Universitaria: Líos de hermanos (1/2)
Una mamada antes de una comida familiar que termina con una corrida en mis bragas, y el hermano de mi novio espiándonos antes de irnos los tres al cine.
Habían pasado un par de días desde los eventos del anterior relato. Era sábado, y después de haber salido la noche anterior, maldecí haber aceptado ir a comer a la casa de Lucas.
Lucas, como he mencionado alguna vez era un tio con pasta. Siempre vestía con ropa de marca, se cuidaba, se daba caprichos, y tenia un coche que valía casi tanto como mi casa. Su casa, era casi como una mansión. Por no mencionar que tenían servicio doméstico, el cual yo pensaba hasta ese momento que era cosa de las películas.
En fín, su estilo de vida contrastaba en todos los aspectos con el mio, que apenas tenía dinero para llegar a fin de mes. Sin embargo, por alguna extraña razón se había encaprichado conmigo, y yo con él.
Eran casi de las dos del mediodía, y estábamos en su habitación, para varias, metiéndonos mano. Yo acariciaba su pecho por debajo de su camiseta mientras el introducía su mano derecha por dentro de mis apretados vaqueros.
-Va a ser la hora de comer. No nos va a dar tiempo.- Le dije sin quitar mi mano.
-Hay que aprovechar hasta el último segundo.- Dijo, haciendo a un lado mis bragas y pasando sus dedos por mi rajita.
Me deslicé lentamente por su pecho hacía abajo, hasta que mi cara quedó a la altura de su entrepierna. Lucas abandonó la idea de tocarme para centrarse en su deleite. -¿Ah, si? ¿Y que va a pasar cuando te quedes con las ganas y tengamos que ir a comer?- Frote mi cara lentamente por el bulto que marcaba su entrepierna en el pantalón, me mordí los labios y di un lento beso allí donde creía que se ubicaba la punta de su miembro.
Lucas no respondió, simplemente se desabrochó los botones de su bragueta, dejando asomar su dura polla contenida solo por el calzoncillo. -Vaya, que tenemos aquí.- Dije llevándome una boca exagerando la situación. -¿Es esto para mi?- Dije añadiéndole un toque de erotismo. -Si me como esto luego no voy a comer nada…- Seguí frotando mi mejilla contra el miembro de Lucas, sintiéndolo esta vez más cerca y más duro.
-Hasta que no te comas este no tienes postre.- Lucas sabía seguirme el juego, y este tipo de cosas eran las que hacían que el sexo con el siguiese teniendo sentido. -Jo, yo no quiero quedarme sin postre.- Le conteste poniendo voz de niña, sin mover mi cara de su bragueta, y llevándome un dedo a la boca.
Lucas no pudo más y se sacó el mismo la polla de los calzones. Tomé el relevo sujetándola con mi mano, y comencé a repasar su contorno con mi lengua. Oímos como alguien tocaba la puerta de la habitación y hablaba desde fuera. -La comida estará en 5 minutos.- Ninguno de los dos le hicimos especial caso y seguimos a lo nuestro, pero el tiempo era un problema… o un reto.
Me metí de golpe su polla en la boca, pudiendo sentir como suspiraba. Hacer mamadas es algo que me encanta, así que yo misma podría sacar provecho a la situación. Me desabroche los pantalones mientras mi lengua recorría su glande y mis labios succionaban. Torpemente me logré quitar los pantalones, quedando con unas braguitas de encaje negras translucidas.
-Tragatela toda.- Hice un esfuerzo y abriendo la boca tanto como pude, engullí el resto de su polla, que llegaba hasta mi garganta. No era especialmente grande, pero cualquier chica sabrá que no es algo fácil, especialmente por las arcadas.
La aguanté unos largos 10 segundos hasta que la saqué para poder respirar. Su miembro llenó de babas resbaló por toda mi cara. -Chupa, que no nos va a dar tiempo.- Lucas siempre tenía un punto de vista egoísta en el sexo, y a veces resultaba un tanto frustrante, pero sabía cómo manejarle. -No, me vas a comer el coño. Ahora.- Soy más pequeña que él, así que me fue sencillo deslizarme por encima de su cuerpo hasta colocar mis muslos encerrando su cabeza, sin darle más opción que lamer mi coño. Hice la braga a un lado. -Y luego te vas a correr en mis bragas. Quiero sentir tu leche durante la comida con tus padres. - Aquello fue lo que activo a Lucas. Sabía que cualquier morbosa idea le iba a obligar a cumplir con su parte para obtener su premio, y al fin y al cabo, era una idea que me gustaba.
