Unas vacaciones muy masculinas (7)

La cena continua calentándose con cada nuevo espectáculo hasta que llega Pancho, el ardiente y bellísimo maestro de cocina que la pondrá al rojo vivo y contará el secreto de su éxito avalados por el mayor pene nunca visto por el protagonista.

UNAS VACACIONES MUY MASCULINAS.

Capítulo 7: Lo que no se lleva el viento

Desde que papá se convirtió en un hombre jovial, divertido y sarcástico, siempre dudaba de me tomaba el pelo o no. Pero ante la mirada inquisitiva de éste y Reinaldo, formule la pregunta que ambos esperaban aún con la sensación de que su respuesta me haría sentir el hombre más estúpido del mundo. Y lo hice:

Vamos a ver. ¿Qué tienen que ver la polla de Pancho y la langosta que me estoy comiendo?

En este caso tu padre es totalmente sincero –me contestó el cubano con expresión taciturna- Todos sabemos que las corridas de Pancho y de su equipo de cocineros son fundamentales para que la salsa de la langosta esté siempre en su punto.

Una parte más que fundamental Reinaldo –contestó papá-. Gracias a sus abundantes corridas consigue que la salsa esté siempre en su punto.

Me estáis diciendo que el gran secreto de esta deliciosa crema que cubre la langosta de nuestra cena privada de hoy tiene como ingrediente secreto semen de los cocineros del restaurante.

¿De nuestra cena de hoy, solamente? –contestó papá con cara de sorpresa- El semen de cada uno de nuestros cocineros es el secreto fundamental de nuestros restaurantes y no creo que sea tan grave, ¿verdad Reinaldo?.

Como… pero ¿Habéis perdido el juicio? –contesté intentando que la conversación retomara el juicio- Eso nos puede suponer el cierre de los hoteles.

¿Que te dije? –contestó papá como si la cosa no fuera con él- A que es mi vivo reflejo.

Pero quieres dejar de decir chorradas –contesté irritado- De verdad papá, eres un irresponsable, pero que….

¿Pero que…? .-me cortó Reinaldo con su voz más dulce mientras masajeaba mi espalda para tranquilizarme

Déjame Reinaldo. No lo entendéis esto que estáis diciendo es muy grave, esto nos puede significar

Esto solo significa que no debe hacer demasiado caso a este par de patanes jefecito –retronó una cálida y muy masculina voz a mis espaldas- Siento aparecer así pero estaba acabando de ducharme ahí detrás y he decidido salir a cortaros el juego para que el jovencito Bardagós dejara de padecer por vuestras medias verdades.

Me volví un poco para ver al recién llegado. A dos escasos metros de mí y con el torso desnudo y los pantalones a medio abrochar descubrí al mulatón que hacía unos minutos acababa de ser penetrado en el escenario. El cocinero Pancho era un hombre guapísimo, tenia unos intensos ojos negros ligeramente achinados medía alrededor de 1,75 m, su vientre, de color canela y totalmente lampiño era perfectamente plano y en él se marcaba espléndidamente cada uno de sus desarrollados músculos, su pantalón con la bragueta subida y el botón desabrochado hacía los posibles para ocultar sus desproporcionadas armas masculinas, en la mano derecha llevaba una toalla de baño con el logotipo de nuestra empresa y con la derecha se atusaba su pelo rizado aún mojado de una manera muy sexy.

Papá se levantó de la mesa y se arrojó a sus brazos.

Mi querido Pancho. Cuando deseaba abrazarte.

La verdad Ernest, creí que te habías olvidado del todo de nosotros. Pero, te lo ruego, sepárate de mí. Voy a mojarte.

La verdad, querido, -dijo papá separándose de él con expresión teatral- eso me importa un carajo.

Los dos hombres se rieron a carcajadas con si la célebre frase de Rhett Butler en Lo que el viento se llevó les rememorara un divertísimo recuerdo.

