Universidad Sexual - Sara

Una historia en una universidad repleta de sexo. Juan y Sara viven su aventura en el baño de las chicas.

UNIVERSIDAD SEXUAL

SARA<<

"Esta historia es ficticia y cualquier parecido con la realidad es simple casualidad"

Ahí estaba yo, Juan, en mi nueva universidad. La Universidad Kellis, que algunos conocen más por su reputación sexual. Aunque había oído rumores de todo tipo, desde sobornos sexuales hasta sexo en clase, estoy en ella únicamente por la cercanía a mi casa. De todas formas lo del sexo son detalles que, claramente, me encantan. Llevaba pocas semanas en ella, conocía a la gente más bien de vista. Solo tenía una buena amistad con un chico, también nuevo, llamado Carlos. Él es más pervertido que yo, yo soy más normal, aunque con las tias que vemos a diario en clase es difícil contenerse.

Apenas había hablado con ninguna chica de algo más serio que prestar material o repetir lo que el profesor había dicho, hasta cierto día. Tras acabar una clase, caminábamos tranquilamente Carlos y yo hacía la siguiente. En eso que en mitad del pasillo se para una morenaza delante de nosotros. Preciosa chica, de mi altura más o menos, con pechos de buen tamaño y de espectacular redondez, buen culo y figura esbelta. Iba vestida con zapatitos de tacón, minifalda, gafas de sol en el pelo, y camisa anudada a la altura del canalillo como si de una cowboy se tratara. La simple vista de la chica así vestida ya ponía bastante cachondo.

  • ¡Hola! Soy Sara, ¿y tú?
  • Mmm, yo…Juan – Dije tratando de disimular mi nerviosismo. Carlos no hablaba, solo la miraba con cara de deseo.
  • He visto que tomas muchos apuntes, ¿tienes los del último tema?
  • Si, claro.
  • ¿Y crees que me podrías hacer fotocopias y me las das mañana? Te las pagaré. – Mientras decía esto, Sara se metía la puntita de su dedo índice en la boca y jugaba con su lengua. Esto hizo que a Carlos se le abriera ligeramente la boca.
  • Si…si…no hay problema.
  • ¡Gracias! – Se iba a despedir pero antes dirigió su mirada a Carlos y se dio cuenta de donde miraba este.

Entonces se llevo las manos a la camisa atada. Deshizo el nudo dejando ver que no llevaba sujetador, pero sin dejar asomar los pezones.

  • ¿Qué miras? ¿Es que te gustan? – Carlos asintió levemente. Entonces las tapó rápidamente y gritó:
  • ¡Pues no son para ti! ¡Y me miras a los ojos pervertido!

Y se fue. Yo creo que no le soltó un tortazo porque sujetaba su camisa con ambas manos. Carlos seguía en su mundo.

Al día siguiente yo llevaba mis apuntes fotocopiados. Caminaba por el pasillo, esta vez solo, Carlos tenía clase. Iba con mi bocadillo, pues era hora de almorzar. Entonces vi a Sara en su taquilla. En esta ocasión llevaba puestos unos vaqueros y un top. Quise que me viera pero como no lo hacía decidí acercarme yo. Pero a mí no me engaña, lo que estaba claro es que solo quería mis apuntes, yo no le interesaba en absoluto. Ella llevaba un refresco en la mano.

  • ¡Sara! Tengo tus apuntes.
  • ¡Gracias otra vez! ¿Cuánto te parece bien que te pague? – Dijo echando mano al bolsillo.
  • Nada, nada, no importa. – Dije modestamente.
  • Que si, que si. – Pero le cambió la cara al no encontrar nada en su pantalón. - ¡Mierda! Me lo he gastado todo en el almuerzo.

Ya me iba a ir diciéndole que no pasaba nada cuando me cogió del brazo mirando sigilosamente a ambos lados.

  • Espera, sé como pagarte. – No me dejó responder y tiró de mí.

