Unas vacaciones intensas
Mis primeras relaciones con un amigo
Hola a todos. Este es mi primer relato, así que agradeceré vuestros comentarios que me ayudaran para mejorar los siguientes relatos. La historia se basa en un hecho real, aunque los nombres han sido inventados así como algunas de las situaciones, que han sido fruto de mi imaginación.
Me llamo Juan, soy un chico de complexión normal, ojos marrones y con el pelo corto color castaño. Lo que voy a contar me sucedió hace varios años, justo cuando mis hormonas estaban revolucionándose. Todo empezó un caluroso verano, al terminar las clases del instituto decidimos varios amigos pasar unos días juntos por el Pirineo, acampar en algún lugar y desde allí hacer algunas excursiones que estuvieran al nivel de todos los integrantes. Tras proponer a varios compañeros de clase nuestras mini vacaciones, al final conseguimos ser seis los que aceptamos dicha propuesta: Javi era el menor del grupo aunque no lo aparentaba, sus 1,73 mts. de estatura y su musculoso cuerpo hacía que los demás pareciésemos más jóvenes. Álex era el mayor de todos y también su cuerpo lo delataba, iba al gimnasio varios días a la semana. Tenía el pelo largo, ojos marrones y una mirada que no dejaba indiferente a nadie. Era muy alegre, extrovertido y tenía mucho éxito con las chicas aunque no se le conocía pareja. Raúl era todo lo contrario de Álex, siempre con una postura seria, calculadora, metódica. Era alto, rubio, de ojos verdes pero no tenía el éxito con las chicas que tenía Álex. Miguel no iba a nuestra clase pero era amigo de Raúl y se apuntó, el resto no tuvimos ningún problema en aceptarlo en el grupo. Tenía el pelo corto, un tatuaje en el cuello, ojos marrones pero penetrantes, un piercing en la ceja y una incipiente barba. David era el más divertido de la pandilla, siempre estaba sonriendo y haciendo bromas a sus compañeros, sin duda me llevaba muy bien con él y era con el que mejor congeniaba. De estatura normal, su pelo castaño cortado en la mínima expresión, ojos azules y un cuerpo que me tenía descontrolado.
Hacía tiempo que notaba que mis sentimientos no iban dirigidos a las chicas, eso me provocaba un rechazo y un sentimiento de culpabilidad. Con el tiempo acepté que era gay pero no me atrevía a salir del armario. Me contentaba con alegrar la vista los días que había educación física y ver aquellos cuerpos desnudos que me provocaban erecciones que me costaba disimular. Pocas veces me duchaba al terminar las clases, por suerte eran la última clase del día y lo hacía en casa, pajeándome en la ducha recordando aquellos cuerpos que tanto me gustaba ver. Sin duda el de David era el que me llevaba completamente fuera de sí, no sé si él sabía que yo era gay pero siempre se paseaba desnudo delante de mí, con aquella polla morcillona que le tambaleaba de lado a lado mientras se secaba y que no podía dejar de mirar. Cerca del ombligo tenía un bonito tatuaje, eran unas estrellas, un dragón y unas letras chinas que desconocía su significado. Intentaba que no se me notara la fijación con él pero es posible que algún compañero se percatara de mis miradas, no podía evitarlo. David siempre tenía aquella sonrisa entre sus labios, dulces, apetecibles, aquella mirada picarona con esos ojos azules que me volvían loco de deseo, pero me costaba tanto decirle lo que sentía que no tenía más remedio que usar la imaginación y pensar que lo hacíamos juntos. Además, mis posibilidades con él eran prácticamente nulas pues tonteaba con una chica aunque no parecía que les fuera demasiado bien.
