Unicamente Mia 5

Espero lo disfruten tanto como yo :D

Capítulo V

Confesiones

  • Tú…- Rin, a medida que miraba al joven frente a ella iba ensanchando aún más la sonrisa.-… ¿Dayu?... ¿Eres tú verdad?

  • Pensé que no me recordarías…- El príncipe la tomó de las manos con cariño, sin apartar la vista de ella, casi sin parpadear.- Estás más hermosa de lo que recuerdo…

Todos habían quedado mudos ante esa muestra de afecto entre los jóvenes. Sin embargo, para Sesshoumaru todo eso no era más que una insolencia y estaba a punto de declararle la guerra al Lord del Norte, por culpa de su atrevido hijo, ese infeliz había osado tocar a su protegida ¡QUÉ NADIE ENTENDÍA QUE ERA SU PROTEGIDA¡SOLO SUYA!

Estaba a punto de avanzar hacia ellos y tomar a Rin para alejarla del hombre ese que no le sacaba los ojos de encima, cuando sintió que alguien lo tomaba del brazo firmemente.

  • No seas torpe… incluso yo sería un poco más delicado con eso Sesshoumaru.- Inuyasha hablaba lo más bajo que podía, pues estando rodeado entre tantos demonios, alguien podría darse cuenta, así que solo dijo lo únicamente necesario, y al parecer su hermano entendió.

  • No sabía que se conocían…- Dijo el Lord del Norte acercándose a su hijo y Rin, que sonreía como un viejo alcahuete ante la muestra de cariño de los muchachos.

  • Así es padre… la Dama Rin y yo nos conocimos cuando éramos muy niños…- Colocó una mano en la castaña cabellera, como tratando de recordar algo.

  • Fue en una ocasión en la que usted también vino a visitar a mi Amo.- Rin intervino, recordando el tiempo exacto en que ambos se habían conocido.

Nadie más existía, solo esos tres ¡No podía creerlo! Estaba siendo ignorado por un par de chiquillos que habían entretenido con sus historias de cómo se habían conocido a nadie más que al mismísimo Lord del Norte.

Ese hombre no había cambiado nada, seguía tan bonachón e incluso ridículo a sus ojos, lo recordaba igual, desde que era un cachorro recordaba que el comportamiento de aquel demonio era el mismo que el que estaba mostrando ahora.

  • Lord Basho.- La voz grave, autoritaria, fuerte e imponente del Lord del Oeste.

  • ¡Oh Sesshoumaru! Perdón… me deje envolver por esta juventud…- Sonrió dulcemente a ambos muchachos y le pellizcó la mejilla a Rin de forma cariñosa.-… estás muy linda muchachita, me alegro que sigas aquí…- Sonrió una última vez.

Esto era la guerra para el Lord del Oeste, y ganaría, como todas las que ya había librado a lo largo de su vida.

Inuyasha se dio cuenta de que su hermano estaba a punto de dejar sin Lord y príncipe a las tierras del Norte, así que decidió abrir la boca para salvar unas cuantas vidas.

  • Creo que será mejor que los tres fuéramos a hablar a tu despacho Sesshoumaru.- ¿Y desde cuándo Inuyasha había aprendido a hablar como el hermano¡Ya hasta comenzaba a dar órdenes!

  • Sí.- Sesshoumaru miró a la única persona, o más bien demonio, que creía podría vigilar a Rin de ese maldito príncipe.

Jaken entendió a la perfección y lo más rápido que pudo ya se encontraba cerca de la niña tonta esa, que ponía de mal humor a su Amo bonito, seguro y se quería comer a ese… hanyou.


Ya en el despacho, los únicos que parecían discutir plenamente sobre el tema por el que la gente del Norte había llegado de visita, eran Inuyasha y Lord Basho, pues Sesshoumaru estaba en otros asuntos. Hacía mucho que se mantenía en silencio, agudizando los sentidos para percibir el olor de esos tres: demonio sapo, su protegida y el hanyou infeliz.

