Uniones (6)

Quizá... El final por el momento, es mejor dejarlo así ^^ (por un tiempo, claro).

Ximena tomó el rostro de Mariana entre sus manos, estuvieron largo rato viéndose a los ojos hasta quede sus labios salió tan preciada frase:

"Te amo."

El rostro de Mariana formó aquella expresión de poca comprensión, cerró los ojos mientras sentía como todo daba vuelta a su alrededor. Se sentía en un mundo aparte, de pie desde el firmamento.

Ximena acarició su rostro, preocupada por la actitud o que algo malo le hubiese ocurrido. Pero una pregunta atravesó sus pensamientos ¿Y si se puso así por decirle que la amaba?


Esa noche, Mariana estuvo largo rato recostada en su cama. Pensaba en las palabras de Ximena, ella también la amaba, sin embargo ¿qué le impidió decirle todo lo que sentía?

Era miedo, sencillo temor que estaba inundando su corazón. Tenía que hacer algo antes de arruinar todo. Se levantó en medio de la oscuridad, cubriéndose con aquellos guantes sin dedos que tanto le gustaban y una bufanda. Si ante algo ella compraría hasta el hartazgo eran las bufandas.

Mariana salió, hundida en la oscuridad, caminando sin darse cuenta, hasta llegar a un pequeño lago a las afueras de la ciudad.

Estaba cansada de tener miedo, eso mismo había impedido que amara a alguien más. Claro, todo empezó desde su antigua novia suicida. Podría recriminar todo lo que quisiese, pero al final sabía que era su propia culpa, por dejarse caer durante tanto tiempo.

Vamos, que las soluciones no aparecen por arte de magia o por mucho que las pidamos.

Se sentó en la orilla, sintiendo el frío entrando a través de la ropa. No es que también se tapara lo mejor posible. Unos guantes a medias y una bufanda no ayudan a proteger del frío sólo por traerlos.

Intentó recordar el calor que le daba Ximena. Ya no podía, ya no quería. Estaba cansada del dolor y… Estaba esa honda sensación de que podría hacerle daño a quien se acercara demasiado.

"Nadie debería quererme" Dijo en la oscuridad.

"Si nadie debería hacerlo, me convertiré en nadie"

La voz la sobresaltó, se encontró con aquellos ojos penetrantes y oscuros de Ximena. Mariana agachó el rostro avergonzada. Se sentía atrapada en el acto.

"Perdona" susurró temerosa

"Y sigues con el perdón, tú no tienes que disculparte de nada, ¿no te lo dije alguna vez?"

"Si pero es que…"

"No importa, corazón. Lo único importante aquí es que tu estés bien. Y creo que no estás muy a gusto conmigo."

"No, no es eso. Sólo, sólo no quiero hacerte daño."

"Existe algo curioso en el amor. Se deben tomar riesgos, sean los resultados buenos o malos, se deben tomar. Esos riesgos y la decisión que nos impulsó a tomarlos sólo rectificaran que es amor. Ya el tiempo dirá si resulta o no."

"A veces, eres muy buena"

"Ser buena no tiene nada que ver. Y no lo soy, quizá nunca lo sea."

"¿Me abrazarías?"

"Mis brazos siempre estarán para ti."

Las horas pasaron. El amanecer las sorprendió un poco, al menos a Ximena, Mariana se había quedado dormida entre sus brazos. Con cuidado de no moverse demasiado comenzó a vislumbrar el lugar en el que se encontraba.

Un lago se extendía frente a ellas, árboles las rodeaban mientras que en una orilla se veía una pequeña canoa abandonada. Se veía herrumbrosa y parecía que con el menor movimiento la madera putrefacta sedería. Y me dirán, ¿qué hago hablando de una canoa vieja y abandonada? Pues la respuesta es simple, :$ me puse a divagar.

Ximena tocó a Mariana, estaba helada. Esa manía de no ponerse algo encima algún día le iba a hacer daño suficiente.

Cuando el sol siguió elevándose, hasta llegar al punto suficiente de dejar el amanecer atrás y convertirse en una mañana, Ximena con cuidado despertó a Mariana.

Se encontró con unos ojos desconcertados, temblorosa y al parecer adolorida. Ximena se levantó con dificultad, tenía las piernas acalambradas (a decir verdad, se le habían quedado tan "dormidas" que ni siquiera las sentía, ni siquiera ese leve cosquilleo.)

Al ver que Mariana temblaba disimuladamente, se quitó su sudadera, posándola sobre los hombros de su compañera. Mariana la vio con curiosidad, se sentía culpable, se sentía agradecida e incluso, se sentía un poco confusa.

La culpa es aquí la razón por la que, a pesar de que Mariana quería abrazar a Ximena y perderse en sus brazos, no se atrevía a moverse, ni siquiera la podía ver directamente a los ojos.

En silencio, una vez más, emprendieron el camino a casa.


"No te preocupes" dijo la voz al otro lado de la línea.

"¿Cómo no voy a hacerlo? ¿Te imaginas si no la hubiese encontrado? Quizá a estas alturas sólo existiría una Mariana congelada."

