Usado para su disfrute. Años Universitarios (V)

No deja de follarme, no deja de golpear mis nalgas, ríe y coloca ambas manos en mis hombros, tirando con fuerza hacia él, sintiéndolo en minutos muy dentro de mí como va alojando su semen, quedándose inmóvil y como pierde su erección.

Usado para su disfrute. Años Universitarios (V)

Antes de nada, agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, ya sea mediamente al mismo portal de www.todorelatos.com como a mí email, pues por vosotros me dais animo a continuar, siguiendo a colgar mis confidencias y anécdotas de mis experiencias. Reconociendo que son muchas, pero como suelo decir la vida en este aspecto me fue como un embudo, demasiadas al inicio y con el paso del tiempo van acortándose. Unas veces por mí mismo, otras claro está por las circunstancias, pero aun así continúo disfrutando de odas siempre que puedo, pudiéndolas publicar aquí.

Desde muy joven sabes lo que tienes y que me debo adaptar, sacándole partido, saciando mi curiosidad, sacando experiencias, anécdotas. Intentando no acostumbrarme, intentando no tener falsos hábitos, aprender y sobrevivir. Siempre he dicho que desde mi pubertad mi curiosidad por el sexo fue en aumento, y lo cierto es que no os miento, sentía la curiosidad de saber que deseaban, tenía mis sospechas, pero deseaba que éste saciara mi curiosidad. Deseaba saber cómo conseguirían sus deseos, como buscaran la manera de realizarlas, unos utilizaban argumentos, otros me sobornaban ya sea dinero o productos (revistas), otros me amenazaban con contárselo a mis amigos, y otros finalmente a la fuerza. quizás estos de alguna manera me embriagaron. También estaban aquellos que deseaban hacerlo bien, intentaban seducirme, ya sea diciéndome tonterías, como chorradas, todo por el hecho de llevarme al huerto.

Pensar que aquellos tiempos en plena pubertad, donde un chico como yo era hetero, chico que estos maduros de edad comprendida entre los cincuenta y los ochenta años. Hombres que se sentían atraídos por chicos jóvenes, chicos como yo en su día que para nada temía nada, y que de alguna forma los atraía. No dejaban de decirme lo guapo, atractivo que era, no dejaban de decirme el buen cuerpo que poseía por no decir otras cosas. Todo por el hecho de acariciarme, de magrearme, besar, lamer, chupar e incluso masturbarme, deseando ese hermoso néctar como me dijo uno en una ocasión, néctar que no era otra que mi semen, pues decía que sabía cómo la leche del pecho de una embarazada, cosa que para nada es igual, pero que vamos a hacer.

Pero estos, cuando consiguen lo que desean, para nada te dejan y van a otros, sino que desean explotarte sexualmente, no me entendáis mal, no desean hacer mal en mi o al menos en ese sentido, sino sexualmente como pozo donde poder saciarse cada vez que quieren. Llegaban a seguirme hasta conseguir saber dónde vivía, me asechaban y estudiaban mis costumbres, averiguando que hacía en todo momento. Me seguían a donde fuera, intentando que les diera en algún momento eso que tanto anhelaba. Ya sea en una casetilla de telefónica abandonada, donde tras desvestirme por completo a falta del calzado, magreaban mi cuerpo a su antojo, besaban y acariciaban cada centímetro de mi cuerpo, chupaban y succionaban mi miembro hasta hacerme correrme, no contento con una vez, seguían hasta lograr que me viniera dos e incluso tres veces… aaahhh!!.

Los Manuel, los José, José Manuel, etc., iban apareciendo como ratas, dejándome unos para que otro se abalanzara como se diría, cuando no era en una casetilla, era entre unos arbustos o malezas, todos buscaban lo mismos y cada vez más, buscaban algo más. Sobre todo, el deseo de mi orificio anal, deseo que comenzó a ser como una enfermedad. Pero para enfermedad aquel que le daba por vestirme de chica, aquel que de una manera u otra me fue afeminando, disfrutando de mi cuerpo con facciones femeninas. Disfrute que fue infectando a otros que se nos acercaban… uuummm!!, pero en parte también yo disfrutaba. Disfrutaba de sus deseos, de sus apetitos, fantasías, vicios, perversiones, degeneraciones o depravaciones.

