Unas vacaciones intensas (y II)

Mis primeras relaciones con un amigo, segunda parte del relato

A la mañana siguiente nos espabilamos para que Álex no nos pillara abrazados. Esta vez fuimos los primeros en salir para contemplar un bonito amanecer. Nuestros amigos se iban despertando mientras estábamos preparando los desayunos. Sus caras eran la viva imagen de haber trasnochado o no haber descansado lo suficiente. En cambio, la de David y la mía era la cara opuesta de la moneda. Para hoy teníamos programado subir hasta un lago de montaña. Tras un par de horas de pateada conseguimos llegar al lago, de aguas azules y con una vista preciosa. El lugar era encantador y como teníamos todo el día por delante, decidimos tumbarnos a tomar el sol y descansar. Se estaba de maravilla, soplaba una ligera brisa que hacía que el sol no molestara. Estábamos completamente solos y no parecía que fuese a venir nadie más.

- ¿Qué os parece si nos bañamos? – preguntó Javi.

- Estará muy fría. – le contestó Raúl, que como siempre, daba sentencias gratuitas.

- Hace calor y eso nos vendrá bien – Afirmé.

- ¿Quién se atreve a bañarse en pelotas?

Era la voz de David. No sabía si lo estaba diciendo en serio o en broma.

- Si tu vas el primero te seguimos – le dijo Javi.

- Pues vamos allá, pero nos tenemos que bañar todos – Afirmó David.

Desconocía hasta donde estaba dispuesto a llegar pero la idea me había gustado.

- Estoy de acuerdo, pero tú empiezas! – le contesté.

Ni corto ni perezoso se quitó la ropa que le quedaba y con suma rapidez se tiró al agua desde las rocas cercanas donde estábamos tomando el sol. Nadó durante un rato y se acercó a la orilla.

- Ahora os toca a vosotros.

No teníamos opción si queríamos ser serios. Además, no pasaba nada en darse un baño desnudo. Todos nos fuimos desvistiendo y casi a la vez nos tiramos al agua. Estaba helada!, nos pusimos a nadar para poder quitarnos el frío. No tardamos mucho en salir del agua y estirarnos a tomar el sol. La brisa que antes del baño era agradable, ahora era del todo molesta pero pronto el sol nos fue calentando los cuerpos. A mí, además del sol, la vista también me calentaba el cuerpo, sobre todo una parte específica del cuerpo. No tuve más remedio que tumbarme de espaldas porque me estaba poniendo cachondo y la polla se  empezaba a empalmar. Al girarme me percaté que Miguel me estaba observando pero no le presté más atención. Poco a poco la erección fue bajando y pude volver a tomar el sol de cara, pese a que quise mantener los ojos cerrados para que no me volviese a pasar lo mismo. Estuvimos bastante tiempo descansando y cuando tuvimos bastante nos vestimos y volvimos hacia el campamento. Una vez allí tocaba ir a buscar leña, siempre a una pareja distinta y ese día nos toco a nosotros. Cada vez la teníamos que ir a buscar más lejos porque los días anteriores habíamos ido cogiendo la más cercana a las tiendas. Nos fuimos internando en el bosque y cuando ya no estábamos a la vista de las tiendas, David me agarró del brazo, acercó sus labios a los míos y me besó apasionadamente. Le correspondí del mismo modo y después le quité la camiseta. Le besé todo el torso, le bajé los pantalones y los bóxers de una vez y me introduje la polla en la boca. Aun estaba flácida pero fue cogiendo grosor con rapidez, me encantó notar como crecía su polla dentro de mi boca hasta notar aquel capullo como rozaba mi campanilla.

- Chúpamela bien, así….así…ahhhh!!!...ahhh!!!

Con las manos me cogió la cabeza y me marco un ritmo acelerado que provocó unos jadeos seguido de los espasmos típicos de un orgasmo.

- Me corrooo, me corroooo…

Se sacó la polla de mi boca, la dejé abierta sacando la lengua para que toda su leche se pegara en mi cara. El primer disparo salpicó en mi ojo derecho, los otros sí que fueron dirigidos a la boca. Estaba calentita, con ese sabor ácido tan característico pero que tanto me gustaba saborear. David quería corresponderme con la misma moneda pero aunque tenía ganas de que me la comiera, le comenté que sería mejor dejarlo para la noche pues aún teníamos que recoger la leña.

