Uniones (2)
Equivocaciones...
Pudiendo experimentar lo que es llegar a un hogar y que te corran a patadas antes de siquiera presentarte, Ximena recorrió esa habitación que compartió tantas veces junto a su novia, supuso que así o peor debía sentirse una o un viudo. Por fin tuvo el valor de entrar después de aquella fatídica noche en la que semiinconsciente se masturbo en esa cama que sentía de ellas.
El silencio ahora no era el antagonista, se detuvo a pensar y bastó un segundo para pensar en Mariana para decidirse. Tomó con delicadeza la ropa de Helena, poco pasó antes de que se embriagara en su aroma y con unas cuantas lágrimas hundiéndose en sus parpados comenzó a separarla de la suya.
Supuso que, si daba por "cerrado" ese aspecto en su vida se sentiría mejor. No descansó hasta que todas sus pertenencias y las de Helena estuvieron guardadas en cajas. Al terminar, el amanecer inundó las habitaciones vacias, más cuando intento rozar con su pulgar ese anillo que habitaba su dedo anular izquierdo. Espantada lo buscó, preguntandose donde lo había guardado. Terminó recordándolo, dentro de su pantalón y en la ropa sucia lo fue a encontrar.
Tenía miedo a ponérselo y opto por ponerlo en una cadena, colgarlo en su cuello, entre sus vagos pensamientos significaba que el anillo estaría un poco mas cerca de su corazón, donde estaba Helena.
Decidida a llamar al trabajo para poder ausentarse, necesitaba salir un rato de casa, buscar un nuevo lugar y mandar las cosas a la familia de Helena. Casi se va de espalda cuando en la puerta encuentra a alguien acurrucado. Era Mariana.
Se acercó y con suavidad la despertó. Mariana estaba fría, como pudo hizo que entre sueños se levantase y la llevó hasta la otra habitación, esa en la que pensaba dormir estos últimos días, reservada para las visitas.
No tenía idea desde que hora estaría ahí afuera, la mañana era particularmente fría, Ximena hasta se había enfundado en un par de guantes y en su bufanda favorita.
El que Mariana musitara un lo siento fue quizá demasiado para su cuerpo, se desmayó antes de poder decir algo mas y Ximena esperando quedó, cuidándola de aquella fiebre que apareció después de unos minutos.
Los paños húmedos iban y venían. Rendida y un poco exhausta Ximena se quedó a su lado, descansando un segundo los ojos, cosa que se convirtió en al menos unas horas durmiendo como "moco".
Despertó cuando el anaranjado sol del atardecer le dio en el rostro. Sentir unos brazos ajenos la asustó. La única persona que la abrazaba mientras dormía era Helena y, a sabiendas de la situación, hizo memoria unos segundos antes de recordar a Mariana y su curiosa visita. Revisó la fiebre con el dorso de la mano, al parecer se había esfumado. Mariana abrió los ojos, posándolos en los oscuros de Ximena, suprimió el deseo de darle un suave beso y se levantó algo aprisa para quedar tumbada de vuelta en la cama.
"Te quedas aquí ¿vale?"
"Pero, pero, lo siento."
"Anda, descansa un poco más, iré a traerte algo ligero que comer."
Mariana se quedó sola en la habitación. Se sumió en sus pensamientos y decidió que podía hablar sin miedo. Tan ensimismada estaba que no se percato de la mujer que entró a la habitación hasta que ésta puso un plato con algo de sopa frente a ella.
Comió en silencio, con sus ojos clavados en la cuchara le preguntó a Ximena la hora; ésta le respondió con otra pregunta, que podría ser por ejemplo "¿Qué hace una joven como tú tan temprano en mi puerta y hecha un ovillo en el suelo?"
Mariana volvió a quedarse muda, y tras otro trago de sopa le dijo que había tenido problemas al llegar a casa, que hasta habían existido golpes y que el que su madre la acusara de ser la causante de lo de su papá fue suficiente para que saliera huyendo.
No tenía a donde ir ni con quien ir, se dio una vuelta por aquel claro del parque pero al ver a su hermano con su banda de amigos a lo lejos optó por ir a la única dirección que recordaba de la persona a la que ya consideraba su amiga.
Así que había estado desde la noche en ese escalón. Ximena no sabía que hacer, quería regresarla a su casa y a la vez protegerla de cualquier cosa.
Esa noche Mariana se quedará en esa habitación y Ximena dormiría en el sillón. Le señaló el baño y le dijo que estaría terminando de recoger unas cosas y que saldría a comprar algo para el día siguiente, le dejó anotado su celular y salió con la promesa de regresar en poco rato.
