Uniforme de faldita demasiado corta-El dia después

Después de lo ocurrido en el despacho del profesor ... el día siguiente tiene un final realmente sorprendente. Espero os guste. Comentarios a: carlos_javier_gzlez@yahoo.es

La tarde después de lo ocurrido en mi despacho con mi amigo Fran, tú y tu amiga Patricia, pasó absolutamente de todo por mi cabeza. Desde la más básica excitación pensando en lo que ocurrió en mi mesa, con dos chicas de 18 años, hasta el miedo a una posible venganza e incluso cierto sentimiento de compasión por haber sido demasiado duro con vosotras.

En cualquier caso, mi mayor duda era si al día siguiente acudiríais a mi clase o no … y cuando llegó mi hora … allí estabais, las dos sentadas en vuestros pupitres, eso sí, en una actitud muy diferente hacia mí. Mientras Patricia evitaba mi mirada, tú no solo me la aguantabas sino que movías tus labios como queriendo decir algo … algo que al principio no atendí, pero enseguida supe leer en tus labios un clarísimo “hijo de puta” mientras me mirabas. Al principio me enfureció, pero inmediatamente lo transformé en una gran excitación, pensando “esta rubita necesita un poco más de disciplina para ser sumisa como su amiguita”.

La clase transcurrió más o menos normal, terminando con un ya avisado pequeño examen de 30 minutos de lo visto los últimos días. Cuando recogí todas las pruebas, me senté en mi mesa mientras todos los alumnos ibais saliendo de la clase y cuando te volví a ver levantada no me puede aguantar … joder, volvías a llevar la minifalda super corta … “¡A la salida pasa por mi despacho … y más vale que no se te olvide!”, dije señalándote con cara realmente enfadado y mirándote a los ojos.

Mientras fue llegando la hora de la salida y hasta que tocó la sirena, solo en mi oficina, dudaba si realmente irías a mi despacho o no … yo estaba hiper excitado y deseaba que acudieses … pero honestamente lo dudaba hasta que “toc, toc, toc” … sonó la puerta del despacho.

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“¿Quién es?”.

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“Soy Esti”.

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“Pasa …”.

Allí estabas en pie frete a mi con esa minifalda que a duras penas ocultaba el final de tus muslos, mirándome a los ojos de forma retadora.

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“¿Qué pasa?”, dijiste.

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“¿Cómo que … qué pasa?. Lo sabes de sobra zorrita. ¿Qué pasa que no tuviste bastante con lo de ayer para aprender a venir con una falda digna y tienes que venir nuevamente así vestida?”, mientras te hablaba me levanté para ponerme en pié frente a ti, muy cerca, casi rozándote … buscando ver si dabas un paso atrás … pero no lo hacías … aguantabas el tipo de forma retadora y eso me ponía más y más.

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“¿Quá pasa profe? … ¿me vas a pegar o que?”.

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“¿Pegarte? … no, nada de eso. Lo que vas a hacer ahora mismo es ponerte de rodillas y abrir esa boquita. Te voy a dar polla bien hasta el fondo de esa garganta de zorrita”.

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“Lo tienes claro imbécil … me tendrás que obligar”, dijiste.

Dicho y hecho, sujetándote por los hombros te obligué a ponerte de rodillas justo frente a mi polla. Mientras me seguías mirando a los ojos de forma retadora te sujetaba de un hombro para que no te levantase a la vez que con la otra mano me sacaba la polla por la bragueta.

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“Vamos Esti, abre esa boquita y empieza a chupar. Quiero que la pongas bien bien durita para follarme ese coñito tuyo que ayer no pude probar. Vamos, que aún tienes que trabajártela un poquito, ¡abre esa boquita zorra, que lo estás deseando!”.

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“Mmhhh, mhhh, ¡déjame cabronazo!”.

Movías la cabeza de un lado a otro resistiéndote pero en el fondo me estaba dando la sensación que estabas deseando sentir una buena polla en la garganta, porque podrías haber corrido, incluso chillado … pero no, te limitabas a mover la cabeza a un lado y otro haciendo que no pudiese metértela en la boca, excitándome aún más, … hasta que te sujeté la cabeza con las dos manos, te tapé la nariz para que tuvieses que abrir la boca y entonces … te la metí bien dentro de la boquita.

