@}}---,--- (v)

Me aproximé a las cortinas y las abrí para permitirme pensar en algo más, para que la luz entrara en la habitación por un instante, y fue más que luz lo que entró a través de ella, la escena que había encontrado me dejó inmóvil; un hombre, entre los cuarenta más o menos, moreno, alto, abdomen plano

Previamente en @}}---,---...

~ (...)¿Qué le pasa a Xander?(...) ~ (...)Yo te la sobaré, si quieres(...) ~ (...)¿Querian tener sexo con noxotros, cierto?(...) ~ (...)¡Xander no, que asco!(...) ~ (...)¿Andromeda?(...) ~ (...)¿Sólo irán personas de esta sede?(...) ~ (...)¿Cuál es la dirección?(...) ~ (...)¿Estás molesto?(...) ~ (...)no estoy diciendo que deberían parar, sólo que lo hagan con el volumen más bajo(...) ~

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V

Harvey

-¿Harvey?- sentía una mano que revolvía mi cabello y una voz tenue y baja para evitar que yo despertara de mal humor; “No te muevas Harvey, si pretendes estar profundo, eventualmente se aburrirá y se irá a dormir, como si nunca le hubieses escuchado gemir en la habitación de Sandro”.

-Harvey, son las 10:00 ¿no irás a clases hoy?- sentí como la voz se trasladó de mi cabeza hacia el frente de mi cara, abrí los ojos de golpe y encontré a Camilo mirándome con preocupación.

-¡¿Las 10:00?! ¿Cómo que las 10:00?- dije incorporándome; la ventana de la habitación estaba cubierta por una cortinas densas color vino tinto, que impedían el flujo de luz hacia el interior del cuarto, Camilo se hizo hacia atrás dejándose caer sobre su cama, se echó un poco más hacia atrás y movió ligeramente la cortina, de inmediato una tenue luz cayó sobre mi pecho haciéndome caer en cuenta de la hora; habían nubes afuera que impedían la entrada de luz solar; tenía razón, yo no tenía por qué estar ahí aún, debería estar en clases, y tratando de evitar la incómoda conversación fingiendo quedarme dormido había olvidado fijar la alarma en mi teléfono.

-¿Y por qué no me despertaste antes, Cami?

-No sé tu horario, Harvey.

-¿Y por qué a esta hora sí y a las 5:00 no?

-Porque tú teléfono ha sonado varias veces y… porque son las 10:00, ¿A qué hora empezaban tus clases?

-A las 7:00

-Y ¿A qué hora terminaban?

-A las 12:00, no tiene caso que me arregle ya.

-Supongo- dijo con una sonrisa; Camilo y yo tendríamos una conversación acerca de lo de anoche tarde o temprano así que busqué la forma de gatillar la reacción, me puse en pie y caminé hacia la puerta, sólo eso fue suficiente.

-Harvey, espérate- dijo Camilo detrás de mí.

-¿Qué pasa?

-Hay algo sobre lo que quiero hablarte.

-¿Sobre anoche?- asintió avergonzado –no te preocupes Cami, es tu vida, no tengo por qué meterme en esos asuntos, no quise interrumpir pero los ruidos eran muy fuertes, y sabes lo que piensa la Sra. Elaine del sexo aquí…

-“El caldo que bota el macho cuando termina huele muy mal”- dijimos en coro.

-Y dos hombres sólo complica las cosas- dijo con la cabeza gacha –Harvey, por favor…

-No le diré a nadie, Cami, ¡prometido!- dije levantando mi mano con una sonrisa, el sonrió conmigo y su timidez desapareció.

-Estás levantando la izquierda, Harvey- dijo con una sonrisa nerviosa.

-Claro- dije cambiando rápidamente.

-Entonces, ¿no te molesta… compartir habitación con un gay?

-No, en lo absoluto, Cami, no soy homofóbico, respeto tu posición- dije; quería mantener su ánimo y su confianza arriba así que ponía más entusiasmo en mi voz y sonreía entre frases, no quería incomodarlo.

-Harvey…-dijo nervioso –tú… ¿eres gay?

