UNVDC 5

María continúa descubriendo etapas en su nueva condición

Dormí profundamente durante horas, me desperté la tarde del sábado, el maratón con María me había agotado completamente. Me duche y puse una pizza congelada en el horno, mientras mi comida se terminaba de gratinar, encendí el ordenador. Revise mi correo y no encontré ningún mensaje de María. No me decepcionaba, la prueba era demasiado dura para ella, supongo que follar conmigo era una cosa, pero involucrar a su marido tal vez le pesaba demasiado.

Devore hambriento la pizza que había cocinado y mientras me preparara un café, llame a Luci. Un par de tonos y su voz respondió divertida, -Desde que quedaste con María no sé nada de ti-,

  • Que tonta eres, sin tu ayuda no hubiera podido llegar a ella –respondí-
  • No sé que le has hecho, pero esta mañana la he llamado por un asunto de trabajo y la sola mención de tu nombre le ha cambiado el tono de voz.
  • No creo que este enfadada conmigo, la última vez que nos vimos lo pasamos muy bien –mi voz delato el doble sentido de mi respuesta-
  • ¿Te has acostado con ella? –pregunto escandalizada-
  • Bueno, puede decirse que hemos compartido fluidos
  • Joder con la mosquita muerta, ahora lo entiendo todo, la he llamado para que me pasara unos contratos que se llevo a casa para revisar y encima que no ha tenido tiempo para comprobarlos y no me los puede enviar por correo, te menciono a ti y se pone borde conmigo
  • ¿borde contigo? –pregunte divertido-
  • Sí, me cuenta no se qué historia con la domiciliación bancaria y que le han cortado la conexión a Internet y el teléfono fijo, me ha dicho que el lunes lo miramos en la oficina y me ha colgado.

La revelación de Lucía sobre la conexión me dio esperanzas sobre mis proyectos con María, -No seas dura con ella Luci, el lunes será otro día-

  • Claro, ahora tú te pones de su parte, -contesto haciéndose la ofendida- y ahora cuéntame todo lo que ha pasado con ella
  • Estoy haciendo café, te espero en casa y te cuento
  • Te veo en un ratito

Realmente me apetecía hacer partícipe a Luci de mis correrías con María, sabía que tendría una aliada con ella y tal vez pudiera ayudarme en mi proyecto de emputecer a su compañera.

Diez minutos más tarde Luci apareció en mi casa, una falda vaquera y una camiseta de manga corto constituían todo su atuendo, me planto un piquito y me suplico que la pusiera al día, dos horas más tarde y alguna que otra copa, Lucía alucinaba con mi historia, sus mejillas enrojecidas denotaban su excitación, para ser sinceros yo también me había excitado y mi bulto se marcaba en mis vaqueros, un cruce de miradas fue la señal de salida, follamos bruscamente en el salón de mi casa, Luci me demostró que una mujer puede ordeñar a un hombre si se lo plantea, aunque conmigo lo tenía fácil después de mi sesión con María. Con la complicidad de un cigarro conseguí que Luci me dejara respirar, su coño parecía un pozo sin fondo ansioso de ser barrenado una y otra vez. Le conté mi idea de una escapada de fin de semana con María, ella asentía mientras le daba los detalles de todas las perversiones que rondaban mi cabeza, me prometió que me ayudaría a conseguir que María saliera conmigo un fin de semana completo, pero para conseguir toda su ayuda me obligo a follarla de nuevo.

Cuando Lucía abandono mi casa, ya entrada la madrugada del sábado, me prometió que no le contaría a María nada de lo que había pasado en mi casa, le recordé los pasos que tenía que seguir y me respondió que no me preocupara, que ella cumpliría con su parte.

El lunes por la mañana seguía sin saber nada de María, me decidí a llamarla y me contesto al primer tono, -Hola, ¿Qué tal todo?- respondió, -me apetecía saber de ti, me quede esperando tu correo-, -ahora no puedo hablar, nos vemos estar tarde en la cafetería de siempre-, contesto, -por mi encantado, te veo a las siete-, -perfecto, ahí estaré-.

El día transcurrió aburrido como todos los lunes, a las seis y media decidí que mañana seria otro día y me encamine a mi cita. Como siempre me toco esperar a mí, pero me cobraría con creces sus retrasos, la puerta se abrió y apareció ella. Elegante como siempre y con un brillo diferente en sus ojos, vestía un pantalón gris conjuntado con una blusa negra y un pañuelo de seda anudado a su cuello, se acerco a mí y me dio los dos besos de rigor, la única diferencia es que estos aterrizaron en la comisura de mis labios. Nos sentamos en la mesa del fondo y pedimos un par de coca colas.

