Universitaria: Trios y Glory holes
Una mamada a mi follamigo que termina con una corrida en la cara y una propuesta de trio, y una cena con mi compañero de piso viendo porno que acaba con los dos masturbándonos.
Hola a todos y todas. Hoy traigo una nueva serie de historias que me gustaría enmarcar en mis relatos. Todas las historias abarcaran mis años de universidad (recientemente finalizada) narrando diferentes anécdotas sexuales. Sin más introducción, comencemos, y espero que os guste.
Hace unos 4 años de esto. Yo había cumplido los 18 recientemente, y disponía de una libertad que me hacía creer que tenía el mundo en mis manos (bueno, a veces aún sido siendo así). Era bastante ingenua, sobre todo en lo sexual, pero al mismo muy abierta en todos los sentidos. Había tenido mis mas y mis menos, sobre todo después de descubrir mi sexualidad en el campamento, y con 18 años ya había experimentado todo lo posible… o eso creía.
Llevaba unos 3 meses en la universidad. Estudiaba filosofía, y me había ido a vivir fuera de casa, concretamente a Bilbao. Mis padres no estaban del todo contentos con la idea, pero al fin y al cabo no les había dado motivos para quejarse. Para mi era un cambio descomunal, solo podía pensar en la libertad que iba a tener de ahí en adelante, ya que no solo me libraba de mis padres, sino que también de mi hermano pequeño.
Compartí piso el primer año con Sofía y Marcos, una pareja que estudiaba ingeniería informática. Eran todo un contraste conmigo. Marcos era el típico chico friki por excelencia. Le costaba relacionarse conmigo, era delgado, de tamaño medio y no especialmente agraciado. Tenia el pelo rizado y alborotado. Su novia era una chica de pelo moreno y rizo, con aparato de dientes, un tanto curvy y también muy tímida.
Y para lo que no me conozcáis, yo me llamo Miriam, soy una chica normal, no voy a gimnasio ni nada de eso, suelo practicar natación por gusto y cuido mi alimentación. Soy delgada sí, pero no tengo un abdomen marcado ni cinturita de avista. Tengo unas tetas dignas, muy redonditas y firmes, siempre he recibido halagos por ellas y me gusta lucir escote. En cuanto a mi culo, no es muy grande, pero si redondito y marcado, ya que mido sobre 1,65. Llevo gafas de pasta y un piercing en la oreja.
Estaba en mi habitación, un cuarto modesto, con las paredes blancas y un gran ventanal junto a la cama, y Lucas, un chico de mi grupo de amigos estaba conmigo. Por aquel entonces nos llevábamos bien, habíamos conectado rápido durante una fiesta y teníamos relaciones esporádicamente. Lucas estaba tumbado sobre la cama, completamente desnudo, con la cabeza apoyada sobre una almohada para poder ver como le chupaba la polla.
Tenia mis manos apoyadas sobre sus abdominales. Su cuerpo estaba duro, fibroso, y tenía el pelo recogido en un moño. Sus ojos se clavaban con deseo en mi lengua, que repasaba el contorno de las venas de su polla.
-Cómetela.- Aún no lo sabía, pero era un impaciente. Yo obedecí y la mete en mi boca, encerrando su glande entre mi papo y mis dientes. Por experiencia sabía que le gustaba. Succioné hasta hacer un vacío en mi boca. Ví como se mordía los labios de placer.
Su polla estaba completamente dura, a pesar de que habíamos follado recientemente. Sí, no era especialmente grande, mediría unos 15 cm, pero funcionaba a un alto rendimiento. La saqué de mi boca, y la restregué por mis morros llenos de babas. Ví como la vista de Lucas se desviaba a la televisión de mi cuarto, donde estábamos viendo un video porno. Gire mi cabeza sin apartar la polla de mi cara, pude ver como dos rubias alucinantes chupaban una polla descomunal de un chico a través de una caja de pizza, aquella imagen se ha quedado grabada en mi memoria para toda la vida. -¿Te gustaría que te hiciese eso?- Pregunté, y acto seguido engullí su polla. Comencé a relamer su glande dentro de mí, recorriendo con fijación su frenillo. Podía notar como sus fluidos se mezclaban con mis babas.