  • Me molesta totalmente… tanto tu madre como mi esposa fueron humanas, y no acepto esto de ninguna manera.- Dijo a al medio demonio perro que se encontraba atento a su conversación.- Sesshoumaru tenemos que hacer algo.- Ahora se dirigió al Lord.

  • Claro…

  • ¡Hijo! Me temo que no estás escuchando ¿sucede algo?

  • Yo solo diré una cosa.- Dijo para disimular, al menos ya sabía que Jaken no se había separado de ella en ningún momento.- No permitiré que este tema, que a mi parecer, es ridículo y sin sentido, afecte la paz de mis tierras.

  • Tú eres un Lord respetado Sesshoumaru… la idea del Lord del Sur es estúpida… ya eso de la sangre pura es del pasado… tu padre y yo demostramos que los humanos y demonios podemos convivir e incluso unirnos como parejas… Inuyasha… ¿Aquella mujer que nos recibió es tu esposa verdad?

  • Así es.

  • Muy bella hijo, te felicito.

  • Gracias.

¡Estúpido Lord del Sur! Si a ese youkai no se le hubiera ocurrido aquel consenso con las Tierras del Este de evitar más mezclas entre humanos y demonios, él ahora estaría de lo más tranquilo y sin ese hanyou rondando a su hermosa Rin.

  • Si las cosas siguen así.- Continuó Lord Basho.- No podré casarme con Ami… es ridículo… siempre me lleve mal con los del Sur y el Este por esas costumbres que ya no vienen al caso… y ahora… ellos unidos en esta tonta resolución para evitar que existan medio demonios…- Se llevó la mano a la oscura cabellera. Los ojos verdes brillaban de cansancio y preocupación.

  • No podemos hacer una guerra por eso.- Dijo Sesshoumaru.

  • No.- Respondió el Lord del Sur.- Pero tú puedes solucionar esto de alguna manera, todos te temen y respetan hijo, hazlo por tu padre, el desaprobaría esto… y no creo que sea tan difícil, si saben que tienes a una humana como protegida… eso les demostraría a todos que ambas razas pueden convivir sin problemas… se que has mantenido ese tema muy oculto…- Inmediatamente Sesshoumaru lo interrumpió.

  • Es por su seguridad, si se enteraran que es mi protegida, bestias como Naraku por ejemplo- Se silenció un momento, recordando las veces que ese maldito había lastimado o secuestrado a su pequeña.- intentarían lastimarla…

  • Pero él ya no existe, y ya no hay nadie más que sea tan peligroso como él. Preséntala a todos como tu protegida… nadie se atrevería a lastimarla sabiendo quién es, y de paso, callas de una sola vez a los del Este y Sur.

Sesshoumaru lo sabía, todos lo respetaban y temían, él quería ayudar, sabía todo aquello perjudicaría a su hermano, esposa y sobrinos, y a él mismo, pero exponer a Rin así como si nada le daba temor, sí, sentía temor por su pequeña, aunque tuviera a Tenseiga, no estaría jamás dispuesto a permitir que la lastimaran, aunque claro también, y para acabar de una vez con esa estúpida resolución, sería muy bueno que todos se enteraran que la protegida del Lord más temido y poderoso de todas esas tierras, era una humana… su humana…


  • ¿Hanyou?

  • Sí… ¿Eso te molesta?- Los ojos verdes preocupados, mirando a su interlocutora.

  • ¡No, para nada!… los sobrinos de mi Amo son hanyou y su hermano también… a parte… por Kami… yo soy una humana y eso no te molesta...

