Uno, dos, tres… ¡Fuera!. Papita, maní y… ¿cachapa?

¿Quién diría que un simple juego de béisbol cambiaría mi vida y me serviría para enseñarle a alguien a respetar las reglas y lo ajeno?

Uno, dos, tres… ¡Fuera!. Papita, maní y… ¿cachapa?

¿Quién diría que un simple juego de béisbol cambiaría mi vida y me serviría para enseñarle a alguien a respetar las reglas y lo ajeno?

Mi nombre es Yusmari, y vivo en Caracas, Venezuela. Una ciudad metrópoli de ritmo y vida acelerados, repleta de gente, carros, centros comerciales, barrios, urbanizaciones y zonas clase media y alta, donde se nota donde se nota el contraste entre el nivel cultural y mental de todos los ciudadanos. Cada uno en su “zona de confort” se podría decir, algunos luchando para sobrevivir, otros más estables, y otros más privilegiados disfrutando de su patrimonio ya sea ganado de forma honrada, o no.

Con todo y este desnivel de calidad de vida, hay cosas en las que no importa si eres rico , pobre, malandro, honrado, etcétera, de forma que calan en la mente y gustos de cualquier persona de forma aleatoria, cosas con las que te identificas, ya sea porque te divierte y elegiste formar parte de eso, y mezcla a todo el mundo en un combo de gente que representa un sentimiento defendido “a muerte” por sus seguidores, en una lucha de canto, apoyo, alegrías y sufrimientos que sale desde el más chico hasta el más viejo, negro, blanco, moreno, hombre o mujer dentro de un Coliseo moderno en el cual dos pequeños ejércitos se juegan el honor de ellos y sus seguidores, pero con el resultado de ya no muerte del vencido, más sí de humillación y “chalequeo” por parte del conjunto ganador.

Es así como es de esperarse que en estos nuevos coliseos llamados estadios un pequeño venido del rincón más profundo de “La Vega” llegue a sentirse más poderoso y fuerte que un adulto salido de la zona más high de “El Paraíso”, donde la lucha, el calor, las emociones y la “sed de sangre” van de la mano con el estado de ánimo de cada individuo, calando incluso en lo más profundo de la mente de cada uno como para ser capaces de llegar a despertar sus más profundas perversiones. Tal cual como me pasó a mí, una chica humilde, pero después de aquel día, supe que también puedo ser muy mala.

Desde siempre he sentido simpatía, amor y deseo por el mejor equipo de béisbol de mi país, el más grande y ganador: Los gloriosos Leones del Caracas, cuna de grandes deportistas y grandeligas que han dejado nuestro nombre en alto. Todos los años, llega un mes en el que inicia una guerra con más de 60 batallas de las cuales la mitad son defendidas en nuestro bastión, el estadio Universitario de la UCV. Y la otra mitad salimos a asaltar la casa de nuestros contrincantes.

Un pequeño porcentaje de estas batallas se disputa contra el que para nosotros es el archienemigo número uno: Los Navegantes del Magallanes, o mejor dicho, “Los Naufragantes del Magallinas”. Estos juegos, considerados parte de la cultura y sentimiento del pueblo, se sienten de tal forma que no importa que tu equipo haya tenido una mala suerte esta temporada y no vaya muy bien, aunque estés en el sótano de la tabla y el otro de primero o viceversa, está prohibido perder estos partidos, es el clásico entre los dos equipos más grandes, partidos que “no se juegan” sino que SE GANAN, y más en este deporte donde el empate no existe. Juegos peleados, extrainnigs largos, algunos tanto que se ha detenido el juego para ser terminado al día siguiente, etc.

Un fin de semana había cuadrado con mis amigos del trabajo ir al uno de los pocos Caracas-Magallanes de la temporada, y también con una amiga de la infancia. Tengo mi pareja, José, mi negrito bello y buenmozo, atento y cariñoso, pero como las cosas aunque sean muy buenas ninguna es perfecta, su lado oscuro es que es muy mujeriego. Hay que estarlo vigilando porque es demasiado mirón, y a veces no se sabe controlar y termina “chanceando” por ahí con otra.

Por su parte mi amiga Mariana es una flaquita pecosa, no muy alta, como de 1 metro con 55 y de contextura flaca, pero muy fuerte. Siempre fue extraño e impresionante que su poca estatura no fuera impedimento para resaltar e imponer sus ideas, hablando con una voz segura y grave, pero lo que más inspiraba respeto era su mirada penetrante y seria. Casi nunca reía a menos que fuera ella la que hiciera un chiste, y siempre caminaba tratando de erguirse más de la cuenta, tanto que sus movimientos con el tiempo se fueron haciendo un poco bruscos y “mecánicos” como los de una militar. Tal era su comportamiento que le decían “la soldado Ryana”. Jugaba con los chicos en el liceo “pelotica e goma” y futbolito, tiene años con un novio de la infancia al que ella misma se consiguió abordándolo y cortejándolo “a la inversa”, un chico llamado Luis, o Luisito porque era muy tímido y un poco gordito, pero bueno de corazón.

Por otro lado, consciente de su personalidad extrovertida y dominante, tenía la costumbre de jugar acosando a las compañeras más pequeñas. A veces les hacía bulling con juegos a las chicas al darse cuenta que ellas no tenían novio, jugaba a la “lesbiana violadora” o a cortejarlas en broma. Cada vez que se encontraba con una chica a solas le invadía su espacio diciéndoles que si no se encontraban un novio pronto, ella ocuparía ese lugar, en cambio a las que decían que sí tenían novio, ella las molestaba y les bromeaba diciendo que ellas eran el “cacho” y mi amiga la novia original . Era chistoso ver a las pequeñas irse enojadas o sonrojadas con los juegos de ella, sobre todo cuando les decía:

-“Si eres de él, entonces también eres mía”- decía arrinconándolas en los cubículos de los baños.

Ya mayores tomamos distintos rumbos, aunque nunca perdimos contacto. Ella se fue a estudiar para profesora de educación física, y yo pues para bioanalista. Pero gracias a esa carrera de Mariana ella pudo conocer gente y contactos ligados al deporte amateur y profesional. Así que ahora mientras saca su licenciatura trabaja arbitrando en partidos de fútbol menor o entrenando chicas para atletismo en el velódromo, yo en cambio tuve la grandísima idea de elegir una carrera que resultó ser carísima, sobre todo en la práctica. Por eso trabajo como vendedora de ropa ocasionalmente y hago pequeños trabajos adicionales cuando el tiempo me lo permite.

Estaba hablando con Jenny mi compañera de trabajo para finiquitar los detalles de la salida. Quedamos en que nos encontraríamos con su marido como a las 5 y media de la tarde y Mariana nos alcanzaría después para irnos todos en el carro de él. Tenía pensado también invitar a José ya que hacía un tiempo que no disfrutábamos en grupo.

-Jenny mi amor, ¿ya está todo listo chama?-

-Si ya cuadré con Franklin hace ratico que lo llamé, está echando gasolina y acondicionando el carro-

-Dale pues, pa ver si llegamos más temprano antes que se haga la tranca en la vía-

-¿Y el novio tuyo, este José?-

-Ay chama ya me tiene medio molesta, muy detallista y muy cariñoso pero ya se está pasando. Cómo le gusta andar haciendo cebo con cuanta caraja le salga-

-¿Si es pasado verdad? Al menos Franklin y yo tenemos todo claro, ninguno de los dos es de hierro y se nos van los ojos. Eso no es delito ni nada, la vista es un regalo, pero no es lo mismo ver que tocar-

-Si Jenny yo le he hablado claro también, pero el muy perro me saca por mi punto débil cada vez que tenemos una discusión. Un paseíto, una comidita y terminamos cogiendo rico, pero con todo y eso tengo que estar vigilándolo, no puede estar un segundo que cualquier chica le pregunta aunque sea la hora, este siempre busca la forma de sacarles conversación-

-Ponle un parao Yusma, el diablo tienta y caer es más fácil que pelear, pónganse si van en serio o sólo están juntos por joder-

-Y lo voy a hacer, vamos a aprovechar un rato hablarlo más tarde, ahorita voy a buscarlo para invitarlo-

José mi papuchi trabaja en el mismo centro comercial que yo, es técnico en reparación de celulares y vende accesorios. Así lo conocí ya hace tres años que llevé mi teléfono a cambiarle el vidrio templado que estaba astillado, y del trato comenzamos a congeniar y un día salimos de paseo y fuimos precisamente a un juego (se me olvidaba decirles que el tontito es fanático de los “Tiburones de La Guaira”, equipo con el compartimos el estadio, si para nosotros el Caracas - Magallanes equivale a un Real Madrid - Barcelona, un Caracas - La Guaira sería algo así como el Real Madrid - Atlético de Madrid) bueno como les decía, en pleno juego fuimos tomando y yo celebraba que mi equipo ganaba las “sardinas”, pero al mismo tiempo me di cuenta que José se estaba “buzeando” a una tipa varias sillas más abajo cuyo escote luchaba por mantener en su sitio dos tetas de tamaño mas de 38B.