Aleix te presento al mejor cocinero del mundo. Aunque creo que ya conoces varios de sus secretos… - papá divertido tocó levemente la entrepierna del mulato ante lo cual este enrojeció de repente- ¿verdad Pancho?

Es un placer jefecito. –dijo Pancho mientras me besaba en ambas mejillas- No sé lo que habrás hecho a tu padre pero te aseguro que nunca lo había visto tan feliz y tan… como lo decis vosotros… descarado, gamberro

La verdad –respondí- yo, hasta esta mañana tampoco. Creo que es demencia senil. –y de repente vino a mi mente la conversación que manteníamos antes de la entrada triunfal de Pancho- Pero volviendo a lo de la crema, ¿podéis explicarme en que coño estabais pensando?

No te preocupes Aleix –contestó el recién llegado agarrándome ambas manos con las suyas y casi hipnotizándome con su mirada penetrante- Este par de viejos zorros están jugando contigo. Lo del semen es un antiguo secreto de mis antepasados.

¿Cómo? –contesté temiéndome lo peor-

Mi abuelo y después mi padre, fueron cocineros en un conocido restaurante de la Habana. Ambos eran mundialmente conocidos y miles de turistas acudían cada día al restaurante para deleitar sus platos. Yo recogí el testigo familiar cuando tu padre y Reinaldo me sacaron del mundo de la prostitución. Años después, mi padre, que me había repudiado años atrás por mi sexualidad, hizo que me llamaran a su lecho de muerte. Nos abrazamos y nos perdonamos mutuamente y, entonces, ante mi sorpresa, me dijo:

"Hijo, he de revelarte algo importante. Desde hace siglos todos los hombres de nuestra familia han triunfado en ese campo gracias a una habilidad especial y a un secreto que se transmite de generación en generación. Tu has heredado ese don de una manera excepcional como pronosticó la santera de tu abuela cuando aún estabas en el seno de tu madre pero para triunfar en ese campo debes conocer el secreto que me transmitió tu abuelo antes de morir. La cocina requiere toda tu concentración si quieres pasar de ser un buen profesional a un excelente cocinero y nuestra sangre caliente es un gran inconveniente para eso. Por eso desde hace siglos todos los hombres de nuestra familia aliviamos nuestras necesidades sexuales antes de ponernos ante los fogones"

"Papá que coño estás diciéndome –contesté asombrado.

"La verdad hijo mío. En el momento de entrar a la cocina debes debes masturbarte y liberar todas tus necesidades sexuales. Entrarás a tu lugar de trabajo totalmente liberado y podraás desarrollar toda tu creatividad."

Lo ves Aleix –dijo papá riéndose ante mi cara de sorpresa y ante el rubor en las mejillas de Pancho- su semen es el ingrediente principal del menú.

Tras el entierro de mi padre –prosiguió Pancho como si no hubiera oído el comentario de papá- se me ocurrió contárselo a los gamberros de tu padre y Reinaldo que, como ves, aún se burlan de ello siempre que nos reunimos los tres.

Y… esto… ¿funciona? –le pregunté sintiéndome totalmente avergonzado-

Lo hago cada mediodía y cada tarde antes de entrar a la cocina y, si funciona o no debe decírmelo usted. ¿Que le pareció hasta ahora la cena, jefecito?

Esto… Pues la verdad –dije tras zamparme muy expresivamente un delicioso trozo de carne de langosta- Creo que tu padre tenía toda la razón del mundo.

Pues de verdad me alegro que le plazca, jefecito. Y aclarado esto, les ruego que me perdonen señores; veo que ya están terminado la langosta y he de volver a mis fogones. Espero verles a los postres –me besó las manos con dulzura y se dirigió a la puerta de donde había salido no sin antes dirigirse a papá con una sonrisa- No te irás de rositas, papacito –le dijo- tenemos muchas cosas de que hablar y he de regañarte duramente por tus desprecios de los últimos años.

