Universitaria: Mi primer trío 1: Sexo en publico

Lucas y yo decidimos hacer un trío con María, y la misma noche que se lo proponemos volviendo de un bar borrachos, terminamos follando los tres en medio de la calle.

Hola a todos y a todas. Hoy os traigo un relato nuevo ubicado en esta antología de mis experiencias durante mis años como universitaria.

Como ya sabéis los aficionados a mis relatos, durante esta época tenía un lio con un chico de mi clase que se llamaba Lucas, un chico bastante más grande que yo, no especialmente fuerte, pero que se cuidaba, no se le notaban los músculos, pero los tenía. De pelo largo y barba poblada totalmente moreno, que, además, como fui descubriendo, estaba forrado de dinero.

Para los que no me conozcáis me llamo Miriam, pero todos me dicen Miri. Tengo 22 años y soy de España. Soy una chica más o menos corriente. Lo que más destacan de mi son mis ojos verdes, y mi larga melena castaña y lisa, que llega a la altura de media espalda.

Físicamente, no os voy a engañar, soy una chica normal, no voy a gimnasio ni nada de eso, suelo practicar natación por gusto y cuido mi alimentación. Soy delgada sí, pero no tengo un abdomen marcado ni cinturita de avista. Yo me veo guapa, y por ahora con eso me vale jeje. Tengo unas tetas dignas, muy redonditas y firmes, siempre he recibido halagos por ellas y me gusta lucir escote. En cuanto a mi culo, no es muy grande, pero si redondito y marcado, ya que mido sobre 1,65. Llevo gafas de pasta y un piercing en la oreja. También tengo algunos tatuajes en los brazos, pero son diseños pequeñitos.

Era un jueves, tenía aún 19 añitos y habíamos salido de fiesta unos cuantos amigos de la facultad. Nos gustaba pasar las noches de los jueves en algún bar bebiendo y bailando, disfrutando de una de las mejores etapas de nuestra vida.

Desde hacia algunas semanas, Lucas y yo habíamos hablado y comentado la posibilidad de hacer un trio. Ambos estábamos dispuestos a ello, pero no sabíamos como proceder sin forzarlo. Disfrutábamos del sexo, de llevarlo más allá, hacer guarradas, follar en lugares públicos, grabarnos… y este iba a ser nuestro siguiente paso.

No os confundáis, nosotros no éramos novios, simplemente mi sexual, podéis llamarlo folla-amigo.

Como cabía esperar Lucas quería hacer un trio con otra chica. Yo no me oponía a ello, no me desagradaba la idea del todo, ya que al fin y al cabo había tenido mis más y mis menos con las mujeres. Sin embargo, el tenía muy claro con quien, con Maria, una chica rubia, preciosa la verdad, era compañera de clase, y aunque no era amiga mia, habíamos tenido algún intercambio de palabras casual. Yo por mi parte, siempre había imaginado un trio con dos hombres, la idea de tener dos pollas a mi disposición me volvía loca. Al final, Lucas y yo llegamos al consenso de satisfacer los deseaos de ambos, haciendo dos tríos.

Pero era el hecho de que Lucas lo tuviese tan claro lo que me perturbaba. Sus deseos por María eran claros, yo no tenía una especial intención de hacer un trio con ningún hombre en particular.

Estaba bailando sobre la tarima, con una copa en la mano cuando pude ver como hablaban a lo lejos, junto a la barra del bar. He de admitir que era una chica radiante, muy diferente a mi. Era una chica pija, rubita, con una melena larga y lisa que siempre vestía de marca. Bastante estirada y chula de personalidad por lo poco que sabía de ella. Quizá algo tímida también.

En cuanto a su físico, en fín… Si Lucas la había escogido para hacer un trio por algo sería. He de decir que era más guapa que buenorra, su cara era perfecta. Bastante delgada pero con curvas, tenía un culo firme y apretado, podía ver como se le marcaba en el vestido que llevaba, y unas tetas, que si bien no era muy grandes, estaban bien puestas.

Me preguntaba si estarían hablando de eso. Lucas iba lo suficientemente borracho como para proponérselo.

Decídí salir para fumar. No es que sea una fumadora habitual, pero de fiesta me da por el vicio. Al de unos minutos vi como salió Maria y se incorporó a mi grupo, donde estábamos charlando sobre cosas cotidianas sin mayor importancia. Me extraño, no nos solíamos relacionar juntas.

Por su cara imaginaba que de una u otra forma Lucas le había dicho algo. Me miraba por encima del hombro, como si hubiese ganado miss España y estuviese esperando un premio. -¿Me das uno?- Dijo refiriéndose a los cigarrillos. Me sorprendió.

