Vacaciones agitadas.

Mis vacaciones no iban a ser como las esperaba. Haber tenido sexo con mis tíos había sido lo más atrevido y más excitante de mi vida... pero traería sus consecuencias.

Las relaciones sexuales con mis tíos habían sido la liberación que necesitaba en mi vida.

Unos meses antes de aquella noche, le había puesto fin a una relación de pareja que había sumido mi vida - durante 7 años - en el total aburrimiento, la rutina y los celos enfermizos de un hombre que era mucho mayor que yo. Lo amaba, sin darme cuenta que con él se escurría mi juventud por entre sus manos. Ese hombre me manejaba a su antojo, celaba a cada hombre jóven que osara posar los ojos sobre mi.  El sexo con él era mediocre y previsible, tan monotemático y aburrido que para mi resultaba una tortura.

Por eso, aquella alocada noche sentí que moría una mujer para dar lugar a una nueva.

Mi idea de tener unas vacaciones alejada de todo y de todos para poder meditar, a estas alturas parecían una utopía. Beto y Manuel me seguían los pasos de cerca y, aunque me generaba placer y morbo tenerlos calientes y pendientes de mi, al conocer a Javier esto estaba empezando a ser un escollo.

En mi primer día en la costa había conocido a un muchacho maravilloso. Javier era el hombre ideal, y pensaba disfrutar de su compañía tanto como me fuera posible. El sexo con él había sido la mezcla justa de dulzura y pasión.

Todavía estábamos abrazados y desnudos en la cama cuando recibí el llamado de tío Beto, avisando que en 2 horas estaría en mi hotel.  La noticia me dejó sorprendida, era increíble lo que era capáz de hacer por estar conmigo, las mentiras, las coartadas... evidentemente su calentura lo superaba todo. Pero más allá de halagarme y sentirme deseada, ahora iba a ser un problema.  Cómo explicarle a Javier la llegada de mi tío?

Me di una ducha rápida, me vestí. Ante la mirada de asombro de Javier, que no entendía mi apuro y mis nervios, intenté improvisar un argumento medianamente "creible".

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Le dí un beso en la boca y partí lo más rápido que pude para no darle tiempo a que me preguntase algo y verme en la obligación de seguir inventando excusas para mi huida. Obviamente que él aceptó la explicación como algo natural, en qué cabeza cabría algo diferente a lo que se esperaba de una relación entre sobrina y tío.

Asi llegué al hotel y tomé el desayuno. Subí a mi habitación y, a los pocos minutos, recibí el aviso de Conserjería: << señorita Cecilia, un señor llamado Alberto dice ser su tío y  pregunta por usted...>>

<< Ah, si, bueno... dígale que ya bajo>>.  Beto había llegado antes de las 2 horas previstas, todavía debía cambiarme de ropa.

Me quité el short y la remera y, cuando me disponía a quitarme la bikini, me di cuenta que no le había puesto cerrojo a la puerta, ya que intempestivamente se abrió y Beto entró en la habitación y la cerró rápidamente con llave.

Se me abalanzó, me tomó por la cintura y sin dejarme ni reaccionar me besó hasta dejarme sin aliento.

<< No pude esperar a que bajaras, en un momento de distracción del empleado subí mi amor>> - y comenzó  a besarme y a tocarme desesperado.

Yo traté de apartarlo de mí. Era demasiado temprano, después de la hermosa noche que había vivido con Javier, lo que menos quería era ver a ese hombre tan desesperado por penetrarme.

<< Que te pasa bebita? Que ariscas estás!!! No extrañaste a tu tío preferido??? Porque la verdad que yo estaba loco por volver a ver a mi nenita… besarla, acariciarla… tocar y saborear esa conchita hermosa que desde ahora es toda mía… ayyy mi amorrrrrr>>

Pero lo volví a apartar de mi, y eso lo irritó: << qué te pasa? Después de la garchada que nos pegamos en tu casa, después de la paja que nos hicimos por teléfono te me venís a hacer la estrecha??? Qué pasa? Un día en la costa y ya no querés verme? O ya te encamaste con otro?>>

Sus palabras eran de un amante celoso. Después de haberme cogido ya no era el tío compinche, amoroso y comprensivo… era como cualquier macho que quería poseer a su hembra y que no quería que nadie se la tocase.

Me tenía aferrada fuerte del brazo… << Soltame tío, me lastimás>> ,  pidió disculpas y me soltó.