Todo esto siempre con prudencia y discreción, actuando o al menos siempre que se pueda, actuando con sensatez, pensando dos veces antes de actuar. Cuando estas no se cumplen de alguna manera hay que callar bocas, dependiendo de donde se este y como sea esa persona, las callas de una forma u otra, ya que muchos no desean que se sepa como es natural. Pero no todo dura eterno, quizás más cuando aquello que debes de ocultar o apartar es más fuerte, aquello que de alguna forma es parte de mí. Aquello que en verdad me ha moldeado a lo largo de mi vida, aquello que no es otra cosa que un embudo de relaciones, embudo que comienzas con tantas relaciones que ni te acuerdas. Embudo que a medida que la cordura y la discreción, me hace comprender que debo de ser más precavido, me hace a veces reflexionar y entrar en razón.

Pero el paso del tiempo te hace cambiar, cambiar pensando en la sensatez ante todo, pienso que debo de tener cordura, pienso que debo de cambiar y dejar esta vida de sexo, vida que me esta dominando. Comienzo con alejarme, comienzo por asumir más responsabilidades laborales, tantas que hasta mi propia novia se enfada al verme cada vez menos. Pero esa clase de vida en verdad me tiene atado como una droga, vida de morbo y curiosidad, vida de libertinaje, aunque sea a favor de otros. Aquella sensatez la verdad me duro poco, cordura que volví pasado al menos tres meses o quizás algunos más, pues caes o quizás más bien vuelves. Pero, cuando te hartas de tanta monotonía y aunque me digo a mi mismo, sabiendo que me estoy mintiendo, me digo… “Solo será una sola vez”. Vuelvo a esa monotonía de sexo, vuelvo a esa vorágine de perversión, donde me pone todas esas travesuras de otros, me pone esos degenerados y depravados que disfrutan no solo de mí, sino como otros se aprovechas y corrompen todo lo que soy… uuummm!!.

Siempre he dicho que no me considero afeminado, y menos me reconozco como maricón, cosa que con muchos con los que quedo, lo primero que piden es eso, piden que no sea maricon, afeminado o que tenga pluma, cosa que no soy. Pero es verme y sus primeros instintos es siempre lo contrario, como aquel que fui a su casa, aquel que nada más escuchar mis experiencias, comenzó con el tiempo a decirme…

  • “Uuuffff!!, debes de estar bien puta con esas prendas”.

Para que un día como otro cualquiera, mientras arrodillado le proporcionaba una buena mamada, acabo por pedirme…

  • “Me gustaría ver cómo te sientas esas prendas que dices, quiero verte como la puta que eres… uuummm!!”

Prendas que no eran otras que medias de ligas, braguitas de encajes, zapatos. Nada más colocármelas, este comenzó a excitarse, comenzó a jugar a ser mi macho… mi semental, tanto que a día de hoy es extraño que no me regale prenda alguna, llegando a tener allí mismo mi propio armario… uuummm!!. Pero bueno, continuare con mis experiencias durante mi vida universitaria, experiencias que duraron lo que mi carrera duro, experiencias alojado en casa de ese hombre que me guio por ese camino de depravación, siempre atento y siempre generoso con los demás a mi costa. Bueno, comenzare…

Me presento, soy un chico que a día de hoy me considero tan normal y corriente como otro, soy de la provincia Sevilla y que, tras estudiar telecomunicación en Madrid, quizás porque por entonces había pocas universidades donde estudiar teleco en Andalucía. Algunos de mis amigos me dijeron que era muy complicado y que se me podía alargar la carrera y lo cierto es que tenían razón, no en que se me alargaría, pero si en lo complicado que era. Estudiar Telecomunicaciones en la Universidad de Madrid, me ha permitido convertirme en un ingeniero con muchos recursos, eso y mi independencia a pesar de vivir en casa de amistades. No quisiera enrollarme demasiado en esta información, pero, aunque me repito en esta parte, debo de indicar para aquellos que me lean por primera vez.