-No sabía que fumaras. - Dije intentando aparentar normalidad y ser cordial. -Hay muchas cosas de mi que no sabes.- Me contestó con un tono de condescendencia, no de una forma atacante, pero sí pícara.

Le mandé disimuladamente un mensaje a Lucas desde el móvil, preguntándole si le había dicho algo, pero no obtuve respuesta. Al final nos quedamos Maria y yo solas. No teníamos mucha conversación, y yo estaba algo tensa por la incertidumbre, era una chica que me hacía dudar de mí solo con su presencia. Desearía haber podido leerle la mente.

-¿Qué tal el examen del martes?- Pregunté intentando llenar el silencio.

-Un 9.- Respondió tras dar una calada al cigarro. Expulsó el humo lentamente. María era una chica lista, sacaba las mejores notas de la clase, era casi perfecta en todo. -¿Y tu?-

-Un 6.- Le respondí sin vergüenza. No me acomplejaban mis notas, había trabajado con esfuerzo para llegar ahí. De nuevo se volvió a hacer el silencio. Miraba el móvil esperando la respuesta de Lucas pero esta no llegaba. Estaba claro que lo sabía, si no… ¿Por qué quedarse conmigo fuera de esa forma tan incomoda? Quería ponerme nerviosa. ¿Habría echo ella algún trio antes? Demasiadas preguntas recorrían mi mente. Por un segundo nos imagine a ambas arrodilladas compartiendo la polla de Lucas.

María me tendió su copa de vino invitándome a darle un trago. -No gracias.- La dije haciendo un gesto con la mano. -Espero que no seas tan escrupulosa para todo.- Respondió en un tono de burla. Vale, lo sabía.

-Ah no…- Dije algo nerviosa. No por el hecho de hacer un trio con otra mujer, experiencias parecidas había tenido, sino por el hecho de ser con una compañera de clase con la que no tenía apenas trato y tendría que seguir viendo durante mucho tiempo cada día. -Es solo que soy más de ginebra.- Dije sacando mi vaso y dándole un trago. -¿Quieres probar? Aunque esto es un poco más duro que esas copitas de 15 euros.- Respondí marcando territorio.

María aceptó la copa con algo de orgullo y le dio un trago. Al terminar puso cara de asco y comenzó a toser. Me la devolvió y yo si otro trago más. -Dios, no se como se puedes tragar eso.- Dijo. Ambas nos quedamos unos segundos reflexionando sobre la frase y nos echamos a reír tímidamente.

-¿Hay algo que intentes decirme?- La pregunté de la forma más amistosa que pude. Ella sonrió sin saber muy bien qué decir. -Supongo que las dos sabemos de que va esto.- Dijo ella.

-Si.- Contesté. -¿Y bien?.

-¿Tu estas de acuerdo con lo que me ha dicho Lucas? O sea… Si tu no estas de acuerdo o no te parece bien… Yo no quiero meterme.- Parecía que la costaba hablar del tema.

-¿Hacer un trio?- La dije con toda la normalidad del mundo. Ella miró a ambos lados para comprobar que no hubiese llamado la atención. -Shhh, más bajo.- Me reprochó.

-Fui yo quien se lo propuse, aunque fue el quien te eligió.- Le respondí algo más bajo. Verla más nerviosa que yo me dio confianza.

-¿Pero a ti te gustan las chicas?- Me preguntó. -No me importa comerme un coño si es lo que preguntas.- Dije entre risas, después de dar otro trago a la copa. -Digamos que me gusta disfrutar del sexo.- Continué.

-¿O sea que eres….?- No terminó la frase. -Bisexual, sí. Pero tranquila, no me voy a enamorar de ti.- Bromeé de nuevo intentando normalizar la situación.  -¿Y tú, quieres hacerlo?- Le pregunté.

-Bueno, digamos que tu novio me pone bastante. Y nunca he probado con otra chica.- Dijo

-Seguro que luego soy yo la que te acaba poniendo más- Bromee de nuevo. Con la tontería comenzábamos a acercarnos. Ella sonrió, aun se la notaba algo nerviosa, lejos de la figura imponente que la caracterizaba.

-¿Y tú ya lo habías hecho antes?- Me preguntó tras unos segundos.

-Puede que algo que se le pareciese, pero un trio no.- Dije rememorando mis experiencias sexuales.

Al cabo de unos minutos salió Lucas y se unió a nosotras. Tenia cara cómplice, como sabiendo de que iba el asunto y disfrutando de morbo. Estaba ansioso por que llegase el momento.

-Mira quien viene por ahí.- Me dijo. Ambas observamos como Lucas se acercaba a nosotras. Llevaba una camiseta negra y unos vaqueros, y la melena atada con un moño. El sudor le hacía una especie de brillo en la cara, estaba radiante.