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“Mmhh, cabggggon”.

Te cogí bien fuerte la cabeza y aunque te resististe un poco, lo cierto es que mi polla ya no salió de tu boquita ni un momento. Empecé a forzar tu mamada lentamente, cada vez más y más profundo hasta que notaba que llegaba a tu garganta y te arrancaba una pequeña arcada. La situación me estaba poniendo terriblemente cachondo … tenerte así sometida, de rodillas frente a mí chupándomela era algo increíble.

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“Vamos, Esti, no me seas zorrita que seguro has chupado ya unas cuantas pollitas. Tienes que demostrarme cómo te la comes hasta el final. Vamos … quiero notar tu lengua lamiéndome los huevos y quiero notar lo estrechita que tiene la garganta un yogurín de 18 añitos. ¡¡Vamos joder!!”.

Cogiéndote bien fuerte por el pelo empecé a darte caña en la boca. Te follaba mientras tus ojos se clavaban en los míos … era algo terriblemente excitante ver tus ojos con alguna lágrima por las arcadas mientras mi polla violaba tu preciosa boca.

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“Ven aquí zorrita. Te voy a enseñar cómo se mama una polla hasta el fondo”, dije sacándote la polla de la boca a la vez que te incorporaba sujetando con una mano tus dos brazos en la espalda.

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“Déjame hijo puta, no me toques cabrón. Déjame”, decías sin demasiada convicción ni ganas por escapar de aquella situación.

Así sujetándote los dos brazos a la espalda con una de mis manos, tus pechos se marcaban de manera completamente irresistible en la camisa blanca del uniforme. Mirándote a los ojos, esos preciosos ojitos color de miel con lágrimas por las arcadas de la anterior mamada, empecé a soltarte los botones de la camisa. Uno a uno, aguantándote la mirada.

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“Sabes que estás muy buena … ¿a que sí?”.

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“¡No me toques cabrón!”.

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“Estas tetitas tuyas me están llamando … me están pidiendo una buena sobada y unos pellizquitos cariñosos … ¿a que sí?”.

Una vez la camisa abierta, quedó a la vista un bonito sujetador blanco de encaje. No pude resistirme ni un momento: con las tijeras que tenía en mi mesa corté el sujetador justo entre los pechos, haciendo que inmediatamente se separasen las dos copas dejando tus senos desnudos frente a mi.

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“Ven aquí zorrita … vaya pezoncitos más vacilones que tienes”.

Sin dejarte responder, mi mano libre cogió con fuerza una de tus tetas a la vez que mis labios se pegaban a los tuyos, metiéndote la lengua lo más profundo que podía. Tu boca se dejaba, tus labios no se cerraron y respondieron a mi beso a la vez que mi boca pegada ahogaba tus gemidos de dolor cuando te cogí el pezón y lo pellizqué suavemente.

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“Pero como te gusta que te dominen Esti … eres una golfilla increíble y te voy a follar como te mereces. Te voy a llenar ese coñito delicioso de polla y vas a gemir como una niñita buena mientras te la meto hasta el fondo. ¿A que sí?”.

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“¡Aggg! … joder, ¡me haces daño!”, pudiste decir en el momento que mis labios estaban despegados de los tuyos.

Disfruté de esa postura comiéndote la boca cuanto quise mientras mi mano libre gozaba de tus pechos preciosos y torturaba de cuando en cuando tus pezoncitos sonrosados … hasta que mi excitación ya no aguantaba más.

Entonces, rápidamente saqué una cinta de embalar que tenía guardada y empujándote contra mi mesa te até las manos a la espalda. Así estabas aún más indefensa y mi excitación subía hasta el punto de tener ya la polla más dura que una roca y con el glande tan hinchado que parecía no entraría nuevamente en tu boquita.

De forma muy acelerada tiré al suelo todo lo que había sobre mi mesa para obligarte a tumbar sobre ella mirando al techo y con la cabeza colgando fuera de la mesa. Los rápidos movimientos habían hecho que tu minifalda se recogiese en la cintura, dejando ver un tanguita rojo que a duras penas cubría tu coñito mientras tus pechos completamente desnudos apuntaban al techo de mi oficina.

