Unas vacaciones un tanto inesperadas (1)

4 amigas deciden irse solas de vacaciones a la playa. A la vuelta cada una tiene una interesante historia que contar...

Me llamo Ariadna tengo 18 años y os voy a contar lo que me paso estas vacaciones en la playa. Era la primera vez que me iba de vacaciones sin mis padres y la idea estaba bastante bien. Un hotel, 5 días, 500€ en el bolsillo y las amigas de toda la vida en un sitio diferente. El primer día en cuanto dejamos todo en el hotel bajamos a la playa estábamos súper emocionadas eran nuestras primeras vacaciones en libertad total para hacer lo que más t apeteciera y esa sensación de poder nos gustaba. Llego la noche y teníamos pensado hacer botellón en el piso y luego bajarnos a las discotecas de la playa. Hasta el momento todo iba a pedir de boca, el alcohol corría por mis venas me sentía totalmente desinhibida mis amigas también andaban medio borrachas y teníamos ganas de fiesta así que nos cambiamos y nos bajamos a vivir la noche. Íbamos de discoteca en discoteca hasta que en una perdí de vista a mis amigas al principio creí que se trataba de una broma había muchísima gente y no las encontraba por ningún sitio hasta que me llego el mensaje de Sara diciéndome que se había ido a la discoteca de la otra calle. Yo ya estaba enfadada y decidí volverme al hotel le conteste al sms y les dije que me iba para el hotel. Después de mandárselo salí en dirección al hotel pero el alcohol estaba empezando a hacer mella en mis sentidos no sabia realmente donde me encontraba deseaba desesperadamente encontrarme con alguien para poder pedir ayuda y entonces ahí estaba él fumándose un porro en una esquina con unos colegas mirando mi pequeña estatura con ojos ávidos. Me costo un poco decidirme pero solo tenia eso o perderme buscando ese maldito hotel. Me acerque un poco indecisa ya que al verme acercarme todos se levantaron de la acera, trague saliva e intente no parecer demasiado borracha y les pregunte por la dirección del hotel. Unos pocos empezaron a reírse pero él me miro de arriba a bajo como si le hubiera gustado apoyarme contra la pared y meterme una buena follada...

Pero sin embargo dijo que me acompañaría y me dio el porro para que fumara y eso fue lo que hice, acto seguido se apodero de mi una sensación buenísima como una felicidad sin control ninguno. Mientras caminábamos en busca de su coche no me pregunto como me llamaba pero me dijo que el se llamaba Héctor que tenia 22 años y que era de allí. Se quedo un tanto extrañado cuando le dije que estaba sola con mis amigas de vacaciones, tenia la mirada clavada en mi y yo en su boca y en su cuello, hablamos durante el trayecto en coche hasta el hotel. Yo por no querer separarme de él lo invite a subir a tomarse una copa o algo para agradecerle que me llevara hasta el hotel y el acepto.

Al principio cuando subimos el ambiente estaba cargado de silencio estuvimos dos minutos sin decir nada, harta de ese silencio le pregunte que quería, me pidió un JB con limón y yo fui corriendo a la habitación contigua a prepararlo. Cuando volví al salón ya no estaba entonces buscándolo fui al dormitorio allí tampoco lo vi pero cuando me acercaba a la puerta del baño me vino por detrás y me agarro de las Tetas, inconscientemente el vaso calló al suelo manchando toda la alfombra. Empezó a besarme el cuello, sus manos no paraban de tocarme y yo estaba tan embriagada que ni siquiera me había dado cuenta que estaba quitándome la camiseta, solo me di cuenta cuando note sus dedos trazando caricias en mis duros pezones

Después me tumbo en la cama y empezó a desabrocharme los pantalones. Todo estaba yendo demasiado deprisa para mis mermados sentidos notaba que todo me daba vueltas solo podía sentir sus hábiles manos sobre mí, su boca trazando senderos de besos por todo mi cuerpo como si quisiera saborear cada espacio de mi piel y ver la expresión de placer de mi cara cuando tocaba alguna zona erógena. Entonces le llegó el turno a él empezó a quitarse la camiseta. Nunca en mi vida e vuelto a ver unos abdominales tan bien definidos y un cuerpo tan exquisito tanto a la vista como al tacto y al gusto. Aun me acuerdo de su sabor era como algo salado con toques de colonia en algunas zonas del cuello, descubrí con cierto placer que al pasar la lengua por su nuez me recordaba al capullo de una poya cuando esta dura.

