Vacaciones a los 40. Primera noche
En mi primer día ya me había exhibido y todo salía mejor que como lo había previsto. Cuando llegó la noche la aventura cambió. La situación se escapa de control y el morbo aumenta.
Salir del agua y andar medio desnuda entre la gente por primera vez en mi vida fue algo realmente excitante. Al compás de mis pasos los pechos bailaban libres, expuestos sin pudor. Mi culo casi sin tela que lo tapara. Definitivamente me estaba saliendo con la mía, con cierto disimulo y cada vez con más excitación. Mi deseo por enseñar era ya evidente.
Tas un paseo en el que pude notar las miradas clavadas en mis pezones llegamos a nuestro sitio y continuamos la tarde normal. Fernando recién descargado no me dijo nada, aunque pude notar un gesto en su mirada entre despistado y excitado. Creo que ahora él tenía también alguien dentro por descubrir.
Después de un par de horas tomando el sol y bañarnos nos dispusimos a recoger para irnos. De nuevo con mi pareo atado al cuello aunque ahora con los pechos libre tapados con una leve tela que dejaba entrever mis pezones, endurecidos con cada mirada.
Durante el viaje de vuelta ya iba otra vez cachonda solo con recordar lo vivido y al llegar al hotel y cruzarnos con el recepcionista mi cuerpo se erizó. Sentí un latigazo en mi interior al ver como el chaval de unos 22 años no podía evitar fijarse en mis pezones marcados. Miraba con disimulo, para no ofender y porque sentía vergüenza, pero fue evidente que sus ojos solos se dirigían a mis pechos, libres e insinuantes.
En la habitación todo fue normal, no hablamos de lo sucedido pero ambos intuíamos que nos había gustado la experiencia. Nuestros gestos lo decían todo. Descansamos un poco y empezamos a arreglarnos para ir a cenar. Esta noche nos quedaríamos en el hotel.
Primero me duché yo y mientras Fernando se estaba duchando yo decidía cual sería mi vestido. Entre varios me fui decidiendo por el más picante. Uno negro de lycra, Que se ajustaba a las caderas y seguía hasta el cuello dejando la mayor parte de la espalda expuesta. En la cintura la tela quedaba suelta y el escote estaba reforzado con perlas simulando un collar ancho. Elegí un tanga de hilo negro, había que explotar la lycra al máximo, y aunque no se transparentaba si dejaba mi culo libre y me encantada. La parte de la falda sí era ceñida y por encima de la rodilla, corta pero sin llegar a mini.
Fui a elegir sujetador y de repente empecé a fantasear con dejar los pechos libres. Se me vino a la mente la imagen del chaval de recepción, seguro que se pajearía pensando en mis pechos. No podía evitarlo, me excitaba muchísimo. Tenía que hacerlo.
Como Fernando aún estaba en el baño me probé el vestido como quería y me quedaba bastante bien. Picante e insinuante, los pechos quedaban libre y depende de los movimientos los pezones se marcaban o no. El escote era normal y por arriba no estaba apretada. Me quedé mirándome en el espejo por delante y con la espalda al aire por detrás. Mi tanga ya estaba manchado.
Fernando salió con la toalla en la cintura y pasó por mi lado sin decir nada, disimulando que me había visto perfectamente. Después de unos segundos se giró para secarse, supongo que se había empalmado al verme y no quería mostrármelo. Terminó de secarse, y rápidamente se puso los calzoncillos y se vistió. Fui al baño para maquillarme y terminar de arreglarme y al salir nos quedamos mirando él con vestimenta normal, pantalón y polo, arreglado pero informal y yo con mi vestido, no excesivamente formal pero picante.
¿No llevas sujetador? ¿Vas a ir así a cenar? Se atrevió a preguntar en un tono no de enfado o desaprobación, más bien de una persona resignada o que espera algo que sabe que va a pasar.
Pues para éste vestido es mejor la espalda al aire, queda mal enseñando el sujetador por detrás y no me he traído los invisibles, se me olvidó. Como vamos a quedarnos en el hotel pensé en bajar así, pero me puedo cambiar si quieres, repliqué en tono retórico.
Haz lo que quieras. Eso dijo y eso bastó para que tomando nuevamente la iniciativa saliéramos de la habitación y nos fuéramos a cenar. No estaba dispuesta a dejar la aventura a medias.