Estaré esperándote con mi expresión más acongojada, Scarlett –contestó papá-

Prepárate Rhett, Esta noche regresaremos juntos a Tara –dijo Pancho mientras cruzaba la puerta de salida con una noble y femenina actitud.

¡Veo que esa anécdota va a dar aún para muchas conversaciones! –dijo Reinaldo tras la salida del jefe de cocina.

Siempre. Desde ese día en que lo llevamos a ver Lo que el viento se llevó y … -ambos se pusieron a reír a carcajadas-

Y… ¿Qué? –pregunté.

Nada, locuras de juventud. Al salir fuimos a un bar del centro –continuó Reinaldo- Habíamos tomado unos cuantos combinados de ron y a lo tonto… ja, ja

Nos dijo –siguió papá, entre risas- que si él hubiera interpretado a Scarlett O’Hara, el personaje hubiera sido mucho más creíble. Nos reímos de él y para demostrárnoslo se quedó en calzoncillos en medio del bar, se acercó a una ventana y nos interpretó, como una verdadera actriz, la escena de la cortina.

El problema era que, aparte de nosotros, en el local estaban tres oficiales del gabinete de Castro y sus distinguidas señoras. –continuó Reinaldo- Tuvimos que remover cielo y tierra para sacarle de la cárcel sin cargos.

Nos reímos los tres a carcajadas y de repente se cerraron las luces de nuevo.

Resumiendo, el tercer plato -unas exquisitas berenjenas rellenas de puré de setas, rape y bogavante- nos lo presentaron de nuevo los cinco bailarines vestidos con un ajustado top y un pantaloncillo muy corto de piel, ambos de cuero violeta, con una versión cantada en directo y en catalán –una pequeña deferencia hacia nosotros- del conocido tema Sobreviviré. Tras varios tocamientos entre ellos, muy bien coreografiados por cierto, sus cincos penes erectos aparecieron por los bajos del minúsculo pantaloncillo y, sorpresa, no dudaron en arrancárselos unos a otros hasta quedar completamente desnudos desde el pecho hacía abajo y continuar rozándose de la manera más impúdica.

El cuarto, un granizado de moras servido sobre un hojaldre de arándanos y queso curado fue amenizado con el tema "You can leave your heat on" de la BSO de 9 semanas y media. Cuando se abrió el telón aparecieron dos hombres bailando tras una pantalla transparente que nos deleitaron con sendos strip-tease muy subidos de tono culminados por una impresionante escena de sexo oral entre ellos.

El quinto plato, un filete tártaro con queso roquefort al aroma de trufa, tomillo y Oporto fue presentado de nuevo por los cinco bailarines imitando el célebre baile en cuclillas del ballet Bolsoi con una particularidad muy homoerótica: bailaban totalmente desnudos sobre cinco imponentes consoladores que se iban introduciendo en sus anos a cada movimiento.

Los postres, pastel de fresas ácidas maceradas al vinagre de Módena con compota de manzana, fue precedido de una maravillosa coreografía para la que sirvieron del Despertar de la primavera de Vivaldi que, en lugar de reflejar el despertar de la vida, reflejaba el despertar sexual de dos de los chicos a manos de los otros tres ayudados de Pancho que exploraban todos los agujeros de sus cuerpos con sus penes inhiestos.

Y, finalmente, los cinco bailarines explotaron al unísono inundando de semen el escenario cuando presentaron el café y los licores bajo las notas de un medley de temas de la BSO de Grease en el cual fueron desnudándose de uno en uno y que culminó, en el momento de la micción, con las notas del muy apropiado We Go Together.

En esta ocasión y tras nuestro gran aplauso a los chicos, el que apareció con el carrito del café y los licores fue el propio Pancho vestido solo con un apretado delantal que, evidentemente, dejaba toda su espalda desnuda al aire y marcaba de manera desmesurada su gran pene erecto de veinte y muchos centímetros.