Durante los días previos a la salida, nos reuníamos en casa de Álex que era el que tenía más nociones de montaña y el que había tenido la idea de pasar aquellos días de relax al aire libre y sin ningún adulto de por medio. Todos éramos muy responsables (al menos a los ojos de nuestros padres) y pese a que al principio algunos no lo veían con buenos ojos, al final acabaron cediendo todos para dejarnos salir juntos. Los padres de Álex también ayudaron a que el grupo pudiera satisfacer sus ganas de pasar aquellos días en el campo. La logística consistía en coger primero el tren, después un autocar de línea regional y para acabar de acercarnos hasta destino, un taxi todo terreno. De esta manera podíamos acercarnos al corazón de la montaña, aunque eso no nos evitaba tener que hacer una buena pateada. Dormiríamos acampados en tres tiendas, con las parejas definidas de antemano, Alex-Javi, Raúl-Miguel y obviamente David y yo. Tan solo disponíamos de una tienda (la de Álex), mis padres aceptaron comprarnos una a nosotros y la tercera fueron Raúl y Miguel los que se ocuparon de conseguirla.
Llegó el día esperado y salimos cargados con nuestras mochilas hacia la estación de tren. Estábamos contentos, era la primera vez que hacíamos algo semejante y nos parecía una gran aventura. El viaje se hizo largo pero no importaba, por delante teníamos unos días de libertad. Antes de coger el taxi decidimos pasar por un supermercado para comprar cervezas, cada uno cargaría con una botella de litro. Una vez el taxi nos dejó en el sitio indicado, Álex se puso en cabeza del grupo y nos fue guiando hasta llegar al sitio que habíamos planeado acampar. Era idílico, prados verdes, un río cerca para poderse remojar y eso fue lo que hicimos tan pronto terminamos de montar las tiendas. El agua estaba muy fría y como ya era bastante tarde tan solo nos remojamos los pies. Fuimos a buscar leña para hacer un fuego y preparar la cena. La cerveza empezó a correr al igual que las risas, yo me iba conteniendo pero David no paraba de beber y beber, vaya esponja!!! Estuvimos bastante rato charlando, había luna llena y no hacía nada de frío, todo lo contrario. Pero el alcohol no perdona y poco a poco nos fuimos retirando cada uno a su tienda. Mientras nos desvestíamos, no podía evitar mirar el bonito cuerpo de David, me tenía hipnotizado…y él lo sabía. Se quitó los pantalones aparentando hacer un striptease lo que acabó de ponerme a mil. Además, debajo de su bóxer negro se marcaba un buen paquete. Nos tumbamos encima de los sacos pero ninguno de los dos tenía sueño.
- ¿Estás despierto? – me preguntó David.
- Pues claro – le dije – ¿Quieres que hablemos?
- Es que…no sé si ha sido la cerveza o por estar aquí contigo pero…estoy muy cachondo.
Me dejó a cuadros!. Sin lugar a dudas era la cerveza la responsable de estas palabras. Pero el tema me interesaba, así que proseguí para saber hasta dónde estaba dispuesto a llegar.
- Seguro que es la cerveza, has estado todo el rato amorrado a la botella! – le dije – pero eso tiene fácil solución.
- Si tío, necesito hacerme una paja o me explotarán – dijo David – No te importa, ¿Verdad?
Tenía claro que me estaba provocando, y el muy cabrón lo estaba consiguiendo. Me armé de valor y pasé a la acción.
- No, no me importa, - le dije – supongo… que te has dado cuenta que soy gay.
- Hace tiempo que lo sé – dijo – y tú…también me gustas!.
- ¿Eres gay? ¿Y tu relación con Mónica? – Mónica era la chica con la que le había visto tontear.
- Hace días que estamos peleados, pero no te preocupes, no se enterará. Que, ¿te apuntas?
- Eres un cabrón – le dije – sabes cómo excitarme, mira como la tengo de tiesa!