  • Estas muy guapa, ese pañuelo te queda fenomenal
  • No lo reconoces, me lo regalaste tu el otro día –contesto con una sonrisa-
  • Creía que lo había perdido, incluso llame al hotel para reclamarlo, aunque en tu cuello queda mejor que en tu muñeca –respondí-
  • No pude evitarlo, necesitaba sentirte cerca
  • ¿Qué tal los deberes?, disfrutaste con ellos
  • Si, la verdad es que fue muy morboso y excitante, mi marido todavía alucina con el numerito que le monte, me hubiera gustado enviarte las pruebas, pero un error con la domiciliación bancaria me dejo sin ADSL, y para que veas que no miento, toma este pen. –sobre la mesa me dejo un pendrive-

Me quede helado, sinceramente no me esperaba esto de ella, mientras sostenía el lápiz de memoria entre mis manos, María me miraba mostrándome su lengua juguetona entre sus labios, -cuéntamelo todo- soy todo oídos, ella me miro y empezó a narrarme su aventura,

  • El taxi me dejo en casa sobre las nueve y media, mi marido terminaba de llegar a casa, se había quedado tomando una cerveza con los compañeros de trabajo. Me miro y me dijo que estaba muy guapa, yo le bese, le metí la lengua en su boca y jugué con ella un poquito, sentir tu semen en mi tanga mientras besaba a mi marido me excito como nunca, tome su mano y lo metí en el dormitorio. El pobre intentaba meterme mano por todos sitios, yo lo mire fijamente y le explique que tenía una fantasía y que me ayudara a realizarla, el asintió con una erección que prácticamente traspasaba el pantalón, lo senté en el pequeño silloncito que tenemos en la habitación, le di la cámara de fotos y empecé a desnudarme para él. Mientras mi ropa desaparecía de mi cuerpo, el se desnudo completamente, yo lo miraba con lujuria, me contoneaba como una cabaretera, cuando libere mis pechos del sujetador, empezó a masturbarse. Mi coño empapo el tanga, tu semen se mezclaba con ellos aumentando mi excitación, tener a mi marido cachondo perdido mientras yo recordaba tu polla me ponía a cien.

Interrumpí a María, prácticamente me había corrido escuchándola, realmente había aceptado su papel y no me estaba defraudando, la inste a que continuara,

  • como te decía, estaba a cien, libere mi sexo del tanga y sus ojos parecían salírsele de las orbitas, -por fin te has depilado- grito con júbilo, -esta tarde me lo han quitado todo para ti-, mi coñito brillaba de excitación, acaricie mis pechos y pellizque mis pezones y le pedí que me fotografiara, me fotografió e incluso me sugirió varias posturas, su calentura era evidente y se acerco a la cama, le recordé que no podía tocarme, me arrodille frente a él y succione su sexo, le comí la polla recordando tus gemidos, acaricie su glande pensando en ti y cuando me grito que se corría, le permití que descargara una parte dentro de mi boca y el resto lo embadurne en mi rostro, el flash de la cámara me cegó completamente.

Mientras María refrescaba su garganta con un sorbo de su refresco, aproveche para acomodar mi pene entre los pantalones, al acariciarlo por encima de mi bóxer sentí la humedad del mismo, María me miro con ojos de loba hambrienta y prosiguió con su relato;

  • cuando me recupere de la ceguera momentánea, introduje de nuevo su sexo en mi boca y le obsequie con la mejor mamada de su vida, incluso un par de veces la introduje completamente en mi boca, se corrió inundando mi garganta, y al recuperarse le pedí que me masturbara, cuando se inclino sobre mi recién depiladito sexo no pude evitar saltarme las normas y le permití que lo saboreara, estuvo unos minutos tragando mis fluidos y finalmente sus dedos arrancaron un nuevo orgasmo de mi inflamada vagina, yo misma fotografié sus dedos hundidos en mi sexo, mi corrida puso punto y final a la fantasía y me fui a la ducha, lo deje en el portátil masturbándose de nuevo con mis fotos.

La narración de María me dejo helado, había transformado a una tímida mujer en toda una zorra, aunque le quedaba mucho que aprender, descubrí que sería una alumna aventajada.

