Unas vacaciones maravillosas (1)
Estando de vacaciones en un hotel playero, disfrute de una mujer casada a espaldas de su marido.
UNAS VACACIONES MARAVILLOSAS (1)
Han sido unas maravillosas vacaciones. Como todos los años, suelo irme una semanita solo de vacaciones a un sitio costero y otra semanita con un par de amigos a conocer mundo. Este año mis mejores vacaciones han sido las primeras, la semanita que decidí ir solo a un hotel tranquilito de la costa levantina.
Los primeros dos días fueron normales, playa, piscina, cervecita y cama hasta que observé en la playa a una mujer de 36 años que me hizo despertar mi instinto sexual. Más tarde comprobé que se hospedaba en mi hotel y que pasaba las vacaciones con su marido y su hijo. El cuarto día pasé minuto a minuto fijándome en su cuerpo mientras ésta estaba tumbada en la hamaca o se dirigía hacia la piscina para bañarse. Tenía el pelo negro y rizado, morena ya por los rayos del sol marcándose mucho aquellas partes del cuerpo que no se exponían mucho al sol, axilas, pecho, vientre.... Tenía unos pechos normales, algo caídos por la edad, un culo normal, ni grande ni pequeño pero eso si, nada respingón sino totalmente plano, tenía bastante barriguita pero en general era una chica delgadita y con muy buenas piernas.
Tras ese día, comenzamos ya con las miraditas, y comprobé que ya había notado que yo no hacía más que mirarla.
Llegó la hora de la cena y cuando yo estaba por la mitad, ella pasó por mi lado y sin que nadie se diese cuenta dejó caer un papel encima de mi mesa. Acabé de cenar y ya en la terracita leí la nota:
"Hola, se que pensarás cualquier cosa de mi y que estoy cometiendo una locura pero necesito unas vacaciones locas y como me ha dado la impresión que no haces más que observarme me he decidido a tener esas vacaciones locas contigo. Me gustaría entregarme a ti. Te pido, eso si, discreción total. Mi matrimonio puede estar en juego. Si aceptas, intenta ponerte lo más cerca posible mañana de mi hamaca en la piscina."
Al leerlo mi cabeza ya se volvió loca. Me subí rápido a mi habitación y comencé a imaginarme como sería su cuerpo sin su bikini, como me la follaría, tanto pensé en ello que me tuve que masturbar pensando en ella. Al día siguiente y siguiendo sus indicaciones, conseguí ponerme cerca de ella, tan cerca que me tumbé en la hamaca de al lado. Ella al verme sonrió pero no dijo palabra alguna. Aprovechando un baño de su marido y de su hijo me habló. Me dijo que se llamaba Sonia, que le daba mucha vergüenza la situación y que esa misma tarde, su marido y su hijo tenían alquilada la pista de tenis y que podíamos quedar. Acepté la invitación y le di mi número de habitación para evitar así ser pillados por su marido. Una vez quedado, me levanté y me fui.
Llegó la hora de la cita, yo había recogido la habitación, me había duchado y había pensado durante la siesta que hacer con Sonia. Lo que tenía claro es que la debía dejar satisfecha para tener más raciones de sexo los demás días hasta el fin de mis vacaciones. Estaba ya con el rabo algo duro de tanto pensar en ella cuando llamaron a la puerta. Abrí y era Sonia. Vestía con un bikini totalmente negro y un pareo del mismo color con toques blancos. Estaba preciosa pese a notársele la vergüenza que sentía ya que estaba un poco colorada y nerviosa. La hice pasar y le indiqué para que se sentara en el pequeño sofá de la habitación. La invité a tomar algo y después de hablar durante unos minutos, me acerqué para besar esos bonitos y carnosos labios que tenía. La verdad que era una mujer muy guapa, no llevaba maquillaje, solo algo pintados los ojos. Comencé a juguetear con mi lengua dentro de su boca. Noté que aún estaba avergonzada por lo que fui poco a poco. Comprobé que no tenía mucha experiencia con otros hombres tal y como me había comentado por lo que estuvimos un buen rato besándonos hasta que noté que ya se dejaba llevar. Fui bajando poco a poco con mi lengua, cuello, pecho... mientras con la mano iba recorriendo sus bonitas piernas hasta llegar a su culo. Lo manoseé bien a la vez que con mi boca mordisqueaba sus tetas a través del bikini. Le solté el bikini y vi esos preciosos pezones erectos pidiéndome que me los comiera, así lo hice. Eran unas tetas algo ya caídas pero bonitas, con unos pezones fuertes y duros que degusté durante un buen rato. Cuando acabé con ellos me puse de rodillas en el suelo, dejándola a ella sentada en el sofá. Le quité la braguita del bikini y le abrí bien las piernas. Comencé a besarle y a chuparle sus pies, subí a sus muslos, entrepierna y su ya húmedo coño. Olía muy fuerte y su sabor era muy intenso.
Tal y como había planeado, le comenté si quería que realizara con ella un juego sexual. Ella me lo afirmó con la cabeza por lo que cogí un plátano que tenía preparado, lo pelé y comencé a frotárselo contra su coño y contra su clítoris. Poco a poco fui metiéndoselo en su vagina el plátano intentando no forzarlo para que no se rompiese, conseguí meter casi todo el plátano dentro de su coño y en ese momento comencé a hacer el mete-saca con él. Ella se retorcía de placer y sus gemidos eran auténticos gritos, tanto así que pensé que los que se hospedaban al lado nos iban a escuchar. Ella estaba a punto del orgasmo y tenía miedo que el plátano se rompiese porque después de tanto mete saca, el plátano estaba ya bastante desgastado. Al final, llegó su orgasmo con unos gritos todavía más exagerados y como era de esperar, el plátano totalmente desecho, parte en mi mano y otra parte todo destrozado en el coño de Sonia mezclado con los jugos expulsados por esta en su orgasmo.
Sin más dilación metí mi cabeza entres sus morenas piernas y comencé a lamerle todo su coño ahora con sus labios bien separados. Iba recogiendo con mi lengua trozos de plátano ya calientes que me iba comiendo conjuntamente con sus jugos bastante viscosos. Agarré sus piernas y las coloqué encima de mis hombros y con mis dos manos agarré sus nalgas para levantarle aún más su coño. Le lamía desde su clítoris hasta su ano, introduciendo en éste un poco la lengua. Así estuve un buen rato hasta notar que sus quejidos iban subiendo de tono, en ese momento, metí mi dedo corazón en su ano y chupé con fuerza su clítoris provocando en ella un orgasmo más duradero que el anterior pero con la mismo volumen de gritos. Después de echar en mi boca todos sus jugos me levanté totalmente empalmado y muy caliente y le pedí que me la chupara. Me dijo que no lo había hecho nunca pero no lo parecía. La chupaba con fuerza, como cuando te comes un caramelo aunque no la metía muy adentro. Siguió un rato así hasta que no aguanté más y sin decirle nada, quería eyacularle en su boca, descargué todo mi semen justamente en el momento que ella tenía mi rabo en lo más profundo de su boca. Le provoqué una arcada y se me quedó grabada en la cabeza como le caían hileras de semen por las comisuras de sus labios.
Después nos duchamos y quedamos para el día siguiente a la mañana bien tempranito y así tener más tiempo para disfrutar de nuestros cuerpos. Pero eso os lo contaré en el siguiente relato.
Si quieres contactar conmigo, escribirme a luisu35@hotmail.com , podemos compartir muchas experiencias...