Uomos Universitas

La Gente de TodoRelatos me odiará, quizá hasta se olvidarán de mí. Se llevaron todo lo que había escrito y estaba acumulando para enviar de un tirón. Tom Y Joseph, Midas, Moisés y El Poeta Maldito, El teacher y sus alumnos y hasta el David del que empezaba a escribir, se los llevaron y perdí todo

A todos mis lectores, los que me han seguido tras mis tres historias, las sueltas y que al final sumaron 18 relatos, 61 comentarios, valoraciones de 9 y casi 41000 accesos… hasta el día en que por múltiples razones debí hacer pausa. Aquí les dejo mi disculpa hecha relato, mi primer relato verdaderamente largo, con mucho, mucho de mi propia vida… Ya verán por qué

_______________________-UOMO’S UNIVERSITAS-_________________________

DEL DIARIO DEL AUTOR:

“ Estoy molesto, estoy cansado. Aunque estoy rodeado de gente me siento increíblemente sólo… Y esto cada vez empeora.

El trabajo, la universidad, los tigritos y toda esta travesía que cada vez se vuelve más y más empinada por lograr ese plus en mi vida, crecer y aprender, aprender y crecer. Querer hacerlo todo bien, de la forma correcta, creyéndome hasta los tuétanos que soy un buen hombre y tratando siempre de ser mejor, aunque asuma que si sigo con esta actitud el mundo me comerá vivo.

El corazón también ha estado vuelto loco, porque finalmente le di la libertad a mi secuestrador, el amor es así y si es más lo que ya se sufre que lo se sonríe o suspira y de intentar e intentar corregirlo sin saber a ciencia cierta qué es lo que se quebró sólo quedan el cansancio y la frustración… Hay que decirlo, lo extraño y es que uno quiere y a veces ama, y cuando amas nunca amarás de la misma manera… Qué decir de esta… Fue una manera hermosa  e intensa. Lo extraño. Y también extraño el sexo. A veces no se qué extraño más…Y aunque ya mi tiempo (el poquito que me quedaba) está libre de responsabilidades amorosas Debería dejar de asumir tantas responsabilidades extras; sí, me apasiona pintar y el dinero extra no cae mal, además que noto que cada vez mi nombre es más importante, gente que no conozco me busca por un retrato, por un ángel de la guarda para su hijo recién nacido y todo esto por recomendaciones de otras personas que tampoco conozco… También es cierto que me apasiona la cocina, organizar los pequeños eventos que salen, preparar dos o tres cocteles, un par de tentempiés dulces y unos cuatro más salados, también es dinero bien ganado y bien recibido. Sí, también es maravilloso el trabajo que asumí con mis chamos, no creí que enseñar fuese tan satisfactorio al final y la vez, esto me ha traído otro montón de tigritos que no me caen nada mal… Espero que la gente no vea como un enfermo o hasta crea que rayo en la avaricia, simplemente soy un venezolano más, que necesita comer, vestirse y pagarse su carrera, que aunque sea en una universidad pública, pues, los libros, las guías, los trabajos, el material… Nada de eso es gratis, y en este país que una fotocopia cuesta 5Bs, y una oreo cuesta 20Bs, toca sudarse la frente para estar un poco más holgado.

Quería reservarme escribir del país al final, pues molestia y decepción es lo que siento… Pero toca la universidad. Finalmente! Finalmente! Salí del hueco donde estaba estancado, y del hambre de querer avanzar y graduarme de una vez por todas de abusador inscribí más materias de las que estoy acostumbrado, ahora creo que me volveré loco. Además, decidí participar en un concurso literario en el que me dieron un mes para entregar una novela completa y aquí no hay oportunidad de equivocarse, no cabe decir “Lo intenté” porque la intención es ganar.

Ahora volviendo al tema país. Escases, desempleo e inseguridad, cada día son más evidentes… A esta última no la había conocido aún de primera mano, hasta que… Malditos ladrones que vienen y te quitan lo tuyo como si nunca te hubiese pertenecido, apuntándote con ese hierro frío para que no te resistas, para que entiendas que eres frágil y quizá hacerte entender que la vida no la sustituye nada material. Mis fotos, mis recuerdos, las notas de “Mor”, mis tarjetas, mi teléfono y mi pendrive… Mal paridos, Mi pendrive

La Gente de TodoRelatos me odiará, quizá hasta se olvidarán de mí. Se llevaron todo lo que había escrito y estaba acumulando para enviar de un tirón. Tom Y Joseph, Midas, Moisés y El Poeta Maldito, El teacher y sus alumnos y hasta el David del que empezaba a escribir, se los llevaron y perdí todo lo que tenía para darles. Ahora queda reescribir y disculparme… Aunque poniéndome en su lugar, sabiendo que yo también soy lector, el lector es egoísta cuando una historia te cautiva… Si es que he cautivado a alguno.”

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Prólogo:

Del Norte, Del sur y del Centro

En Valencia la vida suele estar dividida… Al Norte, entre edificios lujosos y casas de diseño incrustadas en montañas, los chicos de cuna llevan vidas duras, aunque algunos no puedan entenderlo, aparentar, saber, y ganar, no es tan fácil a pesar del dinero y más aún cuando todos los que te rodean ya ha logrado lo que tú debes. Al sur, en los bloques, en el último barrio al que te acerca el metro, pasando por el metropolitano y esquivando malandros y balaceras, están otros de vidas también difíciles aunque también hayan unos que no puedan entender eso, ahí, aprender y crecer también es la prioridad, pero sobreviviendo y jugándotela. No podemos ignorar al punto medio, donde la flecha se cruza y quedan el este y el oeste… Ahí donde estas a medio camino del asesinato por unos zapatos bonitos para comprar droga en la esquina y del secuestro donde te cortan los dedos uno a uno hasta matarte por sumas absurdas de un dinero que te tocó usar por fin para comprar algo valioso, la propia vida.