Efectivamente mi polla había empezado a crecer y el bóxer no podía disimular el bulto que gritaba ser liberado de aquella prisión. David se percató enseguida y ni corto ni perezoso me empezó a bajar los bóxers. Esta era la oportunidad que había querido durante tanto tiempo y no estaba dispuesto a echarla a perder. Mi polla al verse libre siguió creciendo hasta llegar a su máxima plenitud, casi los 18 cm. No estoy circuncidado así que David empezó por bajarme el pellejo para dejar el glande al descubierto. Lo hacía con suavidad, era la primera vez que mi polla era tocada por otra persona y nadie mejor que David. Sentía placer por todo el cuerpo, tenía los ojos cerrados para que esa sensación fuera aún más intensa. Quería hacer lo mismo con él pero mis brazos estaban agarrotados, no podía moverme. Al cabo de pocos minutos sentí los labios de David en mi capullo y su lengua recorría desde la punta hasta la base de los huevos, logrando que sintiera un placer que nunca hasta entonces había sentido. Posteriormente se puso la polla dentro de la boca y empezó a sobarla con un claro movimiento masturbatorio. El tío se la tragaba toda hasta llegar a la base, me lamía el glande, me estiraba los rizados pelos de mi polla, estaba jugando con mi juguete preferido. No sé si era su primera vez pero lo estaba haciendo de maravilla. Logré incorporarme y satisfacerle de igual manera que estaba haciendo conmigo. Sobé su paquete por encima de los bóxers, notando como su polla palpitaba deseando ser liberada. Lentamente le bajé los bóxers dejando al descubierto aquella polla que tanto había anhelado durante el curso. Se había rasurado los pelos hacía muy poco tiempo, lo que la hacía aún más apetecible. Tenía que jugar a su mismo juego pero era mi primera vez, así que empecé acariciando su erecto mástil, con un pronunciado capullo que miraba al cielo. Estaba alucinado, no me lo podía creer!, estaba con mi mejor amigo, desnudo junto a él y con ganas de que ese momento jamás terminara. Su polla estaba circuncidada, era mucho más esbelta que la mía, gruesa y con un prominente glande que pedía a gritos ser engullido por mi boca. Me daba miedo no estar a su altura pero no podía fallar, así que cogí su miembro y poco a poco lo fui introduciendo en mi boca. Me detuve durante bastante rato en su glande, lamiéndolo por todas partes, lo que provocaba que David se retorciera de gusto. Reseguí su polla con la lengua hasta alcanzar los huevos, que no dudé en acariciar y chupar. Los engullía notando como subían y bajaban de las bolsas. Tenía a David en mis manos y eso me excitaba, prueba de ello eran las palpitaciones que notaba en mi polla. Volví a subir por su miembro y abrí la boca para engullir aquel pedazo de carne. Al principio me costó un poco tragar aquel duro rabo pero poco a poco fui engullendo cada vez más. David gemía de placer y me agarró la cabeza para marcar el ritmo que deseaba que chupara su polla.
- Sigue así, cabrón… me la estás comiendo de maravilla! Me voy a correrrrrrrr….
Y tan pronto terminó de decirlo, empezó a soltar unos potentes trallazos que se clavaron en mi garganta. Acabé masturbándolo para que terminara de soltar la lefa que tenía acumulada. Me dejó la cara llena de cálido semen, con un sabor que me agradaba.
- Ahora te toca a ti.
Se incorporó y volvió a ponerse mi polla en su boca. La excitación del momento era tal que no tardé nada en correrme en su cara, que había separado un poco cuando notó mis espasmos del orgasmo.
- ¿Te ha gustado? – me preguntó.
- Estoy en la gloria, ha sido el mejor orgasmo de mi vida.
Al poco rato nos quedamos dormidos, completamente desnudos encima de los sacos.