A pesar de no ser el mejor comedor de coños con el que me he cruzado no lo hacía mal. Hundía su lengua dentro de mi coño, haciendo amagos de penetrarme con ella, al mismo tiempo que yo apretaba con mis piernas sobre el. Podía sentir su nariz sobre mi clítoris, y movía mi cintura de arriba abajo cabalgando su cabeza. Podía notar como mis jugos resbalaban por mis muslos y mi excitación aumentaba. Lucas comenzó a dar largos y profundos lametones recorriendo de arriba abajo mi raja, podía sentir su barba acariciando mi entrepierna, me sentía la reina del sexo cuando me miraba al espejo que tenía frente a la cama.
-La comida ya está.- De nuevo repitieron desde fuera de la habitación. El tiempo se había agotado. Me levanté, y pude ver su cara llena de babas, reí satisfecha.
-Venga machote, córrete en mis bragas.- Me levanté de la cama, y agarrando mis bragas las estire para permitirle que se corriera dentro. Lucas se levantó como un resorte, y con los pantalones a medio bajar se acercó a mi. Yo agarre su polla y comencé a masturbarla mientras le comía los morros. -¿Entonces voy a tener postre?- Quise seguir calentándole con nuestro juego, pero él me quitó la mano de su polla y me tiro contra la cama quedando boca abajo. Me sorprendía, pensaba que íbamos a pasar de ir a comer para follar como debía ser.
Sin embargo, Lucas comenzó a masturbarse contra mi coño, rozando con su polla mi entrepierna, completamente empapada, en parte por sus babas y en parte por mis fluidos. -No me voy a correr en tus bragas, me voy a correr contra tu coño.- Lucas siguió masturbándose contra mi coño. A mi no me hacía especial gracia el no poder participar en la corrida, pero el había cumplido con su parte. -A comer.- Se volvía a oír fuera.
Lucas restregó su polla contra mi culo, repasando con su glande mis nalgas, y colocando la base de su polla entre mis cachetes del culo. Acto seguido los apretó con sus manos, encerrando su polla en medio de ellos. Podía notar su caliente trozo de carne subiendo y bajando, rebozándose entre mis nalgas, embadurnando mi culo de liquido preseminal. En unos pocos segundos, pasó su polla de mi culo de nuevo a mi coño, notaba su glande contra mis labios, y no tardó mucho en correrse.
Notaba como su corrida chocaba con mi chocho. Me ponía extremadamente caliente ese tipo de juegos, no se, saliendo de lo convencional. Al final mi coño estaba lleno de corrida, que resbalaba por mis muslos, totalmente pegajosa. Lucas, entre suspiros se apartó de mi. Yo me puse las bragas, presionando su corrida contra mi entrepierna. Me sentía toda una guarra.
La comida transcurrió con normalidad. Fingí que no pasaba nada. De vez en cuando Lucas me miraba sin saber que esperar, creo que le confundía la naturalidad con la que actuaba. Su padre y su madre dudo que sospechasen nada en ningún momento. Su hermano, puede que sí. Alguna vez notaba como me miraba, con la pasión y connotación sexual que lo hacía Lucas. No me hubiese importado que supiese lo que pasaba en mis bragas, de hecho, me gustaba la idea de pensar que lo sabía todo.
La comida fue larga y tediosa, pero al menos pude disfrutar del morbo de la situación. Durante algunos momentos aproveché para dejar mi mano sobre el muslo de Lucas, que estaba sentado a lado mio, para poco a poco ir acercándome a su miembro. Los 45 minutos que duró la comida me los pase intentando provocarle, haciéndole caricias por toda la base de su pene sobre el pantalón, en especial recorriéndolo lentamente con la punta de mis uñas. Podía sentir como iba cobrando fuerza.
Al fin acabó la comida, y Lucas y yo nos quedamos en un salón viendo la tele, haciendo tiempo para ir al cine. Su hermano Mateo decidió quedarse con nosotros para molestia de su hermano mayor. Sus padres y su hermana mayor se fueron de casa, no recuerdo que iban a hacer, y el servicio también se había ido, por lo que era el momento de intimidad perfecto.
Estábamos en el sofá, yo tumbada sobre el regazo de Lucas, mientras que su hermano estaba sentado a lado nuestro. Mirábamos la tele, mientras yo jugaba a calentar la situación. Me reía mientras metía mi mano por debajo de la camiseta de Lucas y recorría su pezón.
-¿No ibas a salir hoy?- Le preguntaba Lucas a su hermano, ansioso por que se fuera. Casi parecía que le estaba invitando a irse, y en cierto modo, era así.
-Al final no.- Dijo el. Desde luego su única intención era evitar que su hermano me echase un buen polvo. A mi me, lejos de fastidiarme, me divertía la situación.
-Nosotros vamos a ir al cine al ver la peli de Animales fantasteicos, ¿Te vienes?- Le dije. Lucas me dio un golpe con el codo, como llamándome la atención.