Encendí un cigarro y elogie la valentía de María, -te has portado muy bien, como premio te voy a poner otra prueba, si la superas, conocerás placeres que no imaginas junto a mi-, ella me miro y sonrió. –muy listo tu, venga acepto-, su sorna me encanto, y con especial cuidado en el tono de voz para evitar moscones, le explique en qué consistiría su nueva prueba;

  • Ahora quiero que visites un sex shoop, entraras y le preguntaras al encargado que te aconseje sobre un plug anal –María me miro con los ojos como platos-
  • ¿Qué es un plug anal? –pregunto medio espantada-
  • Es como un vibrador, pero se usa solamente en el culito, hay de varios tamaños, tu compraras el mediano, tiene forma cónica, delgado al principio y poco a poco se ensancha para terminar de nuevo en una base mas delgada, generalmente terminan en una base plana y mas ancha para evitar que se pierda dentro de ti –su cara era todo un poema-
  • No tiene muy buena pinta, con lo que me duele el culo cuando voy al baño no creo que sea la mejor idea
  • Tranquila te acostumbraras –su mirada me penetro-, una vez lo compres, quiero que entres en el primer bar que veas y que lo introduzcas en tu interior, si quieres compras un lubricante o improvisa tu veras. Desde ahí directa a casa, quiero que vuelvas a poner cachondo a tu marido, te enrollas con él y consigue que cuando te toque el culo lo note. Cuando te pregunte, te desnudas dejándote la ropa interior, ¿hoy que llevas? –pregunte curioso- bueno da igual, lo importante es que una vez desnuda le enseñes tu culito y le digas que una amiga te ha hablado maravillas del sexo anal, por ejemplo tu compañera Luci, y que te ha explicado que para una buena penetración es necesario dilatarlo, y ahora estas preparándote para el –María negaba con la cabeza, tomo aire y me respondió-
  • Estas como una cabra, como se te ocurren esas cosas, solamente de pensarlo he empapado mis bragas, si hoy llevo bragas, unas color carne muy anti eróticas pero muy funcionales para ir a trabajar.
  • Mejor, seguramente verte con eso en el culo y esas bragas tan normales darán más credibilidad a mi plan –respondí-
  • Bueno y luego que, ¿le dejo que me folle el culo o no? –pregunto con lascivia-
  • No, le puedes mamar la polla o le haces una paja, pero por nada del mundo te puede penetrar, ni por delante ni por detrás
  • ¿Quieres fotos, o te vale con mi palabra? –añadió ella-
  • Me vale con tu palabra, y ahora nos vamos que se hace tarde y tú tienes que ir de compras.

Salimos de la cafetería y le indique donde podía encontrar un sex shoop, yo me dirigí volando a casa, tenía un pen drive en el bolsillo que ansiaba ver.

Llegue a casa y encendí el ordenador, conecte la memoria USB y lo que vi me confirmo que María era una zorra diplomada, la primera foto que me encontré mostraba una chica en tanga, el tanga donde yo me había corrido, de rodillas en la cama y con una cara de puta que pedía a gritos ser follada. Las fotos seguían más o menos sus movimientos durante el show que le regalo a su marido, tres o cuatro con ella de rodillas, un par mas estirada en la cama y luego la locura, su cara ocupaba toda la pantalla y unos goterones de semen resbalaban por sus mejillas, sus labios entreabiertos mostraban que parte de la corrida había terminado en su boca, para rematar su lengua buscaba encontrar más leche en su cara, la siguiente foto era prácticamente idéntica pero con los regueros de semen desplazados, y para terminar, tal como María me adelanto-, una foto de su sexo penetrado por los dedos de su marido, creo que conté tres, tomada por ella misma, me masturbe como un viejo verde a la salida de un instituto, pedazo de guarra se estaba volviendo mi zorrita.

Llame a Lucía y le pregunte si había preparado nuestro plan, ella me confirmo que de momento todo estaba saliendo a pedir de boca, no necesitaba más información y aunque ella insistía en que le contara más detalles sobre María, le conté que estaba cansado y que me iba a la cama. Colgué el teléfono y visite una conocida web que vendía juguetes para adultos, tras registrarme solicite todo lo que necesitaba para seguir convirtiendo a mi zorrita en un volcán.

