Vacaciones

Un marido enamorado hace un descubrimiento

Este relato es una reedición de uno que hace tiempo escribí, lo actualizo y dependiendo de su aceptación podría tener continuación.

Vacaciones, primer viaje tras nuestra luna de miel. Llegamos a nuestro destino en Casa Blanca, Marruecos, nos instalamos, cenamos y nos disponemos a salir a dar un paseo.

Hace calor, llevas unos leggins azules ceñidos a tu precioso cuerpo hasta la altura de la rodilla, con un top del mismo color, pelo castaño recogido, tanga de encaje de color azul con transparencias y sujetador a juego, tus tetas talla 95 resaltan más de lo aconsejable en nuestro destino. Estás realmente fantástica a tus cuarenta y un años cumplidos ayer mismo.

El paseo marítimo es esplendido multitud de puestos de toda clase pueden verse a lo largo de unos cientos de metros. Miras, te paras, trasteas hasta llegar a una tienda que llama tu atención.

Un señor árabe de edad indefinida, creo que cercano a los sesenta, te sonríe y mira de arriba a abajo con descaro, te enseña alguna de sus prendas y te invita a pasar al interior del establecimiento. Entramos, el árabe te muestra su numerosa colección de vestidos, todos ellos muy vaporosos y coloridos.

-¿te gusta este estampado amor?.

-me parece excesivamente corto contesto.

-siempre estás con lo mismo me responde mi esposa, te aburre ir de compras y de tiendas, si quieres puedes irte a tomar algo, te llamo al móvil y nos encontramos luego.

-si creo que será lo mejor,asiento.

Voy saliendo del puesto y veo un fular de esos que tanto le gustan a tu hermana, no se como no te has percatado, pero se que le gustará, cuando de repente alzo la mirada y te veo reflejada en un espejo.

Te has agachado en cuclillas, tu leggin se ha corrido y deja a la vista tus fabulosas nalgas y el hilo del tanga azul que tanto me excita. El viejo árabe se encuentra detrás de mi esposa, su rostro está desencajado, contemplando sus nalgas sin ningún pudor y tú se las estás enseñando sin darte cuenta, el viejo se deleita con el panorama del culo de mi mujer.

Una de las manos del viejo vendedor desciende por su túnica hasta su paquete, se lo aprieta mientras contempla a placer las nalgas de mi mujer. Me quedo paralizado pero sobre todo excitado, siento un cosquilleo en el estómago y mi polla empieza a endurecerse por momentos. Siento algo totalmente desconocido en mi interior. Soy incapaz de ir donde el viejo para decirle cuatro cosas, todo lo contrario,excitado hecho el cierre a la puerta del local y me escondo detrás de una hilera de vestidos, aparto algunos y miro la escena.

Te vuelves al árabe, casi le sorprendes apretándose su bulto, mi esposa le dice algo y trae varios vestidos. Los desparrama por el suelo con toda la intención. Mi esposa se inclina delante del árabe y otra vez el viejo vendedor tiene ante su vista sus esplendidas nalgas. Su cara denota una mueca enfermiza de placer, se humedece los labios e introduce nuevamente su mano por debajo de la túnica. El movimiento de sus manos deltata que se la está meneando disfrutando del esplendido cuerpo de una mujer blanca.

Contemplo la escena, soy un cobarde, no impido que el viejo se masturbe viendo el cuerpo de mi mujer, mi excitación es tremenda, tengo la verga durísima y me la meneo como el cerdo pajillero que soy. El moro saca su teléfono móvil y hace fotos a las nalgas de mi esposa tapadas solamente por el fino hilo dental azul. Me masturbo como un poseso. Tengo que hacer algo mi excitación es tremenda.

De repente el árabe se vuelve, me mira con temor pero se percata que tambieén me estoy masturbando por debajo de mis bermudas, y antes de que pueda articular palabra le sonrío. Acomodo mi miembro en mi bermuda y me dirijo a mi esposa.

-Hola cariño.