Durante la cena pude notar a Fernando acelerado, se le iba la vista a mis pechos con cada movimiento mío y yo frecuenté el aseo más de lo normal principalmente para exponerme, la gente me observaba con detenimiento cada vez que me movía, cada hombre que me crucé me pasó un escáner con su mirada, por delante y por detrás, pero una vez llegaba al baño tenía que limpiarme, era necesario porque tiraba mucho jugo por la excitación. Mi coño resbalaba y me resultaba delicioso observarlo así, como cuando era adolescente.
Terminamos de cenar y tras los chupitos ya no quedaba nada más que hacer y eso hizo que me sintiera frustrada. Habíamos bebido bastante vino durante la cena y yo quería continuar con mi historia. Cuando nos íbamos para la habitación pasamos por una sala donde había gente bailando, parecía la sala de fiestas del hotel. Ni lo pensamos y fuimos para tomar una copa. Mientras estábamos en la barra sentados en los taburetes comenzó a llegar más gente y a cambiar la edad. Los de sesenta fueran saliendo y entrando los de treinta.
El ambiente era sano, nada que ver con una discoteca, pero confortable y con gente de mediana edad que quería beber y divertirse.
A la tercera copa Fernando se estaba envalentonando y yo cada vez más fogosa y entre risas y roces la cosa se calentaba.
Fui al baño, esta vez porque no aguantaba. Había una leve cola en el servicio de mujeres y hablé un poco con una chica que también esperaba. Joven, rubia, de mediana estatura, cuerpo atlético y rostro delicado. Vestida con unos shorts vaqueros de los que dejan ver un poco de culo y una blusa rosa y semi escotada que mostraba unos pechos operadísimos.
Nos caímos bien y cuando llegó el turno me dijo que entrara con ella si quería. No había nada que pensar. Ella empezó primero bajándose los pantalones con rapidez y luego el tanga blanco semitransparente para dejar que viera un coño depiladísimo y bonito, casi de muñeca. Después de limpiarse y vestirse fue mi turno y al subir mi vestido y bajar mi tanga se pudo ver perfectamente el hilo de jugos que brillaban. Con total naturalidad los limpié un poco y cuando terminé me limpié yo y me vestí. Sabía que se había dado cuenta de lo que pasaba y no me importaba. Me gustaba.
Decidimos tomar algo juntas, nos presentamos y presentamos a nuestras parejas. Ella, Arantxa y él Carlos, de 32 y 34 años, él de aspecto normal, 1,80 de estatura, moreno y con cuerpo corriente. Pero se notaba que tenía mucho dinero. Su forma de comportarse, su ropa elegante y de marca, su reloj. Me pasaron muchas cosas por la cabeza y el imaginar que tenía dinero instintivamente hizo que el morbo aumentara.
Seguimos el resto de la noche juntos, todos simpatizamos y entre copa y copa cogíamos más confianza. Yo ya estaba borracha y cada vez más salida, siempre que podía sacaba una conversación picante con Arantxa. Los chicos estaban más a su rollo, y yo me daba cuenta de por dónde iban sus conversaciones, por como miraban y se reían cada vez que pasaba una chica con buenas tetas por su lado. También observé que Carlos bebía a un ritmo más pausado que Fernando y lo incentivaba a que siguiera bebiendo, Fernando cada vez más borracho y yo contenta, quería perder los papeles y que él también lo hiciera.
Para las 5 de la noche quedaba poca gente y ya había hablado demasiadas intimidades con Arantxa. Ella se mostró muy fogosa y hablaba de sexo con naturalidad. Yo no pude contar mucho sobre mi vida intima porque hasta el momento fue muy sencilla.
Fuimos al baño por última vez y fui yo la primera en mear. Al repetir los movimientos y salir aún más mojada Arantxa que ya me seguía con lujuria me dijo, chica estás empapada, vas a tener lío luego. Se animó y me dijo que ella cuando bebe también se excita y allí mismo de pié se bajó el pantalón y el tanga para exponerme su coño. Yo aún sentada pude observar como un espectador ansioso por el estreno de su película favorita cómo pasaba sus dedos por el coño y los sacaba con restos de sus jugos. Mira, esto es por el alcohol, y empezó a jugar pasándoselos entre los dedos. Cuando se le fue secando se metió un dedo entero en el coño y tras un suspiro lo sacó y se lo llevó a la boca. La cara delicada se había cambiado por una de cerda insaciable mientras chupaba su dedo. Me miraba fijamente mientras lo hacía y supe en ese momento que también quería probar los míos.