Ximena ingresó a la casa de su tío, necesitaba hablar con alguien y ayuda. Termino diciéndole como había sacado todo lo de Helena a partir de conocer a Mariana, el como le dio esperanza, como se veía tan joven y fuerte, que ella no merecía lo que le había pasado ni el quedarse sola.
Su tío la escucho atentamente para después preguntarle si aquella muchacha de nombre Mariana le atraía. Ximena se quedó helada pero no pudo desmentir aquellas palabras. Tenía miedo y no quería volver a perder a alguien a quien, aunque apenas conocía, le tenia un gran aprecio.
Aquel hombre le recomendó que no fuese tan rápido, que todo a su tiempo, que primero tenia que superar lo de Helena, comprensivamente le explico que lo que sucedía con Mariana no era sencillo, que podía quedarse con Ximena unos días pero que él iria a ver a la familia de Mariana para ver que sucedía, evitar tener más problemas del embrollo en el que se habían metido.
Él como abogado podría ayudarles, pero pedía paciencia y prácticamente le exigía a Ximena que, si quería tener algo más que una amistad, estuviese segura de que no se estaba aferrando a esa jovencita para soportar lo de Helena.
Ximena se despidió de su tío y, pasando a comprar unas cuantas cosas para comer regresó a su casa. Seguía con la idea de mudarse, pero al parecer habría que esperar un poco.
La casa estaba oscura y en silencio. Se asomo a la recamara donde estaba Mariana y la encontró dormida de nuevo. Esa chica debía de estar totalmente rendida.
Dejó la comida en la cocina y se tumbo en el sofá, esperando que el sueño llegara mientras pensaba en como sería capaz de mudarse de aquel lugar en el que tuvo tantas promesas, experiencias, tantos sueños que ahora parecían lejanos.
Se quedó sumida en un sueño intranquilo, donde aparecía Helena, Mariana y ella. Helena aparecía como una amiga y Mariana, bueno, Mariana era su pareja, pero de algún modo las tres terminaban juntas.
Ximena podía sentir las manos de Helena recorriéndola mientras ella besaba a Mariana, sus labios eran dulces y suaves. Las manos de Helena tocaban con cuidado los senos de Ximena mientras la última despojaba de su ropa a Mariana.
Caricias, ruidos que marcaban la llegada de gemidos que exhalaban las tres en aquella cama. Mariana encajo sus uñas en el trasero de Ximena mientras una exploradora mano de Helena la penetraba y, ella a su vez, jugaba con los pezones de Mariana con sus labios, lengua y dientes.
Helena comenzó a penetrar a Ximena con sus hábiles manos llevándola al delirio.
Ximena intentó besar a Helena, pero en ese momento desapareció y el sueño se evaporó. Despertó jadeante y asustada en la oscura estancia. Su corazón acelerado comenzaba a lastimarla.
Con la mirada perdida salió atropelladamente por la puerta. El aire fresco la tranquilizó un poco aunque aun esa sensación laceraba su alma. Sintió que la traicionaba. Tomo ese anillo junto a su pecho y, tras un ademan de arrancarlo, lo presiono contra su pecho.
Mariana se despertó con el sonido de la puerta. Al principio reino la cofusion sobre el lugar donde acababa de despertar, no era su cama, no era su habitación.
Recordando un poco se levantó de la cama y camino hacia la puerta.
La vio parada, quiso acercarse para arrepentirse segundos antes de llegar a tocarla. Ximena estaba llorando y Mariana tenía el deseo de abrazarla, de sujetarla y prometerle que todo estaría bien.
Cuidarla de hasta el aire. Frase que aquí significa no dejar que nada la toque, no dejar que nadie la toque y le haga daño. Verla sonreir y que nunca más se sienta sola.
Se acercó lentamente, decidiendo ser valiente y la abrazó por la espalda. Hizo la mirara suavemente y con la mirada fija en sus ojos se acercó hasta que sus labios roazaron su frente.
Ximena la contempló con los ojos llorosos y decidiendo que no había marcha atrás se fundió en un beso, acercándola más a ella, queriendo ser de Mariana.
Perdonen que no sea muy largo Escuela, trabajo, pareja Un día voy a hacer Kaboom en el jardín junto a mi ventana
Espero no decepcionar ah espero que haya quedado bien :p
Y si, a veces espero o quiero muchas cosas
Awuelita/Dynx
[Unknown Soldier]
[Somos seres inmortales en busca de paz, en busca de tranquilidad]