Universitarias

Ariel mira a su mejor amiga hacer todo por una buena nota.

Universitarias

Hola, mi nombre es Ariel y el relato que les contaré es algo que me pasó durante mi primer semestre en la universidad. En ése entonces yo tendría 18 años recién cumplidos y cursaba la carrera de psicología, no conocía en realidad a nadie en aquella escuela, salvo por una amiga de la infancia llamada Dolores (Lola) con la que me llevo muy bien, ella es alta, curvilínea (de trasero grande y bellos senos), cabello teñido de rojo, lacio y largo, ojos almendrados, tez clara, labios delgados, y sumamente atrevida. Yo soy más bien tímida (pero cuando estoy con ella me transformo y de tímida no queda nada), cabello castaño oscuro, largo y rizado, ojos grandes y negros, labios gruesos, alta (1.70 m al igual que Lola), pechos firmes, redondos y de tamaño mediano (34B), tez aún más clara que la de mi amiga, vientre plano, y trasero normal (ni grande ni pequeño). Pues bien, estábamos en la universidad, ambas en la misma carrera, y allí conocimos a un profesor bastante lindo (pelirrojo, tez muy clara, ojos azules, alto –medía como 1.82m-, y buen cuerpo) su nombre era Christian, él impartía la clase de Metodología & estadística, en el momento en que lo vimos Lola le hecho el ojo:

-¿Ya viste a ese profesor?- comentó con una mirada pícara- De seguro debe de besar riquísimo.

-Ay Lola… ya ni te conformas con los alumnos, ahora hasta a los maestros les hechas ojo, jaja- le respondí de forma burlona y ella se sonrojó.

-Aguafiestas- me respondió y después proseguimos con la presentación de la materia por parte del profesor.

Pasó el tiempo y nos entregaron las primeras calificaciones del semestre, a mí me iba bastante bien (con excepción de la materia de Metodología & estadística en la cual había sacado 7.5) pero nada en comparación con el resultado de Lola (un 5.6).

-¿Cómo es posible?, si yo estudié para el examen y tengo la primera parte idéntica a la tuya- renegaba Lola al comparar nuestros exámenes.-Ése tipo me va a oír-

-Pero Lola…- dije sarcásticamente- …si ése profesor está muy bien, ¿cómo le vas a reclamar?-

Hizo caso omiso de mi burla y se dirigió hacia la oficina del maestro.

La esperé durante media hora en la cafetería, pero ni rastro de ella. Así que decidí ir a buscarla. Cuando pasaba por la oficina escuche unos ruidos extraños que provenían de ella, así que me acerqué sigilosamente y miré por la puerta entreabierta:

Allí estaba Christian de pie con los pantalones hasta los tobillos y delante de él Lola hincada y con sus pechos de fuera haciéndole un maravilloso trabajo al profesor. Me paralicé, era una escena demasiado erótica como para dejarla pasar, permanecí quieta y en silencio mirándolo todo.

El maestro en verdad estaba muy bien, tenía el abdomen muy bien marcado, y ni hablar de su herramienta, era enorme, debía de medir fácil unos 20 cm y estaba muy gruesa, de repente sentí como mi ropa interior se humedecía; Lola engullía con desesperación el pene, Umm qué envidia sentí en ese momento, me hubiera gustado ser yo la que mordisqueaba la punta y me masturbase con una mano, mientras que él sobara mis tetas.

Después cambiaron de posición, Christian tomó de la cintura a mi amiga y la sentó en el escritorio con las piernas abiertas, le bajó su tanga dejando a la vista su vagina totalmente depilada y húmeda (como la mía), lamio y mordisqueó sus duros pezones y después comenzó a lamer su clítoris, al tiempo que con las manos restregaba los senos de su alumna entre sí. Lola no pudo más, fue presa de un exquisito orgasmo, lo cual hizo que el profesor estallara en otro dejando la boca de mi amiga llena de semen.

En ese momento me levanté y salí de inmediato del lugar, llevándome conmigo la escena que me propiciaría varios orgasmos después de unas horas.