-Hola guapas.- Dijo entre risas delatándose. Lucas era un gran seductor, aunque a veces pecaba de creído.

-Con que hola eh…- Le dije.

Charlamos un rato del tema, ahora de forma más clara, sin tapujos, aceptando los tres la idea de hacer un trio y comentando las “normas básicas”. Lucas estaba impaciente y María algo nerviosa, y los tres bastante bebidos como para seguir con el tema sin vergüenza.

Como Lucas y María vivían con sus padres, decidimos que lo haríamos en mi casa. -Pero os aviso que vivo en un piso de estudiantes. No soy ninguna rica como vosotros.- La familia de Lucas era bastante pudiente, vivían en una casa y no perdían la oportunidad de disfrutar de ningún capricho, y María… bueno su apariencia era más similar a la de Lucas que a la mia. Vestía de marca, tenia un BMW y una cadena de oro que podría valer mi alquiler de dos meses. -Oye, no sé que imagen tenéis en clase de mi.- Dijo María entre risas.

-¿Vamos ahora entonces? Puedo pedir un taxi, no vamos a ir andando.- Dijo Lucas impaciente.

-Ahora no. Tendrá que ser mañana.- Le contesté. Eran las 5 de la mañana y los bares estaban comenzando a cerrar. -Están mis compañeros de piso. Mañana me encargaré de tener el piso libre.-

-Oh vamos… Mañana, mañana, mañana, seguro que mañana os rajais.- Argumentó él.

-A veces las cosas buenas se hacen esperar.- Dijo María.

-Lo que le pasa es que ya está cachondo perdido de solo pensarlo.- Dije yo, que ya había notado su erección sobre el pantalón. María rió de una forma un tanto pijilla. -Y si nosotras podemos aguantarnos hasta mañana, tu también. - Concluí.

Durante unos segundos se hizo el silencio. En el fondo yo también tenía ganas. Solo el hablar del tema me había puesto a tono. Me imaginaba como sería todo, a cuatro patas sobre la cama, siendo follada por Lucas mientras le comía las tetas a María. Solo de pensarlo sentía la humedad empapando mi coño.

-Oye, pero no os adelantéis eh. No vale que hagáis nada vosotros sin mi hasta mañana.- Me sorprendió el comentario de María.

-Si ni vosotras os aguantáis hasta mañana. Seguro que os moris de ganas por tocaros.- Dijo Lucas. Estaba en lo cierto, por lo menos por mi parte. -¿Por qué hacerlo mañana, pudiendo hacerlo hoy o mañana repetir? Seguro que así mejora y todo.- Lucas seguía intentándolo.

-A mi casa no se puede ir.- Dije encogiéndome de hombros. -A no ser que quieras hacerlo con más espectadores. Y en las vuestras estarán vuestros padres.- Añadí.

-Si mis padres me pillan haciendo un trio igual no me volvéis a ver un pelo hasta navidad.- Dijo María.

-Pues eso.- Concluí poniéndome a andar de nuevo. Al de unos segundos me siguieron.  Las calles estaban desiertas, todos los bares ya cerrados por la zona que íbamos y apenas nos cruzábamos con una o dos personas, que al igual que nosotros, volvían a sus casas. Por las carreteras apenas pasaba un taxi cada cierto tiempo.

-No, si vamos a tener más privacidad en la calle que en casa.- Lucas lo dijo con tono de ironía, pero rápidamente se lo replanteó. -Um momento…-

-Tu estás loco.- Le dijo María dándole un golpe con el bolso.

-¿Nunca lo has hecho en la calle?- Le preguntó él.

-Pues no. Teniendo una casa no tengo necesidad de complicarme. Además hace frio.- Le respondió ella. -¿Vosotros sí?-

-Y en muchos otros sitios.- Le dije parándome y dándome la vuelta. Lucas sonrió con complicidad.

-Venga, daos un besito. Pensadlo. Ahora estamos así porque hemos bebido. Mañana será mas tenso. Hay que coger confianza.- Lucas se acercó a mi, y agarrándome el culo me acercó hacía María. Fue algo tenso, ella me recibió con las manos de por medio, poniendo distancia entre las dos. Me reí por la situación, hasta que lentamente María fue bajando las manos. Lucas aprovechaba para meterme mano, magreándome el culo.

Me quedé mirándola en silencio. Ella estaba nerviosa, alternaba su mirada entre Lucas y yo. Me lance a darle un beso. Se apartó durante un segundo nerviosa, pero se controló finalmente. Nuestros labios se fundían en un húmedo beso que duró unos cinco segundos. Mordí sus labios antes de soltarlos definitivamente.