Ser del norte, del sur, o ser del medio, en este país es algo que condiciona el resto de tu vida; pero no, no tienen nada que ver con la distribución de riquezas o de oportunidades, tiene que ver más con la distribución de las enseñanzas, de los valores y de las ganas de ser grande o de quedarse pequeño. Aquí, hay un lugar donde todas las procedencias confluyen, donde las ideologías convergen y los destinos se cruzan. Un lugar donde se evidencia quien del sur se muda al norte, quien del norte se muda al sur y quien se queda donde está. En ese lugar, en un país de dos colores, en una época de convulsiones y en un momento impredecible tres vidas se chocaron de frente y de ese momento de impacto, nació una historia real.

José vivía en un barrio, propiamente dicho; San Agustin del Centro… Era uno de esos barrios donde los proyectos urbanísticos fracasaron y la gente hizo lo que quiso, modificando fachadas, robándose algunos centímetros de la acera del frente o quitando los árboles para poner techitos de zinc. Un barrio desprolijo y vulgar pero que aún así tenía su encanto; donde las familias al caer la noche se sientan frente a sus casas a recibir algo de brisa o algunos chismes de actualidad. Ahí, dicen que todo es “sano” porque los robos no pasan de 2 al mes, los asesinatos son intermitentes con años de por medio y nunca ha habido secuestros… José, era un tipo promedio en muchos aspectos y extraordinario en otros tantos. Salió de su liceo caminando hacia la universidad con un montón de reconocimientos por todos sus logros académicos, promedio perfecto, participación en actividades catedráticas, culturales, políticas y sociales… Además logró perder peso, mejorar su físico y dejar atrás su imagen de nerd reprimido; sin embargo, no dejó atrás su candado emocional y sus otras represiones. Como la de empeñarse en trabajar en una tienda y desprenderse de su papá y así seguir sintiéndose todavía más responsable.

Daniel, venía del Sur, acostumbrado a vivir sólo desde sus 18 años, en una piecita alquilada en el Barrio Constitución I y que pagaba con su sueldo de hornero en una panadería del norte… Ahí si no te conocían te robaban hasta las mujeres embarazadas, y quien no robaba una cartera o un celular se robaba el cable, la luz y hasta el internet si eras un poco más osado… Él no tenía a nadie, sólo su trabajo, su soledad y su pasatiempo… Un gimnasio que le dotó de un cuerpo colosal, que se compaginaba a la perfección con su metro ochenta y cuatro y su sonrisa de dentífrico. Un día, después de un ataque de conciencia y cuando ya tenía 22 años, decidió intentar entrar en la universidad, y después de tres intentos, un año más tarde lo consiguió.

Teobaldo por otro lado, era del Norte, de la zona donde el amanecer ponía el pasto verde, despertaba a las flores silvestres, las aves iniciaban su canto y las ardillas y los conejos blancos salían a revolotear. Vivía en una casa enorme propia de telenovela, dentro de un conjunto cerrado con tres familias más que vivían a varios kilómetros la una de la otra, al pie de una montaña. Para su cumpleaños 19, después de un año sabático, sus padres le dieron dos regalos, un carro y un cupo en una universidad pública, para que aprendiera a defenderse y dejara de lado las fantasías  conociendo el mundo real.

Ahí llegaron ese día los tres monigotes del destino, ese trigueño de lentes y expresión distante, el moreno coloso de mirada vivaz y el rubio aniñado obstinado y tembloroso al aula 1203 irónicamente a conocer lo que era la sociología

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CAPITULO I:

Primer Semestre, Primer Encuentro

Una mujer pequeña, de voz dulce y belleza inexplicable introduce la clase con un pensamiento político

-Participar muchachos, mientras nos quede un poquito, hay que aprovechar la libertad-

Una extraña manera de romper el hielo sin conocer a los que te rodean, y aún más cuando lo que buscaba era conocer al grupo, pidiéndoles uno a uno con un marcador en mano que se levantaran y escribieran su nombre en la pizarra con la letra que más les gustara, del tamaño que quisieran… Y así lo hicieron, sin entender muy bien de que se trataba. Fue entonces cuando la curiosidad activó el interruptor de ese carrusel. José escribió su nombre con letra pequeña, menuda y homogénea, entregándole el marcador a un moreno alto que le intimidó al subir la mirada por ese pecho fornido cubierto por una ajustada franela negra, del que sobresalía un cuello robusto coronado por una mandíbula poderosa, unos labios carnosos y una nariz prominente… Bajó la mirada rápidamente por miedo a sufrir un infarto si se descubría también observado y quedar en evidencia en su primer día de clases. De regreso en su pupitre, la espalda ancha y esa diminuta cintura le hicieron temblar las rodillas al notar cómo se tensaban sus músculos con los exagerados movimientos de una caligrafía extravagante; sus hombros bailaban mientras el marcador se deslizaba, y eso hacía bailar también las pupilas de José

Daniel, era el nombre que había ahora en la pizarra, escrito en mayor tamaño que la mayoría y con una letra difícil de seguir, interrumpidas una y otra y a la vez interceptadas por trazos que se desprendían de las letras de los extremos, casi como la firma de un político. Daniel también reparó en José, y no tuvo miedo de buscar su mirada, el ya había salido del closet hace un buen tiempo, por eso vivía solo… Sus padres le habían dado la espalda y lo habían excluido de inmediato del seno familiar, pero él era un tipo echado para adelante y supo sobrevivir… No vio oportunidades, de cama en el pequeño José, a pesar de ser una especie de Don Juan-Casanova-Grey, estaba mentalizado a no mezclar su oportunidad universitaria con sus juegos sexuales, sólo quería socializar, encontrar un primer panita de salón, y las gafas de pasta resguardando aquellos ojos negros se le antojaron de alguien estudioso, más el sweater café de franjas, ajustado y sus zapatos limpios le confirmaron que era alguien centrado. Así, como un acto masculino de lenguaje universal palmeó su hombro al pasar hasta su puesto y regalándole una sonrisa terminó en su lugar.