La mañana siguiente llame a María para que me contara que tal su aventura, me contesto que estaba en una reunión y luego me llamaba, aproveche para leer el correo pendiente y había un e-mail confirmando mi pedido y el plazo de entrega de los juguetitos que compre anoche, perfecto los tendría aquí en un par de días. Llame a la "Can Seller" y confirme la reserva que tenia para el fin de semana, era una habitación con salón y baño incluido, me habían recomendado esta casa rural por la tranquilidad que ofrecía y las amplias zonas comunes, incluyendo piscina climatizada, me saldría por un pico mi estancia en Girona, pero sabía que valdría la pena.

A la hora de comer recibí la llamada de María, estaba ansiosa por contarme algo y hablaba atropellada, -Nos vamos a un congresos a Barcelona, Luci y yo solas, un fin de semana para nosotras dos y todo pagado por la empresa, salimos el viernes por la mañana-, mi plan estaba funcionando, ahí tenia la coartada para María en su casa y ella sin saber que Luci la conduciría derechita a la boca del lobo, es decir, a mi –eso suena muy bien, y ¿la empresa lo paga todo?- conteste haciéndome el sorprendido, -si, luego te cuento, ahora nos vamos de compras-, respondió entusiasmada, -que me dices de los deberes-, añadir, -eres un cabrón, la próxima vez te metes tu eso por el culo, ¿te veo en la cafetería a las siete?- pregunto, -te veo y me cuentas- respondí.

Puntual como un reloj, esta vez sí, María llego al mismo tiempo que yo, venia cargada con varias bolsas, supongo que quería enseñarme los trapitos que se había comprado con Lucía, la salude con dos besos y acaricie su cintura, ella me miro inquisitiva y con gracia rehusó mi caricia, entramos y pedimos un par de cervezas, hoy vestía informal pero con gracia, los vaqueros le quedaban ajustados y realzaban su trasero, una camiseta de tirantes gris sobre sus pechos y cubriendo la misma una camisa negra ceñida a su talle, muy guapa. Nos sentamos en la barra, nuestra mesa estaba ocupada, nos miramos y le pregunte –¿a Barcelona con Lucía?-

  • Si, ha sido todo muy raro, ayer me comento que el gerente le había comentado que el fin de semana en Feria Barcelona empezaba el salón del hogar, y que le gustaría que alguien lo visitara para conocer las tendencias del sector –bebió un sorbito de cerveza y continuo-, y hoy me llama Luci y me cuenta que nos vamos ella y yo, viernes, sábado y volvemos el domingo, ¿no te parece genial? –pregunto-

Yo conocía esa historia, Luci la había preparado en mi casa, el gerente esta coladito por Luci y ella de vez en cuando aprovecha su debilidad, supongo que sus gestiones me costarían una buena cena o un buen polvo, o tal vez los dos, pero había conseguido lo que quería.

  • Barcelona es una ciudad muy bonita, pero todo el día en la feria, ¿no será un poco aburrido? –pregunte-
  • Que va, tenemos un hotel en pleno centro, con piscina y todo, y tres días para visitar el salón, tiempo más que de sobra para ver lo que hay, pienso quemar Barcelona –contesto risueña-
  • Y que te has comprado, si me dejas verlo –dije señalando las bolsas que había dejado junto a la barra-

No tuve que repetirlo dos veces, me enseño un par de blusas con transparencias, unos leggins en dorado que parecía imposible que María entrara en ellos, una minifalda en plateado con cintura alta y una camiseta de tirantes blancas con pinta de quedar ajustadas, de otra bolsa rescato un bikini blanco y rosa con una braguita tipo tanga y uno en blanco con braguita alta. Me explico como quería combinar cada modelo, que si aquí me pondré un cinturón ancho en dorado que si con unos pendientes que tengo me quedara genial, se la veía eufórica, -si ella supiera que en Barcelona no hay ningún salón del hogar esta semana- pensé para mi, ella continuo con sus estilismos y de repente le pregunte, -y esa bolsa que no me has enseñado-, se puso roja como un tomate y balbuceo que era ropa interior, que Luci se había empeñado en que se renovara un poquito por dentro y bueno con la ilusión se había pasado un poco, -enséñamela- le pedí, -me da mucha vergüenza- respondió sin mirarme, -te he pedido que me la enseñes, ahora te lo ordeno- le recrimine con dureza, -te la enseño en el coche, por favor- suplico, -quiero verla ahora, te he visto comportarte como una puta con un camarero y ahora me vienes con vergüenza- mi tono fue un poco más alto y la camarera nos miro curiosa, María recogió la bolsa y me enseño todo su contenido, me enseñaba las prendas entre la barra y ella, evitando que los clientes más cercanos pudieran verlo, cosa que era bastante improbable ya que estábamos sentados de lado, me enseño un micro tanga blanco que prácticamente era un hilo, no distinguí que era delante y que parte era detrás, luego saco un tanga de leopardo bastante macarra, supongo que lo eligió Luci, el susodicho tanga tenia sujetador a juego también imitando al felino. Termino con un body en blanco que dejaba al descubierto su ombligo, -estarás muy guapa con todo eso, vete al baño y ponte el conjunto de leopardo- le ordene acariciando sus manos. María se levanto y se dirigió al servicio con la bolsa que contenía la ropa interior.