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“Pero mira que serás zorra. Te has puesto un tanguita rojo para estar más buena. Ven aquí y abre la boquita otra vez. Vas a aprender hoy a tragar una polla hasta el fondo de esa boca”.

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“No, joder, vale. Aummm, mmhhh, ggggllll, nnngoooo”.

Así con la cabeza colgando fuera de la mesa, mi polla volvió a tu deliciosa boquita y sujetándote por la nuca empecé a darte bien fuerte desde el primer momento. Ver cómo tu garganta se hinchaba cuando te la metía bien hasta el fondo, haciendo que una arcada llenase tu boca de saliva era algo increíblemente excitante. En esa postura violé tu boca todo lo que quise. Forcé tu garganta y te la clavé hasta el fondo, aplastando mis huevos contra tu naríz, haciendo que te retorcieses al no poder respirar. Fui un auténtico cabrón, no hay duda, pero me excitaba tanto ver como respirabas agitadamente cuando te la sacaba para luego volver a metértela hasta el fondo.

Mientras violaba tu garganta hasta el fondo, no dejaba de mirar esos preciosos pechos adolescentes frente a mí. Los pezoncitos estaban duros y no me pude resistir primero a sujetarte por las tetas mientras te follaba la boca y luego a cogerte bien fuerte los dos pezones para seguir metiéndotela hasta el fondo. Así indefensa estabas deliciosa y mi excitación era tremenda. Tenerte de esa manera, sujetándote por los pezones, o por la entrepierna mientras mi polla entraba y salía del fondo de tu boca estuvo a punto de hacerme correr … pero no … quería follarte ese coñito como te había dicho o sea que dejándote sobre la mesa, di la vuelta yo para colocarme en tu entrepierna, en lugar de el tu cabeza.

Mientras tratabas agitadamente de recuperar el aire después de haber tenido tu garganta ocupada por mi polla, arranqué tu tanguita rojo de un tirón, dejando tu monte de Venus exactamente frente a mi … tenías un coñito tan precioso que no pude resistirme la tentación de abrirte las piernas y empezar a comerlo rápidamente: chuparlo, lamerlo, besarlo, recorrerlo con la lengua … eso hizo que tu falta de aire se supliera inmediatamente por gemidos … no sé si voluntarios o no, pero gemidos de placer al notar tu clítoris recorrido por mi lengua.

Estabas mojada, joder y estabas tan rica … tu coñito sabía tan delicioso … que no podía parar de comértelo todo lo rápido que podía. Hasta que en un momento de parón ya no aguanté más, tenía que sentir el calor de ese coñito alrededor de mi polla.

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“Ven aquí zorrita”.

Tirando un poco de tu cuerpo hice directamente que te clavaras en mi polla. No hubo suavidad, sino una penetración profunda y brusca que te arrancó un nuevo gemido. Pero tus ojos habían cambiado de expresión. Esa mirada retadora había desaparecido y ahora era una mirada de sumisión … de verdadero placer sintiéndote tratada de la forma en que lo estaba haciendo. De gata rabiosa habías pasado a gatita en unos minutos.

Te la clavé hasta el fondo del coñito, hasta que no entraba un milímetro más, apretando bien fuerte mis huevos contra tu entrepierna … y así, sin moverme volví a pegar mis labios a los tuyos, volví a acariciar ahora suavemente esos pechos que me volvían loco.

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“Estí … estás buenísima … joder … te voy a follar pero bien folladita. Tienes el mejor coñito que he probado en mi vida … y te está gustando cabrona … tienes ojitos de gatita indefensa y eso me pone muchísimo joder”.

Tras dos o tres minutos así, sin moverme, sintiendo como te sometía y como tu coñito envolvía mi polla durísima … empecé a moverme suavemente, muy suavemente, acariciándote, recorriendo tu rostro con mis dedos, recorriendo tus labios, recorriendo tus pechos con mi lengua, parándome en tus pezones que acariciaba muy suavemente … y empezaste a gemir. No dijiste nada, pero empezaste a gemir … te estaba encantando sentirte así, dominada y follada … te estaba excitando y ya no reprimías tus gemidos. Esos ojitos de miel me estaban volviendo loco mientras me movía. Esa mirada, esa forma de parpadear cuando mi polla te llegaba hasta el fondo, esos labios entreabiertos gimiendo ya abiertamente.