Teobaldo que estaba entre los últimos, vistiendo su ropa de marca con estilo moderno y entre deportivo y casual, se dio cuenta de todo esto y de inmediato sintió rechazo… Aceptaba que había visto con detenimiento a José, pero sólo por tener las mismas intenciones que Daniel. Aceptaba que había contemplado el cuerpo de Daniel, pero sólo por sentirse opacado ya que él también dedicaba muchas horas a nadar, correr y hacer pesas pero estaba lejos de tener un cuerpo como aquél; sin embargo, le molestaba el cruce de miradas entre esos dos, la sonrisa y el roce en el hombro… Teobaldo se consideraba homofóbico desde que vio a su padre sobarle el culo al antiguo jardinero de su mansión mientras le decía “no quiero que pienses que soy un viejo maricón que quiere propasarse contigo… Te aclaro que soy un hombre importante, que gusta de la compañía de muchachitos así… y que justo ahora  piensa en darle un buen aumento a su jardinero si acepta un trabajito extra”. Teobaldo no toleraba la idea de ver a dos hombres tocarse, le recordaban a esa traición que sentía tan personal y terminaba sintiendo asco. Finalmente cuando escribió su nombre, la caligrafía desastrosa, torcida y en decreciente en la que resaltaba más un apellido resonante que un nombre disimulado, llamó la atención de la profesora a cargo, pero más la de Daniel al recibir esa mirada de odio.

-Muy bien, con ¿Te-o-ba-l-do?, terminamos la primera parte… Chicos, oficialmente les doy la bienvenida a Valencis Universitas. Les deseo un camino hermoso, lleno de aprendizajes y crecimiento para cada uno. Yo soy Isabella Il’canto, su profesora de Sociología y ya entenderán por que les pedí que hicieran esto… Los nombres muchachos, desde el momento en que es usado por primera vez para referirse a nosotros tienen un poder determinante en nuestra personalidad y así mismo nuestra caligrafía nos da pistas asombrosas sobre quienes somos en realidad, el tamaño, el sentido, el trazo, la presión, todo significa algo, y así yo los conoceré a cada uno y ustedes mismos empezarán a conocerse. Estamos en un momento en que el país nos necesita unidos, y debemos hacernos amigos… Si estamos solos muchachos, que Dios nos guarde…-

La intervención de Isabella dejaba a todos entre aireados y confundidos, pues ella parecía tener un carisma especial… Pidió al azar que fueran leyendo nombres en la pizarra y que dijeran como creían que era esa persona, y entre aciertos, desaciertos, incomodidades y risas el grupo se relajó y empezó a entrelazarse.

-Rey, el de de la camisa gris, por favor dime qué crees del nombre “Daniel ”- Pidió  Isabella al muchacho rubio

-Yo creo que Daniel es un nombre de afeminado - dijo y se sentó dejando a Isabella con muy mala cara

Daniel no pudo evitar mirar con desagrado al emisor de tan  patética idea, pero supo callar para escuchar a Isabella hablar de respeto y tolerancia. Daniel resultó ser nombre de príncipes, de emprendedores y soñadores, significado de constancia y de orgullo. Y en efecto, aquel enorme muchacho, se sentía orgulloso, aunque ya alguien le hubiera puesto la piedra en su primer día.

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Era bastante común, quizá demasiado, que los primero días de Universidad se convirtieran en una tortura. Ambiente nuevo, nuevas reglas, nueva dinámica y gente desconocida. Era necesario que fueras un sociópata en potencia para sentirte parte de algo en la primera semana, tarea en la que Teobaldo y Daniel fueron unos expertos, cada uno a su manera.

Daniel definitivamente era un tipo agradable, con esa sonrisa que quebraba cualquier muralla y una naturalidad que aunque rayaba en lo burdo y ordinario también le confería esa aura magnética a la que uno simplemente se rinde dándole la bienvenida. Se ganó rápidamente a Maura, una chica de 28 con apariencia de 40, que finalmente después de casarse joven y tener tres hijos en una perfecta escalera decidió que ya era su turno de crecer, y por seis horas diarias, cinco días a la semana convertía a su marido en aquél hombre que siempre soñó que fuera, con delantal, bebé en brazos y tetero en mano. El encontró en ella además de una confidente con ganas de recuperar su juventud, una joya preciosa a la qué devolverle su brillo. Además tuvo la suerte de estar con ella en todas las secciones, notando que Luis y Teobaldo también lo seguían de salón en salón.

Este último tuvo una técnica y una suerte diferente… Principalmente las niñas huecas que pensaban que la casa de estudios era la mansión de la colina donde las mises aprendían a sonreír y a lucir como producto serializado, se le acercaban sin más debido a su triple encanto, Rostro perfecto, actitud de desgraciado y el olor a dinero que destilaba de tanto en tanto, así con sus prendas costosas y sus comentarios presuntuosos sobre viajes y adquisiciones culturales… De todas estás las hermanas Pilar (autoproclamada Pili) y Consuelo (bautizada por la otra como Conse) eran las jala-jala del combo superficial que rodeaba a Teobaldo. Una más comprometida que la otra en hacer que este la notara aunque el novio de Conse también estuviera en el pequeño grupo, un homofobo más, con tanto teatro de macho alfa que a sus espaldas le conocían como “el palomino”,

