Universitaria que iba al cine X a hacer pajas (1)

Trabajé en los 90 en un famoso Cine X de Madrid y conocí a una chica universitaria muy guapa y modosita de 20 años que iba a diario a pajear abuelos. Una de las cosas más curiosas que he visto en mi vida. Nunca lo entendí.

Buenas noches. Me gustaría contar una historia completamente real que tuve el gusto (no sé si el gusto o el disgusto) de vivir en los 90, cuando era un chaval.

Nunca se me dieron bien los estudios, así que cuando cumplí 16 me puse a currar. Tuve varios trabajillos precarios, como repartidor, camarero e incluso estuve de prácticas en un taller mecánico. Sin embargo, no duraba mucho en inguno, ya que era un poco cabra loca y no tenía mucha estabilidad, me tiraba mucho la fiesta y no me molaba lo de trabajar, aunque mis padres me intentaban llevar más tieso que una vela y por muy bandarra que yo fuera les tenía respeto e intentaba hacerles caso.

Uno de los trabajos donde estuve más tiempo fue con 22 años de "chico para todo" en un famoso Cine X de Madrid. Con "chico para todo" quiero decir que lo mismo hacía de limpiador, que de acomodador, que de segurata, que de electricista, que de encargado de mantenimiento, ya que por lo general, un Cine X no necesitaba mucho personal para su mantenimiento, solamente estábamos el taquillero, el dueño y yo.

Los que seáis millenials y no sepáis lo que era un Cine X os lo explico: era un cine donde sólo se emitían pelis porno. Esto ahora puede pareceros raro, pero a principios de los años 90 en España cuando internet apenas existía, había gente que iba a estos cines a ver pelis porno para cascársela ya que no podían acceder a porno en otras plataformas (bueno sí, había un canal de TV llamado Canal Plus que emitía una peli porno por semana pero era de pago). Obviamente a partir de los 2000 con la generalización del porno en internet y con los teléfonos moviles con acceso a internet los Cines X desaparecieron, por lo menos en España.

En el Cine X emitían películas porno de la época, y con la entrada podías estar el tiempo que quisieras, de modo que había gente que podía tirarse todo el día. El ambiente de los Cines X por lo general era sórdido, para qué os voy a engañar. La mayoría de los clientes eran viejos verdes y había también algunos gays que iban a hacer cruising (buscar otros gays para follar). Os podéis imaginar que no era el típico sitio familiar o de gente joven. De vez en cuando iba alguna prostituta de la Calle Montera a buscar clientes, pero cuando eso pasaba la echábamos a la calle, ya que la prostitución "en teoría" estaba prohibida (quiero decir que no me importaba que lo hiciera con discreción, pero cuando era muy cantoso la tenía que echar a la calle, ya que había que mantener una cierta reputación).

Lo más asqueroso de mi trabajo era obviamente la limpieza de la sala y del baño al final del día con todo restos de semen y algún condón usado tirado por el suelo. No obstante, he de decir que a pesar de ello, el sueldo era bastante bueno para los estándares de la época.

Tras varios meses currando ahí, una tarde de primavera vi algo que me sorprendió muchísimo (y es la razón por la que escribo esta historia): una chica jovencita de unos 18-20 años en la taquilla, algo rarísimo, ya que no cumplía con el perfil de cliente. Por su aspecto no era una prostituta que iba en busca de clientes, todo lo contrario, se le veía una chica muy normal: española, pija, modosita, un poco gordita y con mucho pecho y vestida de manera conservadora (no digo en plan monja, sino sin llamar la atención). La verdad que tenía pinta de universitaria de universidad privada. Me pareció rarísimo, pero tampoco le di mucha importancia, así que seguí con mi trabajo en la sala de mantenimiento.

A la media hora entré en la sala de cine a controlar que no hubiera ningún problema. Como trabajador tenía acceso a una puerta trasera que daba a una plataforma superior desde la que podía controlar todo sin que los espectadores me vieran. Y vi a la chica esta sentada sola en una de las últimas filas mientras miraba atentamente la película. En el resto de la sala había unos 10 clientes, muchos habituales (media de edad de 60 años). Observé como todos giraban la cabeza para mirar a la chica, ya que les debía llamar la atención que estuviera ahí, de hecho, le prestaban más atención a ella que a le peli, y muchos se la estaban cascando con disimulo mientras la miraban, pero ella parecía no darse cuenta y solo se dedicaba a ver la peli.

Me pareció curiosísimo, así que me quedé un rato cotilleando. Resulta que a los 10 minutos uno de los clientes (el más atrevido, imagino) se levantó de su asiento y se fue a las filas de atrás, sentándose justo al lado de la chica. Ésta no pareció inmutarse y siguió mirando la peli atentamente. Tampoco se le notaba incómoda de que se le sentara ese viejo verde al lado. El tío la miraba sin disimulo mientras se la meneaba a través del bolsillo. Hasta que a los pocos minutos flipé con lo que pasó: la chica le desabrochó el pantalón, le sacó la polla (que la tenía tiesísima) y la empezó a pajear lentamente. El viejo no se lo creía, estaba gozando como un cabrón, con la cabeza echada para atrás, los ojos en blanco y su brazo sobre los hombros de la chica mientras ella le daba al manubrio arriba y abajo, hasta que al poco tiempo se corrió con un chorro enorme de semen que casi le da a los de las filas de más alante. Yo estaba flipando por lo extraño de la situación porque era algo que no me podía creer (y eso que a mí me tocaba limpiar esa corrida luego).

Al poco tiempo la chica se levantó y se fue andando, mientras el viejo y el resto de clientes siguieron en la sala mirando como se marchaba la chica (el resto de clientes mirando con envidia, naturalmente, jaja). Yo bajé a la parte de las taquillas para intentar verla porque era todo muy raro, pero ya se había marchado a la calle.

Sin embargo, esa no sería la única vez que esa chica vendría al cine ya que al día siguiente volvió (sigo mañana)