Uniones (5)

Historias que contar

Para cuando Mariana despertó ya había oscurecido. Se sentía muy cómoda como para levantarse y, por unos instantes, había olvidado la razón por la que estaba en la habitación de Ximena.

Le pareció oir voces que venían del otro lado de la puerta, parecía una discusión entre Ximena y alguien más. Intento callar los latidos que parecían haberse instalado en su sistema auditivo para conseguir captar algo.

Lo único que consiguió fue tener fragmentos que decían algo de que no era justo, todo por parte de Ximena. Mariana se acomodó de nuevo entre las sábanas cuando escuchó que unos pasos se dirigían a la recamara. Quizá Ximena estaba molesta porque ella había llegado tarde a su cita. ¡Su cita! ¿Cómo pudo olvidarlo?

La puerta se abrió y la presencia de Ximena se quedó en el marco de la puerta, contemplando a Mariana dormir. Habían pasado horas y a cada minuto ella se sentía más culpable e impotente.

Karla la abrazó por la espalda. Se había pasado la tarde intentando convencerla de que ella no tenía la culpa de nada. Eran cosas que pasaban y lo importante era que estaban ahí apoyando a Mariana. Sin embargo cuando a Ximena se le metía algo en la cabeza era difícil cambiar su opinión.

Cabeza dura, le habría dicho su tío, quien por el momento se encontraba trabajando en otro caso, ya iría con su sobrina cuando terminara de arreglar esos asuntos.

Karla le preguntó al oído cuanto la quería, refiriéndose a Mariana.

"Mucho" "Entonces preocúpate porque ella esté bien. Seguramente no querrá verte así"

"Pero a mi me importa lo que le haya pasado."

"¿Crees que algún enfermo le haya hecho algo?"

"¿Tipo violación? Si algo así le pasó, voy a dar caza por ese maldito bicho rastrero"

"Calmada, bonita. Ya sabremos que le pasó. Lo mejor es que estés tranquila. Y si hay cuellos que cortar sabes que yo también puedo ayudarte"

"Eso es algo que debo hacer sola"

"¿Cómo lo de su hermano?"

"Es que no sé quién se cree ese desgraciado"

"Uy, desgraciado, alguien está molesta"

"¿Y si él fue quien hizo esto?"

"¿Has pensado que ella quiere saber la verdad de lo que pasó ese día?"

"No tiene por qué enterarse"

"¿Eres una clase de superhéroe anónima?"

"Si le digo, temo que me quiera por lo que hice, no por mi. Por otro lado, ¿y si no le gusta lo que hice, por mucho que haya sido para defenderla?"

"Estás loca mujer. Yo no perdería una oportunidad así"

"Tú, no yo."

El que hayan tocado la puerta puso fin a la plática en debate moderado. Mariana se encontró un poco más confundida, ahora entendía la razón por la que Ximena no le quiso decir lo que sucedió. Pero ¿sería cierto? Con cierta determinación cerró los ojos, intentando imaginarse que es lo que habría pasado si Ximena le dijese lo que había hecho.

Seguramente estaría muy agradecida, tan agradecida que quizá… Vaya, Ximena tenía razón.

Finalmente alguien tocó la puerta de la habitación. Con un suave "pase" el hombre Tomás entró en escena. Se sentó a los pies de la cama mientras su sobrina los miraba, con cierto detenimiento de quien no quiere, desde la puerta.

Las palabras fluyeron, tenían una manera muy sutil de hacerlo con ese hombre. No fue su hermano ni ninguna clase de pervertido que abusara sexualmente de ella. Por un instante Ximena dudó si había escuchado la plática que había mantenido con Karla.

Unos chicos "hijos-de-su" la habían atacado. Ella sabía era parte de su hermano pero no había realmente forma de comprobar. La habían abofeteado y hecho unos cuantos cortes en los brazos. Gritado idioteces y, bueno, discriminado por ser gay.

Ximena saltó, no pudiendo contenerse a gritar cientos de cosas que les haría a esos tipos si se los encontraba. Su tío dijo que podían poner una denuncia pero no había mucho que pudiesen hacer más allá de esperar. Mariana contempló a Ximena con cierta ternura y una medio sonrisa en los labios a pesar de la situación.