"Pero no pasó y es lo que importa, ¿por qué no nos vemos? No puedo hablar mucho por teléfono"

Mariana lo había olvidado, hablar por teléfono era un riesgo cuantioso para su mejor amiga. Para empezar en su casa, tendía a estar rodeada de sus primos, sobrinos y otros cuantos niños más. Su madre no le decía nada acerca de sus preferencias "bisexualecientas", sin embargo tenía advertido que no debía hablar de esas cosas frente a todo ese bullicio.

Acordando el lugar en el cual se verían al día siguiente, Mariana colgó el teléfono. Estaba cansada, ya podía sentir sus piernas aunque aún tenía ese casi desaparecido cosquilleo cuando algo la rozaba lo suficiente.

Mariana había terminado recostándose sobre un sofá en cuanto llegó. Miraba el techo, abstraída en sus pensamientos. ¿Por qué era tan difícil decirle que la quería?

Su mente trabajaba, recordaba esas manos ayer, cubriéndola del frío. El calor que emanaban sus cuerpos. El deseo de no querer separarse nunca más.

El miedo no la iba a dejar en un buen lugar si seguía así. Intentaba repetírselo, intentaba tener la decencia de levantarse y desaparecer todas esas murallas que estaban a su alrededor.

¿Cuánto tiempo más seguiría este sentimiento?

Cerró los ojos un instante y con delicadeza se levantó. Su mirada recorrió sus brazos. Seguía aún aquella cicatriz larga en el antebrazo izquierdo. Era larga, pero no visible a menos que te fijaras bien.

Contempló a Ximena, mirando el teléfono como si le fuese a hablar de un momento a otro. Seguía el sentimiento de culpa, sin embargo, una sonrisa apareció en sus labios. Finalmente sabía cuál sería el siguiente paso.

La abrazó por la espalda, perdiéndose en su aroma, recorriendo su cuello con sus labios. Ximena se apartó un poco, no estaba de humor para juegos, pues eso es lo que se sentía. El juguete que se había enamorado de Mariana, al cual ella no le hacía mucho caso y se esmeraba en mostrarle que muchas veces, todo era un juego.

Mariana volvió a abrazarla, se acercó a su oído, pidiéndole a Ximena que se diese la vuelta unos instantes.

Una malhumorada Ximena lo hizo, recriminándose por dentro el ser tan poco orgullosa y hacer lo que Mariana le pedía.

Mariana unió sus frentes, acarició su mejilla, haciendo que Ximena se estremeciese con el roce. Una lágrima fugitiva se deslizó por la misma, Mariana preocupada la limpió.

"Por favor, mirame"

"Te miro"

"Xime, yo… tengo miedo ¿sabes? No quiero lastimarte"

"Y yo… tengo miedo de haber cometido un error al enamorarme de ti."

Esas últimas palabras fueron un golpe bajo para Mariana, quien cerró los ojos un instante antes de decir, por primera vez en mucho tiempo, la única frase tan especial que guardaba en el fondo.

"Te amo, Ximena"

"…"

"No quiero que tengas miedo, de verdad, intenta confiar en mi, sé que muchas veces soy algo torpe, testaruda, necia, egocéntrica… pero quiero verte feliz, tu te ves radiante cuando estás feliz, es como… si tu mirada pudiese elevarme, llevarme lejos y olvidar todo.

"¿Estás segura?"

"Tan segura como que el cielo es azul. Te amo."


Muchas cosas quedaron al aire, pero éste es el intento de historia más largo que he tenido. Ya regresaré y los molestaré un rato más con estas curiosas historias. Por el momento, debo de concentrarme en la mía.

Al fin, esta historia aún no termina.

Ya sé, soy vaga, extraña, excéntrica, no suelo hablar mucho en el msn y me aburro fácilmente. Ni siquiera sé por qué razón digo esto.

Al menos, creo que quiero decir que esto tiene su pausa grande, o si lo prefieren es el final. No creo que esté tan mal. Falta leerle el último capítulo a la mujer que escuchó toda la historia desde mis labios la noche anterior. Una gran mujer, si me permiten decirles.

Ahora, a empezar a preocuparse por el examen de admisión de la universidad, las preinscripciones y toda esa locura que viene en un mes… ¡Vaya! ¡Un mes! Creo que comenzaré a angustiarme :S

Gracias a los rezagados que siguieron leyendo, los nuevos lectores, los que esperaban en algún momento volviese a subir algo.

Gracias a Delicioso Triunfo, mujer que entraba para ver mi pie de página. Me pregunto si lo seguirá haciendo. Te quiero, en esta curiosa manera que he de aprender a demostrar.

A mi hermanota mensa, emocionada, embobada, abstraída. ¡Tranquila! Ya se conectará mi cuñis :P (Claro, también a mi cuñada le mando saludos)

Ahora, como siempre, a esperar que esto sea lo suficientemente bueno, aunque al parecer aún faltan cabos por atar (y una escena cachonda para los pervertidos XD [mentira, yo también la quiero {si, soy una pervertida XD}])

Gracias por leer ^^

[Awuelita/Dynx]

[La sinceridad se ha desvirtuado

al grado de ser llamado cinismo.]

@awuedynx

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