Pobre José que no tenía tiempo de responder saludos ni ponerse en contacto con la humanidad, concentrando su mirada inquieta siempre sobre un misterioso libro que parecía no tener fin. Se le veía leer en el bus, en los pasillos, sentado en las escaleras, en el salón mientras esperaba que los profesores comenzaran u organizaran sus ideas… Y cuando no leía, pues, se le veía estudiar… Lo que nadie sabía era que ese libro de tapa negra era un compendio de ideas, pensamientos y confesiones propias mejor conocido como diario, en el que hoja a hoja impresa en tienta iban siendo anexadas allí… Las leía y releía tratando de comprenderse, buscando la manera de entender por qué si casi todo lo que había escrito tenía que ver ese chamo grandulón del que se sabía hasta la risa, no era capaz de acercarse o al menos corresponder un saludo. Estaba condenado a verlo todos los días, en todas las clases y hasta en el kiosko donde solía comer, ya que ambos eran asiduos a los pasteles de hojaldre de la Sra. Venecia… Para colmo, un día se lo encontró en el bus, ese que salía al final de la noche y hacía una ruta bien extensa desde la autopista Regional que bordeaba toda Valencia hasta su propia casa, siendo la última parada, habiendo pasado antes por toda la zona sur y el centro. Debía verlo desfilar frente a él con toda esa seguridad, repartiendo sonrisas encantadoras, luciendo un cuerpo perfecto y sensual y siendo saludado por todo aquél como si fuese el próximo candidato al consejo… A veces, José pensaba que todo eso no era enamoramiento, si no que era envidia por su forma de ser que rodeaba de tanto calor, mientras él con su introversión se rodeaba del frío y olor a viejo de sus páginas acumuladas por varios años.

La dinámica de estos tres que a diario coincidían cambió repentinamente gracias a los extraños métodos de Isabella Il’Canto, cuando asignó la primera actividad grupal, con papelitos arrugados dentro de una ostentosa copa de cristal, en la que quizá Zeus un día bebió sus néctares divinos o cualquier mortal quisiera divinamente beberse su néctar en un fin de semana de pachanga y relax.

-El azar es una maravilla… Hace que todo pase por algo, porque definitivamente mis niños, todo tienen un propósito. Ustedes dirán que soy una loca, pero el simple hecho de yo sea como soy les aseguro que tiene un propóisito… Así que vengan, todos tienen que tomar un papelito de esta copota y se van a agrupar con las personas que tengan el mismo número que les tocó-

La clase de sociología como ya era costumbre pasó mientras ella ponía en marcha sus artimañas adquiridas en libros variados, y la primera réplica comenzó

-Profesora, yo no quiero estar en ese grupo. Sabe que no nos llevamos bien el pana y yo… Y este otro honestamente no creo que sea bueno hablando en grupo si vive distante ahí con sus libros. Discúlpeme pero yo soy egoísta con mi nota-

-Pero hijito, Teobaldo, ¿no? ¿Te das cuenta? Todo en esta vida tiene un propósito… Así que Ud. se queda con sus compañeros ¡que mira como son de hermosos los dos!- decía riendo Isabella mientras Teobaldo hervía por dentro debiendo tragarse su orgullo con una disculpa hacia Luis y Daniel con tal de llevar la fiesta en paz.

José sentía que moría por estar finalmente cerca de Daniel, habiendo tocado por primera vez esa mano gigante en un inocente apretón… Y reconociendo a su vez que el rubito era también bastante simpático a sus ojos aunque no lo fuese a sus oídos ni a nada más. Daniel por su parte, reía por dentro con satisfacción ante las crueldades del destino, haciendo que el homofóbico declarado del salón debiera estar con él… Vaya que se desquitaría. Y es que aunque Daniel no tuviera ni una sola pluma en su haber, se le daba bastante fácil caricaturizar la homosexualidad, total, ya estaba fuera del closet y así protestaba a su manera contra una de las cosas que más detestaba… El rechazo.

Esa noche cuando esperaba el autobús, el coloso de sonrisa perfecta se dejó caer al lado de José, quien por primera vez retiró la vista de su libro para ver directamente a los ojos achinados de su nuevo compañero de grupo mientras los suspiros se ahogaban en su garganta y el temblor de sus manos se escondía bajo ese libro abierto.

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DEL DIARIO DE JOSÉ:

“Lo había imaginado tantas veces que cuando por fin pasa creo que sigue siendo producto de mi mente. No es que sea un depravado y me la pase fantaseando con el cuerpo desnudo de Daniel y que acaricio su poderoso miembro mientras realmente es el mío el que torturo con parsimonia… No es que haya sido capaz de casi eyacular cuando su pierna rozó la mía y cuando hizo ese amago de abrazo  fraternal al bajarse en Constitución…. Ahh… Querido diario, sigo sorprendiéndome de que me parezca más gay llamarte así, como de seguro lo hacen las quinceañeras, que pensar en un hombre de acero hasta casi saborearlo.

Sé que no debo, que lo correcto es ignorar que siento todo esto por un hombre… Pero la virginidad me está volviendo loco. Creo que soy el único hombre de 18 años sobre la tierra que aún no ha tenido sexo por primera vez. ¿Por qué no puedo interesarme en mujeres? SI mi familia llegara a enterarse de esto todo se me derrumbaría. Estoy en el último paso, estoy a cinco años de mi independencia. Espero que hacer las cosas paso a paso me de los frutos que tanto he esperado

Querido Diario, a veces pienso que lo mejor sería destruirte y olvidarme de esta tontería

Pero siempre recapacito y caigo en cuenta de que eres mi único amigo.