Con las primeras luces me fui despertando. Estaba dentro del saco, todo lo contrario de mi amigo que seguía durmiendo encima. Estuve un buen rato contemplando su cuerpo desnudo, estaba de lado lo que me permitía tener una visión privilegiada de sus bonitas nalgas. Me volví a poner cachondo y prueba de ello era mi pene que se volvía a poner en acción sin poder ni querer evitarlo. No sé si fue casualidad pero David se giró hacia mí y pude ver como tenía su polla morcillona. Tenía ganas de abrazarlo, de sentirlo cerca, notar su respiración pero al ver que seguía con los ojos cerrados, desistí de mis sentimientos para no despertarlo. Fue en vano, ya que a los pocos minutos la cremallera de la tienda se empezó a abrir lo que hizo que David se despertase de golpe, con el intuitivo movimiento de taparse con el saco. Era Álex, nos llamaba para que nos levantásemos a desayunar y poder empezar la excursión del día. Nos vestimos y salimos al exterior donde estaban nuestros compañeros desayunando. El día había amanecido soleado y se preveía caluroso. Pese a ello, decidimos hacer una pateada por el monte, que fue más larga y dura de lo que nos había dicho Álex, pero él estaba acostumbrado a estos trotes. Durante todo el día no me quitaba de la cabeza lo que había pasado la noche anterior, deseaba que el día llegara a su fin para volver a repetirlo. Por la tarde nos fuimos a refrescar en el río, esta vez sí que nos pudimos bañar y tomar el sol en los prados cercanos. Llegó la noche, fuimos a buscar al río el resto de la cerveza que había sobrado del día anterior y volvimos a sentarnos frente al fuego, charlando y bebiendo. Miguel, el amigo de Raúl, era el único que fumaba. El resto no teníamos este vicio pero cuando vimos que se estaba preparando un porro, no pudimos evitar probarlo. Las primeras sensaciones no fueron las deseadas pero poco a poco nos fuimos acostumbrando a su sabor. Tras el primer canuto, se sucedieron otros y pronto llegaron las risas, inevitables, reíamos de todo y de nada en particular. Poco a poco noté que me dolía la cabeza y preferí retirarme a la cama dejando a mis compañeros enzarzados en distintas charlas.
Me costó bastante llegar a dormirme porque mis amigos gritaban y reían sin percatarse que lo que me apetecía más era conciliar el sueño. Dude en levantarme y darles un toque pero decidí que prefería que se lo pasaran bien. Sin darme cuenta, me quede plenamente dormido.
De pronto noté una sensación que tenía muy viva en mi mente. Pensé que era un sueño pero abrí los ojos y pude ver como David me estaba haciendo una mamada en toda regla. Tenía toda mi polla dentro de su boca y con una mano me estaba estrujando los huevos. Cuando vio que había abierto los ojos se detuvo pero le sugerí que continuara. Así lo hizo, me lamía por todas partes, no tan solo la polla sino que también fue subiendo por mi pecho hasta llegar a la altura de mi boca. Nos fundimos en un apasionado beso que lo hicimos durar hasta quedarnos sin aire. Las lenguas se tocaban, nos abrazamos apasionadamente y nos tumbamos en los sacos. David aún estaba vestido, así que lo ayude a despojarse de esas prendas innecesarias en estos momentos. Cuando quedó desnudo de cintura para arriba, le fui pasando la lengua por los pezones que se fueron erizando conforme los chupaba. Fui bajando lamiendo todo lo que se me ponía por delante, tenía todo el cuerpo sin pelo y eso me ponía muy cachondo. Llegué a la altura de la goma de los bóxers, la mordí tirándola hacia abajo para que quedara libre aquella parte que estaba esperando encontrar. Y la encontré, tiesa y dura como me suponía. La masajeé durante unos instantes, primero con las manos para proseguir con los labios. Me noté más cómodo que la noche pasada, menos nervios y más soltura en mis movimientos, aunque me seguía costando tragarme todo aquel rabaco entero. Cuando alzaba la vista lo veía con los ojos cerrados y gimiendo de placer, lo que me animaba a seguir mamándosela con más intensidad. Cuando note que su respiración se empezaba a acelerar, me separó y me dijo:
- Esta noche la vamos a terminar de otra forma.
- Pero….
- Ni peros ni ostias!. Ya va siendo hora que pasemos a la acción.
- Pero si estabas a punto de correrte! – le insinué.
- Esta vez será diferente.
- No irás a…..
- Efectivamente, se que lo estás deseando. Y yo también.