Nuestra mesa quedo libre, pedí otro par de cervezas y me instale en ella, quince minutos más tarde María salió del baño, al principio se asusto al no verme, luego descubrió mi nuevo emplazamiento y dirigió sus pasos hacia él. Me atragante con la cerveza, se había cambiado, el pantalón era el mismo pero ella se había transformado, su pelo antes suelto estaba recogido en una coleta, su camiseta gris había desaparecido y la sustituía una de las camisetas blancas que antes había visto, al acercarse pude ver que era también semitransparente y todo el estampado de leopardo que cubría sus pechos quedaba a la vista, los tirantes del sujetador eran más anchos que los de la camiseta y cantaban a la legua, la camisa negra también había desaparecido. Se sentó a mi lado y me musito –te gusta cómo me queda, siempre eres el primero en ver mis cosas-, -pareces una putita, ahora que te has vestido como tal, cuéntame que tal ayer-, sorbió de nuevo un sorbo de malta fermentada, me miro y empezó a hablar;

  • Cuando salí de aquí fui directamente al sex shoop siguiendo tus indicaciones, al llegar me corte un poco para entrar, pero una vez dentro me quería morir, un dependiente con cara de psicópata me pregunto si podía ayudarme, creía que me violaría ahí mismo sobre el mostrador, le pregunte donde podía encontrar el dichoso plug anal. Me acompaño a un expositor de cristal y me estuvo enseñando diferentes modelos, al final le pedí uno mediano y saco una cosa gomosa de color rosa, me dijo que ese modelo era ideal para iniciarse y me pregunto si quería que me enseñara como usarlo, estaba muy asustada, pague y me fue echando leches.
  • Tampoco seria para tanto –no pude evitar la carcajada-
  • Si, tu ríete, eso no es nada comparado con lo del bar –respondió-
  • Sigue, te escucho
  • Salí con la cosa esa en el bolso, me fui en dirección a mi casa, antes de llegar a la esquina hay un bar bastante cutre al que nunca he entrado, entre y pedí una coca cola, pregunte por el servicio y me metí en el. Un olor desagradable me invadió, estaba muy sucio y apestaba, entre en el váter y saque el plug del bolso, me baje los pantalones junto con las bragas y intente meterme eso en mi dolorido culo, no me acorde de comprar lubricante y no había manera, decidí chuparlo y mientras lo lamía mi sexo se mojo, aproveche mis juguitos y finalmente lo metí dentro de mí, no me dolía mucho pero me sentía incomoda con toda esa goma metida por el culo –su expresiones pasaban del asco al placer, parecía disfrutar contándomelo- me subí los pantalones y menos mal que ese día me puse los grises que son ajustados, y entre las bragas y lo ajustado del pantalón prácticamente no se notaba, el problema fue cuando intente caminar, esa cosa molestaba horrores, salí del baño, pagué la coca cola y me fui sin probarla, debía andar raro ya que alguno me soltó no se qué burrada, pero no quise saber lo que me decía, solamente entendí algo sobre el palo de una escoba.