"Ese desgraciado me las va a pagar"

Ximena seguía murmurando en la cocina. Se habían reunido ahí mientras Mariana se daba un baño y cambiaba de ropa. Temía que sus ganas de ayudarla y besar cada parte donde la habían lastimado no fueran muy evidentes.

Karla platicaba con Tomás un poco más animados. Ellos dos insistían en que había que ver todo mejor, si no se cegarían ante las posibilidades.

Una voz casi muda llamó a Ximena, quien casi fugazmente y haciendo imposible el disimular salió disparada, preguntándose que querría Mariana.

Tocando la puerta de su habitación la vio. Estaba solamente cubierta por la bata que inevitablemente comenzaba a abrirse. Cerró la puerta tras de sí y con nerviosismo y algo torpemente la abrazó. Seguía insistiendo en que debía protegerla de lo que fuese.

Mariana se separó levemente, tocó con sus dedos la mejilla que tenía frente a ella. Le dio un beso suave, en la comisura de los labios y en un susurro le dijo que sentía que no hayan tenido su cita.

Para Ximena eso era lo ultimo que le importaba. El estar sintiendo a Mariana, tan cerca de su cuerpo, sabiendo que posiblemente lo más que traería bajo esa bata de baño era la ropa interior la estaba poniendo muy nerviosa. Saber que su rostro estaba a milímetros era una tortura.

Con miedo intento acercarse a esa boca que la hacía delirar y estando a un par de milímetros se apartó. Refugiándose en el cuello de Mariana. Hubo una pequeña sonrisa, un segundo acercamiento que terminó en lo mismo.

"¿Por qué lo piensas tanto?" musitó una sonriente y expectante Mariana.

Como si todos sus temores se marchasen la besó. Con los labios entreabiertos y anhelantes. El sabor a naranja llegó a Mariana, deseosa de probarlo más. Tomó su nuca entre sus manos, no queriendo separarse nunca de esa mujer.


"¿Estás segura de esto?"

"Por veinteava vez, si, estoy segura"

"¡Exagerada!"

"Lo siento, por diez y nueve vez, estoy segura corazón"

"Pero esa mujer, me dan ganas de colgarla desde donde mpas le duela aunque no tenga."

"Pero esa mujer no deja de ser mi madre. Quizá no me quiera ver, pero no seré yo la que no lo intentó."

"Estás loca"

"Y así me amas"

"Jaja ahm… ¿Quieres que te acompañe?"

"¿Quieres ir conmigo?"

"Yo… ahm… yo iría contigo hasta donde fuese"

"¿Te he dicho que te amo?"

"Nouuuu…"

"jaja, ¿nunca te lo he dicho?"

"Nop! Nunca, nunca"

Mariana se acercó a Ximena y en un susurro le dijo que entonces algún día se lo diría. Mientras había que ir a arreglar unos asuntos.

Llegaron a la casa, mejor dicho, antigua casa de Mariana y tras esperar a que le abrieran la puerta, Ximena volvió a aquel vicio de los denominados tic-tac de naranja. Mariana la veía intentando calmarse, por dentro estaba hecha un caos. Tenía miedo y angustia sobre lo que podía decirle su madre. Y aún una pregunta rondaba su cabeza ¿y si estaba su hermano?

Mariana tomó aire y vio a Ximena que la miraba atentamente, de hecho uno de aquellos dulces se había quedado a medio camino de llegar a su boca.

Una mano salió entre la puerta, arrastrando a Mariana a su interior sin mucho aviso, sólo alcanzó a dedicarle una mirada a Ximena calmándola.


Los gritos perforaban los oídos de Mariana, le parecía extraño después de tantos meses sin escucharlos. Por alguna razón que se entiende sólo con que aquella señora preparaba algo de comer, la mejilla de Mariana terminó con una herida sangrante, que apareció por una lata de algo parecido al atún.

Mariana explotó.

Sin darse cuenta del cómo, estaba sobre aquella señora que le había dado la vida y que de alguna manera se había esforzado en arruinársela.

Aquella mujer que decía ser su madre la tomó del cuello en un vano intento por asfixiar a su única hija, nunca le perdonaría lo que les hizo, nunca le perdonaría que por su culpa su esposo se hubiese ido.

Los puños de Mariana se instalaron poco a poco y cada vez más fuerte en el vientre de esa mujer. Estaba cansada de soportar sus gritos, de soportar los golpes. La sangre de la mejilla había llegado a su barbilla.