De esta manera, me cogió las manos y me puso en posición para ser penetrado. Las cosas habían llegado demasiado lejos, pero…tenía tantas ganas!. Aquellas pajas en la ducha pensando en él no tenían nada que ver con lo que íbamos a hacer a continuación. Lo había imaginado, lo había deseado, pero nunca pensé que ese sueño llegaría a ser realidad. Tenía miedo, o respeto, pero un día u otro tenía que ser el primero y David parecía tener el control de la situación, así que me dejé llevar.
- No llevamos condones – le dije.
- Eso lo dirás por ti, porque yo ya he venido preparado.
El muy cabrón lo había previsto todo de antemano. Sabía muy bien a lo que había venido y en ese momento yo era su presa. Sabía que me iba a dejar cazar!. Se sacó una crema lubricante de la mochila y se untó los dedos con ella. A continuación empezó a introducirme delicadamente uno de ellos por el ano. Después fueron dos, y tres los que me metió, moviéndolos en mi interior para que gimiera de placer. La dilatación era evidente así que se puso el preservativo y apuntó su polla en mi agujero. Al entrar noté un respingo que pronto se convirtió en puro placer. Poco a poco fue introduciendo centímetros, aquello parecía que no terminaba nunca!, hasta que noté como su pubis se pegaba a mi culo. Empezó a moverse lentamente pero fue aumentando el ritmo y provocó que mis gemidos fueran mucho más sonoros.
- No grites tanto que nos van a oír – me susurró.
- Es que no puedo evitarlo… no pares cabrón….fóllameee!!!
Y como un loco aumentó el ritmo, la tienda se bamboleaba en todas direcciones. Pero me importaba muy poco, mi amigo me estaba follando por primera vez y eso era lo que prevalecía en mis pensamientos. David empezó a gemir y sacó la polla del ano. Se quitó el condón y empezó a masturbarse indicándome que abriera la boca. En pocos segundos salieron disparados trallazos de espesa leche que llenaron mi cara por completo. Me metí su polla en la boca para limpiarle los restos de semen que le quedaban colgando.
- Bufff, que pasada!! – me dijo.
- Joder!!! Me has puesto perdido cabrón! – le dije mientras me reía.
- Y eso no es todo.
- ¿A qué te refieres? – le insinué.
- Lo sabes perfectamente. Ahora te toca a ti.
Se puso en posición de perrito, se separó las nalgas y esperó a que me pusiera la funda. Acto seguido imité sus actos y le lubriqué el orificio aunque lo tenía a punto de caramelo, así que no me lo pensé más y le inserté la polla en el ano. Empecé a moverme, era la primera vez que follaba con alguien y era una sensación fantástica!. Lo cogí por las caderas para asirme mejor, notaba como entraba y salía y como mi capullo rozaba con las paredes de su agujero. Ese roce me provocaba un tremendo placer que no tardó en materializarse. Me corrí dentro llenando el condón de espesa leche.
Después caímos rendidos en los sacos, pero no había sueño pese al estado de relajación que teníamos los dos.
- Ha sido fantástico. – le dije.
- A mí también me ha gustado. Lo has hecho muy bien para ser la primera vez.
- ¿Cómo sabes que ha sido mi primera vez? – le pregunté con un tono algo molesto.
- Lo sé, y eso es lo que importa. Si te sirve de consuelo, también ha sido mi primera vez.
- ¿Y, Mónica? – le pregunté.
- Lo de Mónica era una excusa, a mí siempre me han interesado los tíos, o no te dabas cuenta en los vestuarios?
- Sí, siempre me dejabas con la miel en los labios y al llegar a casa tenía que descargar, jeje.
Se abalanzó y me dio un beso con toda la pasión que uno puede desear.
- Te quiero – me dijo susurrando al oído.
- Yo también David, eres lo mejor que me ha pasado en la vida!.
Y pasamos la noche abrazados un cuerpo contra el otro, tapados con los sacos por encima para no tener frío.