-Guau, eso si que ha estado caliente.- Dijo Lucas. -Ahora yo.- Lucas me dio un beso saboreando mis labios lentamente, juntando nuestras lenguas para jugar. Nos separamos y repitió la operación con María, que se ruborizó al acabar.

De nuevo me lance a besar a Lucas, a recorrer sus labios con lujuria mientras pasaba mi mano por su paquete, deseando ser liberado. Notaba su respiración agitada mientras recorría con mis labios también su cuello y su oreja, besándola con pasión. María se lanzó a hacer lo mismo con la otra. Ambas le besábamos con pasión y el solo podía disfrutar, pensando en lo que estaba por venir.

De repente, mientras acariciaba la polla de Lucas sobre el pantalón, la mano de María chocó con la mia. -Vaya, parece que esta chica quiere un poco de polla eh.- Dije mirándola. Lucas ya estaba como una moto, era sencillo calentarle y sacar su lado más pasional. -Esta es mi polla, guapa, pero hoy te voy a dejar probarla. - Dije mientras bajaba su bragueta, y acto seguido me lancé a comerla los morros.

Nuestros labios se despegaron unidos aun por un hilo de babas. -Que afortunada me siento.- Dijo siguiéndome el rollo. Lucas impaciente termino de desabrocharse el pantalón para, sin bajárselo, permitir sacar su miembro y comenzar a masturbarse, pero rápidamente mi mano ocupo su lugar. -Pero bueno, tienes a dos tías para ti y no nos dejas ni agarrarla.- Le dije en un tono caliente de reproche.

-¿Por qué no me la coméis las dos juntitas?- Pidió. María, que no dejaba de mirarle la polla mientras se mordía los labios comenzó a arrodillarse frente a él. -¡Oye!- Le reproche. -No pidas tanto. Dije a modo de broma. Lucas le dio un largo beso como respuesta. -Mira esta pijilla, deseando comerse una polla eh.- Dije mirando a María arrodillada. Tenia la polla de Lucas a escasos centímetros de su cara.

Mientras aún sentía la mano de Lucas recorriendo mi culo, afanándose por frotar mi entrepierna, comencé a pajear su polla apuntando al rostro de Maria. Pude ver como esta se levantaba el vestido y se llevaba la mano a sus braguitas blancas, frotándose lentamente. Masajeé lentamente su rabo, moviendo y entrecruzando con delicadeza mis dedos, pasando suavemente las yemas por el frenillo para finalmente revelar el rosado glande.

Me coloqué de pies, a un lado de Lucas, para dejar a Maria sola a sus pies. Eché un rápido vistazo para comprobar que nadie nos estaba viendo. -Abre la boca y saca la lengua.- Le pidió Lucas a Maria. Ella no tardó ni un segundo en hacerlo.

Entonces fui aproximando lentamente su polla a la boca de la chica, dando un par de golpecitos sobre la lengua. Agarrar su polla como si fuese mia para darsela de comer a otra chica me puso en llamas. Estaba deseando saber hasta dónde íbamos a llegar. Seguí dando un par de golpecitos hasta que le terminé de meter la punta en la boca, y ella comenzó a mamar.

Me sentía algo inútil en ese momento, quita, agarrando la base de su polla, pero al ver la cara de placer de Lucas entendí que ese era mi papel ahora. Dentro de unos mese sería yo quien disfrutaría de dos hombres solo para mi.

Comencé a besar lentamente su cuello, lamiendo su mejilla para susurrarle a la oreja. -Te gusta como te la chupa eh.- Lucas me miro esforzándose por contenerse y me volvió a besar con fuerza y pasión, clavándome los dedos en el culo y dándome un azote. De pronto sentí su mano sobre mi pelo, tirando de mi cabeza atrás y solté su polla. No pude resistirme y arqueé la espalda y el cuello hacía atrás. Lucas aprovecho mi posición para lamerme y hundir su cabeza en mi escote. Sentía su cálida lengua dejando fluidos por mis tetas.

Cuando paro me recompuse de nuevo, y pude ver como María seguía mamandosela, ahora a un ritmo normal. La mitad de su polla entraba y salía a un buen ritmo de su boca mientras ella le masajeaba los huevos. -Sácate las tetas que me encanta verlas.- Dijo Lucas. Pero antes de que pudiese hacer nada ya estaba tocándomelas sobre el top, echando a un lado mi cazadora.

Notaba el frio en mis tetas, y mis pezones se pusieron duros al instante. Le ayudé a Lucas a quitarme el sujetador y lo guardé en el bolso de María. Pude ver como ella me miraba desde el suelo, con la polla de Lucas en la boca, mientras el me tocaba los pechos. -Joder ya me gustaría tener esas tetas.- Dijo sacándosela de la boca por un segundo.