No le dije nada, porque era una salida informal, ni siquiera pensábamos en noviazgo ni nada  ¿pero no creen ustedes que es algo como de mal gusto? Total que a partir de ahí me dí cuenta que es demasiado mirón (que no tiene nada de malo) pero… le gusta “mirar para luego tocar”. Ya le había pasado varias, sobre todo cuando se portaba como un pendejo al ser coqueteado descaradamente por otra mujer. Gracias a Dios se había portado bien en los últimos meses.

Empezaron a cerrar la tienda, así que Jenny y yo nos fuimos al saloncito de empleados donde nos cambiamos la camisa de trabajo y nos pusimos una ropita normal, en eso sonó mi celular y era Mariana que me esperaba afuera en los banquitos del centro comercial. Salí con mi cartera y nos saludamos, Jenny se despidió un momento para ir a recibir a su novio y lo dejaran meter el carro sin cobrarle estacionamiento.

-¿Mi amor que tal mi vida? Ven acá mami un abracito- caminé con los brazos abiertos y le llegué a Mari.

-Hola mi loca, ¿ya tienes todo listo?- me preguntó.

-Si, ven acompáñame a la tienda de José, voy a aprovechar invitarlo, para estar entre amigos. ¿Y tu qué pasó con Luisito?-

-No pudo venir, tuvo guardia en la agencia (estudiante de electrónica, Luisito trabaja en un banco encargado del mantenimiento de los cajeros automáticos) Ay Yusma yo si quería ir con mi gordito-

-Otro día chama, cuando sí podamos todos – entramos a la tienda servicio y preguntamos a uno de los chicos por José.

-Hola chico, ¿mira me puedes llamar a José el técnico por favor?-

-Chica disculpa él no está ahorita, salió hace como media hora- me respondió como si nada.

-¿Estas seguro? Es José vale, el negrito-

Sí ese mismo, aunque espérate un momento… - se giró y gritó al pasillo- ¡Chamo!, Llámate a José que lo buscan aquí.

-¡No está aquí, anda pa la feria!- respondieron desde adentro.

-si mami ya escuchaste no está, ve y búscalo por allá en la feria dice el pana-

-Bueno gracias, chao- salimos Mariana y yo.

-Te debe estar comprando alguito para comer, un detalle a lo mejor para más tarde- dijo Mariana mientras me pellizcaba el costado en broma-

-¿Será? No quiero arruinarle la sorpresa pero tengo curiosidad, vamos calladitas a ver donde anda…-

Caminamos en dirección al nivel feria discutiendo cuál sería la sorpresa, y cuando llegamos sí era una sorpresa bien grande.

En una de las mesas estaba “mi negrito” José, sentado muy acaramelado, compartiendo un  banana Split con una tipa, toda operada de las tetas como cosa rara, y de aspecto como de cuarenta años, pelinegra. Veía a este pendejo levantar a cada instante la cuchara y metérsela en la boca a la tipa, para luego esta acercarse a él y en un… un ¡Beso!... devolverle parte del helado directamente desde su boca.

Yo me quedé en shock, en tanto que la cara de mi amiga demostraba una mezcla de enojo y decepción por lo que teníamos enfrente. Una vez más, José cedió a los impulsos y esta vez fue demasiado lejos. Mi amiga al conocerme de toda la vida ya sabía cuál sería mi reacción luego de superar el “shock”, así que antes de armar el escándalo en plena feria, sabiamente me detuvo.

-¡Ese malpari…!-

¡Shhh!.- dijo en voz baja pero firme- Quieta Yusmary, nojoda no gastes saliva en él, bastantes oportunidades le diste. Ven, vámonos, no dejes que te amargue la noche

-¡Pero Mariana vale!, ¡qué coñoemadrada! Míralo ahí tan feliz y disfrutando el muy  desgraciado con esa vieja, que parece prepago y todo…-

Me interrumpió tomándome la cara con las dos manos y fijó su vista en la mía, se me empezaban a “aguar los ojos”.

-Sí, y no te voy a dejar que por ese estúpido armes un escándalo aquí cerca de tu sitio de trabajo y te boten. Vente , que ya lo joderemos cobrándosla luego, cuenta conmigo amiga. Pero antes…-

Sacó su teléfono, tomó unas cuantas fotos y videos del momento, para luego llevarme a la salida donde nos esperaban Jenny y su esposo.

Al llegar nos esperaban en la calle de servicio del centro comercial. Mariana me llevaba del brazo junto con nuestras carteras, más impulsada por ella que por mi propia voluntad, tenía gana de llorar por la arrechera del momento al ver a José en esa vaina con esa tipa, que ni idea quien coño era.

-Camina chama, y deja de llorar, íbamos a salir a disfrutar y es lo que haremos, ahí tu amiga nos está llamando vamos-

Hola Yusmary, hola Mariana ni amor - se dan un besito en el cachete – a ti te presento a mi esposo Franklin, ¿todo listo para irnos? Yusma… ¿Qué te pasa, qué tienes?

Se me aguaron los ojos y no respondí nada, Mariana se adelantó:

-Es José, el coñoemadre ese estaba en la feria comiéndose un helado y dándose latazos con una tipa, lo pillamos cuando lo fuimos a buscar-

-¿José? Ese cabeza e´ guevo, que malvado… cónchale vale, ojalá me hubiera equivocado con él, Yusma chama no te arreches conmigo, pero eso se veía venir y yo te lo dije-

-Yo lo sé y te entiendo, y si te soy sincera no lloro por verlo en eso, sino por el descaro de hacerlo tan cerca de donde yo estoy, como si no le importara, o se hubiera olvidado de mí… ¡Qué arrechera vale! Váyanse ustedes, yo me voy para mi casa-

Con permiso, pero eso no –interrumpió Franklin que se acercaba a conocer a Mariana – Yusmary, no te dejes caer así, ¿no dijo tu amiga que se veía muy contento y acarameladito con esa mujer? Entonces no te preocupes. Súbete, vámonos al juego, bebe curda saca tu arrechera, y habla y diviértete con gante, bastantes hombres habrán ahí, jodes y te tomas fotos, para que después lo jodas tú

-Claro chama, esta iba a ser una salida divertida y tenemos mucho tiempo cuadrándola, no la vamos a dañar, tú no tienes la culpa de nada así que no te preocupes, no lo has descuidado, ni explotado, ni mentido, aquí el que falló y es el malo es él- dijo Jenny con firmeza.

-Sí tones razón, no estará un imbécil, pero sí estarán tus amigas contigo- dijo Mariana abrazándome-

Menos mal contaba con su apoyo, porque la verdad lo primero que pensaba era volver y cantarle sus cuatro cosas sin importarme el escándalo que se pudo armar, pero respiré hondo y me dije:

-A la mierda, que se joda ese cabrón, al menos no sabe que yo lo ví, que siga jodiendo, ya vera luego-

Subimos Mariana y yo a la parte de atrás del carro, fuimos charlando más o menos del asunto, entre palabras de apoyo, insultos y supuestos planes de venganza que iban en broma en realidad, todo tratando de mantener el ánimo y disfrutar de la candela que se avecinaba porque íbamos precisamente a un Caracas-Magallanes.

En la vía podía notarse el ambiente distinto en la ciudad. Caracas, la ciudad más pequeña de Venezuela pero al mismo tiempo es la capital del país y por consiguiente, más de tres millones de personas juntas en ese pequeño “espacio”. Las calles abarrotadas, las colas de carros infernales, gente por aquí y por allá cada una con su camisa de su equipo ya sea en el autobús, en carro, en moto o a pie.

En la vía Jenny preguntó si había visto a la tipa, yo le dije que sí pero no sabía quién era y Mariana aprovechó para mostrarle el video y las fotos que tomó.

-Verga marica, ¿esta catira…? ¡Qué bolas!, no sé cómo se llama, pero la conozco de vista y sé que es la esposa de un tipo dueño de varios locales del centro comercial-

-¿así es la cosa? ¡Uy José, me las vas a pagar coño!, dije para mí, y a esa tipa también, le voy a echar la gran paja.

-Lo haremos, pero por ahora no te preocupes, ya estamos llegando…-

Llegando era un término ambiguo, aunque estábamos sólo a 100 metros de la entrada duramos más de media hora para entrar al estacionamiento. Encontrar un puesto en la “Ciudad Universitaria “era un suplicio en esas ocasiones, pero Marina sacó las entradas  que previamente le había regalado su contacto y el cuidador nos mandó a un sector  directo y con las entradas el estacionamiento salía a mitad de precio.