Tuve que contenerme muchísimo para limpiarme y vestirme como si no me diera cuenta de lo que pasaba. Ella al ver mi reacción se sentó, bajó sus ropas hasta los tobillos y abrió sus piernas para que la pudiera contemplar mientras meaba. Se limpió como perra en celo y cuando se vistió se podía sentir que la temperatura había subido. Me miró fijamente, las dos estábamos para explotar y me dijo, seguro que ya te has mojado otra vez. Las copas llevan peligro. Seguro, respondí, hacía tiempo que no bebía y me está sentando de vicio, jajaja.
De vicio literal me dijo, y cuando me iba a girar para salir me dijo, espera, no me dejes con la duda. La miré y me subí la falda, solo me cubría el tanga. Cuando Arantxa vio que mis manos sujetaban la falda comprendió que no pondría resistencia y metió su mano por la ropa interior para acariciar un coño resbaladizo y empapado. Dos dedos entraron dentro de mi y al gemir sin querer le daba permiso para que siguiera. Sacó la mano llena de líquido y se la llevó a la boca. Chupó sus dedos y dijo que tenía que ser delicioso chupar mi coño.
Cuando ya me iba a entregar tocaron en la puerta, joder, me sentó como un despertador a las 6 de la mañana. Bajé la falda Arantxa me dio un pico delicado y tocó mis pechos por encima de la ropa, al girarme para salir me dio un tortazo en el culo y comenzamos a reírnos nerviosas. Salimos y nos reunimos con nuestras parejas. Fernando estaba ya que no articulaba palabra, vaya tajada.
Allí los cuatro borrachos y salidos y con el local recogiendo y Carlos dice que vayamos a su habitación a tomar la última. No hizo falta la aprobación de nadie todos teníamos motivos para ir.
Una vez allí efectivamente éste tipo tenía dinero, habitación muy grande y lujosa, con una buena terraza, baño amplio. Parece que no había mirado el precio, simplemente eligió la mejor habitación.
Del mueble bar sacó las bebidas y después de servir salimos a la terraza. Con música de fondo baja, aunque la habitación estaba insonorizada pero por las horas que eran.
Hablamos y nos reímos, manteníamos una conversación normal y relajada, con alguna que otra broma. Arantxa me miraba de vez en cuando con deseo, estaba claro que quería rematar lo que había empezado. Yo deseaba continuar y al mismo tiempo me atemorizaba la idea. Quería experimentar eso estaba claro, pero no había venido a destrozar mi matrimonio.
Después de media hora a Fernando se le escapa un bostezo, tenía sueño. Arantxa se levanta para ir al baño y me pide que la acompañe. Las pulsaciones se me disparan y veo que Carlos sabe que algo pasa, puedo notar que tiene lujuria en su mirada.
Una vez en el baño, cierra la puerta con pestillo se pega a mí y me besa. Ahora no solo se trataba de un pico, era un beso apasionado donde su lengua se entrelazaba con la mía y sus manos jugaban con mi culo y mis tetas. Justo cuando va en busca de mi entrepierna la freno, agarro su mano y le impido continuar. Me cuesta controlarme porque deseo muchísimo continuar, pero finalmente le digo que no quiero ser infiel a mi marido.
Con mirada de impotencia Arantxa trasmite frustración, e intenta convencerme para continuar. Entre chicas no son cuernos, me dice al tiempo que sus dedos avanzan hacia mi coño. Con torpeza aguanto su mano, dejando que sus dedos vuelvan a acariciar mi raja, y al introducir de nuevo sus dedos suelto un suspiro que deja clara mi entrega. Cuando su lengua busca de nuevo mi garganta saco fuerzas y sutilmente me aparto, y saco su mano de mi coño. No puedo continuar, le digo y ella con educación saca su mano del objetivo y para mi deleite se mete los dedos en la boca relamiéndolos, mostrándome con descaro el sabor que me pierdo.