-Pues ven, cómetelas tú también.- Dijo Lucas. María se levantó con algo de reparo, y alzó una de sus manos para agarrarme un pecho sin mucha pasión. Pasó su palma de la mano lentamente acariciándolo mientras Lucas se colocaba detrás de ella. Por lo visto se le veía bastante fogoso por ella, pero supongo que es lo típico cuando tienes un juguete nuevo. No le quería dar especial importancia.

Lucas alzó su vestido blanco por encima de la cintura y comenzó a tocar su entrepierna.  María pegó un respingón en cuanto lo sintió y su cara acabó contra mis pechos. Los apreté contra su rostro, y ella entendiendo la oferta, comenzó a lamer tímidamente los pezones. Su lengua era mucho más pequeña y suave que la de Carlos, y sus movimientos más cariñosos.

-Ummm tienes el coñito depilado eh.- Por lo visto Lucas ya le había bajado las bragas. Tenía un especial entusiasmo por follarsela. Podía ver como restregaba su polla por su culo y su coño, y como María suspiraba cada vez que notaba el miembro cerca de su coño.  En ese momento me sentía un poco sujeta velas.

-Venid. Ponte contra el muro María.- Dijo Lucas señalando una murallita que daba a la campa de un rio que cruzaba la ciudad. A mi no me dijo nada, pero tampoco lo necesitaba. María se colocó de espaldas a él, poniendo el culo en pompa y apoyada con las manos contra el muro.

Me acaricie las tetas, masajeándolas y haciendolas rebotar mientras me acercaba al culo de María. -Voy a ponerme un condón.- Anunció Lucas. Agarré su polla mientras lo sacaba del bolsillo y me la metí en la boca. Pase mi lengua lentamente, pero con fuerza sobre el glande y poco a poco fui introduciéndola más y más, hasta que toda quedó dentro de mi cavidad bucal.

La notaba apretada en mi garganta, mientras contenía la respiración con sus huevos rozando mis labios. Sabía lo mucho que le gustaba eso, lo podía observar en su mirada. Aun con la polla dentro de la boca le arrebaté el condón de las manos, y finalmente me la saqué lentamente buscando una bocanada de aire. -Me encanta cuando te la tragas así.- Dijo.

Recuperé el aliento y me coloqué el condón en los labios, poniendo los morritos como si fuese a dar un beso. Lucas me entendió y colocó la punta de su polla sobre ellos. Poco a poco la fue introduciendo en mi boca, haciendo fuerza para penetrar mis labios firmes, quedando así el preservativo puesto. Al final acabé con su polla de nuevo dentro de mi boca.

Lucas la sacó con la intención de follarse a María. Acerqué mi mano a su culo y le dí un cachete, para después echar su braguita a un lado, dejando descubierta la entrada de su coñito rasurado y rosita.

Lucas colocó su polla y poco a poco la fue metiendo. Note como María se estremecía al sentirla entrar lentamente. -Espera, déjame.- Le dije agarrando la base de su rabo para sacarlo. -Déjame lubricarlo un poco.- Acerqué mi mano y acaricié lentamente el coñito, como a mi me hubiera gustado sentirlo, acariciando con suavidad su pubis.

El cuerpo de María se fue relajando poco a poco, hasta que pase mis dedos por su clítoris y comencé a masajearlo, entonces sus músculos se contrajeron, y movió sus caderas buscando el placer. Me llevé la mano a la boca y la lamí probando los jugos de su chochito, para después volver a llevarla mojada al mismo sitio. -Anda, cometelo.- Me dijo Lucas. Casi lo deseaba más que yo.

-¿Quieres?- Le pregunté por cortesía a María, que estaba absorta gimiendo con el placer de mis dedos. -Si, por favor. Rápido.- Dijo entre suspiros.

Aproxime mi cara lentamente. Pude notar que olía casi a colonia. Estaba un poco insegura, no es que nunca me hubiese comido un coño, pero no acostumbraba a hacerlo, y menos a compañeras de clase, no se es algo, que para mi, requiere de algo más de confianza, o al menos una amistad, como en anteriores experiencias.

Pase mi lengua por sus muslos en sentido ascendente, hasta llegar a su coño, para repetir la operación varias veces, sin llegar a mi clítoris, hasta que Lucas me agarró del pelo para obligarme a hundir mi cabeza. Entonces poco a poco introduje mi lengua, comencé a moverla dentro de ella, primero lento y después más rápido. Poco a poco notaba como mi barbilla y mi cara iba impregnándose de sus fluidos. Me costaba respirar y la lengua se me cansaba más que con un hombre, pero merecía la pena ver como gemía. Finalmente terminé repasando el contorno de sus labios vaginales con la punta de mi lengua, para finalizar dándole un beso.