-No exactamente- dije alzando una ceja mientras rodaba mis labios hacia un extremo de mi cara y levantaba la mirada como un niño, su semblante había cambiado, en ese momento el hielo se había roto completamente, podíamos hablar con naturalidad, como si nunca le hubiese sorprendido tirando con Sandro hacia unas horas atrás.

-¿”No exactamente”?

-Soy bisexual, Cami- Camilo no pudo esconder la emoción al escuchar eso, cosa que yo no entendía, yo ya era bisexual desde que había llegado ahí.

-¿Eres sexualmente activo?

-Sí- yo no había hablado de algo como eso con nadie antes, pero hay un proverbio que profesa “Confía sólo en alguien que pueda perder tanto como tú, en caso de que las cosas salgan mal”, supongo que sabiendo que Camilo era gay, y que le preocupaba mantenerlo en secreto, produjo la confianza suficiente para que yo me abriera con alguien, después de tanto tiempo.

-¿Cuántas veces lo has hecho?

-¿Cuántas veces o con cuántas personas?

-Cuántas personas- corrigió con cara de morbo.

-Dos, las suficientes para saber que soy bisexual.

-¿Un hombre y una mujer?

-Y en ese orden- dije sentándome en el borde de la cama justo frente a Camilo.

-¿Cómo se llamaban?

-Ian y Melanie.

-¿Qué edad tenías?

-15 y 16.

-¿Y qué edad tenían ellos?

-17 y 16.

-¿Puedo preguntar que pasó?

-Ian, pretendía que me escapara con él y en el caso de Melanie, cambié de cuidad, tan simple como eso- el caso de Ian llamó poderosamente la atención de Camilo y empezó a formular un largo interrogatorio acerca de él, respondí cada pregunta sin ningún tapujo al tiempo que yo también extraía algo de información aunque no fue mucha en todo caso, sólo había estado con una sola persona y por descarte, se trataba de Sandro, él había sido su primera vez. Mientras se desenvolvía la conversación el teléfono empezó a sonar nuevamente.

-Debe ser importante, ha sonado toda la mañana- dijo Camilo, tomé el teléfono y le pedí permiso para salir de la habitación.

-¿Diga?

-¿Harvey?- el sonido de su voz me activó de golpe.

-¿Dil?

-Hola, quería saber cómo estabas, me dejaste algo preocupado ayer.

-Hoy Dil, eso fue hoy, no ayer- le corregí.

-Hoy, claro, a eso me refería, y… ¿Cómo estás?- su voz se oía quedita, como tímido, avergonzado.

-Pues bien supongo, ¿y tú cómo estás? ¿Tienes resaca?

-Un poco, sí, me duele la cabeza, pero… quería llamarte, en serio estaba algo preocupado, te fuiste muy tarde solo- reconoció nervioso, el tono de su voz había disminuido notablemente, sobre todo en esa parte.

-¿Dil, estás en clases?

-No, me quedé aquí, acabo de levantarme, ¿Tú estás en clases?

-No yo… olvidé activar la alarma de mi teléfono y me quedé dormido, llevo poco tiempo despierto- confesé.

-Entiendo- creo que rió del otro lado del teléfono –Oye Harvey, yo… quería darte las gracias por todo lo que hiciste por mí ayer… y hoy, sobre todo por tenerme paciencia, y quería preguntarte si… te gustaría salir hoy, en retribución- mi pulso se aceleró, no pude esconder la felicidad en mi rostro al tiempo que me había puesto nervioso, “tendremos una cita” pensé, pero seguiría en mi posición de mostrarme relajado y hetero, no me evidenciaría.

-Dil, ¿sabes que un “gracias” es suficiente cierto? Teniendo en cuenta las que yo te debía a ti.

-No, Harvey, no lo es, un simple “gracias” no va a cubrir el taxi, ni el hot-dog, ni el berrinche, pero… si estás ocupado o algo así…

-No, Dil, no estoy ocupado, es sólo que no quiero molestarte- me apresuré.

-No me molestas, Harvey, por el contrario, me molestaría un “No”- dijo divertido.