En el año mil novecientos noventa y tres comencé mi carrera universitaria, carrera que inexplicablemente me aplicaron el nuevo plan de estudio. Comenzando mi carrera universitaria de Ingeniería de Telecomunicaciones, carrera que escogí en Madrid pues pocas universidades de Andalucía daban. También es verdad que escogí realizarla en Madrid por el prestigio que esta da en relación a otras, eso y los puntos que te otorgan ante a otras, por no decir los favores, becas, subvenciones o ayuda que conceden, e incluso si miras, incluyen las oportunidades laborales, no veis eran todas ventajas.

Escogí estos estudios porque me gustaba, no por motivos parentales, ya que mis padres son de leyes. Dicen que mi carácter luchador, ya sea por la dificultad que me marcaba mi síndrome, pues es de sabido que una de los síntomas son la dificultad para los estudios. Dificultad que fue una motivación para superarme, esto me sirvió como guía de estímulo a la hora de ponerme a estudiar, y una motivación extra para enfrentarse con más perseverancia a las dificultades, ya sea de los mismos estudios como de la vida propia.

En una carrera de cinco años, carrera dividida en dos ciclos, donde el primer ciclo comprende los tres primeros cursos, curso de adaptación y sacrificio, donde nos vemos retados a ver si abandonamos o no. Continuando con el segundo ciclo, ciclo que son los dos últimos cursos, cursos que ya se puede decir que iba a ser el futuro ingeniero de telecomunicación. Durante mi estancia en Madrid alojado en la casa de un amigo de mi padre, amigo que como decían entre ellos, desde ese día sería mi progenitor y tutor a pesar de ser mayor de edad. Mi estancia fue plenamente satisfactoria, donde alterne estudios, amistad con mi curiosidad por el sexo, curiosidad por ese lado tan morboso y depravado que poseo. Lado que algunos han explotado a su placer, ya sea German desde que comenzó a poseerme mientras dormía, como los tríos en compañía de sus amigos. Hasta ahí todo bien…

Pero la depravación de verdad comenzó el día que organizaron una kedada, kedada que no era otra que iba a ser compartido con cuadro hombres, amigos que se satisfacían a mi costa convertido yo en una putita. Pudiendo recordaros mi físico por aquel entonces… metro setenta y siete centímetros, delgado, torso corto, hombros igual al tamaño que las caderas, mamas del tamaño de una niña de catorce años, brazos largos como mis piernas largas, tobillos finos y pies pequeño para mi edad. Carecía de vello alguno, tanto corporal, facial, axilar o púbico. De mi rostro cuyos comentarios eran todos halagos, ya que decían que era atractivo, ojos de color avellana, rostro que iba en línea con mis labios carnosos, labios que el inferior es el doble de grueso que el superior, pestañas largas, cejas perfiladas y que parecían depiladas. Cabellos cuyo largo me lo deje hasta los hombros, quizás dejado más por iniciativa de mi madre que propia. De mi pene… mejor no hablar, pues el tamaño era pequeño tanto el pene como los testículos.

