Uniones (3)

¿Gustos?

Al separarse brevemente Ximena se alejó asustada ¿cómo era capaz de engañar a Helena y su recuerdo? Mariana tomó la opción de irse, entro a la casa por sus pocas cosas que se habían quedado en su interior y, al salir de la casa, sólo se pudo recargar en la puerta cerrando los ojos y pensar en su equivocación al permitir ese beso.

Ella no quería volver a ser una base para alguien, un soporte en el que alguien se aferra para olvidarse de alguien. Tenía miedo. Tan abstraída estaba que se fue de espaldas cuando Ximena abrió la puerta, cayendo sobre ella.

Mariana se levantó, deprisa y angustiada comenzó a caminar por la calle hasta que una mano sujeto su brazo. Un dolor abrasador le llegó, soltó un pequeño grito pero lo suficientemente audible para que Ximena viera que sucedía a su compañera.

Sobra decir que no la dejó irse ese día, si existían razones para que estuviese ahí ahora estas se habían multiplicado. Mientras Ximena curaba el brazo de Mariana le preguntó que había pasado.

Con un hilo de voz y aguantando las lágrimas que causaba la herida le contó que al salir por la ventana su madre la había visto y había terminado arrojándole lo que quiera que traía en la mano, esto resulto ser un objeto punzocortante propio de la cocina. Al correr entró a una farmacia y gastándose todo el dinero que venía en sus bolsas compró algo parecido a una gasa.

Las maneras arrojadizas de transgredir físicamente a alguien son temibles. Y sí, mi experiencia habla. En el caso de Ximena le podía parecer una abominación mientras que Mariana, tan acostumbrada a el maltrato y ofensas que recibía desde hace unos años era difícil que esto la sacara de balance. Si de algo estaba segura es que sus preferencias no iban a cambiar.

Ximena desapareció de la vista de Mariana y ésta no podía dejar de pensar en ese beso que se dieron, fue por las razones equivocadas, de eso estaba segura, pero parecía mentira que le haya gustado tanto. Quería volver a sentir esos labios, tomar su cadera y acercar su rostro con la mano en la nuca.

Ximena regresó un poco menos alterada que cuando salió de la habitación. Insistió en acompañar a Mariana a la cama a que descansara un poco más, era tarde y mañana habría muchas cosas que hacer.

A pesar de no quererlo Mariana se fue sumiendo en los brazos de morfeo. La medicina que Ximena le dio para el dolor parecía también haberle causado mucho sueño.

En cuanto ésta se durmió, Ximena se acercó vacilante a verla. Descansaba tranquilamente y por un instante fantaseo con como sería verla despertar todos los días.

La vibración del móvil la saco de esas ensoñaciones para recordar a quien le había hablado. Fue a abrir la puerta de el jardín para sentarse en la escalinata antes de entrar a la casa. Al verlo se le arrojó a los brazos y llorando como niña pequeña fue abrazada por uno de los pocos familiares que tenía y el que más apoyo le había brindado desde que su padre se fuese con otra y su madre muriese unos años después.

Era como su segundo padre, el hombre la acaricio y llevó a que se sentara en ese escalón en el que se encontraba segundos antes. Entre hipidos y murmullos le dijo que no era justo para Mariana, que le habían hecho demasiadas cosas y ella, por alguna extraña razón, sentía que debía protegerla y cuidarla al menos hasta que todo pasara.

"Tranquila Xime, has hecho lo correcto, ahora sólo hay que ver que sucede con sus familiares"

"Es que no entiendes, ¡sus familiares son quienes le han hecho esto!"

"Recuerda que tienes la sensación de que es mucho menor que tú, lo mejor es esperar. Con lo que me has contado creo que puede estar en un duelo también, piénsalo un poco, su novia se suicidó y le echo toda la culpa a ella, su madre la mando al extranjero y cuando regresa solo encuentra insultos, gritos y golpes. Para que ella esté bien contigo, tú también debes estarlo."


"Mariana…"

"Ahhhh…"

"¡Ande! Despierte señorita"

"Es muy temprano"

"Andele, ya es tarde"

"Mejor ven conmigo"

"¿Contigo? ¿A dónde?"

"Aquí" dijo mientras la abrazaba y acercaba a su pecho

Ximena con cuidado se separo un poco (cuidado de no tocar los senos de esa chica) y la miró a los ojos que se encontraban cerrados. Podía sentir un poco su respiración irregular pero calmada, demostrando que estaba en ese estado de somnolencia pero sin conseguir estar del todo dormida. Ximena se levantó, pero a la hora de hacerlo calculó mal y sin querer volvió a caer sobre Mariana.

"Te voy a cobrar gastos médicos"

"Ya exagerada, ande levantese que estar aquí es tentador para perder la razón"

"Creo que tú me quieres violar y no lo admites"

"Mi decencia no permite que lo admita. Vamos que es tarde y yo tengo trabajo"

"¿Qué no era sábado?"

"Sí, pero mi trabajo de hoy es buscar una nueva casa."

"¿Lo ves? Me vas a raptar y pedir que me case contigo regalándome una casa nueva"

"Jaja. Sí, claro. Es mi propósito de año nuevo"

"¿Te puedo acompañar? No quiero estar sola"

"Lo siento, para ti tengo una sorpresa. Anda, si necesitas ropa quizás te pueda quedar algo de lo que tengo o dame la que tienes para lavarla y ponerla en la secadora."