Me retiré para dejarle a Lucas introducir su polla. La metió de un solo golpe, produciendo en María un grito que resonó por toda la calle.

Lucas la agarró de la cintura y comenzó a follarsela a buen ritmo, bastante fuerte y rápido. Sus cuerpos chocaban y a María, que era más delgadita que yo, le costaba mantenerse firme. Comencé a tocarme sobre los vaqueros. Lo cierto es que me resultaba algo extraño desnudarme en medio de la calle. Simplemente abrí los botones y comencé a tocarme, porque me era imposible contenerme.

María gemía con cada envestida, mientras que Lucas simplemente continuaba dándole con rabia, mientras me sobaba las tetas. -Dioosss, si no pares, joder.- Decía ella. Con el ritmo de la follada, sus pintas de pijilla se iban disipando. Su maquillaje estaba algo corrido por la mamada, mientras que su pelo angelical había desaparecido y estaba alborotado.

Me coloqué delante de ella, dejando su cara a la altura de mis tetas, mientras me continuaba tocando. Podía ver desde ahí la cara de Lucas. -Te gusta como te folla eh.- La dije a pocos centímetros de su cara.

-Me voy a quedar con ganas de repetir.- Me dijo ella entre gemidos.

-¿Te gusta más como te folla, o como te he comido el coño?- La pregunte con pasión, dándola un beso en los labios, y terminando por pasar mis lengua por su rostro. No contestó. -Seguro que ha vuelto loca como te lo comía, pero no quieres perder tu reputación de princesita.- Me miro con un gesto entre rabia y pasión, y se lanzó a comerme las tetas para terminar dándome un pequeño mordisco en un pezón.

Lucas se separó de ella, dejando de follarla. -Dios, como siga así me voy a correr.- Dijo con la polla fuera apuntando al frente.

-¿Me quieres dar tu leche?- Le dije con tono de niña pequeña.

-Te quiero llenar la cara de corrida.- Dijo agarrándose la polla.

-Pues ven a follarme primero. Ahora me toca a mi.- Dije mientras me bajaba los pantalones hasta las rodillas. Hice las bragas a un lado y me metí dos dedos, para sacarlos completamente mojados y llevármelos a la boca.

-Chupamela María.- Dijo Lucas. Me molestaba a veces fuera dando ordenes, pero más cuando la gente le obedecía sin siquiera pensarlo. María de nuevo se arrodillo y comenzó a chupársela, aun con el condón puesto, mientras Lucas y yo nos besábamos pasionalmente.

Mientras nuestras lenguas jugaban, el hundía sus dedos dentro de mi coño, masturbándome de forma frenética. Dejaba dos dedos dentro de mi coño en forma de V y los abría apretando contra mis paredes al mismo tiempo que hacía vibrar la pantalla. Lo mejor que hice en mi vida fue enseñarle eso.

Yo por mi parte sujetaba la melena de María mientras chupaba. -Pero como se la chupas con condón.- Le dije. -Anda, chúpasela como dios manda.- Notaba que a María le costaba mamarla, apenas se metía la punta del miembro dentro de la boca.

-Pues chúpamela tú. Deja que ella ponga el coño, que lo tiene bien apretado.- Dijo Lucas al mismo tiempo que sacaba sus dedos de mi coño. Defraudada me arrodille hasta su polla, junto con María. Sus labios llegaban hasta un tercio de su polla. Acerqué mi cabeza para lamer la base de su polla, dándole golpecitos con mi lengua. Nuestras bocas estaban a escasos centímetros, ambas lamiamos mientras nos mirábamos a los ojos, cómplices de la situación.

-¿Compartimos polla?- Me dijo ella sacándose a boca.

Nos colocamos cada con nuestros labios a un lado, haciendo ventosa sobre mi glande, y comenzamos a movernos al unísono recorriendo su polla. Había visto eso en muchos videos porno, pero a la práctica parecía muy ridículo.

En ocasiones nuestros labios chocaban, o más bien se buscaban. El sabor de sus labios y de la polla de Lucas formada una mezcla explosiva que me dejaba el coño encharcado. Poco a poco me deje poseer por la locura. Babeando más, moviendo mi lengua como una loca. Ya no íbamos al unísono. La polla estaba completamente llena de babas, y en ocasiones dejábamos de chupar para poder morrearnos, mientras mis dedos se perdían de nuevo en su rajita.