Ya montados terminamos de darnos nuestros arreglos, un poco de maquillaje, perfume, y nuestras camisas deportivas puestas de tal forma que nos veíamos un poco sexys. Yo con mi camisa rosada especial en honor al cáncer de mama (cuídense y tóquense) amarrada dejando ver mi ombligo junto con un pantalón de blue jean, Jenny con una blusa escotada negra y dejando su camisa desabrochada, resaltaban sus dos enormes tetas de gordita, y Mariana, siempre seriecita, con un mono de licra estilo chándal deportivo de color vinotinto, sus zapatos deportivos y su camisa cerrada. Siempre fue un poco arisca a vestirse provocativa por cosas con su propio cuerpo, no tenía mucho busto ni trasero (aunque sí se le veían preciosos y redonditos) dándole siempre un porte de chica adolescente, pero eso no importaba, Mariana tenía un rostro precioso, esa era su arma atractiva, su color de piel blanca lechosa con pequeñas pecas y una cabellera de color rubio rojizo que en su juventud llevaba siempre larga hasta la parte del nacimiento de sus nalgas, ahora hasta la mitad de su espalda debido a su trabajo para mas comodidad, metido dentro de la gorra dejándolo salir en cola de caballo por atrás.

Subimos entre la multitud por las escaleras hasta llegar a la plaza central. Tratando de sacar de mi mente el desplante de José, me puse a mirar hacia ambos lados de la plaza los puestos de souvenirs y camisas y la infraestructura. A mi izquierda el “Estadio Universitario” de béisbol, a mi derecha el “Estadio Olímpico de la UCV” de fútbol, al parecer el equipo de fútbol también tenía partido pues se escuchaban los cánticos y la música de la barra de “Los Rojos del Ávila”. Estuve tentada de matar mi depresión a punta de compras, ya tenía el tarjetero en la mano pero Mariana me haló del brazo diciendo:

-Guárdalas para la cerveza y las arepas-

-¿Arepas?-

Si - y alzando la voz - ¡Las arepas que le vamos a meter a estos náufragos!-

-¡BUUUUUUU!

-Ehhh, Magallanes… -

-¡Leooo, Leooo, Leooo, Leooooo…!-

Se prendió el pique entre fanáticos, por un momento mi amiga me hizo olvidar y entre todos nos  ambientamos al pasar las barreras, las entradas que Mariana tenía eran por la tribuna central. Primera vez que entrábamos por esa parte del estadio, esa zona es más o menos cara, el nivel antes de la zona VIP. Nos ubicamos en varias butacas, cuando de pronto sonó la música del DJ anunciando la salida de los equipos, todo el principio de un partido que al final no recuerdo en lo más mínimo, por lo que pasaría más adelante.

1 er Inning

-Chama esto esta llenísimo, creo que hay coleados- dijo Jenny.

-Aparte de los malvados putos revendedores que te clavan con el precio afuera, casi no se escucha ni la música con el gentío- contestó Franklin.

-Mira mana, discúlpame por ser medio chismosa Mariana, pero… muestrame la foto de la tipa esa pa ver quien carajo es, es que no recuerdo bien quien es el esposo-

-Sí Jenny, ya te la muestro-

Un batazo y anota mi equipo, primer inning y se van adelante con “jonrón”, en la bulla Jenny acerca la foto bien y la reconoce mejor.

-¡Si marica!, Yo sabía, es la jeva de nuestro jefe chama, ¡qué bolas!, precisamente la tienda de ropa, el servicio técnico donde trabaja José y una de las tiendas de las ferias de comida son de él. ¿No va a estar José “encucado” con la tipa esa? Plata es lo que tiene esa tipa. Precisamente ella es la jefa de tu novio-

-Ex novio-

-¿Y no le dijeron nada?-

-Ganas no me faltaron, pero Mariana no me dejó-

2 do Inning

Hola papito, creí que no te iba a ver- decía Mariana mientras se saludaba con un hombre muy fornido, un papacito- Muchachos, saluden al trainer de Los Leones del Caracas.

-Un placer, Yusmary-

-Holis, soy Jenny-

-Mucho gusto, Franklin pana- estrechándose las manos.

-¿Y bien? ¿Qué tal les parece esta ubicación?-

-Está fenomenal, se ven clarito los jugadores, muy cerca-

Si quieren cualquier cosa, mientras tanto tomen un regalito de cortesía - (vino uno de los vendedores y nos dejó una bandeja con vasos de cervecita, que esta si estaba bien fría)

-Gracias mi amor- dijo Mariana.

-Dale nos vemos en la academia un día de estos-

3 er Inning

-¿Aló, mi amor dónde andas chica?-

-Ay José (haciendo de tripas corazón) te fui a buscar y no te vi, estoy en el juego con Mariana y Jenny-

-Coño… no me invitaste nada ni me llamaste-

-Te hacía muy ocupado, debías estar trabajando demasiado- el sarcasmo fue bestial.

-¿Ah?-

-Mira hablamos después la estoy pasando fino, prende la tele a ver si salimos y me avisas-

-Bueno ok, chao-

Partido apretado, ganando 5 a 3 pero atacando el Magallinas, con hombres en segunda y tercera y dos outs. El picheo y… ¡Ponche! ¡Fuera!

4 to Inning

Comienza la parte donde se evidencian los privilegios de una entrada en esa parte del estadio, una de ellas es la famosa cámara del beso. Mientras todos volteamos hacia la pantalla en las gradas observando las parejas ponchadas, de pronto la cámara cae en Jenny y Franklin que con la pena de verse expuestos ante más de veinte mil personas, sólo se reían y no se besaban.

Mariana se levantó bromeando diciendo que la cámara es del beso, y beso iba a haber, pero si Jenny no quería ella le tomaba el turno diciéndole “Préstame a tu macho”. Jenny se picó y se levantó pegando sus labios y se dio un dulce beso con su esposo. Todo lindo y hermoso, hasta que la cámara poncha a otra pareja que por el color de las sillas se nota que es la zona VIP. Incrédulas, nos quedamos todas viendo en la pantalla a la tipa que se estaba besando con José, sentada al lado de otro hombre, con el cual se dan un beso de lengua que casi parecía erótico.

¡Mira esa mierda! - exclamó Jenny- ¡El señor De Palma y la puta de la mujer en la cámara!, ¡Mira!

-Vergacion, que pequeño es el mundo- dijo Franklin.

-Sí, te pone a las perras cerca- respondí.

-No puede ser que esté ahí tan fresca, besándose con el marido así, imagínate la arrechera de José si esta parte del juego se transmitiera por TV- se reía Mariana.

-Imagínate la arrechera mía- le respondí.

-Claro que me la imagino, así que te pregunto una cosa, y dime sin miedo porque sólo tendrás una oportunidad que puedo ofrecerte ahora Yusma, así que responde sin pena. ¿Quieres vengarte de ella aquí?-

-¿Cómo?  Si de paso están en la zona VIP, de broma y lo único que se me ocurre sería partirle los vidrios a su carro y ni siquiera sabemos cuál es-

-Sería algo muy pequeño comparado con lo que pienso hacer, así que dime si estás dispuesta-

-¿Qué pretendes?-

Solo sígueme Yusma – me dio un besito en la frente – como en el liceo ¿recuerdas?

-Muchachos, Franklin, Jenny, vamos a hacer una locura. Ustedes quédense aquí y disfruten del juego, cualquier cosa los llamamos. No se preocupen, recuerden que aquí tengo contactos de sobra, me llevaré a Yusmari para que se desquite, yo la acompaño-

-Mejor quiero ir también, ser de apoyo- dijo Jenny.

-NO. Ustedes se quedan y disfruten, la que se separó fue Yusma, ustedes son esposos, disfruten como tales- veía hablar a Mariana y pude notar a la “soldado Riana” aflorar en ella de nuevo.

“Amiga te amo, gracias por tu apoyo”-pensé-

-Bueno compañera, cántale sus cuatro a esa tipa, nos llamas cualquier cosa-

Dale Jenny, pasa pa aca esa vaina primero- me pasó un vaso de cerveza de casi medio litro y me lo mandé a “fondo blanco”- Ahora sí, vamos Mariana.

Fuimos caminando hacia las escaleras buscando la entradita hacia la zona VIP, mientras tanto Mariana hacía una llamada y me detuvo cerca de la entrada.

-¿Aló?, sí papi yo misma, cónchale te llamo porque me conseguí una amiga en la zona VIP y la vi por la cámara de los besos, por eso te quería jalar bola un poquito, ¿me puedes ayudar a entrar?... ¿Ah sí? Ok gracias mi vida-

Me llevó a caminar hacia la zona VIP y vimos al seguridad hablando por walkie- talkie, apenas llegamos nos preguntó los nombres.