Yo ya estaba muy excitada no sabia nada de él y sin embargo estaba llegando mas lejos que ningún otro chico que hubiera pasado por mi vida hasta esos momentos, él parecía estar dispuesto a continuar con esa dulce tortura y yo ya no sabia que hacer para que me penetrara de una vez. Sabia que me iba a doler pero no me importaba en absoluto y hoy en dia no me he arrepentido ni un solo momento de esa locura. Empezó a jugar con mi sexo ya excitado yo sentía punzadas de deseo, de repente paro y yo emití un gemido ahogado para que no parara, él me miro y sonriéndome me separo mas las piernas y comenzó a jugar con su lengua, dios nunca me he sentido así con otro hombre en mi vida, así estuvo unos minutos penetrándome con los dedos y su lengua jugando con mi clítoris hasta que tuve mi primer orgasmo corriéndome abundantemente en su cara. Decidida a darle tanto placer como él me había dado a mí cogí su pene erecto y empecé a darle pequeños lametones y a trazar círculos con la punta de mi lengua, parecía gustarle porque no dejaba de respirar muy deprisa y entrecortadamente, entonces mas decidida que nunca me la metí hasta lo más profundo que pude, al principio sentí arcadas pero luego conforme mi boca se fue acostumbrando las nauseas desaparecieron por completo dejándome que la metiera completamente en mi boca, el ya estaba a punto de correrse y me dijo que como no parara se correría en mi boca, le impedí que la sacara amarrándolo por el culo y acercándolo mas a mi, entonces se corrió y un abundante chorro de leche calienta calló en cascada por mi garganta y después otro. Jamás creí que me gustara el sabor del semen pero no solo me gusto sino que me quede con ganas de más.

Ambos quedamos tumbados en la cama entre toda la ropa revuelta y al darme cuenta que ni siquiera le había dicho mi nombre le dije que me llamaba Ariadna, estuvimos un rato contándonos nuestra vida, me pregunto que hacia allí con mis amigas y como que me habían dejado sola por las discotecas, yo ya ni siquiera me acordaba de mis amigas seguramente lo estaba pasando mucho mejor que ellas. Le pregunte si quería algo de la cocina a lo que me contestó que no, fui a por algo de comer pues el porro que nos habíamos fumado me había dejado con hambre desde antes que perdiera la ropa y con ello los pocos resquicios de razón que tenia. Si otra chica me contara esto diría que esta loca que como se le ocurriría subir a un desconocido a la habitación del hotel y chupársela como si nada pero en esos momentos no me importo lo que pasara al dia siguiente, estaba harta de ser la "buena" del grupo, la chica ejemplar, la que inspira confianza a los padres... esa noche por fin descubrí como quería ser en un futuro, y no iba a perder la oportunidad de aprender de la mano de ese chico formidable que estaba desnudo y tumbado en mi cama.

Después de esta reflexión volví al dormitorio con un trozo de chocolate (pues era lo único que encontré en toda la habitación. El ya no estaba tumbado en la cama y tampoco lo vi por la habitación, empecé a ponerme muy nerviosa puesto que si se hubiera marchado lo habría visto porque tendría que pasar por el salón. De repente escuche la ducha y me tranquilice un poco, "solo sé esta duchando" me dije a mi misma en voz alta como para tranquilizarme. Estaba tardando demasiado así que me aventure a ver si le había pasado algo. Estaba duchándose muy tranquilamente, como si nadie le estuviera esperando al otro lado, se giro y vio mi mirada escrutadora desde el otro lado de la mampara, cerro el grifo y saco la cabeza y con un gesto de la mano me invito a que lo acompañara. Acorte la distancia con pasos vacilantes y, cuando llegué a la ducha él salió y con mucha parsimonia me despojo de las braguitas y de la camiseta que me había puesto para andar por la casa. Comenzó a besarme el cuello y a manosearme el culo, nos metimos en la ducha y comenzó a succionarme los pezones que a esas alturas estaban tan sensibles que reaccionaban al más mínimo contacto con su cuerpo, luego trazo un camino descendente de mordiscos por mi plano vientre, que es lo más destacable de mi figura, se detuvo a trazar suaves círculos en mi ombligo para después seguir bajando.

Yo estaba enfebrecida, sabia que en cuanto su lengua tocara mi clítoris estallaría en un tremendo orgasmo, pero el paro, salió d la ducha y se seco luego me cogió en brazos y aun mojada me tumbó en la cama para seguir lo que había empezado.

Con un dedo aparto los ya húmedos rizos de mi entrepierna y comenzó a juguetear con mi coño. Yo creía que me iba a morir de placer. Héctor ya me tocaba con una nueva malicia, sabia exactamente donde tocarme, encontraba sin dificultad esos puntos de mi cuerpo que hacían que gimiera desesperada.

CONTINUARA...