¿Quién más podría escucharme y entenderme como sólo tú lo haces? ¿Acaso mi padre? ¿Acaso Daniel? O mejor… El chamo con el que me pusieron en el grupo… SI no fuera por las locuras de la profesora ni hubiera notado que existe… El vacío de su mirada casi opaca el brillo de Daniel

Esos ojos azules y misteriosos, profundos como el espacio, tanta belleza pero tanto vacío al mismo tiempo, ahora que te cuento esto. Siento dolor por él…”

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Entre las ocupaciones laborales de Daniel y José, La mayor parte del trabajo recaía en Teobaldo, que definitivamente no era el más aplicado de todos… Pero al ser el único que disponía de tiempo, no hubo otra solución; Luis insistió en que él podía hacer todo el montaje de la investigación, así otro se encargaba de montar las láminas y el que faltara podía alquilar los equipos… Para Daniel todo esto hacía timbrar su registradora mental, pero no porque ingresara algo si no por todos los desembolsos que parecían venir… Era cierto, ganaba bien en su trabajo, en ese momento tenía dinero para cualquier gasto de ese tipo, pero también era cierto que le correspondía pagar su alquiler, el gimnasio, comprarse un telefonito nuevo para tener en la calle mientras guardaba  el suyo para el uso restringido a las cuatro paredes de su hogar; y además, debía hacer mercado, rogando que en esta oportunidad tampoco encontrara ni harina, ni leche, ni mantequilla, ni café, ni lavaplatos para sentir que el dinero le rendía. Aunque se rehusaba a aceptarlo, la inflación descontrolada se llevaba su sueldo, dejándolo cada vez más aturdido

Teobaldo no daba más, de verdad trataba pero los pensamientos que cruzaban su cabeza desde el día en que espió a su padre con el jardinero lo tenían cada vez peor… El tiempo en la universidad lo distraía hasta cierto punto, pero luego debía llegar a su casa para estar en la compañía de dos padres ausentes y que cuando estaban se ignoraban como si cada uno fuese la sombra del otro; Claro, seguramente su madre sabía sobre las andanzas del viejo Francisccielo y por eso era tan distante, tan ausente, pero para Teobaldo eso no era castigo suficiente, el simple hecho de seguir allí tratando de aparentar que seguían siendo una familia le causaba mucha más repugnancia. La asignación del trabajo le vino como caída del cielo, pero su estilo de vida de última hora cayó mal al intelectual, cuando un par de días antes de la presentación se enteró que el rubio no había adelantado nada… Justamente ese era uno de los peores días de Teobaldo, la discusión con su padre había estallado esa mañana y el llevaba los ánimos por el suelo, para ser pisoteados por aquél cometario de desaprobación de los compañeros de grupo que lo tildaban de irresponsable y presumido. Lo que nadie sabía, y él no se atrevía a sospechar, era que esa sensación de decaimiento y la ira y el llanto nocturnos se debían a un creciente desorden depresivo que le venía consumiendo poco a poco. Además, por la suerte que tenía deparada para ese día su carro no prendió por ningún medio, debió usar por primera vez las rutas de lujo que le acercaban a la universidad y le llevaban de vuelta nuevamente a casa… Ahí se encontró con esos ojos verdes que le removieron las entrañas, y se quedaron clavados en él con una sonrisa casi malévola. Y es que cuando digo clavado no sólo hablo de que él también fue visto, si no que en su pecho y en su memoria aquella mirada le escudriñaba y le hacía retorcerse sin explicación alguna… Por la noche, en su cama, pensando en aquella mirada, su mano se deslizó lentamente por todo su cuerpo mientras los suspiros escapaban de su boca y atrapando su gruesa erección con la palma, le sobó suavemente hasta que la irá transformo el placer en castigo, y con cada gota de néctar que emanaba desde su longitud hasta su pecho y cara, las lágrimas de deslizaban en un rostro inexpresivo

El día de la presentación,  José fue liderando confiado en que sólo él conseguiría el 20 para el equipo, todo estaba perfectamente hecho pero el desagrado y la desaprobación con que trataba a los otros dos rompieron la posibilidad de alegrarse por la calificación. A pesar de que uno era flojo y el otro era irresponsable, José debió reconocer que eran oradores natos, y con su magnetismo natural pudieron poner a la clase en la palma de sus manos, mientras él, aunque era la encarnación de una enciclopedia y manejaba los términos necesarios con maestría científica sintió ser una bomba de aburrimiento para los demás. Se sentía desplazado por eso, y aún más, por la relación que comenzaba a notar entre Daniel y Teobaldo, aunque en un principio (y todavía) se repelían como polos opuestos… La sonrisa de Isabella ante la mejor presentación que recibió esa semana fue deslumbrante, pero aún más lo fue su comentario final al grupo y a los expositores estrella, quienes en secreto compartían el mismo pensamiento –Esta profesora debe ser algún tipo de bruja-

-Mis niños yo sabía, yo sabía que ustedes se iban a compenetrar de esa manera. Yo se los dije… El destino no se equivoca y ahora les aseguro que van a seguir hundiéndose en cada uno como si hubiesen nacido para eso… Es que mis ojos no se equivocan nunca… ¡He dicho! Ahora tienen la siguiente asignación y es con los mismos grupos, deben entregarme un informe individual sobre sus estrategias propias de socialización y las que perciben de sus compañeros. ¿Cómo lo van a hacer? Eso mis niños… Es asunto suyo…-

Fue hasta ese fin de semana que verdaderamente trataron de ser amigos, cuando a modo de disculpa, y para tratar de estudiar a sus compañeros como Isabella lo había pedido, Teobaldo se ofreció a buscarlos en un centro comercial popular en Valencia para pasar una tarde de piscina en su casa, y que sus vidas se tejerían de alguna manera. Por un lado José no se resistió al imaginarse cerca del torso desnudo de su Coloso de piel y por otro Daniel pensó con practicidad… Conociendo de los rumores de los pasillos que Teobaldo vivía en algún tipo de mansión, imagino una piscina de proporciones olímpicas y en la posibilidad de nadar cuanto quisiera sin pagar.

