Unas vacaciones muy masculinas (10)
La cama de la suite se convierte en el escenario del segundo match de la noche de sexo de padre e hijo: y todo se calentará aún más al recibir una invitación para visitar al primo Óscar en Isla Lujuria
UNAS VACACIONES MUY MASCULINAS.
Capítulo 10: Luna de miel en Isla Lujuria
Ya en la suite del ático y totalmente desnudos, volví a tomar la iniciativa. Abrí el primer cajón de la cómoda y saqué los cinco pañuelos de cuello de seda negra que había encargado a Álvaro, el conserje. Lo até de pies y manos a la cama y le vendé los ojos. Él permanecía totalmente callado y expectante cuando empecé a lamer y mordisquear uno a uno los dedos de sus pies para, al cabo de unos minutos, ir subiendo por sus piernas lentamente hasta llegar a la zona de su entrepierna que ya mostraba su tremenda erección de 23 centímetros. Pasé de largo su sexo y proseguí lamiendo detenidamente su ombligo para proseguir lentamente con cada centímetro de sus abdominales perfectamente marcados y me entretuve durante unos minutos en sus tetillas erectas mientras papá jadeaba cada vez con más intensidad, fui subiendo hasta mordisquear sus labios mientras él intentaba besarme sin que se lo permitiera y acabé mordisqueando los lóbulos de sus orejas y le propinaba un intenso masaje capilar, tras lo cual, y muy lentamente de nuevo rehice el mismo camino hasta sus ingles.
Papá luchaba por desatarse de sus ataduras cada vez que mi lengua rozaba su piel y sus jadeos llegaron a la máxima intensidad cuando hundí mi cabeza en su esfínter y comencé a introducir mi lengua en ese delicioso agujero que me había provocado tanto placer 24 horas antes. Papá pareció volverse loco de placer y empezó de nuevo a contraer y descontraer todo su cuerpo mientras gritaba como un loco y luchaba frenético por desatarse.
Levanté mi cabeza para contemplar su cara desencajada mientras él me suplicaba que no parara. Y volví a lo mío, me puse en cuclillas frente a él y me senté de una sola estocada sobre su pene. Reprimí el dolor intenso que me causó la cogida y me concentré en adecuar mi esfínter a la barra de hierro en que se había convertido el falo de papá.
Cuando estuve seguro que ya no podía desgarrarme empecé a introducirlo y sacarlo de mí mientras papá se adecuaba a mi ritmo en la medida de lo posible. El intenso dolor se convirtió en placer que los dos exteriorizábamos jadeando, sudando, acariciando nuestros respectivos con desesperación con desesperación y diciéndonos entre dientes palabras cariñosas y alguna que otra expresión no apta para todos los públicos. El mete y saca se prolongó por algo más de un cuarto de hora aunque tuvimos que descender el ritmo en un par de ocasiones para retardar el placer que esperábamos conseguir en la eyaculación final.
Pasado este tiempo desaté su pie y su mano izquierda y esta vez fui yo quien de un solo golpe le clavé mis 20 centímetros mientras él aullaba de dolor y posteriormente de placer durante mi larga e intensa penetración. Al cabo de unos minutos sentí que mi polla iba a explotar. Papá ya se había desatado totalmente y se masturbaba aceleradamente. Salí de su cuerpo y me tendí a su lado mientras su pene empezaba a soltar copiosos trallazos de líquido blanco que se alojaron en sus bronceados pectorales mientras mi pene comenzaba también a explotar en largos chorretones que llegaron hasta mi cara.
Le abracé mientras nuevos fluidos y nuestro sudor se mezclaban sobre nuestros pechos y empecé a besarle apasionadamente, hasta caer dormido sobre su pecho.
Y así desperté 8 horas más tarde, abrazado a mi padre que dormía aún como un niño. No podía moverle sin despertarle, así que me recreé contemplando la belleza de ese cuerpo perfectamente proporcionado que ahora más que nunca me pertenecía. Mi padre era un hombre extremadamente hermoso y los años de severo cuidado de su cuerpo habían esculpido una musculatura perfecta y lo habían convertido en una especie de dios griego capaz de cautivar a cualquier hombre o mujer de la tierra. Estaba tan orgulloso de él, quería hacer tantas cosas con él, pasar tanto tiempo a su lado
Pocos minutos después su cuerpo empezó a moverse lentamente, abrió los ojos, se encontró con los míos, sonrió y me dijo:
Buenos días, esposo mío.
Buenos días, esposo mío repliqué divertido-
¿Que hora es? dijo totalmente desconcertado
Creo que, desde que te conozco, nunca habías dormido tantas horas seguidas. Son más de las 12.