-Mariana y Yusmary- dijo mi amiga.

-Adelante-

No podía creerlo, la zona VIP, donde se instalaban algunas personas importantes del espectáculo, yo estaba directamente detrás del cátcher y el umpire del juego, todo tan cerca, tropecé con alguien que estaba sentado en una butaca, un negro con un vozarrón:

-Uy mamita mosca cuidado te caes, ¿tas bien bebe?- me dijo.

-Uy si disculpe- dije apenada hasta que vi su cara.

Le caí encima a Pedro Pérez alias “Budú” de “Los Tres Dueños”, verlo ahí con sus bermudas marrones, su chaqueta y un morral como quien sale de una universidad, qué impresión. Tenía a Mariana que casi se lo come pidiéndole fotos. Unas cuantas selfies, y cómo no el whattsap…

Seguimos buscándola, a pesar de lo divertido y el encuentro con Budú me entristecía un poco la forma en la que había entrado ahí, en especial el por qué, en vez de disfrutar el juego iba a encarar a la tipa con la que mi novio me estaba engañando, Mariana iba delante de mí, buscando con la mirada entre las sillas azules (las únicas que debido al precio por supuesto estaban medio vacías) hasta que al fin la encontramos.

-Es ésa- dijo Mariana.

-Verga marica, no sé como caerle, si fuera por mí ya la estuviera cayendo a coñazos-

-No, tengo una mejor idea-

Nos acercamos poco a poco y nos sentamos justo detrás de ellos, así los estudiábamos más, a la distancia se podía escuchar perfectamente lo que decían.

-…y lo que hacía falta, ahí tengo sólo dos trabajadores y un técnico - se escuchaba  hablar a la tipa.

-¿Pero no es muy poco?, Si quieres puedes poner más solicitudes de técnicos-

-No, con ese me basta, trabaja muy bien, bastante atento y puntual, lo solicitan bastante-

Mientras a mí me hervía la sangre al escucharla, no había notado que Mariana estaba grabando lo que decían con su teléfono, curiosamente la tipa le estaba hablando al marido del “cacho” y éste sin saber nada.

-No me basta, invertí más en esa tienda porque me lo pediste, según tú lo invertiste bien pero en el último control hubo una caída, así que mañana me buscas más trabajadores y pones mensaje en periódicos-

-Pero papi coño, necesito más capital-

No, es suficiente con lo que te di a principios de mes Antonella, te puse ahí porque sabes que no me gusta que andes inventando guebonadas. Estas me salieron caras – asombradas vimos cómo le apretó una teta así de improviso – así que hay que ponerlas a producir y además tú estás gastando mucho últimamente.

-Coño papi si eres pasado vale, este cuerpecito necesita mantenimiento periódico- dijo riéndose mientras para mis adentros pensaba: “claro coñoetumadre y el mantenimiento era con el sucio de mi novio José, estaba de chulo aparte también”.

En estas un batazo en el campo resonó con fuerza, “PLAS”. Bate partido, el bateador va a cambiarlo y por costumbre el BAT BOY lo regala al público. El BAT BOY de los Leones es un muchacho especial (Síndrome de Down) Viene directamente hacia la tipa que se para y justo cuando está a tres pasos a punto de agarrarlo una mano pasa a su lado y termina agarrando el bate antes que ella, que termina posando su mano sobre la de Mariana.

-Uy gracias papi, eres un amor lindo, el bate me lo llevo yo, ella no puede porque es “Magallanera” (para rematar la gracia) ¿ves? Pero si quieres aprovecho para una foto contigo y que ella la tome-

-¿Disculpa?-

-Sí una foto rapidita, como ésta que tango aquí- Dijo  entregándole su móvil.

Al instante el rostro de intriga de la tipa cambió a espanto al verse en la foto besándose con José, antes que pudiera hablar o decir algo Mariana la abrazó como fraternalmente diciendo: “¡AH PUTA! ¿Cómo estás? ” Y luego al oído a escondidas:

Todas las que se cogen a los hombres ajenos son putas, así que te quedas quieta y camina como si nada hacia donde está tu marido, porque mi verdadera amiga y novia de José, que está allá – dijo señalándome mientras recuperaba su celular- quiere hablar un momento con la puta magallanera que se coge su novio, y disimula que tu marido está intrigado conmigo-

-Mira no…-

-SHHH, camina, que el bate que tengo quedaría mejor e manos de mi amiga, que no te ha partido la cabeza con él porque lo agarré yo, camina zorra tetona- dijo con una sonrisa fingida.

Venían caminando hacia nosotros, y Mariana me saludó armando un show y dijo:

-Mira quien me conseguí aquí Yusma, la señora de la tienda de celulares, soy cliente fija de ahí mi amor, sobre todo porque tienen un técnico que trabaja muy bien-

-Si, ese técnico es mi novio, José- dije con total sarcasmo.

-¿Ah sí? Qué locura, ¿así que usted debe ser su esposo no?-

-Sí mucho gusto, Valentín Cassaldi-

-Cassaldi… Cassaldi…, me suena, ¿usted es dueño de la tienda de ropa?- aproveché haciéndome la tonta.

-Ehh sí por supuesto, yo mismo señorita-

-Eh Mariana ve, es mi jefe jajaja, mucho gusto soy Yusma yo trabajo ahí-

Pude ver que estrechó mi mano con algo de desconfianza, es raro cuando los jefes tratan así de improviso con un obrero. El señor Valentín no tenía nada que impresionara, pálido, de cabello canoso liso con una especie de línea blanca en él, y un bigote como el de Mario Bros, también con una línea blanca en la mitad y un poco narizón, se veía como de cincuenta y tantos, pero su porte y voz increíblemente le daban un aspecto atractivo, aparte que el “viejito” se le ve que tenía estilo al vestir. Una camisa azul marino manga larga, pantalón de jean negro con unos zapatos de cuero, un look perfecto como para salir de una oficina a dirigir un acto en un auditorio, y al acercarme un perfume demasiado delicioso. Pero lo que más impactaba de él era su mirada vacía sin gestos, no sabías si estaba enojado, tranquilo o  apurado, todo era muy directo y llevaba la batuta en todo, con decisiones rápidas. Su personalidad se parecía a la de Mariana.

Ambos italianos, pero más criollos que la arepa. Mientras tanto yo le seguí la corriente a Mariana, que tenía abrazada a la mujer por la cintura con el brazo derecho y el bate en la otra.

-Cuanto tiempo ha pasado Antonella, te ves espectacular, pero esa camisa es una cagada- le dije.

-Cierto, a propósito señor Valentín, ¿a usted también le gusta el béisbol?- preguntó Mariana

-Sí. Aunque soy más fan del fútbol, pero jugué béisbol en Italia un poco. Aquí no tengo preferencia por algún equipo en particular, solo disfruto el juego, aunque por supuesto por Antonella, hoy soy “pirata”-

-Aja, me gusta eso, por respeto es fiel a Antonella, ¿viste Yusmary?, cuando la pareja vale la pena y respeta a la suya-

-Ay como hubiera querido yo que la mía fuera así también como el señor Valentín, y no me engañara con su jefa-

-Ay mi niña, ¿qué pasó?- preguntó el señor Valentín.

-Mi novio, iba a invitarlo a venir y lo encontré montándome cachos- dije con malicia.

A esta frase saltó Antonella, disimulando de tal forma que pedía disculpas “ocultas”:

-Ay no sabía eso, Yusmary qué pena, de verdad trato de entenderte, perdón sé que debe ser muy duro eso, y si pudiera remediarlo, créeme que no dudaría en hacerlo, te veo triste y me duele de verdad-

Conchale Antonella, tú si eres comprensiva- interrumpió Mariana- sobre todo cuando más conviene y en el momento justo, hace unas tres horas más o menos eras súper comprensiva.

-No, por favor, ahora no, no es el momento de recordar eso- dijo Antonella asustada.

-Ay señor Valentín, lo que pasa es que “Nella” siempre tuvo problemas en respetar ciertas reglas, a veces le cuesta hacer caso y toma decisiones no muy buenas-

-Jejeje, tienes razón niña, ese bombón rubio me ha dolido un poco en el bolsillo-

-Exacto, así como también le dolió a Yusma en el corazón-

-¿De qué hablas?-

-Nada, un problema en el negocio con un aparato, yo le dí garantía a la chica, pero… es que… ehhh perdió unas cosas muy importantes de valor sentimental en un software mal hecho-

-Si ese “trabajo” estuvo muy mal, hasta el novio lo perdió por eso- dijo Mariana que había abrazado de nuevo a Antonella, y le respiraba cerca del cuello.

