Universidad (1): sueño de fin de verano

Abel empieza el nuevo curso en la universidad... un curso que cambiará su vida para siempre, aunque el no se lo imagina.

Me despedí de mis padres dirigiéndome a coger el bus. Terminaba el verano, era domingo y el día siguiente empezaba un año más un curso en la universidad. 3º de Derecho ya… como pasa el tiempo!!

Antes de nada, voy a presentarme. Me llamo Abel y tengo 20 años, físicamente estoy bien, soy alto aunque no estoy nada musculado, piel bastante blanca y pelo ondulado y color castaño. Mis principales armas siempre han sido mis labios… y mis grandes ojos grises. De carácter soy muy muy tímido, me cuesta mucho socializar con los demás, pero es algo que estoy dispuesto a superar este año. Cuando la gente me conoce ve que soy amable y cariñoso hasta el extremo jeje.

Por último, algo más… soy gay. Solo lo saben mis amigos, aún no he salido del todo del armario, y encima sigo virgen, no quiero follarme al primero que pase aunque a veces me entren las ganas.

Llegué a la ciudad, y me dirigí sudando a mi piso de estudiantes, suerte que no tuve que andar mucho, estaba destrozado.

Entré en el piso y me encontré a uno de mis compañeros: Toni, la definición de tío bueno hecha persona.

-          ¡¡¡Abel tíoooo!!! Venga un abrazo, coño. ¿Cómo ha ido el verano? Te habrás hartado de follar ¿eh cerdo? Jajaja

-          Jajajajaja tu siempre pensando en lo mismo. El verano ha sido perfecto, pero seguro que he follado mucho menos de lo que lo has hecho tu (por no decir nada)

-          Eso ya lo sabía yo, te voy a tener que contratar una puta para que descargues la pistola.

-          No anda déjalo, voy a ducharme, a cenar y a la cama, que mañana empiezan las clases y estoy rendido.

-          Vale como quieras, ahora cenamos y me cuentas ¿eh?

Dicho esto me fui a mi cuarto y organicé todo lo que contenía mi maleta. Después de cenar con Toni me fui a dormir. Había sido un día duro y necesitaba descansar.

Tengo un sueño que se repite con frecuencia… y hoy creo que no será una excepción.

“Me besó como si el tiempo no pasase en ese lugar, en esa sala totalmente blanca, en la que no había nada. Respecto a él no sé como se llama y creo que no lo sabré nunca pero siempre recordaré su cabello color azabache y sus ojos azules que se me clavaban hasta el alma.

Lentamente me dirigió hacia una cama surgida de Dios sabe donde, en la que me empezó a lamer mi cuello, poco a poco, arrancándome literalmente cada trozo de tela que había sobre mi cuerpo. Yo hice lo propio y besándolo lo desnudé lentamente, deleitándome tocando sus pectorales, sus bíceps y sus abdominales que parecían hechos para rallar queso. Fui bajando hasta llegar a los escasos pelos que tenía en el pubis, besándolo aquí y allí, hasta dar con su polla. Medía unos 15 cm, igual que la mía, la fui besando poco a poco hasta que la empecé a lamer, primero el tronco hasta ir subiendo y metiéndome el capullo en la boca, mientras que el con una voz indescifrable gemía y pedía que siguiese, algo a lo que yo accedí encantado dando más ímpetu a mi mamada. De repente me pidió que me levantase, me dio una palmada en el culo que me puso a mil y me empezó a besar con pasión y furia. Bajó hasta el centro de mi cuerpo… y se la tragó de golpe chupando como si su vida dependiese de mi polla. Le tuve que decir que para se porque estuve a punto de correrme. Se tiró en la cama a 4 patas y me pidió que le petase, fui a dilatarlo un poco pero no quiso, quería que se la metiese del tirón, y eso hice. Pegó un grito bastante fuerte, pero al yo empezar a bombear fue cambiando a gemidos y gritos de placer pidiéndome que no parase nunca. Lo monté encima de mí y empezó a subir y a bajar mientras yo se la comía (en los sueños se tiene mucha flexibilidad jeje). Cuando ya no podía más paré, y le puse el culo en la cara. Él decididamente empezó a comérmelo, mientras me pajeaba estando yo ya en el séptimo cielo. Me la metió de un tirón, sorprendentemente no sentí ningún dolor pero si como mi cuerpo se estremecía de placer ante las embestidas que ese macho me estaba dando. Arriba, abajo, de lado… lo hicimos de todas las formas posibles. Hasta que me dijo que se iba a correr y le dije que de eso nada. Me la sacó, le besé e… hicimos el mejor 69 que he hecho en mi vida, corriéndome en su boca y el en la mía tragándome todo lo que me ofrecía. Quedándonos exhaustos nos besamos y…”

Mierda. Otra vez ese puto sueño. Hace un mes que no deja de repetirse y no se a que se debe. Miré el reloj y vi que eran las 4 de la mañana… así que aproveché el calentón que tenía del sueño y me hice una buena paja para dormir relajado.

Me levanté a las 8 y salí pitando para la facultad, encontrándome con mis amigos de cursos anteriores: Pedro, Manu, Fran, María, Carol, Bea…

Vi a las chicas un poco revolucionadas, y les pregunté que pasaba.

-          Eso te pasa por llegar tarde, no veas que espectáculo de chaval- me dijo María.

-          ¿Ah, sí? ¿Y dónde está para que pueda echarle el ojo?

-          Jajajaja te ha picado la curiosidad ¿eh? Pues lo siento pero acaba de salir habrá ido al baño.

A esto, entró el profesor que teníamos a primera hora, y me fui a mis mundos de yupi mientras el profesor hablaba de temario, de su forma de evaluar y los exámenes. Alguien llamó a la puerta sacándome de mis pensamientos y preguntó si podía entrar, a la respuesta afirmativa del profesor, entró alguien y cuando levanté la cabeza descubrí que el chico de mis sueños existía… y que estaba ahí delante, en mi clase.

Continuará.