Universitaria que iba al cine X a hacer pajas (2)

Trabajé en los 90 en un famoso Cine X de Madrid y conocí a una chica universitaria muy guapa y modosita de 20 años que iba a diario a pajear abuelos. Una de las cosas más curiosas que he visto en mi vida. Aquí os cuento el segundo día que la chica vino al cine, cuando por fin pude hablarla.

Vengo de aquí: https://www.todorelatos.com/relato/185075/

Al final del día, cuando terminó la sesión, bajé a limpiar la sala como de costumbre, la parte más asquerosa de mi trabajo (pero también la más necesaria). Una cosa positiva de los Cines X es que al haber pocos clientes no era necesario limpiar toda la sala como sucede en un cine comercial, sino que con limpiar los asientos ocupados era suficiente. Cuando llegué a los asientos de la fila trasera donde se habían sentado la chica y el viejo me fijé en los abundantes restos de corrida que había echado el tío asqueroso ese, una parte había impactado en el respaldo del asiento de delante y es probable que el resto hubiese caído varias filas más adelante, pero tampoco estaba por la labor de buscarlo y limpiar todo a fondo ya que era tarde y quería irme a casa a dormir. Recogí un pañuelo de papel arrugado en el suelo que imagino que lo utilizarían o bien él para limpiarse la polla o bien ella para limpiarse la mano.

Esa noche en casa me costó dormirme mientras pensaba en la chica, ¿qué hostias hacía una chica joven tan normal y guapa como ella en un lugar lleno de sordidez como ese?, ¿por qué le hizo una paja a un viejo desconocido que podría ser su abuelo?, ¿volvería otro día al cine?

Al día siguiente volví al trabajo. Era viernes por lo que la afluencia de clientes era un poco más alta que la habitual. Ese día echaban unas pelis muy morbosas de un director italiano que estaba muy de moda por aquel entonces (un tal Saleri, Salieni o algo así).

Todo transcurría con normalidad: limpiar, controlar luz, imagen y sonido, y hacer de segurata por si había que echar a algún borracho problemático. Al mediodía fui a almorzar al bar de al lado con Paco, mi compañero de taquilla, y le pregunté:

  • Oye, Paco, ¿no te llamó la atención la chica que vino ayer por la tarde?

  • ¿la que vino sobre las 8 de la tarde?. No, ¿por qué me lo preguntas?

  • Porque me extrañó que viniera aquí una chica tan joven, guapa y normal. No pega una mierda.

- Sí, bueno, ya sabes que estas crías cada vez empiezan antes a ver este tipo de pelis, jajaja. Pero eso es bueno, que tengamos variedad.

  • Es que le hizo una paja al viejo calvo este que viene a diario.

  • ¡¿Qué dices?!, (Paco casi tira la cerveza). Joder, no me lo explico, ¿será puta o estará loca?

  • Pues no lo sé, me parece muy raro, la verdad...

  • Bueno, yo le pedí el DNI al comprar la entrada y no era menor de edad, tenía 20 años, así que no hay problema. De todos modos, esta tarde si vuelve, estate al loro para que no la líe mucho.

Esa tarde sobre las 19-20 horas, la chica volvió. Pude ver desde la sala de mantenimiento como estaba en la taquilla comprándole una entrada a Paco, así que me acerqué a mirarla más de cerca. Pude verla con más detalle, era mucho más guapa de lo que parecía, algo bajita, un poco entrada en carnes, pero con unas buenas tetas que se le intuían debajo de la blusa, si bien la llevaba abrochada hasta el cuello y no se le veían, pero se le notaban. Parecía una niña pija de buena familia y de colegio religioso por como iba vestida

Acudí corriendo a la habitación de control arriba de la sala para vigilar. La chica entró en la sala y se volvió a sentar en el mismo asiento que el día anterior mientras los clientes que estaban dentro de la sala (todos hombres) se le quedaban mirando, como si fueran perros hambrientos mirando un filete.

Al rato, el mismo viejo del día anterior se levantó y se puso a su lado. A ella no parecía importarle. El viejo se sacó la chorra directamente sin vergüenza alguna y se puso a mirar a la chica a los ojos. Ella le devolvió la mirada, le agarró la polla y le empezó a masturbar lentamente. El viejo tenía la polla tiesa y enorme, completamente descapullada, con el glande color cereza, mientras la chica movía la mano arriba y abajo con mucha lentitud y cuidado (parecía como si tuviera experiencia en hacer pajas). El cabrón del viejo estaba dando unos gemidos de placer que casi los podía oír yo desde arriba, ¡y eso que el volumen de la película estaba muy alto!