¿Has pedido algo para desayunar? me dijo-
No creo que nos sirvan el desayuno a esta hora. Tendremos que bajar al bar.
Álvaro nos lo subirá. Llámalo. Me comería una vaca. respondió mientras acariciaba mi pene- El sexo contigo me da un hambre atroz.
Álvaro tiene la mañana libre. No llegará hasta la hora del almuerzo contesté mientras me levantaba- Y ahora que lo dices te recuerdo que si te pones gordo y seboso te pediré el divorcio, querido.
Eres muy superficial, cariño. ¿Espero que eso no se contagie? Ei, no me dejes. ¿A donde vas?
A ducharme. ¿Quieres venir a frotarme la espalda?
¿Tengo otra opción? me dijo con mirada pícara- Pero ¿porqué no lo hacemos en la bañera de hidromasaje del gimnasio?
¿Del gimnasio del hotel? Veo que el sexo te ha reblandecido el cerebro, exhibicionista de
De nuestro gimnasio privado me cortó- Se accede a él desde la terraza.
¿Y ahora me lo dices, cabronazo? Ayer por la mañana me dejaste sólo y no
¿Ayer por la mañana? ¡Ja! se puso serio- Creo que ya hiciste tus buenas tablas de gimnasia con Álvaro y Carlos
¿Estás celoso?
Para nada. Soy un marido muy moderno replicó mientras se levantaba de un golpe- Venga va, coge los albornoces y te enseño el gimnasio.
Cogí los albornoces y un par de toallas del baño y lo seguí en dirección a la terraza. A la derecha de las tumbonas había un caminito de césped que acababa en una pequeña construcción de cristal translúcido. Entramos a la sala llena de máquinas de ejercicios en cuyo centro había una gran bañera de hidromasajes a la cual se accedía por dos pequeñas escaleras de mármol azulado que destacaban sobre el parqué de madera. Papá apretó un par de botones y, mientras la bañera se empezaba a llenar lentamente, me señaló una pequeña cabina de ducha.
Usted primero caballero. Y limpie muy bien los restos de su jerga nocturna.
¿De la mía? Te recuerdo que era tu juerga. le dije mientras cerraba la puerta- Con tus amigotes y tus alocadas ganas de sexo.
Ja, ja, ja.
Unos minutos después y convenientemente duchado, mi adonis se introducía a mi lado en la bañera y al cabo de no demasiado tiempo, y tras diversos besos y caricias, mi pene hacía lo propio en su boca y luego el suyo en mi culo provocando en definitiva que nos tuviéramos que volver a duchar media hora más tarde.
Cuando volvimos a la habitación para vestirnos, llamaron a la puerta y oímos la voz de Álvaro:
¿Puedo entrar señores Bardagós?
Si, Álvaro. -dijo papá mientras arrancaba la toalla que me cubría y se partía de risa cuando el cubano tiró al suelo una bandejita llena de sobres y notas y ambos nos sonrojábamos al unísono.
Veo que los señores han pasado una buena noche
Perdona Álvaro. dijo papá mientras yo pasaba a su lado y le clavaba una sonora colleja- Es culpa de Aleix, es un poco bruto pero resulta que me ha convertido en una persona alegre y jovial
Me alegro de eso señor. contestó el mulato mientras yo me ponía un traje de baño y una camiseta- Acabo de recoger su coche en el restaurante y le traía la correspondencia.
Prohibido trabajar en tres o cuatro días.repliqué- Me lo has prometido.
De acuerdo. Aparca la correspondencia. Si hay algo realmente urgente ocúpate tu mismo Álvaro. ¿Alguna otra cosa?
Si señor, ha llamado su primo Óscar para invitarlo a pasar la nochebuena en su isla.
¿El primo Óscar? dije extrañado- ¿Quién es el primo Óscar?
Luego te lo cuento, querido. ¿Que te parecería pasar la nochebuena en una isla privada perdida de la civilización gozando de una buena compañía?
Bueno -empecé a decir_
Si, puede ser divertido replicó papá Ordena que me preparen el helicóptero para las seis de la tarde Yo mismo lo pilotaré. Y por favor, sírvenos la comida tan pronto como puedas tengo un hambre de mil diablos.
Muy bien señor, la comida ya está lista, se la sirvo enseguida -dijo el cubano saliendo de la habitación.
Repito, ¿Quién coño es Óscar? pregunté-
Bendito primito Me visto en un par de minutos y te lo cuento.
Diez minutos después estábamos sentados en la mesa de la terraza mientras Álvaro servia un copioso desayuno y papá confirmaba a su primo nuestra hora de llegada.