-Como sigáis comiéndome así la polla me voy a correr ya.- Dijo Lucas. Notaba como si respiración se agitaba y sus músculos se tensaban indicándolo. No quería parar. No deseaba más que hacerle correrse en medio de nuestras bocas besándose, pero no quería acabar ahí.

Me contuve y me aparté, al igual que María, que se puso en pie. -Mierda, no llevo más condones.- Dijo Lucas. -¿Qué? ¿Cómo que no?- Contesté. -Era el ultimo.- Dijo mirándolo tirado en el suelo.

María se agarró la polla con una mano acercándose a ella. -Pues follame a pelo. Me da igual.- Anunció. Yo, normalmente, quitando alguna excepción muy concreta, siempre lo hacía con condón. Lucas, que me había insistido muchas veces para hacerlo a pelo, estaba que no se lo creía. -Tomo la píldora, no me importa.- Revelo María mientras se frotaba el coño con la polla.

Mi chico, que no necesitaba pensárselo dos veces la acercó a él, juntando sus sexos. -Dejadme que lo haga yo.- Dije. Acerqué mi mano a su polla, la agarre, estaba ardiendo, y poco a poco la dirigí al orificio de entrada de su coñito. Estaba totalmente pringado y resbaladizo, no me costó apenas esfuerzo meterla y hacerla entrar hasta el final.

Comencé a tocar los muslos de María con una mano, mientras que con la otra tocaba los abdominales de él. Sus cuerpos retozaban. Lucas le agarraba una pierna para facilitar el acto, mientras ella se dejaba caer contra el muro. Comencé a lamer lentamente el torso de él, desde los pectorales hacía el cuello, haciendo fuerza por levantar su jersey.

Lucas pasó su mano por detrás de mi cintura, para llegar mi culo, y tras darme un par de azotes, meter sus dedos dentro de mi coño sin previo aviso. Los ojos se me abrieron de golpe y mi cuerpo se estiró. No pude contener un gran gemido. -Ohhhh dios.- De repente ví una figura a unos metros de nosotros que parecía mirarnos. No le dí importancia y me perdí en el placer de dos dedos de Lucas moviéndose en mi coño.

-Follame fuerte, fuerte. Vamos ohhhhh, siiii.- María estaba disfrutando como un perra en celo. Me pregunto cuanto llevaría sin follar. Había llegado como una princesita y se iba como una zorrita. Me encantaba verla siendo follada así y pidiendo aún más.

Debido a la dificultad de la postura la polla de Lucas se salía cada tantas envestidas, y yo me encargaba de agarrarle y volver a meterla, no sin aprovechar para frotar el chochito de María.

-Ponte a 4 patas como antes, que no me queda mucho.- María de nuevo, y como siempre, obedeció sin rechistar. Nos dio un largo beso a cada uno y se coloco de espaldas a él, con la cara contra la pared y la espalda arqueada.

La agarré del pelo y la hice bajar más su cabeza. Y con fuerza levantar el culo, dejandola casi a 4 patas, pero sin llegar a tocar el suelo. -Ponte bien si quieres que te folle.- La dije. A Lucas le encantaba ese show. Se disponía a metérsela cuando le frené. -Che. Primero voy yo.- Dije.

llevábamos unos 20 minutos follando en medio de la calle, pero se me pasaron como 5. Me agaché de nuevo y le dí un largo lametón al coño de María, recorriéndolo de arriba abajo. Es increíble la cantidad de flujo que me llevé en la lengua.

Después repetí el lametón ahora sobre la polla de Lucas, que parecía estar a punto de reventar, y finalmente la metí en su coño, ahora, sin el condón, era aún más resbaladizo. Aproveché el momento para mirar a ver si seguía nuestro observador, y así era, por lo visto estaba disfrutando el momento. -Dios si, dame, dame dame, ohhhhhhh me corrroooooo.- María, que al principio parecía contenerse, ahora estaba desatada. Al escuchar sus palabras, agachada baja sus piernas, acercé mi boca a su chochito, mientras aún era follada.

Los huevos de Lucas le golpeaban toda la cara, pero así podía alargar mi lengua para saborear su clítoris, succionando con mis labios mientras mi lengua masajeaba el punto donde se unían su coño y la polla. Sus piernas comenzaron a tambalearse, debía estar teniendo un gran orgasmo. -Me voy a correr, me corroooo.- Gritaba. Lucas sacó su polla, para colocar mi cara, la cual apretó con fuerza contra su entrepierna.

Los fluidos de la chica se escurrieron por todo mi rostro, fue como si me tiraran un vaso de agua con la presión de una manguera, pero no deje de succionar y succionar. Cuando aparté mi rostro, María, sin nada que la apoyara se dejó caer en el suelo junto a mi exhausta.