  • Jamás Rin, respeto mucho a los humanos, te recuerdo que mi madre era humana, y siempre fue fuerte, peleó junto a mi padre en la guerra para destruir a esa bestia llamada Naraku, y aunque murió, mató muchos demonios, lo que nos demuestra una vez más que el poder está en el espíritu.- Se tocó el pecho mientras decía eso. Su expresión era algo triste, pero hablaba con mucho orgullo.- Finalmente… la mató Naraku, por protegernos a mí y a mi hermana, nunca podría menospreciar a los humanos, son capaces de pelear con todas las fuerzas que poseen, aunque no tengan la fuerza sobrenatural de los demonios o hanyous. Los humanos que pelearon junto a mi padre, y mi propia madre, me enseñaron que los humanos son realmente increíbles y que siempre debía respetarlos.

  • Dayu…- Nunca había escuchado tantas palabras hermosas juntas, salidas de un mismo ser. Rin le sonrió, todo lo que dijo la alentaban de alguna manera. Ese joven que hacía tanto tiempo no veía la había hecho sentir tan bien con unas cuantas palabras. Recordaba perfectamente haberse llevado de lo mejor con Dayu desde que se conocieron. Jamás la trató como alguien inferior, y eso era algo que ella sabía apreciar en aquellas criaturas tan poderosas.

  • Me alegro de que tu posición en este castillo haya mejorado Rin.- Ella miró un tanto extrañada a su amigo.

  • ¿Mejorado?

  • Sí…. veo que cargas un pendiente con la media luna, el símbolo de la raza de los del Oeste…

  • ¡Oh! Esto…- Habló acariciando su pendiente.-… Fue un regalo de cumpleaños de mi Amo.- Aquel comentario extrañó mucho a Dayu, que creía que aquel pendiente significaba otra cosa: pertenencia.

  • Ah ya veo… ¿Entonces ha comenzado a cortejarte de la forma humana?

  • P… pues…- ¿Cortejándola¿Pero qué rayos era todo eso? Solo era un collar… ¿o no?

  • Perdón Rin… yo quería saber…

  • No, no te preocupes… yo solo soy la protegida de mi Amo.

Jaken se levantó de pronto, dejando un poco sorprendidas a Kagome y la princesa del Norte, que se habían entretenido en una amena conversación sobre uniones de humanos y demonios.

El demonio sapo caminó la corta distancia que lo separaba de la pareja.

  • Rin….- Se dirigió a ella con mucha confianza, lo que sorprendió mucho a Dayu.- El Amo se acerca.

  • ¡Oh!- Se puso de pie y arregló sus ropas.

Así era. Sesshoumaru, Basho e Inuyasha se acercaban, el semblante de los tres era serio, pero mucho más el de su Amo. Rin de pronto sintió la mirada de él, ese ser que la ponía tan nerviosa, era una mirada pesada, pero contrario a eso, no le molestaba.

Moura apareció de pronto y bajo las indicaciones del Lord del Oeste, se disponía a indicarles sus habitaciones, pues pasarían unos días ahí, a fin de encontrar la adecuada solución que aquejaban a ambas tierras.

Pero antes de marcharse, el hanyou del Norte habló. Para molestia de Sesshoumaru.

  • Espero que podamos pasear en otro momento Rin.- En un acto de galantería, tomó la mano de Rin y la besó con delicadeza. Seguidamente hizo una corta reverencia a Sesshoumaru que bien hubiera aprovechado la oportunidad para cortarle la cabeza.

Sesshoumaru miró a Rin, quien llevaba encima una hermosa sonrisa.

  • Vaya… veo que el príncipe se ha quedado muy sorprendido contigo Rin…- Kagome lo dijo con todas las ganas de molestar a su cuñado.

  • ¡¿Qué dice señora Kagome?! Es solo un amigo a quien no veía hace mucho, y para ser sincera, me alegro de volver a encontrar…es alguien muy amable.

  • ¡Solo Kagome Rin, cuántas veces tendré que repetirlo! Y no seas tan modesta… él no te quitaba los ojos encima…- Quería que Sesshoumaru dijera algo, que gruñera de celos, lo veía en su mirada, pero Rin, si no escuchaba palabras, jamás se daría cuenta, esas actitudes de hacerse los desentendidos era muy similar entre ambos hermanos, y eso al preocupaba, pues Rin era la mujer más distraída que conocía.