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DEL DIARIO DE DANIEL

“Dedicado a la Universidad:”

“Día Uno:Pensé que iba a ser algo diferente. Imaginaba que ser “universitario” estaba reservado para gente algo más especial, algo más madura… Pero no, Es exactamente igual que el liceo, los nerds por un lado, los sifrinitos por el otro, los que no quieren estar ahí y el resto… Una profesora loca pero que me ha enamorado y un mal parido creído que ya me montó la piedra… La homofobia no desaparece en pleno siglo 21. Pero algo sí creo, Si yo ni ando loqueando por ahí, ni ando prostituyéndome como para que toda Valencia sepa quién soy… Es porque el catirito tiene bien desarrollado su olfato… Y para eso pues… “

“Día Tres:Y todo sigue igual, el propio liceo. Estoy reconsiderando dejar de asistir. Salir corriendo del trabajo, bañarme y vestirme como puedo, llegar tarde allá y luego tardísimo a mi casa es algo que aún no veo importante. Había escuchado que en la noche estudiaban los que trabajaban, los maduros, los independientes, pero hay puros carajitos… Tampoco es que yo soy un viejo, pero en fin… Este chamo que me dio el marcador en la clase de mi loca me intriga muchísimo, siento que le gusto, soy claro, pero cuando me le acerco me ignora aparentando que lee. Y el otro, condenado a verlo en todas las clases y a aguantarme su mirada de odio. En algún momento me desquitaré.”

“Día Siete:Gracias a Dios hay personas como Maura en el mundo. Oficialmente ella se convertirá en mi proyecto personal, como es posible que siendo tan hermosa en todos los aspectos ande tan fea por todos lados, además, me hace sentir importante, que no soy un simple chamo que trata de graduarse, hasta me gusta cuando se juega con eso de que meta en la política. Dichoso estaría yo de defender a mi País representando a mi color… Ay Maura… y Ay Isabella… Te la comiste con el juego de los papelitos, pareciera que lo planificas todo como una bruja malvada, gozaré incomodando a Teobaldo y al mismo tiempo, trataré de ver qué es lo que es con el otro chamo, Comienzo a entender que más que como ayuda en las materias vendría bien tenerlo de amigo, igual pasó la prueba del roce en las piernas, de la mirada a medio perfil y del abrazo. Definitivamente estaba equivocado al creer que le gustaba. Otro en esas situaciones, suele derretirse y lanzárseme encima.”

“Día Catorce:Nos la comimos con la presentación, al final el pana Teobaldo me siguió la pista de una manera que si lo hubiésemos ensayado no nos queda tan bien. José si fue un poquito más académico y se bajó algo el ánimo, pero el material le quedó muy bueno y para ser honesto, sin eso no hubiese tenido de donde agarrarme para hablar durante media hora. Me gustó sentir como Isabella quedaba satisfecha con nuestro trabajo, pero después con sus comentarios todos raros que parecían puntas de doble sentido… ¿Será que sí es bruja y quiso decir que Teobaldo y Luis son de mi equipo? Mejor no pensar en eso… Recuérdalo Danny, No mezclar ni amor, ni sexo con la universidad… Ponte serio.”

“Día Dieciséis: No se que esperar para hoy, el simple hecho de escribir antes de salir y no al llegar es un cambio radical. Veré a José en Acrópolis para ir a nadar con Teobaldo. Quién diría, el homofóbico y el nerd ahora panas míos. Con los ojos del interés, tengo listos los trabajos y tengo piscina gratis. Y bien que ya me caía quitarme la ropa y echarme al sol… Ahora relajado que sé que son heteros puedo exhibirme como yo quiera porque este cuerpo ya necesitaba sol.”

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Un poco más tarde de lo acordado Teobaldo pasaba frente al Acrópolis. José se sintió decepcionado por ver interrumpida su primera larga charla con ese hombre de piedra y al mismo tiempo aliviado porque ya le dolía la entrepierna de tanto disimular su erección; Debía aprender a controlarse más, no era posible que todos los días su amiguito quisiera salir a saludar cuando pasaba Daniel, esto lo obligaba a masturbarse desenfrenadamente hasta tres veces cada noche imaginándose dueño de cada surco de aquella espalda o prisionero de ese par de brazos gigantes, y a veces, en las mañanas otro par de veces recordando las pajas nocturnas.

Teobaldo llegó con disculpas y algunas excusas, intentando persuadir a los otros dos de ir a otro lugar y cambiar de planes; resulta ser que otra discusión había ocurrido, la empresa del Sr. Francisccielo tenía ciertos problemas por la situación del país y el nivel de estrés y tensión en el hogar era denso; esta discusión le recordó a Teobaldo a quienes llevaría a casa mientras su padre estaría ahí… Imaginó el cuerpo desnudo y tenso de Daniel salir humedecido del agua, marcando sus poderosos brazos y pecho, desfilando un abdomen esculpido e imponiéndose con un culo y un bulto prominentes; imaginó a José desfilar su esbelto y estilizado cuerpo con delicado bello y timidez casi en sumisión echado en una silla leyendo un libro mientras el sol le iluminaba y mientras el sudaba y su corazón se aceleraba, imaginaba a su padre, alto, grueso y cuarentón en regla, asomado en alguna ventana con erección en mano fantaseando hasta con su propio hijo… No soportó la imagen, pero no pudo hacer mucho, había prometido piscina y piscina querían los otros.