Cuando llegamos al campamento nos increparon por nuestra tardanza. Miguel se acercó para ayudarnos con la leña y cuál fue mi sorpresa cuando me miró y dijo:

- ¿Y esto? – señalando a la camiseta.

La miré y tenía un trallazo de lefa de la mamada que le acababa de hacer a David. El muy tonto no me avisó y yo tampoco me fijé, pero había quedado marcado el trayecto de la corrida y aún estaba fresca. No podía disimularlo, era evidente lo que había en la camiseta.

- Por favor, no se lo digas a nadie – le pedí.

- No lo haré, pero voy a tener que ser recompensado de alguna manera, ¿no crees? – dijo con una sonrisa burlona -.

- Lo que tú pidas pero no les cuentes nada a los demás.

David no estaba de acuerdo como había afrontado la situación, a final de cuentas no habíamos hecho nada malo. Simplemente nos queríamos y no teníamos que dar explicaciones a nadie. Pero ya estaba dicho y tampoco valía la pena darle más importancia al tema.

Aquella noche no hubo tantas risas, ni tampoco final feliz con David en la tienda, no estaba de humor.

Las vacaciones estaban llegando a su fin, tan solo nos quedaban un par de días, así que a la mañana siguiente decidimos que cada cual se tomaría el día libre y que nos volveríamos a reunir por la tarde. Álex, Javi y Raúl se fueron a subir una cima de por allí, Miguel dijo que se iba a visitar un lago cercano y nosotros decidimos tomarnos el día de relax tomando el sol y refrescándonos en el torrente. Eso fue lo que les contamos porque nuestras intenciones eran otras J. Al principio si es cierto que estuvimos tomando un poco el sol pero había bastantes nubes y viento, así que decidimos pasar directamente a la acción. Nos fuimos a la tienda para pasar un buen rato. Una vez estuvimos dentro nos besamos, en la boca, el cuello, los pezones… cualquier parte del cuerpo era apetecible. La ropa iba desapareciendo conforme molestaba. Las pollas estaban poniéndose duras como rocas y teníamos un marcado paquete en nuestra entrepierna. Le palpé la polla por encima del bóxer, me ponía perraco perdido notar aquel capullo por encima de la fina tela del bóxer. Éstas fueron las últimas prendas en quitarnos hasta quedar completamente desnudos. Nos movimos para podernos chupar las pollas simultáneamente, es decir, un 69. La sensación de dar placer y que al mismo tiempo te lo den era excitante, cada cual tragaba el rabo de su amigo hasta llegar a los huevos, que también se iban endureciendo. Le pasaba la lengua por el medio del capullo, por ese marcado frenillo que lo unía al rabo. Fuimos variando de posición, nos abrazábamos, caricias, besos….nos deseábamos con pasión. Esta vez fui yo quien tomo las riendas y puse a David a cuatro patas. Para dilatar su ano empecé por besarle ese culo respingón, le lamía de arriba abajo mientras él hacia contracciones para facilitar mi penetración con la lengua.

- Cómeme el culo, mamón!!! – me decía mientras no dejaba de hacerlo.

Cuando noté que lo tenía preparado, mi polla no tardó en encontrar el agujero y lentamente se la fui introduciendo.

- Métemela toda… así!!!, sigue…sigue…

Cuanto más jadeaba más me excitaba. Lo follaba con todas mis ganas, agarrado por las caderas, mi polla entraba y salía a toda velocidad. Cuando más excitado estaba y notaba como no tardaría en correrme, oí unos ruidos en el exterior. Detuve mis movimientos para cerciorarme si oía más ruidos.

- ¿Qué haces? – me preguntó David - ¿Por qué te has parado ahora?

- Cállate!!, he oído ruidos – le respondí.

- Será algún bicho, venga sigue y córrete que luego me toca follarte a mí.

En ese momento se abrió la cremallera de la tienda.

- Vaya, vaya!!! Que escena más interesante.

Era la voz de Miguel, nos había pillado en plena faena. Nos quedamos alucinados sin articular palabra. Mi polla perdió toda erección y se despegó de David.

  • No temáis, esto va a quedar entre vosotros y yo. Pero para que no hable, me vas a hacer un favor.