Rin, ante tanto comentario, se había sonrojado. ¡Se había sonrojado¡Y no era el Lord quién había provocado ese sonrojo!

Sesshoumaru gruñó algo y se retiró a encerrarse a su despacho.


Estaba en el jardín, esperando a que llegara la hora del almuerzo. Sentía pena por todo, sentía muy distante a su Amo. Por momentos sentía que en sus ojos había algo más que cariño hacia a ella, y en otras ocasiones pareciera que él detestaba su presencia humana.

Ella lo amaba, extrañaba, sentía que ya no soportaría vivir así, con todo eso adentro, le gustaría gritarle que lo amaba ¿Pero qué tal si Sesshoumaru, al enterarse de eso la echaba del palacio? No, quería confesar su amor, pero antes que temerle al rechazo temía que por ello tuviera que alejarse de él, y eso… eso la mataría.

¿Pero por qué la besaba¿Por qué se empeñaba en humillarla de esa forma¿A caso él sabía que ella lo amaba y que se le haría difícil no caer rendida a sus pies? Quizá era eso y solo se estaba aprovechando de ella, pero… se le hacía tan difícil pensar que quisiera lastimarla, él siempre la ha cuidado… pero… entonces… ¿Por qué se comporta así?


El almuerzo fue tranquilo a pesar de verse rodeado por los hijos de Inuyasha, no podía negar que la sacerdotisa los había criado bien.

Todo en orden, bueno eso parecía, hasta que, el príncipe del Norte comenzó a mirar a intervalos a Rin, seguramente tratando de no ser descubierto ¿Pero por quién lo tomaba ese chiquillo¡Él era el poderoso Sesshoumaru!

  • Rin…- La voz de Yuki.-… ¿Podemos jugar después de almorzar?

  • Claro precioso…- Sesshoumaru tenía ante sus ojos la sonrisa más tierna y bella de Rin. Sin duda sería una madre excelente y dedicada, una madre hermosa y admirada… ella se vería divina con sus cachorros… ¿Cachorros?

Sesshoumaru se atoró con lo que comía, era la primera vez que pensaba en cachorros con ella… y… ¡No le desagradaba la idea!

  • Amo ¿Está bien?...- Su mirada dulce y preocupada… qué hermosa era, la más hermosa criatura de todas, así fuera humana, ella era inigualable.

  • Sí…- Sesshoumaru tenía la vista fija en los ojos marrones, tan limpios, sinceros.

  • Rin…- El Lord del Norte tenía que interrumpir su perfecto contacto visual.- Y dime… ¿Te gusta vivir aquí?

  • ¡Claro que sí! Vivo aquí desde que soy muy pequeña, desde mi Amo me salvó.- Hablaba con tanto cariño que incluso el Lord del Norte se sentía conmovido.

  • Ya veo… y… ¿Tienes pareja?

¡Qué¡Cómo se le ocurre preguntarle una cosa así a su pequeña Rin¡ Viejo insolente!

  • ¡Qué cosas dice señor!- Rin estaba colorada y pronto todos comenzaron a reír, todos menos él, el Lord de esas tierras, quien ya tenía en su lista negra a demasiados para su gusto.

Luego de lo que fue una incómoda cena para el Lord, Rin se marchó con los niños a jugar.

El Lord estaba en su despacho solo, claro, hasta que su estúpido hermano llegara.

  • No eres nada disimulado.

  • No se a qué te refieres.

  • Cada vez que alguien se le acerca o le habla demasiado tú te lo quieres comer Sesshoumaru.

  • No molestes.

  • Sesshoumaru… no te hagas el desentendido, tengo una esposa y se perfectamente lo que estás sintiendo.