Él alargó la mano y le empezó a desabrochar los botones de la blusa, dejándole las tetas fuera. ¡Dios!, ¡menudo melonar! Me quedé flipando de lo grandes que eran. Vale que la chica era un poco gordita pero aún así eran enormes, unos buenos melones naturales. El viejo se puso a estrujarle una teta mientras ella le seguía masturbando lentamente.

Al poco tiempo otro espectador un poco más joven (como de 50 y tantos) se levantó y se sentó al otro lado de la chica, por lo que ella tenía a uno a cada lado. El otro empezó a sobarle la otra teta y después bajó la cabeza y se puso a chuparle la teta y morderle el pezón. Ella con la otra mano le desabrochó el pantalón y le masturbó a él también.

En resumen, la situación era increíble. Ella sentada en la fila trasera mirando hacia la pantalla con sus tetazas al aire y con un viejo verde sentado a cada lado a los que masturbaba lentamente mientras ellos le tocaban, agarraban y chuperreteaban las tetas; y el resto de hombres de la sala (unos 12-15) mirándoles sin disímulo (estaban más atentos a ellos que a la película). Yo no voy a negar que la situación, a pesar de ser un poco asquerosa me parecía muy morbosa, por lo que no podía apartar la mirada e incluso se me puso la polla dura.

Al poco tiempo el de la izquierda se corrió a lo bestia entre gemidos de placer y después lo hizo el de la derecha. Ella abrió el bolso y sacó un pañuelo de papel con el que se limpió las manos. Se abrochó la blusa hasta el cuello, se levantó y se fue de la sala mientras los dos hombres se quedaron ahí sentados recuperándose de la corrida.

Esa vez no iba a dejar que la chica esa se fuera sin decirle nada. Así que bajé corriendo por unas escaleras que comunicaban la habitación de control desde la que controlaba todo, hasta un pasillo donde estaban los baños y la salida del cine. Al llegar al pasillo vi como iba a salir a la calle pero antes de que lo hiciera le grité:

  • ¡Oye, perdona!

  • Sí, ¿pasa algo?

Me acerqué a ella y vi que no se había limpiado todo el semen. Todavía le quedaban algunas gotas y restos en la blusa.

  • He visto lo que les has hecho a esos dos hombres, era para recordarte que esas cosas están prohibidas aquí.

  • Disculpa, pero en estos sitios la gente siempre ha hecho eso y no pasa nada, ¿qué pasa, que porque soy mujer y joven no puedo?

  • No, no es eso. Es que aquí está prohibida la prostitución.

Se me quedó mirando en silencio con cara enfadada y me gritó:

  • NO SOY PUTA, ¿TE ENTERAS?

  • Perdona, no quería decir eso, solamente quería decir que la normativa de estos establecimientos es muy severa con esas cosas. Somos una sala de cine, no un sitio de citas.

  • ¡Déjame en paz!, ¡ya soy lo suficientemente mayor como para que me digan lo que puedo o no puedo hacer!

Se dio la vuelta y se fue a la calle andando rápido. Me asomé y vi como se alejaba y se metía en una boca de metro.

Esa noche en casa casi no pude dormir de lo cachondo que estaba pensando en la chica, de la cual ni siquiera conocía su nombre. ¿Qué le llevaba a una chica tan joven, guapa, atractiva y pija que seguramente tendría a muchos chavales jóvenes detrás, a ir a un Cine X a hacer esas cosas a viejos asquerosos? No me quitaba de la cabeza la imagen de la chica con sus pedazo tetas al aire pajeando a la vez a esos 2 viejos mientras ellos le sobaban y chupaban las tetas.

Lo que es la vida, pensé. Desde que estaba en ese trabajo, siempre me había reído de los viejos verdes que iban al Cine X ya que me parecían unos perdedores. Sin embargo ahora les envidiaba profundamente. A ver si al final resultaba que ellos eran los ganadores y yo era el perdedor... total, a ellos les pajeaba una chica guapísima de tetas gordas y yo tenía que limpiar los restos de sus corridas.

No pude más y fui al baño a masturbarme pensando en ella. Eché un pedazo corridón que por poco me desmayo.

"Quiero follarme a esa tía", me dije...