  • Quién.., yo?? – le pregunte asustado.

  • Si tu.

No sabía que intenciones tenía pero su cara denotaba que lo tenía pensado desde hacía tiempo. Pronto supimos lo que quería.

  • Yo no soy maricón, así que me conformaré con una mamadita y tú serás el que me la va a chupar. Ni se te ocurra morderla porque te parto la cara.

David se iba a oponer a tal chantaje pero lo detuve a tiempo.

  • No te preocupes, - le susurré al oído – aún nos lo pasaremos bien los tres.

Mientras, Miguel no había perdido el tiempo y ya se estaba quitando los pantalones. Siguió con su slip para dejar libre su polla que ya estaba morcillona. Parecía ser más pequeña que las nuestras pero me daba igual, una polla era una polla y sería la segunda que iba a catar. Empecé lamiéndole el prepucio que escondía un glande rosado que pronto dejé al descubierto. Fui pasando la lengua por él hasta llegar a la tupida mata de pelo púbico que empecé a estirar y jugar con ella. Se notaba que le estaba gustando a Miguel, porque aquel trozo de carne empezó a crecer hasta casi doblar el tamaño inicial. De todas maneras no era tan estética como la de David que era totalmente recta sino que esta tenía una leve inclinación hacia abajo en forma de plátano. Pese a ello, estaba riquísima!!!! Y no iba a perder la ocasión de mamarla así que la empecé a engullir.

David estaba sentado observando la escena, yo miraba la cara de Miguel que parecía estar en otro mundo y David se corroía de envidia por participar. Le guiñé el ojo para que colaborara y le falto tiempo para ponerse detrás y acariciarme el culo. Prosiguió por meterme un dedo pero iba tan salido que rápidamente se puso un condón y  finalmente ensartó aquel pollón tieso y duro como una roca en mi agujero. Al ser penetrado no pude evitar comerme de golpe la polla de Miguel que despertó de sus sueños y se percató de la escena que estábamos montando. No dijo nada, a fin de cuentas se lo estaba pasando bien. David apretaba con fuerza, cada vez el ritmo era más intenso y yo me moría del gusto que estaba experimentando.

  • Ahhhhh, ahhhh, ahhhh….me voy a correr!!

En ese momento Miguel se separó para acabar con la mano y soltar toda la leche que tenía en los huevos. Era más líquida que la nuestra y disparó unos potentes trallazos que salpicaron las paredes de la tienda, mi pelo y por supuesto…toda mi cara!! Pero esto no había terminado; David seguía bombeándome a toda máquina y noté como le venía el orgasmo, cambió el ritmo y empezó a soltar su preciado manjar dentro del condón.

  • Buafff, que pasada!!! – dijo David aún suspirando.

  • Joder, es verdad, ha sido la mejor mamada que me han hecho en la vida – prosiguió Miguel.

  • Gracias, pero…no os olvidáis de algo??? – sugerí.

  • Je,je, tienes toda la razón..aún faltas tú por terminar – dijo David.

  • Bueno..yo me voy que así estaréis más tranquilos – y rápidamente salió Miguel de la tienda, aún desnudo pero con la ropa en la mano.

  • Volvemos a estar solos – le sugerí a David.

  • Si…, y aunque ha estado bien, prefiero estar a solas contigo!! Te quiero!!!

Y me dio un beso que me estremeció todos los pelos, incluso los que aún no me habían salido! Seguidamente me agarró la polla, se la metió directamente en la boca y empezó a mamarla con decisión. Sabía hacerlo de maravilla, le entraba completamente dentro de la boca y hacia unos movimientos que me ponían a cien!. Es por eso que no tardé nada en empezar a notar que me iba a correr. Se separó y abriendo la boca esperó a que llegaran los disparos. Uno, dos, tres….hasta ocho trallazos llegué a soltarle en la cara. Uno le alcanzó el ojo que no cerró a tiempo y tuvo problemas para abrirlo, je, je. Después le besé y le limpié con la boca todo aquel líquido que le había soltado minutos antes. Nos tumbamos y estuvimos un buen rato abrazados hasta que nos quedamos dormidos.