  • ¡Qué!- ¿Qué sabía ese miserable de lo que él sentía¡Ni él mismo lo sabía! Solo entendía una cosa, Rin era suya, su posesión más bella y preciada y ningún idiota se la quitaría.

  • Sesshoumaru tú la amas.- Él nunca había amado, pero ella, ella era suya, ella era su punto débil.

  • Ella es una huma…

  • ¡Sí, es humana¿Y¡No me digas que esas estupideces de la sangre pura siguen metidas en tu cabeza! Kagome es humana y sin embargo somos felices… solo te diré una cosa Sesshoumaru… que este problema entre las tierras vecinas te sirvan para algo bueno…. Yo estuve a punto de perder a Kagome por mis dudas, y deja de creer que ella esperará por ti toda la vida porque ya más de un rival tienes.

Claro… ¡El príncipe ese de pacotilla, el lobo asqueroso, su propio soldado quizá, incluso el hijo del monje y la exterminadora… su propio sobrino¡ODIABA A TODOS LOS HOMBRES QUE SE LE ACERCABAN!

Un portazo… Inuyasha se había marchado.


Quería verla, le gustaba desde que la había conocido, era tan linda, era una humana bellísima.

Y ahí estaba, jugando con esos cachorros como si fuera uno de ellos.

  • Veo que te diviertes…- Rin y los hijos de Inuyasha estaba en el suelo riendo sin parar, revolcándose en el pasto de lo más felices.

  • ¡Ya niños… basta…!- Su risa divertida era hermosa también.

Yuki se levantó y miró de forma desafiante al príncipe. Todos creían que era un niño pero él se daba cuenta perfectamente del cambio de aroma que el cuerpo de ese joven experimentaba al estar cerca de Rin, entonces, tenía que hacer algo de inmediato.


Dos días habían pasado. Rin estaba triste, pues Sesshoumaru, al tener que atender al Lord del Norte, parecía más distante que nunca. El príncipe por lo pronto, parecía hacerse cada vez más amigo de ella, y si no fuera por él y los cachorros de Inuyasha, ella estaría sumida en la depresión, y para colmo, sentía celos, ya había pillado en más de una ocasión a la princesa del Norte mirando a su Amo como si fuera lo más bello del mundo, y ella… era muy hermosa.

¡Cómo lo odiaba, sabía que estaba con ella¡Por qué se le acercaba tanto! De pronto, percibió algo. El Lord del Norte acababa de retirarse de su despacho para descansar y él se había quedado ahí, muerto de celos… malditos celos… porque eso era… lo sabía… ese estúpido príncipe había venido solo a fastidiarle la vida.

De pronto, percibió un olor conocido.

  • Yuki entra de una vez.

El pequeño hanyou se sorprendió, pero de inmediato llegó a la conclusión de que no por nada su tío era tan poderoso, percibir su aroma no sería nada complicado.

La puerta se abrió lentamente, revelando una pequeña figura.

  • Tío, tengo que hablar contigo muy seriamente.- Era tan igual a su padre… Inuyasha era exactamente igual a esa edad.

La mano del Lord estaba apoyada en su barbilla, mirando con cierta diversión al niño que tenía la expresión de un adulto preocupado.

  • Siéntate y dime.- Ambos se sentaron en unos cojines en el suelo, separados por una mesa.

  • Ese príncipe no me gusta…- ¡Qué increíble sobrino tenía!- Nos quiere quitar a Rin tío ¡yo lo se!…

  • ¿Cómo dices?- De pronto pudo sentir el cambio de olor de su tío, estaba furioso.

  • Sí…- Se había asustado un poco… pero tenía que seguir hablando o ese tipo se llevaría a Rin lejos.- Todo el tiempo le dice que está hermosa… es decir… ella lo es… ¡Pero porqué se lo dice así! Su olor cambia… no me gusta…

Sesshoumaru acababa de procesar todo. Por querer hacerse el disimulado y atender al Lord del Norte, se había alejado de Rin, dándole la oportunidad a ese de quitársela.