-Sí señor Valentín, un trabajo mal hecho, al parecer el técnico se distrajo por culpa de una mujer, luego me enteré que ese técnico era mi novio José que estaba “trabajando” horas extras con su jefa-

-¿Cómo es la cosa?-

-Nada, mi amor nada, es un malentendido-

Shhh. Cállate la boca mujer, qué pequeño es el mundo. Mire usted Valentín – Mariana dejó de llamarlo señor- vinimos a aprovechar para que mi amiga descargara su frustración por los cachos de su novio, y nos conseguimos a la puta con la que la engaño en el estadio-

-Cierto, incluso pasó por aquí cerca, tanto que le tomamos una foto. ¿Quiere verla?- le pregunté

-No me gusta meterme en problemas ajenos, señorita-

  • Ajeno precisamente no es Señor Valentín. La puta con la que me estaba engañando habló con usted y todo, mírela aquí en la foto-

La foto que le mostré fue una que tomamos a la pantalla en el momento de la “cámara del beso”, en ella estaban el señor Valentín y Antonella.

5 to Inning:

-¿Qué significa esto señorita?- se levantó enojado.

-Oh, lo siento, me equivoqué. La foto era esta, la puta se ve mejor-

Le mostré de nuevo el celular. La foto que puse era la de la feria de comida, en ella se veía perfectamente a Antonella y José besándose.

-¡Antonella María Cassaldi Fernández! ¿Quién es ese maldito y que carajo hacías tú con él?-

-Mi amor, no espera… ¡Tu! Maldita flaca. Te dije que te callar…-  ¡PLAF!

El sonido fue seco, una bofetada en la cara fue suficiente para que Mariana sembrara el miedo en Antonella y el asombro en Valentín y en mí. Mientras la puta se acercaba la mano a su mejilla izquierda Mariana la tomó del brazo y la obligó a sentarse en una butaca.

-Callate, tú no tinenes derecho a insultar a nadie, puta. Una más y en vez de la mano probarás el bate-

-Quieta muchacha, no cometas una locura- dijo el señor Valentín-

-Quieto. No tengo nada contra usted. Pero quiero demasiado a mi amiga para verla sufrir, y mpas por una puta. Dime Valentín… aquí entre nos, ¿no te has dado cuenta que tu gran rubia te estaba montando los cachos con el técnico del local?-

-¡Así que era ese maldito cabrón! Con razón. “ni voi a mitir mis ticnicis” – se mófó – Claro. ¡Sucia!-

-Ya Valentín, no me hables así por favor- dijo haciéndose la dura.

-Basta yo mismo te mato- dijo Valentín y fue a quitarle el bate a Mariana

No, ya va- Mariana lo detuvo en seco- tengo una idea mejor, y creo que también le serviría a usted Valentín.

-¿qué idea? ¿está loca?-

-Cálmese, es por su bien. No le vendría bien perder su membrecía aquí por una pelea y comprometer su reputación, ya que tener plata y poder no es suficiente si le han montado cachos. Por lo que yo sé…-

-No sabes con quien te metes flaquita.-dijo él.

-Por lo visto tu mujer tampoco- dijo mientras se agachó y tomando Antonella de la barbilla, la obligó a mirarla y para asombro mío y enojo  de Valentín, le estampó un beso en la boca. Antonella abrió los ojos al máximo sorprendida por la acción y trató de zafarse, pero el bate afincándose en sus costillas la hizo desistir.

-Quieta, puta. Al parecer te gusta que te besen- luego se dirigió a Valentín.

Bueno. No tenemos nada contra usted señor Valentín – volvió a usar el “señor” para disminuir la tensión – todo es contra esta puta y queremos exponerla, más al hacerlo lamentablemente usted será daño colateral y todo se sabrá. A menos que me permita explicarle lo que tengo en mente.

El final de la frase vino junto con un guiño de ojo, a lo cual el señor Valentín frunció el ceño y se sentó al lado de su esposa que intentó pedirle perdón, éste la rechazó enseguida empujándola a su posición original y mostrando por primera vez un claro gesto facial de malicia, le preguntó a Mariana: -¿Qué tienes pensado?-

-Bueno, para empezar, quisiera ver qué tanta influencia tiene usted aquí en este estadio…-

6 to Inning:

-Bien vale, este sitio es perfecto- dijo Mariana.

Después de mover contactos por aquí y allá, terminamos los cuatro metidos en uno de los pequeños palcos que están cerca de las cabinas de transmisión. Una pequeña habitación pintada de blanco y con aire acondicionado. Cuatro sillas y un pequeño mesón donde se podrían poner aparatos. Bajo amenaza de subir las fotos a redes sociales Antonella accedió  a subir con nostros.

-Bueno Antonella putella- dijo Mariana- ahora explícate, ¿desde cuándo andaban José y tú juntos?-

-No te voy a decir nada flaca de mierd…-

¡CALLATE!- se escuchó la voz de Valentín- responde la pregunta.

-Valentín papi, por favor, no ves lo que me quieren ha…-

-¡Responde!- gritaron Mariana y Valentín al unísono.

.Llorando, soltó que ya tenía aproximadamente tres meses desde que se empezaron a juntar, yo solo escuchaba impotente todo, ¿ cómo no me iba a dar cuenta? entre la impotencia me enojé y fui directo a atacarla, la tomé de los cabellos, de la ropa, la halaba y empujaba, hasta que esta cedió y se rompió, a través de la camisa del Magallanes abierta sin botones se podía ver la blusa negra rasgada hasta abajo, ella solo intentaba taparse.

Mariana me apartó mientras Valentín se acercaba a su esposa.

Esta camisa- dijo agarrándola y meneándola hasta que se la sacó- te la compré hace horas, esta blusa, maldita, la blusa, el pantalón, los sostenes, todo es de mi tienda. Yo te visto, y te hago ver hermosa, ¿para que se lo des a otro mamaguevo, ah?- le arrancó la ropa hasta que quedó desnuda de la cintura para arriba- sin eso no eres nada, ¡y quita las manos perra!, ¿qué te tapas de mí ah?, ¡Yooo te pagué estas! Puta, son mías coño ( se las apretaba), yo te las pagué, y yo te dije que no, que me gustabas tal cual, pero insististe (las golpeaba con las palmas), insististe para qué, para andar de puta?

Estábamos Mariana y yo admirando la escena, ella grabando, y yo excitada por el miedo y el enojo, enojo rabia por tenerlas ahí, miedo porque no sabía si alguien entraría.

-Señor Valentín, ya déjela, no vale la pena, si alguien entra nos…-

-Quédate tranquila, la llave las tengo yo, nadie más entra aquí-

-¿Ah?-

Me quedé loca, así sería el poder que tenía el señor Valentín.

-…Mal nacida, dime perra- agitaba una mano de una forma extraña frente a su cara, los dedos todos juntos en forma de embudo como si  sostuviera un abanico invisible- te gustaba la crema de el helado, ¿probaste su crema también ah?, ¿estuviste con él antes de venir aquí conmigo también?

-Eso podemos averiguarlo- dijo Mariana acercándose- permíteme Valentín, aunque seas su esposo, tocarla o auscultarla a la fuerza podría ser como un abuso por ser hombre, por eso LAS MUJERES somos las que revisamos a las putas.

Se quedaron mirándola al mismo tiempo, el señor Valentín no dijo nada, la mujer lo miraba con lágrimas en los ojos, casi llorando, rostro que cambió a temor y  desilusión cuando sin decir ni una palabra Valentín dio media vuelta dejando a Antonella a merced de Mariana, que apenas lo sintió irse supo que tenía vía libre.

La “Soldado Ryana” volvía a la acción.

Al lado mío Valentín observaba sin ningún gesto más que su ceño fruncido, y yo absorta por lo que Mariana estaba por hacer. Esto no era como aquellos años del liceo, no. Ahora era en serio, iba mucho más allá de un simple acoso o bulling, aquello era la posesión consumada que hubieran sufrido aquellas “víctimas” escolares si no se hubiera tomado como juego.

-Antonella, sabes que rompiste las reglas-

-¿qué reglas…?-

-silencio, no hables puta. Rompiste las reglas, engañaste a tu marido, jodiste a mi amiga, y a mí también me jodiste al hacerme verla triste. Todo lo que se hace trae consecuencias, y debes pagar, quítate el pantalón-

Temblando miraba a su esposo, éste parecía una estatua, ni siquiera se veía excitado, como un ser neutral. -¿Valentín mi amor por favor, no vas a ayudarme?- preguntó.