-Vale, iré- dije rogado.

-Genial, ¿te parece a las 18:00? Voy a buscarte.

-a las 18:00, hasta entonces.

- Adiós- dijo cerrando el teléfono sin darme tiempo de despedirme, me quedé parado en el pasillo, sin efectuar movimiento, sentía descargas eléctricas por todo el cuerpo, estaba emocionado porque saldríamos, sería la segunda vez con esta, pero ahora sí iba arreglarme un poco más y asumiría un comportamiento más a la altura; volví a la pantalla y encontré 22 llamadas perdidas, ¡22!; habían tres de Lila, cuatro de Ernesto, seis de Wanda, cuatro de Xander, dos de Víctor y tres de Andrew ¡ANDREW! ¡Coño! El joven apuesto de la playa, ¿Cómo pude olvidarlo? Decidí llamarlo cuando me sintiese con más humor para tener una conversación telefónica de duración incierta, me dispuse a volver a la habitación con Camilo y lo encontré acostado mirando al techo, cuando entré en el lugar se incorporó nuevamente.

-¿Todo en orden?

-Sí.

-Deberíamos bajar a que desayunes.

-Sí… pero, me gustaría bañarme antes, ayer venía de la playa y luego fui a una fiesta a buscar a alguien y no me bañé desde entonces, estoy todo lleno de arena de mar.

-Vale, te espero abajo- dijo con una sonrisa. Tomé una toalla del closet, mis elementos de aseo personal y me encaminé al baño, adentro me desnudé y fue hasta entonces que comprendí la gravedad del asunto, tenía arena de mar en todo mi cuerpo, mi cabeza, mis orejas, tenía además un rastro de arena en donde se ajustaban mis shorts, había arena en mi culo y entre las uñas de mis pies, daba asco; entré en la ducha y giré la llave tanto como me lo permitió, cerré mis ojos y dejé que el líquido recorriera mi cuerpo, que la arena cayera sola en el piso de la ducha sin mi ayuda, respiraba hondo y lento, trataba de no pensar en nada, de dejar mi mente en blanco por un momento, pero la imagen de Dilan saltaba frente a mis ojos, su voz, sus besos en el cuello y la mejilla, pero al instante caía la imagen de Sonia, abrazándolo y besándolo; “Tiene novia, no confundas su calidez con amor o terminarás lastimado” / “Para mí está muy claro que hay algo que ella no le da que él está buscando en ti, y si tú no se lo das, lo buscará en alguien más y habrás perdido tu oportunidad” / “No puedes sacar conclusiones basándote en su comportamiento en estado de embriaguez”  / “No tendremos esta discusión otra vez”.

-Así es, no la tendremos- dije en voz alta- y tenía intenciones de pajearme, pero ahora nos quedamos con las ganas los tres- la situación era verdaderamente inverosímil, estaba discutiendo en voz alta conmigo mismo en la ducha, era patético, eso no pasaba antes de conocer a Dil, o al menos una de las voces no estaba y no había lugar para discusiones. Salí del baño, me vestí y bajé a la primera planta a desayunar, Camilo me notificó que la Sra. Elaine estaba dormida, así que estuvimos solos en lo que yo desayunaba; no tenía mucho apetito, comí muy poco y empecé a jugar con la comida que quedaba en el plato mientras hablábamos, me invitó a dar una vuelta por el lugar, a lo que accedí pero le dije que primero tendría que regresar todas las llamadas que me habían hecho, le pedí que me esperara en la planta de abajo en lo que volvía, subí las escaleras, busqué mi teléfono en la habitación, y llamé a Andrew.

-Harvey, ¡hola!- dijo una voz con emoción del otro lado del teléfono

-Hola, Drew.

-¿Cómo estás?

-Bien, gracias, Drew, vi tus llamadas, ¿pasó algo?

-No, te llamaba para arreglar la cita del viernes.

-Bueno, te escucho.

-¿Está bien a las 21:00?

-Sí claro, suena bien yo le diré a Xander.

-Nosotros iremos por ustedes.