  • Rin se pone nerviosa, pero le sonríe y ella me dijo que le cae bien porque es muy amable con ella…

¡QUÉ¡O SEA QUE ELLA SENTÍA ALGO POR ESE INFELIZ¡NO¡NO LO PERMITIRÍA¡Maldición! Hoy mismo aclararía todo, hoy mismo demostraría su poderío y ese maldito… si pudiera lo mataría en ese mismo instante.

Le soltó unas palabras tranquilizadoras a su sobrino, que parecía que odiaba casia igual que él a Dayu.


La verdad era todo muy extraño ¿Para qué la necesitaría él a ella?

Tocó la puerta de su despacho, y su voz le dio permiso a entrar.

  • Buenas tardes Sesshoumaru… bueno… aquí me tienes.

  • Bien… toma asiento.- Pensó un momento. Tenía que hablar con alguien, y quién mejor que ella.- Kagome… yo…- ¡Él, el poderoso Lord estaba tartamudeando!

  • Es sobre Rin ¿verdad?- Al parecer todos se daban cuenta, con razón su estúpido hermano se había percatado de eso también… pero eso no era muy bueno entonces.

  • Sí.- Mejor sincerarse, a ella le preguntaría todo.

  • Vas a hacerla tu pareja ¿no?- ¡Pero esa mujer le hablaba con unas confianzas, y para colmo, era adivina!- Será mejor que te apures o en cualquier momento ese príncipe viene a pedirte permiso para cortejarla… lo he visto y es muy insistente… afortunadamente Rin es despistada y por lo mismo, no sabe nada de lo que pretendes con ella.

  • ¿Tan notorio soy?- De pronto las palabras de aquella mujer lo preocuparon y decidió sincerarse, tener todo guardado en el fondo de su ser, no era algo muy agradable que digamos.

  • Para mí sí… y para Inuyasha… los demás no se… pero lo que si se es que Rin está muy cómoda con las galanterías de un príncipe apuesto como lo es Dayu.

  • ¡¿QUÉ DICES?!

  • No grites… y entiende que ella es una mujer, o hembra… o como sea… el hecho es que a todas nos gusta que nos digan cosas lindas y ese Dayu sí que sabe como halagarla… está muy interesado en ella Sesshoumaru… y tú, indirectamente, les has permitido a él acercarse cada vez más a ella.

  • No quiero lastimarla Kagome… yo soy un youkai, y ella una humana muy joven.- Sus palabras le llegaron al corazón, el tono en que las dijo, ahora lo comprendía todo, ella sabía a lo que se refería, así que se encargaría de ayuda a ese cuñado suyo que al parecer tenía tantos miedo como la propia Rin.


Kagome acababa de llegar a la habitación que compartía con Inuyasha durante esos días en el castillo y no podía ocultar su incomodidad al ver que la cara de su marido no era precisamente de felicidad.

Como sus cachorros estaban ahí, decidió esperar para preguntarle la razón de esa extraña actitud. Inuyasha jugaba con ellos, pero le lanzaba miradas furtivas a su mujer. Finalmente, y después de tanto jugar, los cachorros se marcharon a dormir a la habitación que compartían, cerca de la de sus padres.

Estaba algo cansada, así que decidió ponerse algo más ligero. Inuyasha ya estaba sentado en la cama, con los pantalones puestos y el dorso descubierto, como siempre.

  • ¿Te pasa algo mi amor?- Se sentó a su lado.

  • Tú sabrás.

  • ¡No comiences con las indirectas Inuyasha!

  • ¡Y tú no olvides quién es tu esposo, a mí no me puedes ocultar nada!

  • ¡No entiendo nada!

  • ¡Ah no¡Pero si has estado encerrada con Sesshoumaru toda la tarde en su maldito despacho!

Kagome no se lo creía, sabía que tenía un marido muy posesivo ¡Pero con el hermano¡Esto ya era el colmo!