Se gira, desabrocha su pantalón y pegando su culo a mí lo baja hasta los tobillos. Saca los pies dejando allí la prenda. Me agarra de la mano y me lleva hasta el water, se quia el tanga quedándose desnuda de cintura para abajo y después de sentarse y abrir sus piernas comienza a orinar. Fue maravilloso contemplarla en esa posición, expuesta para mí. Coge papel y me tira de la mano, sabe que me tiene a su disposición, me agarra del cuello para decirme al oído, ¿crees que si me ayudas a limpiarme son cuernos?. No podía contestar, simplemente agarré el papel, me puse de rodillas, acaricié su pierna con la mano que tenía libre y con la otra limpié su coño. Tranquila, no había prisa, tras varias pasadas se mostró agitada y acompañó mi mano con la suya, mostrándome como hacerlo. Me quitó el papel y me obligó a tocarla directamente. En unos segundos la estaba masturbando y su jadeo era constante, quiso besarme y tuve que apartarme de nuevo así que cogió mis dedos y los introdujo en su coño. Tenía una mirada de perra en celo, me pedía más con el gesto de su rostro, pero paré, saqué de ahí mi mano y sacando fuerzas de donde ya no quedaban dije, esto es una paja, creo que no debo seguir.
Frustrada pero con la mirada de una persona llena de confianza, como el animal que sabe que se está acercando a su presa se levanta, y sin vestirse me cede el turno. Me levanto la falda y bajo el tanga más de lo habitual, tras sentarme abro también las piernas más de lo habitual, quería exponerme como lo hizo ella, que semi desnuda contempla la escena, ahí comprendió que quería entregarme y que si tenía paciencia me tendría a su disposición.
Se acercó, cogió papel, se arrodilló y cuando terminé me limpió. Yo estaba a punto de correrme y ella me susurraba cerdadas al oído. ¿Te has comido alguna vez un coño? No, respondí. Pues podrías comerte el mío ahora si quisieras. ¿Quieres comértelo?
Dudé en la respuesta así que se sentó en mis piernas abriendo las suyas, agarró nuevamente mi mano, se metió dos de mis dedos hasta el fondo y tras sacarlos los llevó a mi boca diciendo, chupar tus dedos no son cuernos. Me deleité con su sabor, los chupé y mientras lo hacía ella me dijo ¿de verdad piensas que tocar son cuernos? Dicho así parece que no, dije. Claro que no respondió, ni chupar tampoco. En ese punto habría hecho lo que me pidiera. Ya mi entrega era evidente, no pensaba por mí misma así que opté por agarrarme al último hilo de lucidez que me quedaba. La abracé, acaricié su culo y dije, lo siento, no puedo seguir, no estoy preparada para hacerlo.
Esta vez Arantxa se retiró, pero una sonrisa se había dibujado en su rostro, sabía que necesitaba mi tiempo para asimilar los conceptos, pero se sentía triunfadora. Sabía que con paciencia haría conmigo lo que quisiera.
Terminamos, y salimos a la terraza, allí continuamos hablando en pareja esta vez con Fernando tumbado en la hamaca, se le cerraban los ojos solos y sus bostezos eran ya continuos. Se estaba quedando dormido y pensé en decir que nos íbamos. Rápidamente se me fue la idea de la cabeza, quería seguir allí y por como me miraba Arantxa sentía que ella tampoco quería que me fuera.
Carlos fue al baño y cuando volvió nos encontramos ya a Fernando dormido, así que Carlos propuso que siguiéramos dentro, así no lo molestaríamos con nuestra charla.
Desde la habitación se controlaba perfectamente a Fernando, de espaldas al ventanal. Tapado con la hamaca se podía ver su cabeza doblada.
Después de hablar un poco Arantxa besó a Carlos. Besos cortos al principio pero cada vez con más morbo. Me miraba haciéndome partícipe y yo le correspondía con gesto de aprobación. Se sentaros en la cama, frente a mí, y yo desde la butaca los veía a ellos y también a Fernando. Arantxa, confiada y sabiendo que contaba con mi aprobación no solo lo besaba, sus manos tocaron su cuerpo hasta llegar a su pantalón. Quitó su cinturón, desabrochó el pantalón y metió su mano dentro para masajear lo que escondía. De reojo me miraba mientras lo hacía. Sacó su polla, de tamaño normal y buen aspecto, se me antojó muy apetecible. Se agachó, la escupió y la masturbó sin dejar de mirarme. Después de unos minutos ella se levantó y se acercó a mi para preguntarme al oído ¿mirar son cuernos?, supongo que no respondí. Yo creo que tocar tampoco dijo ella al tiempo que sacaba la lengua para lamer mi rostro como si fuera una gata.