Con una voz fría, como quien ejecuta una sentencia respondió:

-Yo vine a ver un juego, pagué mi entrada, un juego voy a ver, vine a “VER”- resaltó lo último-

Tras esto ella se rindió, y tapándose las tetas, se encogió y se negó.

-Yusma, agarra el bate y ven acá-

-¿Qué?, Mariana no, no voy a pegar..-

-¡TRAE, EL BATE YUSMA, YA DIJE!-

Asustada, y al ver que el señor Valentín ni reaccionó, obedecí a Mariana. Allí, esa pequeña flaquita de menos de un metro sesenta tenía el control de tres personas.

-Tú Putella, voltéate y ponte de pie-

La hizo girar hacia el ventanal, allí se veía todo el juego, la pantalla del score, todo.

-Dime, ¿quién está bateando?-

-E.. El Caracas-

-Yusma, un hit, un golpe en las costillas con la parte delgada del bate. Un foul, le das en las tetas.

-¡NO! Por favor-

-Cállate Putella, ahora te llamas así, levanta tus manos y déjalas en la cabeza, vamos a ver qué tan buen pitcher es ese magallanero, que sufras o goces depende de él. Ya sabes Yusma… Hit, costillas; Foul, tetas-

Así empezó todo. Yo de espaldas al ventanal, justo enfrente de Antonella, que tenía a Mariana atrás agarrándola por los brazos, más atrás el señor Valentín se había sentado en una de las sillas y veía con los brazos cruzados.

-¡Strike!- se escuchó al umpire.

Al primer strike, sin avisar ni nada, le dio un beso en el cuello, Antonella dio un respingo.

-Mariana, ¿qué haces?- pregunté yo.

-Tú haz lo que te dije-

-¡Strike 2!-

Beso en el cuello de nuevo, al otro lado, con cada pitcheo Antonella temblaba de miedo.

-Ball- (bola fuera o pitcheo fuera de zona).

En un rápido movimiento Mariana pasó por debajo y le mordió una teta.

-¡AY!, mi pezón puta raquítica-

Mariana sólo se rió al insulto sin soltar el pezón, luego lo soltó y pude ver cómo le dio una lamida justo al separarse, y volvió a su lugar, al hacerlo un golpe contra el ventanal me asustó.

-Fué un foul Putellita- le dijo Mariana al oído que la abrazó con más fuerza por las muñecas y el cuello.

Y ahí me debatía yo si era justo hacerle daño de esa forma, por otro lado el orgullo y enojo pudo más y sólo reaccioné al escuchar el grito de Antonella, después de un batazo en su teta izquierda.

Coño Yusma- dijo mientras le sobaba la teta- dale pero no tan duro – y luego añadió:

-recuerda que quedan cuatro innings-

Asi estuvo el primer batador, la misma tónica, hasta que de pronto:

-¡Strike out! Fuera-

“Hump” gimió Antonella, no sabíamos cual sería el castigo del ponche.

-Vergaaa, el pitcher empezó bien para ti Putella, sacó al bateador y te toca premio.

Tratando de alejarse hacia atrás, Antonella le huía a los finos labios de Mariana que se acercaban hacia los de ella, pero la madura milf sucumbía ante las órdenes de la pequeña soldado. Pasando un brazo por detrás de su nuca, Mariana la obligó a inclinarse hacia adelante y los dos labios se juntaron.

El beso en sí por parte de Mariana era duro, le mordía los labios, le empujaba la lengua, pero de vez en cuando se escuchaba un sonido rico y excitante: pequeños gemidos de parte de Antonella que se perdían en la boca de Mariana. Duró como veinte segundos, hasta que terminó en un ¡Muaaa!, por Mariana, y jadeos de Antonella.

-Segundo bateador Putella-

Apenas lo dijo se escuchó un batazo que terminó en el jardín izquierdo, un hit.

Listo amiga, ya sabes, si te cuesta darle, imagina que estas costillas se las estuvo comiendo José, es más mira, creo que aquí hay una marca.

-¡Puta!- le día modo de peinilla en las costillas derechas, se le doblaron las piernas y cayó arrodillada, junto con mariana que la sostenía y la hizo bajar suave, ahí comenzó a acariciar la zona donde la golpeé.

-Ya mi catira puta, caballota eres tú, este cuerpazo que tienes aún no llega al límite. Puedo sentirlo en la mirada de tu esposo, que yo sé que él es como yo- le mordió el lóbulo de la oreja.

-Ya por favor, Mariana me rindo, por favor… Yusmary, perdóname. Valentín, auxilio Valentín-

Miré por detrás de su hombro, allá en la silla Valentín estaba como un espectador más.

-Shhh catira puta, ven párate de nuevo y quieta-

Mi corazón latía mil, después de lo que había visto hacer a Mariana, más la adrenalina de los golpes, me tenían en éxtasis, sólo fijaba mi vista en las tetas de la puta y el pequeño morado que comenzaba a formarse en una de ellas, pero lo que más me cimbraba eran los besos y juegos eróticos que la hacían sufrir y ella no quería, pero lo más excitante era que ella tampoco podía evitar gozar de vez en cuando.

El siguiente bateador estuvo más fuerte, duró 9 pitcheos de los cuales varios se convirtieron en batazos en las tetas y mordiscos con besos, ver la reacción del cuerpo de Antonella al contacto de Mariana era fenomenal, sus pezones rosados sobresalían orgullosos, los labios un poco hinchados, y podía notarse un rubor sanguíneo en ellos por mordidas.

-Ball, cuarta mala-

-¿Boleto?, hasta ahora no has dicho nada sobre una base por bolas Mariana-

-Esa era la sorpresa marica-dijo y la vi desatada, le brillaban los ojos, desde atrás pasó sus manos y comenzó a desabrochar la correa y el botón del jean de Antonella, que asustada trataba de evitarlo sin fuerzas. Al parecer el largo tiempo de subir y bajar poco los brazos en su cabeza se los había adormecido. Hebilla fuera, correa fuera y en un abrir y cerrar de ojos Mariana estaba agachada moviéndole los pies para sacarle el pantalón.

Ahí estaba la rubia parado sólo con un tanga negro, que a duras penas tapaba su vulva, el hilo se perdía entre sus nalgas  gordas y un poco celulíticas, con marcas ya de la edad en sus piernas debido a la grasa, pero sí tenia bonita figura, pero de pronto una jugada imprevista de doble play terminó el inning.

-Mierda se acabó- dije.

Al fin Valentín volvió a hablar:

-No, son 9 innings y van al séptimo, dije que pagué por un juego y un juego veré-

-Por supuesto, inversión es inversión, ¿cierto Valentín?- preguntó Mariana, pero Valentín no dijo nada.

-Bueno. Ahora viene la parte defensiva, las magallinas van a batear así que también debo cambiar las reglas del castigo. Putella, prepárate, ahora sí vas a ver lo que es bueno. Yusma, tápale los ojos-

-¿Qué vas a hacer Mariana?-

-Tápale los ojos, ven vamos a hacer esto, tú Putella acuéstate en el suelo y tú Yusmary, aquí viene tu venganza-

-¿Cómo?-

Tomó la camisa de ella y le tapó la cara, luego se acercó a mí y con una voz que parecía una orden militar, me gritó:

-Quítate el pantalón-

-Nooo, ¿estás loca?-

Me abrazó alzándose hasta donde pudo, podía sentir su respiración en mi boca.

-Yusmary, sé que no te gusta pelear, que eres jodedora y bromista, y que no haces mal si no te hacen. Pero tampoco puedes dejar que se burlen de ti y no hacer nada al respecto, tal vez te hubieran montado cachos y esta puta a lo mejor ni siquiera sabía de tí, y eso con José lo arreglaremos después, pero mírala ahora. ¿No le gustaba gozar con tu prometido? ¿No te enoja que José cambiara por unos retoques de cirugía el cuerpazo natural que tenía contigo?. Debes darte a respetar, y por medio de ésta le vas a mostrar a José cómo te ganas ese respeto, además hay una especie de pacto con Valentín – guiño un ojo - ¿no te has dado cuenta que se ha quedado viendo lo que hacemos? ¡Sii Putella!, sé que estás escuchando, tu marido dejó el castigo en nuestras manos, ¿entiendes?, Así no tendrá nada que ver con este “negocio”… por eso me agradas Valentín, eres tremendo empresario papito, ahí te va un besito: ¡muack! Y tú quítate el pantalón ya, ¡hazte respetar nojoda!

El grito me sacó del trance, mi vista iba de Antonella en el suelo hacia Valentín y luego a Mariana, mis manos jugaban con la correa y luego con el botón, cuando estuvo suelto me detuvo.

-Vas muy lenta Yusma-

Se agachó y me asusté cuando ella misma bajó a desnudarme.