De pronto se levantó.

Escuchó el ruido de la puerta y sobresaltada temiendo fuese su hermano dejó a su madre tirada en el suelo antes de salir al jardín trasero.

No se atrevía a moverse, terminó contemplando sus manos con miedo a lo que había hecho. Había perdido la consciencia y se había exaltado tanto que parecía todo algo surreal.

Juntando el valor suficiente saltó a la barda, sentía sus músculos comenzando a quemar cuando logró subir por completo y al final llegó al otro lado, torciéndose un poco pero olvidándose del dolor en un santiamén.

Corrió, buscando a Ximena con la mirada, en aquel lugar donde la dejó. Consiguió vislumbrarla cuando la puerta de su casa se abría de par en par.

Su hermano salió hecho una furia. Miró a una Ximena sobresaltada, decidiendo que contra ella podría desquitar su enojo, frustración o que se yo.

Mariana corrió a su lado, la atrajo hacia sí y le susurro que de nuevo corrieran.


Casi igual que al inicio. Llegaron a aquella zona en el parque tras la biblioteca. Se sentaron una junto a la otra sin decir palabra. Aquel silencio que rozaba lo incomodo habrá durado casi una hora, antes de que Ximena dijera la única frase del resto de la tarde.

"¿Por qué tu hermano te lastima tanto?"

"Será una curiosa historia"

Sin embargo Ximena permaneció en silencio, dándole a entender que quería conocerla.

"Al parecer él es mi medio hermano, mi madre no se podía embarazar cuando se casó con mi padre. Sin embargo para estar con él fingió estar embarazada. Tuvo una extraña-curiosa aventura con su hermano. Lo emborrachó y se acostó con el. Cuando mi tío se dio cuenta ella lo amenazó. Le dijo que sólo quería un hijo.

Mi hermano nació meses después de lo que se supone era la fecha planeada. Mi padre comenzó a sospechar, sin embargo el trabajo le quitaba la mayor parte del tiempo y rara vez se encontraba en casa.

Unos años más tarde mi madre estaba embarazada de mi. Quizá… Mi madre se puso celosa porque a partir de el momento en que nací, el trabajo no era suficientemente importante como para mantener a mi papá en el. Molesta porque su hombre no le prestaba atención al que era su primer hijo le reclamo, evidenciando todo lo que había hecho.

Yo aún era una niña. Recuerdo que mi padre me tomó entre sus brazos y subió al auto con él. Mi madre alterada le arrojó un par de cosas antes de que saliésemos de la casa.

Viví con mi padre varios años, sin embargo el murió cuando yo tenía trece y tuve que volver a vivir con mi mamá. Al parecer ella cree que fui la culpable de que nos fuésemos ese día, al igual que piensa que por mi culpa mi papá murió.

Nunca tuve una relación íntima con él, sin embargo nos llevábamos bien. Mi hermano creció con la idea de que yo le había quitado a su papá. Tuvo que soportar los arranques de mi señora madre toda su infancia, sin embargo la quiere, defiende y comprende porque "soportó" todo lo que yo les hice."


Era de noche cuando entraron al departamento. Al terminar Mariana de contar tan peculiar y extraña historia, Ximena se había levantado, ofreciéndole su mano caminaron juntas por el parque, llegaron a la antigua casa de Ximena y se sentaron en la banqueta frente a ella. Su historia no se parecía en nada, excepto en una peculiar muerte que las une y el hecho de sus preferencias sexuales.

Bien dicen (o digo) que se encuentran toda clase de personas en este mundo, y todo parece ser una casualidad calculada.

Así estuvieron largo rato, hasta que Ximena tomó el rostro de Mariana entre sus manos, estuvieron largo rato viéndose a los ojos hasta quede sus labios salió tan preciada frase:

"Te amo."


Es curioso escribir esto

Mi vida ha cambiado mucho estos últimos meses

Asi que… no sería de extrañar que esto sea distinto a el principio

Como sea

Muchas gracias por leerme! :D

Ah! Y gracias a mi hermanita que me hizo publicar hoy! Ella, Jess y yo :p

Buen dia! :D

[Awuelita/Dynx]

"Siempre recuerda:

no tomes decisiones cuando estés enojado

y no hagas promesas cuando estés feliz "