German como pocos sabían tenía dos caras, aquella en la cual era un hombre respetado y de estudios, un militar retirado a pesar de sus cincuenta y cuatro años, retirado por unas dolencias que no vienen al caso. Y por la otra cara, era todo un cabrón, un degenerado tan depravado como pervertido, un adicto al sexo y un putero, persona que, aunque no era amante de los afeminados, maricones, plumas o transexuales… como según decía él, bien que hizo que yo me convirtiera en uno de ellas por mi físico. Como esa primera Kedada que quedamos en casa de unos de sus amigos, casa que se encontraba en una urbanización residencial en la Moraleja. Cuyo dueño se le notaba que vivía bien, persona con clase y distinguida, el cual nada más entrar no dejo de magrear mis nalgas. Y que cuando finalizamos, salí de aquella casa cansado, satisfecho, dolorido por las penetraciones de esas cuatro pollas. Esa experiencia la repetimos, no recuerdo con exactitud cuántas, pero sí que llegaron a sumarse hasta dos más, siendo yo el único juguete que debían de compartir… uuummm!!. Pues durante el transcurso de esa primera Kedada, uno de los integrantes me soltó en un momento dado…

  • “Joder como la chupa, tíos a está no deberíamos dejar escapar”.

Mientras hacían cola ya sea para que se las chupara como para follarme, pero lo que más me puso, fue aquel comentario que dijo otro, comentario que fue…

  • “Te vamos a feminizar para nosotros, te vamos a castrar”.

Palabras que me aterrorizaron, pero al mismo tiempo me impresionaron hasta donde llegarían, sabiendo perfectamente que eso se dice en un momento de euforia, momento de placer como en el cual nos encontrábamos… ooohhh!!. Tiempo que era follado a pelo como con condón, tiempo que a pesar de todo, iba a ser me mis reconocimientos médicos por si las moscas. Pues solían correrse a veces de dos maduros a tres hombres seguidos, pues como decían en más de una ocasión…

  • “Te vamos a preñar”.

Dejándome impregnado en su semen, dejándome pegajoso. Eran tiempo de cambios, tiempo en que sin darme cuenta, note que de una manera u otra me iban afeminando, pero lo peor de todo es que yo me dejaba, quedándome resignado y sin rechistar. Tiempo en que disfrutaba de mis curiosidades, y de los deseos de los demás, como de sus apetitos, fantasías, vicios, perversiones, degeneraciones o depravaciones. Pero siempre con discreción, actuando con prudencia al menos toda la que se pueda, actuando con sensatez en ocasiones, pensando dos veces antes de actuar.

Mi vida iba en paralelo como decía, no interfiriendo una en la otra, manteniendo como podía ambas, una al margen de la otra, nadie sabía y menos se percataba de mi doble vida o moral. Pero a veces pensaba en la envergadura que me metí de sexo, envergadura que quizás más me introdujeron que otra cosa, pero que no hice nada por evitarlo o por contrarrestarla. En el comienzo de mi tercer año de carrera y último curso del primer ciclo, año más duro por que supuso el año que menos baje a mi casa, echando de menos como es lógico a mi familia.

Año en que German como digo yo… “se superó”, pues insistió que durante el tiempo que este en casa, debía de vestir como una chica, dejando mis ropas masculinas solo cuando tuviera que salir a estudiar, o salir con mis amigos. Prendas masculinas cuya única excepción era que debía de ir con un tanga o braguitas, prendas que para nada me molestaron. Pero también fue el año en que me dio por dejar mi tratamiento, tratamiento que no era para otra cosa, que, para contrarrestar los síntomas del síndrome de Klinefelter, tratamiento que incluso el mismo German me propuso no dejarlo. Pero quizás me gusto ser la putita de esos machos, me gusto el no tener que ir a un sex shop, cine X o jardines a buscar relación, me gusto el saciar y ser saciado, aunque debía de convertirme en una hembra.

Imaginaros mi día a día, tras finalizar las clases en la universidad, me daba una vuelta con mis compañeros, organizando alguna salida para tomar copas o ir a estudiar. E incluso me perdía con alguna chica, cosa que German sobre todo me animaba a esto, para no perder mi lado masculino, eso y por poder aparentar mi hombría. Chica que siempre que podía me daba el lote, acabando por satisfacerla siempre que podía, cosa difícil por aquel entonces, pero tuve la suerte que mi chica era una de esas estrechas… ja ja ja.