-mariana, ¡epa!-

-Apúrate gafa, ¿no ves que va a empezar el inning? Quita los pies rápido-

Y ahí estaba, con la camisa de mi equipo puesta pero con mis pantaletas a la vista, me daba pena  ya que había un hombre ahí y aparte no soy muy aficionada a rasurarme tanto porque a veces tiendo a desarrollar barros o vellos infectados, por lo que tenia un vello crecido como de cinco días.

-Tienes un cuerpo lindo morena- dijo y me dio una nalgada.

-¡Ay! ¡Mamagueba me diste duro coño!- dije sobándome la nalga derecha.

-Duro es lo que le tienes que dar a ella-dijo mientras se quitaba su mono de licra.

.Wao, Mariana hacía honor a su carrera, siempre delgadita, pero ahora se notaban sus musculitos y pantorrillas bien torneadas, el ejercicio le había dado un poco más de caderas y su pequeño culo se veía hermoso y formadito, una gran diferencia desde la última vez que llegué a verla en bikini en la playa.

-¿Te gusta?- me preguntó mostrándome sus nalgas.

-Jajaja, ¿porqué me preguntas eso a mí?.

Porque el otro público es mudo, ¿cierto Valentín?- se agachó de espaldas a el y se palmeaba sus glúteos- Naturalitas, hechas a punta de ejercicio, ¿no te provoca?

Como respuesta al pequeño baile Valentín se recostó más en su silla sin descruzar sus brazos, con esa acción se pudo divisar una especie de bulto en su pantalón.

Cuando anunciaron al siguiente bateador, Mariana llegó a donde estaba Antonella acostada y quitándole la camisa de la cara se agachó sobre ella, tanto que sus caras quedaron separadas por centimetros y su mano derecha fue directo a la teta izquierda de Antonella, y al contrario del pellizco o apretón salvaje que esperaba ver, comenzó a acariciárselo y jugaba deliciosamente con su pezón abarcándolo con la mano, daba un suave apretón y luego recogía poco a poco los dedos hasta llegar al pezón y lo halaba suavemente. Ver esa imagen me hizo sentir un calor y un cosquilleo dentro de mí.

-Escúchame mi Putellita, es el turno del ataque, si este bateador da hit, yo te haré “cosas”. En cambio si lo hacen out, esas “cosas” nos la harás tú a nosotras. Mientras tanto, los strikes y bolas los decido yo… ahora párate, -

-¡Strike 1!-

Al primer canto Mariana bajó directo a su teta derecha y se la mordió.

-¡Strike 2!-

Le mordió la otra y dijo: -ay lo siento puta, pero qué bateador tan malo-

-Strike out-

-JAJAJA, papita, maní, y tostón!!! Tres seguidos. Putella agáchate y le bajas la pantaleta a Yusma, puta, para que sientas en vivo y directo el olor de su cuca que sentías sin saber las veces que te metías la verga de José en la boca, ¡muévete!-

-No, no me humillaré así-

-mejor te humillas tú misma, o te humillo yo-

La vi bajar hasta ponerse frente a mí, mi mente daba vueltas, no podía creer lo que iba a pasar. Por un momento traté de detenerla y cuando estaba por tocarme no sé cómo el demonio se apoderó de mí, o será la emoción del juego, lo cierto es que mi frase certificó mi venganza:

-¡Cuidadp y me jalas los pelos de la cuca puta!-

Una sonrisa maléfica se dibujó en los labios de Mariana.

Con una mirada de enojo Antonella tratando de mantener el equilibrio se apoyó en mis piernas con sus manos mientras buscaba el borde del blúmer blanco que tenía puesto, al sentir sus labios y su respiración en mi monte de venus no pude evitar respirar hondo, se sentía caliente, se afinco más para hundir mi piel y tener más ángulo para morder la prenda, pero mariana la tomó del pelo y la detuvo.

-Ahí no perra, vas a morder directamente la parte de la vulva, Ayúdame Yusmary-

-¿Qué? NOOOMMM, MMPP.-chilló Antonella que ahogó su grito en mi vagina.

Qué rico, sentía sus súplicas ahogadas en mi parte íntima, trataba de empujarme con sus brazos pero Mariana la tenía del pelo en un moño afincándola contra mí, mientras yo con mis manos la guiaba al centro, pude sentir sus labios resbalar en la prenda tratando de tomarla y ya debía estar húmeda de mi excitación, en un momento sentí que abrió su boca al máximo y trajo tela suficiente para llevarla consigo hasta dejarla en mis rodillas.

-Aún no- dijo Mariana que la obligó a seguir hasta el piso, yo me salí de ellas y con una nueva orden de Mariana Antonella las agarró con su boca y se las dio. Esta las llevó a su nariz y aspiró también y se las lanzó a Valentín.

-¡Atrápalas  Vale, disfruta el show!, y tú Putella, acostúmbrate al sabor de mi amiga que todavía te quedan varios por probar-

El siguiente bateador valió un buen mordisco, hasta la primera bola mala que terminó en tremendo “latazo” (beso lujurioso) en los labios de Antonella por parte de Mariana, le metía la lengua hasta el fondo. En esa dinámica siguió hasta que con un batazo dentro del cuadro, una jugada rápida  y apretada en primera dejó en “quieto” al corredor.

-Uy que suertuda puta, parece que te va a tocar premio- pero al momento todo fue efímero, la jugada fue llevada a revisión.

-Ay mami, vamos a esperar el veredicto- se colocó detrás de ella y mientras duraba la revisión me dijo que le palmeara las tetas mientras ella la nalgueaba. Sólo se escuchaban los “plas” de los golpes y los quejidos de Antonella.

Al rato salió el umpire.

-Out-

-Ok, jajaja, gracias sala de repetición. Ahora Putella agáchate y has lo mismo conmigo, pero a mí sí me la vas a bajar desde el ombligo sacando la lengua, y usando la nariz puta - la tomó del pelo y la dio un beso ante de obligarla a bajar.

El panti morado estilo bóxer de Mariana le daba un toque sexy, ver a Antonella arrodillada frente a ella que había desabotonado su camisa, la imagen de esa rubia enorme de cuerpo sensacional dominada por una chica delgada y andrógina me llevó inconscientemente a comenzar a tocarme el clítoris.

-Apura perra, lame mi ombligo, ¿te gustan mis cuadritos? Eso puta, gózalo-

La hacía luchar contra su cuerpo, resbalando la nariz en el elástico del bóxer hasta que poco a poco fue bajándoselo.

-Veo que es difícil, muerde el elástico y no te despegues al bajarlo-

Al hacerlo quiso bajárselo de un tirón, encontrándose con algo que me pareció un… ¡¿un “pene”?!, algo que se le clavó en un ojo haciendo que Mariana gimiera al tacto, Antonella si irguiera asustada, yo me acariciara el clítoris con rapidez y Valentín levantara las cejas como mostrando una leve impresión nada más.

-¿Qué es eso? ¡Eres un tipo! flaca, suéltame- se levantó Antonella asustada pero fue sometida por Mariana de nuevo que la pegó a su cuerpo, Antonella respingó de nuevo mirando hacia otro lado como escondiendo su cabeza.

-¿Impresionada no?, pues no soy ningún hombre. Este es mi clítoris puta, un regalo de la naturaleza que los médicos dijeron que medía 10 centímetros y quisieron detener su crecimiento con hormonas e incluso hacerle ablación reconstructiva, pero no quise nunca. Es mío y me encanta-

-Lo siento en el muslo-

-¿Y es rico verdad?-

  • ¡No, es una abominación por Dios!-

No metas a Dios en esto Putella, El me hizo así. En cambio el adulterio sí es abominación, y para castigar ese pecado puta, – le dijo afincando más su clítoris en su pierna- nos puso a nosotras de verdugo.

Cierto – grité – ¡Maldita puta!, nos perteneces, eres nuestra.

-¡Están locas! ¡Auxilio!- “plas”

-Cállate puta, como dijo Yusma eres nuestra, y ahora es que falta castigo estúpida-

-Tienes tremendo hombre, pero eres una bruta, una animal, perra. ¡Y te fuiste a enredar con el don nadie pelabola de José! ¡Pajúa!- grité pellizcándole una teta.

-Ahh zorra me duele- cuando dijo eso me afinqué más.

Estábamos enfrascadas en joderla que no nos dimos cuenta de un murmullo desde afuera, Valentín nos interrumpió.

-Mariana, el nuevo bateador dio un hit-dijo-

Los ojos de Mariana brillaron.

-Eres mía perra-

Tomó su pantaleta negra y se las jaló hacia arriba haciéndola gritar y ponerse de puntillas para compensar el tirón, le lamía el cuello al hacerlo, yo no podía apartar la mirada del enorme clítoris de Mariana, ni siquiera en los libros de educación sexual se había hablado de eso. Al final las bragas de Antonella cedieron y se rompieron.