-Hola amor, estas ya de vuelta?.

-En realidad no me he ido, he visto algunos fulares que seguro le gustarán a tu hermana, también he visto otra clase de mercancía que me ha gustado mucho.

-¿Es muy bonita?, verdad me dirijo al viejo vendedor. Si es preciosa contesta el moro.

-¿El qué? me interroga mi esposa.

-Cosas nuestras y dirijo una sonrisa cómplice al árabe.

Recogiendo varios vestidos del suelo se los entrego a mi esposa, quiero que te los pruebes le digo.

-¿y ese afán comprador? estás irreconocible me dice mi mujer.

Al fondo del puesto hay un probador de cortinilla, acompaño a mi esposa, ella pasa y yo echo la cortinilla. Sin arrepentirme en absoluto no la cierro del todo. Mi esposa está de espaldas frente a un espejo.

Me acerco al viejo vendedor, mi pollita vuelve a endurecerse y le digo:

-Quiero que veas a mi esposa probarse los vestidos, quiero que la veas desnuda

-Cerdo cabrón, me insulta el moro..

El viejo receloso se acerca con cuidado yo detrás de él. Mi esposa está de espaldas bajándose los leggins, el viejo se baja los pantalones hasta media rodilla y empieza a masturbarse. Su polla es tremenda, unos veinte centímetros, muy gruesa y venosa con unos testículos tremendos, muy peludos, llenos de leche por mi esposa.

Ante nuestra vista aparece el cuerpo de mi mujer, sus piernas, sus muslos, sus nalgas totalmente al descubierto tapadas por el hilo dental de su tanga azul.

Mi esposa ajena a nuestro juego se quita el top junto y desabrocha el sujetador a juego. Sus tetas quedan a nuestra vista. La cara del viejo vendedor muestra una mueca de gusto y satisfacción. Está contemplando con deleite las tetas de mi mujer, sus areolas marrones oscuras y sus duros pezones.

Veo el móvil del viejo,lo pongo en modo video y se lo entrego al moro para que grabe a mi esposa completamente desnuda. El vendedor me mira con los ojos desorbitados para volver a recrearse con el cuerpo de mi mujer grabando la escena.

Agarro el enorme miembro del viejo vendedor y lo pajeo lentamente mientras me masturbo con la otra mano. Mi esposa se prueba varios vestidos, una y otra vez hasta en cuatro ocasiones queda desnuda a merced del moro.

El muy cabrón sigue grabando mientras le masturbo, mi esposa se prueba el último vestido. El viejo jadea de placer,cojo un vestido y me corro como un cerdo manchándolo, el moro viéndo mi corrida arquea la espalda y se corre como un anima, ocho lefadas de leche caliente se mezclan con mi semen mientras susurra a mi oído lo cabrón cornudo que soy.

Nos retiramos antes de que salga mi esposa. Limpia el vestido hijo de puta, me ordena el árabe dándomeloo. Lamo la mezcla de nuestra leche vertida tras la paja que nos hemos hecho hecho viendo a mi mujer totalmente desnuda.

Mi esposa sale del probador.

-¿ocurre algo? me dice.

-no, contesto.

-pareces congestionado.

Me llevo los cuatro le dice mi esposa al vendedor árabe. ¿Qué le debo?.

-Nada contesta el viejo vendedor, nada, ver a una mujer como Ud. con ese cuerpo espléndido, para mí es un verdadero placer. ¿Van a estar mucho tiempo por aquí me pregunta el viejo?.

-Un par de semanas.

-Estoy seguro que nos volveremos a ver, ¿verdad señor marido?.

-Si estoy seguro que mi esposa y yo volveremos a su puesto, contesté.

-Les estaré esperando dijo el vendedor.

Salimos del puesto, estaba confundido, excitado muy excitado, como nunca lo he estado en mi vida y con ganas de regresar a nuestro hotel.

Ante mi sorpresa, meses después descubrí el video de mi esposa en una web, me excitan leer los comentarios sobre ella.