¡Uno rápido mamá! 2ª parte
Veo que mi madre se levanta, se pone el camisón y me da un beso en los labios que lo voy a recordar toda mi vida, sentí el sabor de mi esperma en sus labios y, el olor del semen que emanaba de su cara. ¡¡Ahora sí se podría decir que tenía cara de PUTA! Nunca imaginé cuanto sexo emanaba de su coño.
Hacían mucho calor con 18º centígrados para un principio de febrero en pleno invierno, decían que este año se acortaría el invierno y prácticamente pasaríamos al verano…, la idea no era mala, a principios del mes de marzo teníamos previsto inaugurar la casita de la playa, y cuando digo inaugurar es ir limpiar y ordenar para la temporada de veraneo. Pensaba trabajar lo justo y disfrutar lo más…lo pasaría bien con mi abuelo, él siempre resultó muy cariñoso conmigo, dispuesto para mamá en cualquier ocasión y menester, ojalá mi padre fuese así. He añorado el apoyo de mi padre…, tan cerca de casa y tan distante. Creo no recordar cuando pasé un día completo con él…mi madre no me animaba y en él jamás vi que lo quisiera hacer, en cambio mi abuelo ha sido el único referente masculino de mi vida.
25 de febrero de 2020. 19:35 horas
Ya no vamos al súper donde solíamos ir desde el incidente con los vigilantes, estamos en el nuevo donde vamos ahora a comprar ropa de baño para mí, el verano se acerca y de una año para otro mi cuerpo cambia. Le pedimos mi talla a la vendedora y esperamos, en eso pasan una pareja de chicos jóvenes a los probadores. Cuando llega la vendedora nos alcanza unas prendas y me indica el cubículo donde probármelo.
Escucho unos gemidos en el probador de al lado. Trato de ver que está pasando y encuentro un agujero de una percha rota…lo aprovecho. Me pongo a espiar y veo la parejita de jóvenes que están en plena faena, eso a mí me pone a mil y comienza a reaccionar mi querido amigo que ya estaba a full. Sin darme cuenta comencé a masturbarme. La hinchazón es potente, la tengo muy dura. Era la paja más buena en meses o años. Estaba tan caliente, tan excitado, tan concentrado que no me di cuenta cuando mi madre me llamó
– Borja, ¿Cómo te queda el bañador? Termina de decir eso y abre la puerta del probador. Su cara de asombro decía todo. – Perdonamm.....e no sabía que estabas así.
Yo no sabía qué hacer, trate de decir algo que me exculpara, pero era imposible ocultar la terrible erección que tenía y negarlo todo.
– ¿Por qué estás así Borja?
– Lo que pasa es que no pude evitar espiar a la pareja que está en el probador de al lado y bueno….
No termine de hablar cuando mi madre se agacha para ver por el agujero, se demora unos minutos, veo que sus pezones se empiezan a resaltar de la blusa, su cara estaba tomando el cariz de la felicidad como si hubiera cambiado de temperatura.
– Esto no es muy raro... ¿Lo ves cariño? No somos los únicos por este gusto de follar en lugares públicos, se gira vuelta y vuelve a mirar mi polla.
– Mamá perdóname que…pero...
– Shhh, no digas nada que eso es muy común a tu edad. Aparte el espectáculo que están haciendo estos chicos es una maravilla .
– Si eso es verdad.
– Bueno ahora trata de esconder eso que tenemos que irnos
– Pero eso es imposible no puedo. Todo el mundo lo notará ¡Menudo corte!
– Tonto no te avergüences, que esto que tienes aquí es una preciosidad. Mi chico tiene la polla más encantadora del mundo…grande, gorda y potente
Diciendo esto mamá comienza a tocar el mástil, la temperatura continuaba creciendo mientras ella pega su tetamen a mi pecho. Restriega sus tetas contra mí. Yo no daba para más, necesitaba correrme pero no me animaba a decirle nada a mi madre, por si nos poníamos y nos pillaban otra vez.
– ¡Hijo no puedes más! Necesitas un alivio ¿No es cierto?
Comienza a besarme. Yo abro la boca y le correspondo a sus besos… fuertes, largos y profundos…muy húmedos. Sus ojos cerrados se entreabrían a veces, dejando verlos en blanco por la excitación. Yo la besaba con furia y con pasión. Mordía suavemente sus labios. Pude ver una mancha oscura en su entrepierna. Estaba tan excitada que ya se había mojado. Siempre pensé que mi madre valía para puta…le gusta mucho el sexo y darlo.
– ¡¡Mamá me duelen los huevos mogollón!!
– Pobrecito mi niño, esa huevada no puede sufrir por una cosa así ¡Hay que aliviarte cariño!
– No te preocupes, mamá le va aliviar ese dolor de huevos
Dijo obscenamente, luego ella se arrodilló en el piso entre mis piernas, cogió mi verga con las dos manos y su lengua comenzó a dar ligeras pasadas sobre el prepucio, muy suavemente, yo creía tocar el cielo con las manos, jamás había sentido unas sensaciones semejantes con nada que no fuese la boca de mi madre. La mejor llegó cuando su boca de terciopelo comenzó a tragarse poco a poco toda mi polla, yo la cogí de la cabeza y mi polla entraba y salía de boca con una suavidad increíble.