Cuando más se adentraban en el norte el asombro en los ojos de Daniel y José eran inocultables, cosa que sabía disimular más Luis memorizando para investigar luego, que el otro que preguntaba por cada calle y cada estructura… Si Teobaldo ya estaba algo incómodo por el comportamiento de Daniel, las preguntas y los comentarios inapropiados se intensificaron cuando las casa empezaron a desaparecer entre camino infinito dibujado por los árboles más altos que había visto en su vida, al final una reja negra con diseños de vanguardia se abría en cuanto el carro plateado se acercaba y las calles y caminarías integradas con la naturaleza se mostraban adelante con unos cuantos vigilantes armados con uniformes al estilo MenInBlack. Unos 20 minutos más de camino los pusieron frente a un prado abierto y al fondo una mansión propia de telenovelas miameras.

-¿Y… Teo… Con todo esto por qué no estudias en la Cristóbal Rojas o la José Antonio Anzoátegui?- Preguntó boquiabierto Daniel, quien había pedido que ya que entraban en confianza, se refirieran a él como Danny, y confiriéndose el derecho de apodar a sus compañeros los bautizó como Teo y Jota.

Teobaldo no quería responder preguntas de ese tipo, pero sabía que sería inevitable y que era mejor cortar pronto temas como ese, así que con breves historias sobre el país y las lecciones de su padre que se graduó en la misma universidad dio por sentado que ya no se tocaría el tema. Sin llegar al interior de la gran casa, Teobaldo llevó a los invitados hasta la piscina donde el asombro seguía acumulándose en Daniel mientras José no emitía ni una sola palabra.

-Pueden cambiarse y comenzar sin mí. Sólo hay dos reglas, dúchense antes de entrar y no entren con prendas de algodón… ehh… Cosas de mi papá…- Dijo Teo mirando a José que tímidamente se había bajado los pantalones dejando ver un short deportivo de tela que se adivinaba bastante gruesa, mientras intentaba esconderse detrás de un velo invisible.

- Ehh, no te preocupes, sólo pensaba sentarme aquí a tomar un poco de sol y leer, o quizá escribir un poco- José hacía su mejor esfuerzo para disimular el momento incómodo, pero de tanto disimular todo lo que pasaba por su cabeza ya se le notaba bastante sonrojado.

- ven conmigo. Te presto algo. Parece que medimos igual-

NO le dio tiempo de decir que no, sólo caminó hacia una puerta de cristales entre dos palmeras enormes, y con una señal de Daniel que terminó de avergonzarle caminó detrás de Teo, descubriendo una casa inmaculadamente blanca, con una decoración muy moderna en todos sus amplios espacios, la luz natural entraba por doquier, reflejándose en el mármol de los topes y en la baldosa del suelo cortada irregularmente creando un mosaico con centro en la escalera doble… Subiendo por la izquierda y cruzando hacia la misma dirección, Teobaldo giró el picaporte sin decir una palabra dejándola abierta como invitación a su acompañante. Dentro, una cama de medidas inimaginables hacia centro en una pared con un mosaico de pinturas de diferentes tamaños con motivos modernos y aires asiáticos, dos armarios de madera hacían un arco a un segundo ambiente decorado con espejos. Veía mucho equipo electrónico y un intrigante caballete rodeado de lienzos en un rincón. Cuando terminó de ver todo sin disimulo alguno una prenda pequeña en varios tonos de azul se tiende sobre su cara y comprende el mensaje. Teo sigue sin decir nada pero en ese lenguaje mudo José es completamente capaz que debe seguirle hasta el lugar con los espejos y se le queda mirando mientras él comenzaba a quitarse la ropa, comenzando por aquél sweater gris pálido (Acaba de reparar en que siempre vestía de gris, y todo allí jugaba siempre con ese color) que iba dejando al descubierto una espalda ancha con un surco profundo y dos marcas justo sobre su cinturón, le pareció una espalda preciosa y quiso seguir mirando, pero Teo volteó y el silencio se rompió.

-¿ Qué esperas para cambiarte? ¿Acaso te da pena desvestirte aquí? Somos Hombres. Tenemos lo mismo- Dijo agarrándose el paquete – Pero si tanto te incomoda puedes ir a cambiarte al baño-

José hizo del morbo valentía y trato de olvidarse del pudor y comenzó también a desvestirse dejando libre su piel palidecida que se antojaba de un moreno claro, como un té de canela esclarecido con leche; era un cuerpo masculino, pero delicado, producto del estilo de vida casi vegetariano que había aprendido a llevar a raíz de sus complejos de gordura y de su manía de levantarse a las cuatro de la madrugada a trotar en compañía del sol y de la luna a la vez. De manera inconsciente se desprendía las prendas una a una disfrutando de la caricia de la tela que le abandonaba, imaginándose solo y observado a la vez, perfilando su torso y su piel perfectamente liza, sin marcas, ni vello, ni lunares; dejando caer su short y su ropa interior, inclinándose de espaldas a Teobaldo con las piernas totalmente rectas… Dentro de su fantasía que le había poseído por completo, José tomó el diminuto traje de baño y lo puso en su cuerpo, acomodando sus atributos dentro de la escasa y ajustada tela. Una explosión de voz acabó con el escenario imaginario y al voltear se petrificó una vez más cuando encontró aquel cuerpo de competidor olímpico en un traje de baño rojo que hacía juego perfecto con su color de piel y las pecas diseminadas sobre sus hombros y su espalda, aquel abdomen era un bocadillo sensual que se perdía con una perfecta “V” en la pelvis escondida por la tela roja. Hace un buen rato que tenía una prominente erección retenida entre las piernas pero ahora no había donde esconderla… Teobaldo lo miró sorprendido, devolviendo la mirada a sus ojos como queriendo darle una pista, provocando que José se tapara con sus manos y bajara la mirada tratando de explicar. Sin dejarle hablar Teo caminó hasta la salida murmurando

- Te ha quedado bien… Y descuida, a veces me pasa también cuando uso ropa prestada… Algo tendrá…-