-Vaya corrida.- Admiró Lucas. -Pero yo aún no me he corrido, vas a tener que chupármela igual de bien que te lo han hecho a ti.- María aún estaba recuperando la respiración. Me dirigió una mirada de pasión, como dándome las gracias y se incorporó a chupar la polla.

Su boca, como había demostrado antes, no eran tan buena como su coño. Apenas llegaba a meterse poco más de la punta en la boca. He de decir que la polla de Lucas no era especialmente grande, digamos que estaba en la medía y era algo más delgada de lo normal. Pero María, que tampoco tenía una boca muy grande, se centraba solo en lamer la punta, mientras que con su mano hacía una paja. -Chupa chupa, sácame toda la leche.- Decía Lucas.

Esperaba que el premio final fuese para mi. Lucas sabía lo mucho que me ponen las corridas en general y últimamente habíamos estado experimentando en torno a ello, pero no dije nada, al fin y al cabo no iba a tener muchas oportunidades más de correrse sobre María y a mi me podía llenar de leche siempre que quisiera. -Quiero que me saques toda la corrida.- Añadió. Sus palabras parecieron ponerla un poco nerviosa.

Lucas me agarraba las tetas y me daba algún cachete sobre ellas haciéndolas rebotar, sabía que eso le ayudaría a terminar, muchas veces la había hecho correrse solo jugando con mis tretas. -¿Vas a correrte?- Preguntó María sacándose la polla de la boca pero continuando con la paja.

-Aun no, sigue un poco más. Con la lengua.- Dijo el.

-¿Vas a correrte en mi boca?- Preguntó ella.

-O en tu cara.- Dijo de una forma dominante. -Donde tu decidas echarla.-

-Nunca se han corrido en su cara.- Dije entendido que María no quería negarle nada y evitaba decirlo. -Es que no lo vés.- Lucas se sorprendió y ella pareció avergonzarse.  -Dejame.- Dije agarrando la polla.

-Yo te ayudo.- La dije encargándome de hacerle una buena paja. -Tu sigue chupando.- María de nuevo aproximo su boca al glande de Lucas, siguiendo con el trabajo, mientras yo marcaba el ritmo. Intenté metérsela más profundo, pero María echaba la cabeza atrás. Tuve que agarrarla el pelo con fuerza para poder meterla más profundamente.

A ella la costaba. Apenas metía la mitad, pero las babas se salían por las comisuras de sus labios. -Oh siii, siii, un poco mas.- Pidió Lucas. Ambas continuamos, yo con la paja y María jugando con su lengua, ahora ya adaptadas la una a la otra. Aproxime mi cara a la suya, mirando en primer plano como se la tragaba. -Tragatela, te encantan las pollas eh.- Dije animándola. Comencé a lamer su cara, mientras ella seguía tragando. La polla entraba y salía de sus labios a bien ritmo. -Me corooo, me corro.- Dijo finalmente Lucas.

En el ultimo momento, María se sacó la polla de la boca, dejando su trabajo. Un chorro de semen salió disparado cayendo al suelo. Rápidamente reaccioné y me acerqué el rabo a la cara. Pajeandolo y masajeando su glande contra mis labios, que escupió el resto de la leche por toda mi cara.

-Perdonad. Lo siento.- Dijo María algo más triste cuando terminó de correrse.

-No pasa nada. Pero me debes una.- La dije guiñándola un ojo con la cara llena de corrida.

Los tres nos vestimos, y nos limpiamos como pudimos. Cuando volví a mirar nuestro espectador ya había desaparecido. Quedamos en vernos la mañana siguiente en mi piso para poder disfrutar como se debe de la experiencia, y terminamos por irnos cada uno a su cara, yo especialmente cachonda.

Serían las 6 y media de la mañana cuando llegué a casa. Fui al baño y me dí una ducha de agua fría, deseando ir a la cama para masturbarme pensando en todo lo que había sucedido. Intenté hacer el menor ruido posible, pero al salir de la ducha un ruido llamó mi atención. Pensaba que serían los vecinos, eran como una especie de murmullos, me fui a mi cuarto sin darle mucha importancia.

Al cabo de unos minutos el ruido fue cogiendo mayor volumen. Eran gemidos. Pero no eran del vecino, ¡Provenían del cuarto de mis compañeros de piso! Me levanté, y en pijama me acerqué lo más silenciosamente posible. La puerta del cuarto estaba abierta y me asomé arrodillada en el suelo para ver que sucedía.

Pude ver como mi compañera de piso cabalgaba a su novio. Como sus pechos rebotaban con cada saltito mientras él la agarraba el culo con rabia. Me dispuse a disfrutar del show mientras metía mi mano por la goma del pantaloncito del pijama.

Continuara…