Se sentó en la cama y con su mirada inquisitiva me volvió a preguntar si había cambiado algo entre nosotros, algo de lo que tuviera que enterarse.  Así fue que le conté que había conocido a alguien, que estábamos tratándonos, que habíamos salido a cenar…  me interrumpió << y si… lo que te falta decir es que te lo re cogiste, no?>>

No le contesté. Volvió a mirarme y me dijo: << te volviste muy puta de golpe, no? Cuando estabas con ese viejo idiota eras una santulona, te molestaba hasta que te miren… la nueva Cecilia se coge a sus tíos, se coge a cualquier tipo que se le cruza por la calle… muy muy puta estás>>

Lo miré con odio… no podía creer que mi tío me estuviera haciendo semejante escena de celos. Me miró fijo y me apuntó con un dedo mientras me hablaba:

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Sus palabras eran amenazadoras. Yo sabía que si hablaba – y era capáz de hacerlo – iba a ser un escándalo familiar que quería evitar.  Me quebré rompiendo en llanto.

Beto se acercó y empezó a besarme. Yo dejé que hiciera lo que quisiera, tenía mucho que perder si se sabía lo que estaba pasando entre mis tíos y yo.

Verme llorando e indefensa, en lugar de enternecerlo lo calentó mucho más… iba a ser su rehén sexual a partir de ahora, y tener ese poder sobre mi lo excitaba al máximo.

Me recostó sobre la cama, me sacó el corpiño y la tanga de la bikini… mientras miraba mi cuerpo desnudo se sacó toda la ropa… su pija ya estaba parada y lista. Esta vez no hubo besos para precalentar, ni lamidas en mi concha… directamente se tiró con todo el peso de su cuerpo sobre el mío y doblegando mi resistencia, me abrió bruscamente las piernas e introdujo su miembro dentro de mi… sin mediar palabra, sin mediar besos, ni caricias, ni gestos de dulzura.

Mientras metía y sacaba me miró reclamante : << Tenés la concha seca hija de p… ya ni siquiera te calentás conmigo… quisiera saber quién te habrá cogido anoche que te dejó seca…>>

Yo cerré mis ojos, no me había lubricado y las paredes de mi conducto vaginal me ardían por las fricciones del pene del tío que no me daban descanso.

<< Así te daba el tipo anoche? Te cogió mejor que yo?>> estaba muerto de celos y agresivo… me ordenó que me pusiera en 4 patas… << ahora si te vas a mojar perra… esto te encanta>>. Yo quería que terminase ya todo eso, no estaba de humor para soportarlo.

El seguía bombeando… ya había pasado como 2 horas y él seguía excitado… no entendía, hasta que entendí: << me tomé una pastilla mágica para garcharte bien garchada y vos me querías largar sin ponerla??? Nooo mamita, no>>

Me sacó de mi posición, se sentó al borde de la cama… << ahora te arrodillas y me la chupas como una nena buena>>… yo estaba harta de soportar su cinismo y ese despliegue repentino de poder que ostentaba sobre mi… << y pará de llorisquear que las otras noches bien que te reías y la gozabas… chupá, chupá>>

<< Siiii así mamita… como me perdí esto tantos años… cuando me viniste a confesar a tus 23 añitos  que el viejo ese de tu ex te había desvirgado… no sabes como te hubiese cogido yo mismo mi vida… como te hubiese cogido mi angek>

Le obedecí, rogando por dentro que acabase pronto me esmeré en hacerle una chupada magistral para que eyaculara lo antes posible y me dejara en paz. Estaba extasiado mirando como se la comía entera, con sus manos empujaba mi cabeza para que la tragase toda, hasta hacer que me atragantase, nada parecía importarle, ni mi ahogo, ni mis arcadas. Seguí un largo rato hasta que noté que estaba por acabar e intenté apartar mi boca…

<< no no no mijita… no te vas>> me dijo presionando mi cabeza hacia su pene <> siguió empujando mi cabeza hasta que junto con un gemido ronco, estalló un mar de esperma tibia en mi boca, directo hacia mi garganta, tío seguía obligándome a quedarme quieta atragantándome con su pija y su leche.

Las arcadas estaban matándome. No tenia opción de retener esa crema espesa en mi boca, sentía que iba a salírseme por la naríz. Finalmente me miró y me dijo: <>.  Me liberó de su presión y terminé escupiendo con una arcada aquellos fluidos que terminaron chorreando por mi boca, mi cuello, mis tetas.

Mientras él se recostó yo me di una ducha… no podía parar de llorar. Ese hombre no era más el tío comprensivo, no era más mi amigo, mi confidente, mi segundo padre. No era más aquel hombre dulce al que le contaba todas mis intimidades.

Pensaba, como podía seguir con esto… necesitaba una solución… una salida.