-Vale, le diré a Xander que venga hasta acá, y así será sólo una parada- le di la dirección del lugar, cruzamos algunas otras palabras antes de cerrar para no ser tan descortés.

-Bueno, Drew me están esperando, debo colgar.

-Entiendo, hablamos luego entonces Harvey, gracias por regresar la llamada, te confieso que me había asustado un poco.

-¿Por qué?

-Pensé que se habían echado para atrás y que ya no vendrían- respondió algo tímido.

-Sí, bueno, Xander nunca estuvo muy entusiasmado de principio siéndote sincero, Drew, son unos completos desconocidos.

-Es razonable, sí, pero, no me lo tomes a mal y no es que vaya a tratar de alejarte de tu novio, Harvey, pero quedé enganchado contigo, me gustaste mucho, en serio- me quedé frío tras el comentario, sentí como mis poros se abrieron y cerraron en todo mi cuerpo, y me sonrojé.

-Gracias, Drew, ya tengo que colgar, te estaré llamando para confirmar tras hablar con Xander- no me tomé la molestia de esclarecer el hecho de que Xander y yo no éramos pareja.

-Vale, adiós.

-Adiós- cerré, abandoné la habitación y bajé nuevamente a encontrarme con Camilo, estaba sentado en el patio, esperando, le llamé desde la entrada, cerró la puerta delantera tras salir, caminamos por un rato bastante extenso, recorrimos el lugar, incluso pasamos muy cerca de la casa de Dil, pero no llegamos hasta ella, la conversación fluyó sin problemas, fue divertida, destacando el hecho de que teníamos algunos temas en común para discutir; cuando regresamos del recorrido, nos sentamos en el patio de la casa a esperar que el almuerzo estuviese hecho, y tal vez en ese lapso pudo y no pudo haber una conexión, no estoy seguro, pero sin preverlo y sin planearlo, estábamos midiendo la planta de nuestros pies y la palma de nuestras manos poniéndolas una contra otra, un clásico; jugamos a las vencidas y peleas de pulgares, como si tuviésemos once años otra vez.

-Ya pueden entrar a almorzar, Harry ¿No tuviste clase hoy?- preguntó la Sra. Elaine curiosa.

-No, Sra. Elaine- mentí; no quería que se preocupara, o peor, que lo contara a mi tía y ella a Lila, sería un caos; Camilo me dirigió una mirada de complicidad con una sonrisa, volví a verle y le sonreí apenado tras haberle mentido tan descaradamente a la Sra. Elaine, entramos y almorzamos los tres, me di cuenta que la Sra. Elaine sabía mantener viva una conversación, como si se escribiese los temas a tratar en la mesa en su brazo, al acabar Camilo me pidió que le ayudara con unas actividades de su academia, subimos y realizamos algunas de las actividades, en lo que recibí una llamada.

-¡Víctor!- grité desde este lado, tratando de contagiarlo de mi buen humor, sabía que estaría molesto.

-¡Harvey!- dijo hipócritamente desde el otro lado -¿Por qué no fuiste hoy a clase?- el tono cambió bruscamente.

Víctor era la persona con la que más tiempo pasaba en La Regional, a pesar de que no hablábamos de cosas verdaderamente significativas; el hábito de llamar en plan de novio celoso fue implementado por mí, cada vez que él dejaba de asistir, llamaba para regañarle, por haberme dejado pasar el día solo y cuando por alguna razón nos separábamos en el campus nos llamábamos, Víctor es hetero, además de algo mujeriego y francamente nunca lo vi como algo más que como un amigo.

Me dio un sermón exhaustivo tras haber faltado y cerró molesto, el interrogatorio por parte de Camilo no se hizo esperar, formuló una gran cantidad de preguntas acerca de Víctor, hubo algunas que dejé de responder ya que eran casi las 17:00 y yo no estaba listo para recibir a Dil, tomé mi toalla y me dirigí al baño con algo de prisa, tras cancelarle la entrevista  a Camilo.