No sabía adonde se dirigía pero mis dudas se aclararon cuando la puerta del baño de las chicas se cerró detrás de mí. Ya en mitad del baño, pero en las pilas, no en los urinarios, me metió la lengua hasta dentro. El brazo del que me cogía lo dirigió a su teta derecha, y nada más rozarla mi polla ya estaba dura. Deslizó su mano por debajo de mi pantalón sin desabrocharlo y noté como su piel fina y suave tocaba mi pene. Entonces entraron dos chicas en el baño, yo me sobresalté pero tanto Sara como las otras dos siguieron a lo suyo, y supuse que eso sería muy normal en ese baño. Pero una de ellas dijo:

  • Sara, ¿otra vez así? Pues en 5 minutos empieza nuestra clase.
  • Ah, ¿si? – Dijo Sara – Entonces mejor me dejo de preámbulos.

Me empujó contra la pila y se arrodilló frente a mí. No me lo podía creer. Esta forma de pagar los apuntes era genial. Y Sara estaba buenísima. Me la sacó y se la metió en seguida en la boca. Tenía prisa pues la clase iba a empezar. La metía y sacaba de la boca con fuerza, con agresividad, y podía incluso notar mi capullo chocando contra su garganta. Con una mano me la sujetaba y con la otra acariciaba mis huevos. Las dos chicas miraban de vez en cuando pero hablaban de sus cosas. Una de ellas me dijo:

  • ¿Y esta mamada a que se debe? – Sara desde el suelo intentó hablar pero el sonido no se entendía con mi polla en su boca, y no se la iba a sacar puesto que el tiempo corría. Entonces contesté yo:
  • Apuntes, que no tenía dinero.
  • ¡Jajaja! Típico de Sara. – Dijo la misma, y tras una pausa tocó las tetas de su amiga diciéndome: - ¿Te gustan? Están mejor puestas que las mías. Tócalas si quieres, todo por ayudar a correrte, o sino llegaremos tarde.

Sara recorría ahora toda mi polla con su lengua y se daba golpecitos contra sus labios, algo que solo había visto en pelis porno. La chica de las tetas se acercó. Yo, ni corto ni perezoso, agarré con firmeza ambos senos. Entonces ella abrió la boca para decir algo. Creí que iba a decirme algo pero fue una corrección a Sara.

  • No, Sara. El ritmo de la mano al pajear tiene que ser igual que el de la boca al chupar. – Explicó con voz aguda, incluso pija. Sara no dijo nada y yo ya había soltado las tetas pues notaba que llegaba el momento de correrme.

Entonces Sara se la sacó y simplemente siguió pajeando.

  • ¡Pero Sara! - dijo la primera chica. - ¿Qué haces? Trágalo.
  • ¿Tragarlo? Estás loca. ¡Qué asco!
  • Pues no hay tiempo. Si lo suelta en la cara tendrás que limpiarte y encima llegarás oliendo a semen. En la ropa lo mismo pero peor. En el suelo o cualquier sitio del baño es peligroso por si lo ve alguien.
  • Pues trágatelo tú.
  • La de los apuntes eres tú.
  • ¿Y en la pila?
  • Como se emboce nos la ganamos.
  • ¿En el wáter?
  • Si le haces andar hasta ahí se desconcentrará y tardará más. – Yo asentí.
  • ¡No me lo puedo creer! – Entonces sonó la sirena.
  • ¡Venga Sara!
  • ¡Está bien!

Se la metió de nuevo y poco después llegó el momento. Empecé a escupir semen en su boca y ella cesó en el movimiento de la cabeza. Entonces la chica le empezó a mover rítmicamente la cabeza.

  • No le jodas el momento al chaval parando en secó, hombre.

La cara de Sara era un poema y yo estaba en el cielo. Cuando todo mi semen ya estaba sobre su lengua miró con asco a sus amigas y se oyó el ¡glup!

Después de un sonido de desagrado Sara se enjuagó rápidamente la boca. La primera chica se acercó a mi oído:

  • He hecho que fueras el primero en correrte en la boca de Sara, te quejarás. Me debes una.

Entonces ella y Sara salieron del baño, seguidas por la pija de las tetas. Pero ésta, antes de salir se agachó y relamió con la lengua la punta de mi miembro.

  • Pues no está tan mal. – Dijo, y desapareció tras sus amigas.

Espero que os haya gustado. Escribidme y agregadme: juan_69_hotboy@hotmail.com