María interrumpió sus palabras y arqueo la espalda hacia atrás, -se me ve mucho el suje- pregunto, -se te nota un poquito- mentí, prácticamente se podían contar las manchas del dibujo, -continua, estoy intrigado-

  • El trocito que me separaba de mi casa me costó dios y ayuda, intenta caminar con eso en el culo y me entenderás, una vez en casa las escaleras de la entrada al portal otra tortura, al fin en el ascensor, subí a mi casa y empezó mi actuación. Mi marido estaba viendo no se que en la tele, me acerque a él y le di un morreo de película, otra vez mi lengua toco su campanilla, -vengo a mil y tengo una sorpresa para ti- le susurre al oído. Inmediatamente se excito y restregó su paquete sobre mí, me quite la blusa dejando el pañuelo enrollado en mi cuello, después libere mis tetas del sujetador, el me mordió los pechos con delirio, le aparte la cabeza y le susurre de nuevo –dentro de mi hay una cosa, se que deseas follarme el culito y me estoy preparando para dártelo- acerque su mano a mi culo y él me sobo a conciencia por encima del pantalón, cuando sus dedos viajaron al canal de mi trasero y noto el plástico, su polla endureció como nunca, me desabrocho los pantalones y me bajo las bragas, se arrodillo detrás de mí y observo el extraño que invadía mi ano –María sudaba, se mordía los labios y me enseñaba la lengua, juraría que estaba teniendo un orgasmo, en ese momento cerró los ojos y clavo sus dientes con fuerza en su labio, definitivamente se había corrido-
  • Te has corrido y no me lo has contado todo, sigue
  • Se arrodillo y trato de quitármelo, no le deje, -tengo que llevarlo unos días para que mi culito se dilate, cuando esté preparado te lo entregare-, se volvió loco, me beso, me metió los dedos en el coño, me apretó los pechos, estaba fuera de sí. Me agache y me puse en cuclillas, mi mano rodeo la base y lo saque un poquito, para volverlo a meter, mi maridin había sacado su pene y estaba frente a mí con los pantalones por los tobillos, me lo metí en la boca y tras dos chupadas se corrió, trague toda su leche y le limpie la verga con pasión, quiso follarme pero le dije que estaba a punto de venirme la regla y no me apetecía, -si quieres te hago una paja con las tetas- acepto y al cabo de unos minutos volvió a correrse sobre mis pechos, luego me fui a la ducha y al salir lo pille masturbándose con las fotos del otro día, ahí termino todo.
  • Y ahora, ¿donde está el plug? –pregunte con una sonrisa en los labios-
  • En el cajón de la mesilla, creo que me lo llevare a Barcelona –contesto estallando en una carcajada-

Terminamos nuestra segunda cerveza y decidimos que sería mejor que nos fuéramos cada uno a su casa, a mi me apetecía estar con ella, pero sabía que aunque este juego nos gustara a los dos, a María la esperaban en casa, -la disfrutare todo el fin de semana- pensé. Pague la cuenta y la acompañe a su coche, nos despedimos como dos buenos amigos, aunque yo intente acariciar sus pechos, en la calle María se preocupaba de no llamar la atención. Me fui a casa, cena rápida, ducha y a dormir.

Amaneció el miércoles con el cielo encapotado, desayune tranquilamente mientras hojeaba la prensa deportiva en internet, apure el zumo de naranja y me dirigí a la oficina. Cancele una reunión que tenía programada para el viernes y me reserve la tarde del jueves para salir de compras. Una vez todos los cabos atados, fui a comer y regrese al trabajo, pase toda la tarde adelantando mis funciones para no encontrarme sorpresas de última hora. Llegue a casa, una ensalada y un poco de tele basura y a reunirme con Morfeo.

El despertador me arranco a María de los brazos, estaba disfrutando de su cuerpo cuando el maldito reloj me volvió al mundo real, mientras me duchaba no pude evitar masturbarme recordado la escena que había soñado, María sobre la cama con sus piernas en mis hombros y la caja desencajada pidiéndome mas y mas mientras la penetraba con dureza. Salí del baño más relajado y al consultar el correo, descubrí que el pedido que esperaba llegaría hoy, el transportista tenía mi móvil y la dirección de mi oficina, por tanto, esta misma mañana estaría en mi poder.

Llegue al trabajo puntual, era mi última mañana antes de disfruta de un fin de semana con María, ella no lo sabía, sonreí al pensar la cara que pondría al descubrir el engaño. Sobre las diez, recibí una llamada, era el transportista que traía un paquete para mí, le confirme que estaría en la oficina y me indico que en media hora me entregaba el bulto. Aproveche para bajar a tomar un café y mientras saboreaba el chute de cafeína y apuraba un cigarro, imagine a María con todos mis juguetes, tuve que dejar de fantasear, pues la erección en mis pantalones delataría mi estado.