-Ufff, sería la hostia. ¿Harías un trio?- No me refería a eso pero no me importó. Lucas parecía un tio abierto en lo sexual, por eso me gustó, aunque en realidad no fuera del todo así… -¿Con un chico o con una chica?- Me saqué la polla de la boca por un segundo para contestar. Hasta ese momento nunca había hecho un trio, no al menos formalmente, pero me intrigaba la posibilidad de hacerlo con Lucas, aunque su respuesta me daba igual. -Puff, solo de imaginaros a María y a ti compartiendo mi polla me pongo malo.- El comentario de Lucas no me sorprendió. Sabía que estaba interesado en ella y no me importaba, al fin y al cabo nuestra relación no era seria, y por otro lado tampoco me importaría llegara hacer un trio con ella.
-María es una pija. Dudo que le vayan esos rollos.- De nuevo me volví a meter su polla en la boca. Recorría con mi lengua su glande, estimulándolo hasta hacerlo latir en mi boca. La sensación de tener una polla en mi boca me vuelve siempre loca. Las babas se salían por la comisura de mis labios tratando de engullir más y más. -Si hiciéremos un trio con ella yo haría un trio con quien tu quisieses. - Aquello se quedó plantado en mi mente. No veía a Lucas capaz de complacer a otro hombre que no fuese él mismo, pero su propuesta decía lo contrario, al menos en forma de trato. Seguí chupando su polla sin decir nada más, pero sin abandonar la idea.
Él alternaba su mirada de pasión entre mi y la pantalla, donde ahora una de las rubias montaba la polla del hombre mientras la otra se debaja chupar las tetas. Por un segundo imaginé que éramos Maria, Lucas y yo, y imagino que Lucas pensaba lo mismo. Agarró mi pelo por mi trenza, tirando de ella mientras yo me aferraba a su rabo con mis labios, tragando todo lo que podía. -Dios, vaya boquita tienes guarra.- Lucas no lo decía como algo despectivo, al menos no del todo.
La saqué por completo de mi boca, las babas se quedaron pegadas a su polla, dejándola empapada por completo. -Ahora, sin usar las manos.- Dijo Lucas.
Le puse la mayor cara se guarra que pude, y lentamente me acerqué a su polla con la lengua fuera. Abrí la boca en forma de “O” y con ayuda de mi lengua me la introduje dentro. Dejando mi boca aún abierta comencé a mover la lengua, atizando varios latigazos sobre su glande, hasta que comencé con la mamada de nuevo. Lucas seguía agarrándome de mi trenza, hasta que decidió marcarme el ritmo de la mamada, algo que siempre me ha molestado, con su mano sobre mi nuca. Le gustaba rápido, apenas estaba bajando cuando se apresuraba a hacerme subir. Mi boca se atragantaba y no conseguía disfrutar mucho de la mamada, pero supongo que a el le gustaba más eso. Las babas salían disparadas de mi boca, mojando su abdomen y llenando mi cara. Al final alternaba el ritmo que marcaba con su mano con un movimiento de pelvis para penetrarme más la boca. -Me corro, me corro.- Tras decir eso Lucas se la sacó de mi boca y comenzó a masturbarse, otra de las cosas que más odio, si tanto quieres una mamada, déjame acabar, ¿No?. Saqué mi lengua y restregó el grande contra ella mientras se pajeaba.
Esperaba con ansias su corrida. De fondo podía escuchar los gemidos de la porno, pero no pensaba mirar y perderme mi premio. Puse mis morritos contra la punta de su polla, dándole un apretado beso, hasta que finalmente se corrió. Sus potentes chorros de corrida se estrellaron contra mi cara, mi pelo y mis labios. Me encanta la sensación de una corrida caliente sobre mi cuerpo. Pero en ese momento llamarón a la puerta de mi habitación.