Señores- dijo teatralmente Pancho mientras se cerraba el telón y se acercaba a nosotros conduciendo el carrito con una mano y acariciando su sexo con la otra- despidan a los bailarines porqué ahora empieza de verdad nuestra fiesta. ¿Café para todos?

No… -rompí el hielo- yo quiero un cortadito.

De verdad que no parecéis nada cortadito. No apartas tus ojos de mi poya, chiquillo.

Un café con una nube de leche –me ayudó papá- En Catalunya lo llamamos "tallat", cortado en castellano.

¿Y que clase de leche desea el señor? –dijo Pancho acariciando descaradamente su pene ante mí.

De momento, si la tienes de vaca o de cabra y preferentemente desnatada – le contesté con mirada pícara respondiendo a su insinuación- Después ya veremos.

Pues el señor será servido… de momento –dijo dejando una taza de café ante mí y depositando en ella una cremosa leche de vaca- Supongo que vosotros, -dijo dirigiéndose a papá y a Reinaldo- como siempre, querréis un café expreso solo.

Exacto Pancho –contestó mi padre- veo que pese a la separación Scarlett se acuerda de los gustos de Rhett.

De eso hablaremos tras el café –contestó fríamente Pancho- De momento tómate tu café.

De nuevo, apareció Heriberto con su cojeo característico y, sin decir palabra, acercó una silla a la mesa para que Pancho compartiera el café con nosotros. Pancho se sirvió una infusión y se sentó con nosotros.

Saboreamos el café compartiendo bromas, explicando anécdotas (ellos tres, yo me limitaba a escuchar y a reírme con ellos) tras las que descubrí su periplo conjunto: Los dos cubanos, como ya he contado, sufrieron diversos ataques y encierros por su homosexualidad. Reinaldo pasó por la cárcel tras ser denunciado por un marine americano de incógnito que lo denunció tras varias sesiones de bondage y, tras varios sobornos, mi abuelo primero y papá, a la muerte de éste, consiguieron sacarle del presidio.

Pancho, gracias a su extraordinaria belleza se convirtió (por obligación) en el amante de un reputado ministro de Castro, felizmente casado de cara a la galería, que le convirtió en su esclavo particular y le obligó a someterse a sus más bajos deseos y a los de sus amigos (muy bajos) hasta que se lo jugó y lo perdió en una partida de póquer frente a papá.

Ya lo ves, hijito, pertenezco a tu padre. El me ganó y soy todo suyo –me dijo Pancho con aire burlón-

Perdona, majo, no te gané a ti, gané tu libertad. Pero ahora mismo me arrepiento de eso –contestó papá haciéndose el ofendido- Creo que voy a devolverte cualquier día de estos.

Ye recuerdo que ya te caducó la garantía–le espetó Pancho- Me sabe mal, Rhett, pero ya no puedes devolverme. Además me regalaste a Reinaldo y te aseguro que en los últimos diez años me ha usado casi a diario.

Como que casi. –contestó Reinaldo haciéndose el enojado- Yo juraría que te he usado a diario.

Ya te gustaría –replicó Pancho- Sabes muy bien que no ha sido siempre así. Como dice Aleix, la edad empieza a hacer estragos.

Lo ves Ernest, te dije que debíamos devolverlo a su dueño antes de agotar la garantía. -contestó Reinaldo divertido mirando a papá.

Pancho se levantó muy teatral y espetó un sonoro beso en los labios a Reinaldo mientras le prometía amor eterno a cambio de que le perdonara todas las infidelidades, mientras su amante se separaba de él bruscamente haciéndose el ofendido. Tras diversos arrumacos que Reinaldo hizo ver que rechazaba, tocamientos indiscriminados entre ambos y una romántica y divertida declaración de amos de Pancho ambos unieron sus bocas en un largo y cálido beso que demostraba lo enamorados y felices que estaban tras muchos años de convivencia en común al frente de la escuela de hostelería.