-Vale. No tengo nada mejor que hacer.- Mateo hablaba como dejándose llevar. Estaba claro que su plan ideal no era ir con su hermano y conmigo al cine.
-¿Oye, tio, es que no sabes cuándo sobras? No es mi culpa que no encuentres un coño donde meterla.- Lucas le reprochó a su hermano su comportamiento.
-Pues entonces ve a otro lado. O mejor, si tanto queréis follar vete a tu habitación.- Mateo tenía razón, pero también sabía que la gracia del asunto era, precisamente esa.
-Paso de ti. Me voy a preparar, salimos en 15 minutos.- Lucas se levantó, y tras darme un beso fue a cambiarse. Yo me coloqué en el sofá ocupando su sitio, junto a su hermano. Ambos mirábamos la televisión sin decir nada.
-¿Qué pasa, es que no te va bien con las chicas? Le dije finalmente. Mateo era totalmente distinto a su hermano. En vez de una larga melena, tenia el pelo rapado por los laterales, era alto, sí, pero no tanto, y su cuerpo pese a ser escultural, no lucía tanto, quizá también porque era dos años menor. Sus rasgos faciales eran lo que más le fallaba.
-No mucho. No tan bien como a mi hermano.- Mateo hizo un hincapié en la segunda parte de la frase, mientras me daba un repaso con la mirada. Me sorprendió que lo hiciese tan descaradamente.
-¿Y cómo le va a él exactamente?- Quise indagar en la cuestión. -Dimelo tu ¿No?- Mateo le echó cara, pero yo le seguí el juego. -Pues bastante bien.- Certifiqué.
Durante unos segundos cesó la conversación, era la prueba de fuego para saber si estaba deseoso se sacar el tema y podría sacar provecho de la situación o si todo quedaría en eso. Tuve que contenerme por mostrar indiferencia.
-Sí, ya os he escuchado en la habitación antes de la comida.- Finalmente mordió el anzuelo.
-¿Y que has escuchado?- Le pregunte fingiendo sorpresa.
-Como se la chupabas, y después a ti gimiendo.- Confeso como si fuese algo malo.
-Vaya, así que eres un cochino a los que les gusta escuchar, eh.-
-Más me gustaría verlo.-
Por unos segundos nos miramos, le sonreí con ironía, pero al mismo tiempo pasión. El me miraba como un cachorro esperando que le diesen un premio. Me levanté y puse mi pie sobre su rodilla como punto de apoyo para atarme los cordones. Me agache, dejando una gran visión de mi escote bajo mi blusa roja. Pude ver como los ojos casi se le salían de las cuencas.
-Me encargaré de que esta vez la puerta esté abierta.- Le dije mientras me marchada. -Voy a ver como va tu hermano.- Le guiñe un ojo en señal de complicidad y, contoneándome puse rumbo a la habitación de Lucas.
-¿Se puede saber porque narices le has invitado? Como si no fuese suficiente tener que aguantarlo en casa.- Lucas estaba algo molesto con la decisión que había tomado.
Yo me acerqué a el mientras se quitaba los pantalones, quedando en boxers. Me senté en la cama y le ayudé a terminar de quitárselos sin decir nada. La puerta estaba medio abierta, pero no sabía si su hermano aceptaría la invitación. -Aún noto tu corrida en mis bragas.- Le dije. Sabía que eso aumentaría su apetito sexual, sentir, de alguna manera, que mi coño llevaba su esencia. Le termine de quitar los pantalones y me tumbe sobre la cama, bocarriba.
-Vaya calentón voy a llevar al cine.- Me reí. -Y encima con el pesado de Mateo no vamos a poder hacer nada.- La insinuación de Lucas no me gustaba, pero estaba decidida a provocarle hasta que no pudiese rechazar mi oferta. -Con lo que a ti te gusta que te la chupen en el cine.- Le dije aún tumbada sobre la cama. No sería la primera vez que lo hacíamos, ni tampoco le ultima, el morbo de la situación me encantaba, aunque tampoco lo hacíamos con la sala llena, pero digamos que sabíamos escoger la película y la hora.
-Aun quedan 10 minutillos.- Insinuó Lucas. Abri mis piernas y doble mis rodillas sobre la cama. Lucas se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme. Nuestras lenguas se entrecruzaban y en ocasiones aprovechaba para morderla cariñosamente. Poco a poco comenzaba a notar su erección sobre mi cuerpo. -Te vas a volver a quedar a medias.- Le dije mientras agarraba su miembro sobre el calzoncillo. Pase la lleva de mi dedo índice sobre su punta, y me pase la lengua lentamente por los labios. Lucas ignoró mi apunte y se sacó la polla del boxer.