-¿Miriam?- Era Marcos, mi compi de piso. -Voy a pedir comida a domicilio. ¿Quieres algo?- Lucas, después de dejar mi cara echa un cuadro aprovecho para ir al baño. -Puedes pasar. - Le dije a Marcos.
Tenia una camiseta del pijama puesta, pero estaba desnuda de cintura para abajo cuando le abrí la puerrta. Marcos vio mi cara llena de semen, que aún chorreaba cayendo hacía mis labios. Una gota cayó de mi barbilla. -Perdona, Lucas se ha corrido en mi cara.- Le dije como si fuese lo más normal del mundo, mientras con la mano evitaba mancharme mas. -¿Qué vas a pedir? ¿Chino?.- Para mi no era nada extraño. Veo el sexo como algo normal y no me pareció un problema. Marcos tartamudeo. Me di cuenta de que aún estaba puesto el porno en la pantalla. La mirada de Marcos quedó atrapada en ello. -Bueno, igual prefiero pizza. De pepperoni.- Le dije con una sonrisa. Eso me daba más morbo aún. Noté como el calor recorría mi cuerpo.
-Oye, ven a limpiármela. - A Lucas se le escuchó desde el baño. Puse una cara de situación, entre avergonzada y humillada, eso si que me jodía.
Cerré la puerta y le canté las cuarenta en el baño, aunque finalmente terminé de limpiarle la polla con una última mamada. Nos duchamos juntos, y de nuevo volvíamos a comentar el tema del trio, esta vez más en frio.
Lucas me invitó a comer el fin de semana a la casa de sus padres. No me gustaba la idea, más que nada por la clase y dinero que derrochaba, muy lejos de mi nivel, pero aún así acepté. Aún sido sin entender porqué cedía tanto con él.
Durante la noche, Marcos y yo compartíamos sofá y pizza mientras veníamos la tele, ya que Marta tuvo que pasar la noche en la casa de sus padres.
-Oye, perdona por lo de esta tarde Marcos, lo siento si te ha molestado. - Le dije.
-Oh, no tranquila. No ha sido nada.- Respondió el. Di un mordisco a la pizza, y por unos segundos todo siguió con normalidad.
-La verdad es que me he quedado un poco impactado. Ya imaginaba lo que haríais cuando os encerrabais en el cuarto, pero verte así... Ha sido un poco raro.- Las palabras de Marcos eran lentas. Parecía estar deseando sacar el tema, pero al mismo tiempo le costaba mucho.
-¿Y eso?- La idea de que se imaginase lo que hacíamos llamó mi atención. ¿Le ponía cachondo?
-Bueno, lo de la corrida en la cara… Ya sabes. Y la porno…- Marcos hablaba sin siquiera mirarme. No apartaba la mirada de la televisión. Yo estaba medio tumbada en el sofa, con un pantaloncito corto de pijama y una camiseta de tirantes.
-Tu también te correrás en la cara de Sofía. Es normal. A los chicos os gusta, y a algunas chicas también.- Se lo dije con naturalidad, la verdad que hablar de sexo se me hacía fácil.
-A Sofía no me gusta. Nunca me ha dejado.- En ese momento se giro para mirarme, y yo le devolví la mirada hasta que la apartó de nuevo rápidamente. La verdad es que con lo tímido que era no esperaba que me diese el dato.
-¿Nunca?- Le pregunté sorprendida. -No.- Su respuesta fue concisa y rápida.
-No le atrae mucho la idea.- Terminó diciendo. Le notaba nervioso, y eso en parte me gustaba.
-Eso es que no lo habrá probado. No es nada del otro mundo, a mi de hecho me gusta.- Noté como Marcos se ponía más nervioso, y aproveche para estirarme en el sofá invadiendo ligeramente su espacio.
-Ya he visto que no te importaba mucho.- Marcos se rió tímidamente. No sabía como continuar con la conversación y la estaba estirando todo lo posible.
-Me parecía algo normal, si prefieres la próxima vez me limpiaré antes de abrir la puerta.- Quise darle un giro a la conversación. Sabría como reaccionaría.