  • Inuyasha…- Quería gritarle, golpearlo por dudar de ella, pero su pose de macho celoso la derretía, así que sin más, y para sorpresa de su marido, soltó el nudo de su yukata, revelando su pecho desnudo. Se acercó a él, y besó sus labios.

  • Kagome…- Lo había tomado desprevenido. Esa mujer, lo volvía loco.- Eres una tramposa… condenada mujer…- La rodeó con sus brazos y la acercó a él, para poder sentir su piel con la suya propia.

  • Mi amor… Sesshoumaru me llamó porque quería saber más de las humanas.- Inuyasha se sorprendió pero sonrió y besó la punta de su nariz con ternura.

  • Lo siento, soy un idiota…

  • Sí, pero aún así te amo…- Besó sus labios con sensualidad mientras él comenzaba a gruñir.

  • Kagome… te amo tanto... - Y más suspiros, mientras ella lo acariciaba con pasión y cariño.


La había pasado bien, pero ahora que ya no estaba distraída, la lejanía de su Amo la golpeaba con rudeza. Deseaba ser una niña nuevamente, para poder dormir con él, que él pudiera abrazarla… lo amaba… tanto…

Se desvistió y se puso algo cómodo, una yukata verde agua muy delgada.

Su Amo seguía en su cabeza, y ante todos sus pensamientos arremolinados, suspiró profundamente.

  • Suspiras por ese maldito hanyou.- La voz firme y furiosa de su Amo casi la mata de un susto. Estaba camuflado en una esquina oscura. Había adorado verla desnudarse, pero ese suspiro lo lleno de ira, pensando que había sido provocado por Dayu.

  • Amo…- Cómo le ponía la piel de gallina que le hablara de esa forma. Seguramente la había visto desnudarse… pero… ¡Kami¡Qué hacía él ahí escondido!

  • Tus ropas huelen a ese hanyou. Te la has pasado todo el tiempo que él ha estado aquí a su lado.- Lo decía con asco, con repugnancia, con una mirada dura.- Tu delicioso aroma se ha visto contaminado por el de ese infeliz.

¿Tú delicioso aroma? Ya comenzaba a hablar aquella parte de él.

  • Amo… yo…

  • Desde hoy te prohíbo acercarte a él.

  • Pero…

  • ¡Ni se te ocurra ponerme peros ni desobedecerme!… tú eres mía…- Ese tono de voz que la hacía sentir demasiado, pero ella no se dejaría humillar.

  • ¡Yo no soy un objeto! Y sí… he estado con el príncipe, porque me agrada y es muy amable conmigo.

  • ¡Qué dices Rin¡Qué sientes por ese maldito¡Habla!

  • Yo…- ¿Por qué le preguntaba eso? Ella, ella que lo amaba a él, todo él. Sus ojos dorados, su voz, su cabello plateado, sus miradas… lo amaba tanto que le dolía. Lágrimas, sin parar.- ¿Por qué me hace esto¿Usted lo sabe y por eso me hace esto, verdad?

¿De qué hablaba¿Y por qué su hermosa Rin lloraba? No, él no quería eso.

  • Rin…- Ese tono de voz de nuevo. Dio unos pasos más, saliendo de la esquina oscura en donde se encontraba, quería abrazarla.

  • ¡No se me acerque¡Ni me hable en ese tono!

  • ¡Rin!

  • ¡Usted los sabe y por eso me humilla¡Usted sabe lo que yo siento!- Le hablaba con dolor, tanto dolor que lo sentía en el aire.

  • Rin…- Trataba de no perder la cabeza ¿Qué le dolía tanto¿Qué era lo que supuestamente sabía él?- Mi pequeña… explícate…- Kami, la amaba, sí ¿Desde cuándo la amaba? No sabía que sus lágrimas podrían dolerle tanto a él.