Yo la agarre, y comencé a pajearlo por pura inercia. Mi mano resbalaba por la base de su polla moviendola de un lado a otro, mientras le comía el cuello. Mi lengua resbalaba de su yugular hasta el lóbulo de su oreja, mientras mi mano aumentaba el ritmo.
-Siéntate en el borde de la cama.- Le ordené. Lucas acepto mi orden, mirándome con una mezcla de lujuria y vicio. Me encantaba el sexo con él porque ambos podíamos disfrutar de un estilo menos tradicional y nos entendíamos, la mayoría de nuestras relaciones no acababan con un polvo.
Me levanté, poniendome frente a él, viendo finalmente como Mateo se asomaba por la puerta. Cuando me vío retrocedió, pero su cabeza no tardó en volver a aparecer. -Disfruta de esto cielo.- Le dije a Lucas tras darle un último morreo. He de decir que me excitaba la idea de que Mateo nos observase, pero sabía que si Lucas se daba cuenta todo acabaría, así que tenía que proceder con cuidado.
Lucas se hacía una paja, mientras yo bailaba sensualmente a unos centímetros de él. Lentamente llevé mis manos a la parte baja de mi camiseta y comencé a subirla hasta la altura de mis pechos. Sabía que no le podía mirar directamente o llamaría la atención de Lucas, pero de reojo observaba como la silueta de Mateo seguía en la puerta.
-¿Te gusta lo que ves?- Lentamente fui quitándome del todo la camiseta, quedando en sujetador. -Vaya tetas tienes.- Los elogios de Lucas siempre se solían centrar en lo mismo, ya me lo tenía hasta creído. Me de la vuelta, contoneando mi culo y acercándoselo. Lucas interrumpió su paja para darme un azote. Me quité el sujetador y quede desnuda de cintura para arriba, pero mis manos tapaban mis pezones, apretando mis pechos.
Cuando me di la vuelta esperé unos segundos hasta quitar las manos, dejando libres mis tetas, que se contonearon brevemente. Me incline hasta dejarlas a la altura de la cara de Lucas, el cual no dudo en succionar mis pezones, momento que aproveché para comprobar que Mateo seguía ahí, sin perderse detalle de lo que pasaba. Nuestras miradas se cruzaron.
Lucas le dio un par de bofetadas en las tetas, las cuales se balancearon contra su cara, dio un ultimo beso en mi entreteto y volví a situarme delante de él, arodillandome lentamente, fijando mi mirada sobre su polla, totalmente tiesa. Me puse la tenza a un lado y acerqué mi cara a su miembro, sin hacer nada, dilatando el tiempo, hasta que fue el quien termino de acercar su polla contra mis labios. La recibí con los labios húmedos, pero cerrados, Lucas hizo fuerza por introducirla en mi boca, pero no le facilité la entrada. Él me agarró del pelo, acercándome aún más a su miembro.
Le dí un beso en el glande, dos más en el frenilló y así continuamente fui bajando por la base de su polla. El agarraba mi pelo tirando hacía arriba, quería que se la chupase, lo estaba deseando como un loco, pero yo aún quería aumentar más sus ganas. Hice fuerza hasta llegar a sus huevos, y comencé a lamerlos. Lucas soltó mi pelo mientras mi lengua se perdía entre sus huevos, lamiendo de arriba abajo con toda la base de mi lengua.
Alcé la cabeza de nuevo para mirarle con la lengua fuera. -Eres malísima.- Me dijo. Yo únicamente me limité de rehacer el camino de vuelta, recorriendo su polla con besos hasta terminar de nuevo con su glande.
-No te corras eh, que no quiero ir al cine toda pringada. - Le dije mientras colocaba mis pechos aprisionando su polla.
-Si me corro te aviso.- Sabía que era mentira, como lo había sido todas las anteriores veces que lo hacía dicho. Pero aún así fingí creerle.
Lamí mi mano y la pase por mis pechos para dejarlos resbaladizos, y acto seguido volví a colocar su polla en medio. Pasé mi mano sobre ellos y comencé a moverme de arriba abajo, de forma lenta y continua. Sentía su caliente rabo entre mis tetas, sentía su piel contra la mía casi latiendo, y al mismo tiempo sentía la mirada de Mateo desde la puerta calentándome más aún.
Continuaré y acabaré este relato en la siguiente parte, ya que creo que me está quedando un tanto largo teniendo en cuenta todo lo que queda por narrar. No creo que tarde mucho en publicarlo, y siento esta pequeña ausencia de unos días, pero me ha servido para cosechar nuevas experiencias jeje. Me gustaría leer vuestros comentarios y opiniones, si os gusta esta nueva serie de relatos universitarios de mis aventuras con Lucas, o si os gustaría más leer otro tipo de cosas. ¡Lo dicho! Nos leemos pronto.