Pero bueno, llegaba a casa y me dirigía a mi dormitorio donde me desvestía, quitándome todas mis prendas masculinas para coger las otras, otras que tras darme una ducha acababa por ponérmelas. Ducha que como siempre he dicho me gusta, me gusta hacérmela en todos los sentidos, ducha completa y anal, acabando bien limpia y dispuesta. Y no, mejor dicho, pues a raíz de nuestro encuentro con sus amigos en aquella Kedada, aquella vivienda que era su casa más pareció una casa de citas, pues no dejaban de entrar sus amigos.

Amigos que no dejaron de visitarnos… claro está, aprovechando cualquier oportunidad, como aquellas que cuando sales de la ducha y me dispongo a prepararme, me pongo como me enseñaron unas amigas a cómo debía de alisar mis cabellos, como debía de maquillarme, aunque sea para estar por casa, o incluso para echarme crema a lo largo de todo mi cuerpo. Momentos en que no hay alguno que no se quede observando en la puerta, observando mientras se masturba, acabando por entrar más de uno y tras desvestirse… se acercan.

Comenzando por besar hombros e ir descendiendo por mi espalda hasta mis nalgas, dándome algún que otro azote y volver a ascender… uuummm!!. Rio y para nada pongo cara de malos amigos, noto su miembro rozar mis nalgas, para minutos después sentir como su glande lo deslizan entre mis glúteos… ooohhh!!. Retrocedo a propósito a modo de que su glande entre… uuummm!!, culeando mis caderas y provocándole, este me la introduce un poco… ooohhh!!. Sintiendo como me penetra lentamente… uuummm!!, como sus embestidas son lentas y pausadas… uuuffff!!, dejando que me coja mis pequeñas tetillas… uuummm!!. Momento en que este pide un condón, acabando por soltar yo…

  • “Yaaaaa!!, pues no me lo creía con lo que estaba disfrutando… uuummm!!”.

También ha habido veces que cuando en plena orgia y no mejor dicho, pues hubo días que había de cuatro a cinco maduros que me daban carne… ooohhh!!. Hombres que se turnaban para saciar mi boca, masturbando hasta dos al mismo tiempo mientras chupaba a uno… uuuffff!!, mientras era penetrado por uno al tiempo que otro esperaba su turno… aaahhh!!. Y, entre Popper y lo que no era esa sustancia, rodeado de machos maduros dándome rabo, mientras me penetraba uno, llegue a sentir como intentaban introducir otra polla, polla que me entro y no comprendía el cómo, pero acabe siendo penetrada por dos al mismo tiempo durante no más de cinco minutos, penetración que acabo por correrse ambos dentro de mí… uuuffff!!. Practica que gustaron al resto, tanto que los demás repitieron y me dejaron mi orificio como la boca del metro.

O cuando estas en la cocina, lugar que me gusta estar ya que no me corto a la hora de preparar la comida, aparecen alguno de estos, sonríen y se meten conmigo, dejando caer que voy a parecer a su mujer. Hombres que se envalentonan y se me acercan por detrás, hombres que intentan besarme, pero mi negativa no lo les pone más que ahuyentarlos. Hombres que besan mi cuello, parte más que sabido por ellos que es mi punto débil… uuummm!!, hombres que entre besos y caricias me van poniendo. Noto la dureza de sus pollas, noto pues estos hacen que lo sienta, hombres que bajan si tengo prenda inferior u otra prenda, hombres que unos se arrodillan para comerme el culo, mientras otros usan algo que pueda facilitar su tarea… ooohhh!!. Acabando todos lo que desean, ¡no siendo otra cosa que la penetración… uuuffff!!... ooohhh!!... uuuffff!!... aaahhh!!, no dejan de embestirme… no dejan de penetrarme, unos fuertemente otros y estos los mejores… uuummm!!, van despacio… van controlando las embestidas, van proporcionando placer y claro esta para ambos… uuummm!!.