Arantxa vuelve a acercarse a Carlos que se deja hacer y queda expuesto. Está claro que ellos lo han hecho otras veces, tienen complicidad. Por el camino se quita el pantalón y chupa la polla. Se pone de lateral para que yo pueda ver la escena sin perder detalle. De vez en cuando se me pasaba la idea de que Fernando se despertara, pero al fin y al cabo solo estaba mirando, y esta opción solo añadia más morbo.
Sabiendo que me excitaba mirar Arantxa se esfuerza en comer la polla, lo hace despacio pero de forma obscena, de vez en cuando escupe y se relame con su propia saliva. Cuando tiene la polla completamente empapada se incorpora y dándome la espalda se la inserta de un golpe apartando el tanga. De vez en cuando gira la cabeza para mirarme. Contemplando la escena estoy cada vez más cachonda, la temperatura de mi cuerpo se está descontrolando y con gestos espontáneos abro un poco las piernas e intento resfregar mi coño con el asiento.
Arantxa se gira, quedándo de frente e mí y se vuelve e sentar encima de Carlos. Bailando lento con una polla en su interior y sin dejar de mirarme me pide que me acerque a ellos, pero soy incapaz de hacerlo, así que es ella quien se acerca nuevamente a mí, dejando al descubierto una polla dura y con espasmos.
Ahora sentada a mi lado en la butaca solo me acaricia mis muslos acercándose a mi coño caliente y susurrando guarradas en mi oído. ¿mira la polla? ¿crees que mirarla son cuernos? No, respondí. ¿crees que tocarla son cuernos? No lo se, supongo que sí. ¿porqué? Es un trozo de carne, seguro que quieres tocarla.
¿Quieres que le toque el pene a tu marido? Pregunté. Me excita que lo hagas respondió, al tiempo que metía la mano por mi escote agarrando uno de mis pechos. Me encantan tus tetas dijo, estoy deseando chuparlas, y mientras lo decía la dejaba libre de tela, mostrándola a Carlos que de vez en cuando se acariciaba para mantener la erección. ¿crees que puedo chuparlas?
Yo solo la miré y abrí un poco mis piernas, gesto suficiente para que sintiera mi aprobación y pasara su lengua por mi pezón completamente duro. Pero Arantxa no se iba a contentar con eso, sacó mi otra teta dejando al aire las dos, una para cada mano. Mordía y lamía mis pezones y lo que más me excitaba después del morbo de hacerlo con gente mirando era cuando me escupía en los pezones. Dejaba caer la saliva para luego recogerla con la lengua. Cualquier gesto que se saliera de lo normal suponía en mí una experiencia nueva y obscena. Lo mejor es que me encantaba.
Cuando se cansó de jugar con mis tetas me subió la falda, ya no esperaba a mi aprobación, la dejó a la altura de mis caderas y con gesto violento me abrió las piernas. Delante de Carlos, con las tetas al aire y abierta de piernas, Arantxa volvió a meter la mano en mi ropa interior para penetrarme con sus dedos. Me hizo retorcerme pero me contuve. De reojo miré a Fernando que permanecía en la misma posición y le dije, eso son cuernos.
Arantxa rió de forma maliciosa y agarrando mi tanga tiró de él bruscamente dejándome sin ropa interior. Volvió a abrir mis piernas y me expuso delante de Carlos. Enseñar no es cuernos, dijo, al tiempo que se quitaba ella también su tanga. Se quedó de pie a mi lado, se metió dos dedos en el coño, los sacó y los llevó a mi boca. Sin decir nada los chupé como si chupara una polla. Arantxa que cada vez tenía más información sobre mí abrió mi boca con sus dedos y metió su lengua sin sacarlos. Después dejó caer saliva de su boca, sin escupir, solo dejó que cayera directa a mi garganta. Casi me corro al notar la saliva y ella lo notó. Agarró mi mano, la llevó a mi coño acompasó los movimientos y dijo, tócate, eso puedes hacerlo, y se fue junto a Carlos. Se lo empezó a follar mientras yo me masturbaba tímida, y mientras más se agitaba ella menos vergüenza tenía y más naturales eran mis movimientos.