Puntual llego el repartidor, me entrego una caja y tras firmarle el albarán me dejo a solas con mi tesoro. Abrí el paquete y las sensaciones se dispararon en mi cuerpo, al retirar el plástico que protegía el interior, pude ver mi pedido; un kit de bondage compuesto por, muñequeras y tobilleras ajustables, un antifaz, una mordaza y un juego de fina cuerda; además completaban el pedido un consolador doble, unas bolas chinas y un juguete muy curioso para disfrutar de su culito. Cerré el paquete satisfecho y termine mis asuntos pendientes. A las dos y media me acerque a un conocido centro comercial, subí a la sexta planta y disfrute de una agradable comida, tras el café baje planta por planta en busca de la última sorpresa para María.

Encontré la sección que buscaba y me dirigí a la dependienta, -buenas tardes señorita, estoy buscando una fusta para azotar a mi yegua-, -buenas tardes señor, si es tan amable de acompañarme, le mostrare los modelos que tenemos actualmente-, nos dirigimos a una esquina de la tienda donde tenían todo el material para la práctica de la hípica, la dependienta me mostró varios modelos, y mientras me ensalzaba sus características, yo sentía el tacto de las mismas sobre mi mano. Finalmente me decidí por una fusta para salto de 45 centímetros, con una elegante empuñadura en ante, y un triangulo de cuero coronando en lo alto, al que le imagine muchos usos. –Me quedo con este modelo-, -muy buena elección, creo que su yegua disfrutara con ella- me contesto la dependienta dibujando una sonrisa en su rostro, pague y termine mis compras en la sección de caballeros. Realmente el capricho de la fusta me costó unos euros, pero simplemente rozar con ella la piel de María, los valía.

Una vez en casa, examine de nuevo los juguetes, ahora con más calma y acompañado de una buena copa de vino, el juego para inmovilizar a María me dejo completamente satisfecho, saque de la caja el doble consolador, era de una gelatina muy suave y flexible al tacto, le puse pilas y disfrute viendo como sus dos vibradores actuaban al unísono, unos diecisiete centímetros de largo por cuatro de diámetro para el vaginal y catorce de largo para el anal y dos de ancho. Las bolas chinas destacaban por su sencillez, un par de bolas elípticas en color plata unidas con un hilo, mención aparte merecía el juguete anal, una larga tira de bolas de diferentes diámetros unidas entre sí, pero lo más curioso radicaba en la última bola, la que tenia mas diámetro, de ella salían otras dos tiras mas, por tanto, disponía de un juguete con tres tiras de bolas con diferentes diámetros, incrementando los mismo cuando más te acercabas a la base, el conjunto formaba una excitante y perversa "y" griega, pensaba sacarle mucho jugo a este juguete.

Apure el rioja que teñía mi copa, saboree durante unos segundos el líquido en el interior de mi boca, dejando que los aromas explotaran en mi lengua, me sentía satisfecho con los nuevos artículos que disfrutaría el cuerpo de María. Prepare la maleta para el fin de semana, unos chinos, un par de camisetas y un elegante traje, complete el equipaje con ropa interior y el neceser de baño.

Encendí un cigarrillo y mis ojos observaron la elegante caja de madera que alojaba mi última adquisición, la fusta. Una caja rectangular de unos cincuenta centímetros de largo por diez de ancho, con un par de cierres cromados que destacaban sobre la oscuridad de la madera, al abrirla, una cama de terciopelo rojo acunaba la fusta de cuero trenzado que dormitaba tranquila esperando ser utilizada. Cerré el estuche y lo deposite en la maleta, junto a mi ropa y el resto de los juguetes.

Rellene de nuevo la copa y llame a Lucía, un par de tonos y su voz resonó al otro lado, -esperaba tu llamada- musito a modo de saludo, -pues, aquí estoy- respondí. Tome un pequeño sorbo del maravilloso néctar de uva y le detalle a Luci todo mi plan.

Desperté sobresaltado, el sueño tardo en llegar con las emociones que sentía y me costó bastante dormirme. Consulte el reloj, faltaban pocos minutos para las ocho, tenía tiempo de sobra para ducharme, desayunar tranquilamente y dirigirme al punto de destino que había acordado con Luci. Sabía que ellas saldrían sobre las diez y si todo transcurría según mis planes, cinco horas más tarde María viajaría en un nuevo coche hacia un nuevo destino.