Y como os he dicho, yo en casa y durante ese tiempo era la hembra que era usada para su disfrute, donde no había momento ni lugar donde esos machos podían usarme, ya sea mediante una mamada como ser penetrada… aaahhh!!. Incluso, recuerdo aquel día en que llego German de la calle, día que según decía que venía con ganas de vaciar tus huevos, pues la tenía a reventar. Yo estaba como se había encaprichado, estaba con tan solo unas braguitas y una camiseta de tiranta, mi aspecto en verdad era muy femenino. Nada verme, me soltó…

  • “Joder que buena estas, ¡me estas poniendo todo cardiaco… uuuffff!!”.

Le mire extrañado, pues daba la sensación que hacia semanas que no veía, cuando no era así, volviendo este a soltarme…

  • “Tengo ganas de sentirte zorra, ¡tengo ganas de ponerte a cuatro patas y follarte duramente como a ti te gusta… uuummm!!”.

Dicho y hecho, cogió y se dirigió hacia mí, empujándome hacia la mesa sin importarle que hubiera una silla, teniéndome que arrodillar sobre la silla mientras este tiraba de mi prenda inferior, prenda que rasgo y que poco le importo si me hizo daño o no. Luego cogió la aceitera que hay sobre la mesa, parte del conjunto que tenemos para preparar las ensaladas. Sigo, tras coger esta, cogió y vertió su interior sobre mis nalgas, líquido que se diluyo entre mis glúteos y cayó hacia el asiento de la silla. En mi intento por que fuera más lento y que no fuera con tanta rabia, intente apartarlo, cosa que me sujeto mis muñecas a mi espalda, mientras con su otra mano sujetaba ya su polla. Reía y me soltaba…

  • “Esto es lo que tanto te gusta zorra, vaya culazo que tienes hoy, no te imaginas la follada que te voy a dar, te voy a reventar maricona”.

Sentí su glande deslizarse entre mis glúteos, sentí como lo alojo en mi orificio anal, note con cierta molestia como presionaba su glande, momento en el cual aparto su mano de su tronco para acabar por cogerme de mis cabellos. Sintiendo acto seguido el dolor de su glande alojarse en mi interior… ooohhh!!, como su dura polla sin piedad y con esa brutalidad que tanto ejerce, acaba por entrarme hasta los huevos… uuummm!!. Comenzando a moverse… aaahhh!!, comenzando a follarme como decía… uuummm!!, dándome unas brutales embestidas… aaahhh!!. Deteniéndose para mi suerte a los pocos minutos, notando como acaba por desprenderse de algunas prendas, prendas que una de ellas y en cuestión de su camisa para amarrar mis muñecas, dejándome perfectamente a su merced. Comenzando otra vez a penetrarme sin contemplación, mientras yo no dejo de gemir, jadear y suspirar…

  • “Aaahhh!!... uuummm!!... aaahhh!!... ooohhh!!”.

No deja de follarme, no deja de golpear mis nalgas, ríe y fuera de sí, coloca ambas manos en mis hombros, tirando con fuerza hacia él, sintiendo su glande alojarse muy dentro de mí… aaahhh!!, sintiendo como va alojando su semen en mi interior… ooohhh!!. Se queda inmóvil unos minutos, tiempo en el cual siento, no solo como pierde su erección, sino como he disfrutado de esta follada. Siendo verdad eso que tanto dice, no siendo otra cosa…

  • “Qué me gusta que me pongan a cuatro patas, me sujeten fuertemente y que me follen duramente, haciéndome gozar como la putilla afeminada que soy”.

Aunque debía de mentalizarme, pues esto dentro de pocos años debía de ir a su fin, idea que ya sabía German, pues en el momento en que finalizara mi carrera, regresaría a Sevilla. Dejando toda esta depravada experiencia olvidada en Madrid, dejando todas estas experiencias, ya que no podría lo más seguro recrearla allí. Bueno, no me enrollo más, espero que os haya gustado tanto como a mí, espero vuestros comentarios. Mi email es… jhosua1974@gmail.com