Aún no me había decidido a meterme los dedos cuando Arantxa escupe en su mano y lleva la saliva a su culo. Lo hizo varias veces para después sacarse el nabo del coño y llevarlo hasta su anillo. Me miró mientras se lo estaba metiendo. Esto ya era demasiado para mí, y cuando vi sus intenciones me vi en la necesidad de meterme yo dos dedos. Nuca en la vida había estado tan salida como en ese momento. Fue bajando lentamente y después de varias subidas y bajadas acabó completamente dentro de su culo. En cuanto ella se empezó a mover con naturalidad comencé yo a follarme con los dedos. Solo quería que me observaran mientras me corría, los dos me estaban mirando y aumenté el ritmo hasta que el orgasmo más intenso de mi vida atravesó mi cuerpo como un rayo haciéndome temblar con los espasmos que se repetían una y otra vez. Cuando terminé miré a Fernando, seguía igual. Miré a Arantxa que se movía despacio, con la polla de Carlos en su culo. Me recompuse un poco y me llevé los dedos a mi boca. Saboreé mis propios jugos, quise hacerlo delante de ellos para que vieran cómo me estaba liberando.
Arantxa se levantó, se quitó la parte de arriba quedándose desnuda. Ya me moría de ganas de verle las tetas. Eran operadas y se mantenían duras y firmes. Se acercó a mí nuevamente, y al oído me dijo, ven, por favor, necesito saliva para limpiar la polla de Carlos. ¿Quieres que se la chupe? Repliqué, Sí, respondió, pero supongo que no quieres hacerlo, así que solo dame tu saliva.
Tiró de mi brazo y me llevó hasta Carlos que permanecía en la misma posición desde el principio. Yo seguía con las tetas al aire y la falda subida mostrando mi coño. Arantxa se arrodilló y me pidió que escupiera en la polla. Así lo hice, y al tiempo que escupía se me volvían a poner los pezones duros. Arantxa también escupió, recogió la saliva con la boca, chupó la polla y volvió a escupir.
Empezó a acelerar los movimientos de su mano y solo con mirarme ya supe que tenía que escupir. Después de 4 o 5 veces estaba tan cachonda que me habría corrido solo con chupar ese trozo de carne.
A Carlos se le estaba acelerando el pulso. Se notaba que se iba a correr. Arantxa lo notó y paró. Se levantó e hizo que él también lo hiciera, dejando caer sus pantalones hasta el suelo. Los tres estábamos casi pegados y me volvió a decir al oído, ¿puedes ayudarme con esto? Solo es un trozo de carne y yo necesito tocar mi coño para correrme. Se arrodilló, comenzó a masturbarse con la polla de Carlos a la altura de su boca y me miraba suplicante para que yo rematara el trabajo. Aún estaba indecisa, así que me cogió mi mano y la llevó hasta el trozo de carne. Solo necesitaba un empujón leve para entregarme, y eso se notaba.
Empecé a masturbar aquel pene, y ella sacaba la lengua directa al capullo mientras follaba su coño con sus dedos. Deseaba llevarla a mi boca, que me follara hasta la garganta, que se corriera dentro y tragarmelo. Esos eran mis pensamientos. Carlos empezó a tensarse, en un movimiento instintivo rodeó mi cintura con su brazo y llevó su mano a mi culo desnudo agarrándolo con fuerza. En vez de recriminar nada aceleré mis movimientos jadeándo en su oído y tras un suspiro empezó a derramarse en la cara de su mujer, que abrió su boca todo lo que pudo para recibir la corrida. Su cara su boca y sus tetas estaban llenas de leche al igual que mi mano y mientras ella jugaba con el semen seguía pajeandose con fuerza hasta que sus espasmos nos dijeron que se había corrido.
Tras unos segundos que le sirvieron para recuperarse se levantó, se acercó a mí y me besó, dejando restos de semen en mis labios. Lo que yo quería era tragármelo, pero aún no tenía capacidad para hacerlo sin ayuda. Arantxa entonces parece que me leía la mente y fue metiendo su lengua en mi boca. Así pude saborear el néctar de Carlos. No contenta con esto cogió mi mano, la llevó a su boca y con su lengua fue recogiendo los restos que tenía. Ahí ya no me contuve más, ya no podía, la fiera que llevaba dentro me había superado y saqué mi lengua yo también para recoger lo que quedaba, nuestras lenguas se entrelazaban con los dedos y cuando ya estaba limpia la mano tomé la iniciativa, y chupé sus tetas. Estaban deliciosas, firmes, duras, las primeras tetas que me comía y con sirope de nabo. Me deleité, me estaba recreando en sus tetas y tragando el semen. No me cortaba, solo sacaba fuera lo que estaba dentro de mí reprimido.