-No, no. No me importa verte así.- Dijo él.
-¿Quieres volver a verme con la cara llena de corrida?- Le pregunté con voz melosa en una especie de vacile y a la vez provocación. El se puso colorado.
-No, no digo que quiera verte. Es solo que no me importa.-
-Si quieres verme dímelo claro.- Al fin puse las cartas sobre la mesa. Llevábamos unos meses viviendo juntos y nunca había sentido tensión sexual ni habíamos hablado de sexo. Pero él no contestó. Le dí un último bocado a un trozo de pizza, suspiré y me marché sin decir nada.
-Oye, ¿A dónde vas? ¿Te has enfadado? - Me dijo levantándose tras de mi.
-A terminar la peli que estaba viendo. Sí, la porno.- Le conteste sin girarme, siguiendo mi camino.
-Puedes verla en el salón si quieres.- En ese momento me frené en seco. Al fin había picado el anzuelo. Me giré con cara de satisfacción. En el fondo sabía que le estaba utilizando para pasar un buen rato igual que Lucas a mi, pero no me importó, supongo que se trata de la cadena alimenticia sexual.
-Está bien. ¡Genial!- Le sonríe con cara de satisfacción. -Noche de peli.-
Pusimos la peli porno en la tele del salón. Marcos la adelantó un par de minutos yendo directamente al grano, y entendió mis ganas de cenar pizza. Me tumbe en el sofa mirando atentamente la pantalla. Una rubia chupaba con ansias una descomunal polla, mientras la otra le agarraba los pechos. En un momento observe la erección de mi compañero, que trataba de disimular tapándose con el brazo.
-Por dios, es normal que te empalmes viendo porno. No tienes que taparte. - Le dije de nuevo intentado crear un ambiente natural. Sin embargo Lucas mantuvo su brazo tapando su miembro. No parecía nada del otro mundo, y tampoco me atraía, pero una parte de mi quería satisfacerle, sabía, por como era, que me daría mucho mas morbo que Lucas.
La película continuó hasta que el hombre comenzó a follarse las tetas de las rubias, primero con una y luego con otra. El porno, por lo general no me suele excitar, pero verlo con Marcos me provocaba una pequeña sensación de calor en el pecho, invitándome a desfogarme. Coloqué con todo el disimulo que pude una mano sobre mi entrepierna y me acaricié disimuladamente con la punta del dedo índice por encima del pantalón. Al fin el hombre se corrió sobre las caras de ambas chicas. -Mira, otra corrida en la cara.- Marcos no dijo nada. Imagino que estaría un tanto confuso por la situación, pero sabía que disfrutaba de ella. -Qué, ¿Te ha gustado?- Le dije.
-No es el tipo de porno que suelo ver. Pero no ha estado mal.- Contesto al fin dirigiéndome la mirada.
-¿Y cual es el que te gusta ver?- Le pregunté. Mi mano seguía recorriendo lentamente mi coño, que comenzaba a entrar en calor.
-Otro tipo.- Marcos no quiso entrar en detalles. Parecía que le gustase alguna cosa extraña.
-Venga, pues ponlo tu ahora. Veámoslo. - Le anime. Marcos se lo pensó durante unos segundos, como si tuviese que valorar la situación. Poco después se dirigió a la barra de búsqueda e introdujo un titulo. Lo seleccionó y comenzó la película.
-¿Sabes que es un glory hole?- Me dijo. Me quede petrificada. -¿Un qué?- He de decir que no tenía ni idea de que era, ahora si lo sé desde luego, y me encanta, pero en aquel momento no tenía ni idea de que iba a ver, y después de oír esa terminología tenía miedo de que Marcos fuese una especie de psicopata sexual en sus gustos porno.
El video comenzó, y una mujer morena de pelo largo, con unas tetas descomunales entraba en un baño bastante mugriento. Se sentaba en la taza del cuarto de baño y de repente, por un agujero en la puerta de este aparecía una descomunal polla negra.