-Vende buena ropa jefe, aguantaron el peso de esta gorda- dije.

Antonella se defendió llorando.

-Fue un hit, ¡HIT!, se suponía que me tocaba premio-

-Y voy a dártelo puta, pero será un premio para las dos. ¡Acuéstate en el piso puta!-

La hizo caer de espaldas y me ordenó sentarme en el vientre de Antonella.

-Yusma, haz lo que quieras con sus tetas, yo voy por aquí-

Tenía a esa perra de frente, me entretuve frotándome contra ella, mis labios vaginales se pasaban por su vientre embarrándola de mi humedad y mis manos torturaban sus tetas, las amasaba, las apretaba creyendo que sus prótesis explotarían, les daba palmadas pero me enfurecía ver que se le ponían erectos.

-Esta parte es para ella Yusma, recuerda que le tocó premio a Putella así que no la maltrates, tócale donde no quisieras que te tocaran y quebranta su fuerza de voluntad, invade su espacio-

-¡AYYY! Me dolió-

Antonella gritó cuando Mariana le metió sin avisar un dedo en su vagina, lo mantenía en ella mientras con su pulgar buscaba el clítoris para estimularla.

-Disfruta puta, aprovecha lo que dure. Y mejor que te acostumbres y lo sientas como premio porque si dejas de lubricar no me importa si te duele. ¡Valentín!, pendiente del próximo bateador por favor me avisa lo que pase-

-¡Hum!- fue lo único que dijo el viejo.

Así Putella recibía los dedos de Mariana mientras yo jugaba con sus tetas, recordé una maldad que hacíamos en bachillerato, mojé mi dedo en saliva y se lo metí en el oído. Su gesto de desagrado fue glorioso para mí que afinqué más mi vulva en su vientre y me puse cerca de su cara, de vez en cuando le daba una cachetada mientras ella se hacía la dura, yo podía notar que empezaba a marcarse pequeñas gotas de sudor en su cuerpo y comenzaba a respirar agitada. De pronto me tomó de los antebrazos apretándomelos e hizo una mueca como intentando decir algo, sus ojos desorbitados y un temblor con el que apenas pudo reunir algo de aire y soltó un quejido:

-Ahhggg-

Dos dedos de Mariana hacían le hacían lo suyo detrás de mí, me dediqué sólo a mantenerla agarrada, la puta no quería pero no podía evitar sentir placer, tomándo su cara la obligué a verme a los ojos.

-Acaba- le dije con decisión.

Ella meneó la cabeza.

-Acaba ya, puta- le pellizqué un pezón.

-¡Mírame puta!, mírame mientras tu marido te ve marido entre dos mujeres, mírame mientras te toco, mariana entró en ti puta, la tienes adentro y no puedes quitarla, y eso te gusta-

-No…-

-Sí-

-¡Nooo!-

-¡Que sí, puta!-

Mariana apareció detrás de mí y mirándola a los ojos la terminó de vulnerar

-Eres mía Putella- y enterró los dedos hasta el fondo.

-Ahhh, ahhhggg, uugg ¡diagg!...-gimió Antonella que empezó a menear sus caderas, sus pezones erectos me puyaban las palmas de las manos y yo se los hundía con mis dedos, le apreté una teta al máximo y la tomé del cuello mientras ella se abandonaba a Mariana y sus estímulos, pude notar cómo subió sus brazos intentando hacerme lo mismo, pero pudo más el orgasmo y se dejó ir en mis brazos y los dedos de Mariana.

-Ahh, ahh, ahh- lloraba al correrse mientras Mariana se reía y le daba más duro, escuchaba un sonido acuoso detrás de mí y de pronto sentí un beso en mi cuello. Sin sacarle los dedos Mariana me besaba rico en la nuca.

-Mira a esa puta Yusma, senda maricona resultó ser-

-Coño Mariana, no digas eso porque nos la estamos cogiendo nosotras-

-¿Escuchaste lo que dijiste?

-¿Qué cosa?-

-Nos estamos cogiendo a una mujer…- y me besó.

Toda mi vida, mi infancia, mis encuentros y juegos con ella en mi adolescencia pasaron frente a mis ojos. Al separase de mí me sentí como una tarde que estaba con ella burlándonos de las perras de 5 to , un momento fugaz luego de una risa que nos quedamos viendo fijo, y ella me “robó” un beso, un piquito nada más por romper la tensión, momento que fue observado por una de las populares de último año cuya sorpresa la hizo enojar y nos insultó.

-¡Cachaperas!, Lesbianas, pruébense un guevo par de bobas-gritó la catira-

Yo estaba avergonzada por haber sido descubierta así aunque sólo había sido un juego pero en respuesta al grito Mariana fue directo a encararla arrinconándola contra una pared, la rubia forcejeó pero su boca terminó cubierta por la de mi amiga.

-¡ummm!, ¡ummm!, ¡ahhhmm!- recordaba sus gemidos, mientras tanto yo me estimulaba con el vientre de Antonella recordando.

La chama había empezado a desistir, la agresividad del beso fue pasando a una especie de dulzura extraña, ésta era la primera vez que el juego llegaba tan lejos, del acoso llegó al beso y del beso al deseo. Mariana se metió entre las piernas de la chica y se besaban con pasión y lujuria, pero esta vez era la chica quien notó la inexperiencia de Mariana y decidió guiarle el beso, a pausar, se escuchaban unos chupones que daban corrientazos en mi vulva, pero sucedió algo que rompió el momento y nuca había entendido el porqué.

La chica había roto el beso y enarcado las cejas, Mariana se había metido en su cuello y lo besaba pero el rostro de la chica denotaba duda, como que algo no cuadraba, y lo sospechó más cuando Mariana se afinco entre sus piernas vi cómo la chica bajó la mirada hacia su parte íntima extrañada por algo y metió su mano a tantear sobre el pantalón azul marino de Mariana.

-¡Ahhh!- gimió Mariana en su cuello y su cuerpo tembló, yo me corrí enseguida sobre Antonella derramando un chorro de flujos en su vientre y tetas y ella que se quejaba por el líquido y decía no se qué cosas en italiano de “Mamma mía, Madonna no sé qué cosa, etc,”.

La chica se separó inmediatamente de Mariana con una cara de terror total, su mirada iba del rostro de Mariana hacia su pantalón, y dijo una frase que tal vez fuera por ignorancia o también la impresión de no saber qué había tocado pero que debió dolerle en el alma y ahora entiendo el por qué:

-¿Qué cosa eres?-

Ante esa pregunta Mariana se detuvo en seco, se fijaba en la expresión del rostro de la rubia que estaba estática, quiso acercase a besarla de nuevo pero esta vez la chica se alejó y se fue caminando rápido y volteaba de vez en cuando como si alguien la siguiera. Mariana la veía alejarse y su mano sobre el pantalón enfrente de su pubis, pude ver que apretó con fuerza ahí en su parte íntima cerrando sus ojos para luego dejar salir unas lágrimas e irse corriendo al baño y yo detrás de ella.

Dentro de un cubículo estuvo casi media hora llorando y gimiendo y yo la escuchaba afuera, hasta que salió y me abrazó y yo la consolaba, un momento que se había perdido en lo más recóndito de mi memoria y este acto lo trajo de vuelta muchos años después.

Palpándome la cuca llena de flujo y pasándoselo por sus tetas admiraba nuestra obra en el cuerpo de Putella que seguía maldiciendo en otro idioma, cualquiera la confundiría con una monja hablando latín, cosa que arreció más cuando vio a Mariana levantarse poniéndose sobre su cara y con sus manos entreabrir sus labios vaginales dejando salir ese tremendo pedacito de carne, al no entender nada de lo que decía me enojé y haciéndola callar le dije:

-Eh, Putella, saluda a tu capitana, la soldado Ryana-

-JAJAJAJA- se escuchó al señor Valentín reír, a lo cual me dí vuelta mirándolo a donde estaba, echado en su silla y con un enorme bulto formando una carpa en su pantalón negro. Aún quedaba juego, ya no importaba. Dejando a Mariana hacer su hembra a Antonella me levanté y caminé hacia Valentín contoneando mi cuerpo hasta llegar a él, me agaché y tanteé su verga a través del pantalón, el viejo sólo me dejaba hacer por lo que dispuesta guiñándole un ojo le dije:

-Señor Valentín, quiero jugar con usted-

El viejo tomó el uniforme que me quedaba y me lo quitó, tanteó mi cuerpo un poco poniéndome a mil, y luego me apretó un seno con firmeza.

-Acepto el juego, voy primero- dijo

Lo que pasó después, se los cuento luego.

Continuará…

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