Nos despertamos completamente sudados, hacía mucho calor dentro de la tienda y nos apresuramos a salir. Afuera estaban todos nuestros compañeros, que habían regresado de su excursión. Se nos había pasado la hora de comer y teníamos un hambre voraz, aunque los alimentos que nos quedaban empezaban a escasear. Reunimos todo lo que nos quedaba y aún conseguimos comer bastante. Tras las charlas nocturnas, a medianoche nos retiramos cada cual a su casita. Aquella noche no hubo nada de sexo, pero abrimos los sacos de par en par y dormimos abrazados toda la noche.

Era el último día, tocaba recoger trastos y regresar al punto de partida. Evitamos coger el taxi ya que el viaje ahora era de bajada y al llegar al pueblo se nos escapó el autocar. El próximo salía ya por la tarde así que se nos ocurrió pasar un rato por la piscina municipal y pegarnos un baño. A Raúl no le apetecía bañarse así que nos fue de maravilla. Le dejamos todas las mochilas para que las guardara y el resto nos fuimos a refrescar. Había muy poca gente pero no nos importó, así la tendríamos para nosotros solos. Pasamos por los vestuarios para cambiarnos. Estuvimos jugando, sumergiéndonos y nadando, toda una piscina para nuestro deleite. Avisé a mis compañeros que me iba al wc mientras ellos seguían en sus diversiones. Una vez terminé me estuve esperando un rato en el baño, tenía un presentimiento. Y se cumplió. No tardó en aparecer la imagen de David con una sonrisa en la boca.

  • Te estaba esperando – le dije, mientras me tocaba la polla por encima del bañador.

  • Por eso estoy aquí, para lo que necesites – me respondió mientras entraba en la cabina del wc, que cerré con pestillo una vez estuvo dentro.

  • Ya sabes lo que quiero – y le besé en la boca.

El no perdió el tiempo y se bajó su bañador y el mío. Cogió ambas pollas y las masajeó una contra la otra mientras iban cogiendo forma. Después nos pusimos a pegarnos con ellas como si fueran dos espadas, capullo contra capullo hasta que no pude aguantar más y me senté en el retrete para empezar a mamársela. Chupé y chupé para sacarle brillo a aquel recto mástil que tenía entre mi mano. David apretaba como si me estuviera follando y yo lo miraba como se retorcía de gusto. Mi otra mano tenía mi juguetito al que le iba dando al manubrio para irlo calentando, no podíamos perder tiempo si no queríamos vernos sorprendidos por nuestros colegas.

  • Cada día lo haces mejor, cabrón!! Qué bien la chupas!!.

Estas palabras me pusieron tope cachondo y aceleré mis movimientos. David no tardó nada en correrse en mi cara, varios disparos de espesa lefa me dejaron perdido, pero me encantaba lamer su leche calentita recién ordeñada!. La calentura era tal que mi paja hizo su efecto y me corrí en sus piernas. Era increíble ver como vaciábamos nuestros depósitos cada día y volvían a llenarse de soldaditos listos para ser disparados!. Tras dejarlo todo lo más limpio posible, volvimos a salir por separado, primero yo y tras un buen rato salió David. Nuestros colegas no sospecharon nada pero Miguel volvió a mostrar aquella sonrisa que denotaba que sabía lo que había pasado en el vestuario.

Para que Raúl no estuviera tanto rato solo, nos vestimos y fuimos hasta donde lo habíamos dejado con nuestras cosas. Lo encontramos durmiendo, por suerte nadie había cogido nada.   No tuvimos que esperar demasiado al autocar y seguidamente el tren que nos devolvió a nuestra ciudad. Durante el trayecto del tren, mientras mis amigos echaban una buena siesta, me pasaron muchas cosas por la cabeza. Aquellos días me habían cambiado por completo, había tenido mis primeras experiencias sexuales con otra persona y había sido correspondido. No tenía que temer por expresar mis sentimientos delante de nadie así que cuando nos despedimos unos de otros, mi reacción fue darle un buen morreo  a David delante de todos. Se quedaron de piedra, no se lo esperaban pero me quedé muy a gusto. No fui el único ya que David me abrazó y alargó el beso. Obviamente les estuvimos explicando lo que había sucedido durante aquellos días y estuvieron contentos de cómo nos lo habíamos montado. A partir de aquel día, nuestra relación no había hecho más que empezar.