Cuando colgó Álvaro se despedía de nosotros y ante mi cara de insistencia papá me explicó lo que hacía rato que deseaba saber:
Mi abuelo Albert tenía un hermanastro llamado Andreu. Los dos niños se llevaban doce años pero mantenían una excelente relación. Ambos fueron socios fundadores del negocio familiar y lo convirtieron en un imperio financiero que es ahora. Andreu tuvo dos hijos, Pere que murió en un accidente de tráfico y Óscar, el bala perdida de la familia que tiene seis años más que papá. A la muerte de mi abuelo papá se hizo cargo de su parte de la empresa junto con el tío Andreu y tras la muerte de éste con su primo Óscar.
Óscar dedicó todos sus esfuerzos a dilapidar los ahorros de su padre en fiestas, escándalos y tres matrimonios y sus posteriores divorcios hasta que descubrió su verdadera orientación sexual al acostarse por error con un travestido brasileño armado con un pene gigantesco.
Arruinado y con ganas de vivir a tope su homosexualidad, Óscar ofreció a papá su 50% de la empresa a cambio de una escandalosa cantidad de dinero. Éste dio la vuelta a la demanda de su primo y le ofreció mil millones de pesetas al contado y una renta anual vitalicia muy cuantiosa que el otro aceptó sin vacilar.
Unas semana después y tras un crucero por el Caribe, Óscar descubrió finalmente que quería hacer con su vida, con su incontinencia sexual y con sus mil millones de pesetas. Compró una pequeña isla tropical que había pertenecido a una estrella cinematográfica en declive y la convirtió en una lujosa comuna gay, a la que bautizó con el nombre de Isla Lujuria, y donde se dispuso a hacer realidad todas sus fantasías homosexuales.
Papá no quiso nunca hablarme de su primo porqué no sabía como abordar el tema gay conmigo y, sencillamente, no me habló nunca de él. Pero ambos hombres mantenían una excelente relación de amistad -y en alguna visita ocasional de mi padre a la isla de algo más. Dejó de visitarle cuando se hizo cargo de mí pero se comunicaban por carta con asiduidad.
Así pues, después de comer preparamos una pequeña maleta con nuestro equipaje y salimos hacia el aeropuerto. Y una hora y media más tarde, aterrizábamos en Isla Lujuria. Frente a una comitiva formada por tres hombres vestidos únicamente con bañador. Papá saltó del helicóptero y se echó a los brazos del más guapo de los tres, un hombre con un cuerpo tan cuidado como el suyo y la cabeza rapada al cero. Y tras darle un intenso morreo, se separó de él y me cogió de la mano.
Aleix, te presento a mi primo y mejor amigo, Óscar Bardagós.
Joder Ernest dijo el primo mientras me desnudaba con la mirada- veo que tus espermatozoides hicieron un trabajo perfecto con este hombretón.
Eso dicen. Aunque no creas contesté turbado por esa inspección tan poca discreta de cada parte de mi cuerpo- Creo que mi madre también tuvo su parte en eso.
De repente, Óscar me abrazó y agarró sin tapujos mi entrepierna, ante mi estupefacción y las risas de papá y me dijo:
Pues creo que esto es 100% Bardagós.
Veo que no has cambiado ni un ápice en todos estos años dijo papá abrazandonos a ambos-
Al contrario. El sexo aparte de rejuvenecerme es una adicción maravillosa me miró a la cara y viendo mi turbación, me espetó- Estamos en Isla Lujuria querido. Aquí puedes hacer, decir y practicar todo lo que desees.
¡Muy bien! Lo haré. contesté mientras metía mi mano en su bañador- Encantado de conocer a tu Bardagós, primo Óscar. Creo que esto me va a gustar mucho.
Excelente, chaval. Creo que vamos a hacer buenas migas. No te parece Ernest.
Me lo parece rió papá- Y me preocupa.
Acto seguido nos presentó a sus dos acompañantes. Kaleb, su mayordomo marroquí, y Leo, un americano que hacía las funciones de secretario y hombre de confianza. Yo estuve toda la charla posterior admirando al maravillo Óscar. Era tan alto como papá y su cuerpo estaba tan trabajado como el suyo pero recubierto de vello. Su cara angulosa, su mandíbula varonil, sus grandes ojos azules y su sonrisa de oreja a oreja lo convertían en un hombre muy guapo. Sus pies y sus manos eran grandes y mostraban manicuras perfectas. Tenía dos tatuajes, unas palabras escritas en alfabeto oriental daban la vuelta a su antebrazo derecho y ola cabeza de un unicornio que comenzaba en su cintura se perdía bajo el bañador hacia su culo duro como una roca.