– ¡Mama! ¡Mama! No puedo más ¡Dios mío! Voy a correrme.
– ¡Córrete hijo, dale la leche a mami!
– Mamá no puedo más voy a acabar . Susurraba para contenerme las ganas y no gritar en aquellos probadores
Entonces aceleró sus movimientos, mi polla se deslizaba por su boca a una velocidad increíble y... la explosión llegó, comencé a correrme a borbotones, daba la sensación de que no terminaría nunca de salir leche. La vida se me escapaba pro mi glande a chorros.
– ¡Menuda lechada que has soltado hijo! ¡Qué bueno estuvo! Me enseño el contenido de su boca, y acto seguido se tragó el engrudo de una sola vez relamiéndose. – Acomódate la ropa que nos tenemos que ir.
Se paró pasando su mano por la boca para limpiar la baba y los restos de semen que no pudo tragar con una sonrisa de complacencia en su cara.
– Si mami estuvo muy bien y espero que se repita.
Ella dejó el probador con la sonrisa en los labios, sin decirme nada más. Me repuse como pude y salí con una sensación rara que no se puede olvidar en toda mi vida.
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2 de marzo de 2020. 8:22 horas
Nos dispusimos a ir con mi familia materna a la playa la semana blanca. Mi madre, y mis abuelos Hugo y Eugenia. Subimos al coche y nos fuimos a una playa de los Alcázares, nos queda a unos 70 Kilómetros de donde vivimos…, el agua no está del todo buena en esta época pero lo intentaré. Cuando íbamos en el coche mi madre le habla a su padre…
– Has visto papá el bañador que se compro Borja, y me mira con una sonrisa.
– No, no lo visto. ¿Le gustó lo que compró?
– Yo creo que sí, aunque le costó mucho elegir porque la verdad tardo bastante.
Todo transcurría con normalidad. Llegamos, nos instalamos en la casa en la playa, cada uno tenía una habitación ya que la casa era inmensa. Como era el mediodía almorzamos algo y nos dispusimos a bajar a la playa.
– Me voy a dormir la siesta porque el viaje me cansó mucho, estoy un poco viejo.
– Yo también, dijo la abuela.
Mamá se fue a cambiar indicándome que me ponga mi bañador. Estando ya en la playa los dos solos mamá comienza a ponerse bronceador en todo su cuerpo. Yo no paraba de mirarla.
– ¿Qué te pasa cariño?
– Nada, mamá, ¿por qué?
– Es que me estas mirando de una manera, que parece que nunca me hayas visto ponerme bronceador.
– Sí, mamá, sí te he visto. Me siento un poco raro con los abuelos, tú y yo.
– Entonces ¿qué te pasa? ¿Quieres ayudarme? ¿Te gustaría ponérmelo tú?
– Sí, mamá, me gustaría mucho. Me encana tocar tu piel, es tan suave y tan cálida.
Le hecho algunas gotas en la espalda y le refriego el bronceador por toda ella. Me gusta la idea de tocar un cuerpo de una mujer, mucho más el de mi madre.
– ¡Oye cariño!
– Dime, mamá
– ¿Por qué estás tan preocupado?
– No sé, mamá… no quiero meter la pata con los abuelos tan cerca…estoy nervioso.
– Venga, pues no te pongas nervioso, que no pasa nada, tranquilízate, ¿de acuerdo?
– Sí.
– Solo tienes que actuar normal, como siempre Borja ¡Apenas llevamos follando tres meses!
Yo sigo con la tarea y eso me excita sobremanera. Trato de no mostrar la erección que tenía pero me era imposible, ya que se notaba mucho. Mi madre levanta un poco la cabeza y por sobre su brazo me mira, dándose cuenta que estaba a mil.
– ¿Hay alguna parejita en el probador de al lado?
– ¿Por qué dices eso mamá…?
– Porque estas como cuando estábamos en el probador ¡Empalmado!
– Lo que pasa es que te ves divina y no puedo dejar de pensar en follarte.
– ¿Estás arrepentido de lo que hacemos?
– No para nada lo que pasa es que me gustas mucho y me da vueltas por la cabeza y no sé cómo vamos a hacer para tener un poco de intimidad, ya me entiendes ¡Pronto necesitaré desfogar dentro de ti!
– Bueno no te pongas mal, debes soportar el dolor de huevos si te viene. En cualquier momento mami te va a recompensar por pasarme bronceador.
Después de cenar me fui a recostarme a mi cuarto, ya me estaba durmiendo cuando escucho el ronquido de mi abuelo. Miro el reloj y marcan las tres de la madrugada. Trato de conciliar el sueño cuando escucho unos pasos que se acercan a mi habitación. Me extraño mucho porque donde duermo se encuentra al final del pasillo y para ese lado queda solo mi habitación. A los pocos minutos escucho mi nombre…
– ¡¿Borja estás dormido?!
