se deslizaban desde el clítoris hasta la entrada de mi concha, metiendo y sacando los dedos cada vez con mayor rapidez mientras jadeaba por las sacudidas que le daba a su miembro turgente.
Mientras seguíamos acompasados, él mordisqueaba mis pezones aumentando mi placer. En pocos minutos logramos explotar en un orgasmo simultáneo, que hizo que ambos lancemos un grito de liberación de placer. Su esperma más liviano que la primera vez terminó en mi mano. Sus dedos llenos de mis flujos vaginales.
El tío estaba decidido a cumplir y hacerme cumplir todas las fantasías… lentamente los dedos de su mano derecha empapados de flujo los llevó hacia su boca, tomando con su mano izquierda mi mano llena de esperma y dulcemente la acercó a mi boca. Inmediatamente entendí lo que pretendía hacer y que haga: mirándonos fijamente a los ojos, chupó uno a uno sus dedos mojados por mis líquidos y yo comencé a lamer su acabada de mi palma.
Sellamos el nuevo pecado con un largo beso.
Nos secamos, nos cambiamos y le volví a pedir que se vaya. El no accedió:
- Amor, viajé toda la madrugada para estar con vos, mentí en casa para estar con vos.
Traté de hacerle entender que era una habitación para una sola persona, que aunque él había ingresado a escondidas pronto se darían cuenta que estaba allí y tendríamos un problema en el hotel. Inmediatamente me dijo que lo arreglaríamos. Bajamos y fuimos a ver al encargado.
- Buenos días señorita… señor? – la cara del joven era de confusión, hacía algunas horas que me había anunciado por el interno de la habitación que un hombre que decía ser mi tío me buscaba y quería hablar conmigo y luego no lo había visto más. Qué hacía ese hombre y de donde había salido???
- Buen día, queríamos ver la posibilidad de que cambie a la señorita y a mí a una habitación matrimonial, habrá alguna disponible? Dijo Beto con la mayor naturalidad del mundo mientras yo bajaba la mirada al notar la cara de sorpresa y confusión de Julio, el encargado del hotel.
No era de su incumbencia, así que revisó las habitaciones disponibles y nos asignó una suit matrimonial con jacuzzi en el segundo piso. Haría limpiar la habitación que dejaba y una mucama trasladaría mis cosas a la nueva mientras desayunábamos.
Eran las 10 de la mañana, el día anterior no habíamos salido de la habitación en todo el día, estuvimos sin probar bocado… sencillamente cogimos durante toda la tarde y la noche, cerrando la sesión en la ducha. Estábamos hambrientos.
Sonó mi celular: - Buenos días princesa… qué pasó que no supe nada de vos ayer? – era la voz de Javier – estuviste muy ocupada?
Beto me miraba intrigado y con algo de celos, sospechaba que era “mi nuevo amiguito con derechos a cogida” como lo llamaba despectivamente él.
- Hola, buen día…eh, si un poco… cómo estás?
- Con ganas de que pasemos el día juntos, te invito a almorzar, mis amigos llegaron esta mañana y vamos a cocinar algo, te sumas?
Moría de ganas de volver a verlo, así que no dudé en aceptar la invitación bajo la mirada inquisitiva del tío que terminaba su desayuno.
- Veo que te vas… y te vas con ese vestido que vuelve loco a cualquiera… no sabes los celos que me da.
- Nada tío, vinieron 2 amigos suyos y van a organizar un almuerzo, eso simplemente.
- Je, me imagino – dijo con el tono burlón que le surgía de sus pensamientos desconfiados y lujuriosos – que? Te van a cumplir la fantasía entre los tres? Ayyy si yo te tuviera con otros dos tipos te juro que aullarías, que fiesta se pueden hacer con vos mi gata!!! Sos una hembra para darle y darle
- Tío por favor, pará con tu cabeza enferma. Dejame en paz
Fui hasta la nueva habitación a cambiarme y me dirigí para la casa de Javier. La escena que me había descripto Beto era inquietante, no voy a negar que una de mis más calientes fantasías era estar con varios hombres. Pero a Javier recién lo conocía, tenia otras intenciones con él, hacía rato que no tenia una relación seria y a él lo veía como un posible candidato.
Los amigos de Javier resultó ser una pareja de novios muy simpática, eran Eliana y Gustavo. Fue un almuerzo muy ameno, pegamos mucha onda con Eliana, resultó ser que ella trabajaba en el edificio vecino al que trabajo yo, en el centro de Buenos Aires, así que quizás podría ser mi nueva compañera a la hora del almuerzo. Todo se dio de manera muy tranquila.
Los mensajes de Beto caían uno tras otros, pude leer algunos pero traté de silenciar el celular: uno de los más atrevidos decía << uf mi gata como te deben estar cogiendo esos 3, me excita pensarlo>>… << estoy viendo videos porno en la habitación, precalentando para cuando vengas, te ensarto>>… él sabía que ese jueguito de mensajes me comía la cabeza, me hacía volar las fantasías… pretendía volverme tan loca que no tuviera ojos más que para él… pretendía que llegue tan encendida al hotel como para volver a cogerme. Siempre sospeché que Beto era un hombre pasional, pero siempre lo vi también como un tío. Ahora sé que es un macho insaciable y no tiene más ojos que para su nueva hembra… ni más ni menos que yo, su única sobrina.
Después del almuerzo quedamos en encontrarnos los cuatro en una determinada esquina, cerca del anochecer para tomar algunos tragos en alguno de los pubs de onda de la avenida principal. Javier quería que me quedase, sospechaba que quería sexo… me había lanzado miradas durante toda la comida, me había acariciado las piernas debajo de la mesa disimuladamente. Yo venía de tener sexo durante horas y ya no tenía fuerzas para más.
Nos despedimos, le dije que había pasado una mala noche y que con una siesta reparadora y un baño se repondría, rechazando la invitación de que hiciera todo eso en su departamento, me apuré a irme.
Francamente no tenía ganas de estar ni con Javier ni con Beto… decidí pasar la tarde en una plaza tranquila.
Si algo me sobraba en esos días eran falos deseosos en penetrarme… (continuará)