-Eso es.- Dijo Marcos sin dejar de mirar la pantalla. La mujer no se lo pensó dos veces y comenzó a acariciar la polla, y no tardó mucho en metérsela en la boca. No se como no conocía de esa técnica, pero en ese instante supe que me encantaría hacerlo, todo en ella me parecía extremadamente morboso. -¿Es un agujero en un baño por donde sale una polla?- Le pregunte.
-Más o menos. Son locales donde los hombres introducen su miembro por una abertura y si tienen suerte una mujer hace el resto.- Explico Marcos. Cuando me miró pude apreciar como se fijaba en mis tetas. Notaba mis pezones duros y este nuevo video había amentado mis ganas de masturbarme, pese haber follado hace apenas una hora.
-¿Pero eso existe de verdad?- La curiosidad me matada por dentro. -Claro. Los hay en baños públicos, en sex shops, en bares…- Me quedé por unos segundos pensado si por casualidad alguna vez me había topado con uno de esos glory holes sin saberlo. -¿Tú lo has probado?- Le pregunté. La joven del video comenzaba a mamar la polla con empeño cuando de repente otra salió por un agujero al otro lado. Definitivamente estaba muy cachonda, en ese momento deseaba ser la chica del video. Eché un vistazo a Marcos y vi que no se tapaba su erección. Pude apreciar su miembro deseando salir del pantalón del pijama.
-No. Siempre he querido, pero luego no me atrevo. - Marcos clavaba su mirada de deseo en la pantalla. Parecía querer teletransportarse a la acción.
-Dios, me encantaría probarlo. - Dije con entusiasmo. En ese momento Marcos me miró. No sé qué ideas recorrían su mente, pero podía imaginármelo, sin embargo no dijo nada. -Podríamos ir los tres juntos, así no tienes opción a rajarte. - Le propuse finalmente. Pude oír como tragaba saliva.
-No creo que Sofia quiera ir.- Dijo finalmente agachando la cabeza. -¿Acaso se lo has propuesto?- Le conteste. -Dios como me gustaría ser esa tía.- Estaba realmente encantada con mi nuevo descubrimiento, y no pensaba tardar en probarlo, con o sin Marcos.
Una de las pollas comenzó a correrse a chorros sobre la chica en el video. Sus pantalones se llenaron de chorros de corrida, pero su cara quedó totalmente opacada. -Mira, otra corrida en la cara.- Comenté. Marcos llevaba tiempo sin decir nada, como replanteándose mi propuesta.
-Joder, ¿Es que tu no estas cachondo?- Le pregunté ante su impasibilidad. En ese momento Marcos, reaccionó, como volviendo en su imaginación. -Eh… Bueno, si, no se…- Su timidez, la misma que le impedía entrar en un glory hole, le impedía llegar a nada más conmigo, por mucho que lo desease, y no iba a ser yo quien presionase a un chico con novia. Finalmente, la segunda polla se corrió en la garganta de la chica del video, llenando su boca de leche, haciéndola desbordar por todos lados.
-Bueno, hora de ir a dormir, bueno… A hacer algo con este calentón más bien. - Dije riéndome mientras me levantaba. -Buenas noches Marcos.- Le dije despidiéndome de él y dirigiéndome a mi cuarto. Pude ver como se quedaba mirando mi culo que se alejaba.
Me tumbé sobre la cama, dejando la puerta abierta a modo de invitación, y me quité los pantalones. Tenía el chocho caliente y húmedo. Estaba deseando masturbarme, así que comencé a pasarme los dedos por mis labios lentamente. Cerré los ojos tumbada en la cama boca arriba y doble las rodillas. Imaginaba estar en uno de esos glory holes con tantas pollas a disposición que no podía contarlas. Comencé a segregar fluidos.
Me llevé la mano a la boca y probé mis jugos como si estuviese lamiendo una polla. Salado y viscoso, y de nuevo dirigí mis dedos a mi coño, que poco a poco se introdujeron dentro de mi. Suspiré dejándome llevar por mi pasión y los introduje lo más profundo que pude. Me embriagó una sensación de placer indescriptible que partía de mi vientre hacía el resto del cuerpo. Saqué mis dedos y comencé a frotarme de manera descontrolada y rápida mi clítoris. Era el momento de acabar. Me incorporé para apoyar mi espalda contra la pared cuando ví a Marcos junto a la puerta, devorándome con la mirada igual que hacía unos minutos lo hacía con la chica del video.