Sin contestar me doy la vuelta para el lado de la puerta y veo a mamá con un camisón que le llega hasta las rodillas, estaba fascinante, se veía su silueta radiante y emanaba un aroma que desde la cama se podía apreciar.
– Creo que es hora que mi niño tenga su recompensa , dice mamá acercándose a mi cama.
Se sienta a mi lado, me sonríe y se inclina para besarme en la boca. Nos empezamos a comer de una forma frenética sintiendo como con su mano encontraba mi verga, fui abriendo su bata y sus hermosas tetas quedaron libres, empecé a mamárselas, pasaba mi lengua por sus pezones, los mordía, los chupaba y ella gemía del placer. Le quité el camisón por completo.
Empecé a recorrer todo su cuerpo con mi lengua, no sabía lo que hacía pero eran sus manos las que tenía en mi cabeza que me guiaban hasta su liviano triángulo, mis dedos seguían dándole masaje a sus pezones, ya no daba más se estaba corriendo de gusto
– ¡Vamos Borja…Métemela, FÓLLAME! Quiero sentir tu verga en lo profundo de mi coño.
Me tomo de mi mano e hizo que me subiera encima de ella, montándola. Me acomodé en la posición del misionero y, agarró mi verga para ponerla entre sus labios vaginales. No esperó a que yo empujase…ella de un fuerte empellón hizo que llegara al fondo de un solo viaje, dio un gemido del placer al sentirse penetrada.
Nuestra excitación era mayúscula por lo que nuestros movimientos eran frenéticos, gemíamos tapándonos nuestras bocas entre sí para que mi abuelo, ni mi abuela escucharan algo. Esto era lo máximo para un chaval de 18 años. No podía creer lo que estaba viviendo con mi madre, pero lo mejor todavía no llegaba.
– ¡Soy tuya, solo tuya mi amor! ¡No pares de follar a tu madre POR DIOS SANTO! No pares
Susurraba al tiempo que su cuerpo se convulsionaba, sentí una gran cantidad de liquido bañaba mi verga. La primera vez pensé que se había orinado, luego supe que eso era un orgasmo y ya no me sorprendía. No estábamos en un lugar público como para correrse así, pero tener a sus padres tan cerca la ponía muy PUTA. Dejó de convulsionar contorneado su pelvis acariciando mi rabo con la envoltura de las paredes cálidas y húmedas de su coño.
– ¡Que placer me das Borja! sigue moviéndote dentro de mamá. ¡Avísame cuando te falte poco! Quiero vivir tu eyaculación desde el primer chorro de lefa…
Aceleré, mi bayoneta bien calada se sentía muy dura y enorme. La metía hasta los huevos.
Sus manos eran dos plumas acariciando cada centímetro de mi piel…abrazos, acoplados y jadeantes notábamos nuestros corazones latir fuerte al unísono. Ella elevaba su cadera enfilando perfecto con mi ariete que entraba a saco en su vagina…sus labios vaginales blandían el falo dándole la bienvenida a la gruta del amor, dos alas de mariposa posadas sobre el tronco mimándolo en toda sus extensión.
– ¡Mamá estoy por correrme! Noté subidón de adrenalina
– ¡Córrete en mi cara! Dame tu leche como a esas zorras del porno ¡Como un bukkake!
Se la saco poniéndome encima de ella, los huevos los poso sobre sus tetas. Ella toma mi verga con su mano, sentía las primeras señales de mi orgasmo. Se lo hice saber con mis gestos.
– Así nene, así dámela toda aquí en la cara, en la boca. Quiero tragar toda tu rica leche.
Ella aceleró su sube y baja del prepucio, se notaba que quería hacer un buen trabajo porque se veía que lo hacía con mucho entusiasmo.
– ¡Ummm! ¡Aaaggg! No aguanto más.
– Si no esperes, dale todo a mami.
– Sí, ¡¡ahí va mamá ahí vaaaa!! ¡¡Uufff!!
Yo me arqueaba del gusto lanzando los chorros de semen por toda la cara de mamá, ella seguía meneándola hasta sacar a última gota de mi leche. Se veía de maravilla, era para sacarle una foto. Se pasaba la lengua por toda la parte que llegaba de su cara, capturando lo que le cayó fuera de su boca.
– ¡Qué hermosa fue tu lechada! Cada día está más sabrosa
Recogió los restos de semen que le quedaron en su cara con los dedos y se los lleva a su lengua, luego empieza a limpiar mi verga hasta dejarla brillante con chupadas y succiones.
– Bueno hijo, no te puedes quejar por la recompensa que has tenido.
– No mami, siempre y cuando me dejes seguir haciéndote favores para que luego me recompenses.
Veo que mi madre se levanta, se pone el camisón y me da un beso en los labios que lo voy a recordar toda mi vida, porque sentí el sabor de mi propio esperma en sus labios y, el olor del semen que emanaba de su cara. ¡¡Ahora sí se podría decir que tenía cara de PUTA!
CONTINÚA...