Dilan

Tan pronto el reloj dio las 18:00 me incorporé del sofá, apagué la televisión y abandoné el lugar; caminaba lento tratando de no llegar tan preciso, en múltiples ocasiones me había arrepentido de haber salido tan exacto de tiempo y quería regresarme, pero las ganas de verlo eran más fuertes que yo, esperaba poder arreglar las cosas y si podía incluso mejorarlas.

Cuando llegué a la entrada, soné los candados de la entrada que daba hacia las escaleras, donde se suponía estaba el dormitorio de Harvey, y divisé un joven en la cima de las escaleras que había salido a atender, empezó a bajar hacia mí y fue cuando pude identificarlo; esbelto, alto pero no tanto como yo, rubio, ojos cafés, rasgos delicados, aniñados y una cuantas pecas, lo había visto el domingo en la noche que vine a buscar a Harvey.

-¿Sí?

-Hola, ¿Y Harvey?

-Está en la sala de la primera planta- dijo señalando hacia la puerta junto a la que estábamos en ese momento –Bajó para esperarte, o a quien quiera que estuviese esperando- sonrió.

-Ah, vale gracias- dije encaminándome hacia la otra puerta.

-No es nada- escuché detrás de mí seguido de unas pisadas escaleras arriba. La puerta de la primera planta estaba cerrada, me acerqué y soné el timbre, sentí movimiento adentro, cuando escuché pasos hacia la puerta, abrió la puerta una joven de 22 o quizá 23 años, cabello largo negro ondulado, muy atractiva.

-¿A la orden?

-Hola, ¿Harvey?

-¿Ya te lo vienes a llevar?- dijo haciendo un puchero, asentí algo apenado –él está en el patio trasero, pasa- dijo abriendo la reja e invitándome a pasar con la mano, cuando entré me di cuenta que la planta era bastante amplia, pintada de blanco se veía cómoda, lujosa; avancé hasta el patio y lo encontré, sentado en una especie de banca de parque con las piernas extendidas en ella, traía unos jeans y una camiseta cuello en “V” negra que le apretaba los brazos y el pecho y unos converse del mismo color, nuestras miradas se encontraron y volvió a mí esa corriente que sentía al verlo, se puso de pie para recibirme y chocamos puños.

-¿Listo?

-Listo- dijo con una sonrisa.

-¿no quieres agua antes de salir?- me preguntó la joven detrás de mí en la entrada del refrigerador, vi como Harvey se asomaba sobre mi hombro, sonreía y levantaba una ceja, volvió a mirarme y señaló hacia ella con su palma para que girara, lo hice y me acerqué a ella, estaba algo confundido.

-Sí, gracias- dije encogiéndome de hombros, ella sacó un vaso y lo puso en la puerta del refrigerador, justo en el dispensador y me hizo entrega de él.

-Que maleducado, Harvey- dijo la joven en tono burlón, terminé el vaso con rapidez, ya que me sentía vulnerable al no poder ver lo que estaba sucediendo.

-Gracias- dije entregándole el vaso. Giré hacia Harvey y me di cuenta como él volvía a mirar sobre mi hombro con una sonrisa, acto seguido, se encogió de hombros poniendo los ojos en blanco, sentí como la chica se acercaba hacia mí.

-Antes de que te vayas, yo me quedo con esto- dijo retirando los audífonos del cuello de Harvey y quitándole el reproductor sujeto un pasador de sus jeans, él me hizo una señal latigando su cabeza indicando que nos marcháramos cuando la joven interrumpió nuevamente:

-Espérate, Harvey- nos sujetó a ambos de los hombros y nos llevó al patio trasero, la situación estaba a punto de esclarecerse.

-Yo ya se lo pregunté a él, pero lo quiero oír de ti- dijo dándome una sonrisa completa –tú, al rincón- dijo apuntando al extremo del lugar, Harvey caminó arrastrando los pies hasta que llegó a él, ella me tomó de los hombros y me giró de manera que quedáramos de espaldas el uno al otro:

-Cualquier sonido es trampa, Harvey, abstente de respirar- dijo sin apartar la mirada de él – ahora… ¿ustedes son pareja?- me preguntó escéptica, empecé a temblar, sentí escalofríos, me salivación se detuvo de golpe, mi boca quedó completamente seca, me sentía indefenso, expuesto “se dio cuenta” pensé, estuve entonces más que convencido del hecho de que debí haber llegado más tarde; giré hacia Harvey, estaba moviendo su cabeza y su cuerpo como escuchando una canción en su mente.