Cuando una de mis manos se colocó sobre tu clítoris y lo masajeó con fuerza mientras te follaba lo más rápido que podía, noté tus espasmos y la expresión de tus ojos nuevamente me volvió loco … te corriste como una zorrita follada como más la gustaba. Yo no  podía más y pasados unos minutos quería correrme, lo necesitaba, quería llenarte de leche.

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“Te voy a llenar de leche Esti … voy a correrme en este coñito tan delicioso que tienes … no te aguanto más joder”.

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“Agg, aggg” gemías sin parar. “No por favor, no te corras ahí … mejor fuera por favor te lo pido joder. No tomo nada, por favor, no te corras joder”.

Tu voz sono realmente de preocupación y aunque tenía unas ganas locas de llenarte el coñito de leche aguanté como pude.

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“Joder Esti … ¿y donde quieres que me corra?”.

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“Fuera por favor, córrete fuera. No te corras ahí dentro”.

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“Joder … elige Esti … fuera no, tiene que ser dentro de ti … en tu boquita en el culito que ya te follé el otro día … vamos elige rubita”

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“Métemela por detrás vamos … fóllame el culito y te corres ahí. Me mola que me den por detrás … vamos”.

Cuando escuché esas palabras no me lo podía creer … “le mola que le den por detrás” … lubriqué con saliva un poquito la estrechita entrada de tu culito a la vez que introducía un poquito uno de mis dedos y levantando tus piernas hasta apoyarlas sobre mis hombros coloqué mi durísima polla justamente en tu culito. Sujetándome la base de la polla para disfrutar aún más el momento empecé a empujar suavemente esa delicia de culo que ayer mismo me había follado.

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“Pero qué culito tienes cabrona … y lo sabes joder … te lo voy a llenar de leche en cuanto te la meta joder”.

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“Mmmhhh … joder métela despacio joder … joder … joder … ¡¡auuuu!!”.

Mi glande atravesó esa estrecha barrera dilatándola de forma increíble, haciendo que ahora sí tu culo quedase a mi disposición para que de un solo empujón mi polla entrase hasta el fondo. Mi excitación era demasiada como para aguantar demasiado así, pero no perdí la oportunidad así, con el culo ya abierto por mi polla de acariciar tus pechos, de besar tus preciosos labios y de mirar esos ojos color miel mientras comencé a empujar penetrándote hasta el fondo

No aguanté mucho … más bien nada follándote el culito e inmediatamente sentí la necesidad imperiosa de moverme rápidamente, sujetándote las caderas follándote durísimo, arrancándote pequeños gemidos hasta llenarte de mi leche. Fue un orgasmo incluso más fuerte que el del día anterior, fue tremendamente excitante tenerte así sometida, aún con las manos atadas, absolutamente indefensa a mi polla … tu frase “me mola que me den por detrás” aún no me la he quitado de la cabeza … joder … creo que voy a follarte el culito todos y cada uno de los días que te de clase. Quiero hacerlo en otras posturas, quiero hacerlo una y otra vez … y lo haré.

La sesión terminó unos minutos después porque querías coger el siguiente autobús. Desaté tus manos y observé como te colocabas en tanga, cómo te quitabas y tirabas a la basura el sujetador cortado, cómo te atabas los botones de la camisa y te vestías lo mejor que podías después de tanto ajetreo.

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“Eres un cabrón profe … me has dejado el culo encharcado”, dijiste con una miradita absolutamente irresistible.

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“Ven aquí, zorrita, tú si que eres una cabrona”. Dije acercándome a ti a la vez que pegaba mis labios a los tuyos y mis dos manos buceaban bajo tu minifalda sujetándote bien fuerte el culo. “Este culito me lo voy a follar todos los días Esti … más vale que lo traigas bien preparado”.

Mi semen empapaba tu tanga y empezaba a gotear … fue tan excitante que casi te vuelvo a sujetar para volverte a follar … pero preferí dejarlo para el día siguiente.

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