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En la piscina, Daniel ya había entrado en confianza con el entorno, su ropa yacía tirada sobre el espaldar de una silla y sus gruesas pantorrillas depiladas dentro del agua mientras estaba sentado en la orilla tendiendo su cuerpo hacia atrás con la mirada hacia arriba recibiendo el sol. Llevaba un traje de baño pequeño, negro, con gafas oscuras de estilo moderno y un cordón de cuero en el cuello con un pequeño colmillo, en la parte inferior de su ingle, un tatuaje en algún alfabeto extinto y a su lado una botella de bronceador. Con los ojos cerrados y el calor del sol sobre su cara repasaba en su mente las líneas del Diario de José… Aprovechó el momento para curiosear lo que este leía y cuidaba tan celosamente y con sólo haber leído un par de párrafos lo cerró tragando grueso y devolviéndolo a su lugar. Le era confuso saber que alguien podía expresar sentimientos de esa forma hacia él, ya que se veía a sí mismo como un objeto sexual… Sin embargo, no quería ver a José como más que un amigo, por la paz del grupo. Por otro lado, esa observación sobre el dolor en la mirada de Teobaldo también lo había dejado pensativo, mientras él lo juzgaba por homofóbico y niño mimado no se había detenido a notar que José tenía razón

El Sr. Fancisccielo hizo su aparición con tono confianzudo rompiendo el silencio y los pensamientos de Daniel –Usualmente el bronceador se pone primero y luego te pones al sol- dijo provocando un salto en Daniel quien se giró sorprendido y apenado tapándose un poco

-Tranquilo hijo. Debes ser uno de los amigos de Teobaldo. Ven, te pongo el bronceador. Y relájate que ese cuerpo está para exhibirlo- dijo el dueño de la casa.

El momento fue incomodo, mientras Daniel sentía la mano del cuarentón, que asumía como el padre de su compañero, sobándole la espalda con más dedicación de la que necesitaba mientras hacía comentarios sobre su época de mozo y el cuerpazo que se gastaba y cuantos culos había tenido para él gracias a eso – Seguramente tú debes llevar muchísimos, se te deben aventar encima para que les des un poco y con ese bultazo… O si eres de los que prefiere recibir…- Justo cuando Daniel iba a reclamar el abuso de confianza aparecieron detrás de este par Teobaldo y José en sus sensuales atuendos… La mirada de ira de Teobaldo hacia su padre cortó el aire en dos, haciendo que este se retirara riendo y comentando que sería una gran velada en su piscina.

- Están en su casa. El servicio les atenderá en lo que quieran - Dijo retirándose con su traje caro.

El silencio entre los tres compañeros volvió a reinar, José no entendía nada y ya estaba muy incomodo como para relajarse y disfrutar del cuerpo de Daniel, y este, estaba apenado por lo que Teobaldo había visto. De un clavado casi perfecto el agua aclaró el panorama, cuando Teo se lanzó a nadar con gran estilo y terminó en el otro extremo de la piscina, aún con ira en la mirada y la respiración agitada. En ese momento el mismo pensamiento pasó por las cabezas de los invitados, quienes no supieron más que callar, uno en un rincón de la piscina y otro sentado, notando que las páginas de su  diario estaban movidas

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DEL DIARIO DE TEOBALDO:

"De no ser porque no sé hacer nada allá afuera sin el dinero de mis padres, ya me habría ido de aquí. NO lo tolero, no lo tolero… Pareciera ser más descarado cada día. Ver como tocaba a Daniel sabiendo que estábamos parados detrás de él… Y para colmo pararse ahí frente a nosotros con su asqueroso pene marcado en el pantalón… NO puedo creer que ese ser tan repugnante sea mi padre y que hasta yo siga prácticamente como si nada, paseándome por esta casa, esquivando los pedazos de mi familia que van quedando regados por el suelo

Lo odio tanto

Lo odio

Soy como él

Siempre supe que esa sensación era prohibida, pero en mi inocencia quería creer que eran simples juegos… Recuerdo cuando lo vi por primera vez, teníamos 12 años y el ya era más alto que yo, con su piel amarillenta y su cabello castaños… Pero lo más… Eran sus ojos verdes que me hacían suspirar. NO pasaba día en que no fuese a jugar a su casa, nos viéramos en natación o él viniera a cenar en la mía. Un día dormimos en la misma cama y él me abrazó… al siguiente traté de besarlo y él me golpeó… Me lo merecía. Desde entonces ya no me dirigió la palabra y yo sigo condenado a verlo alguna vez. Sintiendo dolor, sintiendo pena, sintiendo deseo y hasta a veces creo que era amor

Pero no, eso estaba mal, no debía ser. Los homosexuales están mal… Yo no podía ser eso. Pero mi padre sí

A Daniel, no lo odié por dejar ver ante el salón que es gay, lo odié por ser tan perfecto, es una fantasía ambulante. Lo odié por sonreírle a José y no a mí. Y José… EL momento de hoy fue especial de alguna manera. No debí permitirlo.

Aunque todo se arruinó por el show de mi padre, creo que vamos por buen camino… Daniel no tiene la culpa.

El informe para Isabella dira en cada título: Daniel “Adonis fortachón, macaco ordinario, fantasía sexual universal… y maricón” y José “Intelectual empedernido, Ned Flanders al desvestir, entrepierna provocativa.. y maricón”. Seguramente tengo un veinte con esto.

¿En qué me he metido?"

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Despues de mi desaparición quise publicar algo un poco de mi, un poco de todos... No tengo excusas para no haber publicado como debí. Pero regreso treatando de hacerlo mejor, escarvando momentos de tiempo libre.

Publicare resumenes de mis series para poderlas retomar sin que se hayan olvidado de todo lo que va de ellas.

Un abrazo Venezolano!

Chriss