-¿Por qué? ¿Él que te dijo?

-Respóndeme.

-No, Harvey y yo somos sólo amigos- “aunque sí me gustaría que tuviésemos algo más” completé en mi mente.

-¿En serio?- dijo levantando una ceja con una sonrisa –Harvey ¡que mentiroso eres!- alzó su cabeza sobre mi hombro buscando su humanidad, quedé sorprendido, exhalé con más tranquilidad, sonreí para mis adentros, no lo creía, “¿Harvey de verdad había dicho eso?”, giré hacia él y se acercó a nosotros.

-Me dijo que no eran nada- dijo la joven con superioridad.

-No será por culpa mía- dijo mirando hacia el lado opuesto, ella puso cara de sorprendida acompañada de una sonrisa y volteó a verme yo giré a él, no podía creer que la conversación de verdad estuviese pasando, aunque fuese en juego, las insinuaciones de Harvey me calentaban “entre broma y broma, la verdad se asoma” tuve ganas de quedarme ahí con él y la chica, hablando sobre eso, pero no fue así, no era lo que él quería.

-Dil, se hace tarde, vámonos- dijo caminando hacia la salida, me despedí de la joven con un ademán y ella lo respondió al tiempo que sonreía y levantaba las cejas repetidas veces con su pulgar levantado, le sonreí y caminé detrás de él y traté de que me aclarara lo que había sucedido.

-¿Qué fue eso?

-Fue un chiste, Dil, no era en serio, nada de que preocuparse- aunque una parte de mí lo sabía, escucharlo de su boca fue igual de duro que si me la hubiese creído completa; “supongo que tendremos que mejorar eso” pensé en lo que caminábamos hacia al avenida.

Camilo

Habían pasado alrededor de unos cuarenta minutos después del evento y aún no podía superarlo, ver a Harvey en ropa interior cambiándose delante mí me había desequilibrado, cada músculo en su cuerpo se marcaba perfectamente debajo de su piel; sus brazos, hombros, espalda, pectorales, pezones, tableta, culo, paquete, muslos y esos dos pequeños agujeros en su espalda baja; era un ángel atrapado en el interior de un incubo, era una tentación para cualquiera, independientemente del sexo al que perteneciese, “un espécimen como Harvey no es bisexual por simple casualidad”. Reposaba en  mi cama, meditaba, estaba inmerso en mí cuando algo me interrumpió:

-¡Chicos, a comer!- gritó Elaine desde la primera planta. Me incorporé y sacudí mi cabeza, bajé al primer piso y todos excepto Alicia se mostraron sorprendidos al verme bajar solo.

-¿Y Harvey?- preguntó Wanda.

-Él salió esta tarde, se fue de ligue- dijo Alicia divertida.

-No sé cuál era el plan, pero sí sé que salió- dije encogiéndome de hombros con una sonrisa.

-Sólo ha cenado una de tres noches- dijo Elaine algo preocupada -ojala hoy no me deje la cena servida como ayer- Tomé asiento y me dispuse a comer; la cena trascurrió sin problemas, conversaciones entre las mujeres y casuales intervenciones mías y de Sandro, quien no dejaba de hacerme miradas del otro lado de la mesa, eso me gustaba de él, aunque en ocasiones, era algo descarado, habiendo acabado me puse de pie, llevé mi plato hasta la cocina y me despedí de todos al salir.

