Unos viejos mirones me ponen aún más cachondo
Nos da un calentón en la playa y cuando estamos follando en un apartado descubro que hay unos señores mirando muy atentos
Buenos días,
me llamo Miguel y hace ya tiempo había publicado algún relato, hace mucho cierto. Pero ayer un amigote me habló de "pajilleros" y me he animado a volver a hacerlo.
Mis relatos tienen una base completamente real y en algunos casos se añaden situaciones de fantasía, espero que os gusten y os hagáis unas buenas pajas pensando sobre todo en Marta.
¿Quien es Marta? La estrella de mis relatos y de mi vida, novia y luego mujer, y ahí sigue aguantándome.
¿Como es Marta? Mide 1,71 metros, unos 63 kilitos, piel clara, ojos marrones, guapa, el pelo de mil formas, desde melenas rubias largas hasta ahora corto con mechas.
Unas tetas medinas, usa una talla 95B que a sus 44 años se mantienen muy firmes con sus pezones duros y rosaditos todavía apuntando al frente, y un buen culete que os encantaría tener cerca para restregar vuestras pollas erectas.
Yo me llamo Miguel, soy un tipo normal, con una polla normal pero muy salido, creo que aquí eso no es nuevo.
No quiero aburriros más, y comencemos por este primer relato que ocurrió en las Rias Baixas Gallegas en unas vacaciones allá por los 90, con Marta recién cumplidos los 22.
Estábamos en la playa y esta comenzaba a vaciarse, era un domingo de Julio y el sol bajaba rápidamente. Comenzamos a tontear en la toalla, el agua estaba demasiado fría y los pezones de Marta así lo indicaban todavía después del último baño. Nuestras bocas albergaban a dos lenguas juguetonas con ganas de más, las manos bajaban por la espalda hasta nuestras nalgas y el calor iba en aumento pese a la falta de sol.
Cogimos la toalla y nos fuimos paseando por la playa buscando una zona más intima, mientras el calentón iba en aumento. En el otro extremo de la playa había una zona de rocas y entre ellas pequeñas zonas con arena fina, era perfecto. Buscamos una zona algo escondida donde tumbados en la toalla no había riesgo de que nos vieran y menos con la gente que ya quedaba en la playa, algunos casos aislados.
Comenzamos a besarnos y tocarnos, gemíamos como cuando lo haces sabiendo que disfrutas y nadie te oye, no hablábamos no hacia falta los cuerpos se expresaban solos y lo hacían alto y claro.
Quité la parte superior del bikini y comencé a chupar sus tetas saladas, sus pezones se pusieron duros y tersos con unos puntitos alrededor que se revelan cuando están muy sensibles y Marta cachonda. Mamaba y tiraba de sus pezones sintiendo sus jadeos y como su mano agarraba mi polla erecta.
Me quité el bañador y separé su braguita, me puse bajo ella a lamerle el coño, todavía con pelo, me encantaba esa mata de pelo rebelde, ella chupaba mi polla que crecía en su boca, iba a correrme y no quería eso, quería penetrarla sobre la arena de esa playa.
Se acostó con su espalda sobre la toalla, saqué su bikini y comencé a follarla poco a poco, le encanta que comience con mi polla sobre sus labios estimulándola, y luego empezar poco a poco para terminar a tope.
Pero nuestra posición favorita es ella arriba, sintiendo bien adentro mi verga, donde pueda tocar su clítoris y ver como se balancean sus melones, ese día mas hinchados de lo habitual por la proximidad de su periodo.
Cuando estaba Marta cabalgando sobre mi verga, me di cuenta que había dos hombres de cierta edad detrás de las rocas, con los ojos como platos observando la escena y evidentemente sin despegar los ojos de la hembra que me montaba. Ellos y yo cruzamos una mirada pero todos entendimos que no era el momento de pedir permiso, de ser puritanos y seguimos cada uno a lo nuestro, con Marta ajena al tema, de espaldas a nuestros invitados.
La situación me puso todavía más cachondo cosa que notó Marta con una sonrisa picarona y un jadeo al ver el aumento de grosor de mi polla, y nuestros amigos se dieron el permiso de sacar sus pollas, ya duras y empezar a masturbarse.
Joder que morbazo y que forma de follarme a Marta que no dejaba de jadear y animarme a que siguiera follándola como una fiera. Se agarraba las tetas porque sabe que me encanta verle sobárselas y mover la lengua sobre sus labios.
Cuando se echó más adelante y estaba más cerca de mi pecho.
- Marta nos están espiando.
-¿Que dices?
-Hay un par de señores inofensivos, mirando tras las rocas.
-Que vergüenza, ¿que hacemos?
-¿Quieres parar? -le pregunté.
-Estoy a punto de correrme - dice mientras mira a sus espaldas y descubre a sus admiradores polla en mano.
-Tu dirás.
-Sigue que acabamos rápido, venga dame duro.
Nuestros invitados acababan de ver su cara y sus tetas, que seguro ya conocían de cuando nos vieron pasar hacia nuestro recogido, pero verlas libres lees confirmó lo que imaginaban, que mi putita estaba increíble.
Que los mirara y continuara daba a entender que tenían permiso explícito para ver el espectáculo sin perder detalle. Así que cambiaron de posición para ver bien el bamboleo de sus tetas, el pelo de su coño y su cara de zorra salida.
Marta cerraba los ojos y mordía sus labios ante mis embestidas, tenía que aguantarme como siempre hasta que ella se corriera, no siempre podía pero era nuestra forma de hacerlo, siempre primero la dama.
En unos pocos segundos noté su presión en mi polla, el orgasmo le llegaba con fuerza y se echaba hacía atrás casi gritando y tapándose la boca, inmediatamente mi leche inundó su coño empapado y se dejó caer sobre mi pecho.
Permanecimos un rato así, hasta que fue consciente de la situación y recordó que no estábamos solos y a nuestra derecha había dos sesentones con la polla colgando y chorreando, sudando tanto o más que nosotros.
Marta me empujó y se tapó con la toalla, no fueran a verla desnuda jajajaja.
Nuestros amigos se fueron, con cara de agradecimiento, sin decir nada, no hacía falta. Ellos seguro que lo recordarían y comentarían mucho tiempo, yo no lo olvido, y aún me pongo cachondo recordándolo.
Marta esperó a que se fueran de la playa para volver a nuestras toallas, no quería verles la cara y recordar a quienes sin duda a ella nunca olvidarían.
Y hasta aquí nuestro primer relato, este 100% real.
Espero que os haya gustado y si es así, pues me animo a continuar escribiendo, un abrazo.