  • No me hable así… ¡No finja¡Usted lo sabe¡Cree que puede venir y decirme todo eso¡Humillarme¡Ya no lo permitiré!- Ssesshoumaru avanzó rápidamente a ella, tomó su rostro para besarla, pero ella lo evitó y le propinó una cachetada que hizo que el Lord volteara la cara.

Silencio. Ambos se miraban, para Sesshoumaru eso era un claro rechazo, quería gritar y ella… su preciosa Rin, cayó arrodillada al suelo llorando a lágrima viva.

  • Usted sabe que estoy enamorada… que lo amo…- ¿Qué? El Lord estaba confundido, aturdido por sus palabras y la cachetada.- Se ha dado cuenta que lo amo… y sí ¡LO AMO!- Le gritó mirándole a los ojos. Entonces… ¿Ella amaba al hanyou? El pecho le dolía.

  • Entonces… ¿Te irás con él¿Te irás?- Rin no entendió esas palabras, ella estaba en el suelo y de pronto, su Amo, se sentó a frente a ella.

  • ¿Qué? Yo… ¿Usted quiere que me vaya?- Hipaba por el llanto.- ¿Cómo me iré si yo lo amo? No me aleje de su lado…- Su cabeza era un remolino… entonces… Ella… ¿Se refería a… a él mismo?- Permítame estar con usted siempre… no me eche de su lado… yo sabía que al confesar que me había enamorado de usted me echaría…

  • Rin…- Y la abrazó. Ella seguía llorando. Quería brindarle palabras de consuelo a su protegida pero tenía un nudo en la garganta. Quería decirle tantas cosas…

  • No me abandone… no me deje sola…- se aferró a sus brazos, como si estuviera a punto de morir, y él entonces, decidió hablar.

  • Jamás te echaría de aquí…-Besó con una ternura infinita su frente.- Yo te necesito a mi lado.- Y acercó sus labios a los de ella. Rin se sorprendió, quería alejarse de él, evitar que la humillara, pero sentía tan distinto a su Amo, sus palabras, todo, simplemente se dejó llevar.

La abrazó más, la besó más profundamente, con desesperación, buscando su lengua, acariciando su espalda, enredando las garras en el cabello oscuro, aspirando su aroma, ese aroma que no estaba dispuesto a dejar de sentir nunca. Sus labios se la devoraban, sentía en su pequeña, la emoción, pero también la angustia.

  • Rin…- Se separó de sus labios con gran esfuerzo y apoyó su frente en la de ella.- Quiero que decidas.- Rin se sobresaltó, pero él se explicó.- Ven conmigo a mi habitación, sino quieres, sino quieres ser mía, puedes quedarte aquí.

  • Amo… yo…

  • Rin quiero que te quedes conmigo.- Extendió su mano y ella con dudad y temores se acercó. La cargó y la sacó de su habitación. De los aposentos que habían sido suyos desde que llegase al castillo.

Al salir al pasadizo, se dio cuenta que no había nadie, había ordenado a Moura no ser molestado y que nadie debería aparecerse por esa parte del castillo. Abrió la puerta de su habitación, que estaba tan cerca de la de ella y colocó a Rin en el suelo. Ambos estaban frente a frente, en medio de la enorme habitación de Sesshoumaru.

  • No volverás a dormir en esa habitación.- Rin volvió a sentir miedo y ganas de llorar. Sesshoumaru sintió sus dudas y se apresuró a seguir hablando.- Te he sacado por siempre del cuarto que usaste hasta ahora, porque a partir de ahora esta será tu habitación, y aquí y ahora serás mía, por siempre.

Rin se llevó las manos a la boca, para evitar gritar. El Lord se acercó a ella suavemente, la tomó de la mano y la llevo a su cama.

Se sentía nerviosa, quería gritar de felicidad, pero también tenía miedo, miedo de lo que venía.

  • Amo…

  • No Rin… ya no soy tu Amo… tú serás mi hembra…- Sesshoumaru se acercó y nuevamente, sus labios fueron apresados por los de él