Al llegar a la habitación, el recuerdo de Harvey volvió, me frustraba al tiempo que me agradaba, me sentía orgulloso de mí mismo al saber que logré captar la imagen a la perfección, tenía grabado cada movimiento, desde que entró a la habitación con la toalla en su hombro, hasta que se ató los cordones de los zapatos; trataba al tiempo de pensar en otras cosas ya que no quería que la imagen se gastara; me aproximé a las cortinas y las abrí para permitirme pensar en algo más, para que la luz entrara en la habitación por un instante, y fue más que luz lo que entró a través de ella, la escena que había encontrado me dejó inmóvil; un hombre, entre los cuarenta más o menos, moreno, alto, abdomen plano, pectorales trabajados en su juventud, brazos algo hinchados, de cabello liso, castaño, corto, follándose a un joven que podría tener mi edad, no era tan llamativo como su contraparte, estaban completamente desnudos, uno de ellos estaba tumbado en una mesa, mientras el otro le sostenía de la cadera y lo penetraba con furia; se me aceleró el pulso y mi miembro comenzó a despertar lentamente, no fui capaz de cerrar las cortinas un centímetro, ni siquiera para cubrirme, aunque de igual forma era tarde, ya él hombre me había visto, sin embargo no paró las embestidas contra el joven tumbado en el mueble, me lanzaba miradas provocadoras, como invitándome, no pude evitar agarrarme la verga tras su insistente mirada, se mordía el labio inferior y mojaba su labios con su lengua.

Empecé a rozarme el miembro sobre mis shorts, no quería siquiera parpadear, no podía perderme un instante de aquello; de un momento a otro el hombre toma al joven por el cuello y lo eleva hasta sí, y empieza a mordisquear su oreja, su mejilla y su cuello, subiendo y bajando, nunca despegó su mirada de la mía, el chico nunca abrió los ojos, estaba ido por el deseo, estaba siendo sodomizado y lo disfrutaba, se proporcionaba placer a sí mismo masturbándose mientras su compañero pellizcaba sus pezones, a cada punzada el joven fruncía su ceño y ahogaba un gemido; al tiempo que esto sucedía yo ya había empezado a masturbarme con suavidad, alargando el momento, pornografía en vivo con interacción indirecta del público; empecé a gemir en la habitación, cuando la pareja cambió de posición; el joven estaba ahora boca arriba sobre la mesa, mientras el hombre sostenía sus piernas en el aire al tiempo que lo penetraba, ambos cuerpos se movían con sincronía, transpiraban; el chico con la mano que tenía libre sujetaba al hombre del pecho, lo apretaba con furia, con ansias, con desesperación, pude ver que empezaba a tener espasmos cuando empezó a soltar chorros de líquido que caían en su vientre, pasaba sus dedos sobre el rastro de semen y los llevaba hasta su boca complacido, habiendo tragado hasta la última gota, el hombre volvió a ponerlo boca abajo sobre la mesa, le sacó la verga y lo puso justo en su raja y empezó a rozarle con ella y con esta imagen empecé a expulsar trallazos de semen que dieron contra la ventana, me sentí extasiado, débil y agradecía haber abierto las cortinas en es preciso momento; seguí mirando, para terminar la escena y vi como el semental se corrió en la espalda del chico, me lanzó una mirada de complicidad, me guiñó el ojo y se mordió el labio inferior, tomó un poco de su semen en la yema de sus dedos, se dibujó con él una “X” en su pectoral izquierdo y luego me señaló con lujuria; le sonreí con altivez y cerré las cortinas altaneramente, había tenido lo que quería, no necesitaba nada más; me dejé caer sobre la cama al tiempo que escuché que alguien llamó a la puerta.

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La próxima semana...

~ (...)Quiero que retomemos lo que empezamos anoche(...) ~ (...)Estuvo cerca(...) ~ (...)tu madre, va a pensar que soy una muy mala influencia(...) ~ (...)¿Así de mal te dejó Miranda?(...) ~ (...)Ah, pero sí sucedió algo entonces(...) ~ (...)No entiendo por qué te molesta(...) ~ (...)Hasta mañana, Cami(...) ~ (...)Te faltó algo(...) ~

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Aquí está el capítulo número cinco, de nueva cuenta quisiera agradecerles por sus comentarios y valoraciones previas en las anteriores entregas, en verdad las aprecio y quisiera pedirles otra vez que no dejen de valorar y comentar sobre esta parte de la historia, hoy sí no hubo mucho que decir en mi nota al pie ^^, hasta la próxima semana, Saludos.