La conversación fue tomando un aire más serio. Los dos cubanos deseaban conocer cosas de mí y regañaron a papá por no visitarles en los últimos años (a lo que este se escudó, muy sinceramente, en mí), Hablamos de nosotros, de la marcha de la escuela y nuestros hoteles en Cuba y en otros paises… Hasta que Pancho, de nuevo, volvió a reconducir la conversación hacía su parte más divertida con una pregunta muy reiterada a lo largo de esa noche

En serio, Aleix, te felicito! No sé lo que has hecho con el soso de tu papá pero no lo había visto tan feliz, espontáneo y divertido ni la noche en que Reinaldo y yo nos ofrecimos totalmente a él. Y eso que, según él, ése fue el mejor polvo de su vida. Cuando se corrió parecía una fuente.

Tenías razón. Reinaldo –contestó papá totalmente abrumado- No debí ganarlo en esa dichosa partida de póquer.

Si no me hubieras ganado, tu consejo de Administración te capa- contestó Pancho riéndose- Te recuerdo que o me ganabas a mí o perdías tu hotel.

Jugaba sobre seguro, chaval, tenía una escalera de color. En caso contrario, te dejo con el general.

Gracias Ernest, yo también te quiero. –contestó Pancho haciendo caso omiso a papá- Pero vamos al grano. A ver Aleix, a parte de muchas raciones de Viagra, ¿Qué coño le das a tu papá para haberlo rejuvenecido así?

Perdona Pancho, te recuerdo que soy más joven que tu -respondió papá haciéndose el ofendido-

Si 2 añitos menos, pero en nuestra última videoconferencia aparentabas 15 más –le reprendió Pancho- Además, ¿Quién está hablando contigo? Deja contestar al jefecito.

Pancho, si me vuelves a llamar "jefecito" te juro que voy a cortar veinte y pico centímetros de tu cuerpo, y no me refiero a la cabeza -le contesté riendo.

Para tu información, son 27, ¿verdad chicos? –dijo Pancho- Juro no llamarte más jefecito, pero contéstame de una vez. No puedo vivir con esa duda.

Pues, la verdad… -dije haciéndome el interesante- No tengo ni puñetera idea. Que te conteste papá.

Vamos Rhett, díselo a tu Scarlett. ¿Qué te ha hecho Aleix?

A que estarías dispuesto por conocer la verdad –le retó papá.

A todo –dijo Pancho desabrochando su delantal y sentándose desnudo en las rodillas de papá mientras, haciéndose el vergonzoso, intentaba co0n su mano derecha pero sin éxito, tapar sus vergüenzas - Seré todo tuyo de nuevo, con el permiso de Reinaldo, si me revelas el secreto de tu eterna juventud.

Con tu permiso, Aleix –dijo papá estrujando los testículos de Pancho- La verdad… Pues ahí va, el secreto de, como tu dices, "mi eterna juventud", y aunque él quiera quitarse los méritos, reside en el hecho de descubrir que mi hijo es el hombre de mi vida. Lo quiero, lo deseo,… y los sentimientos son mutuos. ¿Verdad, Aleix?

Pancho se zafó del estrujamiento de papá y se sentó desnudo y totalmente inhiesto sobre mis rodillas. Agarró mi mano, la llevó sobre su inmenso pene mientras me desabrochaba el cinturón y introducía su mano en mi entrepierna ante las risas de los cuatro

Aleix, soy todo tuyo. Hazme tan joven y risueño como a tu papá. Te lo suplico.

Busqué zafarme del envite implorando ayuda con la mirada a papá y a Reinaldo. El cubano intentó decir algo pero mi padre lo cortó en seco.

Reinaldo, lo siento. Pero Aleix ya tiene edad para sacarse sus castañas del fuego.

Tienes razón –contestó Reinaldo como si la cosa no fuera con él- que se arregle solito con Pancho.