No me importó lo más mínimo, al fin y al cabo, había dejado la puerta abierta como invitación. Mirándole me coloqué contra la pared, sentada, y comencé a frotarme el clítoris mirándole a los ojos. Ni si quiera se movía un centímetro, pero su polla palpitando bajo su pantalón pedía lo contario. Podía notarse una mancha de humedad en torno a su glande.
-¿No quieres tocarte tu también?- Sabía que verle hacerlo también añadiría más morbo a este próximo orgasmo.
-Sofia…- Marcos únicamente dijo el nombre de su novia como con lastima y desgarro.
-¿Qué diferencia hay entre masturbarte viendo porno o viéndome a mí?- Le dije esforzándome con contener mis gemidos. Estaba en ese grado de excitación en el que no podía aceptar un no, y yo, estaba en la cima de la cadena alimenticia sexual.
Marcos se tomo su tiempo, pero al fin se bajó los pantalones hasta las rodillas, liberando su miembro, que se balanceó de arriba abajo. Me mordí los labios mientras ahora fijaba mi vista en él. No cesaba de flotar mi coño encharcado, los fluidos resbalaban por mis manos y muslos hasta caer en el suelo. Gemía lentamente, al contario que él, que parecía contenerse.
Su polla, ni grande ni pequeña, ni gorda ni flaca, babeaba, por la excitación previa. Tenía una pequeña mata de pelo en el pubis. Observaba su movimiento de mano, lento, centrándose en estimular su glande. Al fin me corrí, tambaleándome contra la pared y con las piernas temblándome, aprovechando el momento para hundir mis dedos en lo más profundo de mi coño. Estaba incluso babeando del placer. Pude notar como mis nudillos, que chocaban contra mis labios, me impedían hundir más mis dos dedos dentro de mí.
Pero Marcos aún estaba zarandeando su miembro. Agarraba con tres dedos la punta haciéndose una paja mientras me contemplaba exhausta. Me llevé mi mano a la boca y lentamente lamí los restos de mis fluidos, para posteriormente pasarme las manos por los pechos, rozando mis pezones sobre la camiseta. En ese momento noté un impulso en su miembro, claro, era otro hombre más que quería verme las tetas.
Decidí provocarle. Pasando mi mano por mi escote. El aceleraba su masturbación fijando su mirada. Pude notar como movía las caderas inconscientemente. Bajé uno de mis tirantes, asomando medio pecho, pero tapándolo con la mano, y repetí la operación con el otro. Marcos suspiraba, acelerando aún más el ritmo. Su peculiar manera de pajearse hacía que pudiese observar al completo su miembro agarrado por sus dedos.
Finalmente quité mis manos, dejándole ver mis tetas. Pude ver como abrió la boca y comenzó a correrse como un bárbaro, suspirando con cada chorro que impactaba contra el suelo de mi habitación. Supe que Marcos era un pervertido contenido, y que podría darme mucho morbo vivir un año con él. Había tardado en sacar su lado sexual, pero al fin estaba descontrolado. Después de seis chorros de corrida su polla cesó. Y yo con las tetas fuera, volví a pasar una mano por mi coño para su deleite. -No ha estado mal.- Le dije volviéndome a colocar la camiseta.
Espero que os haya gustado esta nueva historia. Mi idea por ahora es contar diferentes anécdotas de estos 4 años de universitaria, pero me gustaría saber si preferís una serie centrándome en temas mas concretos y lineales o piezas sueltas e inconexas que no obliguen a seguir una serie. Muchas gracias por vuestros comentarios, disfruto mucho contando mis anécdotas, así que me gustaría haceros disfrutar a vosotros también. Sin mucho mas que decir, me voy a ver el famoso video que quedó grabado en mi memoria 😉.