"Ahora quieres que me desnude frente a ti, ¿así me quieres conquistar?"

Ximena ya no respondió y salió de aquella habitación mientras pensaba en que tanto creía en las palabras que acababa de decir Mariana. Era un juego, se repetía constantemente, pero el hecho de conquistarla era algo que en realidad quería hacer.

Cuando escucho el timbre de la puerta salió corriendo mientras chocaba con unas cuantas cajas que había en su camino y escuchaba a Mariana a su espalda preguntando que sucedía con ese cepillo de dientes en la boca que había comprado el día anterior.

Al abrirla y encontrar a esa mujer frente a ella su rostro se ilumino. Karla se veía fantástica, busco con la mirada sus ojos y al encontrarlos se lanzo a sus brazos. Le agradeció como pudo lo que iba a hacer y se introdujeron en aquella casa.

Tras las presentaciones Ximena se marchó, tenía una cita con un posible vendedor. Mariana y Karla se quedaron a solas, la primera miraba con cierta desconfianza, mientras que la segunda recorría ese lugar como si fuese suyo.

"Es extraño verlo tan vacío. No me has dicho, ¿por qué estás aquí?"

"¿Ah? Yo…"

"No importa, ¿quieres ir por un helado? Yo invito" dijo mientras le guiñaba el ojo a una escéptica Mariana.

Karla es la clase de mujer que no acepta un no por respuesta, que coquetea naturalmente y su rostro de niña le hacía poner a momentos una mirada sumamente traviesa (traviesa podría referirse a verse tan perversa, con ganas de comerte en tres bocados o recordando sus hazañas).

Por poco Mariana se queda con la boca abierta cuando Karla se adelantó un poco y pudo ver como contoneaba su cadera al caminar, sin duda sería una tarde interesante y con la poca decencia que le quedaba comenzó a mirar disimuladamente aquella cadera y trasero frente a sus ojos.

Sobra decir que la atención prestada a Karla por parte de Mariana era casi nula. En más de una ocasión Karla tuvo que ponerse frente a ella para que se diera cuenta de que le estaba hablando. En una de esas ocasiones Mariana casi grita en aquel centro comercial al que habían llegado que en realidad era que caminaba tan… tan bien (lo siento :p no encontré otra palabra) que le era imposible prestar atención a algo que no fuese su cuerpo.

En realidad pasando un poco de eso, la tarde fue bastante agradable, una tarde de compras en la que Mariana se sentía culpable por no poder dar algo más o por no poder pagar esas cosas que eran para ella. Sin embargo sentía lo que hace mucho no, unas manos frente a ella, ofreciendo su ayuda.


Dubitativa estaba Ximena cuando ese par de mujeres entraron por la puerta, les pidió la acompañaran al departamento que había encontrado, era un pequeño lugar un poco más cerca de su trabajo que le había convencido.

Al llegar se encontraron con un piso de madera y paredes blancas por doquier, un lugar en verdad hermoso. Ximena le tapó los ojos a Mariana, le tenía una sorpresa. Con cierto cuidado la guió por el departamento y se detuvieron frente a una puerta.

"Es tu habitación"

"¿Qué? Pero ¿por qué?"

"Te lo mereces chiquilla"

"¿Podré ver a Karla seguido?"

"Sí, claro. ¿Por qué?"

"Digamos que, tuve un ‘flash’"

"¿Te gusta?"

"Un poco, creo que yo le gusto."

"¿Por qué no piensas en como vamos a llenar este lugar mientras Karla y yo bajamos las cosas que compraron?"

"Mujer, Mariana sólo es una niña, ¿cómo puede ser que le gustes?"

"Ella no es tan chica Ximena, sólo es cinco años menor que nostras, no necesita que la trates así y el que te guste no impide que yo le pueda gustar"

"¿Cómo sabes que me gusta?"

"Te conozco desde hace años, sé cuando alguien te llama la atención."

"Karla, ¿por qué lo haces?"

"Corazón, sabes que no la lastimaré, no quiero que se confunda demasiado ahora que va a vivir contigo. Hable con tu tío y me contó lo que dijo su madre, al parecer está feliz de que ella se vaya."

"Qué familia ¿y sus cosas?"

"Creo que el lic. las está pasando a su casa, cuando gustes puedes ir por. Por cierto, ¿cuándo traen las tuyas?"

"Me adelanté y le pedí el favor a un amigo, al rato trae varias en la camioneta de su hermano"

"Te prometo que no le haré daño, le voy a contar todo cuando tú estés lista, aparte no iré muy rápido."

Al regresar encontraron a una Mariana que se estaba quedando dormida contra la ventana, Karla la abrazó y acarició y sentándose en el suelo dejó que se recargara en su pecho. Un pequeño e imperceptible golpe de celos llegó como punzada al pecho de Ximena y se deshizo como pudo de la idea mientras esperaba llegará su amigo con sus pertenencias.


Ahm… no es muy largo y confieso que no es lo mejor.

Le debo agradecer a @guakas (:p espero entiendas mujercita…). Parte de la historia la base en su historia. Espero sea de su agrado y pueda cumplir sus expectativas.

A Delicioso Triunfo, Esa mujer hermosa que me emboba, me hace delirar y es mi inspiración… Sigo esperando que esto sea suficientemente bueno

Perdonen que no sea largo ni muy bueno :/

[Awuelita/Dynx]

http://awuelitadynx.blogspot.com

[El silencio es el mejor testigo de

aquellos gemidos que de tu boca exhalas.]