Kaleb, por su parte, era una belleza árabe, con facciones muy marcadas. Pese a no medir más de 1,65 su cuerpo era un amasijo de músculos del estilo de los superhéroes de las películas de acción que contrastaba con unas manos y unos pies muy delicados. No era especialmente guapo pero tenía un atractivo salvaje. El bulto que se marcaba bajo su bañador era impresionante y como buen árabe lo sobaba discretamente al menor descuido.
Leo era el súmum de la normalidad. Ni feo ni guapo, de estatura normal, ni gordo ni delgado, su pelo era castaño, sus ojos marrones, su cara inexpresiva, sus pies y sus manos proporcionados Lo único que destacaba en él era el majestuoso tatuaje de una daga veneciana con inscrustaciones que ocupaba todo su antebrazo.
Acabadas las presentaciones, nos dirigimos hacía la casa. Una construcción moderna de tamaño gigantesco a la que se accedía por una especie de claustro en cuyo centro tenía una inmensa piscina con una plataforma central en la que cinco hombres de razas diversas y unos cuerpos desnudos perfectos interrumpieron su orgía sexual por unos minutos para saludarnos y volvieron a ella como si nada. No pude evitar pararme y contemplarles. El tipo del centro y rasgos orientales tenia las pollas de un negro y un tipo casi albino introducidas simultáneamente en el culo a la vez que lamía la de un cubano de tamaño considerable, mientras el otro tipo, un pelirrojo pecoso le lamía la suya.
Bienvenidos a Lujuria, chicos dijo Óscar mientras él y Leo se quitaban el bañador- Kaleb os acompañara a vuestra habitación. Os esperamos aquí en la piscina mientras exprimo un rato a Leo o nos unimos a la fiesta.
Entonces descubrí lo que hacía especial a Leo, su pene, en posición de descanso, mediría un palmo de los míos. El de Óscar tampoco se quedaba atrás era un poco más pequeño que el de papá y lo coronaban un par de testículos muy peludos y de un tamaño majestuoso.
Antes de entrar, a la casa, Kaleb paró frente a la puerta, dejó nuestra maleta en el suelo y se despojó de las chanclas y del bañador. Papá se dio cuenta de mi cara de sorpresa y exclamó.
Es su uniforme de trabajo, hijo. Todos los chicos de Óscar deben pasearse por la casa totalmente desnudos excepto en las grandes ocasiones.
Tu padre tiene razón, Aleix replicó el árabe en un perfecto español mientras se volvía hacia nosotros con un pene semirrecto de diez o doce centímetros de color café y unos testículos perfectamente depilados- mi única dedicación en la casa es hacer realidad todos los deseos, las perversiones y los sueños más calientes de Óscar y de sus invitados sin ninguna reserva ni pudor. Y ahora si hacen el favor de seguirme.
Finalmente y tras cruzarnos con varias decenas de esculturas y cuadros que representaban a hombres practicando sexo, y diversas vitrinas repletas de aparatos sexuales y estimuladores de todas las clases y tamaños, llegamos a la que iba a ser nuestra habitación esa noche.
La pieza era impresionante, presidida por una cama gigantesca con sábanas de seda de color de color carmesí, diversos divanes forrados en ese color, un cuarto de baño con sauna, yacuzzi, solarium y dos cabinas de ducha, un vestidor impresionante repleto modelos de toda clase, la típica vitrina llena de juguetes eróticos y las típicas esculturas de hombres desnudos a la vez que numerosos ramos de rosas de diversos colores. Una vidriera al fondo de la sala, daba a una majestuosa terraza privada con vistas al océano. La cama estaba rodeada de espejos en las paredes laterales y sobre ella había suspendida una grandiosa pantalla de televisión de plasma.
Espero que todo esté a vuestro gusto dijo Kaleb, mientras deshacía el equipaje.
Como siempre, todo perfecto dijo papá mientras aspiraba el aroma de uno de los ramos de rosas- veo que incluso te has acordado de mis flores.
El mérito es de tu primo Óscar.
Si, es verdad respondió papá- Él siempre se acuerda de esos pequeños detalles.
Bueno pues eso ya está dijo el árabe mientras guardaba la maleta vacía.
Gracias por todo, Kaleb le comenté mientras le chocaba la mano- Si necesitamos algo no dudaremos en llamarte.
Estaré esperando esa llamada Aleix me replicó Kaleb mientras abandonaba la habitación balanceando su culo desnudo.
Jo, papá. ¿De verdad Óscar vive siempre así? pregunté_
O mejor contestó- La última vez que estuve aquí me sorprendió con veinte de sus amigos montando una bacanal en la piscina. Me dijo que todo era poco para el hombre más importante de su vida.
Bueno no te pongas tontito respondí- Y vistámonos para bajar.
¿Vestirnos? Desnudarnos querrás decir dijo riendo-