Cuando ya todo estaba limpio solo quedaba por recoger las gotas que caían del pene. Y no iba a buscar autorización de nadie. Me agache, y lo lamí como una puta, mi cara estaba desencajada. De rodillas, medio desnuda y comiéndome una polla flácida que no era de mi marido. Me costó separarme y solo lo hice cuando ya no quedaba ni una gota. Había deseado que se pusiera otra vez tiesa y me follara. Por el coño y por el culo como hizo con su mujer.
No fue así, para mi decepción no se endureció, y Arantxa que se había dado cuenta que yo ya era una perra en celo me agarró la cabeza, se sentó en la cama, abrió sus piernas y llevó mi boca a su coño. Fue excitante y delicioso chupar ese coño. Metí mi lengua cuanto pude intentando absorber todos sus jugos, no podía parar y ella se volvió a correr en mi cara. Tras esto me besó, metió su lengua muy profunda, todo lo que pudo y me dijo, estás muy caliente, ven cariño, tengo que bajar la temperatura. Me tiró en la cama boca abajo, con mis rodillas en el suelo y mi cuerpo encima, separó mis piernas, abrió mi culo y metió su lengua en mi coño con violencia. Lamió mi coño entero y con sus movimientos rozaba mi culo, cada vez que lo hacía me estremecía y cuando se percató de esto paró, se acopló a mi como si me follara a perrito y agarrándome del pelo me dijo, ¿te han comido el culo alguna vez? No, respondí, ¿quieres que te lo coma? Sí, balbuceé,
Umm, me has puesto muy cachonda, voy desvirgar tu culo con mi lengua ¿quieres? SI, respondí. Pues pídemelo.
Cómeme el culo, dije. Bien, vas mejorando, pero pídemelo como hay que pedirlo.
Cómeme el culo, por favor, supliqué. Mejor, aprobó, pero así no se piden las cosas. Tienes que decir…. soy tu puta, cómeme el culo por favor.
Giré mi cara y la miré con deseo, sus palabras atravesaron mi cuerpo y dije… Escúpeme. ¿Cómo? Respondió. Escúpeme en la cara y el la boca, soy tu puta, trátame como a una puta y fóllame el culo, haz conmigo lo que quieras. Por favor fóllame el culo, cómetelo, no puedo más.
Arantxa lo hizo, me escupió en la cara y dentro de mi boca, yo me iba a correr sólo si me rozaba y cuando se quedó sin saliva llevó su lengua a mi culo y se fue abriendo camino, desvirgándolo, pentrándome. Me la metió Tololo profundo que pudo y yo lo disfruté como nunca imaginé. Su cara enterrada en mis nalgas y follándome el culo con su lengua comencé a tener espasmos y agarré su cabeza para apretarla todo lo que pude. Me corrí intensamente, mi primer orgasmo anal y con un espectador. Cuando terminé, sacó su lengua y la llevó directa a mi boca, nos besamos apasionadas y entregadas.
Después de recuperarnos nos vestimos, casi sin hablar. Miré a la terraza, Fernando estaba allí, gracias a dios no se había dado cuenta de nada. Estaba amaneciendo así que intercambiamos los teléfonos y me dispuse a irme.
Arantxa me notó descolocada y me tranquilizó. Me dijo que lo que había pasado quedaba entre nosotros. Me transmitió confianza y me recomendó que lo tomara como un sueño un poco real.
Desperté a Fernando, costó bastante, estaba dormido muy profundamente, parecía que estuviera drogado y culpé al alcohol.
Después nos fuimos a la habitación y nada más llegar Fernando volvió a dormirse como un roble. A mi me costó un poco, no me sacaba lo vivido de la cabeza. Estaba tranquila porque a estas personas no las volvería a ver después de las vacaciones y confiaba en su discreción, parecía que estaban acostumbrados. Pero cada imagen de lo vivido me excitaba y casi me levanto al baño para masturbarme.
Finalmente caí agotada y me dormí.